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Toda acción teatral debe tener un para qué (una justificación interna) y ser lógica y coherente con la
realidad.
IMAGINACIÓN
Cuando consideramos un fenómeno, cuando nos imaginamos un objeto, un acontecimiento, o
traemos a la mente experiencias de la vida real o imaginaria, no solo reaccionamos a esas cosas con
nuestros sentimientos, sino que les pasamos revista con nuestros ojos interiores.
Sin embargo, al hacer esto en teatro nuestra visión interior debe tener relación sólo con la vida del
personaje y no con nosotros mismos como actores.
CONCENTRACIÓN DE LA ATENCIÓN
Para poder reproducir el significado esencial de un texto hay que penetrar en él profundamente y
sentirlo también con profundidad.
En primer lugar, uno de los elementos más importantes del subtexto es la memoria emotiva, un
factor evanescente caprichoso e inestable.
En segundo lugar se necesita una capacidad de atención bien disciplinada para ser capaz de
concentrarse en el significado de las palabras.
Todos nuestros actos, aun los más simples, tan familiares en nuestra vida diaria, se vuelven forzados
cuando aparecemos frente a un público numeroso. Por eso es necesario para el actor corregirse y
aprender de nuevo a caminar, moverse, sentarse, o acostarse. Es esencial una reeducación para ver
en el escenario, para escuchar y oír. A fin de olvidarse del público, el actor debe interesarse por algo
en el escenario. Debe tener un punto de atención y éste no debe estar en la sala. Cuanto más
atractivo sea el objeto, más concentrará la atención. Stanislavski diseñó una serie de ejercicios para
disciplinar la atención en este sentido específico.
CIRCUNSTANCIAS DADAS
Las Circunstancias Dadas son aquellas indicaciones escritas por el autor acerca de los personajes, la
época, el lugar de la acción, detalladas casi siempre en los comienzos de cada Acto y en las
acotaciones que preceden a las réplicas y situaciones. Las circunstancias dadas son inalterables.
Resumen la posición del poeta dramático ante la sociedad por su contenido ideológico o mensaje, y
ante el arte por su estilo particular.
MEMORIA EMOTIVA
Opera por sustitución induciendo al actor a bucear en sus recuerdos para encontrar alguno similar al
del personaje sustituyendo las situaciones emotivas de éste por las del propio actor.
Esto conlleva algunas limitaciones la primera de las cuales es circunscribir al actor solamente al
horizonte de su propia experiencia emocional vedándole la posibilidad de investigar en las
situaciones emocionales que la situación dramática reclama.
Además, estas situaciones suelen tener poco que ver con experiencias realmente vividas por el actor
(asesinatos, incesto, suicidio, etc.) sin contar con las dificultades añadidas si se trata de autores
clásicos.
¿Cómo hace el actor para encontrar en sus recuerdos alguna experiencia que le permita componer
un duende o algún otro personaje de “Sueño de una noche de verano”?
La memoria emotiva es una técnica introspectiva donde el actor se repliega a su interioridad para
encontrar el estado emocional necesario para la escena o el personaje que está creando.
Ello implica predeterminar el estado emocional del actor/personaje.
“En esta escena debo estar triste o feliz o enfadado”
Y por lo tanto la acción es el resultado de un estado emocional preconcebido cuando, en realidad,
aún no se ha transitado la experiencia para llegar creíblemente a ese estado emocional.
Todo este proceso produce el desprendimiento del actor del “aquí y ahora” que es fundamental a fin
de dar origen a las conductas imprevisibles del personaje e investigar sobre las mismas.
SI MÁGICO O CONDICIONAL
Habilita la ficción y que a su vez se vincula con las “circunstancias dadas”. De esta manera el actor
crea su estímulo interior
TRIDIMENSIONALIDAD
Son los aspectos físicos, sicológicos y sociales de un personaje
FE O SENTIDO DE LA VERDAD
Lo que nos interesa a nosotros es lo siguiente: la realidad de la vida interior de un espíritu humano
por una parte, y la creencia en esa realidad por otra ¡No nos interesamos por la verdadera existencia
al natural de lo que en el escenario nos rodea, la realidad del mundo material! Esto es útil para
nosotros sólo en la medida en que proporciona un fondo general a nuestros sentimientos.
Brevemente: la vida de un cuerpo humano está compuesta de acciones físicas vivas, motivadas por
un sentido interior de la verdad (responden a objetivos específicos), por la fe en lo que se está
haciendo. Pero la unión entre cuerpo y alma es indivisible, la vida de uno da vida al otro (y nótese
aquí la diferencia fundamental con Platón, para quien el cuerpo es la tumba del alma y desempeña
una función accidental y subordinada en la adquisición de conocimiento verdadero: el alma
recuerda las formas eternas a partir de la percepción sensible de los objetos particulares de este
mundo que "participan" de ellas). Esto implica que todo acto físico, salvo que sea mecánico
(estereotipos), tiene una fuente interior de sentimiento. En consecuencia, en cada papel, hay
entrelazados un plano interior y otro exterior: un objetivo común los asemeja y fortalece su unión.
Dice Stanislavski: "al principio parecerá que lo único que podemos hacer es utilizar las emociones
verdaderas y, sin embargo, las cosas del espíritu no son suficientemente verdaderas: debemos
recurrir a las acciones físicas. No obstante, más importante que las acciones mismas, es su verdad y
nuestra creencia en ellas. La razón es que siempre que posean VERACIDAD y CREENCIA,
tendrán SENTIMIENTO y EXPERIENCIA". Un ejemplo: ¿De qué se ocupaba Lady Macbeth en el
punto culminante de su tragedia? En el simple acto físico de quitarse una mancha de sangre de la
mano. En la vida real, muchos de los grandes momentos de emoción son señalados por algunos
movimientos comunes, pequeños y naturales. Los artistas deben comprender, entonces, la verdad de
que hasta los pequeños movimientos físicos, cuando son introducidos en las CIRCUNSTANCIAS
DADAS (es decir, están justificados), adquieren gran significado a través de su influencia sobre la
emoción. De esta manera se evita toda violencia y el resultado es natural, intuitivo y completo. Para
Stanislavski, un actor debe disponer de una técnica psicológica bien trabajada, un enorme talento
(noción que no desarrolla) y una gran reserva nerviosa y física.