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Jairo ivan Pefia Ayazo WITTGENSTEIN Y LACRITICA DE LA RACIONALIDAD Tesis elaborada bajo ladireccién de Magdalena Holguin, Presentadaparaoptor por el titulo de Magister en Filosofia en la Facultad de Ciencias Humanas de Ia Universidad Nacionaly laureada, porrecomendacién del jurado, por el Consejo Académico de esta universidad. universidad nacional de colombia facultad de derecho, ciencias politicas y sociales ecoe ediciones ABREVIATURAS EMPLEADAS PARA ALGUNAS DE, LAS OBRAS DE WITTGENSTEIN LP Tracatus Lopco-Pilasophicas N Notebooks (1910-1914 - Diario Hastio NL Notes on Logic - Notas sobre Légica WCV —WAISMANN, Fidrich. Ludwig Witgentein ye Citcuto de Viena PG —Philosophische Grammar - Gramdtica lesen RDF Observaciones ala Rama dorade de Prazer REM. Remarks onthe Foundation of Mathematics Observaiones ‘bre los Fandarento de las Matematens 14 Brown Books, Los Cuadernos arly marvin Pscoandis y Retin PU Pilosophizohe Untersuchungen -IavetigacionssFilsiticas Ba The Bue EPR Esti © Sabre ta Cetera SPP Letzte Schriften ober der Pilosophische der Psychologie Ukimoe Esris sobre ilostia del Ficloga VB Vermischte Bemerkungen. Observaciones zt Las obras de Witoostei ecit ela sitete mare: a Ne NL Wev, REM, BB, PU (2* parte), LSPP, VB, por et De pin ») ThPrpotelatmeo ge props ©) PG, PUCI* pane), c, Z, pore numero de seco. PRESENTACION Bt destino dela obra de Wittgenstein ha sido cai tan extrafio como Jo fue su vida. En efecto, abundan los ‘studios biogrficos que resaltan el caricter poco conven- cional de su actividad flosdfica y otros que han ilegado & ‘confer a sus pensamientos un talante casi esotrico, Hoy ‘endia, muchos de quienes sienten que los marecs tradicio- nales del quehacer teérico resultan demasiado estrechos para abarcar la complejidad y diversdad del mundo que dlesearan expresar, recurten al legado de Witgenscin para justficar una perspective més amplia y_ menos restringida, Tales el caso de certs escuelas contempord- reas en lingdistica, antropologa, sociologia ¢ incluso en {a reciente historiografia, No es mi propésito detenerme sobre los acertos 0 desaciertos de esta apropiacién, sino sofialar que las ideas de Witigenstin han encontrado una interesante resonancia en fmbitos ajenos a l filosofias el papel que ha desempefiado en su interior metese especial aenci, ‘A este respecto, debemos comenzar por destacar un hecho curioso, La redaccién de un texto que modifique nuestra concepcién del pensamiento constinaye por si misma un acontecimiento que le merece a su autor un lugar especial dentro de la historia dela cultura. El ‘nico 8 libro que publics Wittgenstein en vida, el eélebre Tracta- tus Logico-Philosophicus, fue una obra que, junto con los ‘escrito de Russell, contribuyé a configurar toda aquella corriente de pensamiento que hoy se califica en general de analitica e incidié de manera decisiva sobre otras tenden- cias contemporéneas, tales como el positivism l6gico. Pocos afios después, sin embargo, las Investigaciones filoséficas, publicadas péstumamente, habrian de generar una revolucién tedrica de andlogas 0 mayores dimensio- nes, constituyéncose en el origen de Ia llamada filosofia del lenguaje. Uno solo de estos libros habria bastado para conferir a Wittgenstein un lugar dentro de la historia de la filosofia; el conjunto de sus escritos hace que este lugar sea uno de los més destacados en el pensamiento del presente siglo. Si bien es innegable que el interés por los eserivos de Wittgenstein obedeci6 durante algin tiempo a les ineludi- bles *modas tedricas", pasado este momento, es cada vez mds evidente que s¢ trata de un verdadero clésico de la filosofia. Por esta razén, resulta parad6jico que, més de cuarenta afios después de su muerte, con excepciOn de los «dos libros mencionados, los textos de que disponemos sean notas tomadas por sus alunos 0 secciones de un extenso ‘manuscrito inédito, Las personas que detentan los derechos de sus obras publican esporsdieamente algunos segmentos el mismo, de manera al parecer arbitraria; el conjunto de sus reflexiones.no ha sido dado conocer, con lo cual toda interpretacién se tora provisoria ¢ incompleta. El caricter fragmeatario de la obra publicada hace que escribir sobre Witigenstein sea una tarea que reviste especiales dificultades. Habida cuenta de este obsticulo, es preciso mencionar tuna dffculiad adicional como es el cardcter mismo de sus esctitos. Wittgenstein se opuso siempre a 1a filosofia sistemitica, en el sentido formal de la palabra, por considerarla un esfuerzo invélido de aproximar el pensa- ‘mietto flos6fic al procedimiento cientfico. Esto lo leva a practicar un método que resulta dificil de identificar a primera vista, pero que consistrfa en adoptar una serie de perspectives, desde las cuales los diversos problemas conceptuales de los que se ccupa se configuran a partir de reflexiones sobre Jos sos de un determinado concepto en ‘una variedad de situaciones reales e imaginarias, El interés que puede susctar tal aproximacin es indudable, pero plantea graves obstéculos a quienes intentan precisar sus ideas sobre cualquiera de los temas tratedos. EL estudio que se offece a contimacidn merece destacatse, en primer lugar, por haber sorteado con éxito los problemas anteriores. El autor consigue exponer con claridad y precision las principales ideas de Witgenstein sobre los temas que ha elegido para su investigaci, sin caer en reducciones simplisas y sin conferr a sos plantea- rmientos el cardcter defiitvo y absoluto que Wittgenstein siempre rechaz6, Por otra parte, en ls rlacionesestabe~ cidas entre una constelacin de problemas - la mente y el cuerpo, los procesos mentales, la ceteza~ se muestra la fnima ‘coberencia del pensamiento witgenseinano y como, a partir de estos andlisi, enapatiencia disimiles, se configura una eoncepein inédita de racionalida, La elaboracién de Jairo Ivin Petia, sin embargo, no se timita a una adecuada presentacién, clara y unificads, de ———— 0 los temas a Jos que hemos aludido y que se encuentran Aispersos en todos los escritos de Witgenstein. Mas ald 4 la identficacion de les linea principales de su pensa miento, el autor hace referencia a aquellas posiciones filoséficas modemas y contempordness contra las que estin dirigides gran parte de las propuestas de Wittgens- tein. Con ello se evidencia un amplio dominio de la problemitica general, que permite acertadas aclaraciones Y contrastes. Es el caso, por ejemplo, del dualismo cartesiano, del axgumento contra el lenguaje privado, del menialismo y el conduetismo, Uno de los aspectos sobre el cual desearta llamar la atencién de manera especial es la amplitud de la vision con Ia que el autor se aproxima alos textos, para haar en ellos una proyeecin que permite aplicar su investigecién a problemas que son objeto de importantes controversias| tebricas en la actualidad, no s6lo dentro de la filosofia sino en las ciencias exactas y sociales. En este sentido, el ejemplar ejercicio académico que adelanta no queda encerrado, como la mayor parte de ellos, en un dmbito especializedo, sino que permite, a través de las implica- ciones que de manera original y novedosa extrae el sefior Peta, incorporarlo a una serie de asuntos que atafien a diversas disciplinas. El articulo presentado en el reciente Coloquio de Matemdticas y el proyecto que ahora adelan- ta, en el que se propone ampliar estas ideas a problemas de I6gica juridica, son evidencia suficiente de las amplias posibilidades que fundamenta en el presente trabajo, asi como de la sélida formacién del autor, que le permite moverse sin difcultad en tan diversas éreas. u Las razones anteriores permiten caracterizar este trabajo como una excelente lectura del pensamiento de Wittgenstein y de un émbito de problemas que resultan de especial interés, no s6lo para quienes se ocupan de la filosofa, sino para todas aquellas personas que se dedican 2 los quehaceres tedricos en diversas formas. A diferencia de los escritos academicistas que, lamentablemente, abundan en nuesras universidades, el libro que se oftece 4 contimuacién estéredsctado en una prosa clara y come Prensible; su autor se aparta en todo momento de los linnecesarios tecnicismos y jergas que han hecho de los studios ilos6ficos en nuestro medio un saber casi eso 0 al que slo unos pocos iniciados tienen acceso, Consideramos un gran acierto de la Facultad de Derecho el divulgar este estudio, que seré de gran utilidad no s6lo para la comunidad universitaria sino para elector en general y esperamos que los resultados de las investiga- ciones a las que ahora se dedica su autor no tarden en darse a conocer. ‘Magdalena Holguin INTRODUCCION En ciencia y en filosofia con frecuencia se ha aspirado 2 contar con verdades profiindas que den explicaciones ‘ltimas y vayan hasta el fondo de las cosas. Se ha preten- ido que tales verdades sean exactas Y se conecten entre Sf de forma estrictamente necesaria, de manera que pueda suprimirse el error y la duda. Se ha considerado que Proposiciones “verdaderas" de la indole mencionada, en cualquier caso, pueden siempre ser obtenidas mediante un Fazonamiento valido, a condici6n de partir de premisas inrefutables, dotadas de absoluta certeza en virtud de su cardcter evidente, dada su naturaleza inflible e indudable, Este wltimo punto se encuentra ligado a programas de fundamentacién de las ciencias y de la filosofia, respect de los cuales se han abierto paso diversos proyectos de corte epistemol6gico, bajo el supuesto de que el método requerido ha de ser universal y necesario, Ludwig Wittgenstein desarrolla una serie de andlisis acerca del sentido y alcance de programas y proyectos como los aludidos; andlisis que, por considerarse de la ‘mayor importancia, son expuestos en este trabajo. La forma como Wittgenstein os realiza consiste en considerar confusiones que se presentan en Ios diversos intentos de 16 En cuanto a la naturaleza de la relacién entre realidad y lengua, se establece que el significado de as palabras corresponde a su uso en 12s proposiciones que las inclu- yen, dentro del contexto del juego de lenguaje y de las Circunstaneias de Ia accién propias de dicho contexto, Como instrumento analitico para el andlsis de problemas se recurre a la nocién wittgensteiniana de eriterio, Efectuada una aprozimacién inical a estas nociones, se procede a desarrollar el tema de la naturaleza y funcio- res de la filosofia, Para ello se parte de sefala lo que no corresponde a los objetivos de la actividad filoséfiea, 1o que debe entenderse por tal, y cual serfa una metodologia adecuada para la realizacién de las tareas correspondien- tes, En el curso de estas comsideraciones se traza de ‘manera general la distincién entre ciencia y filosofia, ast como la diferencia entre explicacién y descripcin y entre causa y raz6n, Todo esto apunta hacia la caracterizacién de los objetivos y tereas propios de la actividad filosbfica. Desde esta manera de considerar la labor filoséfica, se pasa en el segundo capitulo a considerar el tema de 12 mente, el cual es introducido mediante und resefia de las lineas bésicas que implicitamente son objeto de erftica en los trabajos de Wittgenstein; dicha erica no se pone de manifiesto en forma de una controversia abierta con autores previamente determinados, circunstancia ésta que dificulta en alto grado la comprensién y ubicacién de la problemética abordada. Con Descartes se inaugura la perspectiva egocéntrice, al reconceptualizarse 1a nocién de alma legada por la n tradicién greco-cristiana, Tal perspectiva desemboca tanto ‘en el escepticismo respecto al mundo y a otras mentes, ‘como en la propuesta del lenguaje privado. La teoria dualista cartesiana y su cosificacién sustancalizada del alma como sustaneia suscita los problemas de la reacién. rente-cuerpo y el dela incognoscibilidad de lo mental. El empirismo conserva los supuestos del dualismo y comparte la perspectiva egocéntrica gue Tleva en sus casos limite al solipsismo de un lado, y al fisicalismo y al conductsmo, del otro; posturas que, aunque enfrentads, parten de idénticas premisas, En el empirismo clésico se Plantea que la mente y su experiencas se caracterizan por €l “azceso prvilegiado" que tenemos 2 ella. Contra todo ello se enfrenta Wittgenstein, quien muestra cémo la ufilizacién’indebida de expresiones propias de juegos de lenguaje diversos conduce a errores categoriales. En tal sentido apuntan los aportes de Ryle y de Strawson, los cuales contribuyen de manera apreciabie al desarrollo sistemiico de las posiciones de Wittgenstein E1 libro de Ryle, El concepto de lo mental, dessrolla un examen del comportamiento légico de algunos términos que son empleados para hablar acerca de la mente; alli pretende mostcar que muchas de las teoras del conoci- ‘miento o de la percepeién suponen hipstesis pera-mevdni- cas allamente probleméticas. Steawson, en Individus, se ropone investigar los rasgos bésicos de le estructura general del sistema conceptual en términcs del cual pensames. 8 EL capitulo tercero se ocupa de ta discusién relativa a los denominados procesos mentales. Alli se sefala que Wittgenstein no pretende establecer Ia esencia det pensa- mento; lo que hace es describir las diversas aplicaciones, los usos generales que se dan a tal concepto, el cual esta muy lejos de ser univoco. En continuidad con las consideraciones airés mencio- nadas, en este capitulo se desarrollan las criticas al esencialismo que toma a los fendmenos mentales como objetos, en virtud de una previa cosificacién de la mente; Jas eriticas al concepto de mecanismo mental y al empleo de las nociones de proceso y estado mental; y la crfticas ala concepcién nominatista del significado, en cuanto ésta generaliza y homogeneiza expresiones que, pese a su aparente equivalencia, se emplean en contextos diferentes. Dentro del marco de tales eriticas, y tras la diferenciacién gramatical entre proceso y estado mental, son considera- dos a manera de ilustraciin los casos de “comprendes* y "significar” o “referirse a algo". Continia el capitulo con la argumentacién que contro- vierte la posiblidad del lenguaje privado, azgumentacion ‘que se despliega en desarrollo de la Iinea planteada contra la concepcién de la mente como un medio especial y separado, y en contra de las posiciones que pretenden apoyarse en presuntos mecanismos y procesos mentales como explicativos del acaecer psicol6gico fundamental. La trayectoria del ataque incluye al nominalismo, postura que sume la separacién de los lenguajes de lo fisico y de lo ‘mental, por considerar disociadas las respectivas realida~ aes. ‘ * 9 ‘También se sefiala alll que del dualism psicofsico, inscrito en la perspectiva egocéntrica, se derivan tanto la dostrina de la privacidad de lo mental, como el lenguaje privado de lo mental. A continuacién son expuestos los argumentos contra la posibitidad de éste timo, en las dimensiones de privacidad semantica, éntica y epistémica, Por iiltimo, se indican las razones por las cuales la posicién de Wittgenstein no puede encuadrarse en la corriente conductista, tal como lo pretenden algunos autores, toda vez que no solo se aparta de las premisas de esta doctrina sino que, ademis, las somete a una profunda critica En el capitulo cuarto se contempla c6mo la necesidad de fundamentar el conocimiento ha mareado profundamen- te la actividad filoséfica en su conjunto al propiciar la formulacin de programas epistemolégicos 0 de teoria del cconocimiento para explicar de manera universal cémo se ‘conoce lo que se conoce, y cémo surgen y se enftentan las, ‘dudas. Consideradas las perspectivas del raionalismo y e! cempirismo, se llega a la postura de Moore quien, enfrents- do al escepticismo, afirma la indubitabilidad de una serie de proposiciones del sentido comin acerca del mundo ‘externo, Wittgenstein, al reflexionar sobre el punto, examina tales proposiciones. La exposicién de su anilisis se aborda a partir de la diferenciacion entre certeza objetiva y certeza subjetiva. i ite a los Como quiera que el tema de fa certza remite a Is ‘concepts involucrados en ella, esto eva al eselarceiniey to de la significatividad de los conceptos, la cual co ponde a su apicacién regula; por elo resul perties » estudiar en qué consiste "seguir una regla". Y es en las rateméticas donde puede apreciarse en forma particular- ‘mente clara el papel desempetiado por las reglas, de modo que pasan a considerarse, entonces, las nociones cortes- ‘pondientes a demostracién, inferencia, axiomay evidencia, ‘A continuacién se examinan los requerimientos del "dudat con sentido” y la problemética de la furdamentacion de la certeza, Para este efecto se desarrollan las nociones wittgensteinianas de imagen del mundo y de forma de vida, A partir de las anteriores consideraciones, el capitulo quinto se dedica al andlisis de la problemética de la racioualidad, para 1o cual se examinan las pretensiones de Jos programas de corte epistemolégico que intentan delimiter de manera universal, precisa y definitiva el Ambito y caracteristicas de todo discurso racional posible. Tras yuna breve resefia de tales pretensions, se exponen ls eriterios en los cuales se apoya Wittgenstein pata enfrentar Ia obsesién por la bisqueda de 1a funda- ‘mentacién siltima del conocimiento, la estructura objetiva de la realidad, 1a certeza total y el rigor maximo, Sefalamos aquf que no se ve la manera de sustenter adecuadamente que la verdad consiste en la representacién cexacta de la realidad, y que resulta poco clara la preten- sién de explicar la objetividad y la racionalidad por la via de representaciones presuntamente inequivocas y preci- sas. Seconsideranen particular los problemas suscitados por teorfés del conocimiento que aspiran a establecer 10 que puede saberse y cSmo puede saberse, en términos de representaciones exactas, al tiempo que se proponen clef”. Ze RADMTZRY at a1 Progreso yvaclonaied on la ceri ‘Machi sansa, 1982.9. 32-26. los de “analitica” y "sinérco"; 10s cuales giranalvededay del problema de la posbilided de contar con proposiciones incuestionables que sirvan de base para la empress de fundementacida y, consecuencialmente, de refutacin del scepticism ‘Una virud de las proposiciones fundamentales seria su cardeter a prior (se sabe que es verdadera, independiente- ‘mente de la experiencia) y necesario (siempre verdadera); otra virmud seria la de su cardoter siniético (ni trivial, ni vautol6gica); e incluso, segin el empirismo lgieo, tendrien Ie ceracteristca adicional de estar dotades de simplicided légice. Asf, por ejemplo, para Descartes el "Cogito ergo sun” era una proposicién que cumplia con les condiciones de ser a priori, necesaria y_sintéica; ‘mientras que para el empirismo l6gico las proposiciones abiicas 0 las protocolates correspondian a una clase de roposiciones sintticas y logicamente simples. En la emprese planteada por el racionalismo se taza ‘como propésito bisico el dar cuenta de la realidad en témminos de una explicaci6n fundamentada de manera ‘stricta en principios autoevidentes y en derostraciones, derivadas de éstos, en la perspeciva de una comprensién. sistematica € integral de 10 real. El punto de panida cartesiano es una suerte de certeza incontrovertible desde ‘el cual se desprenderia de forma artculade y coherent el sistema de verdades racionales, El proyecto leibniakano, de otro lado, punta hacia la reduccién de les v hecho (contingentes) 2 verdades de razén (an imoiiaimente aos psc de idemtdad y de razdn siiente,y alos comepre ee sustancia y causa. En tomo al Principio de identidad se estructran fn a vended demista, conan ace ‘miento de la sustagcia (el cual consistiria en establecer la. _ Recesiiad de que sus atrbits le petenezean ecencialmen 12), en tanto se refiere ésta ala Kenta ene el aujeep ‘Sus predicados;:.asf, una.,propdsicién seria verdadera Siempre que la sidnldad "pulisrs denoatane none necesaria, El piincipio de razéa suficiente daria cuenta de Ja verdad fictica, de 1a existencia de la sustancia, sobre la base de que ta io qu es tene una cast ated a causalidad serfa explicativa del por qué existen las sustan- tins y de lay respetvasfelacionsJrtgulns de depen: dencia ontolégica, En una perspectivd difezente se encuentra el empiris- mo, uno de cuyios inés desticados representantes es Hume, quien distingue eftre verdades' demostativas 0 légicas, y verdades ficticas, referidas a euestiones de hecho y de existencla. Hume afirma como principio general que el punto de partida del conocer corresponde-a las impresio- nes, de modo que-a experiencia viene a ser fuente y garantia de, la verdad. Con el propésito de definis los Timites del condeimiente hamano,divde ex varias clases las proposiciones que pueden concebirse, Enpfimer liga, 7c, HOLGUI, Magdolane, “Presetacin’. Es Apropo de Dard ama y 30 oben. Bogota Now, 1992.9. 8-21. ma hrabria proposiciones acerca de ‘velaciones de ideas", especto de las cuales puede tonerse una certeza inutiv2 0 demostratva, En segundo lugar, proposisiones acerca de Teuestions de hecho" cuya evidentia proviene de la ‘observaciGn diccetn:o ‘la memoria: En tercer lugar, proposiciones acerea de *cuestiones de hecho", respect de las euales no podria disponerse de tal evidenci. Para Home es éstadkima clase de proposiciones Ia que ceslla cspocialmente problemética, cuando se plana en qué casos puede eonoosise una cuestiéa de hecho que no ha sido observada directamente: En‘ tomo a este punto observa que, respecio dea ‘telacién causal, 00 bay acgumento vilido que-aiegure que por haber estado en conjuncién constante en cl pasado, dos heehos se encuen- teen conectados causalmente; serfa s6lo le costumbre 1o aque induce a creer que debido a que dos hechos han estado fen conjuneién constante en muchas ocasiones, lo estan fen todas, sin que pueda justificarse la inferencia de conexin causal. Su conelusia es un tanto paradica, El estepticismo resultante’ de sus reflexiones Slo ene sentido en el 4mbito filoséfico, pues en la vida eotdiana es imposible evitar ‘creer cosas incompatibles con la ‘Posturaescéptica, asf sea ésta mis corteca desde'un punto de vista teérico. 7 ots MOORE, GH, "etc de Mami: A praise 6a Ovid Mame you bra. dp. 2386 m2 Moore', por sa parte, enfrentado al escepticismo, afirmé la indobitabilided de una serie. de propoziciones acerca del mondo extern alusivas a que, la Tiecra existe desde mucho antes de 6] venir al mundo; & que siempre ha vivido en la superficiede la Titra; 9 que, al levansar 1a ‘mano, se afirme que es una mano, consifaye vn objeto ‘sicoy oeupa un liga en el espacio; propesiciones que le permitrfan probar la existencia de objeto extenos Es precisamente el examen de ésta itima posicién lo (que conduce a Wittgensicin a desarrollar un conjunto de reflexiones relativas a la problemética de la certeza, en sl curso de las cuales llega a considerar que proposiciones de "sentido comin” como las mencionadas, respecto del conocimiento, juegen un papel siilar al de las proposici nes mateméticas, si bien tanto la postura de Moore como la del escepticismo incurren en serias impropiedades de diversa indole, en lo concerniente ¢ temas como la duda, el conoeimiento y la vérteza misma, La exposicién del andlisis witgensteiniano puede ser abordada a partir de la diferenciaci6n entre certeza objetiva y certeza subjetiva. Con la palabra “cierto” exprestimas la conviccién absolute, ta ausencia de cualquier tipo de duda, y tratemos de convencer a los demds, Eso es certeda subjetiva, tt “MOORE, GH. Datwrisa dal sete comdn ¥ ote ensayor, BacHo> ‘a: Oni, 1982. (Histora del pensanote re. 6h % m ero, cewéndo una cosa es objesivamente cierta? - Cuando el error na es posible, Peré, zqué tipo de posibilided es ésta? No ha de quedar el error ‘excluido légicamente? .. c 194 GA quien dice alguien que sabe algvia cosa? A si Inismo 0 @ alguna otra persona. Si se lo dice a st mismo, ceémo se distingue de ta constatacién de (que tiene la certeza de que las casas son ast? No txiste ninguna seguridad subjetiva de que yosepa alguna cosa, La certeza’es subjetiva, pero no el saber. De modo que, si me-digo'a ini mismo "Sé ‘que tengo das manos" y lo que digo no trata de expresar mi certeza subjetiva, he de poder conven- cermie de que tengo razén. Peré, si no puedo hacerlo, que tengo dos manos no es menos clerio ‘antes de mirdrmelas que después. Padria decir, sin embargo: “Que tengo" dos manos es una freencia irrefuable", Ello manifesiaria el hecho de Que no estoy dispuesto a considerar nada como tuna prueba conraria a esta proposicion. C245 Ea primer Ingar, puede considerarse ue es distinto afirmar:que se sabe ‘algo con certeza, y constatar la veracidad de lo que se afirma; sin embargo, subyacen ctr ctiteros de objetividad respecto de esta considera- ci6n. De'una parte habriacerteza objeiva si hay imposibi- Tidad Wégiea de error, y por elo, imposibilidad légica de dudar, esto consttuicia, entonces, un “eriterio de razta” ‘0 "l6gico" para la fundamentacién de tal verdad. Por otra 7 16 arte, podria tenerse como certeza cia comprobada con la reslidad, lo tun "eriterio de experiencia" ‘garantizar verdad tanto para Como para las proposiciones empiricas. Con todo, una Clasificacién proposicional como la mencionada resulta insuficiente a Ia Iuz del alcance de otra més general como es la relativa alas norma de descripeiny las propose, nes descriptivas. Prope objetiva la concordan- ‘cual corresponderia a Segin ésto seria posibie las proposiciones légicas Las normas de descripci6n, que constituyen el sistema de descripcién, son denominadas por Wittgenstein propo- siciones gramaticales, y se distinguen de las proposicio- nes descriptivas. Como ya hbo oportunidad de menci narlo en el capitulo anterior, una proposicién gramatical dda cuenta del significado o uso de las palabras, en contras- te con una proposicién empirica, la cual se refiere 2 fenémenos 0 al mundo. Pero uno u otro tipo de proposi- cin no reviste cardcter de tal en virtud de condiciones de necesidad o contingencia, sino en virtud de la funcién que desempefie en el juego de lenguaje en el cual opera. La necesidad se encontraria en el sistema de descripcién tomado en su conjunto. Son proposiciones gramaticales, entonces, aquellas que constituyen criterios signficativos en el juego de lenguaje; zno describen hechos, regulan el acceso a éstos, viabilizan su descripcién, En el caso de los juegos de lenguaje cognoscitivos, determinan qué es lo admisible como concordancia con la realidad. ns Respeoto de la indole normativa de las proposiciones ‘gramaticales, debe advertitse que éstas no preseden lbgica ‘i ontoldgicamente a los juegos de lengua, de suerte aue no es vilida su consideracion como reglas aisladas del contexto, separadas de los juegos lingisticos y de los hechos extralingisticas que forman parte de ellos, ‘Aqui resulta pertinente scfalar Io que para Wittgens- tein corresponde al sentido de aquello que constinuye seguir la regla, si se tiene en cuenta que la signficatvi- dad de los conceptos corresponde a su aplicaciin regula~ da, la cual se hace posible mediante la contextualizacién correspondiente, La regla, en cuanto regla, esd destigaa de todo, se yergue ahi; por asi decirlo, soberanamente: a ppesar de que lo que le da su importancia son los hhechos de la experiencia cotidéana, REM p. 301 ¢Hasta qué punto puede deseribirse la funcién de la regla? A quien no domina ain ninguna sélo puedo adiestrario, Pero zcémo puedo explicarme a mi mismo la esencia de la regla? Lo difcit no es aqui chondar hasta el fundamento, sino reconocer como fundamento el fundamento que tenemos ahi delart. ; Pues el fundamento nos vuelve a crear siempre ta imagen ilusoria de una gran profindidad, y ‘cuando intentamos alcanzarla, volvers « encon- trarnos siempre al nivel de antes. ‘Nuestra enfermedad es ia de querer explicar. “Si posees ta regla tenes ta ruta ya prefieda’. RM p. 280 Un juego, ws lenguaje, wma regla es una insticién. REM p. 281 El sequimiento de wna regia esth a la BASE de ‘nuestro juego de lenguaje. Caracteiza lo que amamos descripcin REM 277 "Bs como si nuestros conceptos estvieran condi- ceionadas por una armazén de heckos". ‘Eso significaria: si te imaginas determinados Jhechos de une manera distinta, y tos describes de ‘manera distnta & como son, entonces ya no eres ‘apaz de inaginarte la aplicacion de deierminados ‘conceptes, porgue las reglas de su aplicacién no tienen ningin anélogo en las nuevas circunstan- cis. 7350 En una conducta reglade se da la polaridad normative entre lo correcto y lo incorrecto, Una regla determina 10 {que se debe hacer y determina a la ver lo que no se debe hacer, Prototipo de conducta reglada es el lengua. En quanto a la gramética de la expresi6n "seguir una regla", no puede haber s6lo una nica vez en que alguien siga una regla, as{ como no puede baber una nica vez en aque se hage ut informe, se dé une orden, 0 se le entienda, ttc, Seguir una regla, hacer un informe, dar una orde2, jugar una pertida de ajedrez son costumbres (os0s,institc cjones)*, Quien pronuncia une oracién y le significa o ta fmtiende, ejercita por ello un célculo segin reglas defini das, y calcular es usa técnica. Entender una oracion sighlfica entender un lenguaje. Entender un lenguaje significa dominar uaa técnica (PU 199). Pero, cpodria faicular ua hombre s6lo? ;Podria uno slo seguir una regle? Estas son pregunlas semejantes a: ¢"Puede alguien practicar él s6lo el comercio"? (RFM 294), Seguir una regla es anslogo a obedecer una orden, Se 10s adiestra para ello y se reaccionz a ella de determinada mnanera (PU 206). Cuando se sigue la regla 10 se elige; podria decirse que la regla se sigue “ciegamente” (PU 219), Cuando se entiende de cierta manera una regla se ‘std dispuesto 2 aplicarla de un modo particular en el funuro. La palabra “concordancia” y la palabra "regia" estin emparentadas la una con la otra; son primas. Si le ensefio & alguien el uso de una, le ensefio com ello también el uso de la otra. El empleo de la palabra “regia” esté también entretejido con el uso de le palabra “igual”, como clempleo de "proposicién* con el empleo de “verdadcra" (PU 224-225), * Lae avsones ave aul te cenigaen an rma a “sap Is ep” ce aproninan bastante 4 a creconzacian qos, obsee o puta de vitd Janae, se plartee resgecta ee eostumbreentenida coma fence de ‘Cercho. En eect, cog fl ontegut, le eastamtre covesponde 8 ue Conducts repetcn, una rapetign mds ©. menos constate de actos Crimes, seats de-un uso 0 Dita qus, en une colctnaad © 548 Shear se consotaye como un einte de pricheas frecuentes qe 3@ ‘Sietian ae tga de on apne protrgsd, de suerte qu en presencia ¢® ee eurnineds tga de cicunstances to jn ce ealiarse una see ge Slaviduden ce lens contracts y de ators dscar00t. . EE juego tiene que estar determinado por las reelas PU 361) Los jane dengue se cee ct eglas propias de los crterios de aplicacién de conceptos sin que ello imnpligue que dichas reglas precedan légica: mente a los juegos, como condiciones de los mismos Heecha la salvedad de que no resulta pertnente una suerte de cousideracién aprioristica del sistema de reglas podria, entonces, afirmarse que las reglas son constitutivas de los juegos, siempre y cuando no se pierda de vista la fuerte imbricacion de éstas con el plexo constiniido por el contexto lingtistico y los hechos extralingistcos. que ‘conforman el juego. Reiteradamente Wittgenstein alude (RFM) alas reglas, ‘como paradigmas 0 modelos, los cuales desempefan el papel de esquemas de aplicacién conceptual. Esquemas que revisten un cardcter conereto, pero sin ser de indole particular, ya que corresponden a generalizaciones de ‘caracteristicas de los procedimientos seguides en los Jjuegos*. Con todo, as reglas tampoco son meramente baer ceeamerrrceretce mee mini gimme ret nae angina pcb eater sere be rates pe Pa rae ee cita panes Somcarmnpareanan atrems er ae hao are Ser menornaaainna me Sinan aneaee Seen een cvme ae n9 formales, a la manera de las reglas logicas, por cuanto se encuentran en intima conexién con situaciones de orden, féctico y préctico, ‘Sin embargo, pese a la mencionada facicidad prictica de su funcién en los juegos, una caracteristica de le egla es su neceseriedad. Si bien cualquier cosa puede ser justificada de alguna manera, el fenémeno del lengvaje esté basado en regularidades, en acuerdos sobre la accién (REM p. 288); de modo que la actividad humana de seguir luna regla, de actuar de acuerdo con una regla, presupone el reconocimiento de una uniformidad, Si las cosas fleran totalmente distintas de como son efectivamente, de modo que la regla se convirliera en excepcién, o ambas tuvieran frecuencia similar, os juegos de lenguaje perderian su carécter. En este sentido puede hablarse de la estricta necesidad de la regla, Un sistema de descripcign puede consideratsearbitta- tio si con ello se alude a que no manifesta propiedades esenciales de tipo racional o natura, pero las reglas soa éstrictamente necesarias si se tiene en cuenta que una Vez adoptado un sistema de descripei6n dado, las modalidades de descripcidn que le son propias terminansiendo ineludi- bles; las distintas aplicaciones del sistema (como pueden ser las reglas de interpretacién de un plano) no pueden prescindir de tales modalidades. Dejar de seguir las reglas conlleva abandonar el juego, Quien se gua, cuando juey= Manat Rat Etc sbre 740142, 0178-184; Cr TORMET, Rear, Mana arts oe ea tamdnmants dol roa exten Boars i foyssh TRIG ah? 130 ajedrez, por reglas distintas @ les que son propias del ajedrer, juega un juego diferente. Quien, al utilizar una expresion, se guts por reglas gramaticales distintas a las que le corresponden a ésta, ms que decir algo incorrecto, termina hablando de otra cosa (Z 320). En tomo a la aecesidad ancta Cavell Le concepci6n que tiene Wittgenstein dela necesi+ dad es, como cabria esperar, interna a u concep cidade la filosofia, Su flosofia suministra, podria decirse, un enfoque antropolégico o antropomérfi- co de la necesidad, y eso puede ser frustrate; como si no fuera de la necesidad real de lo que oftece una concepcién antropolégica.” Las reglas consideradas en sf mismas carecea de fusdamentacién dltima. Asi, la gramética no dice cOmo tiene que esiar construido el lenguaje pare que cumple su propésito, para que influya en los seres humanos de decerminadas maneres. Sélo describe el uso de los signos, pero xo explica tal uso. A las reglas de la gramética se se Jes puede llamar “arbitrarias" si con ello se quiere decir aque el propésito de la gramética es sdlo el mismo que el del lenguaje PU 496, 497). Si bien los juegos se definen por reglas, no encuentran su justificaciéa en éstas por cuanto, aunque pueden ‘encontrarse reglas de aplicaciOn de reglas, hay un momea- TGAVELL, Stenley. The Clam of Renson. Oxfrd University 1978. 118-198 ~ a to enel cual no pueden invocarse otras reglas, y queda 610 la acci6n, de conformidad com la cual se estructura la téenica del juego. En sume, ene regle se da la conjunci6n de caracteris- ticas en apariencia conteadictoras: la regla es concreta sin ser particular; es arbitraria, y también, necesaria. Ademés, 5 convencional sin que por ello sea producto de un acuerdo comunitario realizado de manera explicita y deliberada, Eneefecto, al tiempo aue se plantea el tema de la regla en términos de regularidades de la accién, Wittgenstein enfatiza con relacién a las matemiticas (ejemplo por excelencia de a aplicacion de reglas) que el acuerdo de la {gente sobre los céleulos no es un acuerdo sobre opiniones ¥ convieciones (RFM p. 279). Al respecto, anol De Greitt el acuerdo sobre opiniones y convieciones es Posible en virud de un tipo de acuerdo aie mis fundamental que nos permite tener opiniones y mantener discusiones acerca de ellas. Sin un acuerdo previo y fundamental sobre algunce procedimientos, no sabramos lo que es legat aun acuerdo tes una discusiOn. Ese tipo de acuerdo fundamental "solamente" proporciona a estructura ent de la cual una movida en un juego puede ser vista como una jugada, y no como un compar tamiento arbitrari. Pero esto es eitto mato para 13] ve a2 Jugadas "correctas" como "incorrectas"; rectas"; el acuer- do no justifiea las jugadas,* a Consideraciones que le Hevan a afirmnar que, para Wit- genstein, si bien el acuerdo es una condicién nevesaria para el lenguaje y el conocimiento, no tiene ningtin papel Justificatorio’ No estalla disputa alguna (entre mateméticos, Pongamos por caso) acerca de si se ha procedido conforme a ta regla o no,..Pertenece al entramado sobre el que funciona nuestro lenguaje (dando, por ejemplo, una descripcién) PU 240 Es en las mateméticas donde se puede apreciar de forma particularmente clara el papel desempetiado por las reglas. Estas se plasman en paradigmas 0 modelos proce- dimentales asociados 2 la transformacién de signos y a inferencias, de acuerdo con definiciones y estipulaciones determinadas; todo 1o cual se articula en la formacién de cconceptos y en la demostracién. {DE GREE, Pbl,"Savandow Wittgenstein det um esaya she Jos usos del acveraa. Ex Ideas y Volos, Revista eolomaana de aso agotss Unversied Nacional de Cols, Ne. 82 (Abr! 1980p. 63. espe de 1 comraio de lo supunsto por Rorty an La fsotay esi naturlaze yn. Setnty ov Oblctny ; y mds receremente Por TRobermes, a propésito dela etic, ene context desu Tes Comunicatva a La demostracién es Jo que nos convence, Es una instruccida para el uso de una res, y Ia justifica mostran. do emo y porqué puede ser ustda, La demostraciin ‘muestra Una mueva conexién, proporciona un nuevo concepto, en cuanto crea o es un nuevo signo, Es una parte de una insttucion; have parte del sistema de opera- ciones, del juego en el eual sc usan lus proposiciones, y en al cual se establece su sentido. La demostraciéa es un entorno de la proposicién; pertenece al trasfondo de ésta, al sistema en el cual opera la proposicion (REM p. 95, 138-142), Toda demostracién viene a ser una adhesién @ un detetminado uso de los signos. Si se despojara a la ratemética de todo contenido, quedarfa que ciertos signos ‘pueden construirse a partir de otto segtin reglas especie as. Lo incontrovertiblemente cierto en lo demastrado corresponde, respecto de la proposicién que se acepie, a usar ésta como regla gramatical; ello Ja sustrae de a incertidumbre. La demostraciin no consisie en sus fundamentos més las reglas de inferenca, sino una nueva ‘onstruccin, un nuevo paradigma, As, el concepto que crea la demostraciin puede ser un nuevo concepto de inferencia 0 del correcto inferit. Pero por qué se acepla esto como tn correcto infer es algo que queds por fuera de Ia demostracion. Es ls demostracién la que demuestra y no algo detrés de la demostraciba Ja matemética es una ABIGARRADA mezcla de técnicas demostrativas.- Y en ello se basa su miltiple aplicabilidad y su importancia. 1 elimazemtico invent siempre nuevas formas de representacén, Unas estinuladas por necesidades priiicas; otras, por’ necesdades estéticas, varias ors ain El matematico #5 un inventor, no tn descubridor. (REM p. 145, 74) “Ahora bien, dado que tadicionalmente se ha planteado que la plusiblidad de la demostracion matemdcica se Sncuentra fundada en la evidencia de las proposiciones que [e sirven de punto de pariida y en el rigor l6zico de la demostracién misma, resulta pertinente registrar algunas bservaciones wittgensteinianas relativas a Ia evidencia y a la Logica. ‘Wittgenstein no se interesa por la captacién inmedieta de una verdad, sino por el fenémeno de lz captacién inmadiata, no como fendmeno animico especial, sino como fendmeno de la accién humana, Registra, asi, que el hecho de aceptar una proposicién como evideate releva de toda responsabilidad frente a ls experiencia; y cuando observa que los axiomas de un sistema matemstico conviene que sean evidentes, anota que al oftecerse una proposicién axiomética como evidente, es totalmente indiferente por qué es evidente; basta con que sea aceptada y lo tinico imporante es como se la usa (RFM p. 199, 200, 185). Cuando originariamente se propone una proposici6n axiomética, ain no esté determinado en absoluto el modo de aplicacién de esa proposicién, ni su sentido. Y si decimos que nos resulte evidente, entonces ya hemos us tun modo determinado de aplicaciin in no es un axioma ecificamente para ello; idencia establece ya ¢l legido, sia saberlo, : de Ta proposiciéa. La propesic spaterstico sino Je empleamnos €sP* fe hecho de que acepiemos Ja evi tiso. En este seatido, 1o que convierte 2 una proposicién fn proposicién maemética no es el que nos resalte cridenemente verdadera, sino el que dejemos valer 1a evidencia (RFM p. 186) De otro lado, Wittgenstein sefiala que nos inclinamos a creer que la demostracidn Iogica poste una fuerza probatora especial, absoluta, que proviene de la certidum- bre incondicionada de las leyes I6gicas fundamentales y de fas leyes I6gicas de inferencia; mientras que las proposi- ciones asf demostradas no pueden ser mas ciertas que 10 que es la correccta aplicacién de esas leyes de inferencia (REM p. 144), Podemos preguntarnos: jSon eternas © inmutables uestras leyes de inferencia? Se suscitan, entonces, diverses coasideraciones problematias; méxime si se tiene en cuenta que lo que he de ser estimado como prueba suficiente de une enunciado pertenece a le Idgica, asi como también pertenece 2 Esta todo lo que describe ua juego del lenguaje (C 82, $46). Con frecuencia imagina tos que el infrir es una actividad peculiar, un proceso en 1 medio del entendimiento -una efervescencia en la riebla- de donde surge después le deducci6n. Pero no hay nada oculto en este proceso; es una derivacion de una proposicién a parti de ote, de acuerdo con una regle Eorresponde ana comparecion de ambas con ua paradig- sna cualquiera que represente para nosotros el esquema de 16 trénsito. Esto puede sucedcr sobre el papel “ents cabeza pero la conclusion puch sen ee expresando una proposicién tras otra, sin trenseiin alguna; 0 bien ta transicién puede consistirGnicamente en decir "por tanto", o "de whi se sigue”, Se habla de "con, lusiGn” cuando la proposicion inferida puede derivarse efectivamente de las premisas (REM p, 19), Lo que se llama "inferencia Iégica” es la transforma cin de una expresi6n, como puede ser Ia conversion de ‘una medida a otra (pulgadas a centimetros), y en este paso puede darse lo correcto y lo falso; pezo la realidad con la cual concuerda en este caso lo correcto es una conversin, un uso, 0 las necesidades précticas. Mientras se piensa que no puede ser de otro modo, se sacan conclusiones l6gicas. Los pasos que no se ponen en cuestién son conclusiones logicas. Sin embargo, no se les pone en cuestién porque ‘correspondan con certeza a la verdad", sino que ésto es precisamente lo que se llama “pensar”, “inferir", "argue eater". No se trata de una correspondencia de lo dicho con la realidad; la Idgica esté antes de una corresponden- cia semejante, en el sentido en el que la determinacién det método de medida esté antes de la correccién o falsedad {de una medida (RFM p. 70). Se hace una inferencia ligica ‘cuando ninguna experiencia puede contradecir la conclu siéa porque entonces contradeciria las premisas; cuando la inferencia es s6lo un movimiento en Ins medios de representacién, La inferencia légica es una transicién que se justfica si sigue un determinado paradigma, y cuya legitimidad no depende de nada més (RFM p. 331, 364). a ‘Las leyes logicas pueden tomarse como expresin de “hibitos de pensar", pero tambign del hdbito de pensar; puede decirse que’ muestran como piensan los. seres Ihumanos y a gué llaman los seres lnumanos “pensar”. Las proposiciones de la légica entendidas como "leyes del pensamiento", mas que expresar la escncia del pensar Jhumano lo que muestran es la técnica del pensar y lo que se entiende por "proposicién” y por “lenguaje". Pero la coincidencia de los seres humanos, que es un presupuesta del fenémeno de la légica, no’ es una coincidencia de ‘opiniones, y menos ain de opiniones sobre cuestiones de ogica (RFM p. 65, 66, 297). ‘Tanto las proposiciones logicas como las mateméticas terminan por justificarse en los juegos y convenciones que Jes son propios, en tanto se les aplican téenicas de transfor rmacin enunciativa, de acuerdo con el conjunto de reglas que conforman el’ respectivo método de céleulo, con relacién al cual hay acuerdos en materia de aplicacién y uso de las reglas, Pero como la matemética esté conforma- da por una gran variedad de técnicas, no tiene sentido privilegiar una de ellas, la Kégica, a la manere del logicis- mo, pues con esto slo se consigue una indebida homoge- neizacién de métodos Eldesorden -yo diria- se evita por motives précti- 0s, no teéricos. Se introduce wn arden porque sin 1 se han tenido malas experiencias -0 también... porque ha dado pruebas de su eficacia en algo Be diferente y se ha convertido par ello en el estilo Ja moda imperante. RFM p. 177 To gue llamamos materitica es wna famitia de “derividades con una fomitia de propésites. RFM 228 1a matemética es, clertamente, un fenémeno antropolésico. REM 338, ‘Tesiendo en cuenta las anteriores consideraciones, no eside extrafar que Wittgenstein se haya sustreido del debate telativo a la fundamentacion de las matemétcas. Segia su eriterio la matemétice necesita tan poco de un fundamentacién como las proposiciones que tratan de objetos fisicos o las que tratan de impresiones de los sentdos; todas ellas lo que necesitaa es ua andliss y una clarificacidn de su gramitice. Asi, por ejemplo, rechaza el programa logicista de fundamentacicn de las matemticas (Russell) sobre le base de que no se gana nada con reducir las matematicas ala légica, por muy riguroso que resulte ¢l sistema ogico elegido, pues los reparos que le formule ala verdad necesaria atribuida a les proposiciones mate~ rmiticas se hacen extensivos 2 les proposiciones de le logia!®, Més ain, en la medida en que es perfectamente posible imaginarnos una sociedad humane en la cual no exista un céloulo, en idéotico seatido al ust, ni un medir, en idéntico sentido al nuestro (piénsese en “aues- cr AYER, A. Wittganateln,Baretane Coa, 1986. p. 8 ry tro” sistema decimal), no habrie per qué molestarse ea ‘fearrollar qué sea 1a mavemética; el interés deberia cesarse mes bien en por qué existe entre nosotros Unt mmavemntica, una concepcin particular de ella, y un ideal de su lugar y funcién (RFM p. 319, 323)." ‘Ahora bien, sin periuicio de lo expuesto con relacién 41 campo matemitco, debe subrayarse que no todos los juegos de lenguale tienen como su raz6n de ser el estable- ‘er verdades, Ademés, incluso en lo concerniente a los Juegos de cardeter cognoscitivo, no debe perderse de vista fl caréoter intrasistémico de Ia verdad. Al respecto, observa Magdalena Holguin: ‘Para Wittgenstein, la determinacion de la verdad. ‘ falsedad de una proposiciéa ocurre dentro de un plexo de actividades que constituye su trasfondo, donde se ha establecido la pertinencia de preguntas ¥y tespuestas, los métodos y técaicas aceptzbles para abordarlos, y los diversos procedimientos relatives a la comprobacién o invalidacién de las pretensiones veritativas, Vista de esta manera, la "Seen ba side ecvente angel pasleén de Wgesitn con ef insicanana maemo, oo ee probematicefodh vex aot l= rier gun nse lanceaminte bts de xt corent, 20639 "dower olin funds mate Ee cSonane rele qu vie se agrege en fragmento cunkabve sa feos, reues, an Buta prgue permanecensepeacc® en merece: seqin al scons, 6 alfa sehen ebtedo es 1 ere abet, Acemd, de severe con Jo anctade on a cop care oieee in data a ecopancsa ce Wtgeacen respect de it sr a qscnta ce reence pea cbetided oo is Iputemstis an rocesos ancl 140 atribucién de verdad mds amplio, el cual calificado como verdad Se inscribe en un contexto o es susceptible de ser lero 0 falso,® ‘Nuesiro saber forma un enorme sistema. ¥ sélo dentro de este sistema tiene lo particular el valor que le otorgamos, C410 Cualquier prueba, cualquier confirmacion y refuaci6n de una hipétesis, ya tiene lugar en el seno de un sistema. ¥ tal sistema no es un punto de partida mas 0 menos arbitrario y dudoso de nuesiros argumentos, sino que pertenece a la esencia de lo que denominamos argumentacién. El sistema no es el punto de partida, sino el elemento vital de tos argumentos. C105 La verdad de algunas propasiciones empiricas ertenece a nuestro sistema de referencia 83 Hay un niimero incalewiable de propasiciones empiricas que para nosotros son cleras, cm Podemos imaginar que algunas proposiciones, que tienen la forma de proposiciones emptricas, se solidifican y funcioran como un canal para las proposiciones que no estén sotidificadas y fluyen; {y también que esta relacién carbia con el tiempo, PHOLGUIN, Magdeens, Wittgenstein yo excepto. inde. é ro de modo que tas proposiciones que fluyen se solidfican y las sélidas se fuiifican, C96 Requerimientos de orden pragmstico exigen la creen- cia en la verdad de un sistema de proposiciones empiricas especiales, sin que tal sistema se encuentre constituido por un conjunto de proposiciones, cada una de ellas autoevi- dentes y de plena indubitabilidad; en otras palabras, no se trata de un sistema de axiomas. Ningtin sistema de convicciones es, de suyo, necesario; sin embargo, si es necesario contar con alguno que sirva de contexto 2 las mas de ser, referencias; como si ade 165 vida 0 una forma de juzgar Ia vida, Y la insteuccién en una fe religiosa seria una exposicisn o descripcin de ese sistema de referencias (VB p. 115)

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