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• LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930)

INTRODUCCIÓN
Terminada la I Guerra Mundial, las democracias liberales europeas entran en un período de profunda crisis
debido, entre otras causas, a la ineficacia del sistema parlamentario (sumergido en debates inútiles) y a la
inoperancia de los partidos políticos (preocupados más por sus intereses particulares que por los del
pueblo). Así mismo, la democracia liberal es atacada desde dos frentes ideológicos contrapuestos: el
socialismo, fortalecido por la Revolución Rusa de 1917, con la defensa del Estado basado en “la dictadura
del proletariado”; y, de otro lado, el fascismo, que apuesta por un Estado autoritario ante el avance del
proletariado y el capitalismo, defendiendo un nacionalismo exacerbado. Aunque sólo triunfa en Italia y
Alemania, se extiende por Europa inspirando dictaduras como la de Salazar en Portugal, Dollfus en Austria,
Codreanu en Rumanía y, por último, Primo de Rivera en España.
De hecho, en España, después de los sucesos de 1917, el país entra en una etapa revolucionaria que
supone la descomposición total del sistema político canovista, impotente en la resolución de problemas.
Entre 1917 y 1923 se viven años de intenso malestar social manifestado en huelgas y en acciones violentas
producidas por las agitaciones campesinas que afectan, especialmente, a Andalucía. Los trabajadores se
afilian en masa a los sindicatos, se logran algunas concesiones en materia laboral como la jornada de ocho
horas diarias y se fijan salarios en comisiones formadas por patronos y trabajadores.
La efervescencia del mundo obrero se debe a factores internos y a la influencia de la revolución bolchevique
rusa, aunque la anexión de España la III Internacional (conformada por países donde vence el comunismo)
nunca se hizo efectiva, si origina la fundación, en 1921, del Partido Comunista de España. El ejemplo ruso
obliga a la intensificación de la violencia y la actividad del “pistolerismo”, tanto anarquista como patronal,
siendo Barcelona la ciudad en donde estos episodios se viven con especial incidencia. La dura represión del
gobierno civil barcelonés basada en la aplicación de la “ley de fugas” y la continuada oleada de asesinatos,
enquistaron todavía más, si cabe, el problema.
Pero la crisis política se agrava más con la sucesión de dos hechos en 1921:
- En marzo, es asesinado por anarquistas el Presidente del Gobierno, Eduardo Dato;
- En julio, se produce “el desastre de Annual”, en la Guerra de Marruecos. Este conflicto bélico se inicia
tras el reparto del norte de África en la Conferencia de Algeciras (1906), ocupando España la zona
asignada en la región del Riff. Los intereses españoles son sólo estratégicos (control económico,
explotación de recursos mineros) y, sobre todo, búsqueda de prestigio internacional para recuperar la
imagen de potencia perdida tras el desastre de 1898. La ocupación es larga, costosa y está salpicada
de contratiempos, como el desastre del Barranco del Lobo (1909) y éste de Annual. Además la
oposición encontrada en una tribu africana, los cabilas, mandados por Adb-El-Krim, supone la muerte
de 13.000 soldados y la pérdida de la mayor parte de las zonas ocupadas hasta entonces, pues se pone
de manifiesto la deficiente organización del ejército español, dirigido por el general Silvestre, que huye
en desbandada ante el ataque de los beréberes aprovechando las zonas escarpadas del terreno.
Ambos sucesos conmueven a la opinión pública de manera que, el general Primo de Rivera, desde
Barcelona, realiza un golpe de estado el 13 de septiembre de 1923, con el argumento de que el régimen
constitucional está bloqueado, lo cual supone un peligro para la estabilidad social del país.
EVOLUCIÓN DE LA DICTADURA
Tras el golpe, Alfonso XIII encarga a Primo de Rivera la formación de un nuevo gobierno que se constituye
bajo un régimen autoritario, suprimiéndose el sistema parlamentario y suspendiéndose la Constitución de
1876. Además, se disuelven las Cortes y se impone la censura, dándose así por terminado el sistema de la
Restauración. Pero la dictadura no es mal recibida. Tiene el apoyo de la llamada “masa neutra”, cansada
del caos civil, militar y social de los últimos cinco años; también cuenta con el Ejército y la Iglesia e, incluso,
con el propio Rey. Además, debido a su propio carácter temporal y transitorio, algunos sectores contrarios al
sistema canovista le otorgan cierto crédito, como la burguesía catalana, los socialistas y los republicanos de
Alejandro Lerroux. De hecho, Primo de Rivera, nada más hacerse con el poder, da a conocer su programa
político en un manifiesto de claro espíritu regeneracionista, denunciando que los males de la patria están en
el caciquismo rural y presentándose como aquel “cirujano de hierro” que proponía Joaquín Costa, dispuesto
a lograr una nueva realidad.
En la evolución de la dictadura se distinguen dos fases:
- Directorio Militar (1923-1925). Caracterizado por la paz social, el orden público y de una ordenación
administrativa central, provincial y municipal. El gran logro es el fin de la Guerra de Marruecos tras el
afamado episodio de los legionarios españoles en el Desembarco de Alhucemas (1925), éxito militar
que cuenta con el apoyo francés en pleno dominio beréber.
- Directorio Civil (1925-1930). Prestigiado por los logros anteriores, Primo de Rivera decide perpetuar su
sistema incluyendo en el gobierno algunos políticos civiles, como José Calvo Sotelo o el Conde de
Guadalhorce.
De hecho, la dictadura primorriverista se justifica en sus
Primo de Rivera: El cirujano de hierro
realizaciones positivas:
- Creación de Comités Paritarios. Integrados por obreros Natural de Jerez de la Frontera. Protegido de su
y patronos, constituyen un instrumento eficaz para la familia, realizó una brillante carrera militar a lo
que contribuyeron sus aptitudes personales. En la
regulación de empleo, contando con la colaboración del
campaña de Melilla de 1893, ganó la gran Cruz
principal líder del PSOE, Francisco Largo Caballero. Laureada de San Fernando, máxima condeco-
- Política económica intervencionista. Modelo financiero ración del ejército español. Luchó en Cuba, en
impuesto para superar la crisis internacional que Filipinas y en Marruecos, acrecentando su
consigue aumentar la protección arancelaria y fomentar prestigio militar.
la producción nacional. Las industrias básicas aumentan En 1923, realizó unas declaraciones en las que
su producción, se crea CAMPSA como monopolio defendía el abandono del Protectorado de Ma-
rruecos ante el difícil compromiso que suponía el
petrolífero y se favorece el incremento turístico. Todo ello mantenimiento del mismo, especialmente tras el
conduce a una buena coyuntura económica mundial, “los Desastre de Annual. Esas opiniones motivaron su
felices años veinte” que culminará cuando el capital destitución como Capitán General de Madrid y su
extranjero deje de invertir en los bancos españoles y la inminente traslado a Cataluña para hacer frente a
peseta se depreciará hasta valores mínimos. los continuos altercados del orden público. El 13
- Obras públicas. Se crea una red de carreteras nacional, de septiembre de ese mismo año daba el golpe de
se mejora la de ferrocarriles y se aborda el problema del Estado lanzando un pintoresco discurso.
Durante los seis años que detentó el poder se
agua con la creación de las Confederaciones pusieron de manifiesto sus cualidades, especial-
Hidráulicas que estimulan la construcción de pantanos. mente su franqueza, cierto fatalismo, tempera-
- Partidos políticos. Se intenta establecer un partido mento vehemente, autoritarismo y discursos
único de clara influencia fascista, la Unión Patriótica, extensos llenos de excesiva verborrea. Supo
instituido para buscar apoyos. La negativa del rey de hacer frente a los conflictos sociales y a la Guerra
crear una nueva constitución va a constituir uno de los de Marruecos, aprovechándose igualmente de
una coyuntura económica favorable a los
mayores fracasos personales de Primo de Rivera.
intereses nacionales. Murió en París, en 1930, a
Sin embargo, el cambio de coyuntura económica iniciado tras las pocas semanas de haber dimitido, prestándose
la Depresión de 1929 y el crack de la Bolsa de Nueva su muerte a todo tipo de comentarios.
York, supone el comienzo de una importante crisis española.
Las empresas comienzan a cerrar, el paro aumenta y las críticas no se hacen esperar por parte de
nacionalistas, intelectuales, políticos, militares e, incluso, del propio Rey. En tales circunstancias, sólo y
desmoralizado, Primo de Rivera presenta su dimisión a Alfonso XIII el 30 de enero de 1930 y se exilia en
París, ciudad en la que muere mes y medio más tarde. Ante la situación, el rey encarga la formación de un
nuevo gobierno al militar, Dámaso Berenguer.
LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN
Desde un primer momento, el gobierno de Primo de Rivera cuenta con varios frentes contrarios:
- Los intelectuales. Poseen una gran influencia sobre la opinión pública. Personajes como Blasco
Ibáñez o Unamuno atacan duramente al régimen. La actitud del dictador, cerrando revistas, desterrando
a catedráticos universitarios o persiguiendo el uso del catalán, dan lugar a actitudes antimonárquicas
como la detentada por Valle-Inclán. Sin embargo, es en la etapa final cuando la situación se agrava al
unirse a los intelectuales la protesta de los universitarios, lo cual tiene como consecuencia el cierre de
las aulas en Madrid y Barcelona, la pérdida de matrículas y el abandono de la enseñanza por parte de
profesores de la talla intelectual de José Ortega y Gasset o Fernando de los Ríos.
- Sectores públicos. La clase política tradicional, la antigua oligarquía, muestra su disgusto hacia la
dictadura con gestos tales como lanzar acusaciones contra ésta o apelar al Rey en busca de respaldo a
sus peticiones, cercanas al mantenimiento del caciquismo.
- Sectores militares. Están descontentos por el tratamiento dado a los territorios africanos y por las
reformas introducidas. En especial, por la posibilidad de ascensos por méritos de guerra y de la
creación de la Academia General Militar, espacio de formación específico y obligatorio. Todo ello da
lugar a conspiraciones e intentos de sublevación, es especial, del cuerpo de artillería.
BALANCE Y CONSECUENCIAS
La originalidad del régimen de Primo de Rivera reside en que una dictadura pretenda convertirse en un
sistema estable de gobierno con fundamentos constitucionales, siguiendo el ejemplo del fascismo italiano,
en un modelo de Estado centralista apoyado en el ejército, en la Iglesia y en los terratenientes. Muchos
españoles ven en la dictadura una época de paz social, de prosperidad material y buenas carreteras,
además de lograrse un equilibrio presupuestario y planificarse una reforma tributaria basada en un reparto
equitativo de impuestos. De hecho, la llegada de este sistema contó con la pasividad de la mayoría de los
españoles porque, en parte, careció de una ideología precisa. Pero la dictadura no sabe atraerse a amplios
sectores de la vida nacional y de hecho uno de sus principales objetivos, la erradicación del caciquismo, no
se consigue pues los grandes propietarios de tierras no las abandonen y mantienen las mismas prácticas de
subordinación desarrolladas en la Restauración. De todas formas, lo que la dictadura tampoco va a
conseguir es detener el proceso de deterioro político y social de la España de la época, lo cual conduce, a
corto plazo, al final de la monarquía y, a largo plazo, a la Guerra Civil en 1936.

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