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CesT VAs 228 Marcel Velézquez Casto mis importante en una sociedad con instituciones republicanas, son concep- tuadas negativamente ya que los candidatos emplean la fuerza para tomar las mesas electorales y frustrar una eleccién limpia. La victoria de Echenique se consigue gracias a “reunir en un solo cuerpo a todos los vagos, sospechosos, desertores, gentes de mal vivir y de més criminales antecedentes, teniéndo- los a sueldo durante los dias de las elecciones” (91). Las imagenes macabras, complementan esta representaci6n: “Algunos centenares de victimas fueron sacrificadas impunemente, sirviendo el reguero de su sangre para marcar el camino del poder; y sus cadaveres de resbaladizos peldatios para subir el solio Presidencial” (92). La ciudad adquiere un tinte amenazador porque en el espacio piblico se encuentran los ambitos de corrupcién del individuo y de las instituciones sociales. En contraposicidn, el espacio privado, el hogar, aparece como el lugar natural de la raz6n y la moral. No obstante esta visién maniquea del narrador, algunos episodios y el recorrido de ciertos personajes sabotean esta perspecti- vva: en la Lima representada en esta novela la vileza se halla ex1 wodas partes. Las pliblicas casas del vicio son solo reflejos de los vieios privados de la casa; ya no hay salvacién ni pleno consuelo a pesar del final feliz que arruina esta primera exploracién literaria del mal urbano. 5. Herencia (1895): cuerpos, sexualidades y mercancias ‘Aquilino sentia que su deseo de bestia humana ‘se agitaba con férea teracidad pensando cen la bella Camila, probablemente virgen, feesca, nueva para el placer (Chom Maro oe Tune Conforme se acerca el final del siglo, la novela limefia logra articular de for- ‘ma inédita el mercado y el sexo. Un ptiblico consumidor évido de melodra- mas que dinamiza el capitalismo impreso y persigue fascinado la sexualidad representada, Una economia politica de las emociones que contribuye con la consolidacién de sensibilidades burguesas, siempre prestas a desear los objetos Ga ee 1a ciudad novelada 229 que el mercado impone. En esta seccién se analizaré la novela Herencia (1895) de la escritora Clorinda Matto de Tumer. Como es un texto muy conocido y bastante estudiado!™, buscaré una aproximacién oblicua. Partiré de dos escenas novelfsticas anteriores: a) una de Los amigos de Elena (1874), de Fernando Casés, que conrelaciona por contigilidad seméntica la suciedad de la urbe y la prosti- tucién publica; b) otra de Blanca Sol (1889), de Mercedes Cabello, que revela el verdadero objeto de deseo en una sociedad capitalista o cémo la mercancia y su valor de cambio suplantan el valor del cuerpo. Estas dos problematicas ser- vvirén como plataforma para plantear preguntas y establecer correlaciones con la novela de la cuzquefia. En Los amigos de Elena hay un reencuentro entze dos personajes, Alejandro ¥ Aristides, que nos permite conocer mejor los procedimientos de configuracién discursiva de la capital. Ellos se dirigen al centro de la ciudad para comer por la tarde. El recién llegado afirma abiertamente: ‘sabes que tu Lima me parece muy desaseado; mis limpio y mejor policia tenemos en nuestro pueblito de Truji- llo (Cas6s, 1874 Ul: 78). Alejandro intenta defender la capital y afirma: “un poco desaseadas son estas calles, ciertamente, pero las del centro no son asi; ya verés, Lima es muy grande y no ¢s fécil la buena policfa en un gran pueblo; el gas que comienza a colocarse hard ganar mucho a esta capital hermosisima’ (ibid.: 78) Esta réplica demuestra la ambigtiedad de percepciones del persona- je principal, el cual ha asumido parcialmente el discurso modernizador de la época y se siente orgulloso de los adelantos de su ciudad, ademés de ser plenamente consciente de las diferencias estructurales entre Lima y Trujillo. Finalmente, los dos amigos llegan a la Bola de Oro™, hotel y restaurante ubicado en la calle de Mercaderes. Este local situado en el centro mismo de la "9 En sus respectivas ediciones, Antonio Cornejo Pola (1974) y Mary G. Berg (2006) ofrecen certeras sts de ecu, Un ani itera yprofunde se presenta ene capuloVi del iro Ligrmas andinas ‘de Ana Pelt, All se sostiene que esta novela ex mis “contradicts y poliémica que lor modelor ratralisias con ls que vaboj [| El principal corte 0 devio con el atralisme argentino sea en ‘ie oso el deseo de aparase de a iterprtacin boldges ela herenca por medio Gl fans en la Intlencia materna del Snge! del hogar” telfa 2008. 244), "NOEs local ime ya publicitaba sus rervicio en El Comercio del ao de 1848 de la siguiente manera “Desde el domingo 31 habrshelados al medkodi y por la noche co el aia y eamero de conumre™ (El Comercio 2852" i. | ee SS aa 230 Marcel Velézquez Casto HERENCIA Seer uma PORTAOA DE HERENCHA (1895) OF CLORINOA MATTO DE TURNER calle principal del comercio seré configurado como un significante que porta los valores y significados del centro capitalino. Aristides, antes de entrar al hotel, desea observar el movimiento de la ciudad, la circulacin de las gentes, el ruido y bullicio del comercio, la mult ‘ud, en fn, aglomerada en sus veredas, centro del grande movimen +o, Estaba parado contemplando el panorama de Lima, visto de cerca ¥y en sus gentes, cuando una mano muy aromatizada le pas6 por la ‘cara y una vor melosa le decia: —Foranito, xcémo estist Has visto deaverguenza igualt Dijo Aristides a Alejandro, De esto hay mucho aqui, entremos pronto a comer, porque esta es la hora en que comienzan las mujeres pablicas (Il 78-79) En este fragmento tenemos dos aspectos que merecen comentarse. La descripcién cabal de los Aujos de signos (materiales y simbélicos) de una ciudad moderna que se encuentran concentrados en el centro de la capital, pero que estén ausentes en la periferia més cercana. Las palabras “comercio” y “multitud” | ( 1a ciudad novelada 231 remiten a la intensa actividad econémica de una sociedad beneficiada intem- ppestivamente por los recursos del guano y a la masa anénima, en la cual la per- sona individual pierde sentido porque se funde en una colectividad mayor. Sin embargo, el vértigo de la ciudad moderna es un simulacro que se vive en unas cuantas calles, pero que no logra irradiarse por toda la urbe, regida todavia por relaciones tradicionales. En segundo lugar, la prostitucién es también un signo més del dinamismo de la ciudad. No solo sorprende la iniciativa de la mujer y su abierta provocacién, sino su capacidad para identificar al sujeto forineo que facilmente puede caer en sus redes. A diferencia de Trujillo, donde el rit- mo temporal estaba marcado por el tafier de campanas, en Lima la irrupcién de mujeres publicas en las calles establece los segmentos temporales en este pasaje textual. La mirada denigratoria sobre la ciudad de Lima tiene sus matices y est entrelazada con una mirada, si no cémplice, por lo menos tolerante en materia de corrupcién sexual. No hay solamente un discurso censor, sino también una perspectiva del narrador omnisciente que linda con la comprensién afectiva. La descripci6n de la Bola de Oro y su cliencela es sintomética Aquellaclientela gozaba de un privlegio principal, que era lo que ha- cia agradable y encretenido el cuadro social de la “Bola de Oro pues ra permitida, como en todos los hoteles, la entrada por el callején a todas las mujeres publicas, que ali se encontaban con sus concades, ‘ hacian amustades nuevas, yen general diveraan a todos, vendo de tun lado a otro por entre las mesas para que les convidaran una copua, soliccada en térmnos que puede presumir el lector (62). Esta descripcin no tiene juicios de validacion negativos, sino por el con- tratio adopta un tono de celebracién y comprensisn hacia el fendmeno: nétese los adjetivos “agradable* y “entretenido”, Sin embargo, entra en conflicto evi- dente con la calificacisn posterior de “jubileo satanico” que le asigna el narrador en la exposicién de los hechos o la de ‘antro de prosticucién” que le asigna Atis cuerpos populates femeninos que se ofrecen remite no solo a una contiguidad ides al interior de la diégesis, Ademas, la permeabilidad del local a los fisica entre el Iujoso hotel y el pobre callejsn, sino a una modernidad que se : / : ' : | eT eee eee er eer ere 292 Marcel Velazquez Casto funda en politicas sexvales tradicionales que empleaban el cuerpo subalterno ‘como divertimento para los varones de la élite. Por otra parte, no debe obviarse que el sentido completo del pérrafo se alcanza por la competencia asignada al lector: el texto configura un nazratario que conoce plenamente estas escenas, esto es, un conocedor de las seducciones de la ciudad y del cuerpo y habla de las prostitutas. Desde estos breves pasajes de la extensa novela de Casés pueden plan- tearse dos preguntas: ssolo cabe censura moral o comprensién afectiva ante la irrupcién de la prostituta en el discurso novelistico’; spor qué se correlaciona cen este discurso la suciedad urbana y el callején con el mal moral de la prosti- tuciéné En Blanca Sol (1889), de Mercedes Cabello, hay una escena que mezcla medio verdades y sentidos falsos sobre un cuerpo femenino que aparentemente se muestra, Aunque el narrador omnisciente impone su explicacién sobre el sentido comtin general, el fragmento conserva una complejidad y polisemia dignas de anslisis Decian que Blanca al bajar del coche o al subir el peldaito de una es- calera se levantaba con garbo y lisura el vestido para lui el diminuto pie, y mas ain la tomeada panorila,|Mential Blanca se levantaba cl vestido para lucir las scat botas de cabs, que por aquellaépoca costaban muy caro, y solo las usaban las jévenes ala moda dela mis refinada elegancia. Gustaba més exeitarla envidia de las mujeres con sus botas de abrochadores con ealados, traidas directamente de Paris, {que atraer las miradas de los hombres con sus enanos pies y robustas pantorilas (Cabello 1889: 6. Sara Porcheron" ha reparado en esta escena, pero la ha estudiado como un ejemplo del cuidado de las apariencias y del ejercicio de la moda como una forma de afirmacién de la subjetividad femenina en contraposicién a la mirada ‘masculina sobre la mujer como presa facil. Nos interesa explorar otra linea in- terpretativa: el personaje principal posee un saber que los otros fingen no cono- 12 Cir Sarah Percheron, “Ua cudad de np reins: Repréventton de Lima dan a presse eles romans ‘Rewnins (1883-1895) te neta de Macs, Pais, Uniert Sorbonne Nouvelle Pals 3, 2013 la cluded novelada 233 cer. El verdadero objeto de deseo en una sociedad capitalista ya no es el cuerpo y su promesa de seducci6n y placer, sino el objeto que tiene un alto valor de cambio en el mercado. Lo que excita el deseo de la mirada no son los pies 0 las, piemas de la mujer, sino las “ricas botas de cabritila” y el personaje principal disfruta de este conocimiento que esté velado ideol6gicamente a la mayoria; ella es mirada por las mujeres en tanto portadora del capital simbélico més rele- vvante en las relaciones sociales de una sociedad modema. Esta escena marca el final de los anticipos de la tapada dilapidadora, el gasto incesante se materializa en un objeto que condensa trabajo humano, insumos animales y produccién in- dustrial: la fiesta del capitalismo en todo su esplendor. Asimismo, cabe sefialar la diferencia entre las percepciones de los géneros; el ojo de la mujer —como siempre en la historia de las imAgenes de Lima— goza de mayor perspicacia y dirige su mirada hacia el objeto que encama los valores del capitalismo; el ojo masculino todavia se regodea en las formas del cuerpo. De acuerdo con esta representacién desidealizada de la mujer que ter- mina convertida en mero soporte material para las mercaderias que porta se pueden formular las siguientes preguntas: geste personaje en tanto mujer (i- ‘meiia) seducida por el lujo y la apariencia forma parte de la tradicién anterior propia de la tapada o caracteriza una imagen perversa del progreso que fractura las politicas de representaciéné; seémo transforma la légica de la mercancia capitalista la igaz6n entre cuerpo femenino y deseo sexualt Las cuatzo preguntas anteriores guiardn nuestra aproximacién a Heren- ia de Clorinda Matto que en el marco del naturalismo latinoamericano y sus ‘mecanismos de anudar sexo y capital debe leerse conjuntamente con las nove- las Sin rumbo (1885) y En la sangre (1887) del argentino Eduardo Cambaceres y Santa (1903) del mexicano Federico Gamboa, En el primer capitulo de Herencia, dos personajes, Margarita y Lucia, recorren los almacenes de la ciudad para comprar ropa adecuada para una fiesta ala que deben asistit. Esta escena primordial del capitalismo permite que el na- rrador omnisciente establezca mediante digresiones valorativas una diferencia entre la mayorfa de las mujeres limefias y sus personajes. Las primeras quedan *narcotizadas” ante los productos importados y los compran a costa del “ayuno eee ee ss oo ae Fall LAS 234 Marcel Velazques Castro del estémago"; se alimentan de mercancias porque estas les permiten ostentar una posicién social que no tienen. En contraposic! n, sus personajes se someten al juego del consumo y la apariencia “porque es necesario’, pero su elevada po- sicion econémica y sobre todo su virtud moral les permite comprender que el valor del sujeto no reside en sus prendas exteriores. Esta visién dicot6mica del texto se ve saboteada cuando se narra que las mujeres virtuosas se configuran como mercancia para la mirada masculina, “buenas liminas’, “bellezas nuevas en el mereado del amor’. Aunque ellas escapan a la fantasia ideolégica del mer- cado, quedan encerradas como potenciales mercancfas en el mercado del deseo amoroso-sexual La Lima de este capitulo oftece una imagen del frenético movimiento de diversos grupos sociales que consumen y gastan dinero sin cesar. Toda la ciudad es un gran almacén donde se compra cualquier cosa, y les objetos y los cuerpos que se exhiben en la vitrina urbana reflejan el deseo insaciable del consumo. Existe una diferencia de género en el recorrido de los circuitos urbanos: la mujer compra, el vardn bebe; la mujer busca engalanar el cuerpo, el varén excitar los sentidos. Como en las novelas de Emile Zola, los obreros gastan su jomal en. bebidas alcoholicas en “figones democréticos”; los caballeros beben en *taber- nas aristocraticas”: diferenciados socialmente, pero unidos como engranaje de la misma maquinaria econémica. Sin embargo, hay una articulacién ineergené- rica; las mujeres adquieren productos para incrementar sus posibilidades de ser “compradas" por el sujeto masculino. En consecuencia, el narrador explica que se “venden objetos de fantasia femenina como venenos para el paladar mascu- lino* (Matto de Turner 2006: 9), En un pasaje litico que quiebra la representacién realista de la diégesis, el narrador emplea varios similes pata describir los colores del crepusculo que rellejan sus “rayos candentes en los cristales de los balcones" y se extienden sobre la ciudad como “un verdadero incendio", Paralelamente, los olores del mar invaden la ciudad junto con parvadas de golondrinas. Este despliegue de sensaciones cromaticas, olfativas y sonoras confluye hacia el lugar urbano tra- dicional de la mujer. El balcén como espacio de mediacién entre lo puiblico y lo privado, como lugar para mirar y ser mirada, El texto establece por contiguidad a cluded novelada 235, [CALE OF ESPADEKOS ¥ MERCADERES En ed aad, 102 p 1240 abl! 1889, seméntica una relacién entre las mujeres y las golondrinas que juegan y se bur- lan de la mulsitud y acercan sus *cuerpecillos al hombre y mofiindose de él" se ‘levana los alares, es decir coquetean y conducen la mirada masculina hacia su verdadero objeto de deseo. La figura de la mujer ya no es la tapada, pero el jue go de mostrar y ocultar no ha desaparecido pues ella se halla enmarcada en una celosia entreabierta y que solo deja ver la mitad del ‘alegre rostro de una limenia de ojos relampagueantes con la inconsciente lujuria del clima’ (ibid. 8) Este pasaje establece un haz de relaciones antagénicas y complementa- rias entre los elementos de la naturaleza y algunos factores urbanisticos™; sin embargo, lo mas relevante es que en el centro de dichas articulaciones aparece Ja mujer. Ella es la cifra del clima y de la ciudad limefios, el soporte material de la atmésfera y el motor invisible de la urbe. La vieja analogia entre la ciudad y la limefia reaparece en la mitad de un. paisaje moderno y determinado porel comercio, la circulacién masiva de petso- nas en las calles y la presencia del ferrocarril urbano, como signo de los avances "22 Mlato complements eta decripciba de cepiscul neo con un setae del amanecer meso ($7 y 2) que tut personajes represen con cS gororenalae NS SN nnn eo 2x6 Marcel Velinquez Caso tecnolégicos. Esta antigua figura de la limeBa adquiere una nueva funcién en la urbe capitalista: comprar mercancias y ser ella misma un bien que se cotiza en el mercado de los deseos amorosos-sexuales. “Lima, la engrefda sultana de Sud-América” ha dejado de ser una ciudad sucia y con dificultades para circular; por el contrario, se destace la facilidad con que se movilizan los personajes y que el centro de la capital se ha convertido en el corazén del movimiento mercantil. El valer social y la teputacién quedan vinculados a lo que se puede comprar y ostentar. Por ello, la mirada se aguza y se juzga constantemente al otro. Las marcas comerciales que se nombran varias veces en todo el relato (Backus, Atkinson, Preville, etc.) adquieren una concre- ‘cién material destinada a crear la ilusi6n de la singularizaci6n de la mercancia. Paradéjicamente, mientras los seres humanos se funden en la masa anénima y sus acciones se explican por fundamentos ajenos a su voluntad y racionalidad (clima y herencia), las cosas que se venden y se compran tienen nombres pro- pios cada vez més relevantes pata los sentidos de la ciudad. Por ello, adquirirlos es recuperar—ilusoriamente— concrecién y singularidad entre las personas, La cludad novelada 237 ‘Matto pretende “modificar el legado biolégico a través del efecto mol- deante de un ambiente hogarefio regido por la figura de la madre republica- na” (Peluffo 2005: 221). En ese marco, las distinciones entre el amor puro y la sexualidad desbocada como conductas sociales de las dos j6venes protagonis- tas, Margarita y Camila, contribuyen con el designio de la novela. En la titima, el deseo sexual que inspira depende de elementos externos (dinero, vestidos), pero su erotismo se formaliza en la piel; en a primera, el amor se fija en a in- terioridad de la persona (virtud) y se formaliza en el coraz6n. Sin embargo, hay zonas grises y desplazamientos entre ambos campos, Cuando Margarita baila su primer vals con Emesto Casa-Alta, el roce de los cuerpos le genera estreme- cimientos desconocidos y contactos extrafios que “turban la casta soledad de la virgen" (Matto de Turner 2006: 87). En el discurso novelistico, las descripciones sexuales se encuentran inti- mamente asociadas a las innovaciones tecnol6gicas decimonénicas. El narrador emplea un lenguaje que fusiona el movimiento eléctrico y Ia intensidad de la ‘energia pata simbolizar el deseo sexual. Por ejemplo, en la escena en la que el italiano Aquilino Merlo, administrador de una pulperfa y persona sin mayor educacién, se abalanza sobre el cuerpo de Camila y la estrecha fuertemente, el narrador describe lo ocurrido en el cuerpo de ella ast: “despertando en sus sen- tidos sensaciones y deseos que no podria nombrar, pero que sacudian su orga- rismo con el poder de una pila de Volta” (ibd. 50). En otros pasajes se alude al “vapor” y al acto de “galvanizar” como formalizaciones de la sexualidad usando el lenguaje de la ciencia™. Por otra parte, Fernando Marin emplea esta figura: "E] amor es como la electricidad que fulmina el rayo" (75). Laura Otis (2002) sostiene que desde la década de 1860, la electricidad oftecié a los cientificos ya los escritores tun nuevo camino para describir Ia energia del cuerpo. El encuentro sexual de Camila y Aquilino en el capitulo XXXII se prepa- ra mediante una serie de anticipaciones discursivas: “la atmésfera cargada de TD Recotrdave que une dels emblemas dels avances clentica del XI fue o barco a vapor y ave tu epee os eTunionomens tt sca newton Gl horde spr ogee Seay ‘eericerEnsu explicate, lor nenvioe conducen descargas lcercas aca Ios miscutos en todas 9s ( ; ' ' ee mA KO A et 298 Marcel Velizquoz Casto aquellas sales afrodisfacas que predisponen el organismo a la sensualidad” (63); “el sistema nervioso [de Camila) crujfa con sacudidas idénticas al des- madejarse un rollo de alambre” (108). El texto expresa el temor criollo al in- migrante pobre por medio de la deshumanizacién de Aquilino, juzgado ast cuando ingresa furtivamente a la casa: “un bulto’, “ojos fosforescentes”, “el aliento con ese olor peculiar a pescado”, “se encogié como el tigre que se pone ‘en acecho para saltar sobre la presa” (125). Adicionalmente esta transforma- in adopta tambiér las metéforas de la ciencia ya que él despide “por los ojos azules una luz plateada como la eléctrica” y su beso ardiente se compara con la “fuerza de Volta que, deprimida en la nube, busca la tierra; en ella se pre~ cipita y en ella estalla” (125-126), El hombre-bestia es también energia pura, luz cegadora que no deja ver ni actuar racionalmente. La narracién del mismo acto sexual se elide y se desplaze por una sesuda y metaférica reflexién sobre las formas del deseo y del placer masculino y femenino. Nunca una novela se habia atrevido a tanto. ‘Por qué puede ser Camila seducida con tanta facilidadé Porque es hija de una familia aristocrética que encama los males criollos, pero sobre todo por Ia ley de la herencia, “ley fatal de transmisiones de sangre que se cumple en las, familias” (104). Ninguno de los dos cuerpos que se juntaron en el éxtasis sexual actué libremente. Ella solo repetia la trayectoria de la madre estimulada por el lima limefio; él formalizaba su carécter ancestral de ser instintivo y sin control, barbaro bachiche Por otro lado, en la representacién de la prostituta, la obra de Matto innova y desafia abiertamente a la sociedad limefia, pero queda atrapada en tuna explicacién determinista del problema. Vamos a analizar un pasaje y a trayectoria del personaje Espiritu Cadenas. Después de la festa en casa de los Aguilera y mientras toma una taza de café con Fernando Marin, Emesto inicia una comparaci6n silenciosa con otros finales de festa. Esta digresién lo conduce hacia las prostitutas, Se trata de una visién tradicional que las percibe como seres que satisfacen los excesos y “ca laveradas de juventud* de los varones pudientes limefios. Ellas ¢e ubican “hacia los barrios de Abajo el Puente, a orillas del rfo, donde esas infelices sellan con el Lachudad novelads 289 vino de la orgia, la ignominia de su sexo; pobres mujeres muertas para el amor [..J muertas casi para el mundo, cuyo fantasma acaricia el vicio con el bautismo de sangre que comenz6 por llamarse Necesidad” (59). El personaje Ernesto ha frecuentado a las prostitutas y las evoca con sus nombres de batalla: “Mariqui- ta, la forbo, Eudosia, la garbo alto, Sara, la flor menuda, Cecilia, la esperanzada® (69). Como ocurre en toda novela naturalista,ellas son victimas de la sociedad yllevan sobre el pecho ‘el aflado pufal dela sociedad, hundido hasta el cabo" (69). Sin embargo, el texto supera esta visiGn y denuncia que las verdaderas, mujeres viciosas son las otras, las sicas envueltas en sedas y terciopelo, Se cierra esta evocacién del personaje con una explicacién determinista que frustra la visién modema del problema, pues se atribuye al clima de Lima la capacidad de avivar la imaginacién para la lujuria. Este movimiento en el proceso de significacién narrativa se repite va~ rias veces. Emerge una visin modema que posibilita una lectura licida de las relaciones sociales representadas, pero abruptamente el texto se refugia en ex- plicaciones deterministas 0 en el discurso médico y cientifico de la época que impiden desplegar plenamente el impulso modemnista y su constante transfor- maci6n ¢ inestabilidad del conocimiento, Desde sti nombre, Espiritu Cadenas produce significados. Mujer popu- lar y afrodescendiente; ella representa para la mirada modernizadora el vicio, [a ignoran y la renuencia al trabajo de las clases populares. Su historia se inicia cuando queda fuera del vinculo de servidumbre y, no sabiendo cémo utilizar su libertad, sucumbe al sexo y a la bebida —nuevos amos— y ratifica {que su cuerpo estd instalado en el mal moral. Se dedica a “hacer la mafiana” y festejar el San Lunes!™, esto es, beber a tempranas horas y no trabajar tal dia: ella no se somete a la logica de la productividad capitalista y queda asociada a trabajos premodernos como el de tamalera y, finalmente, queda fuera de todo ‘campo laboral. Todo su devenir narrativo conforma una visién coherente con la produccién de significados del sujeto esclavista; sin embargo, existen otros "36 Sobre esa festividad popular que wolongabs ta diversi y la bia del dla domingo, pucde erie ‘el areaio “EI lunes" publicado engialmente en TB74, de i onasacln de ete aa Is ecosad en ese fp Davalos y Uatn qu cites ta ronpeidad industrial” (191347), 249. Marcel Velfaquez Casto elementos que asignan a esta prostituta mulata un papel clave en el desarrollo de la novela pues rompe los esquemas dicotémicos en la construccién de los personajes. Espivitu es una sobreviviente de la pobreza que posee un saber préctico sobre el funcionamiento de la sociedad y uno de los personajes que pone en ‘marcha parte de la acci6n narrativa cuando insufla en el italiano el deseo por los, bienes de Camila. Este saber-hacer de Espiritu posibilita que la joven aristécrata desarrolle plenamente la herencia negativa que le leg6 su madre y, en conse- cuencia, se entregue sexualmente al italiano. Por otra parte, vive en un espacio determinado, el callej6n del Molino Quebrado, “con un solo surtidor de agua y ‘un buzén para la limpieza, lo que hace del aseo un mito con que suefia no solo la portera de la casa, sino el Inspector de Higiene de la Municipalidad” (29) La suciedad como marco espacial-cultural para el mal moral reaparece, pero ubicado en zonas urbanas determinadas (callejones); esto remite a una ciudad que empieza a organizarse por criterios de clase. La incorporacién del discurso higienista en la novela adopta el signo de una promesa inconclusa. “Bl aire que alli se respira esté cargado de miasmas que tienen la mezcla inferal de todos los malos olores, desde la naranja en descomposicién hasta las lavazas que fermentan en los baldes de zinc de las que se dedican al lavado a mano” (29). Los miasmas"®, derivados de la putrefaccién de sustancias orgéni- cas, constituyen un efluvio peligroso que circulaba por el aire y transportaba gérmenes que causaban enfermedades infecciosas. El texto parece sugerir que el ambiente del callején contiene mezcladas todas las sustancias perniciosas de la urbe, desde la fruta podtida hasta el sucio liquido que queda como un resto del trabajo fisico. El olor de lo instil y el olor del trabajo femenino se tornan en limites equivalentes. La novela no reivindica abiertamente el trabajo ferenino ppara todas, lo configura como una practica de Jas mujeres solas o abandonadas y como una prueba més del carécter decadente y opresivo de la ciudad. Espiritu adquiere mayor singularidad en la narracién porque se ve invo- lucrada en una decisién moral de earécter econémico. Ha empefiado un cuadro {3 sabe on mama, pode conta of perfame omission oc Sls Ky nx do nan tom orca D. Fondo de Ctra feonémcs, 1367) La ciudad novelada 281 yen vez de dedicar el dinero obtenido a la alimentacién de sus hijos lo gasta en. tuna fiesta popular que se realiza en el callej6n donde vive. El devenir narrative sanciona violentamente su actuacién pues muere dejando en Ia absoluta orfan~ dad a sus dos hijas. Sin embargo, la valoraci6n de esta accién narrativa no es tan sencilla ‘A partir de la distincin entre el modelo moral dominante de Ia sociedad y el acto ético bajtiniano, Lenin Lozano postula que este personaje “muestra actos éticos partcipativos dentro del ambiente del carnaval, con lo cual se pro- duce una comunién real con los demés individuos de la cultura afroperuana, En ‘eso consiste la vivencia eficientemente participativa de la singularidad del acto éxico* (2011: 13). Desarrollando esta lecture, se puede concluir que la proseituta afrodescendiente, envilecida moralmente, es el inico personaje capaz de actuar fuera del mandato hegemdnico del imperio de la mercancia y de la utilidad econ6mica en las relaciones sociales. Esto se puede interpretar de dos maneras: ‘osu figura posibilita una critica a las relaciones mercantiles representadas en la novela o ella, como rezago del pasado, se encuentra fuera, excluida de las iad, Los sentidos del texto posibilitan simulténeamente reglas de la nueva 50% ambas lecturas. ‘Adicionalmente, Espfritu, que pertenece a una clase infima y ocupa el Jiltimo lugar en la escala social, es la tinica que invita al lector a reflexionar sobre las consecuencias éticas de un acto de consumo y padece las consecuencias de la decisién tomada. El andlisis debe ser integral y abarcar la fase de adquisicién del dinero. Espiritu decide empefiar el cuadro religioso para alimentar a sus hijas y ast acta como el angel del hogar anhelado por las élites; esta decisin no es facil porque ella sacrifica sus creencias religiosas y su temor a lo sagrado para entregar esa obra de arte —finalmente, solo una mercancia mis— a las fauces del mercado. Adviértase que ella desconoce el valor real del objeto y es engafiada por el prestamista, Guarda el dinero recibido, pero en medio de la fiesta dominada por el alcohol y el deseo (;dénde esté Ia libertad como con- dicién para un acto éticot) acepta otra transaccién que no es solo econémica, sino sexual. Pantoja le propone que traiga dinero para que la fiesta continde ya cambio le ofrece sexo mediante una serie de alusiones verbales groseras: “Yo te PERSE EES eS ee eee eee re oa ) Bee EEL 242 MarcelVelzquez Castro pago el gusto esta noche"; “iMld duro que el de San Pedro ¢ Roma! El serrucho serrucharé” (Matto de Turner 2006: 71). Nuevamente, sexualidad y dinero en- garzados; Espiritu aparece como una prostituta que compra placer sexual, pero sobre todo ella esté comprando la fantasia del padre/marido aunque solo sea por una noche. Ni Espititu Cadenas, que representa al pueblo afrodescendiente, ni Ca- mila Aguilera, personificacién de la aristocracia decadente, pueden ser las muje- res que garanticen la reproduccién del orden social de le modemidad burguesa deseado por el texto. Su alianza social-sexual formaliza esa dualidad oligarqui- ca que tanto fustigé Manuel Gonzélez Prada porque la consideraba el principal obstaculo —en tanto rezago colonial— para la modemnizaci6n social requerida, La noble tarea queda en manos de la joven mestiza de origen andino, virtuosa moralmente y que no se deja dominar por elclima lujurioso de la ciudad ni por las tentaciones del cuerpo del amado. En los significados explicitos del texto, en el matrimonio de Margarita y Emnesto Casa-Alta ha triunfado la educacién y la atmésfera social sobre el deter- ‘minismo del clima y la sangre. Paralelamente, st matrimonio escapa a la l6gica de la mercancia que invade toda la ciudad. Por ello, Emesto exclama al final de la novela “seremos felices a despecho de este siglo egoista, metalizado y de la sociedad falsa y murmuradora” (ibid.: 176-177). Sin embargo, en el proceso de producir es08 significados el texto muestra las fisuras y contradicciones de ese proyecto ideolégico. La pregunta por la herencia y la calidad de la sangre que pportan los amantes aparece en el texto, sus orfgenes quedan expuestos en dos momentos: a) las preguntas de Femando Marin a Emesto sobre si en su familia hubo algin suicida, alienado 0 epiléptico (145), y b) el relato melodramatico de Margarita sobre sus padres biol6gicos. Por otro lado, este supuesto amor puro se ve reforzado por una situacién harto inverosimil. El gana la loteria (adquiere intempestivamente mucho dinero) y tiene ahora si —ademés de sus prendas educativas y morales— suficiente dinero para *compras” la mercaneia mas pre- Giada de la ciudad, En conclusi6n, Herencia crea una imagen de una Lima mezcantilizada y degenerada socialmente, pero solamente en pocos y privilegiados momentos | | | | | \ a cludad novelada 283 traza una vinculacién entre ambas realidades; en la mayoria del relato se conde- zna ambos problemas, pero se proponen soluciones idealizadas, Paralelamente, la novela desvela las fantasias ideol6gicas del capitalismo y de la sexualidad, pero el determinismo que impera en sus politicas de representacién de los gr pos sociales impide la aparicién plena de un sujeto modemno critico. Que pro- gresivamente el peso de la imagen urbana como totalidad se vaya disolviendo fen el mundo narrado demuestra que la poderosa visi6n modemista del primer capitulo se torna imposible de sostener en toda la representacién,

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