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XXXIV LOS MOLUSCOS MARINOS EN LA ARQUEOLOGI4 por N. J. SHACKLeToy En muchos lugares arqueolégicos, especialmente en aquellos situados cerea gy mar, se encuentran grandes cantidades de conchas marinas. Estos restos de molusey han recibido, en general, escasa atenci6n en el pasado y mucho de su potencial se hg perdido por este motivo. El objetivo de este trabajo es el de poner de relieve algunne aspectos de la utilidad que estos restos offecen a los arquedlogos. Es sorprendente conocer el volumen de las diversas informaciones que pusten obtenerse de los restos de moluscos. Aqui las clasificaremos en tres grupos, cada urn de ellos bastante independiente y muy completo.,En primer lugar consideraremos |, informacién econémica y cultural que puede derivarse del examen in situ de los mo. luscos: Ta utilizacion que se ha hecho de las conchas, ast como la contribucién de lox mariscos a la dieta de los habitantes del lugar.\En segundo término hablaremes de log moluscos como clave para descubrir el clima qiié la localidad tenia en el pasado, La naturaleza algo técnica de esta seccién se justifica por el hecho de que actualmente s6lo conocemos un método para determinar Jos valores numéricos de la temperatura durante pl pasado geolégico y consiste en la aplicacién de SSHMIGCAP isotopo de Siscan ta iesa ecsa se Gana ‘de la contribueién que pueden hacer los molus. cos para Ta datacién absoluta de un sitio. Aunque la técnica de la datacién por radio carbono le sea familiar al arquedlogo, puede que no le sean bien conocidas las venta. jas especificas que presentan las conchas; ademés, no se toman en cuenta con la amplitud debida los riesgos de la datacién que se obtiene aplicando radiocarbono a las conchas, Entre las muchas personas cuyo estfmulo ayudé al autor a decidirse a realizar este trabajo, relaciondndolo con la ciencia arqueolégica, el doctor Golin Renfrew merece mencidn especial. Si el texto que sigue tiene algtin interés para los arquedlogos esto s debe principalmente al entusiasmo del doctor Renfrew. & LOS MOLUSCOS Y EL ESTUDIO DE LA ECONOMIA Muchos de los limites costeros del mundo estan sefialados por enormes montes de conchas, constituyendo el iegado de pueblos cuya_supervivencia se debia casi exclusi-, vamente al mat, Los primeros visitantes europeos encontraron a lo largo de las costs, de Africa-del Sur gentes que se mantenfan con ese tipo de vida y a los que llamaréu «strandloopers», Se han descrito amplisimos depdsitos de desperdicios de conchas en eae ives ea cecacaicel (ae conte se teait acces aniecieoracte ne re ace por el arqueélogo, que sélo se ocupa de removerlas para saber si sepultan artefacts 418 : LOS MOLUSCOS MARINOS EN LA ARQUEOLOGIA 419 Como caso opuesto citaremos a Tsountas ', que durante sus excavaciones en tum- de la Edad del Bronce, en las Ciclades, encontré unas pocas conchas, las cuales M jo estaban allt por casualidad y no constitufan evidencia de dieta de mariscos, wn este C880 Se podia haber deducido, dentro de lo razonable, que los méluscos arte del almuerzo del contratista de Ia excavacién y no que hubieran sido trai- fox por algun. agente natural, Todavia en nuestros dias, cuando los pescadores de Grga de e505 Temotes islas Ciclades salen a cazar conejos, llevan consigo un puriado ye mariscos de ese tipo para alimentarse, gone fin algunos lugares parece ser cierto que la gran mayoria de las conchas represen- idesperdicios de comida. Si se hiciera una evaluacién de las especies ingeridas, y de fpaguier variacion durante el periodo de ocupacién del lugar, s© ampliarla nuestro pcimiento de los modos de vida de la época. El examen detallado puede revelar “qchisimo mas. Por ejemplo: durante una excavacién puede descubrirse un pequefio oat6n aislado de conchas. ee ee gai para_comer juntas, Un andlisis de la paleotemperatura del borde exterior de eee eicaacrtiad puede indicar en qué época del afio se dispuso de esa oon = Fise trata de un lugar en que es abundante y relativamente uniforme la cantidad —__ | demariscos que se encuentra entre los desperdicios de comida, esto puede demostrar ~“éledos se recogieron dentro de la misma estacién, lo que demostraria que el sitio se sapaba durante determinadas estaciones. $i hubiera ademas restos de otros alimen- jede deducir que los mariscos se consumfan en determinado perfodo del afio, escaseaba ofro alimento, Esnotablemente mas facil calcular la cantidad ‘de comida que representa un mon- ade conchas que la que representa un conjunto de huesos. Con la mayoria de las apecies se puede determinar el volumen interno de la concha‘llenandola de agua y peando 6 midiendo el volumen del agua, lo cual permite calcular con bastante apro- tinacidn el volumen de comida que la concha representa. Algunas conchas, tales camo la coquina, no se lenan totalmente durante el afio entero, pero el error de deilo que puede causar esta circunstancia no podré ser nunca muy grave. Shum. wey lleg6 a estimar especulativamente la cantidad de habitantes que se habrian jo mantener en un sitio descrito por él, basdndose solamente en el nimero de suchas que encontré ali, Aunque esto es menos facil en un sitio donde los mariscos meonstituyen el principal elemento de la dieta, sigue siendo posible si se puede denosttar que los mariscos representaban el elemento principal de la dieta durante ma determinada estacién. H bidlogo marino sucle conocer bien el, Adbitat,que ocupa en la actualidad una specie determinada de moluscos. Comprende la zona de profundidad de agua en que Lspecie se aloja, la temperatura que tolera y el tipo de substrato que prefiere. Por lo , el examen del conjunto de especies que estan representadas en un sitio deter- shado nos proporciona informacién respecto al clima y el tipo de costa existentes Giatdo el lugar estuvo habitado, No debe suponerse que la costa era la misrna de hoy, sto que los cambios en él nivel del mar pueden alterar profundamente el cardcter 4 perfil de la costa. Shumway 3 demuestra que en la actualidad no hay suficiente Sil Tocosa que nos produzea el gran mimero de mejillones (Mytilus californianus) que (vdentemente existfa cuando estuvo ocupado el lugar que describe. Sin embargo, las “atciones que intplica la presencia del conjunto de especies son compatibles con el 420 EL MEDIO AMBIENTE fenmeno de crecimiento répido det nivel del mar, que se supone sucedié duran periodo de retirada de los hielos en Wisconsin. teal Muchas veces la variedad de tamafios de una especie determinada puede any Juz sobre la economfa del lugar, En el sitio neolitico de Saliagos, en cl Mar Eger't : 4 : : , variedad del tamaiio de las lepadas (Patella spp.) pudo determinarse, viendo que acumulacién especifica estaba formada por conchas significativamente menores qe tamafio que las que pudieron encontrarse en cualquier otra parte. Se comprobg 1° no se recogian habitualmente las conchas de menos de alrededor de 25 cms, de sau nera que una coleccién de un promedio de 20 cms (y esto implica s6lo la mitad del contenido de carne} puede muy bien acusar un pertodo de escasez. Poco trabajo se 4, hecho en la actualidad para proseguir estudios en esta linea. En ciertos lugares hay abundantes restos de moluscos, pero con una caracteriticg que permite indicar que no han sido, principalmente, desperdicios de comida, Loe refugios rocosos del Paleolitico Superior, en Ksar’ Akil, en el Libano, constituyen ay gjemplo temprano de este tipo §, En este lugar, de los 1 500 moluscos marinos esty. diados més de 1 000 pertenecen a una de estas dos especies: Nassarius gibbulesus (Lin, neo) y Collumbella rustica (Linneo), y ambas especies son demasiado pequeiias, de modo que no deben haber sido recogidas como alimento, Ademds, més de la mitad de estas pequefias conchas han sido modificadas por la perforacion de un agujero en la tltima espiral o las han pulido a tal grado que sélo resta de ellas un solo anillo, Es intere. sante comprobar que todas las cinco especies de Nassarius gibbulasus que se describen en Jerioé ® también han suftido modificacién. Nos vemos, pues, forzados a deducit la siguiente conclusién: que atin en sitios paleoliticos los restos de moluscos se encuen- tran alli por una infinidad de motivos, algunos de los cuales van més alld de nuestras posibilidades actuales de comprensién. Es debido a esto que hay que someter cada concha a una muy cuidadosa investigacién del estado en que se encuentra, : En primer lugar, cada concha debe ser examinada para establecer si fue recogida viva o si las olas la arrojaron a la playa. Esto puede hacerse més fécilmente con la ayuda de colecciones de especimenes vivos y de especimenes abandonados en la pla- ya. Muy a menudo las conchas que se recogen en la playa presentan huecos, pero un adecuado examen permite determinar facilmente si se trata de un hueco natural o hecho por el hombre. Estos tiltimos se hacen algunas veces desgastando la concha sobre una piedra plana. Los dos ejemplares de Cypraca lurida, que Linneo present, encontrados en Jericé (Biggs °, figs. 2b y c, descritos inadvertidamente en el grabado como Cypraea livida), parecen haber sido sometidosa este procedimiento. En otros casts (por ejemplo, con ciertas especies de! sitio del Neolitico Tardfo, en Saliagos) se ha util- zado ya sea el borde cortante de una piedra, o quiz4 un borde esmerilado de obsidiana, para abrir una ranura en la concha, o se ha usado un objeto puntiagudo como taladro. No deben confundirse los pequefios huecos realizados por moluscos que horadan con los huecos hechos por el hombre, aunque estas conchas no dejan de tener impor tancia, porque pueden muy bien haber sido recogidas precisamente porque ya tenfan los huecos hechos, De la misma manera debe uno precaverse contra la tendencia de atribuir al hombre prehist6rico huecos que han sido producidos durante el entierro 0 la excavacién. Por ejemplo: la estructura cristalina de la concha lepada puede partine facilmente en lineas paralelas a la base del cono, dando como resultado un cono pequefio y un anillo. No ha de surgir confusién si se tienen en cuenta estas posibilide des cuando se esti examinando una concha A veces sucede que los moluscos han sido recogidos como alimento, pero las cot / LOS MOLUSGOS MARINOS EN LA ARQUEOLOGIA 421 gos se utilizan subsecuentemente para otros fines. Las lepadas (Patella spp.) se usan sqochas veces como raspadores, Io que deja una parte de su filo muy desgastada. El j rambién pudo haber sido desgastado con cuidado en todo el perimetro para:trans- mar fa concha en una buena cuchara. Las mismas especies se usan para fabricar dientes. Todos estos usos han sido descritos con base en los hallazgos del sitio de fuliagos 7. No es siempre posible determinar si una lepada se ha usado como rasca- dor, ¥2 que los bordes se presentan a veces dafiados por efecto del retiro del animal de ip 10¢a. 4 No puede esperarse de esta seccién de nuestro trabajo que particularmente aporte gementos para un estudio exhaustivo del material que estamos considerando, La in- jrmacion cultural y econémica que puede esclarecerse por el estudio de los restos de moluscos dependerd siempre de la naturaleza del sitio y también de la imaginacién del jwestigador y de la de sus auxiliares. Es de esperar que las pocas ideas que hemos pesentado aqui se vean pronto ampliadas por estudios de otros investigadores, ANALISIS DE LA PALEOTEMPERATURA DE LOS MOLUSCOS La temperatura del mar en que vivid el molusco puede calcularse, en algunas crcunstancias, por un andlisis de la relativa abundancia de ig6topos de oxigeno en el qebonato de calcio de la concha, Serfa necesario revisar brevemente los principios jgvolucrados en esta operacién, con el fin de considerar la aplicabilidad de dicha téenica a problemas arqueolégicos. Epstein ® ofrece una revisin bastante mds deta Mada. Enla Naturaleza existen tres istopos estables de oxigeno: Sus ntimeros de masason . 16, [Ty 18 y estan presentes en la atmésfera de la Tierra en las siguientes proporcio~ nex: 99.759 : 0.0374 : 0.2039 ». Lo que interesa a los geélogos son las variaciones en la dativa abundancia de los is6topos, en los muchos componentes de la corteza de la Tierra, El promedio molecular O18 014/46 es de gran valor y facilmente determina- bie; se mide usando un espectrémetro de masa. El promedio se expresa habitualmente en los trabajos geolégicos, como un valor 8: 1999 —212.0'/0}¢ (muestra ~ O'8 O'4/O4S (estandar) O' 01/045 (estandar) donde el estandar es generalmente el est4ndar «PDB», denominado asf porque se basa en una belemnita fésil de la formacién Pee Dee, en Carolina del Sur. En el océano el valor 8 del oxigeno, usado en combinacién al igual que el agua, varia un poco segiin se trate de un lugar o de otro. Donde se ha depositado carbonato de calcio, procedente del agua, ya sea inorgdnicamente o —por ejemplo— a través de un molusco, éste tendr un valor 6 que depende a la vez del valor 6 del agua y de la temperatura del agua. Es esta diminuta dependencia de la temperatura la que abre el camino para la determinacion de temperaturas fosilizadas. La temperatura T puede deducirse de la determinacién del valor 8 del oxigeno en el carbonato, 5,, y el valor 8 del gxigeno en el agua, dy, por medio de la expresién: T = 16.5 — 4.3 (8; — Sw) + 0.14 (65 — Bw)? 422 EL MEDIO AMBIENTE La cantidad de material necesaria para una sola medicién puede ser tan insignia, como 0.5 mgm de carbonato de calcio 1°. Es posible analizar las capas de cada ar cién en cada concha y esta e3 la técnica que se us6 en el andlisis de algunos gt” moluscos de la cueva Haua Fteah (Cirenaica) y en la cueva Arene Candide ee Riviera Italiana) '. Los errores analiticos son generalmente menores de 1° 2 embargo, los resultados no son necesariamente vélidos, a este nivel de precisig, . , Por dos razones findamentales: wpa_s que la comporeon bts del 2g soning siendo un problema (véase mas abajo). Oura razdn es que [a temperatura del goa fluctiia considerablemente en periodos relativamente cortos, de manera que los ie medios a largo plazo deben basarse en un gran nimero de determinantes, |” En muchas de las capas de donde provenfan los moluscos que se analizaron Haua Fteah la media de las temperaturas registradas por conchas individuales «gp alrededor de 10° C. Esto es casi igual a las variaciones estacionales que se observaron en temperaturas medias mensuales en Apollonia, en la costa Cirenaica (15.5°q , 26.5° C) "2, En esta cueva y en la cueva italiana la elevacién de temperatura que siguié a la Gltima glaciacion, asi como el maximo de temperatura —bastante nota. ble—, ocurrido entre los 6500 y los 4500 afios antes del presente, han quedado de. mostrados en forma bastante convincente 1. Del otro lado del globo terraqueo, en San Diego, California, hay un sitio ocupado por gente de La Jolla hace entre 7.500 y 5 500 afios que contiene una gran cantided de residuos de alimentos a base de mariscos. Algunas mediciones de paleotempers. tura realizadas alli permiten suponer que hubo temperaturas mucho més altas que las actuales, aunque la ocupacién no fue suficientemente larga como para proporcionar informacién tan detallada como la que se obtuvo de sitios del Mediterraneo, ni se hicieron suficientes mediciones como para adscribirle mayor importancia a las reali- zadas. Sin embargo, un estudio de las especies representadas en los conjuntos de moluscos “4 proporcioné evidencias adicionales de la existencia de un clima més cél- do. Interesara a los arquedlogos saber que en la actualidad las temperatures del aire siguen muy de cerca a las temperaturas del océano, como Io pueden demostrar los grificos de medias anuales de temperaturas del mar y del aire, desde 1916 hasta 1948, levantados por Hubs 'S. Como ya mencionamos, este método para determinacién de paléotemperaturas depende del conocimiento de la composicién isotépica del agua en la que vivie ¢ molusco (por esta raz6n el método no tiene aplicacién a los moluscos de agua dulce) EI volumen de agua de los océanos es tal que podria pensarse que la composicién isotépica del agua se conserva constante. Sin embargo, se ha demostrado que est no es el caso, como lo sospechd Olausson ' y como ha sido recientemente demostrado por Shackleton 4. La raz6n es que las enormes capas de hielo que se formaron du- rante las fases glaciales del Pleistoceno estaban compuestas de nieve ligeramente iso- tépica, al igual que las actuales capas de hielo del Antartico, lo que a su vez se debea que las moléculas de agua que contienen O'6 se evaporan mas rpidamente que aque llas que contienen O'%, Este efecto lleva a deducir una aparente paleotemperaturt para la fase glacial que es mas baja que la temperatura real, si es que no se le hace ninguna concesién, de manera que las variaciones en la temperatura actual tienden parecer exageradas en el registro de isdtopos. Seria titil considerar las curves publi: das por Emiliani, principalmente como una representacion grifica de cémo las capas de hielo se han derretido y empobrecido, y no tanto como una representacion de los cambios en la temperatura *5, LOS MOLUSCOS MARINOS EN LA ARQUEOLOGIA 423 La implicacién de esta breve exposicién es que, en la actualidad, los valores ver- jderos de la temperatura, obtenidos por anélisis sotépico, deben utilizarse sabiendo fe son sujeto de correccion, No hay raz6n para suponer que estamos lejos de obtener M, comprension adecuada de este fenémeno. Pero aun necesitando correccién las vnperaturas isotépicas proporcionan un pardmetro climético de cierto valor Jos moluscos de sitios arqueolégicos pueden ser de valor muy especial para el abajo de palcotemperatura, porque ademés de poder ser datados estin asociados, fy fecuentemente, con una determinada situacién del nivel del mar. El conoci- Miznto Gel nivel del mar permite que pueda caleularse el volumen de hielo en la fpericie de la Tierra, y esta informacién puede usarse subsecuentemente para hacer jo ajustes necesariosen la temperatura isot6pica, En el caso del sitio en San Diego ve mencionamos antes, donde la evidencia de un éptimo climatic que se’ obtuvo medio de estudios con isdtopo de oxigeno fue corroborada por un andlisis de las Feces alli encontradas, pueden ponerse limites a la hipstesis de que haya ocurrido in posible cambio en la composicién isot6pica del océano desde esa época. La tempe- jtura paleoisotopica mas alta no puede deberse enteramente a cambios isotépicos en jocéano, sino que puede deberse, en parte, a la temperatura méxima, demostrada iptependientemente. La informacion existente —que hemos detallado— resulta interesante aun en los sos en que la interpretacién hecha sobre variaciones de temperatura durante un ego periodo se haya puesto actualmente en tela de juicio. El hecho de que estén deramente comprobadas las variaciones estacionales de temperatura significa que la eiacion en que murié el molusco ha sido registrada en el registro isotGpico, El exa- ren de los resultados obtenidos en Haua Fteah !* revela que se ingeria 19 mariscos durante todo el afio, desde el momento que no se ve una tendencia sistematica en las diias extremes a scr caractersiticas de una estacién determinada. Resulta evidente en mismo trabajo, aunque no se declara en forma explfcita, que aun durante el periodo ffo, en el cual se depositaron las capas mesoliticas, las variaciones de temperatura sano-invierno eran tan grandes como lo son hoy. La fascinacién de esta técnica bastante complicada estriba en la abundancia de informacién especifica que es capaz é proporcionar sobre temperaturas del pasado de la Tierra. DATACION POR RADIOCARBONO DE MOLUSCOS MARINOS, Se a oe EI Las conchas de moluscos estan constituidas principalmente de carbonato de cal- ¢o, ya sea en forma de calcita o de aragonita, con una pequefia proporcién de pro- tna orgdnica, Esta materia orgdnica, el conchiolin, esta presente hasta en un | 6 2 pr 100 en las conchas modernas !°, Ambas fracciones, la orgdnica y la inorgdnica, omtienen carbono y pueden, por lo tanto, datarse por c4lculos basados en el radiocar- toro. La mayoria de las fechas por radiocarbono efectuadas sobre un material como ls conchas —y que han sido publicadas— se han hecho utilizando el carbono del rbonato de la concha. Bajo la accién de 4cidos el carbono es puesto fécilmente en libertad en Ia forma de diéxido de carbono. Desgraciadamente, el carbonato de las conchas antiguas esta bastante expuesto a contaminacién con el carbono moderno. Esto es bastante dificil de detectar, ya que tlmecanismo consiste en una recristalizacién parcial del carbonato, con reemplazo dl carbono procedente del ién de carbonato, en el agua subterrénea alrededor de la ee a. 424 EL MEDIO AMBIENTE concha. Sin embargo, la conteminacién queda demostrada facilmente sepatang, fraccin interna de la externa de la concha y datandolas separadamente, experime, la que han realizado varios laboratories. Por ejemplo, Dyck et al. ?° han ipo (cuadro 3, pagina 27) medidas de las fracciones internas y externas de cuatry chas, En cada una de sus muestras la muestra interior parece mas antigua, song,” diferencia en la fraccién externa equivalente a un 5 por 100 més 0 menos de congo nacién por carbono modemno. Esto afecta la edad aparente de las conchas més ean” tes en algunos cientos de afios y en las mas antiguas en alrededor de tres mil af. po, supuesto que, siempre que sea posible, deberia deslavarse del 30 al 50 por 100 gq exterior de la concha antes de la datacién y también debe darse preferencia aj conchas gruesas y s6lidas. a Si no hay escasez de material, lo que sucede muy a menudo cuando en un sig arqueolégico hay disponibles abundantes desperdicios y restos de mariscos, se puegs obtener una fecha mucho més confiable utilizando solamente la fraccién orgénica de la concha, Esta matriz orgénica es. quimicamente bastante estable y mucho meng, sujeta a contaminacién que el carbonato, El procedimiento para datar esta fraccién ha sido descrito por Berger et al, '. Estos autores describen tres métodos: en ¢ primero, que es el mds senaill, el carbonato se disuelve en Acido clorhidrico diluido dejando el residuo organico. Bate sma a omar pa lanl cx a carbono de la misma forma qUe Tas muestras orgénicas normales. El peso que se requiere de la concha para que suministre materia orgénica suf- ciente para un célculo por radiocarbono variard de acuerdo con la edad de las oon. chas, ya que la materia orgénica se descompone gradualmente. Se necesitarén, en general, varios kilogramos de concha. Existe también un problema, més fundamental, que se presenta en conexin con la datacién de conchas por radiocarbono. Bs el concerniente a la actividad inicial del carbono incorporado. La actividad inicial del material de la planta que habitualmente se data depende del estado de equilibrio entre la produccién de C'* en la atmésfera superior ibis a Te getivitadt-cormica, por une Parle 7 por oral de su destpart cién por dos causas: dslaneelensarradisceve'y lajnanslereioa 2 Lov ana biosfera. De la misma manera la.actividad inicial del carbono presente como iones de bicarbonato y otros componentes, en el océano, depende del equilibrio entre la asimi- lacién del C+ procedente de la atmésfera y su deposicién en los sedimentos del fondo del mar. Para facilitar la expresin de las variaciones de la actividad inicial que encontra- mos en la naturaleza, Brocker y Olson 7" han definido una cantidad A, dada por la expresin siguiente: 6c'4 as a 8 eee A =8C" — (26C 50) ( 1000 ) La cantidad A representa asi la diferencia en partes por millar (que usualmente s¢ denomina «por mil») entre la actividad del C'* de la muestra que se esta estudiando y la actividad del C!* del estandar internacional del C!* (95 por 100 N. B.S, acido 4 oxdlico), corregida por fraccionamiento isotépico a través del término 8C*. Si una muestra moderna tiene un valor A negative esto significa que parece tenet una edad finita en lugar de aparentar ser contempordnea. Por otra parte, mv muestras recogidas en la actualidad tienen un valor A fuertemente positive, pormv® LOS MOLUSGOS MARINOS EN LA ARQUEOLOGIA 425 tienen C'* generado por las armas nucleares tanto como C! producido por la jvidad c6smica. : Los moluscos marinos utilizan los iones de bicarbonato del agua de mar cuando sitan el carbonato de sus conchas. Asf, la actividad C'* inicial de la concha pence Gel valor A de los iones de bicarbonato en el agua. Esto puede ser medido en s de mar de diferentes partes del mundo; Broeker ¢t al. 2? describen una técnica ra realizar esta medicién, y Broeker y Olson *! detallan alrededor de 300 de estas act eriencias. Resultan tipicos los valores de A alrededor de ~ 50 por mil, aunque existe una Jia gama y en algunas regiones del océano es relativamente comtin encontrar ofundidades donde la cifra es — 100 por mil. Un molusco que vivié en un agua en la ye el valor A del C'* era — 50 por mil tendré una aparente edad C' de. unos 400 ios mas que su edad verdadera, si para estos efectos no se hubiera hecho ninguna corteccion. Blefecto del fraccionamiento isot6pico causa mayor confusién. Sucede que si no se jan determinado los promedios de C!¥/C'2, con el fin de hacer la correccién del frac- onamiento isotépico, entances el material de la concha parece como 400 afios mas jen que el material de la planta, Es aparente que estos dos efectos tienden a anu- jase uno a otro en forma bastante fortuita. Es por esta razén que Broeker y Olson #3 reomiendan que para muestras de conchas recogidas en costas abiertas, entre los 4p Ny los 40° S de latitud, la fecha primaria, es decir, sin haber sido corregida en qesideracién a ninguno de los efectos mencionados, debe considerarse bastante acta para la mayorfa de las aplicacionés. Este consejo parece, por el momento, bastante razonable, pero es de la mayor importancia observar-que todos los laboratorios y todos aquellos que usan las fechas # radiocarbono dejan claramente establecido qué correcciones han hecho exacta~ nente y qué correcciones no han hecho. Siempre que se haga esto —y en tanto nues- ‘0 conocimiento del intercambio entre el C!4 en la atmésfera y en el océano aumen- te estaremos en posicién de revaluar el significado de determinaciones de edades my tempranas. Es en este punto que aquellos que trabajan en el campo del C! pueden utilizar povechosamente la ayuda de los arquedlogos. Se necesitan muestras de conchas pro- cidentes de sitios en los que la edad pueda ser calculada por otros medios, y al menos para los Ultimos 10 000 aos los sitios de antigua habitacién humana son los que dfreen las mejores oportunidades. He aqui un instrumento para la investigacién del Cen los océanos, tanto en el pasado como en el presente. Debe afiadirse que tam- tifa se necesita material de conchas coleccionadas en cualquier fecha conocida, ante- tor al uso de las armas nucleares, en el pasado mas reciente. Esto es importante, ya qielas muestras coleccionadas en la actualidad sélo tienen conexién con la distribu- tin de radiocarbono de la bomba atémica, y aunque esto puede ayudar a la com- prensién de la distribucién natural se vuelve mucho més dificil descubrir la distribu- én natural que procuramos comprender y utilizar. REFERENCIAS | Tsountas, C.: Kykladika I. Eph, Arch. 105, 1898. 4 mutway, G.i Hubbs, C. L., y Moriarty, J. R: Ann. New York Ac, So. 98 (8), 97-182, 1961 ais

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