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Unidad 2 / Escenario 3

Lectura fundamental

El proceso lector

Contenido

1 El proceso de lectura

Palabras clave: tipos, niveles, proceso, comunicación, lectura.


1. El proceso de lectura
Pensemos en un mundo sin letras, sin símbolos correspondientes a sonidos, sin palabras y sin
significados para lo que se dice, ¿cómo nos comunicaríamos? Pensarlo nos puede parecer primitivo:
gestos, movimientos, gritos; pero la necesidad de comunicarnos para interrelacionarnos es natural
para los seres humanos. Ante esta necesidad la raza humana encuentra la palabra, el lenguaje
hablado, el cual nos permite comprender lo que queremos decir, lo que pensamos, lo que sentimos, le
podemos dar nombre a lo que vemos, a lo que no vemos, a lo que sentimos, a lo que imaginamos y a lo
que inventamos; todo esto indispensable para nuestra evolución.

En algunas tribus se conserva la cultura oral, es decir que los integrantes de estas tribus aprenden
de sus ancestros la comprensión del mundo y de los fenómenos en ella a partir de lo que escuchan
y aprenden por repetición por medio de cánticos y rituales; es muy interesante cómo estas culturas
pueden encerrar en una sola palabra la complejidad de una serie de eventos que en nuestra cultura
requiere de muchas palabras que designan cada parte de un todo para poder dar significado. La
palabra que se dice, aunque tiene mucho significado porque va cargada de expresión, intensión y
sentido, se pierde cuando no se pronuncia.

En culturas “más avanzadas” (por no decir evolucionadas) como la nuestra, se hizo indispensable
la escritura. Sus inicios se remontan a los jeroglíficos y la pintura rupestre de los hombres de las
cavernas, lo que evolucionó a procesos más elaborados y especializados y que se han vuelto parte
esencial de nuestra educación: la escritura. Con ella se abre la posibilidad de mantener y perpetuar
el conocimiento en sistemas de escritura que pueden dar un símbolo gráfico a un sonido elaborado,
al que llamamos letra, y que en sus múltiples combinaciones, dependiendo del código que poseamos
(el nuestro tiene ch, ñ y ll), se entretejen palabras y las palabras en significados. Estos significados
generan sensaciones y sentimientos de todo tipo y logran el objetivo de comunicar.

La posibilidad de leer y escribir hace parte de nuestro proceso de aprendizaje, una muy buena porción
del proceso académico inicia en el preescolar y la primaria y nos prepara para que logremos desarrollar
las habilidades de leer y escribir para acceder al conocimiento. Esa posibilidad es la que les permite a
ustedes como estudiantes estar del otro lado del computador, tablet, celular o papel (si lo imprimen)
interpretando este escrito.

La buena lectura no se reduce a un acto mecánico; por el contrario, requiere un lector atento
y dispuesto a establecer relaciones con el texto que contribuyen a ampliar los campos del
conocimiento. En el proceso de la lectura activamos todas nuestras aptitudes mentales, pues no solo
se decodifican los signos gráficos allí organizados, sino que también se realizan procesos de análisis
y síntesis a partir de los cuales establecemos inferencias, analogías, presuposiciones, diálogos y
controversias, entre otros.

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Como todas las habilidades del ser humano, la de leer se logra por medio de la práctica. A medida
que nos ejercitamos en ella, mayor es la capacidad y el gusto que nos despierta y si tenemos en
cuenta que cada tipo de texto nos exige un tipo de lectura diferente, igualmente el proceso cerebral
inherente difiere. Por ello no todos abordamos los textos de la misma forma, hay una serie de
variables emocionales y personales que hacen que cierto tipo de lecturas sean más o menos fáciles
para algunos de nosotros.

Nos preguntamos entonces, ¿cómo abordar un texto?

La lectura debe iniciar desde lo cercano, es decir, lo primero que se debe hacer al iniciar una lectura,
es encontrar los motivos que nos impulsan a leerla. No siempre es fácil hallarlos, pero si iniciamos
con la idea de que cualquier lectura tiene algo que brindarnos, es un buen paso, de hecho, el más
importante.

Muchos creemos que sabemos leer, sin embargo, no es algo tan simple como reconocer significados
y juntar las palabras plasmadas en el papel; es un proceso visual, auditivo y mental más complejo. Leer
implica decodificar, relacionar, referenciar, contrastar, profundizar, inferir; hasta llegar a la deducción,
luego interpretar y cuestionar y por qué no, opinar y concluir. Los textos tienen vida en la medida en
que el lector se las otorgue.

Cómo mejorar...
Tú puedes ser un gran lector, y para iniciar es recomendable:
• Conocer algunos métodos de lectura para lograr una lectura eficiente.

• Cuando se experimente cansancio es bueno tomar un descanso pequeño o una distracción leve que
nos permita relajarnos sin alejarnos de la lectura. Se pueden cerrar los ojos y mover en vaivén los
globos oculares.

• La buena alimentación es recomendable para cualquier actividad que se realice, la lectura no es la


excepción. Acompañado de un café puede ser una opción.

• Por último, querer y respetar al libro, o lectura; tenerlo como un gran amigo, convertirlo en el
cómplice de cabecera.

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1.1. Leer, un acto comunicativo

Comprender o producir un texto es establecer un proceso de comunicación iniciado, direccionado


y mantenido por nuestra motivación. Al ser un proceso comunicativo, hablamos de una interacción
entre un emisor y un receptor; los dos comparten un mensaje en una determinada situación. El
mensaje depende del código, es decir, del sistema de signos. El signo es el que determina el tipo
de texto que leemos o producimos. Al leer iniciamos un diálogo con la información que ingresa por
nuestros sentidos en forma de letras, palabras, frases, contextos, dibujos, gráficos, colores, sonidos,
etc., que percibimos e interpretamos, y al que respondemos igualmente dependiendo de lo que logre
generar en nosotros.

Como acto comunicativo, nuestra respuesta hacia la lectura puede diferir, sea por un interés a
seguir accediendo a la información o por un cuestionamiento que volvemos consciente al querer
comprender mejor —y al que damos una respuesta que generamos muchas veces de manera mental,
pero que si quisiéramos podríamos verbalizar— en un proceso que implica unas etapas de acuerdo con
el nivel de comprensión que se requiera así: motivación, planificación, realización y consecución de
una finalidad. La motivación es la intención que origina el acto de comunicación (informar, persuadir,
describir, explicar, pedir, agradecer, prometer, amenazar, advertir, preguntar, etc.). La planificación la
hacemos a partir de interrogantes como ¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?, ¿para
qué?, etc. La realización es la emisión de la información, leer en sí, y la consecución de una finalidad es
el resultado de la actividad lingüística comunicativa.

Leer no es una actividad sencilla, es muy compleja y dinámica en la medida en que generamos la
conexión con el texto. La comunicación entre el texto y nosotros no se hace evidente como lo
hacemos al comunicarnos con otras personas, la comunicación se hace internamente. Justo en
este momento, mientras ustedes leen estas líneas están haciendo varios procesos, leen letras y
palabras a una velocidad imperceptible, al tiempo que en su mente se hace una imagen sonora de la
palabra, la reconocen, la interpretan y le dan significado, y generan conexiones en las oraciones para
comprender qué quieren decir, y entender lo que el texto y el autor del texto les quiere comunicar.
Todos esos procesos tienen conexiones cerebrales diferentes porque actúan en zonas cerebrales
específicas. Toda la actividad cerebral que implica leer requiere que nuestra atención se focalice en
ello y es razón suficiente para que al leer utilicemos nuestra energía en poner atención a lo que leemos
y logremos comprender.

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Cómo mejorar...
Hemos sido insistentes en que aprendemos de formas diferentes, y que prestamos
atención a diferentes estímulos, entonces enriquecer la lectura con el estímulo al que más
atendemos nos permitirá enfocar la atención en ello. Aquí algunos consejos al momento
de leer que si los aplican les van a servir mucho:

Los que atienden más a los estímulos visuales, acompañen la lectura, por ejemplo,
subrayando lo que consideren importante. Pueden hacerlo con diferentes colores de
acuerdo al tema, o la relevancia, hay ideas que son más relevantes, un color fuerte nos
ayudará a asociar y enfatizar, mientras que otras ideas menos importantes pueden ir
subrayadas con un color más suave, azul, amarillo, dependerá de qué tengan a la mano
o en qué medio lo hacen. (Devuélvanse y lean atendiendo al color y luego escriba en su
cuaderno o libreta de apuntes su interpretación.)

Los auditivos pueden por ejemplo leer en voz alta, sí, leerse a ustedes mismos en voz
alta, ojalá enfatizando en las palabras o conceptos clave. Si no pueden hacerlo por el
lugar en el que están, entonces generen un registro mental de cómo suena su voz al
leer. (Devuélvanse y lean nuevamente el consejo pensando en el sonido de las palabras
que encuentran en negrilla y luego escriba en su cuaderno o libreta de apuntes su
interpretación).

Para quienes son quinestésicos acompañen la lectura con movimientos de la cabeza, o de


sus manos indicando en el texto lo importante, es decir cuando una palabra o concepto
importante sitúenlo con su dedo, asienta con su cabeza, mueva sus manos como si se
explicara a usted mismo lo que leyó o haciendo figuras en el aire de conceptos que le
ayuden a recordar. (Devuélvase y en las palabras en cursiva toque el papel o la pantalla
donde esté leyendo o mueva la parte del cuerpo que se especifica y luego escriba en su
cuaderno o libreta de apuntes su interpretación)

Ahora, si podemos, intentemos varios de ellos. Pero ojo, que el hacerlo no nos quite la
atención del sentido del texto. Apliquemos las estrategias ahora al resto de la lectura.

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1.2. ¿Qué sucede cuando leemos?

Al realizar una lectura activamos una serie de conexiones mentales que nos permiten comprender
el texto, estos procesos mentales se direccionan hacia la síntesis. Por su parte, la operación de
producción de un texto se realiza por medio de procesos mentales de análisis.

En la lectura de un texto partimos de un nivel comprensivo, luego pasamos por un nivel interpretativo
y llegamos a un nivel valorativo (Johnston, 1987).

Tabla 1. Niveles de lectura según Jhonston (1987)

Fuente: elaboración propia

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El sentido del texto: qué dice

La lectura es un proceso de interpretación de signos que se presenta en dos niveles: explícito o


espontáneo, e implícito o metódico (Kintsh, 1974).
El nivel explícito: hace referencia a la lectura en la que el lector no puede hacer una interpretación fuera
de lo que contiene el texto, la interpretación es única. El lector no es objetivo durante su lectura. Un
ejemplo: “PARE” El lector interpreta directamente el mensaje, no hay una interpretación diferente; es
una comunicación directa del texto hacia el lector.

El nivel implícito: refiere el nivel de lectura en el que el lector relaciona lo que lee con su
conocimiento previo, con lo que conoce o no del tema, con el contexto en el que se presenta la
situación para generar una comunicación en dos vías: del texto hacia el lector (lo que dice el texto) y
del lector hacia el texto (lo que interpreto del texto). Por eso requiere de un método que permitan al
lector direccionar la lectura, es decir, fijar unos objetivos con anterioridad, y además hacer un registro,
especialmente cuando la información es densa, para ello hay diferentes técnicas de registro, un
ejemplo: la lectura que están realizando con esta cartilla y el registro con las notas que están tomando.

¿Sabía qué...?
Registro de la lectura: Los medios para el registro, más comunes, son el subrayado y la toma
de apuntes. La finalidad del subrayar un texto es señalar sus ideas principales. Mediante el
subrayado el contenido se actualiza, trasciende como información para el lector y es un
excelente recurso para hacer fichas de resumen. La toma de apuntes, por su parte, puede ser
más exigente y funcional ya que requiere que al escribir (registrar) como lectores creamos
una interpretación de lo que nos dice el texto.

Para los tres tipos de aprendizaje, el registro de lectura ayuda muchísimo. Quién es visual
puede igualmente generar asociaciones con colores o formas y figuras o dibujos; para quién
es auditivo al hacer el registro puede verbalizarlo de modo que se escuche a sí mismo,
como si se estuviese dictando lo que comprendió; y para quienes son quinestésicos puede
hacer asociaciones con movimientos, o escribir las ideas en pedazos de papel y luego unirlas
y pegarlas en orden uniéndolas con líneas, o números y por cada número den un paso o
caminen.

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Algunos consejos:

• No puede existir un escrito sin una idea principal.

• Todo texto (bien escrito) presenta una serie de ideas ordenadas y categorizadas, dichas ideas no
tienen orden arbitrario, todo lo contrario, están ubicadas de forma estratégica en el texto para
que el lector las descubra. Llevan una secuencia, si abstraemos de un texto una serie de ideas de
manera secuencial, descubrimos su estructura, hacia dónde quería llevarnos el autor y de qué
forma nos condujo a sus conclusiones.

• Todo texto tiene un lenguaje específico y, dependiendo del autor, unas formas exclusivas, una
huella personal única e irrepetible, lo que se conoce como estilo. Cada texto tiene sus ritmos,
sus métricas y sus palabras exclusivas, el secreto es hallarlas a la hora de escribir e interpretarlas
a la hora de leer.

• Podemos obtener de un texto una serie de ideas, una “ideoteca”. Debemos organizar, de manera
armónica y sistemática, el conjunto de ideas que se extrajeron de la lectura. Hay entonces un
ordenamiento, un análisis y una jerarquización.

1.3. Tipos de lectura

Hay tipos de lectura que varían en la profundidad de síntesis que se requieran. Cada una sirve para
propósitos diferentes. Miremos cuáles son y algunos ejemplos (García, 1972).

1. Lectura de búsqueda: como su nombre lo refiere sirve para encontrar cierto tipo de
información. Es una lectura en la que pasamos nuestros ojos por el texto de una forma muy
rápida buscando un concepto o idea y solo nos detenemos a leer con más detenimiento si lo
encontramos. Sirve cuando tenemos que buscar información específica en un volumen alto de
texto.

2. Prelectura: es una revisión general del texto sin reparar en el contenido. Permite tener una
estructura previa de lo que se va a encontrar. La pre-lectura puede hacerse a modo de revisión
rápida del texto, de los títulos, de la organización, de la longitud, del tamaño, de las imágenes si
las tiene, es una lectura “a vuelo de pájaro” que nos permite determinar qué tipo de texto es y
nos genera un interés inicial sobre este.

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3. Lectura denotativa: es la lectura literal del texto, es el acto de interpretación del contenido
específico de forma muy plana. Es decir, la lectura ya direccionada, consciente del mensaje
que se transmite en el texto. En este nivel es en el que por ejemplo podemos identificar ideas
principales y podemos hacer subrayado.

4. Lectura connotativa: es la lectura en la que interpretamos desde nuestros preconceptos, y


conocimientos previos el significado indirecto al texto. Implica la posibilidad de relacionar el
contenido para interpretar “a nuestro modo” permitiéndonos expresar lo que el texto nos dice
con nuestras palabras. En este nivel podemos hacer toma de nota reconstruyendo lo que el
texto nos dice con nuestra propia interpretación.

5. Lectura intrínseca: en esta el lector profundiza y da su punto de vista sobre las ideas que el
autor expone en el texto, es decir que involucramos nuestro punto de vista, nos mostramos de
acuerdo o desacuerdo con lo que leemos desde lo que conocemos, desde lo que el mismo texto
nos comunica y profundizamos en nuestra comunicación con este. Aquí tenemos un nivel de
valoración del texto, una lectura profunda.

6. Lectura extrínseca: es una lectura en la que el lector toma las ideas del autor y las sustenta
o refuta con ideas de otros autores. Es decir que a partir de otros autores y de perspectivas
diferentes a la nuestra generamos esa comunicación de acuerdo o desacuerdo con lo que
leemos. Requiere un conocimiento previo y más amplio de la temática de la que se está leyendo.

1.4. ¿Cómo podemos lograr una lectura profunda?

Para analizar una lectura de estudio no es suficiente la lectura global, que es apenas un punto de partida.
El texto necesita que el lector lo profundice, lo exprima y le saque lo mejor. Es una lectura cuidadosa en
la cual se resume, se opina y se extraen las principales ideas (Henríquez, 2005).

Una primera forma de trabajar es:

Descifrar la lectura:

• Aplicar estrategias de prelectura, observar el texto, identificar títulos, titulillos, el tipo de letra,
las palabras en cursiva, en negrita, en cuadros de diálogo, en recuadros, entre comillas, etc.

• Identificar vocabulario desconocido; especialmente cuando iniciamos la lectura de un tema


nuevo podemos encontrar palabras desconocidas, para ello:

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• Se puede deducir el significado por lo que dice antes o después el texto.

• Se puede deducir por el significado del morfema o de la familia de la palabra, si es una palabra
compuesta, qué tipo de palabra es (verbo, adjetivo, etc.) por ejemplo hidrocefalia, todo lo
que sea hidro es agua, y cefalia viene del encéfalo o cerebro, entonces se puede deducir que
hidrocefalia es agua en el cerebro.

• Acudir al diccionario e interpretar desde el significado explícito o contextual si lo ofrece, ya


que de acuerdo a la disciplina o tema el significado cambia.

• Identificar elementos de referencia utilizados por el autor del texto: ideas propias o ideas de
otros autores, imágenes, figuras, cuadros, y preguntarse el por qué utiliza esos elementos.

1.5. Analizar la lectura

Es descomponer el texto en partes.

A. Contextualizar la lectura. Referir a qué temática o materia pertenece.

B. Organizar la información en categorías: tópicos principales, tópicos secundarios y


complementarios; identificar el tema o tópico principal permite establecer relaciones de orden
lógico (jerarquías, comparaciones, secuencias, etc.) más fácilmente.

C. Extraer ideas principales, para ello:

• Hay una sola idea principal en cada párrafo, no se pueden encontrar dos ideas principales.

• Luego de encontrarla, leer el resto de oraciones del párrafo. Si al quitar la idea principal las
tras oraciones no tiene sentido, es porque la idea que se escogió sí es la idea principal.

D. Preguntarse sobre la lectura mientras se lee. Una técnica es la de las 5 W’s (del inglés): quién
- who; qué – what; cuándo– when; por qué – why; dónde – where y buscar la respuesta, por
supuesto.

E. Pregúntese o indique qué es lo que el autor propone en la lectura: informar, entretener,


persuadir, y cómo lo hace: compara, explica, narra, etc.

F. Resuma el texto y sintetícelo: tome las ideas principales tal cual las propone el autor, regístrelas
(escríbalas) haciendo una reconstrucción personal de la idea sin que la idea pierda sentido.

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En síntesis...
La lectura es un proceso comunicativo entre el lector y el texto. La profundidad del proceso se
determina en la intensión que tenga el lector sobre el texto, en el tipo de texto, en la intensión
dentro del texto, pero más importante aún, la motivación que el lector tenga a la hora de
abordar la lectura.

Existen niveles y tipos de lectura que en conjunto permiten desarrollar ejercicios de lectura
más conscientes, y conjugados permiten mejorar nuestras habilidades lectoras; pero no son una
única fórmula para hacerlo, tenemos estilos de aprendizaje diferenciales que debemos tener en
cuenta para que nuestros procesos atencionales y cerebrales sean más funcionales, por ende
la fórmula para tener un nivel de comprensión más adecuado depende de la exploración de
nuestras individualidades junto con las estrategias planteadas.

Como la idea es ejercitarnos, hagamos algunos ejercicios. En su cuaderno o libreta de apuntes


resuelva las preguntas para cada ejercicio y compártalas con sus compañeros en el encuentro
sincrónico de la semana.

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Referencias:
García, E. (1972) Lengua y Literatura. La Habana: Editorial Pueblo y Educación.

Henríquez, C. (2005) Invitación a la lectura. La Habana: Editorial Félix Varela.

Johnston, P (1987) La evaluación de la comprensión lectora: Un enfoque cognitivo. Madrid, España: Aprendizaje
Visor.

Kintsh, W. (1974) The representation of meaning in memory. Nueva York: LEA.

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INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Técnicas de Aprendizaje Autónomo


Unidad 2: Estrategia de lectura
Escenario 3: Lectura comprensiva

Autor: Teresita Carolina Cabra Flórez

Asesor Pedagógico: Diana Díaz Salcedo


Diseñador Gráfico: Jully Guzmán Rodríguez
Asistente: Leidy Alejandra Morales

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano.


Prohibida su reproducción total o parcial.

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