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Hay una realidad esencial, que justifica el estudio de este tema acerca del

PECADO

Hay unas experiencias reales, que creo que todos hemos vivido, y que están
relacionadas con esta realidad que hemos enunciado: Estar cerca de Dios nos
garantiza tener una vida saludable.

Un poco, para estar documentados, diremos que el primer pecado en el universo,


de que tenemos conocimiento, es el de seres angelicales que se rebelaron contra
su creador y cuya naturaleza, en consecuencia, quedó fijada en el mal (2ª Pedro
cap. 2 vs 4 y Judas cap. 6.). El primero de la raza humana, con legado de herencia,
tuvo su origen en Adán y Eva (Génesis cap. 3. Estos fueron creados en naturaleza
santa y divina y tras su pecado su naturaleza se corrompió convirtiéndose en
hostiles a Dios y culpables ante Él; y arrastraron a la raza humana en su corrupción
y culpa (Romanos cap. 5 v. 12)

Hay un pecado que aparece en la Palabra de Dios referido como “imperdonable”;


Es aquél que se comete contra el Espíritu Santo.

El primer pecado que tuvo lugar en el universo fue realizado por la criatura de Dios,
cuando deliberadamente y consciente de lo que hacía y haciendo uso de su libre
albedrío transgredió la voluntad de Dios desobedeciéndole. En génesis cap. 2 vvss
16 y 17 y cap.3 vers. 6

Hay una realidad que tenemos que aprender de una vez por todas; Dios es el
supremo y el principio en todo. Él nos ha creado por su voluntad y beneplácito. La
esencia misma de Dios es el “amor”
Esto hay que interpretarlo, en cuanto a lo que es “bendición” y “maldición” en la
vida de una persona. Muchos pueden confundir el “ser bendecido” con el tener
bienes materiales, trabajo, salud, dinero, amor, etc. Y esto no es así, porque
también hay muchas personas que, como se dice por ahí, “venden su alma al
diablo” a cambio de poder y riquezas y toda suerte de bienes materiales, y sin
embargo, a pesar de todo esto, su vida no deja de ser una vida bendecida por
Satanás, es decir, una vida maldita, porque el príncipe de la maldad es Satanás.
Ser bendecido por Dios, es poder sentir dentro de ti su Espíritu y la plenitud de su
gozo, que se traduce en una seguridad, tranquilidad, felicidad, etc., a pesar del
estado o situación material y humana en que te encuentras en un momento
concreto. Es decir, que puedes tener pocos bienes materiales, te pueden alcanzar
desgracias sociales, humanas, enfermedad, etc., y como podemos ver en el
personaje de Job, cuando leemos su libro en la Palabra de Dios, su alma bendecía,
se confiaba y esperaba en Jehová. Es esa la bendición auténtica que se recibe de
Dios; un estado de confianza y seguridad en él que nos hace experimentar su
plenitud, independientemente de que su bendición vaya o no acompañada de todo
cuando humanamente podamos necesitar y desear o estemos sujetos, como seres
humanos, a vivir y experimentar las circunstancias de la vida humana. Y lo que es
más importante; nuestra vida será una bendecida porque nuestra dimensión
espiritual nuevamente será restaurada nuestra relación con Dios.

Estar alejado y separado de Dios, nos impide experimentar y disfrutar de su


bendición, nos sentiremos inseguros, cualquier vicisitud negativa de la vida, por
insignificante que sea, se nos convertirá en una “tragedia” de difícil o imposible
solución. Nuestra confianza estará en nosotros mismos, y nuestra propia
incapacidad, más tarde más temprano, nos hará experimentar que estamos solos y
viviremos situaciones de zozobra y desesperación. Y lo que es más importante;
nuestra vida será maldecida porque nuestra dimensión espiritual estará muerta y
nuestra relación con Dios no estará restaurada.

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