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Universidad de La Salle

Taller de investigación I – Germán Bula


5/03/2019
Sebastián Andrés Villamil Cortés
30181761

El mal y su creación

El libre albedrío es tal vez, la característica más significativa del ser humano. Pero,
seguramente la más peligrosa. Este libre albedrío según San Agustín es la razón del porque
el mal y el pecado existen. Pues, aunque el libre albedrío sea un atributo que Dios le otorgó
al hombre, este lo malinterpreto alejándose de las enseñanzas de Dios, convirtiendo al libre
albedrío en algo que carece de cualquier cualidad buena, hasta podríamos decir que ese
libre albedrío carece de Dios. Este libre albedrío carente de Dios es lo que se convierte en
mal, y cuando este mal es aplicado al mundo, se transforma en pecado, pues atenta contra
los caminos que Dios ya había planteado para todas las cosas. Pues dice San Agustín que
desobedecer a Dios es ir contra el bien mismo.

Atribuir la creación del mal a algo ha sido un problema filosófico muy antiguo, ya
que, si se argumenta la existencia del mal desde el inicio del todo, se estaría aceptando la
existencia de un Dios supremo maligno, o a el mal como existencia corruptora. Entonces,
sin concluir qué creó el mal, podemos preguntarnos ¿por qué fue creado?, o ir a su base
epistemológica y cuestionar ¿qué es el mal? Se debería comenzar por definir el mal,
atribuirlo a una naturaleza y darle características (inmanentes) para delimitarlo. Así evitar
el problema de crear un Mal como dios, de llegar a cuestionar el bien supremo de Dios, o
de atribuir el mal a una característica de corruptibilidad de la materia. Delimitando así la
existencia del mal como una característica únicamente humana y la creación de este al libre
albedrío (por San Agustín).

El mal no posee carácter metafísico ni ontológico, pues su existencia no se le puede


atribuir ni a Dios, ni a la naturaleza. El mal es una creación humana, ya que sí Dios hubiera
creado el mal, no podría ser el “Bien” supremo, ni un ser al que venerar. Pero, ¿entonces el
mal es la característica de un Dios maligno? No, pues el mal no tiene un carácter
trascendente, o mejor dicho no es una sustancia que corrompa. Puesto que, si fuera una
sustancia incorruptible, la existencial del bien como sustancia corruptible estaría en jaque,
haciendo chocar dos sustancias incorruptibles, negando la existencia del bien como
corruptible, y planteando la existencia del mal como sustancia incorruptible (la cuál negaría
el bien).

La materia no puede tener al mal como característica; pues la materia fue creada por
Dios y esta sigue el destino que Dios le dio, así esta no puede tener mal, ya que el mal es un
no ser, una carencia de ser, una pérdida de Dios. Entonces se puede concluir que el mal es
una consecuencia del libre albedrío (planteado por San Agustín). Pues el hombre al
enfrentar la oportunidad de vivir su vida como quiera, de tomar las decisiones que quiera o
incluso de actuar como quiera (voluntad). Lucha contra las pasiones y crea el mal, pues
como dice San Agustín, “el mal tiene nombre y apellido: El mismo hombre, el ser
humano”.

El mal moral en el mundo se convierte en pecado, pues el pecado cuando es


aplicado se convierte en una manifestación humana del mal contra Dios. Pues, cuando
alguien se aparta del camino que Dios le preparó y toma distancia de Dios. Esta persona cae
en el pecado, como un abismo sin orden o Dios. En el cual el hombre lucha contra las
pasiones, estas pasiones lo ciegan, llevándolo cada vez más a alejarse de Dios,
convirtiéndolas en enemigas de Dios. Estas pasiones desvían al ser gracias al libre albedrío,
haciendo que algo como el humano que fue creado por Dios, cambiar a un elemento carente
del bien, perdiendo la cualidad divina del bien por la del mal.

Cuando San Agustín le da características humanas al mal, está facilitando la


compresión de este, ya que otorgarle características humanas y darle origen, genera una
profunda reflexión sobre la misma humanidad. Pues no solo demuestra que es imposible la
existencia del mal en lo perfecto (Dios), sino que el mal atenta contra Dios y contra el bien
supremo. El mal puede ser interpretado como la forma del humano de alejarse de Dios, la
rebeldía humana contra la perfección. Una lucha del alma contra las tentaciones,
malogrando la vida que Dios creó y mostrando que el humano es tan débil, como para
alejarse de un bien supremo, por un placer terrenal y momentáneo.

El hombre hace el mal, creó el mal y propaga el mal; El mal es un fenómeno


Humano. Jamás fue una creación de Dios, pues es un bien supremo, siendo así no puede
crear el mal, ni puede otorgarlo a algo. El mal tampoco en un Dios malvado, pues Dios es
lo mayor y lo más grande que existe. Un Dios malvado pondría en riesgo la existencia de
Dios y imposibilitaría su compatibilidad en crear algo que tenga el bien y mal como
característica. El mal no es una característica de la materia, ya que la materia no puede ser
malvada al ser creada por Dios, pues la materia posee las características que Dios le otorgó
y sigue el camino que Dios le mostró, pero más importante, la materia no tiene libre
albedrío. Negando la existencia del mal, en cualquier cosa que no sea el humano, muestra
que solo el humano puede ser portador del mal. Debido al libre albedrío, que le otorgó
libertad para ejecutar su voluntad. Pero, que esta resultó en algunos humanos, en la
distanciación de Dios y la creación del mal como carencia del bien. Este mal se ve
potenciado por las pasiones y acciones que se alejen de Dios, pero Dios no actúa sobre ellas
por el castigo del primer pecado que el hombre cometió y porque el mal es consecuencia de
la libre elección del hombre (Libre albedrío); evitando que Dios erradique el mal. Haciendo
así al mal, humano.

Bibliografía
San Agustín – El libre Albedrío
http://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/hf/soff_em_15.htmlMaría Sánchez

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