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Vivimos en un presente, hemos dejado atrás un pasado y nos espera un futuro, pero de ahí
surge la pregunta ¿Qué es lo que queremos para nuestra vida en un futuro? Muchas veces
no tenemos la respuesta pues simplemente pensamos en lo que queremos que no nos
pase, más no en lo que realmente anhelamos.
Cuando somos niños nos enseñan demasiadas cosas, pero en muchos casos no nos
enseñan lo más importante y es a soñar, a trabajar por cumplir esos sueños y a querer
crecer cada día más. Por el contrario se nos infunde miedo, inseguridad, desconfianza,
pues para muchas personas es absurdo soñar y lo único que debemos hacer es seguir
trabajando, sacrificándonos y aceptando nuestra suerte “la que nos tocó”. Todo esto nos ha
llevado a crecer con limitantes, cadenas y obstáculos que al principio solo existen en
nuestra mente, pero que a medida que crecemos y nos lo creemos le damos el poder de
hacerse más y más reales, pues “todo depende de lo que creamos”.
De todo esto surge un concepto que experimentamos cada día de nuestras vidas pero que
ignoramos por completo, o más bien no somos conscientes de ello, y esto es “nuestra zona
de confort”. Cuando pensamos en la palabra confort pensamos en comodidad, relajación y
estas cosas, pero ¿Qué significa realmente estar en nuestra zona de confort? Pues bien
nosotros los seres humanos le tememos a lo que no conocemos y nos sentimos seguros
en lo conocido y esa es la zona de confort, vivir o experimentar las mismas cosas siempre
causa en nosotros una costumbre, ejemplo de ello es estar atascado en el tráfico, disfrutar
o discutir con nuestra pareja, escuchar las críticas de nuestro jefe, tomar el autobús para ir
a la universidad, etc. Pero alrededor de esta zona de “comodidad”, “confort”, “seguridad”,
“costumbre”; existe otra zona llamada “zona aprendizaje” que es una zona a la que
entramos para ampliar nuestro conocimiento y ejemplo de esto es cuando viajamos a
nuevos países, aprendemos diferentes idiomas, conocemos diversas culturas, etc. En esta
zona observar, experimentar, comparar, aprender es lo más importante.
Alrededor de estas dos zonas existe una tercera llamada “zona de pánico” o la “zona de no
experiencia” es aquella en la que salir, conocer, experimentar significa un peligro y es muy
común escuchar expresiones de personas que están en esta zona tales como ¡No salgas
que va a ser terrible!, ¡¿Y si te sale mal?! , es la zona en la que arriesgarse significa el
mayor de los peligros. Para las personas que se encuentran en esta zona esta es la “zona
mágica” en la que les pueden suceder cosas maravillosas que aún no conocen, y sienten
pánico que al salir de ella y entrar a la zona de los grandes retos desaparezca su zona de
confort, ignorando que por el contrario esto conllevaría no solo a aumentar la zona de
aprendizaje sino a ampliar nuestra zona de confort pues cambiar no significa perder lo que
tenemos si no aumentar lo que ya teníamos, pues el cambio es en realidad desarrollo.
También debemos tener en cuenta dos nuevos conceptos que son la tensión emocional y
la tensión creativa. Esta primera nos atraerá a nuestra zona de confort y hará más difícil
nuestro progreso y la segunda es aquella nos atraerá hacia el exterior. Estas dos tensiones
son opuestas y para lograr salir hacia el exterior, hacia el aprendizaje, a emprender nuevos
retos debemos lograr que nuestras motivaciones sean más fuertes que nuestros miedos y
le ganen la batalla. Para esto es necesario perderle miedo al qué dirán, perder el miedo a
fallar, perder el miedo a hacer el ridículo, perder el miedo a pasar vergüenza etc.
La clave para lograr vencer estos miedos es creer, confiar, sentir seguridad en nosotros
mismos de que vamos a lograrlo, pues somos los protagonistas de nuestra vida y de cada
acción que realicemos, todo esto conllevara a que aumente nuestro autoestima y a que
tengamos una nueva visión, una nueva perspectiva de la realidad llena de oportunidades.
De esta manera podremos definir cuál es nuestro objetivo, tener claro nuestros sueños,
metas, encontrar ese ¿qué? Que nos motiva y tomar conciencia de cada una de las cosas
que nos faltan por aprender para esto será útil que hagamos una reflexión de nuestra vida,
empezando desde nuestros orígenes, nuestros principios, las cosas que nos motivan, las
personas que nos motivan, las cosas que nos desmotivan, las cosas que debemos cambiar
y desechar, y los frutos o logros que quiero obtener.
Para lograr un estado de equilibrio en estas dos tensiones, debemos tener clara nuestra
visión en esta vida, que ¿hay más allá de mis sueños?, ¿para qué quiero lograrlos? Cuando
logramos esto estaremos listos para pasar a la acción y dejar atrás nuestra zona de confort
y entraremos a experimentar la sensación de satisfacción de aprender a luchar por cada
uno de nuestros sueños.
Cuando dominemos totalmente esto podremos volver a nuestra zona de confort, pero esta
vez no para quedarnos sino para tomar lo que nos sirva de esta, como nuestras habilidades,
cualidades, conocimientos, etc. Y ahora si volvamos a nuestro objetivo, seamos
perseverantes, luchemos cada día por ser mejores, y aprendamos a volar. ¿Te atreves a
soñar?
PREGUNTAS INICIALES
1. Raíces ¿De dónde provengo?
Provengo de una familia que se fundamenta principalmente en Dios, en el amor, en el
respeto, en la honestidad y una de las cosas más importantes una familia humilde, pues
mis padres desde muy pequeña me han inculcado el respeto hacia los demás, ya que todos
somos iguales ante los ojos de Dios. Así también desde muy niña me enseñaron a luchar
por mis metas y a nunca darme por vencida pues de la mano de Dios todo es posible.
2. Tallo ¿Qué me sostiene en la vida?