Esculapio catalogado como Dios de la Medicina para los romanos, según la
mitología griega. Concedido con el arte de curar, un arte que le dio habilidades sobrenaturales como resucitar los muertos. Conocidos son los Consejos de Esculapio, que en una época (1970), se repartía a los nuevos estudiantes en el primer día de clases de la Facultad de Medicina de Montevideo. Es discutible que los Consejos contengan normas éticas; más bien se le advierte al que inicia sus estudios médicos sobre la ingratitud de la profesión: “Piénsalo bien mientras estés a tiempo. Esculapio habla de la medicina como una profesión que cualquier otra hay que dedicarle tiempo y gran esfuerzo, pero se centra también en todos los sacrificios que demanda. Este señor le escribe una carta a su hijo en la cual le cuestiona “¿Quieres ser médico, hijo mío?”, es normal que todo padre se preocupe por las decisiones que toman sus hijos, siempre es bueno indagar sobre las metas que tengan para emprender una carrera, ver si en realidad es lo que más le conviene, tratarle de mostrar a lo que se va a enfrentar al escoger estudiar medicina. Previene a su hijo de todos los eventos que tendrá que sufrir en la vocación elegida, la falta de intimidad y de momentos de familia, la humillación por parte del rico que lo considerará poco menos que su esclavo, la imposibilidad de elegir a quien atender, la obligación de salvar hasta al más despreciable, el hecho de callar atrocidades que se ven a diario bajo el pretexto ineludible del secreto profesional. Esculapio habla de la ingratitud del paciente con su Médico, al hecho de que la Medicina es un sacerdocio que a ojos de la sociedad no merece ser pagado ni recompensado. Personalmente comparto sus ideas ya que me encuentro en el área de la salud y sé lo que esto conlleva, a veces tenemos que sacrificar tiempo en familia, salidas y demás cosas sociales por estudiar o atender nuestros pacientes. Me cuestiono el hecho de que no menciona lo bueno de la profesión, pues solo se centra la mayor parte en lo duro que es llevar la vida de ser médico, los interminables problemas a los que se enfrentan, pero olvido hablar de la satisfacción que siente un medico de poder ayudar una persona, de curarlo o incluso salvarle la vida. En conclusión pienso que aunque todos los consejos que esculapio le dio a su hijo eran de cierto modo verdad, olvido decirle a su hijo que todos los sacrificios que él haga, todo el cansancio que padezca y a todo lo que renuncie por esa carrera, en algún momento tendrá su recompensa y valdrá la pena porque será el trabajo que le gusta y le llenara de recompensa hacerlo de la mejor manera aun sabiendo todo lo que conlleva ser médico. Dra. Katherine Peña Quintero Rehabilitación Oral