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Filosofía Árabe y Judía
Filosofía Árabe y Judía
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FILOSOFÍA CRISTIANA, ISLÁMICA Y JUDÍA, SIGLOS XI-XIII
X - XI AVICENA, 980-1037.
Distinción de la esencia y la
existencia. Ente necesario y
ente posible.
AVICEBRÓN, 1020-1070.
Fuente de vida.
Eternidad del mundo.
Forma cósmica universal.
Emanatismo.
ALGAZEL, 1058-1111.
Tahafut al-falasifa =
Destrucción de los filósofos
1085: Reconquista
de Toledo. Escuela
de traductores.
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LA FILOSOFÍA ÁRABE ORIENTAL
AL-KINDÍ (796-866)
Primer filósofo árabe aristotélico. Vivió en Bagdad y en Basora. Protegido por los califas
abasíes. Se ocupa de teología racional, subrayando la trascendencia de Dios sobre el
mundo; afirma los atributos negativos. Demostración de la existencia de Dios a partir de
las criaturas. Distingue cuatro entendimientos. El mundo sublunar es regido por uno de
éstos: la inteligencia de la última esfera. El entendimiento posible es parte del alma
individual de cada hombre.
AL-FARABÍ (870-950)
Oriundo del Turquestán persa. Estudió en Bagdad. Vivió en Alepo y en Damasco. Lo más
importante de su legado es su concepto de ser necesario. En los seres contingentes, la
existencia es algo accidental. Ejerció gran influencia sobre el pensamiento de Avicena.
Avicena “nos dice que leyó la Metafísica de Aristóteles cuarenta veces, hasta
saberla de memoria, sin conseguir comprenderla; logró entenderla, finalmente,
gracias a los escritos de Al-Farabi. Con esta insistencia por la comprensión de un
texto, Avicena nos demuestra que el filósofo no puede limitarse a husmear y
olisquear por los pensamientos ajenos, sino que hay que acampar dentro de ellos
para poder descubrir el dinamismo profundo que los sustenta y los anima. Fue un
viajero y un estudiante infatigable. Hombre vital y apasionado de la vida, que
trató de disfrutar hasta el fondo, no obstante su gran espíritu religioso. A pesar de
dedicarse a la práctica de la medicina y al estudio de la filosofía, se dijo de él que
«sus escritos de filosofía no le enseñaron el arte de vivir bien, como tampoco los
de la medicina le ayudaron a vivir mucho»”, Merino, p. 144.
DOCTRINA
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-Lo primero que conoce el entendimiento es el ente. La metafísica es la ciencia del ente
en cuanto ente.
-La esencia, en cuanto contenido inteligible unitario, es indiferente a la singularidad o la
universalidad abstracta. “La universalidad la adquieren las esencias como un accidente
por estar en el entendimiento, igual que la esencia que está en los concretos singulares
adquiere el de la singularidad. La universalidad, objeto de estudio de la Lógica, no es, por
tanto, conocida directamente, sino por un acto de reflexión”, Forment, p. 155.
-Esencia y existencia. Esencia y existencia son realidades diferentes.
-Ente necesario y ente posible. La existencia permite distinguir entre ente necesario y
ente posible. En Dios se da la identidad de esencia y existencia. En los entes posibles, la
existencia es un predicado accidental, no un predicado esencial. El análisis del concepto
de ente posible reclama la existencia de Dios, ente necesario.
-Emanatismo del universo, en vez de creación. “Del acto simplicísimo de
autoconocimiento del ente necesario procede el primer ente emanado, la primera
Inteligencia, que es también necesaria, por proceder directamente de Dios”, Forment, p.
158. Continuando el proceso de emanación, se constituye un universo escalonado, que
llega hasta el mundo terrestre. La emanación es eterna. Dios no tiene prioridad temporal
sobre las criaturas.
-Entendimiento agente. La última emanación inteligible es el entendimiento agente:
produce las formas del mundo material y es el principio del conocimiento intelectual
humano.
-Materia y forma. “La materia del mundo terrestre es puramente potencial, no tiene
ninguna realidad, su ser le viene de la forma. Es eterna igual que el movimiento.” El ser
del mundo terrestre le viene de la forma. La materia y el movimiento son eternos.
-Dualismo antropológico. El alma es una sustancia espiritual, capaz de autoconciencia.
Accidentalmente anima a un cuerpo. Avicena negaba la inmortalidad del alma individual.
-Valoración. Comenta Saranyana que la síntesis creada por Avicena fue original, y
siempre estuvo en concordancia con las creencias religiosas musulmanas. Heinzmann,
por su parte, señala que Avicena representa una teología liberal, que se fue distanciando
de la ortodoxia islámica. Forment, por su parte, nos dice: “Avicena no es un teólogo ni
tampoco un hombre religioso, es un filósofo completamente racionalista, científico y
político”.
INFLUJO
Avicena tuvo un influjo extraordinario en el Islam posterior.
En el siglo XII se tradujeron algunas de sus obras al latín. Ello permitió que la filosofía
de Aristóteles cobrara más presencia en Occidente, aunque la versión aristotélica de
Avicena estuviera fuertemente influenciada por el neoplatonismo.
En la escolástica cristiana, fue muy citado por Santo Tomás y algunas ideas avicenianas
sirvieron de inspiración para el sistema de Duns Escoto.
“El sistema aviceniano, que fundamenta toda la multiplicidad de la realidad en un
emanatismo inteligible, contribuyó, en el mundo cristiano occidental, al conocimiento de
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Aristóteles, especialmente su concepción y división de la filosofía. Además les transmitió
dos problemas decisivos para la filosofía: la cuestión del sentido y la distinción de la
esencia y la existencia, y la del entendimiento agente”, Forment, p. 160.
ALGAZEL (1058-1111)
Nativo de Persia oriental, estudió en diversas ciudades. Se desengañó del kalam (la
primera modalidad que adoptó la teología islámica) y del aristotelismo y se refugió en la
fe. Se inició en el sufismo (una corriente mística del islam). Fue profesor en Bagdad.
Algazel representa la reacción religiosa musulmana contra la filosofía. Sus críticas están
al servicio de la religión. Sus ataques contribuyeron a la desaparición de la filosofía
musulmana oriental. (ver Forment, pp. 160-161)
Escritos: Maqasid al-falasifa (Las tendencias de los filósofos), Tahafut al-falasifa
(Destrucción de los filósofos). Su principal aportación es la obra Restauración de los
conocimientos religiosos. Es autor de numerosas obras espirituales.
DOCTRINA
-Algazel defiende la absoluta omnipotencia y libertad de Dios.
-Dios ha creado el mundo libremente, en el tiempo y como ha querido.
ESCRITOS
Escribió tratados teológicos, filosóficos, jurídicos y científicos. Los originales árabes de
muchas de sus obras se han perdido, conservándose en traducción latina.
• El lugar central de la producción filosófica de Averroes lo ocupan los
Comentarios a Aristóteles, que se dividen en menores, medios y grandes.
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• Tahafut al tahafut (Destrucción de la destrucción) es un escrito en contra de obra
Destrucción de los filósofos de Algazel. Se propone mostrar que religión y
filosofía buscan la misma verdad, aunque por caminos distintos.
• La Doctrina decisiva sobre la armonía entre la ciencia y la revelación se ocupa
de las relaciones entre la filosofía y la religión.
• El “Colliget” o Libro sobre las generalidades de la medicina ocupa un lugar
importante en la historia de la medicina.
DOCTRINA
-La filosofía es el saber superior. La filosofía verdadera está en Aristóteles. El objeto de
estudio de la Metafísica es lo divino. La Física demuestra la existencia de lo divino.
-Hay una única verdad. Esta verdad puede ser conocida y expresada en tres niveles
diferentes, jerarquizados y armónicos entre sí:
-El Corán habla a todos, según sus respectivos grados de exigencia. La interpretación del
Corán es función del filósofo. Teología y fe se subordinan a la filosofía.
-Averroes no profesa la doctrina de la “doble verdad”, que defendieron posteriormente los
averroístas latinos.
-Sólo Dios es acto puro, sin mezcla de potencia.
o -Dios ha creado el mundo desde toda la eternidad.
o -La creación es una emanación eterna y necesaria de Dios.
o -El mundo y el movimiento son eternos.
-Dios actúa a través de una jerarquía de inteligencias. El miembro inferior de la jerarquía
es el entendimiento agente. Éste mueve la luna y capacita al hombre para el pensamiento
en acto. El individuo humano recibe pasivamente lo inteligible en un entendimiento
perecedero. El entendimiento agente es universal y pervive como entendimiento
universal. No hay inmortalidad personal.
-El sistema de Averroes afirma la necesidad universal, comprometiendo la libertad
humana.
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“Con Averroes el pensamiento musulmán español alcanza su máxima cumbre, entrando
en seguida en rápida decadencia. Averroes no tuvo continuadores en el Islam […] La
prolongación del averroísmo hay que buscarla en la corriente que se desarrolla en los
siglos XIII-XV, en la que, más bien que una continuación auténtica del pensamiento del
gran filósofo cordobés, hay que ver quizá un pretexto para amparar bajo su nombre
doctrinas en que Averroes no pensó jamás.” Fraile, II, 2º., p. 91.
LA CÁBALA
“Los judíos trataron de desarrollar una filosofía independiente por el estudio
especulativo de la revelación. Esas especulaciones fueron llamadas «cábalas»
(= tradición), pues se las daba por revelaciones divinas que se habían transmitido
por tradición,” Fischl, p. 167. Se activó de este modo un modo de especulación
mística, que da por seguro que “nuestra alma procede inmediatamente de Dios,
existía ya antes de unirse con el cuerpo, descendió luego del cielo supremo a este
mundo a fin de purificarse por constantes reencarnaciones, y volverá finalmente a
Dios”, Id. ib. Se han rastreado influjos de la Cábala en diversos autores cristianos.
Pertenecen a la tradición de la Cábala las obras:
• Jezira (Creación), escrita alrededor del año 900.
• Zohar o Sohar (Resplandor).
Representa el punto culminante de la Cábala. El libro fue escrito por Moisés de
León (m. 1305), pero inspirándose en doctrinas anteriores.
Con esta obra, “se extinguió la fuerza especulativa y se inició una mística
supersticiosa de las letras, en que se identifica el nombre de Dios y de los ángeles
con valores numéricos y por el cambio de las letras (números), se pretendía lograr
nuevos conocimientos, cambiar las leyes de la naturaleza y obrar milagros. Se
empleaban misteriosas fórmulas de conjuro, se usaban amuletos y se buscó
también el refugio de la astrología”, Id., p. 168.
A la mística inspirada en la Cábala pertenece el concepto del golem, ver Rosario
Candelier, La pasión inmortal, p. 221.
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DOCTRINA
ESCRITOS
Escribió obras científicas, teológicas y filosóficas, mayormente en árabe. Su obra
principal es Guía de perplejos, o Guía de descarriados (en latín: Dux perplexorum). “Los
«perplejos» son los creyentes, que por tener representaciones antropomórficas de sus
creencias no logran armonizar su fe con la filosofía. La obra puede entenderse como una
reacción ante la posición antifilosófica de judíos como Yehudá Ha-Leví”, Forment, p.
183. En la introducción de su Guía, Maimónides dice:
«Este tratado […] tiene por objeto ilustrar al hombre religioso que cree con
sinceridad en la verdad de nuestra Ley, que es perfecto en su religión y costumbres y que,
habiéndolo atraído y guiado la razón humana a sus dominios está desorientado por el
sentido exterior de las palabras de la Ley y por lo que siempre ha entendido o se le ha
dado entender sobre los nombres homónimos, metafóricos o anfibológicos [que se
encuentran en los libros proféticos], lo cual le trae agitado y perplejo. ¿Se dejará guiar
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por su razón, rechazando lo que le han enseñado sobre esos nombres? Entonces creerá
que ha rechazado los fundamentos de la fe. ¿Se atendrá a la idea superficial que tiene
formada, sin dejarse llevar por la razón? Habrá vuelto la espalda a la razón y alejándose
de ella, sin dejar de reconocer que su religión ha sufrido daño y detrimento, y
persistiendo en aquellas imaginarias opiniones, se sentirá inquieto y oprimido, de modo
que su corazón no dejará de sufrir dolor y turbación violenta. / Otro fin tiene también este
tratado: explicar las oscuras alegorías que se encuentran en los libros proféticos […]. / No
digo que este tratado vaya a quitar toda duda al que lo entienda; pero sí aclarará la
mayoría y las más graves de las oscuridades. » Guía de descarriados, Introducción, en
Fernández, I, pp. 727-728.
DOCTRINA DE MAIMÓNIDES
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LECTURAS
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corpus de materiales apócrifos, recopilados en torno a los escritos coránicos en los siglos
posteriores a la muerte de Mahoma.
El auténtico comienzo de la filosofía islámica puede remitirse a la emergencia de un
problema que ocupará un lugar preeminente en la Edad Media europea. Me refiero a la
reconciliación de las categorías filosóficas griegas y la disciplina de la razón con el
dogma religioso. El Corán está escrito en un estilo aforístico y metafórico, que deja
abierto un gran espacio a lecturas diversas y contrapuestas. En términos generales, las
declaraciones de la religión revelada se aceptan como datos firmes, pues aparecen en
textos inmutables. La filosofía griega suministra los instrumentos para la interpretación y
la exégesis.
Desde entonces hasta hoy, las actitudes filosóficas en el mundo islámico parecen
polarizadas en torno a dos actitudes contrapuestas hacia los estudios exegéticos y críticos.
Por un lado, quienes dan la bienvenida al reino de la razón como piedra de toque para la
fe. Por otro lado, los muchos que se oponen a todo lo que sea una lectura literalista de los
textos consagrados. Dado que el lenguaje del Corán es sumamente metafórico y
antropomórfico, ninguna de las partes se halla en condiciones de ofrecer una
interpretación definitiva, capaz de liquidar el asunto de una vez por todas. La doctrina
coránica es un austero monoteísmo. El esfuerzo por dotarla de fundamento con la ayuda
de los poderes de la razón da pie a acusaciones de herejía. La voluntad de tomar en su
literalidad las manifestaciones metafóricas y aforísticas se presta a acusaciones de
ignorancia y superstición. Esta polarización latente en el pensamiento islámico jamás ha
llegado a resolverse. Sus ecos se dejan sentir hasta nuestros días.
[…] El Corán como texto sagrado, junto con los compendios doctrinales posteriores, las
Tradiciones del Profeta [los textos integrantes de la sunna o zuna], conforman un eje
firme en torno al cual han girado las discusiones de los temas problemáticos: emanación,
libre albedrío y salvación. Las palabras no se ponían en duda, pero las interpretaciones de
las mismas dio pie a debates interminables.” Harré, Mil años de filosofía, pp. 142-143.
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TEXTOS DE AUTORES ÁRABES
AVICENA.
Percepción del ser y de sí misma por el alma
a) Reflexiona sobre ti mismo y examina si, hallándote bien, normal y aun en
algunos otros estados, cuando captas las cosas con una inteligencia sana, no te percatas de
la existencia de ti mismo y no la afirmas. Yo no creo que escape eso a un atento
observador. Aun en el que duerme, en su sueño, y en el embriagado, en su embriaguez, el
fondo de sí mismo no se le escapa, si bien su representación no le está constantemente
presente en su memoria.
Y si tu imaginases que tu persona fue creada desde el principio dotada de una
inteligencia y una disposición sanas, y si se la supone en un conjunto de situación y
disposición tales, que no fuesen vistas las partes de que consta y sus miembros no se
tocasen, sino que estuviesen separados y suspendidos un instante en el aire, tú la
encontrarías, sin percatarte de todas las cosas, excepto de la certeza de la existencia.
b) ¿Por qué te percibes a ti mismo en este momento lo mismo que antes y
después? ¿Qué es lo que en ti tiene esa percepción? ¿Ves tú a eso que percibe como si
fuese uno de sus cinco sentidos que perciben por intuición, o bien como tu inteligencia y
una facultad diversa de tus sentidos y análoga a ellos? Si es tu inteligencia y una facultad
diversa de tus sentidos, por la cual tú percibes, ¿percibes entonces por intermediario, o
sin intermediario? Yo no creo que en ese momento necesites de un intermediario. No lo
hay. No queda, pues, sino que te percibes a ti mismo sin que precises otra facultad, sin un
intermediario.
Libro de los teoremas y avisos, Fernández I, pp. 619-620.
AVICENA.
Sobre el entendimiento agente
La sustancia que recibe la impresión de los inteligibles, como vamos a
demostrarlo, es incorporal e indivisible. No hay, pues, en ella nada semejante a un libre
administrador, ni a un tesoro. Tampoco conviene que ella misma sea como su libre
administrador, mientras que alguna parte del cuerpo o alguna de sus facultades vendría a
ser como un tesoro, porque los inteligibles no se imprimen en un cuerpo.
No queda, pues, sino admitir que hay una cosa extrínseca a nuestra sustancia, en
la cual se hallan las formas inteligibles mismas, porque es una sustancia intelectual en
acto de tal índole, que, cuando se produce una cierta unión entre nuestras almas y ella, se
imprimen en nuestras almas las formas intelectuales apropiadas, por esa preparación
particular, a juicios que le son propios. Y cuando el alma se aleja de esa sustancia
intelectual [para volverse] hacia la que le acerca al mundo corporal, o hacia otra forma, se
borra la semejanza que tenía en un principio como si el espejo por el cual el alma miraba
hacia el lado de esta santidad la hubiese desviado hacia el lado de los sentidos o hacia
alguna otra cosa santa. Y eso no pertenecerá de nuevo al alma sino cuando adquiere el
hábito de la unión.
Libro de los teoremas y avisos, Fernández I, pp. 621-622.
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AVICENA.
Las causas de la quididad difieren de las causas de la existencia
La cosa puede ser causada con respecto a su quididad y a su realidad esencial, y
puede serlo en su existencia. Puedes considerar eso en el ejemplo del triángulo: su
realidad esencial depende de la superficie y de la línea que forma su contorno; las dos le
constituyen en cuanto que es triángulo y posee la verdad de la triangularidad como sus
dos causas, material y formal. Pero desde el punto de vista de su existencia, depende
todavía con toda certeza de otra causa, que no es ninguna de ésas. No es una causa que
constituya su triangularidad y que forme parte de su definición, sino que es la causa
eficiente.
Libro de los teoremas y avisos, Fernández I, p. 624.
ALGAZEL.
Intervención de Dios en las leyes de la naturaleza
Concedemos de buen grado que el fuego ha sido creado con tal natural condición,
que cuando dos algodones semejantes se ponen en contacto con él, a ambos los quema
igualmente, sin diferencia, si es que los dos algodones son perfectamente y en todo
semejantes. Mas, a pesar de esto, creemos posible que caiga una persona en el fuego y no
se queme; y esto, ya por alterarse la natural condición del fuego, ya por variar la
propiedad de natural de la persona. Es decir, creemos posible que Dios o los ángeles
produzcan en el fuego una nueva propiedad que aminore en su sustancia el calórico hasta
tal punto, que éste no pase al cuerpo de la persona; pero que, no obstante, permanezca en
el fuego su calórico propio, es decir, que la esencia del fuego no pierda su quididad,
aunque no llegue el calor a producir sus efectos en el cuerpo de la persona. O también
creemos posible que Dios engendre en el cuerpo de la persona una propiedad tal que, sin
dejar de ser dicho cuerpo un compuesto de carne y huesos, estorbe o impida la influencia
o impresión del fuego. Vemos, en efecto, que si uno se frota con talco, aunque luego se
siente sobre un horno ardiendo, no experimenta los efectos del fuego.
Ahora bien, todo el que no haya presenciado un espectáculo semejante, lo negará.
Pues el negar el adversario que sea posible la existencia de alguna propiedad en el fuego
o en el cuerpo, la cual impida la combustión, es igual que negar ese del talco, porque no
se ha presenciado. Entre las infinitas cosas que Dios puede hacer hay muchas
extraordinarias y maravillosas que no hemos visto con nuestros propios ojos en su
totalidad; pero no por esto hemos de negar que sean posibles, ni menos debemos resolver
de plano que sean imposibles.
La destrucción de los filósofos, Cuestión XVII, Fernández, I, p. 682.
AVERROES.
Utilidad de la Metafísica. Explicación de su nombre
La utilidad de esta ciencia es del mismo género que la utilidad de las ciencias
especulativa, según lo declarado en el libro Del Alma, donde se ha dicho que el objeto de
la misma [ciencia metafísica] es procurar la perfección del alma racional, a fin de que el
hombre adquiera su perfección última. Mas aun siendo la utilidad de esta ciencia del
mismo género de la utilidad de las ciencias especulativas, es , sin embargo, más excelente
en dignidad, ya que esta ciencia se toma, con relación a las demás ciencias especulativas,
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como fin y complemento, puesto que, mediante el conocimiento de la misma, se adquiere
el de los seres en sus últimas causas, que es el ideal de la ciencia humana. Además, las
ciencias particulares sólo mediante esta pueden poseerse a la perfección, ya que, según lo
dicho, ella es la que da validez a los principios de las otras a la vez que deshace errores
que en ellas puedan ocurrir.
El lugar de orden [que a esta ciencia corresponde] en la enseñanza es después de
la Física, pues, según hemos visto, se vale, como de fundamento material, de lo
demostrado acerca de la existencia de formas inmateriales. Sin embargo, parece que el
llamarla «Ciencia que está después de la Física» le corresponde por razón del lugar que
ocupa en la enseñanza, pues desde otro punto de vista, es anterior en existencia. Por eso
se la denomina «Ciencia Primera».
Compendio de Metafísica, Beltrán y Sanz, pp. 159-160.
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