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 Arquitectos

Barclay & Crousse


Ubicación
Lima, Peru
 Autores del proyecto
Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse
 Asistentes
Paulo Shimabukuro, Carlos Fernandez, Rosa Aguirre, Mauricio Sialer
 Área
4900.0 m2
 Año Proyecto
2013
 Fotografías
Cristobal Palma / Estudio Palma
 Ingeniería Estructural
Ing. Raúl Ríos
 Contratista
ALTESA
 Cliente
Comisión de Alto Nivel para la Gestión e Implementación del Museo de la Memoria
 Área Terreno
7,573 m2
 Costo
8’100,000 USD
El Lugar de la Memoria ofrecerá un vasto balcón sobre el mar, una plaza
pública abierta a la ciudadanía y de libre acceso. El proyecto se articula
mediante un recorrido significante que parte desde la vía urbana de acceso,
continúa a lo largo de la visita de la colección y termina con el camino de
retorno a la ciudad, en una sucesión de espacios abiertos y techados que
predisponen al visitante a interactuar activamente con el contenido
museográfico. La responsabilidad con el medio ambiente es asumida por
medio de dispositivos arquitectónicos simples para obtener el confort acústico
y visual así como para lograr la mayor eficiencia en el consumo de agua y de
energía.
EL LUGAR DE LA MEMORIA CONSTRUYE LA MEMORIA DEL LUGAR

Los acantilados de la Costa Verde constituyen el patrimonio paisajístico más


importante de Lima. El proyecto sutura la herida provocada por la
construcción de la Bajada de Productores prolongando con el edificio el
sistema de farellones y quebradas, intentando recuperar las dimensiones
originales de la bajada natural.
El edificio adquiere una dimensión territorial al formar parte de un sistema
topológico de más de 10 Km de longitud, que parte desde el lugar del
proyecto hasta el Morro Solar en el Sur (hacia el Norte los acantilados han
sido intervenidos y no poseen ya ningún rasgo original). El ingreso peatonal al
edificio (la mayoría de los visitantes se desplaza en trnsporte público) se
realiza recorriendo una falla o quebrada creada entre éste y el farellón natural,
reproduciendo así el recorrido que parte de un contexto metropolitano para
llegar a un ambiente natural, característico de las bajadas históricas de la
bahía.

UN EDIFICIO SENSIBLE AL LUGAR: COBIJANDO EL RECUERDO

En un contexto rodeado de vías de alto tránsito y elevados niveles de


contaminación sonora, se propone un edificio que se protege del caos
vehicular para abrirse hacia el farellón que hace parte del lugar de
intervención.
El material de cerramiento del edificio, paneles prefabricados en hormigón armado con
cantos rodados, geometriza la materia constitutiva del acantilado para convertirlo en un
“farallón artificial”. El edificio, opaco hacia el Norte, se abre hacia el Sur con grandes
superficies vidriadas, aprovechando la buena orientación y la protección del ruido. Estos
ventanales generan vistas sobre el farellón, enmarcándolo e integrándolo

conceptualmente a la exposición.

El edificio adquiere una dimensión territorial al formar parte de un sistema


topológico de más de 10 Km de longitud, que parte desde el lugar del
proyecto hasta el Morro Solar en el Sur (hacia el Norte los acantilados han
sido intervenidos y no poseen ya ningún rasgo original). El ingreso peatonal al
edificio (la mayoría de los visitantes se desplaza en trnsporte público) se
realiza recorriendo una falla o quebrada creada entre éste y el farellón natural,
reproduciendo así el recorrido que parte de un contexto metropolitano para
llegar a un ambiente natural, característico de las bajadas históricas de la

bahía.

EL RECORRIDO MUSEOGRÁFICO

El ingreso inicia a nivel de la Explanada de la reconciliación y de la Brecha o


Quebrada. El recorrido museográfico se realiza por medio de una rampa
ascendente, accesible a las personas discapacitadas. A lo largo de dicha
rampa se desarrollan las salas de exhibición constituidas por volúmenes
volados sobre la sala de exhibiciones temporales y la biblioteca, formando
fallas o grietas que hacen alusión a las profundas brechas sociales que dieron
origen a la violencia
El recorrido termina en el Lugar del Congojo, culminando con el (re)descubrimiento del
horizonte y la bahía de Lima, para luego proseguir hacia la ciudad, en caso de los
peatones, o bajar en ascensor al parqueo, en caso de las personas que vinieron en
vehículos privados
ACERCANDO LIMA AL MAR: LARCOMAR

Siempre que voy a Lima me siento irresistiblemente atraído a contemplar su mar. Y es que Lima no
sólo es una ciudad costera, sino que tiene el privilegio de apostarse sobre un acantilado, como un
palco natural, desde donde se puede contemplar un espectáculo que comparten quienes miran al
Pacífico desde el este: el sol ocultándose en el mar.

Larcomar es un espacio ideado para consolidar esa relación entre la ciudad y el mar. Consiste en
una serie de volúmenes y espacios empotrados y desparramándose al borde del barranco,
ofreciendo una dramática secuecia espacial y de vistas controladas hacia el paisaje marino. Es
además, un intento de comunicar (al menos visualmente) la parte superior del acantilado con las
playas 80 m más abajo.
Urbanamente, es un remate espacial que
comunica el centro de Lima a través del eje Tacna-Wilson-Arequipa-Larco con el Parque Salazar
en el Distrito de Miraflores.

Configuración urbana de Larcomar como extremo del


eje definido por la Av. Larco. En una esquina, tras el parque, puede verse la mole sesgada del hotel Mariott. Imagen Google Earth.

El proyecto no nació sin embargo, sin dificultades. El sacrificio de la Concha Acústica de Miraflores
y del emblemático Parque Salazar, un espacio paisajista y pintoresco, aunque un poco venido a
menos en la década de los 90, provocó airadas protestas de los vecinos, intelectuales y artistas,
entre las que destaca un nostálgico y conmovedor ensayo de Mario Vargas Llosa. Los promotores
sostenían que el parque sería modernizado y su superficie ampliada, pero los vecinos replicaban
que se perdería su bucólica tranquilidad y que el parque sería convertido en una jardinera en la
azotea del centro comercial, "un parque artificial sobre una losa de concreto que trata de camuflar
un caballo de Troya comercial, con discotecas, cines, tabernas y coliseos, etc., que se agitará
debajo y que inevitablemente emitirá todo tipo de ruidos y gases contaminantes mediante decenas
de ductos que lo atravesarán."
La antigua Concha Acústica fue demolida
al construirse Larcomar. El tradicional restaurant Rincón Gaucho fue trasladado.

Antiguo Parque Salazar, con un estanque


central. Fotos cortesía de FriendLima.

Aunque es innegable el impacto que la dinámica Larcomar ha causado un impacto que ha


cambiado para siempre la vida de este otrora apacible barrio, por otro lado se ha convertido en un
foco de entretenimiento metropolitano, un icono turístico y un referente de la arquitectura y
paisajismo contemporáneos en el Perú.

CONCEPCIÓN

Larcomar nació gracias a su visionario creador, el arquitecto Eduardo Figari Gold, su promotor y
proyectista principal, quien durante varios años vino la idea de un complejo edilicio bajo el parque,
dominando el mar. La idea evolucionando con el tiempo . Una de as primeras ideas implicaba una
ocupación más agrasiva de la ladera del acantilado, incluyendo departamentos de vivienda
aterrazados con vistas hacia el mar.
Primer proyecto de Larcomar.
Fuente Noticiero 24 Horas, Panamericana TV. Cortesía de Filter

Tras muchas reuniones con promotores, especialistas y tras estudios de mercado a una propuesta
en la que el conjunto constaría de dos partes: un centro comercial bajo el remodelado parque
Salazar y un hotel y centro de convenciones, que en forma de paraboloide de doble curvatura,
servía para vincular la parte superior del acantilado con la zona de playas. Las actividades del
centro comercial, que antes habían estado dispersas formando terrazas, se congregaron
definiendo una gran plaza.

Anteproyecto final de Larcomar,


incluyendo el hotel y el Centro de Convenciones
Foto cortesía de A/mbiente

Entre 1996 y 1998 se culminó la primera etapa del proyecto, consistente en un centro comercial,
estacionamientos y un conjunto de multicines empotrados bajo la plaza. El hotel se programaría
para una segunda etapa. Sin embargo, con la construcción de un hotel 5 estrellas frente a
Larcomar por la cadena transnacional norteamericana Marriott, pareciera que el complejo hotelero
en Larcomar ha visto su construcción postergada por aún más tiempo.
Primera etapa de Larcomar, cuando el
hotel Marriot estaba aún en construcción. Compárese con la primera foto de este post, en la que se puede apreciar la ampliación del
año 2006.
Foto cortesía A/mbiente.

Recientemente, se llevó a cabo una segunda etapa del proyecto que incluye la ampliación de su
área comercial, un local para la exhibición de parte de la Colección del Museo Oro del Perú y un
gimnasio.

EL NIVEL DEL PARQUE.

El remodelado parque Salazar es una plataforma verde ubicada sobre la losa de los
estacionamientos subterráneos, en uno de cuyos extremos se aloja una fuente de agua. Uno de los
aciertos de Figari es convertir este espacio en un gran balcón sobre el mar, sin optar por alguna
definición edilicia del espacio. "Desde el comienzo he tenido una presión muy fuerte de que más
bien hiciéramos grandes despliegues, para que Larcomar fuera visible, para que tuvuera fachada"
recordaba Figari en una entrevista que le hiciera René Poggione.

Planta de Larcomar, nivel


del parque. Imagen cortesía A/mbiente
Vista aérea de Larcomar
Imagen Google Earth

En efecto, en vez de un elemento edilicio que lo delimite, el borde del parque ha sido definido
sutilmente por una serie de pérgolas de madera, cuyas formas curvas se extienden hacia el mar,
haciendo clara alusión a la vocación del edificio.

Los elementos más llamativos en el parque son sin duda las tres chimeneas escultóricas o ductos
de ventilación del estacionamiento, recubiertas de vidrio azulado, cuya forma de cilindro lenticular
ha sido seccionada en diagonal. Vanguardistas para algunos, extraños para otros, lo cierto es que
por su forma y textura originales son elementos de referencia importantes en medio de la
explanada del parque.

Escultórica chimenea de ventilación Al fondo, las pérgolas.


Foto cortesía de arcampiglio

EL NIVEL DE LA PLAZA.

Tal vez el acierto más importante de Figari es su concepción de el espacio comercial como una
plaza que alberga actividades multiuso, una plaza viva, donde la gente puede congregarse a ver un
espectáculo o disociarse para compartir un café, donde el paseo y la tertulia son protagonistas
importantes. Como sugiere Poggione, una plaza latina, que evoca un mercado, en lugar del mall
anglosajón.

La plaza es un espacio alargado, flanqueada en un lado por dos niveles de comercios y abierta por
el otro hacia el mar. Sin embargo, no está completamente abierta, ya que otros volúmenes de
techos curvos controlan las visuales, y su disposición asimétrica le confiere dinamismo,
promoviendo el recorrido peatonal entre la plaza. Ayuda a este dinamismo un elemento cilíndrico
ubicado en el centro de la plaza, cuyo imponente exterior es correspondido con un magno espacio
en doble altura

Planta de Larcomar, nivel de la plaza.


Imagen cortesía A/mbiente

Es precisamente este juego de volúmenes, casi colgando osadamente en el abismo y cuyos techos
se proyectan hacia el paisaje marino lo que le da un carácter de ligereza a todo el conjunto.
Para lograr ese alarde estructural, los estacionamientos, ocultos bajo el parte, forman un papel
fundamental, ya que funcionan como anclajes, anclando todo el conjunto a la roca y desde donde
se descuelga la plaza.
Corte transversal Larcomar. Imagen cortesía A/mbiente

Otro acierto en este carácter festivo de la plaza ha sido la elección de los materiales y colores,
rescatando, con las lonas multicolores, el uso de la madera en escaleras y barandas y las terrazas
a manera de balcones, la tradición arquitectónica del otrora balneario de Miraflores.

Detalle de los volúmenes volando sobre el


acantilado.
Foto C. Zeballos
Departiendo unos traguitos y disfrutando
la vista del mar, durante los meses de verano, desde el Café Café.

Los comercios, por su parte han colaborado con el embellecimiento del conjunto invirtiendo en
notables proyectos de decoración interior, y multiplicando la experiencia sensorial que ya de por sí
el centro comercial ofrece.

Interior de un café.
Foto cortesía de napio

Otro elemento importante son los multicines, no sólo por ser una actividad convertida en un polo de
atracción, sino porque, al estar enterrados y empotrados en la roca, ayudan eficazmente en
comportamiento estructural del conjunto. Al respecto, Fugari recuerda que en la idea original los
cines habían estado en forma de anfiteatro, apoyados en el acantilado, pero al meterlos debajo, el
techo de los cines se convirtió en la plaza, un balcón sobre el mar.
Planta de Larcomar, nivel de los cines.
Imagen cortesía revista A/mbiente

Presonar aquí para ver un video de Larcomar, arropado en la típica neblina limeña de invierno.
Larcomar

Larcomar, Miraflores , Lima

Ubicación Lima, Perú

12°07′52″S 77°01′51″OCoordenadas:
Coordenadas
12°07′52″S 77°01′51″O (mapa)

Dirección Malecon de la Reserva N° 610, Miraflores

Apertura 27 de noviembre de 1998(20 años)

Propietario Parque Arauco

Arquitectos Eduardo Figari Gold

[1]

[editar datos en Wikidata]

Larcomar es un exclusivo centro comercial ubicado en el trayecto final de la avenida Larco en


el distrito de Miraflores en Lima, Perú. Este centro comercial fue inaugurado el 27 de
noviembre de 1998, ocupa un área de 45 mil metros cuadrados y demandó una inversión
aproximadamente de 60 millones de dólares.1 El centro comercial recibe una demanda
promedio de 500 mil visitas al mes y cuenta con 115 locales comerciales.
Índice

 1Infraestructura
o 1.1Distribución
o 1.2Proyectos
o 1.3Controversia
 2Tiendas y servicios
o 2.1Tiendas Comerciales
o 2.2Restaurantes & Cafés
 3Tragedia
 4Referencias
 5Enlaces externos

Infraestructura[editar]
El centro comercial está construido sobre una excavación en la parte superior del acantilado
de Lima y la mayoría de sus espacios se encuentran sobre el vacío, lo cual le da un carácter
flotante. La construcción fue realizada en el sector del Malecón de la Reserva que ocupaba
anteriormente el emblemático y tradicional parque Alfredo Salazar, el cual fue modificado
dando paso a un parque artificial de mayor área, el cual en realidad es la cobertura de los
sótanos de estacionamiento vehicular y multicines. El sistema de ventilación de los
subterráneos se resolvió con grandes "chimeneas" de desfogue que aparecen en el parque
como grandes esculturas de vidrio azulado.
Larcomar es el único centro comercial en la ciudad de Lima que cuenta con un importante
posicionamiento turístico, recibiendo en promedio alrededor de 56,000 turistas extranjeros por
mes por su ubicación en el distrito de Miraflores y su cercanía a los hoteles.
Distribución[editar]
La estructura tiene 2 grandes segmentos: el lado izquierdo, dedicado principalmente a
entretenimiento y restaurantes y en el lado derecho, una segunda etapa en la construcción del
centro comercial que está enfocada a tiendas de moda. En los sótanos del lado de
entretenimiento se encuentran las salas de cine y de teatro. En el sótano del lado de tiendas
de moda se tiene un supermercado y un gimnasio.
El centro comercial cuenta con un amplio estacionamiento de 7 niveles, lo que permite un gran
flujo de público.
Proyectos[editar]
Se tiene en proyecto la construcción de un hotel de cinco estrellas dentro del centro comercial.
Esta construcción se erigiría con bases en la parte inferior de la costa verde al nivel de la
playa, con accesos desde la parte superior de Larcomar.2 El proyecto actualmente se
encuentra en consulta de planos con la Autoridad del Proyecto Costa Verde.
Larcomar, el centro comercial que en estos momentos se encuentra
cerrado por un incendio que lo consume por dentro, está ubicado al final
de la Av. Larco, frente al mar (de ahí su nombre) y sobre la Costa Verde,
en el distrito de Miraflores.

En principio una cuestionada obra parte del entonces alcalde Fernando


Andrade, pues se modificó todo el Parque Salazar para construirlo,
Larcomar costó US$60 millones y fue inaugurado el 27 de noviembre de
1998.

De hecho, hubo muchas protestas en su momento, tanto por parte de los


vecinos del distrito y asociaciones protectoras del medio ambiente. Hasta
Mario Vargas Llosa fue crítico de su construcción:

"No estoy contra el progreso ni la modernidad. Cinemero pertinaz,


aplaudo que ahora haya allí, a los pies del antiguo parquecito, tantas salas
donde ver películas, y restaurantes, y, por supuesto, una librería. Lo que
nunca entenderé, por qué, para construir todo aquello, fue preciso
exterminar aquellos árboles, y secar aquellos jardincillos llenos de
geranios, y reemplazar el césped por el cemento, y convertir aquel vergel
en una explanada sin vida y sin carácter, maculada, además, por dos
espantosas chimeneas que celebran la fealdad, el mal gusto y la
prepotencia arquitectónica, y exhalan malos olores".

¿La solución a las críticas? El diseño apuntó a tener puertas y permitir el


libre tránsito. Sobre esas "espantosas chimeneas" de las que habla Vargas
Llosa cabe precisar que no estaban dentro del plano original, pero fueron
necesarias para ventilar las tiendas del subsuelo.

Larcomar, construida al borde un acantilado en un país de alta actividad


sísmica, ocupa una superficie de 45,000 m2 (su area arrendable es de
26,218 m2) repartidos en cuatro niveles.

Se estima que medio millón de personas visita Larcomar mensualmente


para disfrutar de sus 115 locales comerciales: 17 restaurantes de comida
típica peruana e internacional y más de 70 tiendas de joyería, vestimenta,
artesanías y librerías.
Además también están las 12 salas de cine administradas por Multicines
UVK —afectadas por el incendio—, la sala de teatro de La Plaza Isil,
dos discotecas, el Bowling y una sala de juegos electrónicos.

Algo importante de resaltar es que casi todos los negocios mencionados


en el párrafo anterior se encuentra en los niveles más bajos del centro
comercial, por lo que no hay una buena recepción para dispositivos
móviles (ni señal telefónica ni internet móvil).
En estos momentos el centro comercial es administrado por la empresa
chilena Parque Arauco —también accionista de Mega Plaza—, desde el
6 de julio de 2010, cuando compró las acciones de Graña y Montero,
haciéndose del control de Larcomar.

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