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¿QUÉ ES ORAR?

A través de la Biblia vemos claramente que orar es hablar con Dios. Cuando oramos
abrimos nuestro corazón a Dios para contarle cómo nos sentimos. En Mateo 6:5-8,
Jesús habla sobre la oración y dice:

Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie
en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les
aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a
orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así
tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Y al orar, no hablen
solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán
escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe
lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.

Aquí vemos que la oración es entre nosotros y Dios, no para impresionar a los
demás. Nuestro corazón no tiene la actitud correcta si lo que buscamos es que los
demás nos vean y admiren nuestras palabras. Al orar, nuestro deseo más grande
debe ser pasar tiempo con Dios y hablarle desde lo más profundo de nuestro
corazón.

Es cierto que nuestro Padre sabe de antemano lo que necesitamos, pero como a
todo buen padre, a él le encanta escuchar la voz de sus hijos. Vemos así que el
énfasis de la oración debe ser fortalecer nuestra relación con Dios, acercarnos a él,
pasar tiempo en su presencia y compartir con él lo que ocupa nuestro corazón.
Oramos porque nuestra relación con Dios es importante y vital.

¿Cómo oramos?

Puede que entendamos la importancia de la oración, pero muchas veces no


tenemos claro cómo debemos orar. La Biblia nos da ejemplos y ayuda. En el mismo
capítulo del evangelio de Mateo mencionado anteriormente (Mateo 6) encontramos
"el Padre nuestro", conocido como la oración modelo de Jesús. Mateo 6:9-13 dice:
Si tomamos esta oración como ejemplo, vemos que hay algunos elementos
importantes que deben formar parte de nuestra oración.

1. Comenzamos con una actitud de alabanza, adoración y humildad


Inicialmente debemos mostrar nuestra alabanza y adoración, reconocer la grandeza
de Dios y su santidad. Nuestra actitud debe ser humilde.

2. Expresamos nuestra confianza en él

Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. (v.10)

Luego nos sometemos a su voluntad y afirmamos que lo mejor que nos puede pasar
es que su reino se manifieste en nuestras vidas. Declaramos confianza total de que
su reino y su voluntad son lo mejor para nosotros porque donde se manifiesta el
reino de Dios suceden grandes cosas.

3. Presentamos nuestras peticiones

Pasamos a presentar nuestras peticiones, a pedir la provisión de Dios para el día.


Él sabe que durante el transcurso del día tendremos necesidades físicas y desea
suplirlas.

4. Reconocemos la importancia del perdón

Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros


deudores. (v.12)

Reconocemos nuestra necesidad de su perdón y su gracia. A la misma vez


examinamos nuestro corazón para saber si hemos estado dispuestos a perdonar y
ofrecer gracia a los que nos han ofendido. Es momento de examinarnos. Sabemos
que estamos agradecidos por el perdón de Dios a nuestras vidas. ¿Está nuestro
corazón suficientemente transformado como para ofrecer el perdón a los que nos
han ofendido?

5. Pedimos victoria sobre la tentación y el mal

Pedimos su ayuda y protección ante las tentaciones para que permanezcamos


firmes en él y no cedamos. Sabemos que él es el único que nos puede proteger y
librar de las tentaciones y de todos los ataques del maligno.

6. Volvemos a alabarle

Algunas versiones incluyen:

Porque tuyos son el reino y el poder y la gloria para siempre. Amén.

Finalizamos con alabanza y adoración a Dios, reconociendo que solo él merece


toda la gloria y toda la honra.
¿Por qué debemos orar?

La oración nos acerca al Padre. Nos da la maravillosa oportunidad de abrir nuestros


corazones a él, contarle lo que ocupa nuestras mentes, pedirle su ayuda y su
sabiduría. Santiago 4:8 dice: "Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes." ¡Y
esto es lo que hacemos cuando oramos! Nos acercamos al Padre; sacamos tiempo
para hablarle y escucharle, para disfrutar de su presencia y compañía. Esta es la
razón principal por la que oramos. Hay otras razones por las que debemos orar,
mira algunas de ellas a continuación.

1. Para que Dios sea glorificado

Dios espera que pidamos, y que lo hagamos en el nombre de Jesús. No es pedir


todo lo que se nos antoje, sino pedir de acuerdo con su deseo para nosotros y para
que él sea glorificado en nuestras vidas.

2. Porque si pedimos, recibimos

Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el
que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿Quién de
ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra?
(Mateo 7:7-9)
Aquí vemos el corazón paternal de Dios. Él desea dar cosas buenas a sus hijos,
pero debemos pedir, buscar, llamar, cultivar nuestra relación con nuestro Padre y
expresarle nuestros anhelos.

3. Porque Jesús dio ejemplo

Vemos que Jesús, aun siendo Dios hombre, cultivó una vida de oración y clamor,
pero también tuvo "reverente sumisión". ¡Cuánto más debemos nosotros mostrar
ese corazón reverente y sumiso a través de nuestras oraciones y nuestras
conversaciones con el Padre!

Aprende a orar e interceder con el ejemplo de Jesús

4. Para recibir su paz

No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten
sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
(Filipenses 4:6-7)

¡Son tantas nuestras preocupaciones diarias! Podemos llevarlas ante Dios,


entregárselas y darle gracias porque no tenemos que enfrentar solos los problemas
de la vida. Es en esa actitud de total confianza en él que recibimos su paz, una paz
incomprensible que muestra el cuidado de nuestro Dios.

5. Para recibir sanidad física y espiritual

Podemos llevar ante Dios todo tipo de peticiones, incluidas las peticiones por salud
y por el perdón de pecados. Dios anhela tocarnos con sanidad física y sanidad
espiritual. Somos justos gracias a Jesús (2 Corintios 5:21) y por eso nuestra oración
es eficaz y tiene poder.

Lo que la Biblia dice sobre la sanidad y el orar por los enfermos

6. Porque expresa confianza en la gracia y misericordia de Dios

Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia


y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.
(Hebreos 4:16)

Mientras más cultivemos nuestra relación con Dios más fácil será acercarnos a él
con toda confianza para hablarle y presentarle nuestras necesidades. También será
cada vez más fácil escucharle y recibir su misericordia, su gracia, su paz.
Debemos perseverar en la oración

Podemos orar en todo momento por todas las situaciones o personas que vengan
a nuestra mente. También debemos interceder por nuestros hermanos en la fe. Es
importante pedir al Espíritu Santo las palabras precisas para orar con sabiduría, de
acuerdo con el corazón de Dios.

No dudes en acercarte al Padre celestial con tus oraciones. Verás el gozo enorme
que sentirá tu corazón al fortalecer tu relación con él a través de la oración.

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