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PROGRAMA DE
FORMACIÓN GENERAL

ÁREA DE CIENCIAS SOCIALES

Asignatura:
CONSTITUCIÓN Y DERECHOS HUMANOS

SEMANA Nº 6
DERECHO A LA VIDA Y A LA
INTEGRIDAD PERSONAL

CONTENIDOS CAPACIDADES
Enfoque dogmático - normativo: definiciones, Juzga la situación actual del derecho a
fundamentos normativos y supuestos la vida y a la integridad personal en el
violatorios como aborto, pena de muerte, Perú y en el mundo.
eutanasia, desaparición forzada, tortura y
ejecución extrajudicial.
Enfoque sociológico: pobreza, exclusión,
marginalidad y violencia estructural.

EL DERECHO A LA VIDA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

a.Deuteronomio
MOTIVACIÓN cap. 20.
/ EXPLORACIÓN / PROBLEMATIZACIÓN
Versículo 16: "de las ciudades de estos pueblos que el señor Dios te da por heredad, no dejaras
alguno con vida".
1 a los amorreos, a los cananeos, a los pherezeos,
Versículo 17: "empezaras por destruir a los hetheos,
a los hebeos, y a los jebuseos, porque así lo manda el señor, así lo manda tu dios jehová".
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REFLEXIONA Y COMPARTE...
¿Qué ordenaba Dios a los israelitas, su pueblo escogido?
¿No se contradice con el mandamiento “No matarás”?
¿Qué piensas de esta orden? ¿Es lícito matar por orden de Dios?

b. INFORMACIÒN BÁSICA

1. EL DERECHO A LA VIDA
El derecho a la vida, es uno de los principales derechos consagrados en las primeras declaraciones
hechas históricamente por el ser humano, en su camino por la lucha de la reivindicación defensa y
consagración de los derechos humanos.
La vida, es el Derecho que tiene toda persona a existir y a gozar, sin excepción, del conjunto de
facultades que le permiten relacionarse y comunicarse con los demás miembros de la sociedad. Si
bien, todos los derechos humanos son necesarios para la persona, el derecho a la vida resulta tener
un valor especialísimo porque es el fundamento de todos los demás derechos. En efecto, la vida es
la condición necesaria para poder ejercer los derechos y libertades que poseen las personas.
Este derecho surge como una necesidad de proteger la vida del ser humano, frente a cualquier tipo
de poder o fuerza social, que pueda poner en riesgo la existencia de la persona. Este derecho hoy
consagrado como uno de los más importantes para la convivencia humana, fue proclamado como
una de las principales reivindicaciones de las sociedades modernas y contemporáneas.
El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la
Declaración Universal de Derechos Humanos. En dicho texto, en su artículo 3º, se señala: “Todo
individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.
Tomando como premisa lo antes expuesto, la vida es el primero de los derechos que debe de ser
garantizado de una manera irrestricta por cualquier estado.
Una sociedad verdaderamente democrática es aquella en la cual se reconoce que la vida humana, y
que toda vida humana, es absolutamente valiosa.

2. EL DERECHO A LA VIDA EN LA NORMATIVIDAD PERUANA


En la normatividad peruana, este derecho es consagrado en nuestra carta magna del año de 1 993,
la que en su artículo 2º a la letra dice: “Toda persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su
integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de
derecho, en todo cuanto le favorece” Esto implica que ninguna persona puede ser privado por ningún
motivo, y bajo ninguna circunstancia de la vida. Así mismo, en el caso del Código Civil, este recoge lo
ya expresado por nuestra Carta Magna, y en su artículo 5º del título II, referido a los derechos de la
persona, señala: “el derecho a la vida, a la integridad física, a la libertad al honor y demás inherentes
a la persona humana son irrenunciables y no pueden ser objeto de cesión. Su ejercicio no puede
sufrir limitación voluntaria…”
Sin embargo, la misma constitución hace una excepción de este derecho en su artículo 140º, al
establecer la pena de muerte para los casos de traición a la patria en caso de guerra y de terrorismo.

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Hoy en día, el gobierno actual ha puesto en debate la viabilidad de la aplicación de la pena de muerte
para los casos de violación de menores
Es necesario señalar, que si bien a nivel del mundo existen numerosos estados que aun aplican la
pena de muerte como sanción o castigo para algunos delitos, tal es el caso de los EE.UU, China,
Japón y los países islámicos entre otros; la tendencia de la sociedad actual es caminar hacia la
defensa irrestricta de este elemental derecho de la persona.

3. EL DERECHO A LA VIDA EN EL PERÚ: PROBLEMÁTICA


Si bien nuestras normas consagran la defensa irrestricta del derecho a la vida, el cumplimiento de la
misma encuentra aún serios problemas en el contexto de nuestra sociedad. Esto, debido a
circunstancias de orden social y político.
En el plano social, vemos que el derecho a la vida es violado sistemáticamente, tanto por miembros
de la misma población, como por el propio gobierno que conduce el estado, al condenar a la muerte
a numerosas personas debido a un conjunto de omisiones que comete en la atención de servicios y
necesidades básicas de la población, cuya responsabilidad de su atención le son atribuidos por
nuestra propia carta magna.
En el plano de la convivencia social, observamos con preocupación, que hoy en día las estadísticas
de personas que son muertas en diferentes circunstancias aumentan cada día. Esto como
consecuencia de asesinatos en el transcurso de robos o asaltos, como también por vendetta entre
los propios delincuentes. La conformación de pandillas que se enfrentan por disputas de territorios en
donde ejercen supremacía, y cuyas disputas terminan con muertes de algunos de sus miembros, es
cosas comunes en las zonas urbanas marginales de la ciudad de Lima y de las principales ciudades
del país. El aumento en el espiral de violencia de nuestra sociedad, tiene, a nuestro entender, varios
orígenes. Entre uno de los primeros, podemos señalar el periodo de violencia interna que vivió
nuestro país durante un periodo de aproximadamente veinte años, en donde el enfrentamiento entre
los grupos alzados en armas y las fuerzas del orden, dejaron un saldo de 69,280 víctimas mortales,
la mayoría de ellas muertas en circunstancias de una demostración de gran ensañamiento y
crueldad, tanto por parte de los grupos subversivos como de las fuerzas del ejército y de la policía
que los combatía en nombre del estado. Este periodo de violencia vivido, ha marcado terriblemente a
nuestra sociedad, dando origen a grandes niveles de insensibilidad e indiferencia frente a la
violación del derecho a la vida. Así mismo, a partir de este proceso, en el subconsciente social ha
calado profundamente la idea de que los conflictos o las diferencias personales o de grupo pueden
ser resueltos mediante la eliminación física de los ocasionales opositores o contrincantes.
Por otro lado, pero probablemente muy ligado a la causal antes analizada, se encuentra el
resquebrajamiento de la práctica de valores, imponiéndose por el contrario conductas que se
contraponen con cualquier atisbo de moralidad, como son la intolerancia, la deshonestidad, el
arribismo, el utilitarismo, etc., conductas que definitivamente conllevan en sus casos extremos, a la
violación del derecho a la vida.
Pero el caldo de cultivo para la gestación de toda esta situación descrita, lo constituye la existencia
de la pobreza y marginalidad en que viven cerca del 50% de la población peruana. Esto se constata
cuando vemos que los más altos índices de criminalidad y mortalidad por esta causa, se encuentran
en las zonas urbanas marginales. En ellas, miles de jóvenes sin un futuro provisorio debido a la falta
de recursos económicos, en donde sus padres, en la mayoría de casos migrantes de la zona andina,
no poseen los recursos para costearles algún tipo de estudio, se entregan a las drogas, el pandillaje,
el alcoholismo, etc.; cayendo de esta manera una vorágine de violencia cuyas consecuencias
vienen a ser el incremento de las estadísticas mortales de los registros policiales. Al agravamiento de
la situación, contribuye el desamparo familiar en que vive la mayor parte de los niños y adolescentes
que viven en estas zonas, como consecuencia de la desintegración familiar, y del abandono a que
son sometidos por parte de sus progenitores. La situación de desamparo moral y económico, el
resquebrajamiento de la práctica de valores, la falta de oportunidades y el clima de violencia vivido
por nuestro país en los últimos años, configuran un escenario en el que la violación del derecho a la
vida y de otros derechos elementales, es pan de cada día.
En el plano político, la violación sistemática por parte de los aparatos del estado de este elemental
derecho, también se ha convertido en una práctica común.

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En principio, el estado se convierte en uno de los primeros en vulnerar el derecho a la vida, cuando al
omitir el cumplimiento de obligaciones que por ley tiene, condena a la población al padecimiento de
grandes penurias que irremediablemente tienen como corolario la muerte. Esta situación se concreta
cuando el estado no garantiza el acceso a la salud de grandes sectores de la población, al acceso
aun trabajo digno, el acceso a vivienda, etc. Tales privaciones originan que las estadísticas de
mortalidad infantil y de morbimortalidad se incrementen cada día, muy a pesar de las auspiciantes
cifras económicas de los cuales nuestros gobernantes hacen gala. La mortalidad infantil, el
fallecimiento de personas por la carencia de una atención médica adecuada o por la adquisición de
enfermedades que tienen como origen la deficiente alimentación, constituyen flagrantes muestras de
sistemática violación del derecho a la vida por parte del estado peruano.
También el estado al ejercer procesos de represión en contra de pobladores que reclaman sus justos
derechos, han terminado muchas veces en la privación de la vida de numerosas personas, no que
decir de las muertes, como ya lo señalamos líneas arriba, fueron ocasionados por las propias fuerzas
del orden en contra de campesinos y otros sectores de la población.

4. ABORTO Y DERECHO A LA VIDA


El aborto es la interrupción del proceso de desarrollo fisiológico del embarazo, causando la muerte
del producto de la concepción o feto dentro o fuera del claustro materno. Con respecto a este acto,
siempre han existido dos posiciones totalmente irreconciliables, la de los que defienden el aborto y la
de quienes lo condenan. Empecemos por analizar el asunto desde la perspectiva de nuestra
normatividad jurídica.
La Constitución en el Título I, inciso 2 señala:
Toda persona tiene derecho:
A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psiquica y física y a su libre desarrollo y
bienestar. El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece.
Como podemos apreciar, nuestra constitución establece que el concebido es sujeto de derecho, por
lo que tiene derecho la vida y no puede privársela de ella bajo ninguna circunstancia.
Por su parte, el Código Civil en su Título I, artículo 1 señala:
“La persona humana es sujeto de derecho desde su nacimiento.
La vida humana comienza con la concepción. El concebido es sujeto de derecho para
todo cuanto le favorece. La atribución de derechos patrimoniales está condicionada a
que nazca vivo”.
En el caso del Código Penal, el Capítulo II está dedicado a regular las penalidades para los casos en
que, infringiendo la ley, se cometiera actos abortivos. Veamos a continuación lo que señala este
código:
Artículo 114.- Autoaborto
La mujer que causa su aborto, o consiente que otro le practique, será reprimida con
pena privativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de servicio
comunitario de cincuentidós a ciento cuatro jornadas.
Artículo 115.- Aborto consentido
El que causa el aborto con el consentimiento de la gestante, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años.
Si sobreviene la muerte de la mujer y el agente pudo prever este resultado, la pena será
no menor de dos ni mayor de cinco años.
En el mismo documento solo se hace excepción en los casos del llamado aborto
terapéutico:
Artículo 119.- Aborto terapeútico

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No es punible el aborto practicado por un médico con el consentimiento de la mujer


embarazada o de su representante legal, si lo tuviere, cuando es el único medio para
salvar la vida de la gestante o para evitar en su salud un mal grave y permanente.
Sin embargo, a pesar de lo señalado, el tema del aborto no es un tema que pueda agotarse
solamente desde el ámbito jurídico, pues el mismo puede ser abordado desde diversas perspectivas.
Una de las principales discusiones al respecto, es el establecer el estatus del feto, y el si este puede
ser considerado un ser humano, y por lo tanto un sujeto de derecho.
Las restricciones legales al aborto tienen un impacto devastador en el derecho a la vida de las
mujeres. La evidencia sugiere no solamente que las leyes que restringen el aborto empujan a las
mujeres a someterse a abortos inseguros, sino que además ellas mueren a consecuencia de dichos
abortos. Un estimado 13 por ciento de las muertes maternas a nivel mundial se atribuyen al aborto
inseguro (entre 68.000 y 78.000 muertes anuales). En su mayoría, estas muertes podrían haber sido
evitadas.
Algunos de los que se oponen al aborto seguro y legal argumentan que “el derecho a la vida” del feto
debe ponerse por encima de los derechos humanos de las mujeres, en particular los derechos a la
no discriminación y a la salud. Es más, algunos opositores se refieren al supuesto “derecho a la vida”
del feto en los argumentos en contra del uso de anticonceptivos que actúan después de la
fertilización, pero antes de que el óvulo fertilizado se implante en la pared uterina.
La mayoría de los instrumentos internacionales de derechos humanos guardan silencio respecto a
cuándo comienza el derecho a la vida, pese a que la historia de la negociación de los tratados, la
jurisprudencia y la mayoría de los análisis jurídicos parecen sugerir que el derecho a la vida, como se
contempla en dichos documentos, no tiene vigencia antes del nacimiento de un ser humano
Todos los tratados internacionales de derechos humanos, con una sola excepción (la Convención
Americana sobre Derechos Humanos), guardan silencio respecto a si el derecho a la vida se aplica al
feto. Varios expertos jurídicos internacionales que han seguido y documentado el desarrollo legal de
la carta internacional de derechos humanos han indicado que ciertas interpretaciones del derecho a
la vida podrían aplicarse al feto desde el momento de viabilidad—y no desde el momento de la
concepción. Estos mismos expertos aclaran que si esto fuera el caso, este derecho del feto tendría
que implementarse de manera que no infrinja indebidamente los derechos de la mujer embarazada.
Los derechos de la mujer embarazada están claramente establecidos en el derecho internacional, e
incluyen los derechos a la vida, a la salud, a la no discriminación, a la libertad religiosa, a la igualdad,
a la privacidad, y a no ser sometida a tratos inhumanos.
Otros expertos internacionales han indicado que el entendimiento histórico del derecho a la vida,
como se contempla en la carta internacional de derechos humanos, es que este derecho se aplica
desde el nacimiento vivo de un ser humano. Esta interpretación encuentra sustento en la historia de
la negociación de los tratados internacionales de derechos humanos.
Durante los procesos de negociación antes de la adopción de varios documentos regionales e
internacionales de derechos humanos, un pequeño número de gobiernos propusieron añadir
lenguaje protector del derecho a la vida desde el momento de la concepción. En la gran mayoría de
los casos, estas propuestas fueron rechazadas.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos es el único instrumento internacional de
derechos humanos que posibilita la aplicación del derecho a la vida desde el momento de la
concepción, aunque no de manera absoluta. En 1981, se le solicitó al órgano encargado de
supervisar el cumplimiento de las disposiciones sobre derechos humanos en el sistema regional
americano (la Comisión Interamericana de Derechos Humanos), que estableciera si las disposiciones
sobre el derecho a la vida contenidas en esta convención y en la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre eran compatibles con el derecho de la mujer a acceder al aborto
legal y seguro. La Comisión concluyó que sí lo eran.

5. LAS EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES


“La Comisión de la Verdad y Reconciliación está en condiciones de afirmar que en el centro
penitenciario San Pedro (Lurigancho) y el ex centro penitenciario San Juan Bautista de la Isla “El

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Frontón” (ubicada frente a la provincia del Callao), más de doscientos internos acusados o
sentenciados por terrorismo perdieron la vida durante los motines del mes de junio de 1986, por el
uso deliberado y excesivo de la fuerza contra los reclusos que una vez rendidos y controlados fueron
ejecutados extrajudicialmente por agentes del Estado”
“La Comisión de la Verdad y Reconciliación afirma que nueve estudiantes y un catedrático de la
Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle “La Cantuta” en Lima, fueron ejecutados
extrajudicialmente por agentes del Estado y que la investigación de los hechos fue obstaculizada de
manera deliberada durante el gobierno del ex Presidente Alberto Fujimori a través de mecanismos
legislativos y judiciales que buscaban encubrir a los responsables y evitar que sean procesados y
reciban una sanción”.
Los casos expuestos, son dos ejemplos de cómo el Estado a través de sus fuerzas armadas, han
sido los autores de ejecuciones extrajudiciales en contra de ciudadanos indefensos y al margen del
ordenamiento legal existente. Los casos presentados corresponden a los gobiernos de García Pérez
y de Alberto Fujimori, hecho que prueba que tal práctica ha sido recurrente en los diferentes
gobiernos.
Las ejecuciones extrajudiciales son actos en los cuales la pena de muerte es aplicada de facto, es
decir al margen de nuestra legalidad, y sin mediar ningún proceso judicial En estos, las fuerzas
armadas y policiales haciendo uso de las armas otorgadas por el Estado, ejecutan a seres humanos
bajo la presunción de la comisión de algún delito.
Esta práctica fue algo común por parte de las fuerzas armadas y de los grupos senderistas en el
periodo de conflicto interna que vivió nuestro país entre los años 1980 y 2000. Miles de personas
fueron ejecutadas luego de su captura, teniendo como justificación su presunta militancia senderista.
Por el lado de los senderistas, estos realizaron numerosas masacres en las cuales asesinaron
inmisericordemente a miles de pobladores.
En la actualidad, las fuerzas policiales llevan a cabo ejecuciones extrajudiciales de delincuentes
comunes, a quienes capturan vivos y luego son ejecutados. Tales hechos son presentados como
enfrentamientos entre la policía y los delincuentes, pero denuncias posteriores de los familiares,
señalan que dichas aseveraciones son falsas. En la ciudad de Trujillo, actualmente la fiscalía
investiga supuestos casos de ejecuciones extrajudiciales de varios delincuentes por parte de la
policía.

6. DESAPARICIONES FORZADAS
Desaparición forzada o también, desaparición involuntaria de personas, es el término jurídico que
designa a un tipo de delito complejo que supone la violación de múltiples derechos humanos y que,
cometido en determinadas circunstancias, constituye también un crimen de lesa humanidad.
El crimen de desaparición forzada, definido en textos internacionales y la legislación penal de varios
países, está caracterizado por la privación de la libertad de una persona por parte de agentes del
Estado o grupos o individuos que actúan con su apoyo, seguida de la negativa a reconocer dicha
privación o su suerte, con el fin de sustraerla de la protección de la ley. El asesinato de la persona
víctima de desaparición forzada, frecuentemente tras un cautiverio con torturas en un paradero
oculto, pretende favorecer deliberadamente la impunidad de los responsables, que actúan con el fin
de intimidar o aterrorizar a la comunidad o colectivo social al que pertenece la persona. Los efectos
de la desaparición forzada perduran hasta que no se resuelve la suerte o paradero de las personas,
prolongando y amplificando el sufrimiento que se causa a familiares o allegados. Estos últimos, y
especialmente, por su vulnerabilidad, los niños que puedan ser sustraídos de padres afectados, son
considerados también víctimas de este crimen.
En nuestro país, durante la ya citada guerra interna de los años ochenta y noventa, miles de
personas fueron desaparecidas luego de ser detenidas por las fuerzas de seguridad. En estos casos,
las personas son detenidas y conducidas a lugares en donde son torturadas y sometidas a diferentes
tratos crueles. Dichas detenciones son ocultadas y negadas a sus familiares. En todos estos casos
las personas finalmente son ejecutadas, pero mantienen la condición judicial de desaparecidos, en
razón de que no solo se desconoce el paradero de los restos mortales, sino la autoría de los mismos
y las circunstancias en que se produjeron los hechos. En la mayoría de los casos las autoridades
siguen negando su responsabilidad, salvo en los casos en que tras el recojo de evidencias y

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testimonios, se ha podido reconstruir los hechos y determinar la identidad de los responsables. En


tales situaciones los casos han sido judicializados y se encuentra siguiendo su curso en el poder
judicial. No existen aun casos de sentencia por tales tipos de delitos. Dentro de los casos de
desapariciones forzadas se encuentran la de más de cincuenta estudiantes de la Universidad
nacional del Centro en manos de miembros del Ejército peruano, la del estudiante de la Universidad
Técnica del callao Martín Roca Casas detenido por efectivos de la marina y conducido finalmente a
los sótanos del SIN, en San Borja, en donde finalmente fue desaparecido. La misma suerte corrió el
espía ecuatoriano Enrique Duchicela ejecutado en 1988. Uno de los que participaron en estos
hechos fue el hoy procesado miembro del grupo “Colina”, Jesús Sosa Saav edra apodado
“Kerosene” por su costumbre de quemar los cuerpos de los ejecutados haciendo uso de este
combustible. Este siniestro personaje es también responsable de las desapariciones en la ciudad de
Huamanga, especialmente en el cuartel los Cabitos.

7. EL DERECHO A LA VIDA EN LA SOCIEDAD NEOLIBERAL


En una sociedad, cuya vida se desenvuelve bajo la lógica del libre mercado, lo más importante es la
productividad, la ganancia, el aumento del capital; en ella, todo se convierte en mercancía, sujeto de
ser vendido y comprado, y quienes no tienen la posibilidad económica de entrar en este juego, son
excluidos, y condenados a constituir la fuerza de trabajo que es comprada a muy bajo precio por el
gran capital.
Bajo la lógica pragmática del neoliberalismo, en donde todo vale si es que su fin lo justifica, el
derecho a la vida termina subordinado a los intereses del gran capital y de las cúpulas políticas que
se sirven del poder para engrosar sus grandes capitales y cuentas bancarias. Un ejemplo de lo
señalado, lo encontramos en las guerras emprendidas en los últimos tiempos por los países
económicamente poderosos encabezados por los EE.UU. Estos, con el fin de apoderarse de los
recursos petroleros de los países árabes y de imponer su hegemonía política en la zona, han llevado
a cabo guerras de invasión a países como Irak y Afganistán, enarbolando pretextos de supuestas
amenazas terroristas o de armas nucleares, las mismas que no han podido ser probadas y cuya
falsedad se han encargado de demostrarlo la opinión pública y autoridades independientes de sus
propios países. Este es el caso del congreso norteamericano, el mismo que ha establecido que la
supuesta amenaza nuclear que significaba Irak, y que fue pretexto para su invasión por parte de las
tropas norteamericanas, nunca existió. Sin embargo, los EE.UU y su grupo de países aliados, con el
fin de concretar sus objetivos económicos y geopolíticos, no han tenido ningún miramiento en
bombardear indiscriminadamente los territorios de estos países, ocasionando la muerte de miles de
pobladores inocentes, entre los que se encontraban poblaciones indefensas de mujeres, ancianos y
niños. Tales acciones han sido justificadas “como errores” o “hechos aislados”, sin embargo en la
práctica han constituido hechos por demás comunes. Por supuesto, si lo miramos dentro la
pragmática lógica del neoliberalismo, esto se justifica en función de los objetivos económicos y
políticos que ellos persigue, pero, ¿y dónde quedan los derechos de las personas? ¿Dónde queda el
derecho a la vida, cuyo deber de cualquier estado es protegerlo irrestrictamente? Definitivamente,
neoliberalismo y derecho a la vida se presentan en estas circunstancias como entes irreconciliables.
El neoliberalismo, con el fin de concretar sus objetivos, desgraciadamente niega la condición humana
de las personas, y los reduce a consumidores, productores, piezas de un tablero de juego económico
que pueden moverse o eliminarse, según lo ameriten las circunstancias.
Pero no solo mediante la guerra el neoliberalismo demuestra su total desprecio por la dignidad
humana y respeto de los derechos humanos, y menos aún el de la vida; sino que lo hace también en
la injusta distribución de los recursos que cada día profundiza a nivel de la sociedad mundial y
también de cada país. De esta manera podemos ver, como cada día este sistema neoliberal
condena a la muerte por inanición a millones de personas en los países pobres de África, Asia y
América latina, en donde sus gobiernos tienen que dedicar recursos a la compra de armas para
sostener guerras que las mismas potencias auspician, con el fin de poder vender el material bélico
que diariamente producen en sus denominadas “industrias de la muerte”. Otra parte importante de
sus recursos es destinada al pago de la deuda externa que estos países tienen con los organismos
acreedores controlados por los países del denominado G 8. La compra de armas y el pago de la
deuda, resultan siendo más importantes que la protección de la vida de los habitantes de estos
países, por lo que, como ya lo señalamos líneas arriba, neoliberalismo y derecho a la vida se
excluyen irreconciliablemente, condenando al mundo a vivir en un injustificable escenario de

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permanente violación de los derechos elementales de la persona, y dentro de ellos, el elemental


derecho de la vida. Es hora pues de reflexionar frente este problema, y plantear las alternativas de
solución necesarias, con el fin de contribuir a la construcción de una sociedad más justa y solidaria,
en donde el respeto de los derechos de la persona sean un fin y no una mera declaración capaz de
ser soslayada por el imperio de intereses subalternos.

8. EL DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL EN LA NORMATIVIDAD INTERNACIONAL Y


NACIONAL
Este derecho se encuentra contemplado en los diferentes documentos internacionales y nacionales,
y tiene como finalidad la protección del ser humano en todas sus dimensiones, evitando así
situaciones que puedan poner en riesgo la existencia del mismo.
En la Declaración Universal de los derechos Humanos, este derecho aparece enunciado en el
artículo 3, el mismo que señala:
“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.
En el mismos documento, en sus artículos 4 y 5, también se hace referencia a este derecho al
señalar:
Art: 4
“Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos
están prohibidas en todas sus formas”.
Art: 5
“Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”.
En la Convención Americana de los Derechos Humanos, suscrita en San José de Costa Rica el 22
de noviembre de 1969, en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos,
este derecho recibe un tratamiento especial, por lo que es consignado con toda claridad en el
capítulo II, artículo 5:
Artículo 5. Derecho a la Integridad Personal
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la
dignidad inherente al ser humano.
3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.
4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en circunstancias
excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición de
personas no condenadas.
5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos y
llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su
tratamiento.
6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la
readaptación social de los condenados.
En el caso de nuestro país, en la Constitución Política, es en donde aparece consignado en el
capítulo I, artículo 2, inciso 24, el mismo que textualmente señala:
(Toda persona tiene derecho) A la libertad y a la seguridad personales. En
consecuencia:
a. Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer lo que ella
no prohíbe.

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b. No se permite forma alguna de restricción de la libertad personal, salvo en los casos


previstos por la ley. Están prohibidas la esclavitud, la servidumbre y la trata de seres
humanos en cualquiera de sus formas.
c. No hay prisión por deudas. Este principio no limita el mandato judicial por
incumplimiento de deberes alimentarios.
d. Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse
no esté previamente calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como
infracción punible; ni sancionado con pena no prevista en la ley.
e. Toda persona es considerada inocente mientras no se haya declarado judicialmente
su responsabilidad.
f. Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las
autoridades policiales en caso de flagrante delito. El detenido debe ser puesto a
disposición del juzgado correspondiente, dentro de las veinticuatro horas o en el término
de la distancia.
Estos plazos no se aplican a los casos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de
drogas.
En tales casos, las autoridades policiales pueden efectuar la detención preventiva de los
presuntos implicados por un término no mayor de quince días naturales. Deben dar
cuenta al Ministerio Público y al juez, quien puede asumir jurisdicción antes de vencido
dicho término.
g. Nadie puede ser incomunicado sino en caso indispensable para el esclarecimiento
de un delito, y en la forma y por el tiempo previstos por la ley. La autoridad está obligada
bajo responsabilidad a señalar, sin dilación y por escrito, el lugar donde se halla la
persona detenida.
h. Nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido a tortura o a
tratos inhumanos o humillantes. Cualquiera puede pedir de inmediato el examen
médico de la persona agraviada o de aquélla imposibilitada de recurrir por sí misma a la
autoridad. Carecen de valor las declaraciones obtenidas por la violencia. Quien la
emplea incurre en responsabilidad.
9. EL DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL EN EL PERÚ Y EL MUNDO
A pesar que este derecho se encuentra consignado en los diferentes documentos jurídicos del Perú
y del mundo, lamentablemente podemos ver diariamente como es vulnerado de una manera
flagrante e impunemente. Son diferentes las formas en que es vulnerado este derecho, y van desde
los casos de carácter social y domésticos, hasta las acciones realizadas por el propio Estado a través
de sus fuerzas represivas principalmente.
En el ámbito social y doméstico encontramos que diariamente muchas personas son agredidas
físicamente con la finalidad de ser despojados de sus propiedades, tales agresiones se producen
muchas veces a vista y paciencia de la población, la misma que sufre una especie de parálisis por el
temor, por lo que se mantiene indiferente frente a tales situaciones. Muchas de estas agresiones
dejan graves secuelas que afectan el, posterior desempeño de la persona, y en algunos casos puede
llegar a causar la muerte. El estado tiene el deber y la responsabilidad de proteger la integridad de
las personas a través del accionar especialmente de la Policía nacional, pero tal institución muchas
veces se muestra incapaz de hacer frente con efectividad estos hechos, y en muchos casos sus
miembros se encuentran involucrados en estos hechos delictivos.
Otra forma de violencia que atenta contra la integridad de las personas, en algunos casos de la
propia vida, es la violencia desatada por las pandillas y las mal denominadas “barras bravas”. Estos
grupos de jóvenes, constantemente tienen enfrentamientos por el control de territorios que los lleva a
violentos enfrentamientos que concluyen con una secuela de heridos y en algunos casos de víctimas
mortales.
En el ámbito delictivo, el secuestro es una de las modalidades que en nuestra sociedad hasta
proliferando cada día más. En la mayoría o totalidad de los casos, se realizan con la finalidad de
exigir sumas de dinero como rescate. Este hecho, el secuestro de una persona, implica el privarles

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de su libertad y detenerlo en contra de su voluntad. La situación de cautiverio a que son sometidas


las personas secuestradas es totalmente denigrante, pues muchas veces son introducidos en
pequeñas habitaciones subterráneas en donde las personas se ven privadas de sus más
elementales derechos. Tal situación afecta al ser humano víctima, tanto físicamente como
psicológicamente. Su salud se ve deteriorada por la insuficiente alimentación y por las condiciones
insalubres de los lugares en donde son mantenidos los secuestrados. Psicológicamente estas
personas se ven afectadas debido al encierro prologado, el alejamiento de sus familiares, y por el
impacto mismo del hecho a que son sometidos.
En el ámbito familiar, la vulneración de este derecho se suscita en las constantes agresiones que se
producen entre los miembros de las familias. Dentro de los más afectados se encuentran los niños y
la mujer. Son muchas las denuncias y testimonios de verdaderos casos de torturas a que son
sometidos los niños por sus propios progenitores. Muchos niños son quemados en diferentes partes
del cuerpo, golpeados con aparatos contundentes que en la mayoría de los casos les causa graves
lesiones. La justificación absurda que esgrimen muchos progenitores al ser denunciados, es que lo
hacen con el fin de “corregir” malas conductas. El caso es más grave cuando quien realiza este acto
es un maestro de la escuela, pues no son pocos los casos que han sido0 denunciados en nuestro
país.
En nuestro medio las violaciones a los menores de edad es un problema aun no resuelto
adecuadamente y que urge tomar medidas al respecto, pues es una de las formas más crueles en
que se vulnera la integridad de los niños, hecho que le deja secuelas imborrables por el resto de su
vida.
Pero lamentablemente el estado, que es quién bebe garantizar la protección irrestricta de este
derecho, no solamente no lo hace, sino que en muchos casos se convierte en el principal vulnerador
del mismo.

10. LA TORTURA COMO VIOLACIÓN DEL DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL


La tortura es una de las prácticas inhumanas que aún es realizada por muchos estados en el
mundo. Esta consiste en someter al ser humano a actos que le causan sufrimiento y dolor, con el fin
de obtener supuestas confesiones de delitos. Dentro de las fuerzas armadas y policiales, es
lamentablemente una práctica común, hecho que dice mucho sobre la situación de este derecho
humano.
A nivel mundial, los EE.UU de América, a través de sus fuerzas armadas, son uno de los principales
violadores de este derecho en sus numerosos centros de tortura que tienen en el mundo. Con el
pretexto de la guerra contra el terrorismo, las fuerzas represivas del imperio del norte, han
establecidos “cárceles secretas” en diferentes países del mundo (cómplices de este vergonzoso
hecho), en donde detienen y torturan hasta la muerte a miembros de la población islámica, y de
otros naciones que se oponen y luchan en contra la intromisión yanqui en sus territorio y asuntos
internos.
En el caso de nuestro país, la tortura es una práctica común también entre las fuerzas policiales y
fuerzas armadas. La CVR ha registrado testimonios de miles de personas que han sido sometidos a
crueles actos de tortura por parte de estas. En la mayoría de los casos, como en el cuartel Los
cabitos de Huamanga, los actos de tortura eran preludio de la ejecución extrajudicial de las víctimas.
En el caso de las fuerzas policiales, estas las utilizan para obtener supuestas “confesiones” de los
delincuentes comunes. Los actos de tortura van desde la aplicación de maltratos físicos, hasta la
aplicación de descargas eléctricas y la introducción del detenido en pozas de agua con el fin de
producirles sensaciones de ahogamiento. En estos procesos, muchos detenidos han perdido la vida.

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FG
PROGRAMA DE
FORMACIÓN GENERAL

III- CONOCIMIENTO DE FUENTES

POR ALICIA Y MARCO ANTONIO


Aldo Mariátegui
Observar los crueles, confesos y fríamente calculados asesinatos de la cantante Alicia Delgado y del
estilista Marco Antonio reafirman mi posición favorable a la pena de muerte para este y otro tipo de
crímenes atroces. Por eso transcribo una columna pasada ("Sobre la pena de muerte", 11 de enero
del 2007) que se basa parcialmente en un artículo escrito para la estupenda revista Etiqueta Negra:
"Apruebo la pena de muerte porque creo en el castigo por la justicia que éste implica per se y no
porque tenga que variar comportamientos. Admito la pena de muerte en público porque no temo que
se me caricaturice como 'mortícola bushista', 'neandertal conservaduro' o 'fascistón latino' en típica
falacia ad hóminem. Estoy a favor de ella porque es posible salvar siete vidas inocentes por cada
criminal ejecutado: Isaac Ehrlich (Universidad de Buffalo) probó así que ante la posibilidad de ese
castigo, otros (7) delincuentes evitan cometer asesinatos.
Así, la pena de muerte es disuasiva, intimida a los criminales (también lo sostienen el Premio Nobel
de Economía Gary Becker y el genial profesor Gordon Tullock, de la Universidad George Mason). La
admito por eso -la ciencia me respalda-, pero sobre todo por un contrato social básico: uno pierde su
derecho elemental a la vida propia cuando incumple su deber humano elemental de respetar la
existencia ajena. Estoy de acuerdo con la pena de muerte para todos aquellos (violadores de niños,
homicidas, terroristas, cabecillas del narcotráfico y secuestradores) que atacan con violencia atroz
los valores que más debemos proteger en la sociedad (integridad del niño, vida del prójimo,
tranquilidad, salud pública y libertad individual). Acepto la pena de muerte porque no creo que ese
tipo de personajes sean 'redimibles' (...) Creerlo es un cándido idealismo adolescente, no un ejercicio
de sentido común ni una muestra de experiencia de adultez.
La sociedad expresa su denuncia de las malas conductas a través del castigo, decía el magistrado
inglés Lord Denning, y lo cito: 'Para mantener el respeto a la ley es esencial que el castigo infligido a
crímenes graves refleje la repulsa que siente la mayor parte de la ciudadanía hacia éstos. Algunos
crímenes son tan atroces que la sociedad insiste en un castigo adecuado porque el delincuente lo
merece, al margen de que éste sea disuasivo o no'.

Voto por la pena de muerte porque creo en la democracia y en lo que quiere la mayoría: siete de
cada diez personas piden que se ejecute la pena capital (...) Creo en la pena de muerte porque amo
la vida humana (...). '¿Acaso multar a un criminal muestra falta de respeto hacia la propiedad o
encarcelarlo hacia la libertad personal?', escribió John Stuart Mill. 'Mostramos nuestro respeto a ésta
(la vida) por la adopción de una norma que establece que aquel que viola ese derecho de otro pierde
ese derecho para sí mismo', añadió.
Y estoy a favor de la pena de muerte en un sentido laico, al margen de creencias religiosas u
opiniones clericales. La apruebo abiertamente porque me gusta polemizar contra el discurso
'políticamente correcto' y castrante a nivel intelectual de la izquierda y de la Iglesia. Ambas
organizaciones olvidan que sus matrices deben de haber sido las que más han matado en la historia.
(Como buen liberal, legalizaría de inmediato el matrimonio gay, las drogas, los sindicatos de
prostitutas y la eutanasia)".

Ver el siguiente vídeo: “El Quinto Mandamiento de la Ley de Dios”


http://www.youtube.com/watch?v=MMvdozEUKIc

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FG
PROGRAMA DE
FORMACIÓN GENERAL

IV- ACTIVIDAD DE APLICACIÒN

Explica argumentos a favor y en contra del respeto al derecho a la vida en situaciones


como el aborto, la eutanasia, la pena de muerte, etc.

IV.- BIBLIOGRAFÍA
 Herrera, F. J. (1999). El derecho a la vida y el aborto. Universidad del Rosario.
 Iturri, R. R. (1997). El derecho a amar y el derecho a morir: entre la vida y la muerte. Fondo
Editorial PUCP.
 Juristas, C. A. de. (1999). Protección de los derechos humanos. Universidad del Rosario.
 Pogge, T. (2005). La pobreza en el mundo y los derechos humanos. Editorial Paidós.
 Scola, A. (1999). Qué Es la Vida: La Bioética a Debate. Encuentro.
 Usera, R. C. (2006). El derecho a la integridad personal. Lex Nova.
 YouTube - El Quinto Mandamiento de la Ley de Dios. (s.d.). . Recuperado Mayo 12, 2011, a partir
de http://www.youtube.com/watch?v=MMvdozEUKIc

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