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EL CUERPO QUE TU ILUMINAS EL CUERPO QUE TU ILUMINAS Porque eres G66 el sol de los ciegos, Poesia, profunda y terrible luz que adoro diariamente. Mis ojos se queman como los ojos de las estatuas, mi coraz6n padece come un vaso de vino en un armario. To eres un puente de agonfa, un mar animado de agua viva y palpitante. Tu te alzas y brillas: yo giro alrededor de #f; alta y pura te miro como los perros a la luna, Come un semforo para morir. jOh Poesia incesante, mi buitre cotidiano, me tocé servirte en el reparto de sufrimientos: ‘como un nifio exploraba las tierras palidas del sol. ;Oh, Poderosa! Yo soy para(fi uno de los miembros de esta numerosa familia sideral compuesta de padres e hijos milenarios. Yo soy para fj la noche: Ta me enciendes, ardo en el vientre universal, rabio con las olas y las nubes, escribo al girasol que me ama diariamente deslumbrado. Yo te devuelvo, amor mio, como un espejo desierto en cuyas entrafias est las cenizas de donde Ti renaces. Yo te devuelvo amor, mi vientre se renueva sin cesar. Tu te ocultas y muerdes, entonces, Come una ola gloriosa, lena de dulzura y vigor. jOh Poesia, mi rayo divino y cruel, clava tu pico, devora el fuego que me abate, apaga esta zarza inmortal! 47 estrellas, ue ha cesado e] mar o la muerte. : , roido por las i cueFPO? Fino un dios 4 jencioso Come Mail rrandolo, come ido y 8 va Ti arrastras, bot NARRAC! ION Jaro de bosque ‘ene 1a frente como un cl a sokid Jas olas, jlendndolo todo de miusica. Sis senos son Jos ojos de Amor; gus manos, las rafces de una planta fatal. nocente juego con sus cabellos delirantes os una hoguera invernal parece arder. mar, crue] como el abismo, bosque para perderse y enloquecer. Como un nifto i y entre mis man Inocente como el su cabellera es un Espejos quemados por el Otofio son sus ojos, sus labios ardientes son senales de la zozobra. Cuando cierra los ojos el universo gira ciego. Sus labios abren un precipicio para el deseo. La noche termina en sus muslos extenuados y el dia es como un nifio entre sus senos triunfales. Yo la rodeo siempre de mi espantosa ternura: mi potro sexual se enciende en un valle sin fin. Mi amor es atroz cuando cierra sus pdlidas cortinas el : [Otofio, cuando suena la Iluvia en el pecho de los pAjaros, cuando el mar borra los astros, cuando ella pasa y yo la sigo con ojos de girasol. PASODOBLE Se inclinada sobre el quieto cristal, a “ el quieto cristal del agua, casi : ‘a, como rendida rama o flor madura, 48 contemplando largamente el fondo del agua y en el fondo del agua contemplandose; casi vertida, inmévil ante la corriente y mi deseo, ella vive ante mi como yo ante todo, como mi sombra tras de mi. Bila es alta y generosa como una fuente, precipitada y dulce como un rio. Yo bebo su cuerpo y su corriente me arrastra en un remolino de contradicciones y desesperaciones; pero voy hacia ella, derribado por el Otono, arrastrado por su palido golpe mortal, como una hoja de tantas arrancada de pronto a la vida, porque yo sé dénde reina y dénde me esta esperando, como algunos animales saben dénde van a morir EN EL OTONO A la orilla de unos ojos que son la orilla més dificil, Ja orilla més hermosa para acabar de conocer el mundo; a la orilla de un cuerpo casi tan sencillo como una légrima y de una cabellera al alcance de todos, mas complicada que el humo de todas las tardes silvestres; a la orilla de unos labios suaves como los peces, vivo, viendo fluir un cuerpo entre la primavera y el [invierno. Un cuerpo —una corriente de dulzura indecible— sin mds imagen que Jas nubes o las flores hundiéndose, amandolo desde el fondo como yo Jo hago ahora. Todo el paisaje, el cielo, el amoroso paso de los pajaros, ‘todo cayendo en él-y-yo-eayendo-en-silencio, > Sobre la espiga donde madura el sol diariamente, sobre la rama que triza el aire yo lo contemplo, yo lo contemplo y en sus aguas tiembla el paisaje. 49 i | rfo de mi adorada, de mi adorada. El ic Bs el cuerP? Ce iio para ella escribo, mi nar a en silencio como una arafia deliciosa, eewall a | Otofio, mientras ella teje ied fia del amor con santa paciencia. Un dia y otro dia, enredado en sus hilos mi corazon se estremece como un insecto que zum 0 doble las flores y las apague, aigan y 1a Iluvia golpee, 0 para ella escribo, omo una arafia irresistible. ba de felicidad. Aunque el vient aunque las hojas ¢ en medio del Otoi mientras teje y me mira c LOS FUEGOS FATUOS do estufas y son tan familiares ede conversar en voz baja, se puede Ilorar, reir, sin preocuparse que alli Ja lefia lentamente se consume, se queja y cruje echo de un enfermo encendido por la fiebre. Hay en el mun que ante ellas se pu como el | Una estufa asi, donde se nace y se muere intimamente, puede ser el vientre leno de fogosidades en cuyas paredes arde una vida sin sosiego o el nido donde un ave perpetuamente se consume. A ella caen palomas, recuerdos, viejas aspiraciones que més tarde, como después de un sacrificio, alcanzan las cenizas de la gloria, el respaldore : mas doloroso, la luz del muerto mds amado. a con mas amor contempl6 esta estufa, sentado, ae mo ae repitié tu nombre durante los inviernos ‘on largos como una despedida? ,Quién puso en [ella 50 Jas ramas ciegas de alguna primavera i : rdida, ti 4rbol crecido de pronto en la infancia 2 ee o de algiin bosque encantado cuyas astas embisten como la misma realidad? Ven, ojos de mar que a veces lloran una mirada como una ola lejana y llena de amargura. Ven, futuro fuego, y echa mas lefia en mi coraz6n para que haya en mis ojos un pequefio destello de alegria y contemples dénde termina tanto temor y tanta luna. DE LA LUZ A LA CARNE Déjame ser el girasol que ciego de resplandores te con- [emple © la hierba que se inclina ante el paso de las tempestades 0, por ultima vez, la hoja que ha palpitado hasta el fin y que luego se abandona en brazos de la racha. Déjame ser sélo un instante, s6lo un relémpago, para alumbrarte definitivamente aunque me muera. Tu me atraes, me arrastras y me ciegas con tu luz, encan- [tada, -@@mo’ un insecto deslumbrado por el magico resplandor [de la lémpara cruel. Td me atraes y tu destello me traspasa eoemo un recuerdo q jEres ti el alto brillo que me ciega, eres td la lengua de fuego sobre mi cabeza, el rayo inacabable en el corazon de la tempestad? Déjame ser s6lo un instante, déjame ser s6lo un momento el fuego de la resurrecciOn. No me abandones, no me dejes como una piedra indtil ala cual por més que golpees no te dara una chispa,” porque ti lo eres todo y nunca te consumes y yo estoy quieto, absorto en el brillo de tu piel que resplandece como el vello del durazno en la noche. ue me quema las sienes dulcemente. 51 AGUA CON LUZ ra serenamente. El aire sensible y td bajo mis ojos. ‘Ahora el cielo respi arde sobre el espej0 = agua dormida— reposas EI agua brilla en medio del silencio. El agua donde el amor se transparenta, porque a través de @ ‘Algo me mira, Alguien me mira desde tu entrafa cristalina. Tu pecho azul tiembla. Y en él tu corazén es el sol que palpita y lena tu cuerpo de luz, de esa agua con luz que ahora eres: superficie dorada que me revela mas profundo y perfecto. Eres el agua: el aire que ha cuajado de pronto con un dulce peso: el cristal que no resiste Ja tentaci6n. ;Serenidad que un s6lo beso destruye! Tu me reflejas radiante como el milagro, impune como el deseo. Y paso a través de ti como una niebla [sin fin. jAh, fusién del Amor: yo te miro y me miro, agua con sol donde no sé cual de los dos es mas amor! iOh prodigiosa fuerza, sin peso y abrumadora, que en una sola mirada puede juntarnos tanto, unirnos tanto hasta no ser ninguno! BAJO CERO Cuando Ja nieve se posa dulcemente sobre los hombros del cedro, y brilla y destella como una nueva paloma d le perpetua Sobre Jas alas del cedro oo —" $2 que de tan venerable apenas si puede alzar el vuelo Cuando la nieve crece lentamente sobre las calles, y el vuelo de las palomas es el vuelo de la nieve que nuevamente se alza, que generosamente se eleva hasta las primeras estrellas Cuando el mercurio yace bajo cero en los termémetros piblicos que se contraen como las uiias de plata del invierno més cruel, todo en el aire es ya una sola gloriosa blancura: nieve que vuela bajo los arcos de piedra, palomas que hacen sus nidos en los senos de santa Ménica. (,Qué buscas, pico rojo, entre los pechos sagrados?). Cuando el semblante de 1a nieve destella y ciega, y negros pdjaros picotean la dura piel del hielo, algo te retine, compacta y dulce a mi lado, como un instante cristalizado en un témpano © como un rayo helado en su fuga. COSTAS DE SOLEDAD Si como el tiempo Mega a la soledad ti Hegaras, olvidando oleajes de fuerza frigil, escucharias caer los golpeados minutos de mi coraz6n, hasta formar sordos siglos, sordos siglos de arena usada en tu nombre. Si como el tiempo legaras a los arenales, si ti legaras como el tiempo a los arenales de dias acumulados frente al mar, arrojando tu carga negativa, la solitaria extensién volveria con la boca humeda y llena de golondrinas. 53 sa ta orilla si tlegare : in vivo, de 10 que al = igs grito en la niebla y agudo lamento, si ‘al limite implacable si ti Hegaras sre Jo que irremediablemente Vive ys sostiene, comprenderfas : por qué agonizo, por qué hecho a girar con fuerza opaca, tengo un reloj > por que me rfo y caigo fatacado de rabia, por qué me duelen las gaviotas fijas, por qué me atora el cisne, por qué fumo en secreto mis recuerdos, por qué me contraigo como un reloj de arena. En la poderosa magnitud sin amor, en la costa muerta, atravesada por la fria velocidad de los pajaros y el viejo lamento del mar, Jo gris a lo gris sucede, ya de memoria, ‘con pesado paso de soldado. Algo se quiebra a cada instante, algo fracasa, vuelve a la orilla, vuelve a la orilla de palpitantes y ardientes y soberbios extremos adorables. Vuelve a la compacta linea de sed y soledad, vuelve como el tiempo a la desolada soledad. Abandona tus furiosos y gastados latidos, desniidate en la intemperie como una ola que va a morir en mi corazén, y canta o ailla Unica y viva en el espacio negativo. 54 BALA PERDIDA @Si yo pregunto, mar, estrella, noche, si yo pregunto, espuma, sombra, viento, si yo pregunto de dénde viene, de dénde parte este disparo tan sorpresivo que de pronto me hiere como una palabra o un recuerdo o una imagen sabrias responderme buenamente, como una madre amo- las distintas horas que marca este reloj escondido aha [tro seno? @Sabrias responderme, incesante como el mar, qué bala de rocio o qué perfume pasa y me traspasa el [coraz6n como un fruto del arbol de mi tierra, hoy tan lejana co- [mo el sol? No fue tan duro el momento de partir. Bajo el/rielo de [entonces mis manos giraban como estrellas. Me despedi con gran serenidad de todo como un deudo de la mitad de mi vida. Pero ahora, en medio del mar, entre mar y cielo, como ignorada ga- [viota me poso en lo més negro del navio. Hay algo en esta [noche, murmurante, sin fin, algo en los ojos del Zodiaco, gue arafia, que traspasa poco a poco; algo entre clavo, entre flecha que raspa como una estrella, que no me deja decir cémo ni cuando, ni ahora, ni siempre, ni nunca. {No escuchas td también en cada cosa amable, en cada nueva luna, un disparo distante y azul rozandote las sienes sin cesar, alumbrandolo todo, como un relampago en la noche del [océano? Me ha disparado el dia un rayo Tojo, me ha disparado el coraz6n humano, 55 amor, un nombre con sus silabas, ay vaso de agua dulce, ado un vaso va i BRS el gatillo desde 1a vieja infancia, Gar suena sombra, quién apret6 el recuerdo? ae digan que no hay nada, que todo es jue me Yo quiero q es s, buitres y amigos sta negra herida mana poemas, , Backs quemados por esta bala perdida, que de repente hiere lo més blanco del blanco que es el hombre. edio del MIENTRAS FLUYE TU CUERPO Nadie canta mejor que tu, viejo arroyo infantil, ni nadie pasa con tanta claridad, como un rayo de cristal, por las orillas del ayer. ;Quién y por qué te obligaron a huir y hacia dénde partiste arrastrando mis suenos que eran todas las piedras de tu cuerpo? ,quién tierno relémpago de una lejania sin fin? por qué viejo amigo, por qué te borraste en el mar donde ahora me encuentro? Canta, sigue cantando hasta morir. Canta la inolvidable, ingenua, dulce cancién azul cuya musica es el eco de mi propio coraz6n. Breve arroyo de la nifiez: la barca de papel se inclina como una balanza del lado de la soledad. ;Quién la oblig6 a naufragar Hendndola de muertos instantes, de pesadas horas ya sin color? . Oh brillante, oh tierno, td, s6lo ti, cantas una vieja y brumosa cancién y en las grietas de los troncos el tranquilo fulgor del rocio me alumbra, la enloquecida Mariposa se golpea contra la realidad. 56 Viento, Principe Azul, desterrado y confuso, tu corona yace ardiendo sobre las aguas del mar y ti, niebla, Bella Durmiente, apaga la fiebre del geranio Vieja arafia dormida en tu sagrada Sule, amérrame con tu hilo solitario y sin fin, ahércame y arréstrame como a una hormiga muerta y sin ; rano. La abeja zumba y muere en el dia de la miel. i: Ciervo amigo de las fuentes encantadas tus cuernos marcaban el limite preciso, como una balanza equilibrada entre la luz y la sombra de mi niftez, y por qué, viejo angel del bosque, por qué partistes, Hlevéndote al negro duende vivo, desordenado y riente. Nadie canta mejor que té. Entre la Iluvia un salto de colores como el rastro de una liebre feliz, y una nueva cancién en 1a espalda luminosa del agua que cae sin cesar. PRIMAVERA CONTIGO ;Cuanto tiempo, es verdad, cuanto tiempo el invierno ha clavado su aguja y ha ido enredando la nieve en las sienes amadas! Pero he aqui que ha vuelto a crecer la hierba. La primavera romana hincha las ubres de la loba y per- [fuma Jos cascos de las bestias y las alas de las ruidosas golondrinas de Mayo, jCuanto tiempo! jCudnto tiempo ha pasado desde que el viejo rocio ahog6 por primera vez la flor del coraz6n! Pero ya la primavera envuelve de verde los miembros de la estatua sin rostro, y torna nuevamente con ella el mismo color del. tiempo lejano y feliz de la niftez. 57 to ha crecer la yerba, y Atila er junto a la margarita rota por el Boe [amor, David del pasado invierno, y el caballo, ain permanece fiel a su jinete, He aqui que hi solloza descon! esde la blancura ed a ag anos, dorado hace mil Ja hierba como sobre el suefio la rea- Ha vuelto a crecer ita n los almendros nevados y el du- Sobre los campos florece! Fes bre su mano rosada en Ja colina azul, El aire es pura abre transparencia sin fin, el agua resbala y canta, Jas amapolas crecen como las lamas de tu roraz6n. ;{Cuénto tiempo, es verdad, cudnto tiempo! ;Podra Ja paloma que duerme en los hombros de la diosa clavarle el pico en la mejilla o susurrar en sus oidos he- [lados tu nombre, el nombre con que te conoce la Felicidad? Hoy que escucho tus pasos azules, brumosos, y veo la vieja estampa de aquel cielo arafiado por el [tiempo donde el cordero era una nube de amor rodeada de seres [alados, comprendo que jamas volveré a elevarme como el Angel sobre un fondo de oro, y que jamés el viejo caballo es- [maltado me Ilevard a besar las orillas de mi espada torrentosa, aquella que abandoné antafio sobre la yerba y que ahora hiere dulcemente el Valle de los Recuerdos. Pero aqui estoy, contigo. Y la primavera se inclina como una madre para alimentar a sus criaturas. Es el potente tesplandor de la vida que regresa ¥ que nos Ilena de todas Jas savias inmortales. 58 Primavera: tu peso exacto en hojas y color ofreceria en nombre del que no puede escapar fin solo instante, como el pdjaro del reloj, para cantar esta hora de Libertad y Justicia. {Recuerdas 1a fruta cafda en a mesa, la naranja_ vacta, fas uvas quebradas en el plato de la iiltima cena, y las cerezas ardiendo en la soledad? Ahora un rey de ‘ [piedra sefala el vuelo de la golondrina que no volveré jamas. sé ta y nada més que td la incomparable y milagrosa. Lle- F [ea hasta el citco borrado por la yerba silvestre y arréjate al centro mortal de los leones del Tiempo, criatura milagrosa que no alcanzo a compren- [der. {Por qué, radiante hija del invierno, por qué no atraviesas como la fuente —vecina de la luna y el sol— el circulo [dorado que encierra la cabeza del angel, y por qué 4 los dormidos lenas de hojas inutiles la frente y el co- [raz6n? {Por qué, por qué no traes en tus manos vacias fa tinica fruta del viento en flor? Sabia leche de Roma, la Joba sonrie desde otra edad, y en sus ubres sagradas guarda la profecia y el secreto de la primavera que ahora vuelve con los senos cargados de rocio. LA LUZ QUE EMPIEZA De un fondo ciego —a golpes blancos y fatales— crece el dia, asciende en pajaros y lamentos, como una ola de palpitante transparencia y sorpresa. to, Tu cuerpo lento, tu piel en ondas, tu carne habitada por silencios y movimientos vagos, en puro resplandor, en transparencia incontenible, despierta en precipitados circulos de ansiedad sobre su imp4vida superficie. La vieja escultora te golpea en silencio, y callados y ardientes latidos hacen tu cuerpo duro y simple para el amor. Ya puedo Ilamarte y que tu nombre caiga como un guante que te protege y te aprieta, como una enredadera que yo ajusto con gusto, como una ola que aniquilandose te define. Retornas casi definitiva en la luz que empieza: oh instante, oh forma €n suaves orillas atin himedas, oh cabeza dorada y protegida por la espuma y el deseo que te empuja hacia mi. Sollozos y suspiros como enredadas mariposas en tu respiracién, quiebran Sus alas junto a mi. éQuién podria decir la increible velocidad a que vamos aniquilandonos €n miradas y besos répidos como peces? Bailarina en anillos de cristal; cuando mi beso de Piedra cae Sobre ty Piel jlimitada conmovida te ensanchas €N grandes circulos Sexuales: 60 Remolino magnético donde mi amor penetra como una prodigiosa estocada en el centro del movimiento. LA PRODIGIOSA REALIDAD Muda, presente, extatica, y sin embargo viva, y sin embargo célida, total, vertiginosa: la forma, ja forma compacta, audible, ardiente, Ja forma que est4 aqui, que yo beso y golpeo, que yo destrozo y construyo, que yo amarro y libero con s6lo nombrarla. Mancha lujosa, léctea, en el puro esplendor astral, manzana viva, roja, olorosa, anillo firme y dorado, piedra que toco apasionadamente, flor que respiro, lamina de luz que ardes con frenesi. Oh si, fuerza pdlida, forma irresistible que eres, el pequefio poeta permanecia alejado y recordandote, como un eco tuyo. Hermosa si, Radiante si, violenta presencia que me impone el amor, que me aniquila con su contacto, que esta aqui, si, aqui, y me escucha, y yo respiro, y me toca, y yo canto, lo que impdvido se me revela: Ti, tu aliento, tus piernas invencibles y ebrias, el resplandor de tu mano sobre mi pecho v tu mano, mi pecho, el resplandor, lo que ahora pasa con un rumor sobre nuestras cabezas, lo que no puede ser sino canto, rebelién o golpe de furia, lo que muerdo con violencia y dulzura, elludo, 61 arrastra y confunde, lo que y deslumbra, Io que embrite ni mfo sino del que vendré, eu aie es y nuevamente se alza para volver a caer, i ke fs un ciego ciclo de substancias ae Jo que llega volando, galopando o cantando, Jo que vemos entre los dos correr, alejarse y morir, Jo que me habla en silencio y yo escucho en silencio, Jo que con grandes sacrificios se construye, ee To que cae como una paloma deshojada por el invierno, Jo que canta como una ola en el mar humano, Jo desconocido que lucha y muere por nosotros, Jo que esté aqui, mirandome, y que yo miro como quien se descubre, jo preciso, todo en su centro, todo reunido, sereno como un vaso de agua al nivel del mar, todo con el color de los cerezos de Diciembre, todo est exacto, brillante y equilibrado como una gaviota en vuelo © como el mar cuando la tierra se inclina. Oh prodigiosa realidad: cada vez que te nombro sé que te digo vives, ardes, deliras, creces, quedas, sé que tu nombre surge inmune como una nueva luz gue te envuelve como ti en tu nombre: deshecha en silabas de amor que yo uno al Hamarte. Oh lamarte, nombrarte: magica inauguraci : ion ona gl tuya, de lo creado dicha adéni i mica que eterniza tu transito y te revela. Tu nombre es Jo nico aoe que subsiste. El nombre la en pie Pie como una gran columna que sostiene un re- [cuerdo. 62 Por eso, Hamandote vives, si, respiras debajo de Ja tierra, ain helada, vives debajo de la tierra, sobre Ja tierra, encima del aire y de la luz, en-cima de todo, tnica, compacta, vigorosa. Oh realidad: el reloj da la hora bajo el agua, el sol se ha desprendido de un naranjo, Ja mosca zumba alrededor de ta luna, el caballo salta de flor en flor, el heladero sopla su cuerno primaveral, el jardinero rie y nos saluda con su ancha y fresca sonrisa de sandia recién cortada, y ya en el breve reloj de las flores es la hora propicia para el amor (La ternura avanza cuando la noche empieza). Oh prodigiosa realidad: tuyos son estos ojos en la altura incorruptible, cuando la noche es una vieja hidra resplandeciente, ojos inextinguibles como el amor, ojos que irradian hasta ser una perenne vida de fuego, tuyos son estos labios, abiertos en el vivo rocio, maduros ya en la gozosa estacién: fruta que tiembla como un beso en el aire, tuyas son estas manos donde el dia al fin muere, donde el viento al fin muere, donde el mar al fin cede, se recoje y calla. Sé que habré de cantarte deshecho en aves y rocio, desordénado en astros, diluido en la vasta l4grima del océano, —Ja tnica que ti lloraste. Oh prodigiosa realidad, dime gquién canta aqui? zquién delira aqui, en este instante, alegremente vivo, vasto, universal, desconocido? 63

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