Está en la página 1de 2

PENSAMIENTO INDIGENA Y AFROCOLOMBIANA

Juliette Hansart 17.09.2019

ELOGIO DE LA DIFICULTAD

ZULETA

La vida en sociedad siempre ha sido complicada. La vida con "el otro" es a menudo una fuente
de tensión. Este "otro" puede ser el del otro sexo, otra edad, otro color de piel, otra cultura.
Este término muestra que hay una separación entre "yo" y "él", no somos la misma persona. La
medición de la distancia entre las dos personas es extremadamente subjetiva. Puedo
considerar que un "otro" sería alguien que estudia de manera diferente a mí, alguien que tiene
el pelo de un color diferente a mí, o alguien que habla un idioma diferente al mío.

A menudo, este término tiene una connotación peyorativa. Históricamente, en antropología, a


los antropólogos y etnógrafos occidentales les gustaba tomar como objeto de estudio "el otro",
es decir, lo exótico, lo lejano, a menudo percibido como un "salvaje", un "primitivo". Existe, por
supuesto, una connotación de colonialismo, que desgraciadamente está impresa en algunos
discursos, como una tarea indeleble.

Nos gusta distinguirnos de aquel al que llamamos "otro", para marcar nuestra superioridad, y
esto por todos los medios posibles: nuestra ropa, nuestro coche, nuestro teléfono, las palabras
utilizadas, los gestos.... Tenemos que marcar esta diferencia físicamente. Cuando nos
encontramos con el otro, a veces permanecemos fundamentalmente congelados en nuestros
pensamientos. El otro es a veces sinónimo de enemigo. Y este sistema se desarrolla
peligrosamente hasta el punto en que ya no solamente rechaza toda oposición, sino también
toda diferencia. Esso no es una característica exclusiva de ciertas épocas del pasado. Esto sigue
ocurriendo hoy y siempre. Hay un atractivo terrible que poseen las formaciones colectivas:
consiste en que suprimen la indecisión y la duda, la necesidad de pensar por sí mismo, otorgan
a sus miembros una identidad exaltada por participación, separan un interior bueno, el grupo,
y un exterior amenazador. Un amor por lo propio y un odio por lo extraño.

Yo llegué a Bogotá hace un mes y medio, y veo algo curioso: el aspecto de comunidad,
identificación nacional, incluso raza. Cuando estoy en Bélgica, hay tensiones entre distritos en
mi propia ciudad, luego a nivel nacional, entre los llamados valones y los flamencos. Aquí en
Bogotá se está creando una nueva identidad: los que hablan francés. Cada grupo étnico se
reúne entre ellos y habla su idioma, comparte sus sentimientos, valores y hábitos. Frente a esta
observación, me doy cuenta de que siempre recreamos otro, este otro es siempre diferente, lo
que demuestra lo subjetivo y personal que es este pensamiento cerrado.

1
El concepto de respeto es un elemento central de este texto. El respeto es siempre el respeto
a la diferencia. No se puede respetar el pensamiento del otro, tomarlo seriamente en
consideración, someterlo a sus consecuencias, ejercer sobre la una crítica, cuando creemos que
la verdad habla por nuestra boca; porque entonces el pensamiento del otro solo puede ser
error o mala fe. El reto es aplicar un método explicativo y creativo a nuestra postura y a la
opuesta. El reto, pero también lo esencial, es valorar positivamente el respeto y la diferencia
como una cosa que enriquece la vida e impulsa la creación y el pensamiento.

También podría gustarte