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¿Le gustaría vivir en una casa elegante, climatizada, tipo colonial, y que le
cueste la quinta parte del precio del mercado de bienes raíces? Si además de
atraerle esta idea, usted está en contra de la contaminación del medio
ambiente y vive o quiere construir fuera de Managua, el adobe puede ser su
solución. Consulte con la arquitecta Dulce María Guillén, la voz más
autorizada en materia de construcción con adobe en nuestro país.
Pero yo no quería que me dieran “adobe con el dedo”. Me puse en contacto con un doctor en ingeniería
estructural, pariente mío lo digo con orgullo, que diseña las estructuras de los edificios más sofisticados
de Intel en los Estados Unidos de Norteamérica. Julio, que así se llama mi familiar, me contestó: “…
una gran parte de la humanidad vive en este tipo de construcciones, expuestas a fuertes cargas sísmicas.
Hay trabajos sobre adobe sismo-resistente en: Berkeley (California), El Salvador, Panamá, Venezuela,
Perú, Colombia, Ecuador, Alemania, y probablemente muchos lugares más de los cuales no estoy al
tanto. Lo que se pretende es que, en caso de terremotos, se resquebraje de una manera benigna, sin que
los grandes paredones se vengan al suelo y destripen a los ocupantes. Si este objetivo se alcanza, se
salvarán muchísimas vidas”.
Pero mientras en otros países, aun en los desarrollados, se investiga y desarrollan técnicas cada vez más
seguras, en Nicaragua se desprecia la construcción con adobe. No obstante, según la arquitecta Guillén,
las casas de adobe en Granada representan el 48% de la totalidad, en León el 38%, Nueva Segovia y
Madriz: 70% y el promedio a nivel nacional es del 20%.
Un dato más sobre este desprecio: en nuestro país, en la carrera de arquitectura de la Universidad
Centroamericana, únicamente se imparten cuatro horas de clase sobre la construcción con adobe.
¡Cuatro horas en cinco años! Y todo parece indicar que es en la única que se habla del adobe. Increíble,
pero cierto. En cambio, en la universidad de Kassel, Alemania, hasta manuales se han escrito sobre este
tipo de construcción. ¡Qué contrastes, no!
En una casita chiquita y muy blanca, camino del…
Me pareciera escuchar aquella vieja canción que se oye para el día de la madre: “En una casita
chiquita…”, cuando Dulce me cuenta cómo se inspiró para esta aventura emprendedora: “Fueron esas
casas campesinas de Jalapa, con esa belleza y confort que nadie sueña en la capital. Pintadas con tierras
naturales, o con cal. Clima como de aire acondicionado, decorado de gran calidad”.
Desde ese momento, no ha parado de realizar su quijotesca labor para que el adobe recupere su valor
como opción constructiva. Tal es su convencimiento, que así como hace 30 años abandonara sus
estudios de arquitectura, para tomar la opción por los pobres, como le gusta llamar a la lucha
revolucionaria de aquellos años, recién abandonó un atractivo y bien remunerado trabajo, para lanzarse
de lleno a la investigación y promoción de esta técnica constructiva. Tal perece que nuevamente retoma
su opción por los pobres, solo que ahora, desde otra perspectiva: el hábitat popular. Su primer trabajo
consistió en diseñarles unas viviendas a los obreros de Tainsa (empresa tabacalera de Estelí), quienes
necesitaban algo económico y digno para vivir. También diseñó para el Instituto de la Vivienda Urbana
y Rural (INVUR) la vivienda típica de adobe que se construye en Totogalpa, una urbanización de 46
viviendas. Adicionalmente, acaba de terminar el diseño de un centro para la Asociación de Mujeres
Solares de Totogalpa que consta de cinco edificios de adobe.
Pero, para retomar tal opción, Dulce María, ya crecidita, a los treinta y tantos años, reinició sus estudios
inconclusos, graduándose de arquitecta hace diez. A los cuarenta de edad, su experiencia constructiva
acumula veinte años trabajando en el diseño arquitectónico, de los cuales cinco ha dedicado al adobe.
Muchísima, lo único que tienen en común es la materia prima, que es la tierra. El adobe es un sistema
que basa su trabajo estructural en el grosor de sus paredes, muros de carga. No necesita ningún
elemento adicional para sostener el techo, que es uno de los elementos más pesados en un edificio. El
taquezal, es una estructura de madera con columnas y vigas para sostener el techo y rigidizar las
paredes, que se hacen con una especie de malla de madera con tierra. El taquezal tiene el inconveniente
del costo de la madera. Aún cuando ésta se sustituya por el hierro, el costo siempre es mayor.
Un gurú de la ingeniería mundial, el profesor Kumar Mehta, en agosto de 1999, manifestó que por cada
tonelada de cemento Pórtland, el mismo que se produce en Nicaragua, se genera otra tonelada de
dióxido de carbono. El cemento es el causante del 8% dióxido de carbono del mundo. Léase,
calentamiento global de la tierra. Cito textualmente al profesor Mehta “….ustedes pueden imaginar
cuántas tormentas se darán cada año a causa del calentamiento global”. Lo dijo hace seis años y lo
estamos viviendo ahora. Si hay dudas, el huracán Katrina las puede despejar.
El adobe es ecológico. Algo muy importante en estos tiempos en que la naturaleza la estamos llevando
a sus límites. El adobe representa un ahorro de energía muy considerable. Además, según Dulce María,
ni el bloque de concreto ni el ladrillo de cuarterón, pueden brindar un ambiente arquitectónico tan
armonioso como el que se logra con el adobe.
Nicaragua podrá contar muy pronto con un adobe natural mejorado, gracias a los trabajos
investigativos de esta tenaz innovadora. Ella ha desarrollado mezclas y técnicas constructivas que
aseguran que una casa de adobe podrá tener fisuras, pero no colapsará ante un sismo. Sin embargo,
todavía no es partidaria de construir en Managua. “Faltan estudios al respecto”, expresa muy
responsablemente.
El proyecto Casa Mirazul, en Jinotepe. Debo decirte que el director de INVUR visitó la casa modelo y
está muy motivado. Próximamente llegará nuevamente con un equipo de especialistas para estudiar con
mayor profundidad este tipo de construcción, pues para ellos es desconocido.
No. Hago los diseños y facilito la construcción (recomiendo y entreno albañiles). También hago
supervisión. No quiero dedicarme a la construcción, pues es muy absorbente y no me dejaría seguir mis
investigaciones.
Sí, en Ocotal construí una casa de 200 metros cuadrados. El metro cuadrado de esa casa costó 160
dólares. Es una casa grande y a todo dar. De lujo. Azulejos, piso de cerámica…
¿Algún terrateniente?
No, una española. Pero hay otra serie de personas muy entusiasmadas que piensan hacer sus casas de
adobe.