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Como respuesta a la crisis económica del 2001 y a la pérdida de las fuentes de trabajo,
se empieza a producir de manera cada vez mas frecuente la recuperación de unidades
productivas que estaban en proceso de quiebra o vaciamiento por parte de sus
trabajadores, que ante la situación general de desempleo y crisis, deciden ocupar las
fábricas, resistir el desalojo y ponerlas a producir. Rápidamente las actividades de gran
parte de las empresas recuperadas trascendieron el ámbito netamente productivo para
abrirse y tomar en sus manos otras actividades, ya fueran culturales, educativas o
sociales.
De esta manera, el proceso que se estaba dando en una parte especifica del mundo del
trabajo, se articulaba con otro que venia sucediendo en el ámbito educativo,
especialmente con el sector jóvenes-adultos, y con una necesidad, la de una respuesta a
los millones que estaban por fuera del sistema educativo. En este escenario surgieron
organizaciones sociales que, desde una perspectiva diferente, plantearon la necesidad de
abrir espacios para dar cuenta de las carencias educativas de la Argentina de ese
periodo. Ese doble proceso llevó a la apertura de bachilleratos populares en empresas
recuperadas gestionadas por organizaciones sociales.
Las experiencias educativas de los Bachilleratos Populares no parten de ser un
entramado más que le demanda a un Estado ausente que se haga cargo de la
problemática educativa, sino que es la misma organización social la que interpela al
Estado, asumiendo la responsabilidad de la tarea educativa.
Se reclama al estado su responsabilidad, pero desde la autogestión de las experiencias
educativas que la propia organización social lleva adelante.
Desde este punto de vista, toman el principio de Escuela Pública Popular; es decir,
escuelas impulsadas desde las organizaciones sociales y territoriales que disputan el
campo educativo, no como una alternativa al sistema de educación pública estatal, sino
alternativizando dicha escuela, fortaleciendo los espacios de intervención de los
diferentes actores que confluyen en ese espacio (docentes, coordinadores, estudiantes,
vecinos y trabajadores). De esta forma, resaltar el principio autogestivo plantea una
ruptura con la tradición de la matriz sarmientina. Coloca a los educadores y educandos
en una esfera que difícilmente el Estado pueda controlar.
CONCLUSION
Los bachilleratos populares son escuelas públicas populares para aquellos jóvenes y
adultos que no finalizaron el nivel secundario quedando así excluidos de la escuela
media tradicional y que, por diversos motivos, tampoco son contenidos por las
instituciones existentes pensadas para esos grupos, tanto estatales como de gestión
privada.
Estas experiencias de educación pública y popular son impulsadas por organizaciones
sociales de distinto tipo que toman la educación en sus manos.
Las organizaciones que llevan adelante la apertura de estos bachilleratos se reconocen
dentro de una tradición de Educación Popular que en nuestro país tiene antecedentes en
las organizaciones anarquistas y socialistas de principios del siglo XX, y contó con
innumerables experiencias en las décadas del 60 y 70, todas ellas apostando a una
transformación social radical a partir de la organización popular que retome los saberes
de las mayorías.
Lo que distingue a estas escuelas de experiencias anteriores de educación popular es su
interpelación al Estado. Reclaman ser reconocidos dentro de la educación formal.
Los bachilleratos populares son escuelas, en tanto cuentan con un equipo docente, una
caja curricular de materias con horarios asignados y proponen una cursada regular que
consta de una carga horaria tomada de las escuelas estatales de adultos existentes
(CENS), como así también su régimen de homologación de materias y equivalencias.
Los estudiantes deben cursar de forma presencial y son evaluados y promovidos de
acuerdo a su desempeño (asistencia y producción medidos en términos de procesos
individuales).
Se toman herramientas de la educación tradicional (por Ej., asistencia), transformando
su carácter sancionador en sistematizados de las trayectorias escolares particulares.
Los Bachilleratos son públicos en tanto son abiertos a la comunidad, sin restricciones de
tipo político, social, cultural ni religioso. También como experiencia de prácticas
democráticas.
Y son populares en tanto se proponen interpelar al conjunto del sistema educativo en
virtud de los intereses y necesidades de las mayorías, desde una perspectiva de
transformación social.
Por otra parte, se organiza la carga horaria total en cuatro días semanales, dejando un
DIA para la recuperación de contenidos debido a la inasistencia, apoyo escolar y trabajo
con materias previas y equivalencias.
También la autonomía de contenidos entre los cuatrimestres permite la recuperación de
la primera mitad del año a la vez que se trabaja sobre la reinserción en el aula para la
segunda mitad.
Se busca promover una formación integral que sintetice los saberes académicos,
sociales, del trabajo y de lucha con los valores del cooperativismo y la autogestión.