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LA ALTERIDAD IMAGINADA
edicions bellaterra
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Printed in Spain
ISBN: 978-84-7290-000-0
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PRIMERA PARTE
El control y sus disfraces
SEGUNDA PARTE
Los repertorios de la resistencia
Ángeles Ramírez
Universidad Autónoma de Madrid
1. Utilizo pañuelo, hiyab y velo como sinónimos, para hacer referencia a la prenda
que cubre la cabeza de algunas mujeres musulmanas. Para mentar al manto que cubre
la cara, uso niqab.
fondo los vaivenes del espectro político francés en los años 2003-2004
y el seguimiento de algunas de sus consecuencias en la década poste-
rior. Se muestra cómo buena parte del movimiento feminista se ha ido
instalando en un universo de valores liberales que ha hecho cada vez
más difícil el proyecto feminista. En un contexto de derechización so-
cial en Europa y Estados Unidos, el discurso llamado feminista —el
feminismo es más amplio que este discurso— ha pasado a ocupar un
lugar privilegiado como legitimación de lógicas de exclusión.
Abordaré la construcción del problema del pañuelo en Francia a
partir de dos ejes. Por un lado, la fuerte legitimación del discurso isla-
mófobo desde una suerte de feminismo de urgencia antiislam origina-
do en una organización próxima al Partido Socialista francés, la aso-
ciación Ni putas ni sumisas;2 por otro, la división del movimiento
feminista a partir de este mismo discurso y las resistencias surgidas
para enfrentarlo. El caso francés ofrece un campo privilegiado de es-
tudio para tratar las redes y alianzas de grupos políticos y feministas,
así como las consecuencias políticas inmediatas de la islamofobia. Si
está bien mostrado que ciertos feminismos hegemónicos son firmes
aliados del imperalismo, sobre todo en el mundo anglosajón,3 el caso
francés nos enseña cómo aquellos también se enredan con las políticas
nacionales e inciden en las regulaciones del islam en Europa. Usando
la terminología de Stolcke (1995) se trata de analizar cómo todo el
asunto del pañuelo se sostiene sobre un fundamentalismo cultural, que
es la base de las retóricas culturalistas de exclusión. Su especificidad
es que reifica la cultura, reinscribiéndola en unos límites territoriales e
inamovibles, en las tradiciones decimonónicas del Estado-nación. El
fundamentalismo cultural entonces conecta la extranjería con la alteri-
dad y la inferioridad, haciéndolas sinónimas, sirviéndose en muchas
ocasiones de retóricas feministas —femonacionalistas—4 que justifi-
can la exclusión. Además estas retóricas sirven de base efectiva a le-
7. Para otros análisis desde fuera del campo académico francés, véanse Scott (2007),
Bowen (2006) y Winter (2008).
8. Expresión de Tévanian (2005) para referirse al discurso público francés que rei-
vindicaba la prohibición.
9. Para un análisis de las semejanzas entre los dos asuntos, véase Bouteldja, Grupper
y Tévanian (2004)
19. Véase una descripción más detallada en Bowen (2006, pp. 214-215).
20. «Marche des femmes des quartiers pour l’égalité et contre le ghetto».
21. Zappi es periodista de Le Monde y antigua militante de la Liga Comunista Revo-
lucionaria. En el libro no figura como autora, sino como colaboradora.
22. En castellano no hay epíteto para decir «chica de barrio» sin que suene peyorati-
vo, pero no es la intención de Amara ni de la autora de estas líneas. En todo caso,
Amara no forma parte exactamente del grupo del que dice proceder (Bowen, 2006).
23. Se quiere hacer aquí referencia a la clandestinidad de los sitios de culto y de la
propia práctica del islam en algunos contextos. En castellano se ha empleado alguna
vez la expresión «islam de los garajes».
una cuestión cultural. Sin duda uno de los temas más interesantes es
su posición sobre el pañuelo. Comienza afirmando que su uso muestra
el fracaso de la escuela como elemento de emancipación pues se trata
de un signo de estigmatización de las chicas que lo llevan. Sin embar-
go, no es partidaria de legislar específicamente contra su porte, sino
que se habrían de aplicar los instrumentos jurídicos existentes en
aquel momento (p. 78). De este argumento se desdice en el segundo
epílogo de su libro, publicado meses después, en el que aboga activa-
mente por una regulación específica. Amara afirma en el texto que sus
intercambios con diferentes personas en la vida política de NPNS la
han llevado a situarse a favor de la prohibición, posición reforzada
durante el llamado Tour de France Républicain.24 De este modo, cuen-
ta cómo descubre durante esta nueva marcha que la idea de que el
pañuelo franquea el espacio público a las jóvenes y les hace participar
de un discurso religioso normalmente reservado a los hombres, no es
sino una añagaza. Siendo el pañuelo un instrumento de opresión pa-
triarcal, es urgente prohibirlo (p. 142). Sin embargo, la formulación de
los objetivos del Tour muestra que su fin era recabar apoyo popular y
alianzas institucionales de cara a la aprobación y entrada en vigor de
la ley de prohibición.
Para Marteau y Tournier (2006), así como para Tévanian (2005)
lo que provocaría el cambio de Amara fue la apuesta clara que hizo el
Partido Socialista (PS) por una ley prohibitoria, en la reunión de su
Comité ejecutivo de 2003.25 Es fundamental este cambio de concep-
ción de Amara-NPNS, relacionado con intereses políticos inmediatos
(Marteau y Tournier, 2006), que critica en un primer momento una
restricción del pañuelo por su potencial estigmatizador para, dos me-
ses después, apostar fuertemente por su prohibición para frenar el
avance del islamismo. La enorme importancia y ubicuidad que ad-
quiere este discurso en el campo político francés se basa en diferen-
tes motivos. El primero es que esta fuerte condena de los barrios in-
visibiliza la violencia sexual y la desigualdad entre hombres y
mujeres en el seno de la sociedad francesa de souche, blanca, autóc-
tona. En segundo lugar, legitima el modelo republicano de integra-
ción, cuya prueba es la propia persona de Amara, descendiente de
inmigrantes y defensora de los «valores republicanos»; tercero, da un
«testimonio nativo» o «voz auténtica»26 de lo que ocurre en las cités,
que reproduce los prejuicios de las clases medias urbanas bien aco-
modadas, disfrazándolos de lucha por la igualdad y proporcionando
el marchamo feminista a buena parte de la clase política que la apo-
ya; por último, plantea al feminismo dilemas que piden una resolu-
ción rápida —apoyar o no apoyar una ley— pero que exigen a la vez
reflexiones a largo plazo —sobre los tipos de lucha o la relación con
la emancipación fuera de los lugares centrales de producción de dis-
curso feminista.
Comenzando por la primera cuestión, el hecho de ubicar la vio-
lencia contra las mujeres en un territorio alejado de las clases medias
y altas urbanas —las cités— y en un contexto cultural considerado
como exterior —la «cultura árabe»— permite ocultar o banalizar
aquella cuando se produce en un entorno «francés». La violencia con-
tra las mujeres, entonces, se «etnifica» y se vincula a los hombres
árabes y africanos (Guénif-Souilamas y Macé, 2012). Esta gestión po-
lítica y mediática de la violencia sexual en las clases dominantes ha
sido bien mostrada por Delphy (2011) a partir de lo que se llamó el
asunto Dominique Strauss-Kahn (DSK). Este era presidente del FMI y
más que probable candidato a la presidencia de la República por el PS
cuando en mayo de 2011 fue acusado de agresión sexual contra una
empleada de un gran hotel neoyorquino.27 Una enorme indiferencia
mostrada hacia la mujer víctima y, en cambio, la solidaridad sexual y
de clase desplegada en torno a la figura de DSK (p. 10) fue la base de
los discursos públicos en la sociedad francesa que mostraba que esta
solo admitía la existencia de la violación cuando estaba vinculada ét-
nica y geográficamente a «enclaves bárbaros» (p. 16), a pesar de que
26. Utilizo aquí los términos de Mahmood (2009), native testimonial y de Mijares,
voz auténtica, en este mismo libro.
27. La noticia fue extensamente cubierta por la prensa francesa e internacional, así
como debatida en artículos de fondo y editoriales.
28. Algo parecido ocurre en España cuando se pretende que las agresiones hacia las
mujeres las comenten «los otros» (inmigrantes, pobres, incultos, atrasados). Véase Co-
lectivo Ioé (2011).
29. Delphy (2011, p. 12), usa esta palabra en inglés, así como tour de bâton en fran-
cés, en el sentido de Susan Faludi (1991), para expresar el violento retroceso, en forma
de reacción, de los logros del feminismo. Esta se produjo en forma de humor sexista,
representaciones de cuerpos de mujeres hipersexualizados, etc.
30. Cardeira y Ramírez (2004) realizan un estudio cuyas conclusiones no son muy
lejanas sobre la construcción social de la ablación de clítoris y su posterior legislación
en Portugal y España.
31. Femenino de beur.
33. Entre estas películas están Persépolis (dirigida por Paronnaud y Satrapi, 2007),
basada en el cómic de Marjane Satrapi o Quiero ser como Beckam dirigida por Chadha
y Nayar, 2002).
34. La descripción de las vivencias de las mujeres musulmanas como violentas y
dramáticas a causa del islam responde a los intereses de una política imperalista; para
Mahmood, son fundamentales las consecuencias de este discurso, reflejado en un pro-
grama político, del Muslim World Outreach (Mahmood, 2009) para incidir en la polí-
tica internacional. El MWO parte de un explícito interés del gobierno de Estados Uni-
dos en influir en el mundo islámico. Para ello, se dota de actores del propio mundo
musulmán como apoyo para incidir en la promoción de valores nombrados como de-
mocracia, tolerancia y derechos de las mujeres <http://www.usnews.com/usnews/
news/articles/050425/25roots.htm>.
35. La pobreza o la marginación ha sido también utilizada en otros contextos para
reforzar la estigmatización del islam. En el demoledor artículo de Dabashi (2006) so-
bre el texto de Nafisi, Reading Lolita in Tehran, el autor recuerda cómo la autora no
solo condena la revolución de 1979, sino a los que la hicieron posible, los pobres y
descamisados, a quienes menosprecia.
36. Personas relacionadas con el PSOE organizaron congresos donde ella fue invita-
38. Sophie Bessis, historiadora y activista feminista tunecina, tiene un fuerte discur-
so crítico contra la estigmatización del mundo musulmán que hacen, entre otros, los
intelectuales occidentales. Véase, entre otros, Bessis (2002); por otra parte, Al Jabri,
uno de los más conocidos filósofos, recupera la idea de modernidad a partir, entre
otras, de las fuentes musulmanas. Véase Al-Jabri (1994).
39. En este sentido igual que ocurre con Amorós en el texto comentado más arriba.
40. Según Tévanian (2005), esta cuestión fue maliciosamente malinterpretada por
otros partidos, que calificaron de extremistas y lepenistas a todos los que se oponían a
la ley.
41. <http://lmsi.net/De-Creil-a-Flers-anatomie-d-un.>.
42. <http://www.dailymotion.com/video/xtih7_segolene-ripostes_news#.UeT_
45W32Nc> Ségolène Royal: entrevista para France 5, «Ripostes» presentada por Ser-
ge Moati (17 de diciembre de 2006). Traducción de la autora.
43. <http://www.liberation.fr/evenement/010195125-sur-l-islam-une-image-broui-
llee>.
44. <http://www.lefigaro.fr/actualite-france/2013/04/06/01016-20130406ART-
FIG00332-l-observatoire-de-la-laicite-de-nouveau-sur-les-rails.php>.
45. <http://www.humanite.fr/node/267507>.
46. Es Gerin también quien en el otoño de 2013 apoya el discurso del ministro del
Interior francés, Manuel Valls (PS) sobre la necesidad de desmantelar los campamen-
tos gitanos y conducir a sus poblaciones, rumanas y búlgaras, a la frontera. Libération,
26 de septiembre de 2013.
Laicismo excluyente
49. Uso este neologismo, aun sabiendo que la palabra no existe en castellano, como
traducción de mixité, para indicar la mezcolanza de hombres y mujeres en todos los
espacios, sobre todo los públicos; lo contrario de la segregación sexual atribuida nece-
sariamente a las comunidades musulmanas.
50. Entrevista realizada por Maria Cardeira y por la autora en julio de 2011.
61. Firmado por Suzy Rojtman, Maya Surduts y Josette Trat, titulado «Contre le ra-
cisme et pour les femmes» y publicado como tribuna en Libération el 27 de enero de
2004.
Hay una gran diversidad en los grupos de esta tendencia. El rasgo de-
finitorio de todos ellos no es solo que se sitúen totalmente en contra de
cualquier tipo de restricción del porte del pañuelo, sino que buscan
trabajar con poblaciones afectadas por la regulación y se muestran
sensibles a las perspectivas que cuestionan la gestión securitaria del
islam, es decir, el tratamiento del islam exclusivamente dentro de las
agendas de los ministerios de Interior y Defensa. Tévanian (2005,
pp. 49-50) describe esta pluralidad: parte de la antigua Liga Comunis-
ta Revolucionaria (LCR) y sus juventudes, ATTAC, ecologistas, co-
munistas, sindicalistas de izquierda, antirracistas, como el MRAP, y
sectores feministas.
Para Samary,65 representante de esta corriente, como para otras
activistas, el asunto del pañuelo desde 1989 hasta 2003 pone sobre la
mesa la necesidad de militar con colectivos musulmanes, con los que
hasta el momento no habían tenido ningún contacto. En principio, la
relación se estableció con un grupo, ya desaparecido en Francia, lla-
mado Présence musulmane, vinculado con el bien conocido intelec-
tual Tariq Ramadan, convertido para muchos laicistas y académicos
en la quinta columna islamista.66 Finalmente, estas alianzas se tejieron
con el Colectivo de Musulmanes de Francia y Participation et spiritua-
lité Musulmane. Por otra parte, todo el campo antiprohibición se arti-
culó en diciembre de 2003 alrededor de una organización creada ad
hoc, Une école pour tou-t-e-s/Contre les lois d’exclusion, que en ene-
ro de 2004 avanzó un comunicado en el que avisaba de que el proyec-
to de ley que se discutía era racista e iba contra la igualdad.67 Desfila-
ron en la manifestación del día de las mujeres de 2004, en París,
juntándose una centena de mujeres (Trat, 2004).
Un grupo presente, aunque de modo lejano, en los debates poste-
riores a la ley ha sido el Parti des Indigènes de la République (PIR),
fundado en 2005 a partir de un manifiesto en el que se instaba a la
descolonización de Francia, Estado colonial, que discrimina a los in-
65. Entrevista realizada en París en julio de 2011 por María Cardeira y por la autora.
66. Ver Fourest (2004) o las opiniones del diplomático español Gustavo de Arístegui
<http://www.periodistadigital.com/old/207214.shtml>.
67. <http://lmsi.net/Communique-du-Collectif-Une-ecole>.
68. En francés, indígena es el habitante de las colonias que vive allí antes de la colo-
nización, según el Larousse. El PIR extiende su uso a las personas de origen extranjero
—fundamentalmente no blancas—. Si bien en castellano no tiene esta acepción, sino
solo la de originario de un país, se conserva en este artículo el término original.
69. Manifiesto publicado en <http://lmsi.net/Nous-sommes-les-indigenes-de-la>.
70. Entrevista.
71. Samary, en la entrevista citada, nos comentó que en todo caso, el PIR estaba
compuesto de intelectuales de extrema izquierda bastante cualificados, que quieren
hablar en tanto que indígenas, pero de origen pequeño-burgués y muy alejados del
proletariado.
72. 17 de diciembre de 2003.
ron, entre otras, Christine Delphy. Entre los principios que articulan
el grupo, además de los que se centran en la lucha por la igualdad, se
encuentra el del reconocimiento de que los modelos de emancipación
de las mujeres son tan diversos como las mujeres mismas. Esta mis-
ma idea está en el discurso de Catherine Samary, cuando señala que
hay tanta diversidad entre las mujeres que llevan pañuelo como entre
las que no lo llevan. De este modo, rechaza una caracterización gene-
ral para el pañuelo que haga referencia a la construcción del cuerpo
en relación con unas normas morales universales que van más allá de
las razones subjetivas de las mujeres que lo portan. Una de las cues-
tiones específicas del Colectivo es lo que aparece como punto nueve
en su blog,73 que se refiere a la lucha por la emancipación de las mu-
jeres respetando sus elecciones, incluyendo entre estas las religiosas.
Este reconocimiento de la diferencia añade una novedad que lo es
aún más en el caso francés, en razón de la fuerte tradición republica-
nista y antidiferencialista. Fue también una novedad dentro del pano-
rama del movimiento feminista europeo la asociación de militantes
musulmanas, feministas y de izquierdas en un mismo colectivo. Edi-
tan un boletín desde 2005, Incha’allah74 l’Égalité, que es también
una declaración de principios sobre la lucha feminista desde la diver-
sidad.
De los encuentros con el islam desde diferentes ámbitos políti-
cos, no solo el feminista, se van a ir conformando diferentes grupos.
El más importante de ellos es Islam-laicité. Según su página web,75
este colectivo de reflexión se formó en 1996 para convertirse en aso-
ciación en 2006. Pretende reunir a musulmanes, cristianos y judíos
para debatir el papel del islam en Francia y su relación con las institu-
ciones. Finalmente, se ha centrado en la lucha contra la islamofobia y
en la reflexión sobre los retos de la presencia musulmana en Francia.
Algunos de sus miembros están relacionados con CFE. Por otra parte,
el colectivo Les mots sont importants (lmsi)76 genera o publica una
73. <http://www.cfpe2004.fr>.
74. Insh’Allah significa ojalá en árabe, pero con connotaciones religiosas que ha per-
dido el término en castellano. Sería más próximo a «Si Dios quiere».
75. <http://www.islamlaicite.org>.
76. Lmsi fue fundado en 2000 por Pierre Tévanian y Sylvie Tissot, militantes y pro-
ductores de reflexiones contra la islamofobia y la construcción mediática y política del
«problema del pañuelo». La web es lmsi.net.
77. Las noticias sobre ataques a mujeres con pañuelo por la calle son relativamente
habituales en prensa, así como campañas eventuales contra la oración en la calle, como
la que pudo seguirse, con un papel importante de Riposte Laïque, en la primavera de
2011. Ver <http://ripostelaique.com/Nos-videos-les-plus-spectaculaires-6408.html>.
78. Chatel, ministro de Educación Nacional en marzo de 2011, con Sarkozy, daba la
razón a una directora de un colegio público y afirmaba que las madres que acompaña-
ban a sus hijas e hijos en las salidas escolares, no deberían llevar pañuelo (ver noticia
en <http://www.cafepedagogique.net/lemensuel/leleve/Pages/2011/121_1.aspx>).
Anunciaba días después que trabajaría sobre una circular al respecto, que prohibiría el
do, que limitaba el uso del pañuelo para las madres que acompañaban
a sus hijos e hijas en las salidas escolares.79 Aunque la norma no era
vinculante, algunas escuelas se apresuraron a cambiar su reglamento
en este sentido,80 de modo que de hecho se prohibió la presencia de
madres con pañuelo en las excursiones. En el curso siguiente una se-
gunda circular limitaba directamente la entrada de las madres con hi-
yab a los centros escolares.81 La primera de ellas fue el revulsivo para
la formación de Mamans toutes égales (MTE).82 El objetivo de la aso-
ciación es luchar contra las discriminaciones sobre las madres que lle-
van pañuelo, a las cuales se les restringen cada vez más sus derechos
en virtud de normas, circulares, reglamentos que llegan más lejos en
su afán regulador que la propia ley de Laicidad. Como se dijo más
arriba, el cambio de presidencia desde la derecha (UMP) al PS no
mejoró las condiciones. En la era Hollande se refuerzan las restriccio-
nes por medio de la dotación de contenido a un órgano que estaba sin
vida, el Observatorio de la Laicidad, cuyos primeros encargos, en
abril de 2013, han sido justamente la reflexión sobre el porte de signos
religiosos en las empresas privadas y la elaboración de un reglamento
de laicidad en los centros escolares.83 Para Delphy y Liogier (2013),
esta institución continúa atacando los derechos de los musulmanes,
extendiéndose la aplicación de la ley más allá del entorno escolar y
porte de signos religiosos a los padres y madres que acompañaban a su prole en estas
salidas, extendiendo el ámbito de restricción de la ley de 2004, que solo se aplicaba a
estudiantes y agentes del Estado. Un tribunal administrativo le dio la razón en noviem-
bre de 2011, autorizando que los reglamentos escolares tuvieran capacidad de prohibir
estas salidas <http://www.lefigaro.fr/flash-actu/2011/11/24/97001-20111124FILWW
W00509-ecolesorties-interdiction-du-voile-legale.php>. El ministro de Educación en
la legislatura de Hollande, Vincent Peillon, ha sido interpelado por diversas organiza-
ciones para que anule esta normativa, que se mantiene hasta hoy.
79. Otras problemáticas anteriores, como el despido de una trabajadora de una guar-
dería por llevar pañuelo (Bouzar, 2010), buscaban dar un sentido más estricto a la lai-
cidad.
80. Véase la entrevista a Ismahane Chouder, del CFE y MTE en <http://www.saphir
news.com/Ismahane-Chouder-avec-la-circulaire-de-rentree-scolaire-2012-la-discrimi-
nation-est-institutionnalisee_a14364.html>.
81. Ver nota anterior.
82. <http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded& v=qo TNvs Z7
j6U>. Presentación de MTÉ en Oumma, 6 de julio de 2013 [consultado el 18 de julio
de 2013].
83. Ver nota en L’Express, <http://www.lexpress.fr/actualite/societe/a-quoi- va-
servir-l-observatoire-de-la-laicite_1238346.html>. Véase también Observatoire de la
Laïcité (2013).
nencia que importe, su “verdad profunda” de alguna manera, su “esencia” que está
determinada siempre desde el nacimiento y que no se va a modificar nunca; como si
todo lo demás —su trayectoria de hombre libre, las convicciones que ha ido adquirien-
do, sus preferencias, su sensibilidad personal, sus afinidades, su vida en suma—, no
contara para nada» (Bravo López, 2012, p. 61, del libro de Amin Maaluf, Identidades
asesinas, publicado en Alianza en 2004).
der. Del mismo modo, son las sociedades occidentales las que definen
qué es un sistema de valores incompatible con la democracia, con la
libertad de los individuos y con la emancipación de las mujeres. De
entrada, define el islam, cualquiera que sea, como contrario y en com-
petencia con este universo liberal.
En el caso francés, la derecha, la izquierda neoliberal y parte de
la anticapitalista, se mantienen dentro de este esquema. Como el resto
del contexto europeo, se construye sobre el mito de la islamización y
en su versión más radical, sobre la hipótesis Eurabia (Liogier, 2012).
Según esta idea, sostenida por los grandes medios y por una buena
parte de la intelectualidad, existiría una comunión de intereses entre la
geopolítica musulmana antioccidental, el islamismo y el espíritu de
las poblaciones europeas de cultura musulmana, cuyo objetivo final-
mente sería la invasión de Occidente y la imposición de una civiliza-
ción islámica. Esta sería el sostén de una serie de valores inciviliza-
dos, potencialmente contaminante de las sociedades europeas,
entendidas aquí como igualitarias y democráticas. Es decir, las rela-
ciones entre Europa y el islam se conciben dentro de una dinámica de
enfrentamiento que entiende ambos conjuntos como mundos de valo-
res opuestos: lo liberal frente a lo no liberal. La extensión de este dis-
curso ha permitido un consenso islamófobo y xenófobo en torno a la
cuestión del pañuelo, que ha unido a aquellos divididos por el proyec-
to liberal y ha dividido —por tanto, desmovilizado— a la única iz-
quierda capaz de componer proyectos de resistencia contra las duras
políticas neoliberales que ya al inicio de la década de 2000, aplicaban
los gobiernos franceses y europeos (Tévanian, 2005). Los avances del
proyecto neoliberal, con la insoportable precarización de las poblacio-
nes y la profundización de la desigualdad, obligarán a seguir mante-
niendo estas estrategias por parte de las élites y los gobiernos de toda
Europa.
Por último, en lo que se refiere a las lecciones para el caso espa-
ñol, desde la teoría feminista se está a tiempo de seguir reflexionando
sobre los sujetos políticos del feminismo. Las voces hegemónicas de
los feminismos han sido fuertemente estigmatizadoras de las mujeres
musulmanas y no han escapado del planteamiento islamófobo que aquí
se ha analizado. Los feminismos deberían ser capaces de identificar y
erradicar la opresión —también en los contextos musulmanes— elu-
diendo el racismo y la infamación culpabilizadora de la pobreza. Pero
Referencias bibliográficas