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Capítulo VII

ÍNDICE:

 LOS PRESOCRÁTICOS: EL PASO DEL MITO AL LOGOS


 TALES DE MILETO: EL PRIMER FILÓSOFO OCCIDENTAL
 ANAXIMANDRO Y EL ÁPEIRON
 ANAXÍMENES
 PITÁGORAS
 HERÁCLITO, EL OSCURO
 PARMÉNIDES DE ELEA

Los presocráticos: el paso del mito al logos

Introducción

La afirmación “El paso del Mito al Logos” es el concepto utilizado por los estudiosos de la
filosofía para definir el inicio del pensamiento en Grecia tras una Edad Oscura anterior de la
que se tiene poca información.

Este periodo histórico comienza con los llamados pensadores «presocráticos», si hacemos caso
de las indicaciones de Aristóteles en su libro Metafísica. Según el de Estagira, fue el aristócrata
Tales, ciudadano de Mileto, en Asia Menor, quién al sustituir los principios míticos para
explicar el mundo y su oigen por un principio “físico”, el agua, inició una nueva forma de
interpretar la realidad mucho más acorde con un pensamiento lógico y racional. Fue así como
Aristóteles organizó cronológicamente la historia pre-clásica de la filosofía occidental con inicio
en Tales de Mileto.

La visión aristotélica del nacimiento de la filosofía, al menos hasta finales del siglo XIX, se
convirtió en fundamento para cualquier libro de historia filosófica. No obstante, en los últimos
ciento veinte años, sin que se haya rechazado totalmente el hecho de que con los
presocráticos, y en concreto con Tales, diera comienzo la filosofía, otros pensadores e
historiadores han precisado aún más y, aún asumiendo a Tales y compañía como grandes
iniciadores, han añadido a éstos otros aportes de civilizaciones como la egipcia o la babilonia.

Dónde y por qué aparecieron los presocráticos:

Una pregunta que se hace la historia de la filosofía y la historiografía en general es porqué los
presocráticos aparecieron en las colonias de la Grecia continental y no en Atenas, la ciudad de
mayor importancia de toda la Helade. Para el filósofo inglés Bertrand Russell (1) esto tiene una
explicación muy sencilla: las áreas griegas colonizadas en las costas de la actual Turquía (Asia
Menor), Sicilia y el sur de Italia o Abdera, al norte en Tracia, eran más ricas que la propia Grecia
continental. Esto provocó el nacimiento de una sólida clase aristócrata que, liberada del
trabajo ordinario y de su participación en guerras, podía permitirse dedicarse a otra actividad
como es el estudio y la investigación. De hecho, cuando Atenas, en el siglo V a.C. se convierte
en la ciudad más rica de toda Grecia, aparecen entonces grandes filósofos como Sócrates o
Platón.

Otro aspecto importante acerca de este periodo tiene que ver con la propia definición de
filosofía. ¿Qué les llevó a los presocráticos, desde un punto de vista epistemológico, a actuar
de esa manera? Aristóteles, de nuevo, en su Metafísica, asegura que la función y actividad de
un filósofo tiene su origen en la necesidad de saber: «Todos los hombres por naturaleza
desean saber» (2), y en la admiración: «Pues fue el asombro el que empujó a los hombres a
filosofar, tanto en el principio como ahora», nos dice el discípulo de Platón.

Físicos más que filósofos:

Como decimos, Tales inicia lo que hoy entendemos como filosofía, aunque tanto el milesio
como los que le siguieron después eran más «físicos» que filósofos, pues se centraban en el
estudio de la physis, o lo que es lo mismo, la naturaleza. En cualquier caso, estos aportes
fueron trastocando, poco a poco y durante dos siglos, la mentalidad de la sociedad griega, la
cual produjo una brecha en la civilización occidental comparable con la que hombres como
Confucio, Tao o el Buda crearon en oriente más o menos por la misma época.

No obstante, hay que recalcar que aunque todo parece indicar que en un breve periodo de
tiempo el mundo mítico sucumbió a uno más racional, esto no ocurrió realmente así. Es decir,
no existió una explosión en la conciencia de forma tan espontánea y generalizada sino que
aquel momento vino a ser la conclusión necesaria de una evolución anterior. ¿Quiere esto
decir que ya había filósofos o físicos antes de los presocráticos? Seguramente sí. De hecho, en
las obras de Homero y Hesíodo (3) ya se advierten reflexiones en las sociedades de su tiempo
que hoy podríamos llamar ilustradas. Por ejemplo en la Iliada de Homero, el autor asegura que
el océano es el «generador de dioses» y «génesis de todas las cosas». Estas afirmaciones le
sirven a Aristóteles, siglos más tarde, para sospechar que la idea propuesta por el presocrático
Tales de que el agua (o lo húmedo) domina todas las cosas o todas las cosas se originan en ella,
es una evolución de la cosmología expresada en la Iliada. En este sentido, en la búsqueda de
una explicación científica al origen del mundo, todos los presocráticos tuvieron algo en común:
encontrar las sustancias originales de las cuales todo lo demás se formaba. A este principio
germinal del mundo, los primeros filósofos lo llamaron arkhé que tiene varios significados
como principio, comienzo, mandato rector, punto de partida o fundamento, todos ellos muy
indicados para una explicación del origen de las cosas.

En próximos capítulos, veremos qué elemento o condición le otorga cada pensador


presocrático a este concepto.

En relación a este apartado, señalar que el aporte más importante que realizaron los
presocráticos fue la producción de una nueva episteme o una nueva forma de conocimiento
sobre cómo se relata la historia del mundo y la «sustancia» que lo compone. Además, y
aunque es cierto que no abandonaron radicalmente la mentalidad antigua, sí que dejaron
atrás las cosmogonías antropomórficas para proponer cosmologías físicas. Es decir, explicaron
el origen del universo atendiendo a los fenómenos naturales y no a relatos míticos basados en
un panteón religioso.

Antecedentes del pensamiento filosófico griego

Cuando decimos que esta revolución en el pensamiento no se produjo de forma espontánea,


lo hacemos porque a través de la propia historia de Grecia, se pueden adivinar cuáles son los
antecedentes de tal movimiento. Habremos de retomar los tiempos de la emergencia de Creta
y los minoicos en el milenio II a.C., la comunicación de los griegos con Egipto y su ciencia y el
intercambio con Babilonia en Asia Menor. Estos intercambios y una evolución del pensamiento
lenta pero eficaz fueron construyendo las condiciones para que en las provincias de la Grecia
del siglo VII (Asia Menor y el sur de Italia, principalmente) se produjera un avance intelectual
tal y como se describe en los libros de la historia del pensamiento.
Pese a reconocer la progresión del conocimiento en unas y otras civilizaciones y con la certeza
de que fue en Grecia donde de produjo esta transición, hay que preguntarse: ¿qué
diferenciaba a estos físicos griegos de los pensadores o filósofos del resto del mundo
conocido? Es difícil resumir en pocas palabras la naturaleza de la aparente nueva actividad
intelectual de los presocráticos (y aún más definir qué es filosofía) aunque sí podríamos
convenir que lo que realmente aportan Tales y compañía es un «pensar más crítico», más
moderno si se quiere, e iniciador de un paradigma racional que reconocemos hoy por ser
herederos del mismo.

Esta evolución intelectual y cognitiva lo es porque el tipo de pensamiento anterior al momento


presocrático, aunque como hemos dicho posee sus luces y parcialmente puede fundamentar al
pensamiento griego, no es ni mucho menos un sistema organizado y categorizado. Los griegos
heredan muchas cosas de los egipcios y los babilonios, por lo que no todo lo que dicen es
nuevo, sin embargo le dan a esa herencia un potente empuje dotado de mayor lucidez, razón y
lógica. Y es a partir de ese momento cuando, como un inmenso torrente de agua, multitud de
nuevas ideas e interpretaciones de la realidad llenan una nueva racionalidad. Es como si los
griegos hubieran accedido a un nuevo nivel de conciencia o descubierto y elaborado un mapa
de las nuevas estructuras del pensamiento humano para producir, durante dos siglos, grandes
avances en el mundo de las matemáticas, de la ciencia histórica, de la física y otras disciplinas
intelectuales que hoy, nos parece, siempre estuvieron ahí.

Pero para entender un poco más estos cambios en la superestructura social de la Helade, no
debemos olvidar a otros miembros de la sociedad griega que ya en el siglo VII y VI a.C.
imponían nuevos paradigmas, en este caso políticos. Hablamos de personajes como el
legislador y aristócrata Solón, prácticamente contemporáneo de Tales, y quien es considerado
el fundador de la democracia, aunque otros le atribuyan este logro a Clístenes, que vivió unas
décadas después. Mientras en el mundo de la ciencia y el pensamiento los filósofos revisaban
las viejas concepciones teológicas o profundizaban en las matemáticas, en el terreno de lo
social, con una intención racional similar, se comenzaba a plantear la aplicación de un nuevo
sistema socio-económico: la democracia o el gobierno del «demos» (pueblo).

Además de los políticos y los filósofos, hubo un tercer grupo dentro de la superestructura que
ayudó a modificar enormemente la sociedad de su tiempo: los poetas.

Ya fuera como autores líricos o de teatro, los poetas se hicieron eco en sus obras de las nuevas
realidades y reflexiones propuestas por filósofos y políticos, cuando no, fueron los propios
autores teatrales quienes inspiraron a los primeros. Con todo, podemos asegurar que no fue
sólo en el terreno de la ciencia donde se produjo un «paso del mito al logos».

El concepto de Logos

La palabra Logos proviene del griego «legein» que posee varios significados: hablar, narrar, dar
sentido o recoger información. No obstante, el significado que ha quedado en la historia de la
filosofía se refiere más al término «razón» que asociado al acto de hablar o el concepto de
discurso convierte a Logos, finalmente, en la razón discursiva a través de la palabra.

Sus claras connotaciones relativas al conocimiento han servido para que, en el tema que nos
ocupa, Logos sea el final de una transición que se inicia con un «discurso» basado en el mito y
la costumbre y que va a desembocar o finalizar en la revisión de ese mismo discurso por otra
racionalidad que es la de los llamados filósofos y pensadores, los cuales no aceptan el relato
mítíco sino que lo dialogan críticamente (véase el valor que Platón le da a los diálogos) para
construir una línea y estructura de pensamiento nueva, lógica y racionalista.
Así, fue Heráclito (pensador que analizaremos en un posterior capítulo) quien utilizó por
primera vez este término dándole un carácter trascendental desde el punto de vista
cosmológico ya que convirtió al Logos en una ley universal que rige tanto el mundo como lo
dota de orden (cosmos). Este punto es importante, pues se ofrece aquí una visión
«epistémica» de todo el universo, su origen y devenir. Para Heráclito, el Logos, además de ser
el «arkhé» o fuego del universo, está conectado con el pensamiento humano, estableciendo
una conexión entre el ser basado en la «episteme» y ese Logos o razón universal. Este Logos
encuentra en el lenguaje y las palabras su manifestación en el entorno humano.

Por lo tanto, ese Logos o razón universal que provoca el orden en el universo encuentra un
reflejo en la sociedad griega en aquel discurso humano que respeta esas características, lo que
va a fundamentar el lenguaje y la acción filosófica y científica en tiempo de los presocráticos.

Nietzsche y su crítica al «paso del mito al logos»

Está bastante claro que Sócrates existió, debido a lo que nos cuenta Platón en sus diálogos o, si
buscamos fuentes no tan afiliadas al ateniense, la interpretación de la obra de Aristófanes,
«Las Nubes», representada por primera vez en el 432 a.C. y donde Sócrates aparece como un
sofista más que cobra a sus alumnos por la enseñanza de la retórica y la oratoria.
Independientemente de si la crítica de Aristófanes o las alabanzas de Platón son fieles a la
personalidad de Sócrates o no, parece cierta la existencia de pensador.

No obstante a todo esto, en alusión al título de este apartado, un pensador tan importante
como el «manipulado» Friedrich Nietzsche, tras interesarse por el positivismo del XIX heredero
del pensamiento ilustrado, acaba discrepando del advenimiento de la razón durante el «Paso
del Mito al Logos» y de la imposición de esta razón sobre «pueblos bárbaros». En este sentido
Nietzsche no acepta lo dado, es decir, que la historia de la filosofía tenga un comienzo feliz con
Tales de Mileto, sino que observa la «prehistoria» de ese fenómeno que se ha dado en llamar
filosofía. En obras como «El origen de la tragedia» donde departe sobre lo «apolíneo» y lo
«dionisíaco», Nietzsche ahonda en este aspecto y crítica el hecho de que asumir el «paso del
mito al logos» nos ha hecho imponer ese Logos al resto del mundo sin ahondar en las filosofías
y sabidurías de otros pueblos, lo cual le da, en opinión de Nietzsche, un carácter ideológico a la
propia historia de la filosofía occidental.

Por otro lado, Nietzche, rompiendo la tradición de la historia de la filosofía del siglo XIX, niega
la continuidad en contenido y temporalidad de los presocráticos, a los que llama
preplatónicos. Es decir, para Nietzche, la relacción e historicismo de estos físicos de la
naturaleza es artíficial, así lo afirma en sus Cuadernos Los Filósofos Preplatónicos:

«En efecto, desde Tales hasta los sofistas y Sócrates, disponemos de siete rúbricas
independientes, es decir, de siete filósofos originales e independientes:
1) Anaximandro
2) Heráclito
3) eleatas
4) Pitágoras
5) Anaxágoras
6) Empédocles
7) el atomismo (De­ mócrito). Su agrupación en διάδοχου [sucesiones] es arbitraria si no
completamente falsa. Son siete concepciones del mundo totalmente diferentes: los puntos en
los que muestran mayores coincidencias, aquellos en los que uno parece aprender del otro,
ponen en evidencia, en general, lo más débil de su naturaleza.» (
Los presocráticos: grandes iniciadores

Desde algunas posiciones filosóficas se ha tendido a concretar en tiempos y hechos la


narración de la filosofía, dando la impresión de que los presocráticos comenzaron su andadura
con un conocimiento similar al de nuestros días. No es así, también se ha evolucionado mucho
desde entonces, sobre todo en el terreno de la ciencia o episteme con los aportes de Ockham,
Bacon, Galileo o Descartes, sin embargo, sí podemos concluir que aquellos pensadores del
mundo antiguo sentaron las bases de una nueva forma de pensar y, como iniciadores de un
nuevo paradigma en el pensamiento humano, son de vital importancia para la historia del
conocimiento universal.

TALES DE MILETO: el primer filósofo occidental

¿Quién era Tales de Mileto?

Algunas fuentes, sin que nos dejen una fecha exacta de su nacimiento, sí nos orientan acerca
de en qué siglo nació Tales de Mileto. Para ello contamos con un dato: el 28 de mayo de 585
a.C., día en el que se produjo un eclipse de sol que pudo verse en todo medio oriente. Según
nos cuenta el historiador griego Herodoto (1), en aquellos años, Lidios y Medos luchaban por
controlar la actual Turquía y tiempo antes de que ocurriera el eclipse, siempre según
Herodoto, Tales lo predijo basándose en estudios anteriores, lo cual provocó, cuando ocurrió
el evento astronómico, que unos y otros abandonaran la batalla y firmaran un tratado de paz.

Jonia, Asia Menor

La Jonia, en Asia Menor (en azul), fue una de las zona de influencia griega con varias colonias
importante como Samos, Éfeso y la propia Mileto.
Con esta información, otro historiador posterior, Diógenes Laercio, en el siglo III a.C. (2)
recogió comentarios de otros pensadores e historiadores anteriores para fijar la fecha de
nacimiento y muerte de Tales:

«Apolodoro, en sus Crónicas, dice que había nacido en el primer año de la Olimpíada 35 (640
a.n.e.) [o “de la 39” (624)]. Y murió a la edad de setenta y ocho años (o, como dice Sosícrates, a
los noventa), porque murió en la Olimpíada 58 (548-545 a.n.e.), siendo contemporáneo de
Creso. »

Así, el 624 a.C. se acepta como el año aproximado del nacimiento de Tales ya que para
Apolodoro, en la fecha del eclipse, Tales tenía cuarenta años. Sin embargo, más allá de la
exactitud de esta fecha, lo que sí es muy probable es que el filósofo viviera a caballo entre el
siglo VII y VI a.C.

En cuanto a su origen geográfico y su pertenencia a un pueblo u otro, también tenemos en


Diógenes a su mejor biógrafo, el cual recoge la información anterior para dar algunas pistas de
la nacionalidad y familia de Tales:

«Tales, como dicen Heródoto, Duris y Demócrito, tuvo por padre a Examio y por madre a
Cleobulina, de la familia de los Telidas, que son fenicios, los más notables de los descendientes
de Cadmo y Agenor. Era uno de los siete sabios, como dice Platón. Fue el primero en recibir el
nombre de sabio, cuando se nombraron así los siete, siendo arconte de Atenas Damasio, como
dice Demetrio Falero en su Catálogo de los arcontes. Fue inscrito como ciudadano de Mileto,
cuando llegó allí con Neleo, que había sido expulsado de Fenicia. Pero como afirma la mayoría,
era Milesio de nacimiento y de familia ilustre. » (4)

Fuera Tales original de la legendaria Fenicia o natural de la colonia griega de Mileto, si que fue
en la costa de Asia Menor donde residió gran parte de su vida colocando a esta zona de
influencia griega en los libros de historia.

¿Cuáles fueron sus logros y pensamiento?


A Tales se le atribuyen varias frases y reflexiones además de haber sido una personalidad muy
importante en su tiempo, no solo como pensador sino también como político.

Como filósofo y científico, además de su famosa predicción del eclipse del año 585 a.C. Tales
es conocido por ser el primer pensador que de forma explícita explicó la naturaleza ( physis )
basándose en un elemento físico como es el agua, al tiempo que también formalizó, como
iniciador, la historia del pensamiento racional o científico ( episteme) . Este hecho, pese a la
cierta ingenuidad de Tales como físico, coinciden los historiadores de la filosofía y la ciencia,
constituye un cambio desde una racionalidad colectiva mítica ( mythos ) a una más racional (
logos ). En este sentido, el texto de Aristóteles en su Metafísica es importante:

« […] Pues ha de haber alguna naturaleza, ya sea única o múltiple, de la cual se generan las
demás cosas, conservándose ella. En cuanto al número y la especie de tal principio no todos
dicen lo mismo, sino que Tales, iniciador de tal filosofía, dice que es el agua (y por ello también
manifestó que la tierra está sobre agua) .» (5)

Así, Tales es sobre todo conocido dentro del campo del pensamiento por su búsqueda de
arkhé del mundo, aquella esencia o elemento que lo domina y de lo que todo parte. Veremos,
en los próximos capítulos, cómo otros pensadores posteriores también colocarán la búsqueda
del arjé en el corazón de sus filosofías.

Otra de las afirmaciones atribuidas a Tales es aquella que recoge Platón:

« También dice que, en cierto modo, las cosas inanimadas tienen alma, a partir de la
observación del imán y del ámbar. Que el agua es principio de los elementos y que el cosmos
está animado y lleno de démones. »

La afirmación de que todo está lleno de démones (que se puede traducir como dioses en el
sentido de energía o alma) y de que el universo está basado en un solo elemento, que para
Tales es el agua, ha llevado a pensadores posteriores a afirmar que tanto Tales como los
demás pensadores milesios tenían una visión de la physis (naturaleza) «hilozoísta» o
«panpsiquista».

Decíamos antes que Tales, además de su aporte dentro del campo del pensamiento racional,
también fue una personalidad importante en su época. De hecho, según Diógenes Laercio,
primero fue político y luego filósofo:

« Después de los asuntos políticos, se dedicó a la especulación natural. »

Parece bastante seguro que Tales era un ciudadano de la aristocracia, lo que, como era
costumbre en la Era Arcaica griega, le convertía en un miembro activo del gobierno de Mileto.
Aunque no se sabe si llegó a ser Arconte de la ciudad, seguramente y como ocurría con otros
ciudadanos de su mismo rango social, participaría en la vida política milesia asesorando y
organizando ciertas tareas administrativas y políticas. Así lo recoge Herodoto:
« Antes de la destrucción de Jonia, fue también útil el parecer del milesio Tales, de
ascendencia fenicia: aconsejó a los jonios establecer una sede única para el consejo en Teos
(pues Teos se encuentra en el centro de Jonia), y que las otras ciudades, sin disminuir su
población, debían ser consideradas como distritos. »

No obstante a esto, hay otros testimonios, como el de Aristóteles, en su Metafísica ( (D-K 11 A


10) Arist., Pol. I 11, 1259), que hablan de un Tales pobre, sin recursos y dedicado a una vida
bohemia:

« Pues se dice que, como lo injuriaban tanto por su pobreza como por la inutilidad de la
filosofía, supo, por medio de la astrología, cómo sería la producción de aceitunas. Así, cuando
aún era invierno, se procuró una pequeña cantidad de dinero, y depositó fianzas por todas las
prensas de aceite de Mileto y de Quíos, arrendándolas por muy poco, puesto que nadie
compitió. Cuando llegó el momento oportuno, al ser muchos los que a la vez y de repente las
deseaban, las iba alquilando como quería, reuniendo mucho dinero, demostrando así que es
fácil a los filósofos enriquecerse, si quieren hacerlo; pero que no es esto lo que les interesa. »

De nuevo, los comentarios tanto de Aristóteles, Herodoto, Diógenes y otros, parecen algo
contradictorios, lo que hace difícil saber con exactitud y de forma lineal la biografía de Tales.
Sin embargo, tuviera o no éxito económico o fuera o no un gran comerciante, su aporte
intelectual sí que es reconocido por pensadores e historiadores posteriores.

Tales como iniciador del pensamiento occidental

Además de lo comentado anteriormente, a Tales también se le atribuyen otra serie de


descubrimientos como la división del círculo en dos partes iguales por su diámetro, la igualdad
de los ángulos que forman el triángulo isósceles, el uso de la Osa Menor como guía para
navegantes o la curiosa forma de medir la altura de una pirámide (D-K 11 A 21) que Plinio, Hist.
Nat. XXXVI, 82) nos cuenta así: « El milesio Tales descubrió cómo reconocer la medida de su
altura [de las pirámides], midiendo la sombra a la hora en que solía ser igual al cuerpo. »

Para finalizar, huelga decir que Tales de Mileto es reconocido como el primer pensador
científico en occidente, lo que no implica que en otras latitudes, sobre todo en oriente, y
durante la misma época (siglos VI-V), también se produjera un despertar de la razón o, como
se ha llamado en nuestra civilización, un paso del Mito al Logos.

Anaximandro y el Ápeiron

Biografía de Anaximandro (aprox. 610 a.C. – 546 a.C.)


Su fecha de nacimiento y su periodo vital, al igual que ocurre con Tales, son propuestos según
testimonios posteriores. Diógenes Laercio, escribe:

“Apolodoro de Atenas… en sus Crónicas dice que [Anaximandro] tenía sesenta y cuatro años
en el segundo año de la Olimpíada 58a. (547-546 a.n.e.), y murió poco después; de modo que
alcanzó su acmé aproximadamente en el tiempo de Polícrates, tirano de Samos.”

Hipólito es un poco más preciso indicando incluso de quién era hijo:

“De Tales se hizo discípulo Anaximandro… Anaximandro de Mileto, hijo de Praxíades… nació en
el tercer año de la Olimpíada 42a. (610 a.n.e.).” (1)
Como ocurriera con Tales, Anaximandro ejerció una importante actividad pública en la ciudad
milesia, asumiendo responsabilidades políticas y administrativas como la de encabezar
expediciones para fundar colonias, siendo la más famosa Apolonia, antiguo asentamiento
tracio (Antheia) en las costas del mar negro y que actualmente toma el nombre de Sozopol, en
Bulgaria (2).

Además de esta actividad política, Anaximandro también dedicó parte de su vida a la


investigación geográfica y astronómica y la creación de inventos. Aunque Herodoto, un siglo
después, afirmara que el gnomon o reloj de sol fue inventado por los babilonios, fue
Anaximandro quién lo popularizó en la Jonia y, posteriormente, en el mundo griego.

Gracias a la introducción del gnomon en Grecia y otros aportes, otro científico posterior a
Anaximandro, Eratóstenes de Cirene (Cirene, 276 a. C. – Alejandría, 194 a. C.) desarrolló
conceptos como la latitud y el meridiano para poder mediar la circunferencia de la Tierra, la
cual estimó en alrededor de 40.000 kilómetros -39.614,4 km, según unos cálculos, frente a los
40.008 km, según otros-; una cifra, no obstante, asombrosamente aproximada a la real. Fue
también Eratóstenes, director de la Biblioteca de Alejandría durante el reinado de Ptolomeo III,
quien afirmó que Anaximandro fue el primer hombre en elaborar un mapa de la tierra. Así lo
recoge el geógrafo del siglo I d.C. Estrabón:

Mapa Anaximandro Hecateo

“Eratóstenes dice que los primeros [estudiosos de la geografía] después de Homero fueron
dos: Anaximandro, amigo y conciudadano de Tales, y Hecateo de Mileto. El primero publicó un
mapa geográfico, en tanto que Hecateo dejó un bosquejo que se puede creer que era suyo por
el resto de sus escritos.” (5)

Otro aporte que se ha adjudicado a Anaximandro es el desarrollo de la idea de un universo en


forma esférica, es decir que los elementos que lo componen, como la Tierra, eran cuerpos
esféricos, así como el Sol que, según el milesio, era entre 27 o 28 veces más grande que
nuestro planeta. Estas afirmaciones y noción de la estructura de nuestro universo, pese a
imprecisiones, es de suma importancia para la ciencia moderna que inician Copérnico, Keppler
y Galileo, ya que éstos, sin duda alguna, volvieron a los clásicos y físicos griegos para poner en
duda la cosmología impuesta por el dogma cristiano tan alejada de la realidad.

Tampoco hay que desdeñar las reflexiones de Anaximandro en torno a la biología, reflexiones
éstas derivadas de sus estudios sobre el arckhe de la naturaleza y sobre la evolución de los
seres vivos. Aasí lo recoge Hipólito:

«Anaximandro dijo que los primeros seres vivos nacieron de la humedad y cubiertos de
tegumentos espinosos, pero que, tan pronto como crecieron, emergieron hacia la parte más
seca, partieron el tegumento y continuaron viviendo durante un pequeño espacio de tiempo».
Hipólito, Ref. I,6, 6 (A 11)

Plutarco se extiende un poco más recordando la evolución hasta el hombre:

«Anaximandro de Mileto dijo que, en su opinión, nacieron del agua y la tierra cuando estaban
calientes unos peces o seres semejantes a peces. Los hombres se formaron dentro de estos
seres y los pequeños se quedaron entre ellos hasta el tiempo de la pubertad; luego, por fin, los
seres se abrieron paso y emergieron hombres y mujeres capaces ya de hallar su propio
sustento» . Plutarco, Strom. (A 10)
Otros supuestos descubrimientos, como los solsticios y equinoccios, mapa de la bóveda celeste
o predicción de los terremotos, fueron atribuidos a Anaximandro e, independientemente de
que fueran atribuciones ciertas o no, queda claro el tipo de mentalidad que el milesio poseía,
para muchos, superior a la de su maestro Tales.

Esta superioridad, sin embargo, no tenía tanto que ver con los descubiertos de carácter
cotidiano que Anaximandro realizó durante su vida. Lo que verdaderamente ha pasado a la
historia es su aporte más trascendental, es decir su cosmología, más compleja y completa que
la de Tales.

Sus libros, el concepto de ápeiron y la cosmología de Anaximandro


Para conocer y comprender la cosmología de Anaximandro, los estudiosos posteriores nos
remiten a un libro que es famoso, entre otras cosas, por ser la primera obra escrita en prosa, lo
cual da origen a una nueva e innovadora forma de transmitir información distinta de la poesía.
El título es Sobre la naturaleza y toma este nombre a causa de que Aristóteles nominara a los
pensadores pre-socráticos como fusikoí o estudiosos de la naturaleza o physis . De ahí que el
escrito de Anaximandro, que trataba sobre este tema, tomara el nombre de Sobre la
naturaleza o Perí fúsew. Es posible, incluso, que este tratado se conservara en la biblioteca de
Teofrasto, discípulo y compilador de Aristóteles (6).

Por otro lado, la enciclopedia bizantina Suda (o Suida) creada en el siglo X de d.C. y que
contenía una ingente cantidad de escritos de los pueblos mediterráneos desde los
presocráticos, atribuye a Anaximandro cuatro libros: el citado Sobre la naturaleza, Perímetro
de la tierra, Sobre las estrellas fijas y Esfera caliente. En este sentido, es posible que los últimos
tres libros fueran los capítulos del tratado y no libros independientes. En cualquier caso, el
contenido del Perí fúsew es lo importante y en él nos debemos centrar.

Siguiendo los pasos de Tales, Anaximandro también se preocupa por teorizar sobre el arjé de
todo lo conocido. La principal diferencia con la teoría de Tales, quien entendía que ese
elemento primordial era el agua o lo húmedo, fue que para Anaximandro ese arjé se constituía
de algo intangible, es decir, no era un elemento físico ya que Anaximandro entendía que todo
ente determinado poseía su contrario y éste irrumpiría para eliminar a su opuesto, además de
no poder nacer de una sustancia determinada su contrario. Por ello, que Anaximandro pensó
que ese arjé esencial debía ser indeterminado. Y a este principio, el milesio lo llamó ápeiron o
«lo ilimitado» que se deriva de la negación [a] y peras, o ausencia de límites, algo que se ha
asociado a lo infinito, al no poder determinarse ni desde el punto de vista temporal ni espacial.

Esta sustancia, al ser indeterminada, no ser ni una cosa ni otra, podría ser justamente todo, ya
que de ella parten la totalidad de los elementos. Así, la cosmología de Anaximandro decía que
en un principio hubo una separación entre lo frío y lo caliente, la primera división o creación
nacida de la sustancia eterna que es el ápeiron . Después el calor, en movimiento rotativo,
creó una esfera de fuego que rodeaba al vapor y éste a la tierra. Es decir, en el principio,
fueron tres elementos: agua, fuego y tierra. Estos tendían a agrandar su influencia y su
dominio por el enfrentamiento, pero el ápeiron se encargaba de que aquello no fuera así. « [.]
donde antes había fuego queda ceniza, y esta es la tierra.» (7).

Así, del ápeiron parten unos elementos y éstos dan nacimiento a otras sustancias conocidas.
Pero además de constituir el principio de todo, el ápeiron también se comporta como
regulador para el equilibrio entre todas las sustancias. Vemos entonces en el ápeiron una ley
universal que estructura el universo y su devenir para conseguir algo así como la justicia en la
relación de las sustancias, que es injusta por la constante intención de unas por dominar a las
otras . Y esa capacidad le viene dada por ser la esencia primera y estar presente en todos ellas.
Ni siquiera los Dioses están exentos de cumplir con las leyes establecidas por el ápeiron pues
de éste provienen.

Una última parte de su cosmología, tiene que ver con el concepto de infinito aplicado al
ápeiron que lleva a la consecuencia lógica de la existencia de mundos infinitos. Esta falta de
finitud acaba con la idea de un principio y final para nuestro universo, llevándonos a una
explicación cosmológica donde en un cosmos eterno y cíclico todo nace y se desarrolla según
la regulación del ápeiron para luego destruirse y volver crearse.

Anaxímenes y el aire como Arje

Anaxímenes se cierra la triada de filósofos milesios que conforman la Escuela de Mileto, la


cual tendría una importancia enorme en filósofos y científicos posteriores. Claro está que no
dejaron todo dicho, pero como iniciadores del pensamiento lógico y científico ( episteme)
son esenciales para el desarrollo de la civilización occidental.

Biografía de Anaxímenes

El periodo vital de Anaxímenes, según dejó escrito Diógenes Laercio, parece ser que
transcurrió entre el 585 a.C. y el 528-525 a.C. fecha de su muerte en la Olimpiada 60 a los
sesenta años. Esta información se infiere de la noticia de Hipólito que data la acmé de
Anaxímenes o edad de madurez -que equivalía más o menos a 40 años- en el primer año de la
Olimpiada 58, es decir en el 548/47(1). Por otro lado, Teofrasto, discípulo de Arístoteles,
afirma que Anaxímenes era hijo de Eurístrato, cosa que ha quedado como único dato
biográfico seguro. Incluso Nietzsche, en sus cuadernos “basiléicos” Los filósofos preplatónicos,
afirma que este dato es el único que podemos afirmar con certeza sobre la vida de
Anaxímenes y pasa a destacar algunos datos que hacen dudar de la biografía sobre la vida de
Anaxímenes, como su periodo vital o si realmente fue discípulo de Anaximandro. Aunque,
finalmente, Nietzsche conviene en cierta afinidad en las filosofías de ambos, sobre todo en la
búsqueda del arckhe y en la concepción monista de la formación del universo , aunque, de
nuevo, no está tan seguro de que exista, de forma general, una continuidad en Anaxímenes de
las propuestas de Anaximandro, criterio que extiende a todo el grupo de presocráticos o
preplatónicos.

Su filosofía

Diógenes Laercio, que junto a Aristóteles y su discípulo Teofrasto son los mejores biógrafos de
Anaxímenes, dijo que « escribió en dialecto jónico en un estilo simple y conciso », por lo que se
entiende que tuvo que escribir alguna obra aunque nada de esos textos se han conservado y
todo lo que se tiene proviene de los comentarios de los pensadores citados anteriormente que
hacen referencia a ese texto que, como en Anaximandro, pudiera llamarse Sobre la Naturaleza,
dado el contenido especulativo sobre la physis, tema esencial para los milesios.

El cuerpo central del pensamiento o filosofía de Anaxímenes tiene como fundamento, al igual
que ocurre en Thales y Anaximandro, la búsqueda del arjé de las cosas. Si para Thales eso que
domina todo y de que lo que todo parte era lo húmedo y para Anaximandro lo indeterminado
o el Apeirón , Anaxímenes verá en el aire o aer el alma de las cosas, su principio.

Además de diferir con los otros dos milesios acerca de la sustancia que lo genera todo, con
Anaximandro, también tiene otra divergencia cosmológica. Para Anaxímenes el universo era
uno e infinito, al igual que pensaba Anaximandro, pero no indeterminado, sino preciso en una
sustancia: el aire.
Con el aire como propuesta, Anaxímenes elabora una interesante teoría sobre la naturaleza
del mundo y la formación de los cuerpos donde la rarefacción y la condensación es el modo en
el que se ha desarrollado el universo: « el alma es aire; el fuego, aire enrarecido; cuando el aire
se condensa se convierte, primero, en agua; después, si se densifica más, en tierra y, por fin,
en piedra.» (2)

Pese a la aparente ingenuidad científica de esta teoría, hay que destacar los conceptos de
condensación y rarefacción en la formación de los cuerpos, algo aplicable, por ejemplo, al agua
y sus diferentes estados: gaseoso, líquido o sólido. Es decir, en la teoría de Anaxímenes, hay
que valorar su capacidad de observación y especulación científica y en general de todos los
presocráticos, por su creatividad para penetrar en la química y física de los cuerpos iniciando el
pensamiento racional moderno. Como asegura Nietzsche, Anaxímenes es: « el primero en
asegurar con certeza que todo ha surgido por condensación y rarefacción de una materia
primitiva » (3); y esa es la parte capital del aporte de Anaxímenes, todo un principio de teoría
atomístico-materialista para explicar el desarrollo de un universo mecánico y ahogar las
concepciones mítico-religiosas.

Sobre sus ideas acerca de la formación del Cosmos, Anaxímenes piensa que la tierra es
redonda, pero no esférica sino plana, como una mesa. De la tierra parten los demás cuerpos
celestes que también son planos.

Finalmente, la obra de Anaxímenes influyó bastante en Pitágoras y otras escuelas posteriores


alcanzando en la antigüedad mayor notoriedad que el propio Anaximandro, aunque con el
correr de los siglos, fue decayendo en seguidores y el citado Anaximandro prevaleció como el
físico o pensador milesio con mayor y mejor contenido.

Pitágoras de Samos y los «matematikoi»

No conozco ningún otro hombre que hubiese tenido mayor influencia en el campo del
pensamiento. Lo digo porque lo que aparece como platonismo resulta, después de analizarlo,
esencialmente pitagorismo.

Bertrand Russell

Pitágoras

Pitágoras de Samos (aprox. 570 a.C. – 490 a.C.) original de Jonia aunque conocido como el
primer gran pensador itálico.
Todo aquel que se acerque a la historia del pensamiento científico y matemático, pronto se
topará con este pensador griego considerado el promotor de las matemáticas puras y, según el
filósofo Bertrand Russell, entre otros, uno de los personajes más influyentes en la historia de la
filosofía. Hablamos de Pitágoras de Samos, que ha pasado a formar parte de la historia
universal por su famoso teorema, aunque claro está, su aporte fue mayor y del que gracias,
sobre todo a Diógenes Laercio (siglo III d.C), nos ha llegado bastante información.

Que Pitágoras, pese a nacer en la Jonia , no dé continuidad a los filósofos de Mileto no es una
cuestión cronológica –de hecho el de Samos es contemporáneo de Anaximenes– sino más bien
se debe al contenido de su filosofía, que en opinión de Nietzsche no tiene nada que ver con la
de filósofos anteriores ni tampoco con la de sus coetáneos: «No guarda ninguna relación con
los antiguos filósofos, pues no fue en absoluto un filósofo, sino algo distinto». (1) Aunque en el
pensamiento de Pitágoras también encontramos la búsqueda de arjé, que el de Samos anuncia
se encuentra en los números, la oferta intelectual de Pitágoras es mucho más amplia e
influyente que la de los milesios, al menos por lo que podemos conocer de sus obras a través
de las fuentes.

De esta suerte, Pitágoras, para desplegar su pensamiento fundó un grupo elitista, los
matematikoi o matemáticos, como se llamaban a si mismos, a caballo entre la ciencia y la
mística debido a una fuerte influencia órfica y donde la trasmigración de las almas
ometempsícosis se convirtió en el principal fundamento espiritual. Este movimiento, allende
en forma y contenido de la religiosidad arcaica griega, en un primer momento, logró incluso
convertirse en doctrina de varias ciudades-estado pero finalmente, terminó siendo perseguida,
lo que llevó a Pitágoras y a sus discípulos a huir y esconderse.

Pese a los rigores iniciales en el desarrollo del pitagorismo, este movimiento acabará siendo
una de las propuestas más interesantes dentro del grupo de los pre-socráticos.

Origen y periodo vital de Pitágoras

La isla de Samos se encuentra frente a las costas de Asia Menor, actual Turquía, y junto a
Mileto y Éfeso constituyeron durante la época arcaica de Grecia uno de los centros
intelectuales más importantes de toda la Helade. Recordemos que Mileto fue la ciudad de
Tales, Anaximandro y Anaxímenes; y Éfeso, el lugar donde vivió Heráclito, pensador que
trataremos más adelante. Por lo tanto, podemos considerar a Pitágoras, en origen, como uno
más de los filósofos jonios, aunque debido a circunstancias vitales acabará siendo recordado
como un filósofo itálico.

Una de las fuentes que mejor nos informa sobre la ciudad natal de Pitágoras se encuentra en
los escritos de Diógenes Laercio (II d.C.) que, en principio, ubica en Samos el nacimiento y los
primeros años del pensador; si bien hay que destacar que se hace eco de anteriores autores
que proponen otros posibles lugares de dicho nacimiento así como familia de origen:

«[…] Pitágoras, hijo de Mnesarco, grabador de anillos, natural de Samos, como dice Hermipo, o
bien fue tirreno, natural de una isla que poseyeron los atenienses echando de ella a los
tirrenos, según escribe Aristójeno. Algunos dicen que fue hijo de Mármaco; éste, de Hupaso;
éste, de Eutifrón y éste lo fue de Cleónimo, que es el que huyó de Filunte. Que Mármaco
habitó en Samos, de donde Pitágoras se llamó Samio. Que pasando éste de allí a Lesbos, fue
recomendado a Ferécides por Zoilo, tío suyo; construyó tres cálices de plata y los llevó en
regalo a tres sacerdotes egipcios. Tuvo dos hermanos, el mayor de los cuales se llamó Eunomo,
el mediano se llamó Tirreno. Tuvo también un esclavo, llamado Zamolxis, a quien sacrifican los
getas juzgándolo Saturno, como dice Herodoto.» (2)

En cuanto a la fecha de nacimiento y muerte, ser precisos es más complejo. Friedrich


Nietszche, (3) en Filósofos Preplatónicos, propone dos fechas aproximadas en función de dos
momentos importantes en la vida de Pitágoras.

El primer suceso y por el que se puede datar su fecha de nacimiento es el relativo a una
inscripción olímpica de la que Eratóstenes, según cuenta a su vez Diógenes Laercio, nos dice
que en el primer año de la Olimpiada 48 (588 a.C) un joven Pitágoras de Samos entabla
combate con unos luchadores mayores de edad. Dado que para luchar con adultos, Pitágoras
debía de serlo, Eratóstenes establece la edad del filósofo participando en aquella disputa en 18
años, límite de la adolescencia. Si hacemos un cálculo simple, entonces el de Samos debería
haber nacido alrededor del año 606 a.C.
La otra posición toma en cuenta la edad de madurez de Pitágoras, que en la Grecia antigua
estaba consideraba en alrededor de cuarenta años. Esa edad del filósofo, según Aristoxeno,
coincide con la Olimpiada 62 que se celebró en el 532 a.C. Si Pitágoras tenía entonces
alrededor de 40 años, su fecha de nacimiento rondaría el 572, a.C. El hecho de que la edad de
madurez de Pitágoras y la Olimpiada 62 coincidan, según Aristoxeno, obedece a que en el año
532 a.C. dio comienzo la tiranía de Polícrates y, a raíz de esto y al poco tiempo, Pitágoras, en
plena madurez, abandonó Samos por discrepancias con el tirano.

En relación a la fecha de su muerte, hay un dato crucial, el 510 a.C. que coincide con la batalla
entre las ciudades de Crotona, población adoptiva de Pitágoras, y Sibaris, la cual quedó
totalmente destruída. Este conflicto coincide, más o menos, en la época en la que la
comunidad de los pitagóricos abandona Crotona destino Metaponto –una ciudad cercana–
junto a su maestro, quien se supone aún vivió algunos años más, lo cual puede colocar la fecha
de su muerte entre el 500-490 a.C. Si esto fuera así, entonces tendríamos dos diferentes
periodos vitales: el primero de más de cien años, si hacemos caso de la primera teoría sobre su
fecha de nacimiento, ubicada alrededor del 606 a.C., y una segunda, y posiblemente más
fiable, de un periodo vital de alrededor de 80 años confiando en que la madurez de Pitágoras
ocurriera en la Olimpiada 62, es decir en el año 532 a.C.

Si hablamos de cómo murió, Diógenes Laercio nos relata algunas versiones de la muerte de
Pitágoras. Una de ellas dice que murió en un incendio en la casa de Milón, uno de sus amigos;
otra que fueron los propios habitantes de Crotona quienes le ajusticiaron para evitar que
Pitágoras implantara un gobierno tiránico, lo que de ser cierto, justificaría la huída de sus
discípulos de la ciudad italiana. Otras versiones le relacionan con un campo de habas, alimento
que prohibía comer a sus discípulos por considerarlo sagrado, y donde parece ser que fue
asesinado por lo siracusanos por aliarse Pitágoras con los enemigos de estos, los agrientinos. El
lugar dónde murió o fue asesinado podría ser Crotona, lo cual, como decimos, provocó la
huída de sus seguidores, primero a Metaponto, para luego dispersarse por toda la Helade.
Tampoco hay que desdeñar que Pitágoras huyera también de Crotona y que muriera tiempo
después.

Cualesquiera que fuera el motivo de su muerte, la verdad se mantiene dominada por


referencias que aluden a otras referencias y un gran componente mítico sobre su vida que
hace difícil conocer son exactitud su periodo vital.

Pensamiento e influencia social


Lo más interesante de este filósofo, especialmente visto desde nuestro tiempo, es su
capacidad para investigar y vivir de forma conjunta la ciencia –matemática pura– y la mística,
dos disciplinas de la gnosis humana que hoy en día parecen ocupar espacios distintos en
nuestra antropología mental.

Durante su vida en Samos, Pitágoras conoció el pensamiento de Tales y Anaximandro. Incluso


pudo haber sido alumno de este último. También se le atribuyen multitud de viajes. Así lo
afirma Diógenes:

“Pitágoras, pues, según hemos dicho, oyó a Ferécides Siro. Después que éste murió se fue a
Samos, y fue discípulo de Hermodamante (que ya era viejo), consanguíneo de Creófilo.
Hallándose joven y deseoso de saber, dejó su patria y se inició en todos los misterios griegos y
bárbaros. Estuvo, pues, en Egipto, en cuyo tiempo Polícrates lo recomendó por cartas a
Amasis; aprendió aquella lengua, como dice Anfitrión en su libro De los que sobresalieron en la
virtud, y aun estuvo con los caldeos y magos. Pasando después a Creta con Epiménides, entró
en la cueva del monte Ida. No menos entró en los áditos de Egipto y aprendió las cosas
contenidas en sus arcanos acerca de aquellos dioses. Volvió después a Samos, y hallando la
patria tiranizada por Polícrates, se fue a Crotona, en Italia, donde, poniendo leyes a los
italianos, fue celebérrimo en discípulos, los cuales, siendo hasta trescientos, administraban los
negocios públicos tan noblemente, que la República era una verdadera aristocracia”.

También según Diógenes, Pitágoras abandonó Samos para conocer mundo, o mejor, el
conocimiento del Mundo. Fue recomendado por Polícrates a Amasis II ( 570–526 a.C), Faraón
de Egipto y allí, además de aprender la lengua de los faraones, accedió a los secretos de
aquella parte del mundo conocido. Partió entonces a oriente para conocer lo que decían los
Caldeos de la baja Mesopotamia y los magos zoroástricos. Se dice que también alcanzó la India
y, de forma más veraz, que conoció a Epiménides de Creta, la isla que milenios atrás diera
comienzo a la civilización minóica.

En cualquier caso, Pitágoras, antes de regresar a Samos por última vez, parece ser se ilustró
sobradamente por todo el mundo conocido. De vuelta a su ciudad natal, tras aquella
experiencia, encontró Samos tiranizada por Polícrates, líder aquel que una vez le sirvió casi de
mecenas y ahora se aliaba con persas, griegos y egipcios según le convenía mientras mantenía
a su pueblo bajo la dictadura.

Fue entonces cuando Pitágoras se trasladó a Crotona para participar en la vida política de los
itálicos y convertir aquella parte de la nueva república italiana en una aristocracia. Y en este
punto, aquí tendríamos, junto a Solón y a Clístenes, a otro de los exportadores de las tesis
políticas griegas a Italia, en este caso la elitista aristocracia y no la democracia.

Precisamente en Italia, Pitágoras fue un consejero político muy reconocido en su tiempo,


aunque fue la propia escuela pitagórica la que también hizo política, la cual se basaba en la
aristocracia como modelo político. En vida de Pitágoras, en Crotona, su escuela cumplía un
papel muy importante a nivel político y dado que no estaban de acuerdo con la democracia,
esto pudo ser una de las razones por las que los pitagóricos fueron perseguidos. Algo parecido
ocurrió con sus seguidores que también ejercieron su influencia política en distintas ciudades
de la Magna Grecia, y también fueron perseguidos por su elitismo y falta de sentido
democrático.

No obstante a esas persecuciones, Pitágoras ejerció una influencia importante a nivel social y
político, ya fuera como consejero de varios gobernantes o como líder y fundador del grupo de
los « matematikoi » o matemáticos en Crótona. En ambos campos, como político o líder
religioso, Pitágoras apostaba por una sociedad aristócrata, donde una elite bien preparada
gobernara al pueblo. Este modelo de organización era el que la secta pitagórica también seguía
en su funcionamiento interno.

Matemático puro
Como los demás pensadores de Mileto, su primer interés será el estudio de la Physis desde un
punto de vista epistémico, es decir, explicar la naturaleza racionalmente. Así, para Pitágoras, el
origen de las cosas o su arjé tenía que ver con los números. «Todas las cosas eran números», y
fundamentaba esta afirmación gracias al estudio y relación que realizó entre la música y las
matemáticas. Tanto en el Cosmos como en la música, para Pitágoras gobierna la armonía. Y ya
que la armonía musical se puede dividir en sonidos más intervalos entre sí y medirlos de forma
exacta numéricamente, en cuanto al universo, su naturaleza también se forma de unidades e
intervalos entre sí ordenados por relaciones numéricas, las cuales, según Pitágoras, confieren
dicha armonía al universo.
Ahondando más en la definición de la naturaleza del universo, Pitágoras aboga por una especie
de dialéctica cosmológica radical donde cada elemento posee su contrario: limitado e
ilimitado, par o impar, luz y oscuridad. Y esos contrarios mezclados constituyen el Cosmos. Sin
embargo, existe un elemento que no posee un contrario, y este es el número Uno, el Alfa de
todo, que para los pitagóricos era a la vez par e impar, es decir, en un elemento se
concentraban sus dos contrarios y por lo tanto el número Uno se convertía en el fundamento
último de la Physis, es decir, el arjé de la naturaleza. Además, y en relación a los números y
cosmología, también decía que todos los astros del cosmos giran en torno a un fuego central, y
que estos astros son 10, el número perfecto. Dado que los astros conocidos en aquel entonces
eran nueve, Pitágoras salva esta incongruencia creando un nuevo astro, la «anti-tierra»,
opuesta a nosotros y por ello invisible.

Es cierto que esta concepción cosmológica puede resultar un poco ingenua o con demasiados
huecos por rellenar para la ciencia de hoy, no obstante, lo esencial de la propuesta de
Pitágoras o los pitagóricos, es destacar la importancia de las matemáticas para explicar la
naturaleza del Cosmos.

Profeta religioso
Como profeta religioso, Pitágoras gozaba de un prestigio que traspasaba las fronteras de
Crotona y pronto se crearon otros grupos bajo su influencia por toda la Helade. Ese prestigio,
como en otros muchos casos, se fundamentaba en leyendas sobre el carácter divino del
filósofo:

“Otra cosa dice también de Pitágoras Hermipo, y es: «Que pasado a Italia, se hizo una
habitación subterránea y mandó a su madre anotase por escrito cuanto sucedía, señalando
también el tiempo; luego se entró en el subterráneo, dándole su madre escritas cuantas cosas
acaecían fuera. Que pasado tiempo, salió Pitágoras flaco y macilento, y congregando gentes
dijo que volvía del infierno, y les iba contando las cosas acontecidas. Que los oyentes,
conmovidos de lo que había dicho, prorrumpiendo en lágrimas y lamentos, y creyeron en
Pitágoras algo divino, de manera que le entregaron sus mujeres para que aprendiesen sus
preceptos; de donde vino que fueron llamadas Pitagóricas. […]»”. Diógenes Laercio.

De este último párrafo debemos rescatar el hecho de que Pitágoras parece no hacer distinción
entre hombres y mujeres a la hora de participar en su escuela místico-religiosa. Ésta, fundada
como decimos en Crotona, se dedicaba al estudio de la música, las matemáticas y sobre todo
la renovación moral a través de una vida ascética. Tenía su fundamento en el orfismo, el cual
tenía influencias del culto a Dionisos. Así, esta secta también se llamó órfico-pitagórica y la
figura del maestro era venerada, el cual compartía sus secretos con los miembros más
importantes de la escuela, los matemákoi, mientras que para los oyentes, los acusmáticos, la
divulgación de la doctrina era menor. Desde un punto de vista más religioso, los pitagóricos
defendían doctrinas sobre la inmortalidad y sobre todo sobre la transmigración de las almas.
Discípulos y miembros posteriores de la escuela como Filolao o Hípaso desarrollaron el
pitagorismo en otras direcciones aunque a veces es difícil discernir entre lo que aportó el
propio Pitágoras y los aportes de sus seguidores.

Notas finales

Si los milesios Tales, Anaximandro y Anaxímenes iniciaron el pensamiento epistémico


Pitágoras, a través de su matemática, lo puso en práctica, ejerciendo una gran influencia en
pensadores posteriores. Recordemos sino las palabras de Bertrand Russell:
“No conozco ningún otro hombre que hubiese tenido mayor influencia en el campo del
pensamiento. Lo digo porque lo que aparece como platonismo resulta, después de analizarlo,
esencialmente pitagorismo.” Bertrand Russell.

Heráclito

Pequeña biografía

Heráclito nació en Éfeso, ciudad situada en la costa de Asia Menor y cerca de Mileto, el lugar
de procedencia de Tales, Anaximandro y Anaxímenes. Su vida transcurrió aproximadamente
entre el 544 y el 484 a.C. y lo que se sabe de él y su pensamiento nos lo han referido
pensadores posteriores. éstos, aseguran que Heráclito, hijo de Elisión o Heracon (Los Filósofos
Pleplatónicos, Frederich Nietzsche, pp 69) perteneció a una familia aristocrática, vinculada con
la realeza de su ciudad hasta el punto de ser considera heredera de los fundadores de la
misma. No obstante, aunque era un buen político, parece ser que el pensador se desentendió
pronto de sus responsabilidades socio-políticas y posibles derechos dinásticos para retirarse al
Templo Artemisa Efesia [1] y dedicarse al pensamiento y al estudio de la naturaleza. Su
abandono de la vida pública se debió a sus enfrentamientos con el Partido democrático y sus
concepciones antropológicas, las cuales también eran, como su clase, aristócratas. No tenía
mucho interés por el saber popular, al que consideraba incapaz de conocer los misterios del
universo: «los ojos y los oídos son malos testigos para los hombres que tienen una alma
bárbara»[2]. En este sentido, rechazaba la Democracia ya que prefería un gobierno de los
«mejores» a un gobierno de «mayoría».

Su obra y pensamiento
Parménides, nacido en la Magna Grecia y contemporáneo de Heráclito, llegó a conocerle o, al
menos, a su obra, la cual pudiera ser un libro al uso de los pre-socráticos y denominada Sobre
la Naturaleza o, tal vez, toda su obra fuera un conjunto de dichos y proverbios que se fueron
recogiendo con el tiempo. Lo que si ha quedado claro en la Historia de la Filosofía fue el
carácter misterioso del pensamiento heracliteo, que se presta a distintas interpretaciones.
Esto es debido al lenguaje, a veces críptico y oracular, que utiliza el de éfeso en sus sentencias.
Tanto parecía esconder su pensamiento que fue conocido como Heráclito el Oscuro.

Efesia Artemisa
Reproducción del Templo de Efesia Artemisa en Estambul, Turquía. Foto: Wikipedia.
Como el resto de los filósofos de Asia Menor, Heráclito también investigó el arkhé u origen y
fuente que domina la naturaleza, el cual lo atribuyó al fuego: «Este mundo, el mismo para
todos, ninguno de los dioses ni de los hombres lo ha hecho, sino que existió siempre, existe y
existirá en tanto fuego siempre vivo, encendiéndose con medida y con medida apagándose».
[3] Además de su preocupación por la naturaleza, como Anaximandro y Pitágoras, en Heráclito
también encontramos la idea del eterno retorno, de un universo cíclico infinito. Es interesante
anotar que por la misma época, en oriente, tanto en el hinduismo como en el budismo, la
concepción del universo era muy similar. Independientemente de si los griegos conocían el
pensamiento oriental, lo que si parece muy probable es que Heráclito sí conociera el de sus
contemporáneos en Grecia.

Sin embargo, lo que ha trascendido en la obra del efesio es la dialéctica creada entre él y su
contemporáneo Parménides. Dos posiciones antagónicas en varios aspectos. Si para
Parménides, el universo es estático, eterno e inmutable, para Heráclito el universo está en un
continúo devenir por lo que rechaza el ser estático y eterno para afirmar: «no es posible
descender dos veces al mismo río, tocar dos veces una sustancia mortal en el mismo estado».

Para explicar la naturaleza impermanente del universo, Heráclito alude a la existencia de la


contradicción en el interior de las cosas. Es decir, los opuestos se encuentran intrínsecamente
en todo. De esta forma, la discordia en la naturaleza está servida, la cual cambia de forma,
tamaño y densidad al igual que lo hace el fuego. Gracias a este último razonamiento, se
entiende porqué Heráclito apunta al fuego como germen de todas las cosas. Aquí vemos una
característica esencial de los pre-socráticos y es la de desarrollar sus argumentos ontológicos
en base a sus observaciones. No poseían ni microscopios ni telescopios, sólo una agudizada
capacidad de observación y un proto-método científico para llegar a una serie de conclusiones
basadas también en una proto-lógica que, de forma más avanzada, desarrollará y categorizará
Aristóteles como ciencia ciento cincuenta años más tarde.

Ahora bien, esa continua contradicción y cambio en todas las cosas, de forma paradójica,
deviene en armonía. Y esa armonía se debe a que, según Heráclito, existe una Ley Primera y
única que domina y dirige el movimiento en el Universo. A esta ley se la denomina Logos o
Razón universal, la cual es común a todos nosotros y a todas las cosas conformando esa
universalidad. No obstante, aunque está en todos nosotros se mantiene indescifrable para a
los humanos: «Aunque esta razón existe siempre, los hombres se tornan incapaces de
comprenderla, tanto antes de oírla como una vez que la han oído» [4] . Estas frases y otras
recogidas por pensadores posteriores nos confirman esa posición aristócrata de Heráclito que
no concede altura intelectual al común de los mortales y sí a él mismo, ya que asumimos que
al descubrir y describir qué es el Logos o razón universal, Heráclito cuenta con acceso
privilegiado al mismo.

En cualquier caso, ese concepto del Logos o razón será trascendental en la filosofía posterior.
Será Platón, ciento veinte años después, quien lo explicará de forma más extensa a través de
su alegoría el «mito de la caverna», donde el Logos, al estar por encima de la opinión y de los
sentidos, sólo se descubrirá a las personas que se deshagan del poder de los sentidos y la doxa
(opinión).

Parmenides de Elea: ser o no ser

Biografía:

Parménides de Elea pertenece al grupo de filósofos presocráticos. No se conservan


demasiados datos de la vida de este filósofo. Se estima que nació en Elea, ciudad griega
situada en la Italia meridional; en el año 540 a .C. Allí surgirá una de las grandes escuelas
filosóficas más importantes de la Antigua Grecia: la Escuela Eleática. Tradicionalmente se
atribuye la creación a Jenófanes de Colofón, pero algunos apuntan a que pudo ser su fundador
el propio Parménides.

Parménides se inicia en la filosofía de la mano de los pitagóricos, pero termina por distanciarse
y desarrollar su propio pensamiento filosófico. Su filosofía será muy apreciada por filósofos
posteriores como Platón.

Su pensamiento es uno de los pilares de la Escuela Eleática. Además de dedicarse a la filosofía,


Parménides participó activamente en la vida política de su ciudad, contribuyendo en la
constitución de las leyes.

Obra:
Aunque no se sabe a ciencia cierta si escribió más obras a lo largo de su vida, la que ha llegado
a nuestros días es Sobre la naturaleza, poema compuesto de versos hexámetros donde expone
su filosofía.

La primera parte de este poema es un mito en el que Parménides relata cómo es conducido
hasta la Diosa de la Verdad, ante la cual tiene una revelación de carácter filosófico. La parte
central del Poema se centra en esta revelación y se divide en dos partes:

La vía de la verdad y la vía de la falsedad: Parménides expone su pensamiento filosófico.


La vía de la opinión : Describe una cosmología que considera engañosa.
Pensamiento
En la primera parte de su poema, Parménides nos expone su pensamiento filosófico bajo una
premisa fundamental: lo que es, el Ser, puede pensarse; lo que no es, el No-ser, no puede
pensarse. Es una afirmación del ser como unidad y un rechazo del devenir o el cambio como
multiplicidad. Es decir que la unidad es la verdad, lo que existe, y todo lo que implica
multiplicidad no es más que una ilusión.

El Ser:

Una de las aportaciones principales de la filosofía de Parménides es precisamente su definición


del Ser, al que le atribuye una serie de características.

Unidad. El ser no puede ser más que “uno”, si fuera otra cosa distinta al “uno” sería el no-ser.
Indivisible. En relación a la unidad, el ser es indivisible y compacto. El vacío sería el no-ser, y el
no-ser no existe.
Finito. El ser es finito y esférico. Estas ideas probablemente las tomó de los pitagóricos, que
relacionaban dichas características con lo determinado.
Inmutable. El Ser no puede cambiar. Si el Ser cambia o se mueve deja de Ser.
Indestructible. El Ser es, si deja de ser ya no puede ser el Ser.
Ingénito. El Ser no ha podido ser engendrado, ya que entonces habría sido creado por el No-
ser, y el No-ser no existe.
El camino al conocimiento:
En su obra también trata el problema del conocimiento. Parménides nos plantea dos opciones
para llegar al conocimiento. Una es la vía de la verdad y la otra es la vía de opinión. La primera
vía se basa en la razón, y es el único camino verdadero para llegar al conocimiento. La segunda
vía, la de la opinión, se basa en los sentidos que crean la ilusión de cambio y multiplicidad, por
lo que son engañosos. La vía de la opinión implica la aceptación de la existencia del no-ser, por
lo que nunca nos podrá conducir al conocimiento de la verdad. Es trabajo del hombre elegir un
camino u otro.

Conclusión:

El pensamiento filosófico de Parménides, expuesto en su obra Sobre la naturaleza puede


resumirse en una serie de premisas:

La realidad es única, y de ella no puede surgir la multiplicidad.


Negación del cambio. El cambio y el movimiento no pueden existir, son simples ilusiones.
Primacía de la verdad (o razón) sobre la opinión (o sentidos). La realidad se relaciona con la
razón.
El primer principio no es otro que el Ser: Lo que es, es. Lo que no es, no es.
Parménides es considerado como el primer metafísico y fundador de la ontología, por ser el
primero que sitúa al ser o al ente como principio. Su poema supone, además, un uso de la
dialéctica y de la deducción lógica totalmente novedoso en su época.

Hasta la filosofía de Parménides, la pregunta fundamental de la filosofía era sobre el origen del
universo. Él es el primero en situar al Ser como objeto principal del pensamiento filosófico.
Este hecho tendrá una gran influencia en la filosofía desarrollada posteriormente en Grecia y
en la historia de la filosofía.

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