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Las Siete Partidas fue un cuerpo normativo redactado en Castilla por la época

de Alfonso X. Estos documentos intentaban crear un código jurídico unificado en el


Reino, algo que se puede observar con el título original que recibió la obra “Libro de
las leyes “que posteriormente sería cambiado en el siglo XIV al de Siete Partidas.

La obra en sí se puede considerar como uno de los legados más importantes de


Castilla. Una obra que contenía leyes que fueron usadas y ejecutadas en
Iberoamérica hasta el siglo XIX.

Lo más interesante de todo es que estas normas también trataban temas filosóficos,
morales y teológicos.

Este manuscrito iluminado de las Siete partidas escrito sobre pergamino en letra
gótica data de los siglos XIII a XV. El códice es de singular importancia bibliográfica
por varios motivos. Se realizó en un solo escritorio (excepto la I partida, añadida en
el siglo XV), contiene la totalidad de las partidas y lleva incorporados en su
ornamentación datos de su historia bibliográfica que manifiestan su procedencia. La
elaboración de este corpus legislativo, encargado y comenzado por Alfonso X y
complementado por reformas posteriores, constituye el mayor y más difundido
ordenamiento jurídico que ha regido en España desde la Edad Media hasta la
Moderna e influyó en el Derecho de algunas de sus antiguas colonias. Su aplicación
se hizo efectiva a partir del reinado de Alfonso XI y de las Cortes de Alcalá de
Henares de 1348, en el que las partidas son citadas como jurisprudencia.

Las iniciales y letras capitales del códice se decoran en oro bruñido y colores,
predominando el azul y el rojo, y algunas llevan decoración de rasgueo. En los
títulos y epígrafes se emplea el rojo. En un principio, el manuscrito pertenecía a
Alvaro de Zúñiga, primer duque de Arévalo, presidente del tribunal supremo del
reino, quien se casó con Leonor Pimentel. La procedencia se refleja en los escudos
de armas que adornan la página frontal y su encuadernación. Más tarde, el
manuscrito formó parte de la biblioteca de los Reyes Católicos, como puede verse
por su delicada funda de terciopelo. La encuadernación es de estilo gótico-moro, en
cuero grabado sobre madera. En el interior de sus tapas se representa el escudo
de armas de los Zúñiga-Pimentel. Esta rica encuadernación fue protegida por los
Reyes Católicos con una funda de terciopelo azul, adornada con esmaltes moriscos
engarzados en plata. Los motivos decorativos florales y heráldicos predominan en
los cuatro broches, en las dos iniciales coronadas reales «Y» (Isabel) y «F»
(Fernando) y en los dos haces de flechas que la componen.

El Código de las Siete Partidas es “el nombre por el que es más conocido el Libro
del Fuero de las Leyes, y que proviene de su división en siete partes fundamentales
de Derecho (de la Iglesia; político, del reino y de la guerra; sobre las cosas, procesal
y organización judicial; de familia y relaciones de vasallaje; de obligaciones; de
sucesión y penal). Atribuido al rey de Castilla y León Alfonso X el Sabio y
considerado como la compilación de legislación bajomedieval más importante del
mundo, de ella se conservan más de un centenar de manuscritos de finales del siglo
XIII. La edición princeps es la de Díaz Montalvo (Sevilla, 1491), pero de entre las
renacentistas, la más conocida es la glosada por Gregorio López en 1555. Su
relación con otros textos legales de la escuela alfonsí, como el Fuero Real o el
Espéculo, es problemática, de ahí que entre los especialistas exista una viva
polémica sobre su autoría, fuentes y finalidad.

Según Francisco Xavier Martínez Marina, que prologó la edición del Real Academia
de Historia (1807), hoy considerada como canónica, el Código fue efectivamente
redactado por la cancillería de Alfonso X, bajo su supervisión directa, entre 1256 y
1265. García Gallo y otros lo consideran obra posterior a la muerte del rey en 1290,
como refundición y ampliación de copistas anónimos. También se discute su objeto,
y mientras para unos es una monumental enciclopedia del saber jurídico de la
época, otros opinan que estaba destinada a su promulgación efectiva, o incluso que
era un proyecto de legislación universal, ligado a la aspiración de Alfonso X de
convertirse en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

En cualquier caso, su amplia repercusión y su vigencia posterior en los reinos


hispánicos hasta el final del Antiguo Régimen la convierten en la obra legislativa
más importante de la historia del Derecho español”. (1) “Las Partidas constituyen el
texto a través del cual se consuma la recepción del Derecho común en Castilla.
Aunque la obra es atribuida tópicamente a Alfonso X, los problemas cronológicos
relacionados con las diversas reelaboraciones que sufrió, plantean la incógnita de
su efectiva paternidad. Son todavía, pues, numerosos e importantes los enigmas
que esta gran obra doctrinal y legislativa de nuestro medievo, plantea a los
historiadores del Derecho. Incluso la propia justificación de la obra, como
culminación de una verdadera política legislativa, ha sido interpretada de modo
diverso por los tratadistas. Hay quienes lo consideran como una continuación de
otra obra anterior, el Setenario, iniciada ya por Fernando III y cuyo contenido revela
una intención didáctica y doctrinal, que luego constituirá uno de los signos
característicos de aquélla. Otros opinan que las Partidas no constituyen sino la
expresión de un cambio de planes del monarca, quien, escarmentado ante la
reacción provocada por el Fuero Real, consideró más oportuno establecer sólo para
sus tribunales un código que, por quedar al margen de las jurisdicciones señorial y
municipal, podía ya recoger sin trabas el nuevo derecho de las Universidades
europeas, de contenido eminentemente doctrinal, como sabemos.

Finalmente, ya conocemos la posición que trata de vincular la interrupción en la


elaboración del Espéculo y el origen de las Partidas con el “fecho del Imperio” y que
formula la hipótesis de considerar esta última como el derecho del Imperio medieval,
cuyos destinos Alfonso X ambicionaba regir. Hay quien afirma, por último, que lo
que actualmente conocemos por Partidas, no es obra directa de Alfonso X, sino de
juristas anónimos que a lo largo de todo el siglo XIII y hasta la primera mitad del
XIV, sometieron a un complicado proceso de reelaboración la más antigua edición
de aquéllas: el Espéculo. Según esta tesis, la última reelaboración tendría lugar en
1340.” (2)
FUENTES, CONTENIDO Y AUTORIA DE LAS “PARTIDAS”

“En la redacción de las Siete Partidas, tal como hoy las conocemos, se utilizaron
fuentes muy variadas. Lo que las singulariza dentro de la aportación jurídica
medieval es la magnífica síntesis que supuso de principios jurídicos, religiosos,
filosóficos y morales. Su precedente, mucho más modesto, vino constituido por el
Setenario. En efecto, en ellas nos tropezamos con textos pertenecientes a clásicos
griegos y latinos (Aristóteles, Séneca, Cicerón); textos bíblicos; influencias de la
Patrística y de los filósofos medievales. Ocupan lugar preferente los elementos
constitutivos del Derecho común, así como una representativa participación de
comentaristas, tanto romanistas como canonistas. Todo ello sin olvidar la tradición
jurídica castellana contenida en los fueros y algunos escritos de juristas castellanos,
como Las Flores del Derecho de Jacobo de las Leyes, o la Margarita de los pleitos
de Fernando Martínez de Zamora.

Por su carácter enciclopédico, puede decirse que todas las materias jurídicas
(mezcladas sustanciosamente con el planteamiento de cuestiones doctrinales de la
más diversa índole y procedencia) tuvieron cabida en la gran obra: origen del
Derecho, cuestiones políticas, civiles, eclesiásticas, procesales y penales,
formularios notariales, poder político, relaciones feudales, etc. Todo ello de acuerdo
con un orden que recuerda la sistemática seguida en el Fuero Real y Espéculo,
aunque con variantes que se derivan de su mucha mayor amplitud. Dado el
complicado proceso de elaboración de las Partidas y la posibilidad, antes apuntada,
de que la obra no quedase ultimada en tiempos del rey Alfonso X, quedan en el aire
como meras conjeturas los nombres de juristas posibles artífices de aquella por
encargo del real. Tal es el caso del Maestro Roldán o de Martínez de Zamora, si
bien parece más segura la intervención del italiano Jacobo de las Leyes en la
redacción de la Tercera Partida.” (3)
TRASCENDENCIA DE LAS “PARTIDAS”

“Todo ello hace de la obra una verdadera enciclopedia jurídica, donde no quedan,
sin embargo, ausentes las remisiones a temas extrajurídicos. Su fama fue tal que
llegó a ser traducida al catalán, al portugués y al gallego, e incluso al inglés (la
primera traducción, New Orleans 1820; la segunda en 1931) logrando aplicación en
los antiguos dominios españoles de los Estados Unidos de Norteamérica. En dichos
territorios, situados en la Frontera Norte del virreinato de Nueva España (México),
las Partidas fueron durante más de trescientos años derecho supletorio del Derecho
indiano. En 1989 (por tomar un reciente punto cronológico de referencia) era posible
encontrar en la jurisprudencia de los Estados Unidos más de trescientas sentencias
que citan las Siete Partidas. Más de doscientas corresponden a Louisiana, pero
también las encontramos en decisiones emanadas de los Tribunales Supremos de
Carolina del Norte, de Texas, de Nuevo México o de la Corte Suprema de
California.” (4)

VIGENCIA OFICIAL

“El rechazo que las aspiraciones alfonsinas tuvieron en 1272 y el carácter


acusadamente doctrinal y poco práctico de su contenido determinaron que las
Partidas no tuvieran vigencia oficial en Castilla durante bastante tiempo. Ni Alfonso
X, ni sus sucesores Sancho IV y Fernando IV las promulgaron. Independientemente
de otro tipo de razones, el temor a un nuevo levantamiento de las ciudades y la
nobleza en defensa del derecho tradicional pesaba demasiado en el ánimo de estos
reyes. Por ello sólo en 1348 alcanzarían oficialmente valor como texto legal
aplicable en Castilla, aunque desde entonces mantendrían su vigencia hasta fines
del siglo XIX.” (5)
IMPORTANCIA DE LAS SIETE PARTIDAS EN LA CONQUISTA DE AMERICA

En las 7 partidas de Alfonso X, es la fuente más importante del derecho utilizado en América.
La influencia del derecho Justiniano, hace que se abandonen los principios antiguos
relacionados con la personalidad implantados por el derecho germano, tal como la mayoría de
edad a los 25 años para tener plena capacidad civil, actos para contraer matrimonio, testar
(testamento), tutela, curatela, etc. La mujer continua en el mismo estado de inferioridad sujeta
a una especie de “protección” perpetua por razón de su sexo a la tutela paterna, hermanos o
parientes varones. En caso de ausencia de personas, se establecen sistemas para controlar y
diferir convenientemente su situación jurídica apreciado como circunstancias modificativas de
la capacidad del ausente, su clase social. Se produce distinción entre bienes muebles e
inmuebles al desaparecer el predomino de la propiedad comunal, por la particular, sustituyendo
el simbolismo germano por la tradición romana.

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