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Voces de Colombia - ELN

COMBATIR AL ENEMIGO INTERNO


Autor Revista Insurrección 240-241
lunes, 08 de noviembre de 2010

Hay afán visible del Pentágono y la diplomacia gringa, junto a la clase política colombiana, para demostrar que el
gobierno de J. M. Santos, es diferente al de Uribe; al mismo tiempo se sigue alabando a este último y
promocionándolo para jugar un papel destacado en la futura política del país. Esto es un verdadero contrasentido.

No hay cambios de esencia, lo que sí han cambiado son los estilos y una manera diferenciada de lograr los mismos
objetivos, así como un ajuste en el liderazgo de las diferentes facciones políticas al interior de la clase gobernante.

¿Con que ejército gobernó Uribe y gobierna Santos?

Esta reflexión es importante al cumplirse otro aniversario del holocausto del Palacio de Justicia, que en esa oportunidad
ardió en llamas por cuenta del ejército que definió el que hacer con la aprobación dal presidente de entonces Belisario
Betancur.

Aunque han pasado 25 años, las víctimas, organizaciones sociales y personalidades del país y el exterior, siguen la
lucha para que el Estado colombiano no continúe cubriendo éste suceso con el manto de la impunidad, que según la
ONU es el problema más grave en Colombia.

En el Palacio de Justicia, varios de los sobrevivientes, tanto magistrados, como empleados y miembros del M-19,
fueron asesinados a sangre fría por los militares, quienes incendiaron el edificio, luego que los sacaron vivos y los
masacraron afuera.

Desde entonces, hasta hoy, queda una gran lección política en Colombia: el poder ejecutivo se impone a sangre y fuego,
sobre los demás poderes del régimen presidencialista.

Lo anterior concuerda con los cambios políticos orientados por el imperialismo a sus lacayos dentro de la denominada
Guerra Fría; sus ejércitos dejaron de ser una fuerza para cuidar las fronteras y se convirtieron junto al resto de las
Fuerzas Armadas, en un aparato represor para cuidar al Estado y la clase gobernante de su enemigo interno,
consistente en sus contradictores políticos sean o no alzados en armas.

Dentro de este nuevo enfoque, las Fuerzas Armadas colombianas son piedra angular en la creación y desarrollo del
paramilitarismo y de allí los sucesivos escándalos que las salpican.

¿Quiénes son sus maestros?

Los maestros del ejército gubernamental, son los oficiales del Pentágono, conductores de la Escuela de las Américas,
donde se han formado los “mejores oficiales colombianos”.

Tales maestros pertenecen a las fuerzas armadas más violadoras de los Derechos Humanos en el mundo, causantes
de las mayores atrocidades al pueblo de Vietnam en 20 años de ocupación militar, quienes lanzaron sobre el Japón las
bombas atómicas y asesinaron 360 mil pobladores, los que invadieron Guatemala, Granada y Panamá, los que urdieron
la invasión a Cuba, los que entrenaron y financiaron los paramilitares nicaragüenses, los que ocupan Afganistán y
ocuparon Irak, los que asesoraron a los sucesivos gobiernos colombianos a partir de los años 60 para crear y darle vida
al narco paramilitarismo, entre otras muchas atrocidades.

Si solamente un oficial puso en conocimiento algunos documentos secretos de las fechorías de dicho ejército en la
página de Wikileaks, ¿qué otros secretos horripilantes guardan los famosos maestros de la oficialidad colombiana?

“El que con lobos anda, a aullar aprende”

Por ello la mal llamada Retoma del Palacio de Justicia, los mal llamados Falsos Positivos, su actuación coordinada con
los paramilitares, la violación y asesinatos de niños en Tame, por cuenta de militares colombianos, son prácticas
inherentes a su condición de fuerza represora, parte de su concepción de la guerra contra el enemigo interno, donde todo
vale.

Colombia solo superará dicha pesadilla cuando exista un ejército conducido por auténticos líderes populares, que
esté al servicio de todos los colombianos, y formado para entender que sus enemigos no son los humildes que luchan
por justicia, soberanía, democracia y equidad social.

Todo lo anterior requiere una ardua lucha, que implica profundas transformaciones, que no las va a encarar la oligarquía
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subordinada a su amo imperialista.

El ELN hace parte de los luchadores por dichas transformaciones y lo seguirá haciendo hasta las últimas
consecuencias.

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