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Pastor Marcelo D’Emilio


Lección para grupos celulares
Lección Nº 51
Serie: Como terminar el año en victoria
Tema: “Lo que queda al final”

1ª Reyes 19:1-18

Hay una gran cantidad de interpretaciones que sugieren varias razones acerca del
abatimiento, del estado depresivo que se manifiesta en la vida de Elías, a tal punto que
la idea de la muerte y del suicidio está ahora en su mente. Hay estados depresivos
diferentes pero el nivel más profundo de la depresión es cuando la sombra de la
muerte aparece con intensidad. Una de las razones que sugiero para entender el
estado depresivo de este hombre es lo que yo llamé hace un tiempo “el poder de una
mentira que se ha creído” mensaje en el que presento la razón de una depresión en
Elías producto de una mentira de Jezabel, sacerdotisa de un culto pagano al dios Baal
y la diosa Asera, y esposa del rey Acab, rey de lo más corrupto que existe en la
historia. El profeta acaba de hacer descender fuego del cielo para encender el altar, y
después el hombre de Dios va hasta lo encumbrado del monte Carmelo luego de tres
años y seis meses de sequía, y en cuclillas, en posición fetal gesta la lluvia. Y una vez
que la lluvia y el fuego están en el haber de su poder el hombre recibe una mentira:
Jezabel que acaba de perder a todo su ejército le manda a decir que mañana a esta
hora le cortará el cuello, y es una verdadera mentira porque horas atrás Elías acaba
de matar a todos los enemigos; Jezabel está desprovista de posibilidades, de ejércitos,
y de autoridad, no tiene con qué dañar al hombre pero Elías cree la mentira (ésta tiene
un increíble poder en la vida del ser humano) y entra en un pozo depresivo, empieza a
creer que será cierto que mañana lo van a matar porque así se lo dice a Dios (Leer &
vs. 14) pero en realidad nadie lo buscaba para matarlo, nadie quería matarlo, ni nadie
podía matarlo sino que simplemente la mentira que entró en su mente comienza a
trabajar quedando atrapado en ella. El diablo miente cuando uno está cansado,
exhausto, y Elías estaba exhausto porque acababa de enfrentar a principados y
potestades; el cuerpo estaba cansado y la mente saturada, y es receptor de cualquier
cosa, de cualquier enfermedad y de cualquier mentira porque uno no está en
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condiciones de analizar ni de enfrentar.


El otro momento es cuando alguien está en el nivel más alto de la vida espiritual.
Generalmente las personas que alcanzan una posición en la vida se descuidan, porque
creen que ya lo lograron, y en el descuido de haber alcanzado se encuentran
prisioneros de una mentira. Y Elías está prisionero y es muy posible que sea por una
mentira, o es muy posible que el hombre esté depresivo no solamente por una mentira
sino por un resultado alcanzado que resulta no ser tan real, que no es tan así como
parecía. El resultado es que el fuego cae sobre el altar y el pueblo se acerca a Dios y
dice el cap.18:39 “Viendo todo el pueblo se postró diciendo: Jehová es el Dios...” Y
todo el pueblo tuvo el resultado que Elías esperaba, pero cuando a las 24 horas Elías
baja de la montaña después de haber hecho llover nuevamente todo ese pueblo se
había olvidado de Dios y estaban haciendo lo mismo de antes tras el ocultismo, la
idolatría, la fornicación. Y el hombre se lleva una gran desilusión porque aparentaba ser
el resultado que se esperaba pero que termina no siendo real. Y se sintió engañado,
burlado, y comenzó a experimentar ciertos síntomas; y el primero fue soledad porque le
dijo al Señor: He quedado yo solo... Es la sensación de un ser humano que descubre
que lo que vio no era real, que el resultado que le mostraron no era cierto, se siente
abandonado. Cualquier ser humano que se entusiasma con un resultado y luego
descubre que lo que le dijeron no era cierto, que lo que dijo que había de cambiar no
cambió, que lo que dijo que había hecho no fue así, que lo que dijo que iba a hacer
jamás lo hizo, uno se siente abandonado. Y comenzó a experimentar una sensación de
soledad y dijo: “-Me mintieron... todo el mundo me mintió y me dejaron solo... me
traicionaron”: “Lo dejé entrar porque me dijo que iba a cambiar... le presté porque me
dijo que esta vez devolvería, pero es el mismo de siempre...”, y uno se siente solo
producto de la traición. E inmediatamente Elías se siente desvalorizado, se siente que
ha hecho el papel de tonto y le dice a Dios: “Ah Jehová, no soy yo mejor que mis
padres” y no es que esté hablando de su papá biológico sino de la gente; está
diciendo: “¡Que tonto soy!...” “Yo creía que mientras le explicaba me estaba
entendiendo y en realidad se estaba burlando”, y entonces se sintió perseguido: “Me
buscan para matarme...” Una persona prisionera de una mentira, de una expectativa
que no se cumplió, que se siente solo, desvalorizado, y perseguido, entra en depresión.
Y depresivo se metió bajo la cueva y dijo la frase que pone punto final a cualquier
cosa: Basta ya, basta, no quiero más... basta, no sigo más... (vs.4). Se metió debajo
del árbol y dijo: Se terminó, oh Señor, mejor me fuera estar muerto.

La expectativa de Elías era ver a la gente con Dios. Años trabajando por eso y no se
logra... y dijo: “Se terminó, no estoy para nadie más, ya no creo en nadie más”. Y con
ello aparece desde el punto psicológico el estado depresivo, un enojo introyectado o
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sea un enojo hacia adentro, consigo mismo, y aún con Dios que no se exteriorizó.
Desde el punto de vista más común, cuando alguien ya no tiene porqué vivir, cuando
las expectativas no se cumplen, no hay razones para seguir, el objetivo no alcanzado
tiene que tener una consecuencia y esta ocurre dentro del hombre. El que no llega, el
que no alcanza, el que no corona tiene consecuencias internas, broncas, temores,
ansiedades, desilusión, angustia, vergüenza, cansancio... ¡Basta ya!.... ahora está
depresivo en la cueva y aparece Dios en la forma del ángel y le pone agua y pan y le
dice “Come y duerme porque largo camino te espera”, y esta es la frase para hoy, una
afirmación que merece ser recibida, merece ser aceptada y grabada en el espíritu del
hombre porque viene del Espíritu de Dios, viene para aquellos que están viendo el fin,
que están bajo una palabra que pone punto final a cualquier período de la vida, para
aquellos que han dicho “Basta ya, que este año se termine”, para aquellos que están al
borde del fin de un camino, en el fin de un intento, en el fin de un sueño, de un
negocio, de un matrimonio, de una familia, etc.. Hoy el Señor está diciendo que para
aquél que está colapsado y ha perdido la capacidad de dibujar en el presente el
horizonte, el camino por seguir: “¡Largo camino te resta!”. Y el ángel le dijo: “Come y
duerme” porque Elías está cansado físicamente, mentalmente, emocionalmente. El
cansancio del físico lo atiende el Señor haciéndolo comer y dormir, ese fue el primer
remedio que le dio (vs.8) pero el cansancio en el espíritu, la emoción, la mente no se
resuelve ni comiendo ni durmiendo sino que se necesita otra proteína, otra palabra, otra
afirmación; la mente cansada ya no cree que hay destino, cree que todo se termina; el
corazón cansado, el alma herida cree que ya no hay más posibilidades de sentir, el
espíritu agobiado no siente ganas de seguir caminando, a un espíritu abatido solo le
cabe una revelación de lo alto: ¡Largo camino te resta!. Jesús de Nazaret se presentó
a sus discípulos con una frase: Yo soy el camino... Hoy Jesús va a trazar un nuevo
destino, un nuevo camino, una nueva meta, un nuevo lugar para alcanzar; el ¡Basta ya!
quedará erradicado porque largo camino nos resta. Elías pensó que el camino se había
terminado, y para cualquier hombre los caminos se terminan, pero para un hijo de Dios
siempre hay caminos nuevos, y cuando la mente está cansada y el hombre está
cansado el hijo de Dios se para delante de El y dice: ¡Muéstrame el camino!...
¡Muéstrame el camino!... Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre si
no es por mi.
Pero la orden de “largo camino te resta” no tiene valor sin una orden en sentido
imperativo. El ángel le dijo: “¡Levántate! Largo camino te resta”. No se construyen los
caminos de la vida en el suelo de la desesperación, de los brazos caídos, de la
confusión, de la incredulidad, y en el suelo del no doy más. La orden para el que
estaba en el suelo fue ¡Levántate!, ponte sobre tus pies porque largo camino te resta.
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El Señor te dice hoy: “¡Levántate!”, del suelo de las imposibilidades, del cansancio, de
las emociones quebradas, la mente saturada, porque de esta manera nadie puede
hacer un nuevo camino, pero si alguien hoy tiene la vitalidad, la virtud de dejar que el
Espíritu lo levante, largo camino comienza a trazarse en esta noche. Estoy creyendo
que la orden ¡Levántate! es una orden directa a la emoción abatida. Aquél que termina
el año cansado en sus emociones, que ha sufrido todo este año, que está dolorido,
cansado de llorar, hoy la orden es imperativa: Levanta tus emociones, deléitate en
Jehová y El concederá las peticiones de tu corazón. El alma que está abatida, turbada,
en tristeza, sepa que todavía en los días que quedan para cerrar este 2006 hay
motivos de alegría, momentos de felicidad y momentos para seguir riendo. No se cierra
el año en llanto, en angustia, sino que se cierra en alegría. No cierre el año con
lágrimas, no se rinda a la angustia, fortalézcase y aún reprenda su propia emoción.
El salmista se enojaba con él mismo: ¿Por qué te abates alma mía y te turbas dentro
de mí? (Leer & Salmo 42:5) La orden de levantarse es una orden a la emoción y a la
mente, porque una mente embotada no puede pensar, pero un hijo de Dios tiene la
mente de Cristo y la mente de Cristo nunca se cansa; y es una orden al espíritu de
vida porque no hay nada peor que una vida abatida porque se va perdiendo el deseo
de vivir entonces ya no hay nada por delante, pero un espíritu levantado y firme tiene
ganas de seguir viviendo entonces Dios seguirá dando cosas para vivir...
La tercer cosa que hizo Dios fue darle una orden a Elías. Se supone que Elías no tiene
nada más para dar porque está tan vacío, tan quebrado que le dijo al Señor: Basta ya
quítame la vida. Para que alguien no quiera vivir es alguien que cree que no tiene nada
más para dar o para hacer. El Señor le dijo: “Sal de la cueva y ponte delante de
Jehová”, y salió Elías de la cueva y el Señor vino en un silbo apacible y delicado y al
que no tiene nada para hacer le da tres ordenes: ungirás a Azael por rey de Siria,
ungirás a Jehú por rey de Israel, y ungirás a Eliseo en tu lugar. Dos de realeza y una
profética. Dios dijo: “Todavía no estás vacío, y tu cansancio se va a resolver así,
soltando tres unciones: el rey de Siria es enemigo de Israel, entonces los enemigos
atacarán a Israel, esto significa que si tu has hecho lo imposible para resolver los
problemas de tu casa y no has podido entonces los de afuera, los extraños, van a
producir un movimiento que traerá el resultado que tú esperas y no lograste adentro,
dicho de otra manera, tu oraste mujer para que tu marido deje a la extraña pero la
extraña lo dejará a tu marido; tu oraste para que tu hijo no se junte con los de afuera,
quedate tranquilo porque los de afuera se pelearán y los echarán a tus hijos; tu oraste
para que tu hijo no vaya a tal lugar, quedate tranquilo porque el lugar cerrará y lo
echará a tu hijo... “Tranquilo Elías, las cosas de afuera (los paganos) comenzarán a
moverse y lo que hagan será un resultado para tu vida”. En segundo lugar levantarás a
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un rey en casa, entonces tu corregirás adentro y ellos corregirán afuera y ahora los
resultados serán evidentes porque tus hijos recibirán presión de adentro y presión de
afuera... A tu marido el patrón le aumentará y tú de adentro le enseñarás a ahorrar, lo
ascenderá y tu de adentro le enseñarás responsabilidad. En tercer lugar ungirás a
Eliseo, y le dijo (vs. 17). Esto significa que lo que no resulte afuera resultará adentro, y
si no resulta adentro la Palabra de Dios lo transformará. Lo que resta del 2006 va a
producir esta unción triple: una unción real que viene desde afuera, otra unción real
que aprieta desde adentro, y lo que no lo logra lo de afuera ni lo de adentro lo termina
consiguiendo el poder de la revelación.

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