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Sobre la educación del Joven – adulto

Una de las cuestiones clave para entender la educación de Jóvenes y Adultos es la


condición del sujeto que transita este segmento educativo. Este sujeto esta marcado por
la exclusión, ya que según los parámetros de la tradición normalista el estudiante tendría
que poder concluir sus estudios en un plazo determinado. En el sistema educativo ser
estudiante Joven- adulto implica el estigma de no cumplir con la matriz normalista, y en
todo caso implica también reconocer el fracaso de dicha matriz. La falta de
especificidad para la educación de jóvenes y adultos fue una característica propia del
sistema educativo argentino, generando diferentes luchas y contradicciones al interior y
por fuera del mismo.

Con la creación de la Dirección Nacional de Educación de Adultos en 1968 (DINEA),


se impulsan los Centros Educativos de Nivel Secundario (CENS) y se firman convenios
entre el Estado y los sindicatos. Se siguió visualizando la educación del adulto desde
una perspectiva de control y disciplinamiento sin modificar la matriz sarmientina. Sus
objetivos principales fueron “defender la moral”, “disciplinar a las masas ignorantes”,
entre otros.

En las reformas educativas neoliberales aplicadas en la década del 90, la educación de


adultos terminó siendo una “educación pobre para pobres”.
La falta de atención al subsistema de adultos junto con la apertura de ofertas privadas
terminaron imponiendo un diseño curricular que potenció la reproducción de las
desigualdades educativas y que a su vez era reflejo de las desigualdades sociales. En
consecuencia, la educación de jóvenes y adultos es destinada a un sector social que por
sus características ha sido y es marginado del sistema socioeconómico, y que también
tiene carencias educativas. Esta modalidad reforzaría su condición de precariedad y
exclusión. De esta manera el sujeto joven-adulto está atravesando por una doble
injusticia (educativa y económica).

LOS BACHILLERATOS POPULARES Y SU RELACIÓN CON EL ESTADO

Como respuesta a la crisis económica del 2001 y a la pérdida de las fuentes de trabajo,
se empieza a producir de manera cada vez mas frecuente la recuperación de unidades
productivas que estaban en proceso de quiebra o vaciamiento por parte de sus
trabajadores, que ante la situación general de desempleo y crisis, deciden ocupar las
fábricas, resistir el desalojo y ponerlas a producir. Rápidamente las actividades de gran
parte de las empresas recuperadas trascendieron el ámbito netamente productivo para
abrirse y tomar en sus manos otras actividades, ya fueran culturales, educativas o
sociales.

De esta manera, el proceso que se estaba dando en una parte especifica del mundo del
trabajo, se articulaba con otro que venia sucediendo en el ámbito educativo,
especialmente con el sector jóvenes-adultos, y con una necesidad, la de una respuesta a
los millones que estaban por fuera del sistema educativo. En este escenario surgieron
organizaciones sociales que, desde una perspectiva diferente, plantearon la necesidad de
abrir espacios para dar cuenta de las carencias educativas de la Argentina de ese
periodo. Ese doble proceso llevó a la apertura de bachilleratos populares en empresas
recuperadas gestionadas por organizaciones sociales.
Las experiencias educativas de los Bachilleratos Populares no parten de ser un
entramado más que le demanda a un Estado ausente que se haga cargo de la
problemática educativa, sino que es la misma organización social la que interpela al
Estado, asumiendo la responsabilidad de la tarea educativa.
Se reclama al estado su responsabilidad, pero desde la autogestión de las experiencias
educativas que la propia organización social lleva adelante.
Desde este punto de vista, toman el principio de Escuela Pública Popular; es decir,
escuelas impulsadas desde las organizaciones sociales y territoriales que disputan el
campo educativo, no como una alternativa al sistema de educación pública estatal, sino
alternativizando dicha escuela, fortaleciendo los espacios de intervención de los
diferentes actores que confluyen en ese espacio (docentes, coordinadores, estudiantes,
vecinos y trabajadores). De esta forma, resaltar el principio autogestivo plantea una
ruptura con la tradición de la matriz sarmientina. Coloca a los educadores y educandos
en una esfera que difícilmente el Estado pueda controlar.

Luego de años de lucha y movilización, los Bachilleratos Populares fueron reconocidos


en la Dirección General de Planeamiento Educativo en Provincia de Buenos Aires en
2007, y en ciudad de Buenos Aires en 2008.
Finalmente, asumiendo que el Estado es el responsable indelegable de la Educación así
como del sostenimiento de estas experiencias, se logró que fueran incorporados a las
Escuelas de Gestión Estatal en 2011, lo que implicó, con resultados dispares, el
reconocimiento de los docentes como trabajadores de la educación.

CONCLUSION

La propuesta de los bachilleratos populares viene a interpelar no solo una matriz


determinada del sistema educativo (liberal sarmientina) sino también a superar las
políticas neoliberales que se aplicaron durante los últimos 20 años con una lucha
sostenida por reivindicar la especificidad de la educación de adultos.

CARACTERÍSTICAS DE LOS BACHILLERATOS POPULARES.

- rescatan el principio de autonomía, marginado en la conformación de los sistemas


educativos por la lógica neoliberal, pero desde la propia organización social y de la
comunidad educativa, construyendo desde allí su sentido.
- rescatan el derecho de la autogestión, tensionando los saberes impartidos y ubicando
los saberes construidos desde la propia comunidad (junto al saber académico) como
parte central en el proceso de construcción del conocimiento, oponiéndose a la lógica
fundante de los sistemas educativos nacionales.
- reformulan y potencian las instancias de democratización en la toma de decisiones,
desplazando el carácter burocrático que imperó en dichos sistemas educativos.
- reconocen al Estado como garante absoluto del sostenimiento de las experiencias
educativas, es decir, se oponen a las propuestas neoliberales de una reducción del
mismo y de un corrimiento de sus responsabilidades.
- tienen como intención formar sujetos políticos que actúen en la realidad social en la
que están inmersos.

EL PROFESOS COMO INTELECTUAL, MILITANTE Y TRABAJADOR DE LA


EDUCACION.
Se reconocen como parte de la clase trabajadora, forman parte de una organización
social que le da identidad y enmarca su acción en un proyecto político pedagógico, y en
tanto intelectuales, direccional sus actos en beneficio de la transformación de las
relaciones de desigualdad, apuntando a la construcción de la contra hegemonía.
El docente, en tanto ser político, debe ser consciente de que el acto educativo es
político, y con ello, que la política tiene educabilidad, para que esta no sea una
imposición sino una construcción de y con los estudiantes con miras a la superación de
lo existente.
La relación entre el profesor y el estudiante es una relación activa, de vínculos
recíprocos, de allí que cada maestro es siempre un alumno, y cada alumno un maestro.
El horizonte es siempre la construcción colectiva de conocimiento, entendiendo que
para esta tarea es indispensable que se establezca una relación de horizontalidad entre
alumno y maestro, superando la verticalidad de la educación bancaria.
No debe confundirse la direccionalidad de la práctica educativa con el dirigismo, el
basismo o el autoritarismo.
Los docentes de los Bachilleratos populares se proponen transferir poder educativo
cultural hacia los sujetos tradicionalmente excluidos, desarrollando espacios de
apropiación y participación, democratizando los mecanismos de gestión y la toma de
decisiones, además de generar un dialogo en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Para los integrantes y responsables de los Bachilleratos Populares no hay proyecto
pedagógico sin proyecto político antiburocratico, anticapitalista y que reivindique una
democracia de base en el campo educativo.
Definirse y concientizarse como parte de una clase social es reconocer, sostener y
solidarizarse con los principios de esa clase, identificando su propia lucha con la del
conjunto.

BACHILLERATOS POPULARES: EDUCACION PÚBLICA Y POPULAR

Los bachilleratos populares son escuelas públicas populares para aquellos jóvenes y
adultos que no finalizaron el nivel secundario quedando así excluidos de la escuela
media tradicional y que, por diversos motivos, tampoco son contenidos por las
instituciones existentes pensadas para esos grupos, tanto estatales como de gestión
privada.
Estas experiencias de educación pública y popular son impulsadas por organizaciones
sociales de distinto tipo que toman la educación en sus manos.
Las organizaciones que llevan adelante la apertura de estos bachilleratos se reconocen
dentro de una tradición de Educación Popular que en nuestro país tiene antecedentes en
las organizaciones anarquistas y socialistas de principios del siglo XX, y contó con
innumerables experiencias en las décadas del 60 y 70, todas ellas apostando a una
transformación social radical a partir de la organización popular que retome los saberes
de las mayorías.
Lo que distingue a estas escuelas de experiencias anteriores de educación popular es su
interpelación al Estado. Reclaman ser reconocidos dentro de la educación formal.
Los bachilleratos populares son escuelas, en tanto cuentan con un equipo docente, una
caja curricular de materias con horarios asignados y proponen una cursada regular que
consta de una carga horaria tomada de las escuelas estatales de adultos existentes
(CENS), como así también su régimen de homologación de materias y equivalencias.
Los estudiantes deben cursar de forma presencial y son evaluados y promovidos de
acuerdo a su desempeño (asistencia y producción medidos en términos de procesos
individuales).
Se toman herramientas de la educación tradicional (por Ej., asistencia), transformando
su carácter sancionador en sistematizados de las trayectorias escolares particulares.

Los Bachilleratos son públicos en tanto son abiertos a la comunidad, sin restricciones de
tipo político, social, cultural ni religioso. También como experiencia de prácticas
democráticas.
Y son populares en tanto se proponen interpelar al conjunto del sistema educativo en
virtud de los intereses y necesidades de las mayorías, desde una perspectiva de
transformación social.

AUTOGESTION E INTERPELACION AL ESTADO

La autogestión implica necesariamente la participación de todos los que conforman el


espacio educativo, dándole forma a los equipos de trabajo y haciéndolos sólidos a partir
de asambleas periódicas de profesores.
Se construye un sentido de pertenencia organizado, por ejemplo, tareas colectivas como
las jornadas de acondicionamiento de los espacios.
La gestión de las escuelas públicas y populares se lleva adelante, en primera instancia,
por medio de asambleas docentes, y en segunda instancia, en asambleas con los
estudiantes. De este modo, formas cooperativas de organización se vuelven prácticas
ordinarias que nos convierten en experiencias de participación y organización popular.

Los bachilleratos se organizan por equipos colegiados de coordinación. Cada equipo


esta conformado por miembros del bachillerato con roles y responsabilidades
particulares, pero que continúan con la tarea frente al aula. Es imprescindible no
escindir las tareas generales de la fundamental en clase, como herramienta contra la
burocratización.

Se promueven encuentros de debates y discusión, tanto a nivel de la organización como


de los bachilleratos, en encuentros planificados y desarrollados por los propios docentes
organizados en equipos interdisciplinarios rotativos.

QUE TIPO DE ESCUELA

La Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares Histórica (CEIP-H) se


planteó desde sus orígenes “formar sujetos conscientes de la existencia de una sociedad
desigual y capaces de realizar elecciones que tengan un sentido transformador en ella”
como uno de sus principales objetivos.
El diseño curricular es tomado mayormente del que poseen los CENS, adaptándolo al
proyecto y contextualizándolo en el ámbito social de inserción del Bachillerato Popular
y de su articulación política.
Las asignaturas son organizadas por áreas disciplinarias, desde donde se planifican
contenidos y estrategias didácticas. Esta planificación se da en forma dialogica: primero
equipos pedagógicos de cada materia (por lo general, parejas pedagógicas) que
producen el primer recorte y perspectiva de trabajo. Luego las áreas (comunicación,
sociales, exactas y naturales) con el programa especifico de cada materia, para en ultima
instancia trabajar teniendo en cuenta la totalidad de la propuesta, alcanzar su forma mas
acabada en el proyecto político pedagógico del bachillerato.
Así mismo, tanto los programas como las planificaciones son de carácter flexible ya que
se reformulan constantemente en función de distintas variables (grupos de estudiantes,
coyuntura social, objetivos de la pareja pedagógica, etc.)

Se despliegan estrategias de seguimiento de los estudiantes, para evitar la deserción y


disminuir la asistencia fluctuante a clase. Esto se da mediante entrevistas personales,
llamados semanales, visitas a las casas de los estudiantes, manteniendo un contacto
fluido con referentes de institutos de menores o de programas estatales, dialogando con
los padres en caso de que los estudiantes sean menores de edad.

Por otra parte, se organiza la carga horaria total en cuatro días semanales, dejando un
DIA para la recuperación de contenidos debido a la inasistencia, apoyo escolar y trabajo
con materias previas y equivalencias.
También la autonomía de contenidos entre los cuatrimestres permite la recuperación de
la primera mitad del año a la vez que se trabaja sobre la reinserción en el aula para la
segunda mitad.

Los bachilleratos participan de la lucha popular principalmente desde su especificidad


que es la educación de adultos.
Es necesario que el profesor cuente con una formación específica en la materia que
estará a su cargo, ya que es quien coordina la clase y el encargado de evaluarlos y
promoverlos. Asimismo, la selección docente debe correr por cuenta de las propias
organizaciones, manteniendo la autonomía político-pedagógica con la que surgieron.

Se busca promover una formación integral que sintetice los saberes académicos,
sociales, del trabajo y de lucha con los valores del cooperativismo y la autogestión.

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