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1 de mayo de 2012

Versión 2.24

LA DEMOCRATIZACIÓN DEL DINERO.


La constitución de una autodeterminación monetaria contra el
totalitarismo monetarista

Rais Busom

(T)he creation of money has no effects on the economy as long as the printed money remains in
the print shop. It is only when the money gets out into the economy that any effects come about.
Money which is newly created and kept locked up might as well never have been created.
(Lerner, 1951, 132).

Socialización económica
Socialismo significa muchas cosas, demasiadas. Hemos olvidado y pervertido lo que es, lo que
fue y lo que pudo ser. Pero socialismo no sólo es un concepto difuso y cargado de emociones
encontradas, es también una realidad, que va más allá de lo político. El sistema económico
dominante basado en el capital, ha socializado muchas de sus actividades, por necesidad de
supervivencia. Las luchas sociales han hecho que un sistema tan flexible como el existente,
haya ido asumiendo cotas importantes de socialización de la economía, para poder sobrevivir
sin fracturas revolucionarias, para perpetuar el poder en las mismas élites. Se podría decir que
si no el socialismo, al menos su vertiente más conciliadora, la socialdemocracia, ha calado
como perfecta defensora del Estado social, aunque muchas veces auspiciada por partidos
conservadores. Al mismo tiempo, sindicatos y partidos de corte socialdemócrata han ido
asumiendo una función sistémica de contrapeso residual de las recientes tendencias
neoliberales. Lejos quedan también muchas perversiones socialistas, como el socialismo real
soviético, que en realidad consistió en una estatalización de la producción o sistemas
dictatoriales como el cubano, de economía estatal con ideología socialista. Todo ello por no
hablar de Estados fracasados, y violentas revoluciones o conatos de ellas o subversiones como
la guerrilla de las FARC inspirada en valores socialistas, pero desnaturalizada por el populismo
y el narcotráfico. Otro ejemplo muy controvertido es China, país de capitalismo de Estado,

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abierto al mercado nacional e internacional y dirigido por una inamovible élite pesudoestalinista
recalcitrante.

Ante esta auténtica nebulosa de tendencias, fracasos, subversiones y perversiones, es difícil


volver a utilizar este concepto, pero vamos a intentarlo retomando una de las significaciones
económicas del socialismo primigenio: la socialización de los medios de producción. En su
versión clásica, el socialismo como movimiento político-social de la clase trabajadora, pretendía
tomar el poder político para recuperar la propiedad del bien común usurpada por el capital y
hacerse de esta manera con los medios de producción. El socialismo pretendía romper la
explotación que sufrían los trabajadores y la perpetuación del dominio de la clase burguesa
como propietaria de los medios de producción e imponer un medio de producción gestionado
por los intereses colectivos de la clase proletaria, como representantes del auténtico interés
general y no por la consecución ciega de beneficios. En términos marxianos, la propiedad de
los medios de producción permitiría una reapropiación de plusvalor generado por el trabajo, y
por tanto, una autovalorización de la clase trabajadora. Sin embargo, aunque históricamente
han existido algunos momentos de auténtico socialismo, donde la producción perteneció a la
sociedad, podemos decir que no ha existido ningún país auténticamente socialista. Al final el
socialismo dejaba en manos del Estado la producción, sin posibilidad de decisión alguna por la
sociedad.
Muchas cosas han cambiado desde entonces y el socialismo occidental ha sido derrotado
completamente como ideología y como contrapoder político, en virtud de la organización del
trabajo post-fordista1, que ha deconstruido la antigua organización del obrero-masa 2. El
socialismo ha sido derrotado por la socialización de la economía. En términos sociales el
socialismo es ya un patrimonio del capitalismo. El Estado social y sus crisis 3, su propia
negación neoliberal, ya son parte de la esencia misma del capital. Los partidos
socialistas/comunistas, los sindicatos, aunque pueden ejercer un mínimo contrapoder, siguen
contribuyendo a la preservación de la situación de dominio, de explotación extrema a cambio
de cobertura social, de los estratos más desfavorecidos integrados en el sistema. En la
situación actual, incluso las instituciones democráticas formales, no pueden ayudar a
redistribuir la riqueza sino que al contrario, se convierten en sofisticados instrumentos de

1 Coriat, B. El taller y el cronometro. Y El taller y el robot. Ensayos sobre el fordismo y la producción en


masa en la era electrónica. Ver también Sennet, R. La corrosión del carácter. Las consecuencias
personales del trabajo en el nuevo capitalismo.
2 Ver la corriente italiana del obrerismo (Negri, Virno) y la francesa escuela de la regulación (Aglietta,
Moulier).
3 Ver O’ Connor, J. La crisis fiscal del Estado. Lucha de clases y crisis fiscal en la década de los ochenta.

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domino, lo que también ha acabado desbancando a la opción socialdemócrata. Por fuera del
sistema de partidos, existen unos movimientos sociales mutantes, al menos desde los años ’70,
anti-sistema, de muy diversa índole y con una organización difusa. Sin embargo, estos
movimientos en todos los años del ciclo de luchas antagonistas al sistema, no han conseguido
una organización capaz de sumar la parte integrada en el sistema, que sufre también la
alienación y el expolio del valor, ni de crear un frente común entre la multiplicidad de
orientaciones, prácticas y objetivos.

Si aceptamos que en el capitalismo, la creación básica de valor, se fundamenta en la existencia


de un valor diferencial entre el tiempo socialmente necesario para la reproducción del trabajo y
el tiempo socialmente necesario para la producción, tenemos que comprobar que una vez
desactivada la lucha política revolucionaria, la lucha económica o la lucha de clases, se reduce
a las tensiones elementales entre capital y trabajo, entre la tendencia en la
reducción/ampliación del plusvalor absoluto a través del conflicto sobre las horas de trabajo,
absentismo, fraude y del plusvalor relativo, a través del conflicto sobre el salario y la
productividad. En general, también todo el llamado Estado del Bienestar, redunda en la
capacidad de reproducción del trabajo, lo que evidentemente es otro foco de tensión sobre el
plusvalor sistémico. Pero todo este conflicto, está ordenado sobre un equilibrio de poderes
pactado, constitucionalizado, basado en la relación de las fuerzas sociales productivas que el
mismo capital representa.

La socialización de la economía ha hecho que en añadidura a una estratificación social


importante, no exista una clase específicamente detentora de la propiedad medios de
producción, aunque si existen una elites dominantes, hasta un trabajador puede tener acciones
de una sociedad que cotice en bolsa y por tanto, ser un minúsculo co-propietario. El socialismo
no se identifica con una gran mayoría de trabajadores creativos y cognitivos, pero en todo caso,
no menos explotados, especialmente por los anclajes culturales de esta ideología en el pasado,
con lo cual, por si sola, es incapaz de determinar un antagonismo con nuevos grupos sociales
que crean valor. La abstracción máxima del trabajo actual, ha dinamitado la organización de
clase del viejo antagonismo capital-trabajo típico del obrero-masa y de la organización fordista.
Actualmente, en la fase post-fordista, la explotación no se realiza en los ámbitos puramente
productivos sino en toda la sociedad. El nuevo antagonismo entre capital o realización del valor
y trabajo o producción de valor, se combate a diario en la macroeconomía, a través del control
de la oferta monetaria y el llamado control de la inflación. Este conflicto articulado, diario, esta
tenaza de mantener el valor social al mínimo a cambio de mantener una protección social

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mínima, impide el desarrollo organizativo de la clase, que constituye la producción del valor.
Incluso actualmente, es tal la capacidad de dominio que detenta el sistema del capital, que
intenta destruir el mismo Estado social, a sabiendas que ya no es necesario debido a que la
sociedad no tiene una organización capaz de defenderlo. Algunos piensan que es la victoria
definitiva, pero no lo es, en realidad es la exasperación de las contradicciones del sistema, que
desencadenaran inevitablemente unos ciclos de luchas que si organizarán un contrapoder. En
la actual fase financiera del capitalismo, lo único que no se ha socializado de ninguna
manera es la creación del dinero. Y este es el ámbito donde el capital ejerce en la actualidad
su dominio sobre el trabajo, de una manera absolutista y destructiva, que impide los ciclos de
luchas sociales evolucionen organizativamente. No existe por tanto, justicia alguna, ni
emancipación posible, sin la capacidad de que el trabajo, la sociedad, cree dinero, sin lo que
llamamos la autodeterminación monetaria de la sociedad.

La esencia material del dinero: el tiempo social

Todo el mundo sabe lo que significa el dinero, hasta los que no lo tienen. Sin embargo, si
intentamos ahondar en el significado del dinero, en su esencia, la falta de precisión y
ambigüedad es muy reveladora. Existe una hiperinflación del mismo concepto. Es una figura
constitutiva de la sociedad, de enorme trascendencia, pero largamente mistificada y
manipulada. Precisamente por su vulgaridad, está en todas partes. El dinero es un fetiche, ya
que se le considera una cosa, confundiéndolo con la materialidad de los medios de pago en
efectivo, cuando en realidad es una actividad, un proceso que supone unas determinadas
relaciones de poder, socialmente determinadas. No somos capaces de ver su auténtica
esencia. Ni la abundancia del dinero, ni los regímenes de economistas, ni de analistas
bursátiles, ayudan a trascender la pura apariencia del dinero. No en vano se le ha considerado
como “divinidad visible” o “meretriz universal”.
En primera instancia, lo importante del dinero es su vinculación con el poder. Quien tiene
dinero, tiene poder, aunque más exactamente deberíamos decir, que el que detenta el poder es
que hace el dinero y no al revés 4. Es la aproximación ingenua que el joven Marx rebate
denunciando que “es poder enajenado de la humanidad”5. El trabajador enajena su trabajo en
tanto que poder-hacer, en tanto que valor realizado en la mercancía, que finalmente, en el
4 Navarro, V. y Torres, J Los amos del mundo, Las armas del terrorismo financiero, cap., El poder del
dinero y de la banca, passim.
5 Marx, Manuscritos. Economía y filosofía, p178.

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mercado, se convierte en dinero. Y ese dinero, no es un poder negativo, sino positivo, es “la
verdadera fuerza creadora”6. El dinero en tanto que poder, positivo, creador, satisface las tres
premisas básicas del poder teorizadas por Foucault:

1) Microfísica, “el poder es capilar”, el poder no tiene centro, y constituye


sistema de disciplina molecular sobre las personas y mecanismos
generales de normalización de la sociedad entera;
2) Dinamicidad, “el poder no es estático”, es poder es polimórfico y se
reproduce siempre diferente, porque es un sistema inteligente, que
aprende y resuelve problemas;
3) Positividad, “el poder es positivo”, el poder no es puramente represivo,
sino que produce realidad, es bueno y da placer, aunque sólo sea para
conseguir nuevas formas de esclavitud7.
La teoría del valor-trabajo marxiana, es un intento de explicar el funcionamiento del dinero, en
cuanto poder, a un nivel de ontología social. El Dinero es el Ser y el Poder, la forma de las
relaciones sociales determinadas por el trabajo. Es más, la potencia del dinero es explicada,
por el joven Marx, como posibilidad de pasar “del ser representado al ser real”8.
Pero ¿qué es el dinero realmente? Veamos como lo definen los expertos. Según los
economistas, tal y como aparece en todos los tratados de economía de manera tópica y fugaz,
en la definición de dinero se determinan hasta tres funciones bien diferenciadas: 1) medio de
pago o instrumento de cambio que llamaremos D1; 2) equivalente general o unidad de cuenta,
que denominaremos D2, y finalmente, 3) reserva de valor o depósito de valor, a la que
designamos con D39. Como último y más importante significado se le añade D4, el Fiat Money,
el poder de creación del dinero, de regular la oferta monetaria, que ostentan los Bancos
Centrales. D1, ha venido a destruir el trueque y a implantar el comercio, mediante un
instrumento físico de cambio, normalmente representado por metales preciosos, hasta la
concreción en monedas y más tarde en billetes. Actualmente, nos hallamos ante la
virtualización absoluta de las transacciones económicas, mediante la aparición de medios de
pago electrónicos. Sin embargo, D1 no puede existir sin un sistema conceptual, aceptado por
ambas partes que sea D2. Sólo cuando existe un sistema de equivalencias entre valores, tiene
sentido un medio de pago. Todas las relaciones de intercambio se refieren a un único bien, de
esta manera cada mercancía tiene un único precio monetario. En tanto que D3, el dinero
6 Marx, Manuscritos, p180.
7 Foucault, M. Historia de la Sexualidad, pp112-125.
8 Marx, Manuscritos, p180
9 Fleming, M. Teoría monetaria, p13.

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permite diferir el gasto, y se convierte en un instrumento de conservación del valor, que intenta
minimizar el riesgo, maximizar la liquidez y asegurar su aceptabilidad general. El dinero que
circula no posee valor por su contenido intrínseco, sino por su convertibilidad en otra moneda-
mercancía que posee tal valor. En otras palabras, es sólo una promesa de pago: se trata de la
transformación de la moneda-mercancía a la moneda-signo. La diferencia cualitativa entre los
dos tipos de moneda es que la segunda resulta de un proceso crediticio: D4 es el dinero en
tanto que mercancía. El dinero se crea, se produce, como una mercancía más, en los bancos,
mediante la actividad crediticia de la banca privada con el sistema de las reservas fraccionarias
y en virtud de los Bancos Centrales. No es un secreto, que el dinero se compra y se vende, lo
vemos en los créditos y en la compra de divisas. Se compra dinero a una tasa de interés
determinada. El dinero es el poder de compra que tiene una unidad monetaria para adquirir
mercancías concretas incluido el mismo dinero.
El dinero es tan concreto, que siempre parece que sabemos lo que es con exactitud y sin
embargo, vemos a los economistas en dificultades a la hora de definirlo. Y eso se debe a su
compleja identidad interna ¿Qué activos forman parte de lo que entendemos por dinero? “el
sistema financiero presenta , pues, un continuum de instrumentos –medios de pago, títulos,
etc.- cuyos diferenciales de liquidez son apenas perceptibles en el caso de actividades
contiguas; el límite entre las actividades que son dinero y las que no lo son puede ser trazado
sólo con muchas dificultades y ambigüedades”10. De hecho, por simplificar, dos grandes
escuelas de economistas, la de Harvard y la de Chicago, rivalizan en la manera de considerar
los activos que hacen parte del dinero: la primera tiene una concepción a priori, y sólo los
activos que reúnen ciertas condiciones son considerados dinero; la segunda, al contrario, tiene
una concepción a posteriori, según la cual el dinero es una suma ponderada de ciertos activos.
11
Así el famoso economista Friedman llega a hablar de la “dinerabilidad” de distintos activos .
Hayek sostiene que dinero es un adjetivo que admite grados de liquidez, pero que la diferencia
entre dinero y no dinero no está clara y se establece por ley 12. Otros hablan de activos
complejos como casi-dinero. Y es que el dinero como D1 o D3, es constantemente reinventado.
Si no, veamos una lista de activos susceptibles de ser considerados dinero: efectivo, depósitos
a la vista, depósitos a plazo, depósitos de cajas de ahorros o postales, participaciones en
asociaciones de préstamo y ahorro, valor residual en metálico de las pólizas de seguro de vida,
bonos de ahorro gubernamentales, monetización del crédito, obligaciones, títulos, acciones,
opciones sobre títulos, opciones sobre índices, opciones sobre divisas, futuros financieros,

10 Gnesutta, C. El dinero, p23.


11 Friedman, M. Y Schwartz, J. Monetary Statistics of the United States, p2.
12 Hayek, A.F. La desnacionalización del dinero, 1978, p55.

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swap de intereses, swap de divisas, swap de deuda.. Así se clasificación hoy en día los
agregados monetarios (Euro):

 M1: Efectivo en circulación más depósitos a la vista


 M2: M1 más los depósitos a plazo fijo
 M3: M2 más la cesiones temporales de dinero, las participaciones en fondos del
mercado monetario y los valores que no sean acciones 
 M4: M3 más bonos, letras del tesoro y pagares 
Según Friedman no hay cuestiones sustantivas importantes implicadas en la definición de
dinero13. Es un tema operativo. Y tiene razón, pero entonces debemos reconocer que más que
ciencia lo que estamos haciendo en economía es praxis, estrategia, gestión de la riqueza a
favor del capital. A pesar de que ningún economista pone en duda las diferentes funciones del
dinero, el fetichismo vulgar del dinero como cosa, la moneda, pasa a la mistificación pseudo-
científica de colección de cosas, es decir, activos considerables dinero. Sin embargo, para
nosotros, como para una larga tradición de economistas materialistas, el dinero es algo más
que un resultado, que un activo, es un proceso social desigual, basado en relaciones
determinadas por el trabajo. La larga evolución del dinero ha hecho que pase de ser una simple
mercancía a un ente mucho más abstracto de intercambio, deuda y poder. Hasta Bretón
Woods (1944) los tipos de cambio de las divisas, a nivel internacional, guardaban aún
convertibilidad con el patrón oro. Las tres funciones principales del dinero, hoy en día se
cumplen únicamente gracias al mando de las instituciones financieras supra gubernamentales,
más que a un falso automatismo económico. Quien puede crear el dinero tiene el poder, en
todas las sociedades antiguas se ejercía la autoridad a través de la creación de moneda que
representaba un contrato social de esclavitud entre los productores y los usuarios. El dinero no
es un contrato social adoptado libremente, es una imposición totalitaria que susbume
toda la existencia humana.

Todo esto no explica la auténtica materialidad del dinero que es en realidad, el tiempo. El
tiempo socialmente necesario para producir mercancías es lo que refleja, especialmente en el
sector industrial, con más exactitud el referente del dinero. Esto es lo que oculta la definición
corriente del dinero. El último referente del valor del dinero, de su confianza está en el PIB de
un país, en la capacidad de trabajo y de generar valor, su productividad en relación a la división
internacional del trabajo, en general a nivel mundial, en la capacidad productiva global, de su

13 Friedman, M. The Optimum Quantity of Money and other Essays, p264.

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tiempo productivo. La producción siempre está determinada por el tiempo, por la capacidad de
generar valor. No es que el tiempo es dinero, al contrario, es que el dinero es tiempo,
realmente. El dinero es la relación de fuerza, el poder que se ejerce para perpetuar la
asimetría social, es la apropiación del tiempo social capaz de ejercer el mayor poder posible.
No se ejerce el dominio a través de la posesión del dinero, del atesoramiento, sino a través de
su producción y distribución (control de la oferta y la demanda). La producción de dinero es
inversamente proporcional a la apropiación de tiempo social de trabajo. A través de los
mecanismos financieros se crea el dinero, pero aunque el dinero pudiera producirse ad
infinitum, los límites inflacionarios indican que sin embargo, el tiempo social productivo a
disposición es limitado, finito. A la idealidad y abstracción del dinero se le contrapone la
materialidad de la capacidad de trabajo históricamente determinada. Crear dinero es
apropiarse directamente del tiempo de trabajo que los trabajadores podrían haber
acumulado en su propio beneficio. Ya no estamos en el capitalismo industrial donde se
intentaban maximizar los beneficios a base de incrementar la plusvalía absoluta y relativa, y
donde los trabajadores, luchaban por la reducción y limitación de la jornada laboral. En la actual
fase de capitalismo financiero, los beneficios se consiguen a través del dominio social, de la
apropiación directa del valor y del trabajo, no a nivel individual o colectivo, si no de la sociedad
entera, tanto en sus actividades productivas como improductivas o reproductivas. No es el
diferencial del valor de la industria lo que crea ahora el capital, sino el dominio de la
producción completa del valor: el conocimiento, la creatividad, la innovación, el servicio.
Dicho de otra manera, aunque la plusvalía tradicional fuera cero, el dinero ya no mide en sí
mismo la producción social de mercancías, se impone sin medida como un absolutismo que
determina los precios más convenientes, a través de la producción de dinero, la generación de
deuda y el control de la inflación. Se crea tanto dinero cuanto se necesita para moderar el valor
por debajo del precio. Todo el dinero creado por encima de la capacidad productiva, del tiempo
socialmente medio para la producción de mercancías, deduce el valor de la capacidad
productiva social. Y es ahí donde surge una nueva manera de generar plusvalor, pero que ya
no podemos llamar así, pues actúa de forma negativa a través de lo que podemos llamar
desvalorización del trabajo. En esta nueva metodología, la gestión de la inflación está
encaminada a destruir el tiempo social, manteniendo los beneficios empresariales, debido a la
crisis sistémica de valorización capitalista. La generación de beneficios, depende
absolutamente a escala planetaria para el capitalismo, de la desvalorización constante
del trabajo, a través del control de la oferta monetaria, de la inflación y de la creación de

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deuda bancaria. Es un conflicto de clases diario, en tiempo real, donde se ejerce una
desvalorización sistemática de la producción, una destrucción difusa de la existencia.

En la medida que la sociedad se organiza y consigue cotas de autovalorización que el mismo


sistema no siempre reprime políticamente, aunque si económicamente, el poder financiero se
integra en estrategias de desvalorización. El capitalismo actual solo puede existir bajo la
democracia formal, ya que el totalitarismo político no permite el engaño ideológico y mediático
necesario, para ejercer una gestión de la explotación en tiempo real. La democracia formal crea
una sumisión práctica por legitimidad política, pero también un dominio por indiferencia
desmovilizada cuando esta falla.

El totalitarismo monetarista
El dinero al igual que el trabajo, es pues una mercancía que se vende y se compra,
principalmente en los mercados financieros interbancarios. El crédito es la principal
materialización de dinero como mercancía: se compra y se vende a un precio o tipo de interés
determinado. Esta actividad existe desde los principios de la usura, pero se puede decir que
ahora es dominante con respecto a la producción. El capital financiero es el que gestiona la
producción y la maximiza según sus intereses de creación de valor. La concentración
oligopólica del capital es máxima hoy en día: 737 multinacionales controlan el 80% del valor
accionarial de las 43.000 empresas multinacionales existentes, y de estas 147 controlan el
40%, de las cuales tres cuartas partes son entidades financieras. Una diez empresas
normalmente controlan más del 50% de cada industria, en el caso de la alimentación existen
concentraciones por encima del 70% lo cual pone los pelos de punta. La facturación de las 15
empresas más importantes del mundo equivale al PIB de la Unión Europea. Según reveló The
New York Times, nueve personas en el mundo controlan el mercado de derivados que mueve
700 billones de dólares14. La creación o producción que realizan las entidades bancarias
privadas a través de las reservas fraccionarias equivale al 90% del dinero en circulación,
mientras los Bancos Centrales, que son frecuentemente bancos privados también, crean nueva
moneda tan sólo por un 10% del total. El capital financiero subsume completamente a la
sociedad y ejerce su dominio totalitario sobre ella, que es la que crea valor. En tanto que el
capitalismo, se hace con la misma existencia humana, ya que domina no sólo el ámbito

14 Datos aportados por Navarro, V. y Torres, J Los amos del mundo, Las armas del terrorismo
financiero, cap., ¿Quien manda aquí?, passim.

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productivo sino la distribución económica y la reproducción social, así como la energía a escala
planetaria, merece denominarse biocapaitalismo15. A pesar que formalmente el acceso a la
propiedad empresarial es un mercado abierto a todos, la realidad, como hemos visto es que se
concentra en muy pocas manos. La propiedad de los medios de producción ha pasado de ser
clasista a elitista. El hecho de que haya un acceso formal universal a la propiedad, desmonta la
estrategia del viejo socialismo de luchar por ese derecho, pero no reduce el antagonismo de
clase,

La producción de moneda como poder absoluto, se acelera a nivel global en la década de los
‘70 como golpe de estado, desde la vanguardia del capital en los EEUU, al orden mundial. En
1971 Nixon acaba con los acuerdos de Bretton Woods y a través del desenganche del dólar del
patrón oro, quita los frenos a la impresión de dólares y por tanto, al aumento exorbitado de la
deuda pública. A partir de entonces, el dólar sólo se mide a sí mismo. Incluso desde el 2006 la
Fed no ofrece informes de M3, con lo que se oculta cuantos dólares imprime. La libre flotación
de las monedas significa además, la competencia entre ellas, pero teniendo como referente el
dólar no ya el oro, que a su vez mantiene su valor de una forma artificial. Las consecuencias
fueron varias y decisivas como que en 1974 se cuadriplicaron los precios del petróleo o que se
creó un mercado derivado de divisas, hoy solo el 2% de todo el volumen de Forex tiene que ver
con operaciones reales no especulativas. Desde entonces, empieza además una época de
desregulación financiera que genera la deuda privada y estatal como esclavitud, que auspicia el
ascenso de una elite plutocrática, que representa en EEUU el 1% de la población, que ostenta
el 57% de la riqueza (entre 1977-2007). El capital financiero, que se ha desarrollado durante
finales del siglo XIX y mitad del XX, luchando por tomar el control de la producción económica y
de los gobiernos, tanto democráticos como autoritarios a escala planetaria. Finalmente lo
empieza a conseguir y su ideología monetarista se impone como pseudociencia. Con la
derogación en 1999 de la Ley Glass-Steagall que databa del 1933 y que se hizo precisamente
para evitar grandes crisis, se pone el colofón de la desregulación del sistema financiero y al
triunfo de la ideología del monetarismo por parte de las entidades financieras y gobiernos. La
especulación con la deuda, divisas, materias primas y el mercado de derivados, es decir, los
recursos dirigidos a mercados especulativos se detraen de la actividad productiva. Se trata de
una absorción de recursos, que dejan de estar disponibles para producir los bienes y servicios
que necesitan los seres humanos. No huelga decir que tal especulación financiera es causante
y perpetuadora de muchos males relacionados con la pobreza, el hambre, la inestabilidad

15 Término utilizado por Negri y autores post-obreristas. También habla de capitalismo cognitivo, ya que
la producción de dinero se hacer por medio del conocimiento.

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social y el sufrimiento de grandes extensiones de la población mundial. Los ataques a divisas y
deudas soberanas han sido constantes desde el abandono del patrón oro. En los ’70 se ahogó
al tercer mundo y en los ’80-’90 a países de América Latina. A finales de los ’90 a Asia, y a
Europa a partir de 2008. No hay que escarbar mucho en la historia para entender la causa de
las dos guerras mundiales, por ejemplo, el apoyo a Hitler por las élites económicas alemanas
debido a la deuda que ahogaba al país. El Banco Mundial se constituyó para garantizar los
cobros que el desarrollo políticas de restructuración que el FMI impone. Algunos países como
Zimbawe han sido víctimas, ya ni siquiera de la banca internacional, sino de los llamados
Fondos Buitres. Sólo China queda relativamente inmune a la especulación internacional gracias
a su banco nacional estatal y a su moneda con paridad con dólar aunque con estrecha banda
de fluctuación, manteniendo grandes reservas de dólares.

La oferta monetaria se crea como deuda con intereses para los bancos privados, de esta
manera la riqueza de las naciones se drena hacia las elites y la escasez se reparte entre los
demás. Todo este tipo de ataques a la renta del trabajo bajo el eufemismo de políticas de
estabilidad, implican la destrucción de las clases medias, convirtiendo los países en sociedades
duales entre elites y proletariado, entre acreedores y deudores. Además un porcentaje enorme
de los impuestos hay que destinarlo exclusivamente, para pagar los intereses de la deuda
pública, creada por los bancos a través de la creación artificial de dinero con el sistema de
reservas fraccionarias. No olvidemos que el dinero es una forma de apropiación del tiempo
para ejercer poder. El dinero es una relación social asimétrica. Nunca ha sido más piramidal y
absolutista el dominio de la élite del capital financiero. Los bancos de inversión controlan las
corporaciones empresariales multinacionales, la banca comercial domina los depósitos de los
ciudadanos y crea a través del crédito y de la deuda un control social sin precedentes. Los
Bancos Centrales con la regulación de la oferta monetaria y el yugo de la inflación, someten la
población a un control constante dentro de cada país. Y a nivel internacional instituciones como
el BSI, el FMI o el BM, a través de sus créditos y políticas, controlan a los países endeudados.
La producción de dinero, es el mayor ejercicio de poder y de expoliación de valor y de tiempo.
El mercado del dinero es oligopólico, está controlado por unas pocas instituciones financieras
coordinadas. Esto es lo que llamamos totalitarismo monetario, ya que la sociedad está
excluida de la toma de decisiones. La oferta monetaria se crea artificialmente para mantener
una inflación creciente, una presión constante sobre los costes salariales, para mantenerlos al
mínimo consiguiendo generar beneficios.

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Si el valor de una mercancía es m = c+v+p 16 lo mismo será para el dinero, con la salvedad que
el referente es el ámbito de actuación del poder constituido como un país o una unión
monetaria, el ámbito de operación de un banco central, es decir, el referente del valor de la
mercancía, es la producción social en su totalidad. Por tanto, en cuanto mayor es la oferta
monetaria y mayor es la inflación, mayor es la destrucción del valor de la mercancía trabajo o
capital variable. Hayek sostenía que la historia del dinero era la historia de las inflaciones que
las autoridades realizan en su propio beneficio 17. En la medida que el pacto social restringe los
límites objetivos a la creación de la plusvalía, el capital financiero consigue mediante la
regulación de la oferta monetaria, generar un dinero artificial que devalúa la mercancía trabajo.
No tiene límite la destrucción de este tipo de valor con lo que se crean burbujas crediticias que
al final vuelven a encontrar el límite en el conflicto social. La única manera de generar
plusvalía es mediante la gestión de la oferta monetaria y de la inflación, de manera
inversa a la tradicional, no pagando por debajo de la reproducción de la fuerza de trabajo
individual, sino destruyendo la masa salarial social por debajo de la productividad. A
nivel ideológico y de reproducción está el sistema de la democracia formal y los medios de
comunicación de masas, que influidos y poseídos por la misma élite monetarista, que es
propietaria de la producción del dinero, permiten la perpetuación del estadio actual del capital.
Los precios aumentan al mantenerse los niveles productivos, la tasa de crecimiento de los
salarios nominales podría ser superior a la de la productividad, sin alza de precios si las
ganancias no aumentan, por tanto, una redistribución de las rentas a manos de los asalariados
podría ser una alternativa a la subida de los precios, pero esto no es lo que ocurre. Las
políticas financieras y monetarias restrictivas crean desempleo y recesión. El aumento de la
inflación es equivalente al de la plusvalía relativa a nivel social, pero inversa ya que se
basa en la destrucción del valor, por lo que podemos denominarla desvalor social,
proceso de desvalorización social. La creación de las burbujas económicas es un ejemplo
extremo de extraer dinero socialmente. Es lo contrario del plusvalor tradicional. Se trata de
crear un valor artificial, que una vez apropiado, se detrae de la producción ya que tiene su
equivalente en tiempo y esta cae. Hay que considerar la deuda como apropiación, no de tiempo
de trabajo necesario no remunerado (plusvalía), sino como desvalorización (destrucción) del
tiempo existencial propiamente dicho. La destrucción de tiempo (y destrucción de valor,
sustituida por el poder, totalitarismo financiero) evita la autovalorización social autónoma, en un

16 En términos marxianos, mercancía es igual a capital constante más capital variable más plusvalía.
17 Hayek, A.F. La desnacionalización del dinero, 1978, 31.

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momento donde la plusvalía en términos de productividad humana no crea valor, ya que lo que
crea valor diferencial es la creatividad del intelecto colectivo.

Tomado la ecuación de intercambio del monetarismo por una parte

de lo cual se deduce que las variaciones en la oferta de dinero afectan en forma directa
y proporcional a los precios de la economía

y por por otra la marxiana del valor de una mercancía

si asimilamos m a Q entonces

podemos establecer que

Que la oferta monetaria y los precios afectan a la plusvalía y a los salarios, en la


medida que bajan los salarios se incrementa la plusvalía

La autodeterminación monetarista

Debemos evitar las relaciones afectivas con el dinero: tanto la avaricia o la ostentación de los
ricos como el desprecio de los izquierdistas. Hay que desterrar definitivamente uno de los mitos
pseudo-morales de la izquierda, que considera el dinero como malo y prescindible. El dinero en

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sí mismo es bueno. Sin complejos. Una cosa es ser un monje asceta y prodigar el voto de
pobreza, lo que es muy loable, y otra despreciar el dinero o desmerecerlo. El dinero es tiempo.
El tiempo de todos. Y el tiempo no es malo, ni sobra. Si yo compro una silla, estoy pagando una
parte del tiempo de las personas que la han hecho y de otras personas que han hecho las
herramientas y las máquinas para que se haga. Mejor diríamos que el dinero no es bueno ni
malo, si no que materializa el valor, el trabajo, el tiempo, lo que constituyen parte de la esencia
humana y permiten formas de comunicación como el comercio, el mercado, que ha existido en
muchas épocas y culturas diferentes o anteriores al capitalismo.

Parece evidente que si la solución para una producción democrática y justa, basada en la
sostenibilidad y no en una explotación de la población productiva y la pauperización extrema de
la población no productiva, está en el cambio de la propiedad de los medios de producción de
mercancías, lo que incluye de una manera fundamental al dinero. No es posible socializar los
medios de producción de mercancías y servicios, sin primero socializar los medios de
producción del dinero. Que los que producen valor sean los que crean el dinero es lo que
llamamos autodeterminación monetaria. Como hemos dicho el dinero es una mercancía y
no existe la posibilidad de un economía justa, sin que la propiedad de la
producción/creación del dinero esté en manos del trabajo, de la producción de valor. Es
necesaria una socialización de la creación del dinero, una construcción de medios de
producción del dinero alternativos y una apropiación progresiva de los existentes. Esta
debe estar en manos del pueblo, no del capital, ni de las religiones. Un socialismo
monetarista consistiría no ya en la apropiación de los medios de producción de
mercancías, sino en el control de los medios de producción del dinero, de la
metamercancía. No sólo estamos hablando que los Bancos Centrales deberían ser
organizaciones independientes y públicas (sin ánimo de lucro), donde además estuvieran
representados los intereses del trabajo (y no nos referimos a los sindicatos, si no a legitimas
organizaciones autónomas), sino que también deberían existir otro tipo de instituciones
colegiadas y cooperativas que pudieran crear dinero (bonos o moneda), para desarrollar
diversas iniciativas de inversión pública sin intereses bancarios y préstamos privados con
comisiones de servicio pero sin intereses también. No solo los bancos centrales deberían emitir
moneda y los gobiernos nunca deberían pedir prestado el dinero a la banca privada y menos
pagar intereses compuestos.

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Es la idea de Hayek que desde su ultraliberalismo le lleva a proponer la sustracción del
monopolio de la emisión del dinero a los Bancos Centrales 18, como la mejor solución para
controlar la inflación. Lo que aquí proponemos es socializar en vez de liberalizar la solución
hayekiana. Poner en manos privadas la emisión de monedas, pero más que privadas, que
empresas, ponerlas bajo gestión de la sociedad civil, de organizaciones cooperativas. Hayek
rompe un con un axioma que se remonta al origen del dinero, la acuñación del dinero
exclusivamente por parte de los soberanos, el dinero de curso legal, de su uso obligatorio. A la
competencia de monedas de Hayek, nosotros replicamos con monedas complementarias y
cooperativas.
Existen un sinfín de iniciativas diversas de las llamadas Complementary Money (dinero
alternativo). Empezando por los llamados Greenbacks de Lincoln19, recibos basados en horas-
hombre en vez de oro pedido en préstamo, que circulaban como moneda. Kennedy fue el
último presidente en emitir Greenbacks como billetes de libre circulación no emitidos por la Fed
y respaldados por la plata. Curiosamente los dos presidentes tuvieron el mismo fin. La Ithaca
Hour de Paul Glover donde una hora es igual a 10 dólares salario promedio para esa área, el
Time Dollar de Edgar Cahn, Friendly Flavors, Bancos como Grameen de Yunus y un sinfín de
ejemplos. Estas monedas son legales en al menos 35 países y existen más de 5.000
programas de intercambio a nivel mundial. Una demostración empírica de la validez de este
tipo de moneda fue realizada por el profesor de economía Giacinto Auriti 20 en Guardiagrele,
Italia. Él mismo imprimió sus propios billetes libres de deuda llamados simec, intercambiando 2
liras por simec. Cada comerciante local había duplicado el dinero disponible en poco tiempo.
Se reactivó la economía local doblando la oferta monetaria con esta iniciativa tan simple. Es
precisamente este tipo de monedas complementarias, que surgen a nivel local de comunidades
pequeñas, ayuntamientos o regiones. Se les llama a estas monedas People’s Money (dinero
municipal o dinero del pueblo). El primer gobierno regional en emitir moneda fue
Massachussets en 1691. Casi siempre en las grandes crisis emergen estas alternativas, como
ocurrió durante la Gran Depresión, donde cientos de comunidades emitieron su propia moneda.
Existen muchos ejemplos de moneda alternativa local, de los que quizás el Banco Palmas21 en
Brasil o el WIR en Suiza22 sean los más paradigmáticos. La dualidad de monedas, una nacional

18 Hayek, A.F. La desnacionalización del dinero, 1978, p11.


19 Hodgson Brown, E. Telaraña de la deuda. La escándalos verdad sobre nuestro sistema monetario y
sobre como podemos liberarnos, cap 3 y passim.
20 http://it.wikipedia.org/wiki/Giacinto_Auriti
21 http://www.bancopalmas.org.br/
22 http://www.wir.ch/, cfr. http://www.elconfidencial.com/economia/2011/antibanco-suizo-sistema-
monetario-posible-20110618-80261.html

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y otra local ha sido bastante frecuente históricamente desde la Edad media. También existen
versiones electrónicas de moneda alternativas como el LETS de Linton23 o el Bitcoin de Satoshi
Nakamoto. La autodeterminación monetaria da un salto cualitativo con el colectivismo en red,
con la cooperación creativa y la propiedad intelectual compartida en procesos tecnológicos.

Existe una pirámide de la plusvalía de la detracción de valor que empieza en el lugar


productivo con la plusvalía clásica, sigue a nivel nacional o de divisa con la que hemos llamado
desvalor social y luego a nivel internacional mediante instrumentos financieros como los
derivados y la guerra de divisas y las instituciones financieras internacionales como FMI o BM.
Debemos dedicarnos a la creación de programas políticos y sociales para la apropiación de los
medios de producción del dinero, además de creación de otras instituciones sociales capaces
de realizar estas tareas. Dejar muy claro que nuestro enfoque es constructivo y no destructivo.
No pensamos en una vía revolucionaria de transición social o violenta, sino pacifica y
alternativa de creación de espacios sociales autodeterminados. La primera parte de la
solución es emitir moneda con objetivos del bien común y de manera cooperativa y sostenible.
El punto de partida han de ser los municipios y los municipios deben unirse en redes de
municipios a nivel regional e internacional con autodeterminación monetaria. Propuestas
similares han surgido desde el post-obrerismo como las Zonas de Autonomía Financiera de
Andrea Fumagalli24. Al igual que todos los gobiernos nacionales tienen delgadas sus políticas
monetarias a unos Bancos Centrales, generalmente privados, que se interconectan entre ellos
y se relacionan con la gran banca internacional, del mismo modo, los centros de
autodeterminación monetaria, deben interconectarse y ser independientes de los gobiernos.
Los núcleos de producción social del dinero, deben constituirse en el poder autónomo social,
para vivir con otros valores de justicia social, cooperación y sostenibilidad del bien común. Al
final, los Bancos Centrales podrían abolirse. De nada sirve votar en las democracias
representativas, que son dictaduras discretas de las elites económico-financieras. Hay que
pasar a la acción organizativa desde la base monetaria.

El Ser y el Dinero

23 http://www.letslinkuk.net/
24 Fumagalli, A. Bioeconomía y capitalismo cognitivo. Hacia un nuevo paradigma de acumulación,
pp316.

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La existencia del género humano, la supervivencia de la especie humana, depende de su
capacidad de gestionar la temporalidad, como actividad principal productiva. El dinero es el
signo del tiempo y en la gestión de este nos jugamos el todo del Ser. El problema no está en la
acumulación de riqueza social, si no en la apropiación elitista, en la expropiación de tiempo
social, común, para obtener poder para una élite. La riqueza en sí misma, no puede ser mala,
no es algo éticamente detestable, es el resultado del trabajo colectivo, es la construcción de un
entorno habitable, el abuso de poder sí lo es. La voluntad de poder que doblega a la
humanidad lo es.

En la economía biocapitalista el Ser, la perspectiva y el horizonte del Ser, está socialmente


determinado. La existencia, el Ser-ahí, en tanto que existencia socialmente determinada, define
su existencialidad como temporalidad social, es decir, como Dinero. El Dinero/Capital como
Tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de mercancías, es lo que define al
hombre, no en su abstracción idealista, sino en su concreción material, como asalariado, como
esclavo del capital. El Ser-Ahí, es tiempo, tiempo de trabajo socialmente necesario para la
producción de mercancías, es decir, Dinero. El silogismo es claro: el Ser es el Dinero. La
temporalidad del Ser-ahí es el Dinero. El Ser-ahí en su dimensión de Ser-para-la-muerte,
relativamente al fin último, es en realidad el Ser-para-el-trabajo, porqué el hombre es un animal
social, no es una abstracción indeterminada del mundo de las ideas. Su finalidad es productiva
en un sentido muy amplio, en el que se comprende tanto el tiempo de trabajo como el tiempo
de ocio, siempre socialmente productivo, el tiempo que se realiza en el dinero. Pero sin duda,
ésta es el heideggerianismo capitalista convertido en ideología. Es un discurso difundido de
forma latente. La aceptación de la jaula temporal 8 horas como mínimo de trabajo, más 8 horas
de consumo y ocio reproductivo y también productivo, más finalmente, 8 horas de sueño
reproductivo. El existir en una sociedad completamente capitalista está totalmente determinado
a nivel material: si no tienes cubierto el dinero necesario para vivir, te mueres. La gran mayoría
de gente, acude al mercado de trabajo, para intercambiar su inteligencia y energía física, por
dinero, como mercancía que aporta valor, valoriza el capital. La estructura del Ser-ahí está
formada principalmente por el tiempo de trabajo que permite la dedicación de ese salario en el
tiempo de consumo y reproducción.

La emancipación no está en apropiarse de los medios de producción de mercancías, cada vez


más socializados especialmente en el sector terciario -al menos en primera instancia y
exclusivamente-, sino en la apropiación/sustitución de los medios de producción del dinero. Se
trata de constituir una autodeterminación monetaria de la sociedad contra el totalitarismo

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monetarista de las élites financieras. La existencia del género humano depende de ello. Se
acabaron los cuentos de hadas.

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