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- Pues bien, esto es lo que me deja perplejo: no soy capaz de comprender adecuadamente por
Esta tesis tiene por fundamento ontológico (a) la concepción heraclítea de lo real:
las cosas no tienen un ser único en sí y por sí mismas, ni poseen determinaciones o
propiedades de modo independiente, pues nunca llegan a ser completamente sino que se
hallan en constante movimiento y devenir, y nada permanece inmóvil y estable. (b) El
ser de las cosas se determina a partir del encuentro del sujeto perceptor con la realidad
en constante movimiento: las propiedades de las cosas (el color, por ejemplo) no
subsisten con independencia en las cosas mismas, así como tampoco yacen en las
facultades sensoriales que las perciben (pues esto implicaría su quietud en el ser); no
serán “ni aquello que se dirige al encuentro, ni lo encontrado, sino una realidad
intermedia que se engendra específicamente para cada uno.” 5: (c) un producto en
“pajeras gemelas”6: la percepción en el sujeto perceptor y lo perceptible en las cosas a
las que atribuimos las cualidades sensibles, que se forma en número ilimitado. Su origen
se explica a partir de la concepción del universo como configurado a partir de dos clases
de movimiento: “una de las cuales tiene el poder de actuar y la otra de recibir la
acción”7, un movimiento activo y otro pasivo, por cuya fricción y unión resulta dicha
realidad. (d) Este es, en suma, el modo en como se nos aparecen las cosas, o lo que es lo
mismo, como se constituye lo real, así como la manera en como se produce nuestra
percepción respecto de ello, es decir, como podemos conocerlo.
1
PLATÓN, Teeteto, Ed. Gredos, trad. A. Vallejo Campos, 1ra edición, Madrid, 1992, 145e-146a.
2
Op. cit., 151e.
3
Op. cit., 152a.
4
Op. cit., 152c 4-6.
5
Op. cit., 154a 2-ss.
6
Op. cit., 156a-b.
7
Ídem.
Esta es, a grandes rasgos, la presentación de la primera definición de conocimiento
puesta a prueba por Platón en el diálogo Teeteto, la cual es considerada por el pensador
como idéntica a la sentencia de Protágoras. Rabossi intenta poner de manifiesto que en
realidad no hay una identificación llana y directa con dicha tesis, sino más bien con la
interpretación que Platón hace de ella. Pero antes, detecta una omisión por parte de
Platón de una distinción importante dentro del cuestionamiento filosófico que subyace
al diálogo de los personajes, y que afecta a la investigación de dicha cuestión: la
distinción entre lo que constituye el dominio intensional del conocimiento, propio de la
pregunta por su concepto, y lo concerniente el dominio criteriológico del conocimiento:
las pautas a partir de las cuales se puede juzgar si una alegación particular de
conocimiento es aceptable o no. Como consecuencia de esta omisión Platón no
distingue el rol criteriológico del conceptual de la percepción en el desarrollo doctrinal
expuesto más arriba.
El aporte más significativo del análisis de Rabossi viene dado por la detección de
las tesis pertenecientes a la doctrina del homo mensura presentes en el diálogo
platónico. En la exposición hecha más arriba de la misma, el identifica como:
8
Cfr. RABOSSI, E. “El hombre y la medida de las cosas. Reflexiones críticas acerca de 181d-186e”, en
Análisis Filosófico, IV, [1983], Nº 2, pág. 14.
9
Cfr. Op. cit., pág. 13.
10
Op. cit., pág. 12.
11
Ibídem.
12
Ibídem.
concepto adecuado de objetividad y de realidad públicas intersubjetivas, y
consiguientemente, fundar un concepto objetivo de verdad. Las respuestas de los
pensadores griegos a estas cuestiones son diferentes entre sí. Mientras que, indica
Rabossi, el famoso dictum es “una declaración de agnosticismo, de escepticismo” 13
respecto de esta cuestión, Platón busca fundarla, desarrollando entonces una teoría
compleja de la realidad inteligible (real-2), su conocimiento y su relación con la realidad
sensible que, para Rabossi no logra ser una respuesta satisfactoria, puesto que el
problema “parece requerir una solución que opere en otro nivel” 14 que el alcanzado por
la teoría de las Formas postulada por el filósofo ateniense: un nivel trascendental.
A este nivel apela la solución postulada por Rabossi a ‘el problema de Protágoras’.
Sin desarrollarla, sólo expone en qué consistiría: en intentar probar la existencia de
precondiciones necesarias para que nuestra experiencia y nuestro pensamiento del
mundo –de una realidad objetiva pública- sean posibles, y también en interpelarlos con
la pregunta quid iuris, es decir deducirlos y con ello justificarlos. Con esta estrategia se
lograría una refutación a priori de la sentencia tratada, y con ello se lograría para el
autor argentino librarla de su carácter privatista.
13
Op. cit., pág. 16.
14
Op. cit., pág. 19.
instrumentos, perciben cada uno cosas diferentes entre sí, y que, en tanto podemos
pensar algo en común entre aquellas –por ejemplo que son, su semejanza y desemejanza
entre sí, su identidad y diferencia; en suma lo que son-, por ello esto que pensamos no
puede ser producto de los sentidos. Si el ser de las cosas se alcanza sólo con la actividad
del alma15 –el razonamiento- y no con los sentidos, y sólo con el alcance de éste se está
en posesión de la verdad y el saber16, se concluye entonces que en la percepción no hay
aprehensión ni del ser ni tampoco por ello del saber. Quesada conjetura que, dada la
explícita relación que establece Platón en este pasaje entre el saber con lo que las cosas
son –sus conceptos17- y con la verdad, este podría estar haciendo referencia a un saber
de carácter proposicional. Sin embargo, cabe recordar, como bien advierte Mc Dowell,
que Platón continúa igualmente concibiendo el saber como conocimiento del ser mismo
de las cosas, es decir, un saber de objetos. La distancia, sin embargo, de modelo de
conocimiento de este diálogo con el de República –el de las Formas- parece innegable,
puesto que la opinión como forma de conocimiento es puesta en consideración y
análisis, y como tal sería un intento diferente de solución a la cuestión de fundar una
objetividad de la verdad y de la realidad pública e intersubjetiva.
Bibliografía:
-PLATÓN, Teeteto, Ed. Gredos, trad. A. Vallejo Campos, 1ra edición, Madrid,
1992, 166a – 206b.
-RABOSSI, E., “El hombre y la medida de las cosas. Reflexiones críticas acerca
de 181d-186e”, en Análisis Filosófico, IV, [1983], Nº 2, págs. 7-21.
-QUESADA, D., Saber, opinión y ciencia., Madrid, Ed. Ariel, 1998, cap. I,
apéndices I.1 y I. 2.
15
Cfr. PLATÓN, Teeteto, 186a-b.
16
Cfr. Op. cit., 186c7-d4.
17
Cfr. QUESADA, D., Saber, opinión y ciencia. Una introducción a la teoría del conocimiento clásica y
contemporánea, [1998], Ed. Ariel, 1ra edición, Barcelona, pág. 77.