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Chañarcillo 1 Antonio Acevedo Hernández

EL DESIERTO

CORO ¡Agua, flor de la piedra, ¿Cuándo brotas? ¿Cuándo manas del sueño hasta las
bocas?
EL SUAVE Sigamos por este camino.
CHICHARRA (Gritando) ¡Suave! ¡Suave!
EL SUAVE ¡Siga amigo Chicharra, iñor!
CHICHARRA Ya no me dan las fuerzas.
EL SUAVE Ven, Chicharra. Entremos por este cajón. Puea ser que encontremos
por onde salir de aquí.
CHICHARRA ¡Me voy pa abajo, oh!
EL SUAVE ¡Es por aquí, es por aquí el ojo de agua!
CHICHARRA ¿Y si nos equivocamos como ayer, Suave? Ya van tres días. Ya no pueo
más. Quiero dormir.
EL SUAVE Un poco más y dormirá, iñor. Estamos en la quebrá que llaman de los
sueños, que es lo más bonito del mundo, pero no hay que dormirse, no hay que dormirse
aquí. ¡Eh, Chicharra, ei, despierte pues, iñor! ¡Vamos! ¡Arriba! ¡vamos! ¡mira!
¡Chicharra! Lo encontramos. ¡El ojo de agua! (Ambos se arrojan al suelo a beber)
CHICHARRA (Escupiendo) Es arena. ¡No es agua!
EL SUAVE Se secó. Pero antes había. Se nota.
CHICHARRA ¿Y ahora, qué haremos?
EL SUAVE Seguir buscando la huella. No hay otra.
CHICHARRA Ya no quiero na. No quiero la riqueza. Sólo deseo volver atrás.
EL SUAVE Sin haber encontrado el derrotero, no me volveré jamás.
CHICHARRA Perdiste la huella del agua y de la plata. Apenas quean tres gotas…
Tengo sed, me tomaría un río… ¡Y tengo mieo ¡Mieo de estos sueños terribles! Pájaros
que me picotean los ojos y me arrancan las entrañas… Me voy deshaciendo de a poco.
Perdiste la huella… Vamos a morir.
EL SUAVE El sufrimiento te oscurece la razón. Si perdiéramos el rumbo, tendría
que matarte yo mismo, pa que no sufrierai. Pero yo encontraré el camino. Sé que
estamos cerca. Yo no quiero echarme atrás. Así es que sígueme, confía en mí si eres
hombre.
CHICHARRA ¡Te digo que ya no quiero la riqueza. Ya no… (una de las piedras brilla
refulgente) ¡Suave! ¡Mira! ¡Mira!
EL SUAVE ¡Estas son las piedras preciosas!
CHICHARRA ¡Carguemos! ¡Carguemos las mulas y nos vamos! Con esto, ¿pa qué
querimos hallar el muro de plata? (CHICHARRA intenta extraer la piedra con todas sus
fuerzas. Se oye un trueno sordo. Piedras se precipitan de lo alto y sólo alcanzan a saltar a
Chañarcillo 2 Antonio Acevedo Hernández

un lado. El polvo y el ruido esfuman la proyección. Cuando cesa, EL SUAVE Y CHICHARRA


están en escena, tendidos, cubiertos de polvo)
EL SUAVE ¡Era verdá, era verdá!
CHICHARRA ¿Qué pasó? ¿Qué era verdá?
EL SUAVE El cerro de los sueños defiende sus piedras, pero no nos quiso matar.
Estas riquezas esperan su dueño y nos manda seguir andando. La fuerza misteriosa del
desierto sólo acoge a los señalaos por el destino. Y nuestro destino está más lejos. Así lo
quieren los genios y los brujos del desierto ¡nos mandan seguir si somos hombres!
CHICHARRA También puede querer decir que no nos quieren… Por eso la visión en
mis sueños. Es pa que nos volvamos. Suave, ¡Tengo mucho mieo!
EL SUAVE Malón está eso, pues. Haga como yo, hijo. Ríase de las visiones si ellas
se ríen de usté. Y si nos matan, que nos maten. ¡Güena cosa de harto se va a perder! Y
ahora vamos a seguir.
CHICHARRA ¿A buscar otra vez la huella?
EL SUAVE Está por aquí mesmo, lo presiento. Tengo que abrir más los ojos. El
muro de plata está cerca del abismo de las piedras preciosas, yo lo sé…
(La figura del hombre del desierto viene avanzando, surge desde el fondo. Es de edad
indefinible, barbudo, fantasmal. Sonido de tormenta de viento).
CHICHARRA ¡Es otra visión, Suave! El brujo de las piedras preciosas que viene a
matarnos!
EL SUAVE Puede ser. Y puede que no. Aquí lo esperaremos.
HOMBRE ¡Güenas!
EL SUAVE ¡Güenas se las dé Dios!
HOMBRE ¿Tiene agua la vertiente?
EL SUAVE No.
HOMBRE ¡Malo está eso! Yo necesito beber agua antes de emprender mi última
jornada. ¡Deme agua!
EL SUAVE (Mirándolo inquisidoramente) ¿Quién es usté?
HOMBRE A mí me llaman el hombre del desierto.
CHICHARRA ¡El hombre del Desierto! ¡Suave!
HOMBRE Dicen las leyendas que onde aparezco llega la muerte, pero no es
verdad. Muchos desesperaos por el miedo me han disparao, me han arrojado
boleadoras, pero nunca me han dao. ¿Por qué me temen?
EL SUAVE Porque según el cateador usté es fatal. Usté anuncia las tempestades,
los ATIERROS y la muerte. Y dicen también que el desierto se librará de su maldición el
día en que usted muera. Y me parece que sucederá ahora mismo, porque yo lo mataré.
HOMBRE No podría hacerlo. No ve que estoy estenuao como ustedes.
EL SUAVE A mí me llaman el Suave. Le costaría mucho vencerme.
Chañarcillo 3 Antonio Acevedo Hernández

HOMBRE ¿El Suave? Dicen que usted fue un buen marino en la escuadra, el
mejor explorador del desierto, un buen lanzador del cuchillo y el hombre más generoso.
Y dicen también que una mujer lo lanzó al desierto a buscar la muerte.
CHICHARRA ¿A buscar la muerte?
EL SUAVE No crea, amigo Chicharra, que en este momento busque la muerte,
iñor. Es verdad que una mujer me lanzó al desierto.
HOMBRE Algo parecío me lanzó a mí a la soledá.
EL SUAVE Pero el desierto me enseñó a ser hombre. Buscando la muerte me di
cuenta del valor de la vida.
HOMBRE Cuente, cuente amigo su historia.
EL SUAVE Esa mujer, me la dio el mar y la tierra me la quitó, eso es todo.
HOMBRE Y usted… la mató.
EL SUAVE Tuve el impulso, cuando la encontré traicionándome… Pero se
sobrepuso el hombre. La dejé sin hacerle nada. Con el tiempo he comprendido cuánto
la quería.
HOMBRE El caso mío es parecío, pero sin heroísmo. Yo la maté ¡la maté! ¡la
habría muerto mil veces! (llora)
EL SUAVE Convíale agua al amigo, Chicharra. Onde beben dos, beben tres. Dios
dispondrá después. (beben los tres)
HOMBRE El agua es la vía. Con la facilidad que la dan ustedes. Están perdíos, no
saben lo que les ocurrirá mañana, o esta misma noche. Y dan el agua. Yo he visto dos
hombres que eran como hermanos tratar de matarse por un sorbo de agua que
finalmente cayó en la arena. Yo he visto todo y he debido callarme. Por eso dicen que
aparezco momentos antes de la muerte.
EL SUAVE Nosotros damos el agua, y damos la mía porque no nos hace mayor
falta, iñor. Somos hijos de la sal. Y hacia la sal vamos.
HOMBRE Y yo deseo con toda el alma que les vaya bien, siempre que estén
más allá de la ambición, ese sentimiento mezquino que pierde a los humanos.
CHICHARRA Nos esperan los que nos necesitan.
HOMBRE Ustedes buscan el muro de plata. Millares han pasado por aquí
buscándolo y ninguno ha vuelto.
EL SUAVE ¿Ninguno?
CHICHARRA ¡Ninguno!
Chañarcillo 4 Antonio Acevedo Hernández

HOMBRE Los caminos del desierto son muy intrincaos. Están llenos de huesos y
de secretos. Este mismo embúo de las Piedras Preciosas onde estamos, por las noches
suena un gas envenenado que asfixia con rapidez. De día, provoca sueño. Pero no hay
que dormirse. No se despierta jamás. Yo he tropezao con las riquezas, he dormío sobre
los rodados. Pero no quiero la plata. Rico y considerado fui, pero no quiero volver al
mundo que abandoné. Prefiero ser como las vizcachas.
CHICHARRA ¿Y aónde vive usté?
HOMBRE ¿No pasaron por la quebrá de los matorrales? Ahí.
EL SUAVE ¿Y a qué vino pa’ca?
HOMBRE Un ramalazo de pena me lanzó una vez más a buscar la muerte. Pero
como siempre, acobardé. Luego vendrá el viento negro y no quiero que me encuentre
en el camino. El muro de plata está en uno de estos cerros. Ustedes podrán encontrar la
huella. Adios. Siento mucho no poder decirles donde hay un ojo de agua. No se olviden
nunca de mí. Soy un ermitaño que seguramente no se irá al cielo. (Se aleja y desaparece
como tragado por las montañas).
CHICHARRA Suave, yo quisiera volverme.
EL SUAVE ¿Y qué le diríai a la Carmela? ¿No recordai que esa mujer lo espera
todo de vos? Si querís, te volvís vos. Yo seguiré, y no por la ambición de la riqueza, sino
por instinto de pelea. Llévate las mulas que querai y toas las provisiones, pero déjame
aquí.
CHICHARRA Vos sabís que yo solo me perdería.
EL SUAVE Sigue a ese hombre y te servirá de guía. ¡En marcha pues!
CHICHARRA Iré con vos. Sabís que él trae la muerte.
EL SUAVE Yo estaré a tu lado hasta el último minuto, onde quiera que nos
encontremos (se abrazan) Comeremos aquí mesmo y luego partiremos (sacan charqui
de las alforjas y comen) ¡Qué lástima que el charqui que es tan bueno p’al hambre, no se
le puea poner un traguito de agua (rie) Si no encontramos agua después de esta carne
salá, nuestra muerte va a ser como la de las princesas emparedás en los cuentos (ríe).

CHICHARRA ¿Te parece poco lo que nos ha pasao, que te estay riendo?
EL SUAVE ¿Y por qué no reirse? Al mal tiempo buena cara. Me gustaría que vos
también te rierai.
CHICHARRA (Ríe burlándose)
EL SUAVE Aguántate mira. Mira pues. ¿veis esa “pieirecita” que casi nos cubre?
¿Qué tal pa que nos caiga encima como sepultura?
CHICHARRA ¡Ya, no freguís más! (suspira) Yo estoy pensando en la Carmen.
EL SUAVE (Rie) ¡En la Carmen! Rezando ha de estar por vos… al son de las
guitarras.
CHICHARRA Parece que estai embrujao. Me querís quitar hasta el último consuelo.
Chañarcillo 5 Antonio Acevedo Hernández

EL SUAVE Perdóname. Yo también creo que la Carmen es güena. Pero también


creo que te ha pescao la cobardía, el desaliento, y quiero que los venzai. Esta no es hora
pa hundirse pa entro. ¡Pálpese, dése cuenta que es hombre, que le quea un corazón y
que le hizo una promesa a la mujer que lo mantiene todavía vivo, iñor.
CHICHARRA No pueo, hermano, no pueo déjeme aquí, iñor.
EL SUAVE Si le parece, hermano. Más que hermano es. Aquí nos quedaremos.
(Ambos están en el suelo) ¿Qué güena es la vida? Y que güena es la muerte cuando se
comparte con un amigo querío.
CHICHARRA Sueve, perdóname, pero la… (se escucha la canción del desierto en off.
Ambos escuchan)
EL SUAVE El desierto canta… El desierto nos canta otra vez. El desierto nos
canta Chicharra, nos recuerda que somos hombres. Párate. Escucha. Oye de pie, con el
alma levantá al cielo.
CHICHARRA (Se incorpora) Es cierto. La cobardía está dentro de mí. Pero fuera de
mi corazón too canta. Too lucha. ¡Too aguarda! Solamente yo no merezco ser hombre.
¡Vamos! ¡Vamos a morir en la demanda!
EL SUAVE ¡Bravo! ¡Viva mi hermano Chicharra que se hace hombre, iñor! Vamos
a morir en la demanda, por nosotros, pero sobre todo por los que nos esperan, iñor (fin
brillante de canción del desierto en off). ¡Chicharra! ¡lo encontramos! ¡el muro e Plata!
(ambos ríen y se abrazan) ¡Chicharra! ¡Nosotros lo encontramos!
CHICHARRA ¡El nos eligió por todos! ¡Por todos lo hemos hallao!
EL SUAVE ¡Como lluvia en las arenas haremos caer la plata!
CHICHARRA ¡Lo hallamos! ¡Lo hallamos!
EL SUAVE Cállate Chicharra, no hablís tanto.
CHICHARRA ¡Es que hallamos el mineral más rico de Chile! ¡Agora, agora somos
ricos! Podimos hacer cuanto se nos ocurra. ¡Empieirar con plata el pueblo! ¿Cierto
Suave?
EL SUAVE ¡Qué lástima que no tengamos ni siquiera agua pa las mulas!
CHICHARRA ¡Ah! Parece que no te importara. Yo también daré plata a todo el
mundo, a todo el que la necesite.
EL SUAVE ¡Chicharra!
CHICHARRA Iré a mi tierra y compraré un rancho pa mi padre y la Carmen será
señora principal, y cuando la vean pasar dirán, ahí va la señora de don Juan el minero
(Rie).
EL SUAVE ¡Cállate! Guarda tus fuerzas…
CHICHARRA ¿Cuánto… cuánto creís que dará el muro de plata? ¿Ah? Dime, dime…
EL SUAVE Ya te digo que unos 300 millones ¿no?
CHICHARRA El Gabino Atienza, que me quiere enganchar a la Carmen, queará
chiquitito ¡Ja! ¡Cómo me voy a reir de Gabino Atienza! ¡Y las zambas! ¡Como perras van a
Chañarcillo 6 Antonio Acevedo Hernández

andar detrás de mí! ¡Pero yo solamente querré a la Carmen! Por ella me hice
aventurero.
EL SUAVE ¡Chicharra! ¡Cállese!
CHICHARRA Si no encontrai agua, soi un mal amigo (jadea).
EL SUAVE La buscaré.
CHICHARRA ¡Suave!
EL SUAVE ¿Qué te pasa?
CHICHARRA ¿Tai enojao conmigo?
EL SUAVE No.
CHICHARRA ¿Soi amigo mío?
EL SUAVE No seai niño chico.
CHICHARRA Se me ocurre que vos… no querís encontrar agua.
EL SUAVE ¡Chicharra!
CHICHARRA Decís que no te interesa la plata y querís que me muera de sed.
EL SUAVE ¿Qué decis?
CHICHARRA Te hacís el desinteresao y sois como toos, un traguilla. Tampoco te
gusta la Carmen ¿no? Claro, no te gusta la Carmen… sabís que, resisto menos yo, y
muerto, quean la plata y la mujer.
EL SUAVE Ya te volvió el pensamiento malo. No te voy a contestar. Voy a buscar
agua.
CHICHARRA (Amenazante) ¿Y si yo te matara?
EL SUAVE Yo no me defendería.
CHICHARRA (Con rabia) ¡Yo no te mataría! ¡No soy como vos!
EL SUAVE Escúchame. Está soplando el viento del desierto. Los cateadores lo
llamamos el Viento Malo, el Viento Negro. Levanta montes que lo cubren too. Abrígate
debajo desta roca. ¡Por tu madre, por tu plata, por la Carmen, no te movai de aquí! ¡Si
salís no respondo por tu vía (sale).
Pausa. Se escucha silbar más fuerte el viento, que ya cruza por la escena. EL CHICHARRA
se sienta, afirmándose con las manos en actitud de observación. La sed lo sigue
estrangulando. Traga saliva inútilmente. Va sobreviniéndole el delirio. Respira a boca
abierta, se oprime luego la garganta con las manos y después el estómago. Se ovilla en el
suelo y queda inmóvil. Se oye frase musical de mujeres, sin texto, mágica. Imágenes
confusas de aguas, dibujando un paisaje de vegetación, como en el sur, con pájaros que
cantan, felices.)
CHICHARRA Pa onde iría el tonto del Suave a buscar agua, si el agua está aquí… Veo
olear una laúna. Yo tendré que guiar ahora al Suave más leso. (Se levanta con gran
esfuerzo. Se disuelve la imagen, las voces se alejan) ¿ónde está ahora la laúna…? Brujos
canallas, me la han quitao! (se humilla en el polvo cogida la garganta, la boca reseca,
candente, abierta) ¿Por qué vendría a buscar plata? ¿Por qué he de ser rico yo? No soy
Chañarcillo 7 Antonio Acevedo Hernández

más que un pion. La plata. ¡Maldición! Al hombre le basta con tener qué echarle a las
tripas y aónde tender los huesos… ¡La plata! (ríe) ¡Toa mi plata por un trago de agua!
(imagen de la madre, pulcra, campesina, el padre y los hermanos) ¡Mamita, mamita! Taita,
hermanos. Estoy en mi casa con ustedes. No es cierto que me fui, no es cierto. ¡Soy
joven otra vez (rie) No es cierto. Estoy solo. (las figuras anteriores son reemplazadas por
CARMEN) ¡Carmen! ¡Carmen! ¡Ruega por mí! ¡Por vos voy a morir aquí! (CARMEN ríe)
Merece la muerte. La muerte. (Se levanta enardecido, con las manos extendidas para
estrangular la imagen de CARMEN. Esta se esfuma con una risa final agresiva y viciosa.
Entonces, con un violento esfuerzo se arroja de bruces sobre el suelo y rasca en la arena)
No me moriré… no me moriré… Sacaré agua de debajo de esta tierra. ¡Agua! … agua
(desfallece) (Aparece el Suave con su pobre lamparilla, muy desalentado. Algo más de luz
ilumina la escena. Contempla a CHICHARRA con tristeza)
EL SUAVE ¡Codeo! ¡Codeo! … ¿Está durmiendo? (Le acaricia la cabeza) Mi
amigo… mi güen amigo. Lo hemos sufrío too. Y moriremos de sé. A mí no me importa
morir. Yo sé morir. Pero vos… cachorrito. Si mi sangre te calmara la sed, te la daría…,
pero volveríai a caer.
CHICHARRA (Despertando) ¿Quién es usted? ¿Viene a reírse también de mí? La
Carmen me engaña ¿sabe? ¡la mataré! ¡la mataré! (hace inútil gesto por abrazarse)
SUAVE ¡Chicharra, hijo! ¿Ya no me conoce? Soy el Suave...
CHICHARRA El Suave me dejó botao... él se queará con la plata y con la Carmen.
Porque la quiere. Yo sé que la quiere.
SUAVE Ahora que vamos a morir y no podis comprenderme, te diré que sí.
Quiero a la Carmen... y vos que soi como un chiquillo nuevo, también te quiero. Sólo Dios
sabe que quise tu bien, pero no tengo valor para verte así. No tengo valor. Te voy a
matar, amigo que hasta hijo fuiste para mí. ¡Perdóname! ( en ese momento se sienten
gotas de lluvia que se hacen torrentes en un momento) ¡¡Chicharra!! ¡¡Chicharra!! ¡Milagro
Chicharra! (da de beber al CHICHARRA con las manos. Beben ambos)
CHICHARRA (Recobrándose) ¿Cuándo saldremos de aquí, hermano? ¡Tengo tantas
ganas de ver a la Carmen! Yo no debí enamorarme. Es pior que el desierto… que le come
el alma a uno.
SUAVE Sí, pero ahora vamos a seguir, iñor. En una jorná más, llegaremos de camino
donde hay agua (sonido de viento). Este viento ya no me gusta naita iñor. Vamos
apúrese, amparémonos debajo de esta roca.
CHICHARRA ¿Es el viento negro?
SUAVE (En off, brillante con sonido de tormenta) Levanta las arenas y tapa el sol.
Este viento es como el brazo de la muerte. En él viajan las almas de toos los que han
muerto en la arrena… Es cuando el desierto canta triunfador para poner a prueba al que
es hombre. ¡Lo vamos a oír. Ya empieza. ¡Aquí van a pasar la muerte y Dios!
(Sopla ahora el pleno huracán. Relámpagos y truenos se reflejan en el fondo. Cruzan
aterrados los pájaros. Todo el teatro se oscurece. Sólo los relámpagos iluminan
Chañarcillo 8 Antonio Acevedo Hernández

fugazmente el panorama. Poco a poco y de entre el ruido tremendo de la tormenta, van


surgiendo voces que gimen y aullan largamente).
VOCES DE MUJERES “Tempestad de la muerte, aquí estamos llorando” (Es música de
letanía, que se va definiendo más y más mientras se va ahogando el ruido formidable de la
tormenta)
VOCES DE HOMBRES “Señor de las tormentas ten piedad de nosotros” (La atmósfera
litúrgica se acentúa con los gemidos del canto de las mujeres y hombres. Ronda de almas
que pasan sollozando, cantando sus preces. Esto marca el amainamiento del temporal.
Las mujeres se dispersan. La luna ilumina la escena mágicamente. Hay un nuevo personaje
que está de espaldas sobre la tierra).
SUAVE ¡Chicharra, acércate!
CHICHARRA ¡El hombre del desierto!
SUAVE (Comprobando que está muerto) Se ha casao por fin. Se ha casao con la
muerte. Ahora el desierto ha perdío su maldición.
CHICHARRA ¿Eso quiere decir que los genios ya no nos impedirán volver y hallar
de nuevo el muro de plata?
SUAVE Eso mismo. Arrodíllese hermano, ante el hombre que nos ha enseñado a
morir (se arrodillan) Recemos, hermano recemos.
(Voces de hombres y mujeres en trágica culminación del canto litúrgico: “Miserere nobis
De Profundis Clamavit”.
ESFUMACIÓN

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