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“Révolution française”

1789-1799
Valentina Antonia Sánchez Vásquez.
8° básico
Entre los años 1789 y 1799 se dio la revolución más importante de la historia, esta
es la revolución francesa, con la cual se realizó cambios radicales, llevando consigo nuevos
cambios en el gobierno, fue un conflicto social y político con diversos periodos de violencia
que convulsionó Francia y por extensión de sus implicaciones a otras naciones de Europa,
dando fin a una monarquía en donde solo beneficiaba a los nobles y dejaban a los otros
habitantes del pueblo quienes morían de hambre. En esta guerra fría uno de los personajes
más importantes es Napoleón Bonaparte, un militar y estadista francés.

Creo el liceo, disminuyo el paro con la construcción de obras públicas, apoyo a la


industria, libero Europa del absolutismo, creo canales para el comercio europeo, establece
leyes que todavía se siguen usando en Francia, derroto a los pueblos tiranos y revueltas
absolutistas, creo estrategias militares con avanzados ataques y defensas, ¿de quién
hablamos?, claramente de Napoleón; es considerado uno de los mayores genios militares
de la historia, ya que comandó campañas bélicas muy exitosas, aunque con ciertas derrotas
igual de estrepitosas. Sus agresivas guerras de conquista se convirtieron en las mayores
operaciones militares conocidas hasta ese momento en Europa, en las que involucró a un
número de soldados jamás visto en los ejércitos de la época.

“Una revolución no es una cama de rosas. Una revolución es una lucha entre pasado
y futuro.” (Fidel Castro). ¿Liberté, Égalité, Fraternité?, ¿Libertad?, el pueblo francés
buscaba y luchaba por su libertad social ya que solo se podía o eran importantes las
personas con mayor poder o con mayor rango de dinero, ¿Igualdad?, Igualdad era lo que
buscaba el pueblo, no solo el bienestar del pueblo, sino también el bienestar de todos, y
por último, Fraternidad, lo que quería la mayoría del pueblo era que todo fuera para todos,
que uno trabajara para todos, no solo para uno. En todo esto ¿Quién fue Napoleón
Bonaparte?, ¿Qué logro?

“El primer deber de un hombre es pensar por sí mismo.” (José Martí). “Liberté,
Égalité, Fraternité”, la frase nació en el transcurso de la Revolución francesa, Apareció por
primera vez en una declaración impresa del Club de los Cordeliers.
Es importante fundamentar que la revolución francesa significó el quiebre del
Antiguo Régimen, régimen en el cual la mayor parte de los países occidentales vivían bajo
el yugo y el dominio de monarquías más o menos efectivas que daban todo el poder al
monarca y poco o nulo poder al pueblo.
La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de
violencia, que convulsionó Francia, En términos generales fueron varios los factores que
influyeron en la Revolución, principalmente: un régimen monárquico que sucumbiría ante
su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante, y que, tras varios intentos de
adoptar medidas destinadas a atajar la crisis política y económica, capituló ante la violenta
reacción de la nobleza y de algunos parlamentos provinciales como el de Grenoble; una
aristocracia (la nobleza y el alto clero) aferrada a sus privilegios feudales, que bloqueó todas
las reformas estructurales que se intentaron implantar desde la Corte; el auge de una clase
burguesa nacida siglos atrás, que había alcanzado un gran poder en el terreno económico
y que ahora empezaba a propugnar el político. Su riqueza y su cultura la había elevado al
primer puesto en la sociedad, posición que estaba en contradicción con la existencia de los
estamentos privilegiados, nobleza y clero; la exasperación de las clases populares urbanas
y del campesinado, empobrecidos por la subida de los y por el incremento continuo de los
impuestos y derechos señoriales y reales. El diezmo que cobraba el clero, apenas servía
para mantener el culto y socorrer a los pobres. El campesinado contestaba además el
origen de la propiedad de los derechos y servidumbres feudales (recogidos en los llamados
«libros terriers»), que les parecían abusivos e injustos;

«Libertad, igualdad, fraternidad», Apareció por primera vez en una declaración


impresa del Club de los Cordeliers de mayo de 1791 sobre la creación de una «fuerza
pública» para la defensa del territorio, cuyo uniforme llevaría una placa a la altura del
corazón con las palabras Libertad, Igualdad, Fraternidad. La divisa se popularizó poco a
poco, pero hubo que esperar hasta 1793 para que se imprimiera en documentos oficiales o
públicos.

En realidad, el lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad” no fue el de la Revolución


Francesa. Cuando surgieron las primeras protestas se emplearon muchos lemas, frases y
proclamas que servían para dar nombre a las reivindicaciones políticas sociales y
económicas, tanto populares como de la burguesía. En casi todas de ellas era común
encontrar “libertad” e “igualdad”, que solían combinarse con otras como “unidad”, “virtud”,
“justicia”, “razón” y “fraternidad”. Pero no todos los sectores sociales tenían la misma
concepción de la libertad y, ni mucho menos de la igualdad. La burguesía defendía la
libertad política y, Especialmente, la económica frente a las trabas a las leyes del mercado
Fruto de la intervención del Estado absolutista y del sistema gremial. Para la burguesía, la
igualdad solamente lo era ante la ley, dinamitando el privilegio legal estamental, pero sin
connotaciones sociales. Los sectores más radicales de la Revolución insistían en la
igualdad social, en la disminución de las enormes diferencias económicas, no sólo
derivadas de esos privilegios estamentales, sino también de las que podía generar el
creciente capitalismo. La fraternidad, ¿era una apelación temporal para unir a la burguesía
y las clases populares en la lucha contra el Antiguo Régimen para luego olvidarla, o era un
deseo sincero de luchar todos unidos, realmente, para cambiar un mundo caduco y
establecer uno nuevo verdaderamente justo? No cabe duda, que se pueden dar varias
respuestas a este interrogante.

Napoleón nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio, capital de la actual Córcega,


en el seno de una familia numerosa de ocho hermanos. Cinco de ellos eran varones: José,
Napoleón, Lucien, Luis y Jerónimo. Las niñas eran Elisa, Paulina y Carolina. Gracias a la
grandeza del futuro emperador Napolione (así lo llamaban en su idioma vernáculo), todos
ellos iban a acumular honores, riqueza y fama, y a permitirse asimismo mil locuras. La
madre de los hermanos Bonaparte (o, con su apellido italianizado, Buonaparte) se llamaba
María Leticia Ramolino y era una mujer de notable personalidad, a la que Stendhal elogiaría
por su carácter firme y ardiente en su Vida de Napoleón (1829).

Pocas figuras han merecido en la historia un tratamiento tan amplio y apasionado


como el hombre que, como Primer Cónsul y Emperador de Francia (1799-1804 y 1804-
1814), rigió los destinos de Europa durante tres lustros: Napoleón Bonaparte. Genio
indiscutible del arte militar y estadista capaz de construir un imperio bajo patrones
franceses, Bonaparte fue, para sus admiradores, el hombre providencial que fijó las grandes
conquistas de la Revolución Francesa, dotando a su país de unas estructuras de poder
sólidas y estables con las que se ponía fin al caos político precedente. Sus enemigos, por
el contrario, vieron en él «la encarnación del espíritu del mal», un déspota sanguinario que
traicionó la

Revolución y sacrificó la libertad de los franceses a su ambición desmedida de


poder, organizando un sistema político autocrático.
Las claves del rápido encumbramiento de Napoleón se encuentran en dos pilares
fundamentales: su innegable genio militar y su capacidad para sustentar un sistema de
gobierno en principios comúnmente aceptados por la mayoría de los franceses. Bonaparte
fue primero y ante todo un estratega, cuyos métodos revolucionaron el arte militar y
sentaron las bases de las grandes movilizaciones de masas características de la guerra
moderna. Partiendo de una novedosa organización de las unidades y de una serie de
principios (concentración de fuerzas para romper las líneas enemigas, movilidad y rapidez).

Junto a la evidente relación entre los éxitos militares y la admiración popular, la


consolidación del poder napoleónico también obedeció a que su principal protagonista supo
captar los deseos de una sociedad que, como la francesa, se sentía exhausta tras la
anarquía y el desorden que habían caracterizado la dirección política del Estado durante el
decenio revolucionario (1789-1799). Al servicio del Directorio, el general corso había
obtenido brillantes victorias en sus campañas contra las monarquías absolutas europeas,
aliadas contra Francia en un intento de acabar con la Revolución. Cuando, al amparo de su
inmenso prestigio, Napoleón dio el golpe de Brumario e instauró primero el Consulado
(1799-1804) y luego el Imperio (1804-1814).

Los hermosos principios de la Revolución no los pudieron gozar los hombres que
hicieron la Revolución, ya que siguieron miserables en su vida, perdieron la juventud en las
guerras y terminaron formando un Imperio tiránico con Napoleón a la cabeza.

La Iglesia se vio amenazada, pues el nuevo régimen incluía un cambio de los


dogmas en las que creía el pueblo francés. Se obligó al pueblo a dar un brusco cambio
de religión, así como también renovaron los nombres de los meses del calendario

La revolución francesa se dio principalmente por el descaro que se tenía para con
la gran mayoría de pobladores de Francia, el absolutismo monárquico daba demasiados
privilegios a los sectores más influyentes y que a su vez eran quienes más dinero tenían.
Fueron los ilustrados franceses quienes impulsaron esta gran revolución.
Expusieron sus ideas, e hicieron que fueran tomadas en cuenta por el pueblo. Ellos dieron
base ideológica y razonable a esta revolución.

Cuando el hambre y la pobreza amenazan a un pueblo, la subsistencia y el


desespero actúan. A como dé lugar su pobladores deben hacer esto cambiar.

Los cambios en la historia están marcados por cada uno de sus hechos, personajes,
guerras, motivos ya sean buenos, malos, justos o injustos. Lo cierto es que de no ser por
cada uno de los acontecimientos de nuestro pasado, el mundo hoy no sería igual.

Uno de los principales legados de la Revolución Francesa son los derechos de


igualdad de los seres humanos sin importar raza o sexo.

Esta revolución fue la gran inspiración y motivo de las luchas de independencia en


América latina.

La revolución francesa fue un proceso social y político que llego en respuesta a una
gran inestabilidad y pésima organización económica.

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