Está en la página 1de 73

El cerebro es un instrumento de aprendizaje

El cerebro es un instrumento para el placer, creemos que es para pensar,


pero pensar no es sino una estrategia para el placer. El silencio nos permite
el goce, el cerebro es un instrumento creado durante millones de años para
permitirnos el silencio y con ello lo que hacemos con el cerebro es crear un
mundo interior. No hay un mundo afuera, sino un mundo interior que
construimos y desde este contexto leemos nuestro mundo, le damos
significado a nuestras sensaciones y percepciones y las convertimos en
conceptos. El siguiente paso es llevar los conceptos al corazón y
convertirlos en comprensiones, que es aprendizaje. El cerebro es un
instrumento de aprendizaje.

Ejercicio
Llevemos un instante la conciencia a los pies. Sintamos nuestros pies, el
contacto con los zapatos, con los calcetines, con el suelo. Tengamos plena
conciencia de esta presión, de la temperatura, de la circulación de la sangre.
Ahora tenemos plena conciencia de cada uno de nuestros dedos, el dedo
grande, vamos recorriendo y lo haremos con un sentimiento de gratitud,
vamos a darle las gracias a nuestros pies por lo que son, por habernos
sostenido, por habernos soportado. Por haber trabajado con nosotros a
pesar de todo el olvido. Un callo es un olvido, una hiper-queratosis es un
olvido. Un zapato estrecho, soportado, es un olvido.

Volvamos a tener conciencia de nuestros pies. Tener conciencia de los pies


es tener conciencia de nuestra conciencia y reconocer que nuestros pies
son un cerebro maravilloso que conecta a tierra, da raíces, ancla a
nuestro territorio y permite soportar el cerebro, la mente, la conciencia, los
sueños, las esperanzas que está soportado en nuestros pies. Allí está la
imagen del riñón, que los pies son una pantalla periférica que permite
dialogar con todo nuestro cuerpo y donde está toda la pantalla de nuestro
cerebro reptil, nuestro cerebro reticular. Si volviéramos a alimentarnos
de la vibración telúrica, de la vibración de la tierra desde nuestros pies,
volveríamos a ser inteligencia de la creación.

Ejercicio
Ahora llevemos la conciencia a nuestras manos, sintamos nuestras manos y
sintamos solamente las manos. Dejémoslas reposar suavemente sin ninguna
tensión. Sintamos el calor, la temperatura, la vibración. Sintamos que desde
la mano hemos construido nuestro mundo, hemos escrito nuestras mejores
cartas de amor, hemos expresado lo mejor de nuestro corazón a través de la
caricia, hemos plasmado la arcilla de nuestra vida, modelado nuestro
cuerpo, nuestro entorno y sembrado nuestras semillas. Sintamos ahora que
las manos son una proyección del corazón, una proyección del sentir, una
proyección de lo mejor de nuestros afectos.

Ahora vamos a llevar la conciencia a través de nuestras manos por todo


nuestro cuerpo. Movamos nuestras manos como una danza alrededor del
cuerpo, y acariciemos este cuerpo, no tenemos que tocarnos. Dejemos que
todo el amor de la creación condensado en nuestras manos pueda acariciar
una vez más todo nuestro cuerpo y en nuestro cuerpo el cuerpo de la
madre, el cuerpo del hijo, el cuerpo del hermano.

Vamos a mover las manos con los ojos cerrados. Movemos las manos muy
cerca de nuestra cara, con una dulce caricia, agradecemos a nuestra cara,
nuestros ojos, experimentamos un sentimiento de amor y de gratitud, un
sentimiento de levedad, mientras dirigimos esta inteligencia cósmica de las
manos y la proyectamos a través de todo nuestro cuerpo. Sintamos el calor
de las manos, el contacto suave y enviamos lo mejor de nuestro amor a
cada parte de nuestro cuerpo.

Es una ducha de amor la que podemos darnos con las manos. Casi nunca
permitimos querernos. Ahora podemos querernos, podemos expresarlo,
podemos convertir un movimiento a través del vuelo de las manos, de
nuestro afecto que lentamente recorre todo nuestro cuerpo.

Ahora ponemos las puntas de los dedos, como antenas sobre nuestros ojos,
percibamos suavemente nuestros ojos, toda la luz, todo el calor, todo el
amor, toda la comprensión que guarda nuestra mirada. Vamos a recorrer
todo nuestro ordenador visual con la punta de los dedos, y con ellas
acariciamos nuestra frente, donde se esconde el secreto reflejo de todos
nuestros pensamientos, de nuestro proceso de humanización, de nuestro
cerebro cortical.

Y ahora todo el sistema límbico, la nariz y alrededor de la mejilla, todo


esto que es la expresión de nuestra alegría, nuestro enojo, nuestro temor y
nuestro dolor, todo esto que configura nuestra expresión facial y nuestra
relación emocional. Vamos sintiéndola con la punta de los dedos.

Como antenas sentimos esta inteligencia del cerebro, el cerebro instintivo


que durante millones de años nos ha acompañado en la aventura de la
evolución.

Sintamos ahora también este cerebro que sobrevive, que consume y muerde
el cerebro del maxilar inferior, el cerebro reptil que durante millones de
años ha garantizado nuestra supervivencia.
Descendemos con los dedos hasta el cuello, acariciamos lentamente nuestro
cuello, y sintamos esta zona de transición donde surge el verbo y nos
hacemos seres humanos, seres conscientes, creadores a través del sonido,
de la palabra. Permitamos con las manos que se abra la válvula de la glotis,
que vibren las cuerdas vocales, tantas veces calladas donde podamos emitir
la canción, el grito, la palabra. Esta palabra muchas veces ahogada en el
asma, ahogada en el resentimiento, ahogada en la ira. Ahora nos vamos a
dar permiso de que broten nuestras palabras, que seamos una cascada del
sonido, que se encarna nuevamente en nuestro cuerpo y en nuestras
relaciones.

Y ahora vamos a llevar las manos al altar del corazón, las manos juntas
cruzadas sobre el corazón. Las manos eran el corazón, el corazón derecho y
el corazón izquierdo. Entre la palma de nuestras manos, una conciencia
colectiva, la conciencia del amor, una conciencia creativa, la conciencia
humana. De la mano de nuestras manos podemos ascender al altar del
corazón y sentir en el corazón aquello que realmente somos, humanidad.

Ahora sabemos con las manos sobre el corazón que podemos pensar desde
el corazón. Nuestra mente y nuestro pensamiento no se anclan en el cerebro
como hemos pensando siempre, nuestra verdadera inteligencia tiene su raíz
en el corazón. Sintamos esta inteligencia viva, no hecha de intelecto sino
del código de sentir. Esta inteligencia que en nuestro corazón es totalidad.
Esta inteligencia que desde el corazón no es un primer plano, un plano
profundo, sino todo el paisaje de la vida, el paisaje total. Los claros y
oscuros de la vida, el placer, el dolor, la alegría, la tristeza, con todo su
colorido allí plasmados en nuestro corazón a través de las manos.

Sintamos así que la psicología de la conciencia no es un asunto del


intelecto, sino un asunto existencial, es la capacidad íntima, profunda y
sincera de vivir de corazón.

Ejercicio
Ahora vamos a levantar y expandir nuestra conciencia desde el corazón,
vamos a abrazar. Yo te reconozco de corazón, yo te llevo a mi corazón,
estoy en tu corazón, nos sentimos de corazón más allá de toda condición,
más allá de tu cultura, de tu conocimiento, de que seas, ahora no me
importa, eres un ser humano que puedo percibir en toda su grandeza
conmoviéndome desde el corazón. Vamos a circular cinco minutos, por
todo el salón y vamos a sentirnos en el corazón pero cinco minutos, no
más.
Estoy en tu corazón, estás en mi corazón, somos la corriente del amor
humano que siempre ha circulado a través de nosotros. Ahora lo reconozco.
Digan lo que quieran, callen lo que quieran, de todas maneras, siéntanse.
Nos vamos a sentir porque es la única manera de crear un contexto donde
podemos hablar de la conciencia. Una conciencia sin sensibilidad y sin
sentirlo un embeleco del intelecto. Ahora ya sabemos que nuestro cerebro,
el verdadero cerebro de síntesis habita en nuestro corazón y desde allí es
desde donde nos vamos a abrazar.

Abrazarnos es entrar en el vórtice del fuego. Cuando nos abrazamos


hacemos el ritual del fuego. Este es el ritual de la mente, porque es que la
mente es fuego. Manas es fuego y mente es fuego. Es un brindis por la
vida. Brindamos por la vida. Solamente estamos en la vida cuando nos
podemos unir con nosotros y con los otros, cuando nos podemos abrazar,
cuando nos abrimos y no cuando nos cerramos.

La conciencia es el método de la evolución para unirse, se abre la semilla y


germina la semilla. Se abre la madre, se desgarra internamente y tiene a su
hijo, se abre su corazón y amamanta el hijo; se abre el poeta y produce una
poesía. Cuando nos abrimos generamos un vació y solamente en este vacío
habita la conciencia. La conciencia es otra expresión del amor.

Conciencia
La conciencia no es el pequeño territorio donde somos conscientes de algo,
la conciencia es total, está en el átomo, en la molécula, en los electrones, en
cada uno de nuestros tejidos, en cada uno de nuestros cuerpos. Todo
cuanto existe son territorios de la conciencia. La conciencia es aquello
que nos permite la fusión o la unión. La conciencia es el testigo de la
interacción en nosotros, entre la sombra y la luz, entre el espíritu y la
materia, es el colorido de la vida, la cualidad de la vida. Conciencia es
cualidad y colorido, es alma. La otra definición de alma es conciencia y
este colorido no están en el cerebro, no están en la mente, no están allá
fuera, sino que están en cada una de nuestras moléculas.

Alma
Es importante comprender el alma, porque no es un patrón de organización
de la información, ni nuestro futuro, el alma es nuestro presente más
intenso, nuestro presente más presente, el alma es aquello que dinamiza
cada una de nuestras moléculas. Si estudiáramos el cerebro como
neuropatólogos y estudiáramos con conciencia lo que ocurre a nivel
molecular y celular en nuestro cerebro, encontraríamos impreso el secreto
de la evolución. Encontraríamos la conciencia en la filogénesis y en la
ontogénesis y también encontraríamos plasmado el programa de nuestro
porvenir.

Para estudiar el cerebro debemos comprender


Que para haber conciencia tiene que funcionar el tálamo,
Que para que la conciencia sea intensa y profunda tiene que funcionar el
hipotálamo.
Que hay sistemas límbico y endocrino por haber hipotálamo,
Que para tener conciencia de los ritmos de la vida, de la sombra y de la luz,
tiene que funcionar la epífisis,
Que sin epífisis no hay conciencia de la luz, ni se plasma la conciencia del
alma en el seno del cuerpo,
Que para que tengamos paz en el alma se tiene que liberar acetilcolina en
el cuerpo
Que tenemos relajación, que llamamos reacción para-simpático tónica
como respuesta de apertura.
Que para que una vida sea apasionante y excitante, tenemos que liberar
dopamina
Para activar la amígdala cerebral, el sistema límbico.

Hago el amor no sólo con mi cuerpo sino también con mi cerebro. Pero con
mi cerebro se inscribe todos mis pensamientos, toda mi visión y mi
concepción del mundo encarnada. Es así como puedo hacer el amor, puedo
ser padre o puedo acariciar al hijo y esto está plasmado en el cerebro. Sin el
instrumento de nuestro cerebro sería imposible el plan de la música
vibrando en nuestros cuerpos y en nuestras relaciones.

Cuando hablamos de cerebro, mente y conciencia, no hablamos de tres


cosas diferentes. El cerebro es conciencia material, conciencia congelada o
plasmada, es conciencia de toda la evolución contenida en un patrón de
relaciones neuronales de una compleja red de circuitos que permite hablar y
ser lo que soy.

El cerebro es mente, pero mente como “mind”, que no es mente como


intelecto, sino mente y emoción unidas en un proyecto, que me permite
vivir profunda e intensamente. Todo lo que está en mi conciencia, es
sincrónico en mi cerebro porque ocurre simultáneamente. Pero mi cerebro
es mi cuerpo, porque todo lo que ocurre en el cerebro ocurre
sincrónicamente en todo mi cuerpo. Todo lo que ocurre a nivel de mis
emociones ocurre en mi cerebro y sucede simultáneamente en mi cuerpo.

Mi tristeza está en el cerebro y puedo modularla a través de la serotonina o


la dopamina a través de circuitos temporo-frontales. Pero cuando está en mi
cerebro está también en el timo, en el sistema retículoendolerial, en el
riñón determinando el funcionamiento de mis líquidos o de mis humores,
determinando que pueda retener líquidos y hacer un síndrome de tensión
premenstrual o de un tumor.

Todo lo que vemos, como enfermedades crónicas, tumores,


enfermedades funcionales o enfermedades emocionales, son
simplemente la manera como la conciencia se inscribe en nuestro
cuerpo.

De modo que todo lo que nos pasa es por uso o abuso de la conciencia,
todolo que ocurre, ocurre en términos de conciencia. El universo es
conciencia más o menos explícita, más o menos implícita, de todas
maneras es un torrente de conciencia. Este torrente de conciencia es lo que
reúne el espíritu y la materia, es la electricidad que se mueve desde el
potencial infinito del espíritu hasta el mínimo potencial de la materia.

Esta conciencia puede ser puesta en movimiento. La vida es movimiento.


La vida es quietud, pero la paradoja de esa quietud, es que permite la
máxima velocidad y mientras más vacíos, es más veloz, más livianos, con
mayor posibilidad de ascenso, por haber menos lastres, menos gravedad,
mucha más levedad, gratuidad, presencia; de esto es de lo que trata la
conciencia.

Por esta razón cuando hacemos silencio interior, nuestra conciencia es


mucho más penetrante, mucho más incluyente y paradójicamente
mucho más activa. Cuando acallamos todo el ruido externo nos
encontramos con nosotros mismos.

Cuando yo te abrazo y me olvido de mi mismo y me doy en el abrazo, en


el fondo de tu corazón, me encuentro conmigo. Este es el milagro del
abrazo. Me reconozco y en este reconocimiento tú te reconoces y cuando
nos podemos reconocer, rescatamos nuestra verdadera identidad, esta
identidad es el alma en nosotros.

No hay que hacer muchas cosas, simplemente hay que hacerle un campo a
la vida, hacer el vacío. Un buen psicólogo se olvida de todos, hace el
vació y se entrega al fluir de los instantes. La psicología del alma es la
psicología del fluir en el instante. Es la psicología del hombre creador, es
la psicología del artista o del poeta, porque la vida es más un poema que
una ecuación. La vida es totalmente impredecible. No podemos seguir
entendiendo tantas cosas sin haberlas aprendido. Entendemos muchas cosas
pero jamás las aprendimos. Las aprendemos cuando las volvemos un fuego
interior. Aprender es prender. Encender en el interior la llama de la vida
para que podamos comprender. Comprender es abarcar y abarcar es incluir,
incluir es abrazar y abrazar es avivar el fuego de la conciencia en nosotros,
el fuego de la mente, el fuego de la vida.

Se trata entonces de que podamos fluir a través de tres fuegos. Hay tres
fuegos en el universo:

1- El primer fuego, el Fohat, el fuego de la mente universal.

2- El segundo fuego es prana. Prana es el fuego de la vida, es el fuego que


desciende y habita el territorio de una vida, por esto prana es otra variedad
de la conciencia, es una expresión del alma, es aquello que ubica y circula a
través de la red etérica, y que nos une a todos los seres y las cosas; la red
etérica es el campo desde el cual emergemos y en el cual tenemos la vida,
el movimiento y el ser.

3- El tercero es el campo cuántico, el espacio de Bhrama. El espacio de


Bhrama es el espacio del espíritu. Y el espacio del espíritu genera cinco
movimientos inteligentes llamados los movimientos de la conciencia.

De los tres fuegos derivan los cuatro fuegos de la materia, para hacer con el
tercer fuego cinco en total.

El primero es el fuego de la mente, el fohat. Es el quinto elemento si lo


contamos de abajo hacia arriba, por esto decimos que la mente se asocia al
número cinco que es la estrella de cinco puntas, el símbolo del hombre,
que significa que el es humano, es humanidad, que es un hijo del fuego del
mental. Es a través de este fuego como podemos expresar nuestra
conciencia a través de los reinos de la naturaleza que habitan en nosotros.
Tenemos entonces este gran fuego de la mente, el fuego de fohat, que se
diversifica en las cinco corrientes del prana.

Estas cinco corrientes del prana que recorren todo nuestro cuerpo, animan
todos nuestros chakras, sentimientos y pensamientos y son responsables de
nuestra vitalidad. Es ahí en el fondo más oscuro de la materia, dormido,
está un fuego colosal de Kundalini, el mismo fuego del espíritu congelado
y anclado como un programa en el seno de la vida, que es el holograma
oculto que está en la base de toda la materia. Detrás de cada uno de
nosotros hay un holograma espiritual, que la evolución tarde o temprano va
a despertar. A través de la evolución o a través de la iniciación como
expansiones rápidas de conciencia, despertamos nuevamente el fuego del
espíritu que duerme en la materia.

De la unión de estos tres fuegos se inscribe en nuestro cuerpo todo aquello


que somos, por lo cuando miramos el cerebro tenemos tres cerebros
incorporados:

1. El cerebro reptil que maneja el fuego de Kundalini, la energía


ancestral, los programas de la vitalidad, aquel que maneja todas las
funciones vegetativas básicas y que permite la supervivencia o la
sobre-vida.
2. El cerebro límbico que permite dinamizar la vida y manejar todas
las emociones e instintos.
3. El cerebro neurocortical a través del cual manejamos todo nuestro
proceso de humanización que consiste en el acercamiento al alma, es
decir que el espíritu puede acercarse hacia la materia.

Ahora observemos al cerebro o SNC desde una dinámica en movimiento.


Normalmente la vemos como una representación estática, una zona de la
corteza motora, en la zona posterior la corteza somato-sensorial tenemos la
corteza visual, aquí la corteza auditiva y siempre vemos representaciones
más o menos fijas.
Esta no es toda la verdad, esta es una verdad parcial y obviamente se
convierte en una gran mentira, porque lo más importante del cerebro es la
conectividad, su ínter-conectividad.

Lo más importante del cerebro son las interneuronas, es decir, lo que está
ocurriendo en los espacios intermedios entre estas partes corticales activas.
De tal manera, que todo lo que llega a la corteza, a través del tálamo, se
multiplica, ¿por qué?, por tu vida, este es el factor de multiplicación: tu
experiencia viva.

Tú no lo puedes multiplicar de otra manera, por tu historia viva, por tus


antecedentes, por todo lo que has guardado allí en este supercomputador.
Esto sirve de telón de fondo, de contexto para que todas las experiencias
nuevas puedan tener realmente un significado. De tal manera que todas
las sensaciones, todas las percepciones son moduladas a través de
múltiples circuitos hasta que explotan a nivel del sistema nervioso central.
Pero cuando pero cuando esto ocurre se vuelven una percepción que genera
un concepto, una visión del mundo que permite adaptarte a la vida de una
determinada manera.

La creación de nuestro mundo interior


Cuando nos llega una información sensorial desde el tálamo a la corteza,
digamos por ejemplo el sabor de la leche, este sabor que está aquí a través
de todos los grupos de ínter-neuronas, empieza a hacer un barrido por toda
la corteza cerebral y de pronto la leche me recuerda a la madre, y la madre
me recuerda lo femenino, y lo femenino me recuerda la dulzura, y la
dulzura. Es decir, se va haciendo una cadena de movimientos, que le dan
profundidad a una percepción simple de tal manera que esta percepción es
interiorizada y enriquecida. Esto significa que nosotros a través del
cerebro lo que hacemos es crear un mundo, un mundo interior.

Sin embargo este mundo no lo creamos desde afuera solamente. Porque


así como tenemos la percepción del vaso de leche, o la visión del sol que se
levanta, podemos cerrar los ojos e imaginar el sabor de la leche, y
degustarla, o cerrar los ojos e imaginar el sol que se levanta. Y cuando hago
esto está ocurriendo en mí exactamente lo mismo que ocurre cuando lo
percibo desde el mundo exterior. Es decir, desde mi mundo interior yo
puedo recrear en el cerebro los mismos fenómenos, el mismo cuadro de
visión total que puedo recrear desde el mundo exterior.

Esto es una fantasía, porque en el hombre no es lo que sube al cerebro lo


que demarca nuestra conciencia, es lo que crea el cerebro y es lo que
desciende del cerebro. De tal manera que nosotros pudiéramos decir que
tenemos un tallo cerebral que nos nutre con todas las percepciones, que
van a través del tálamo, el hipotálamo y que se distribuyen por toda la
corteza cerebral.

Imagínense que también hay otro tallo cerebral invisible hacia arriba, este
tallo cerebral lo conocían los antiguos como “el hilo de la vida o el hilo
del sutratma”. Él es aquella corriente que nos conecta con el alma.

Adaptación
Así, que veamos el cerebro como un agente intermediario entre dos
mundos, el mundo de abajo, el mundo de afuera y otro mundo, el mundo de
adentro, el mundo de arriba. Entre el abajo y afuera, y entre el adentro y
arriba, nosotros estamos haciendo una permanente síntesis y esta sínteis es
nuestra conciencia adaptativa, nuestra verdadera inteligencia; porque
nuestra verdadera inteligencia no es mental, ni es emocional, ni es
intelectual, sino que nos da la posibilidad de adaptarnos a la vida

La adaptación a la vida no es sólo un asunto externo, es también un


asunto interno.
Esto restaura mi libertad. Mi verdadera libertad es que yo puedo optar por
responder de una o de otra manera a la vida. No estoy determinado por la
percepción externa, sino que puedo reelaborar esta percepción externa,
de hecho la porción de información que viene de fuera es con mucho la
menor. Podemos decir que a cada quantum de información, le añadimos
otros diecinueve que ya tenemos en el interior, construyendo una imagen de
veinte partes. Una parte es lo que recibimos de afuera y diecinueve es lo
que nosotros le agregamos, y a esto lo llamamos el mundo, y este mundo
es lo que proyectamos al exterior. De tal manera que no es cierto que
veamos el mundo, nosotros proyectamos una película a la cual llamamos
el mundo.

Nuestras programaciones
Esta puede ser una película hermosa, que está en resonancia con el mundo
y exalta su belleza o puede ser una película que niega el mundo y que lo
que me hace ver es el mundo de la ilusión. Todo depende de nuestras
programaciones. Estas programaciones están a nivel del sistema nervioso
central y no son sólo nuestras, porque son las programaciones de toda la
filogénesis.

Todas estas dificultades y fricciones en el cambio, están en nuestra


memoria cerebral.
Allí están los delfines, los reptiles. Imagínense un sapito que va a saltar
fuera del agua, y conquistar la tierra y morirse millones de veces y
desecarse hasta que ensaya la construcción del tímpano y los pulmones y
aprende a manejar el aire. Todos estos traumas, todos esos focos de
Hamer, están en nuestro núcleo celular. Todas estas dificultades y
fricciones en el cambio, están en nuestra memoria cerebral.

El pasado familiar
No sólo tenemos pasado, no sólo tenemos un pasado filogenético, sino que
tenemos un pasado familiar.
Así que alguien se suicidó hace tres generaciones en la familia y de pronto
su hijo lesiona a la madre y la madre se quiere suicidar y nadie entiende
porque se quiere suicidar y por qué el hijo agrade a la madre.

Constelaciones familiares
Simplemente estamos viendo que todas estas imágenes se transfieren y no
sólo se transfieren vía campo cuántico, o por una energía misteriosa, sino
que de alguna manera tienen que estar aquí presentes, vivas en el cerebro,
moviendo el comportamiento. Así que cuando hablamos de constelaciones
familiares, cuando hablamos de nuestro pasado filogenético, nuestro
pasado familiar o nuestro pasado personal, realmente estamos
refiriendonos a cosas que tienen que inscribirse en el cerebro porque si no
se inscribieran en él realmente no podrían modular nuestro
comportamiento. En nuestra concepción, la mente está en el cuerpo, el
pasado está en el cerebro, la filogénesis y el pasado de la familia está vivo
en el cerebro y cualquiera de estos programas se puede encender en
determinado momento.

Hasta ahora hemos pensado en la conciencia como en una placa sobre la


cual pudieramos imprimir un holograma láser y este holograma lo
llamamos la conciencia del pasado, conciencia de lo que he sido, mi
conciencia genética o filogenética. Sin embargo no somos sólo eso,
porque también soñamos y también proyectamos nuestra conciencia hacia
el futuro, tenemos expectativas. De tal manera también vemos nuestro
tiempo, el personal.

El tiempo personal tiene dos facetas. Una faceta hecha del pasado y
que son mis programaciones donde el cuerpo es una pantalla.
Estos programas (como disquete) están puestos en mi disco duro y se
activan emergiendo por la pantalla de mi cuerpo, por mis orejas, por mis
ojos, por mi nariz, pero también en mi hígado. El cuerpo es una pantalla
donde se está expresando esta conciencia programada de la evolución, a la
que yo no puedo renunciar.

El libre albedrío y la programación de la humanidad


Por esta razón no tiene sentido decir que la enfermedad es mental y es mi
culpa, porque muchas enfermedades son humanas. El hecho de ser
humano hace que yo tenga la programación de la humanidad y en la
programación de la humanidad hay enfermedades planetarias. Así como
hay enfermedades del reino mineral y hay enfermedades de las plantas.

Digamos que las plantas pasan su tristeza en el otoño y nosotros como


seres humanos, tenemos esta memoria del otoño y de pronto se nos cae el
pelo, o nos ruedan las lágrimas, pero de todas maneras este es nuestro
otoño. La vida también tiene estaciones y pasamos a través de estos ritmos
que están programadas en nosotros y en nuestro cerebro.

Tenemos nuestros programas y empezamos a comprender que se relacionan


con circuitos de castigo, con culpas, con remordimientos, que tienen que
ver con nuestra ausencia de paz. Cuando no tenemos paz, nuestras
programaciones están incidiendo negativamente sobre nuestro presente y
sobre nuestro cuerpo.

Comprensión es reconciliarse con el pasado


Muchas de nuestras enfermedades son simplemente ausencia de la paz. La
paz tiene que ver con la reconciliación del pasado, y ésta pasa por
comprenderlo. Si yo comprendo el pasado, aprendo la lección y si aprendo
la lección el pasado deja de ser una programación, un lastre y se vuelve una
materia prima de mi porvenir, un elemento activo que dinamiza mi
presente. Si no comprendo mi pasado siempre lo llevaré a cuestas. Mirar de
frente al pasado es mirar el sol de la vida, aquello que hemos aprendido,
aquello que hemos heredado.

Hay muchas cosas que tienen el piloto automático, como no necesitamos


empezar a pensar en como respiramos para poder sobrevivir, es una
ganancia ya adquirida. En relación con el pasado y con la conciencia hay
una estrategia: conectar el piloto automático, no oponerse a la
inteligencia de mi naturaleza. Esta inteligencia ya está programada en
todo mi cuerpo, en cada una de mis células, si yo aprendo de mi
naturaleza y soy respetuoso con ella, dejo que “fisis”, -esta fuerza de la
naturaleza - actúe para sanarme, aunque luego voy a ver que sólo con ellas
no es suficiente.

Las leyes de la naturaleza son la conciencia automática,


Lo único que tenemos que hacer con estas leyes es dejarlas pasar. No las
tenemos que inventar, no tenemos que ir a hacer una ingeniería genética
especial para volver a inventarnos: el peristaltismo, la tensión vascular, los
movimientos intestinales y la función endocrina. Estos son programas que
se han probado durante miles de millones de años. El problema surge
cuando no las dejamos pasar, cuando retenemos.

Una fórmula de aprendizaje


Si un organismo retiene agua se hincha, pero si yo retengo mi historia,
también me hincho con ella. Frecuentemente vamos pesados, inflados por
la vida. Dejamos que la historia sea un maestro que la vida nos ha dado
(que no es ni buena ni mala), sino una fórmula para aprender lecciones,
cuando la dejamos pasar. Observa tu cuerpo, respeta la inteligencia de tu
cuerpo, escúchalo, déjalo que él se ordene solo en este plano material que
corresponde al pasado.

¿Qué es el pasado en nosotros?, son los terrenos inferiores de la naturaleza. En mi está


incorporada la sabiduría del reino mineral y el reino mineral es un sabio, sino que lo
digan los ordenadores, los computadores, que lo diga el efecto fotoeléctrico, que lo
diga el sílice y su capacidad casi infinita de almacenar memoria, esto es una
inteligencia inherente a la materia, que podemos despertar y utilizar para nuestro
beneficio. Y si no que lo diga la belleza del diamante, la dureza del diamante, la
armonía de las piedras preciosas. Toda esta armonía del reino mineral está en nosotros.

No resistencia: no estamos aquí para cambiar nuestra naturaleza


¿Y qué nos dice esta armonía? Que el reino mineral es una forma de
conciencia destinada a dejar pasar la luz. De tal manera que cuando nuestra
vida se vuelve sombría simplemente es porque no dejamos pasar la luz.
Dejar pasar es no resistencia, esta es la clave. No te resistas a lo que eres,
porque esto es una herencia de millones de años, ¿para qué vas a pretender
cambiarla? No pretendas cambiar tu nariz, ni tus huesos, ni tu cara, ni tu
programa genético, este programa ya es perfecto. Demasiadas veces somos
como un necio que tiene un mini computador portátil y pretende
reprogramar todo el computador de la sabiduría cósmica. No estamos aquí
para cambiar nuestra naturaleza, estamos aquí para elevarnos desde ella
comprendiendo que podemos ascender de las leyes de la naturaleza a las
leyes de la conciencia.

No resistirse al dolor porque lo convertimos en sufrimiento


Así que tenemos una primera norma, dejar pasar el pasado, no resistirse al
dolor, porque lo convertimos en sufrimiento. No resistirse al amor, al
instinto. Permite que tu naturaleza se manifieste, que tu armonía se revele,
sin ningún obstáculo, no te resistas a ella. Puedes ser todo lo duro que
quieras pero no te resistas a tu luz, no resistas la luz.

Tu naturaleza es perfecta aunque tengas un cáncer.


Vamos a verlo más tarde, el cáncer no es una catástrofe, es también una
expresión de la energía, de la fuerza, y de la inteligencia de la naturaleza.
Esta naturaleza no sólo actúa en el individuo, sino que actúa en la
colectividad. Así que aquello que nos pasa es una lección cuando lo
podemos ver en la dinámica del presente.

Perdón: dejar pasar


A esto lo podemos llamar el movimiento del perdón. Perdonar es dejar
pasar. Perdonar es dejar que el pasado se vaya a donde le corresponda y
quedarnos con sus lecciones en el presente. Perdonar es quitar todo el
lastre de la culpa y el castigo. Pero el lastre de la culpa y del castigo no
solamente es psíquico o emocional, sino que también están inscritos y
anclados en nuestro cuerpo físico. Porque muchas enfermedades que
sufrimos son auto-castigos, son maneras que tienes de condenarte. Tú te
prohíbes muchas cosas, y te reprimes de muchas cosas, no sólo
emocionalmente, no sólo mentalmente, sino sobre todo fisiológicamente.
Circuitos del castigo
A nivel del tallo cerebral están los denominados “circuitos del castigo”.
Estos circuitos fueron necesarios para aprender en la evolución, a través de
ellos aprendí que el fuego quemaba y gracias a ello la especie existe. Si yo
acerco mi dedo al fuego y no experimento la sensación del calor quemante
y doloroso no aprendo esta lección. De tal manera que sigue habiendo
permanentemente un circuito que me reprime de acercar excesivamente mi
mano hacia el fuego. “La letra con sangre entra”, esto quiere decir que
estos circuitos fueron necesarios para el aprendizaje en una raza primitiva
que todavía no sabía usar su instrumento.

Los circuitos colinérgicos del castigo como anclajes del pasado


Hay religiones que están todavía a niveles del cerebro reptil. Estas
religiones son las de un Dios guerrero y castigador, las del infierno y las del
purgatorio, todas estas versiones que tenemos del infierno realmente se
inscriben acá. Muchos de nosotros llevamos todavía aquí inscritos circuitos
colinérgicos que mueven todo el sistema de castigo que hay en la sustancia
gris, pero este sistema de castigo frena el placer en la vida, lo prohíbe. Hay
también en estos circuitos una gran concentración de opioides-endógenos,
y de sustancias productoras de placer, necesarias para vivir, pero el
circuito está frenado cuando tú estás anclado a tu pasado, a la programación
del pasado.

Quitar el lastre es liberar la formación reticular.


La formación reticular es un as de sinapsis y de fibras enormes que llega y
nutre el tálamo y a través de esta toda la corteza cerebral. Pero cuando nos
quedamos detenidos en el pasado, en nuestro cerebro reptil, en la
modalidad de aprendizaje a través del castigo, realmente no tenemos
energía cortical, no tenemos energía en la corteza cerebral y no podemos
funcionar.

Fatiga crónica y fibromialgia


Podemos verlo en el síndrome de fatiga crónica y encontramos
frecuentemente alguien que va con el fardo del pasado todos los días a
cuestas y obviamente no puede menos que fatigarse infinitamente. En un
síndrome como la fibromialgia obviamente si estoy con brusismo haciendo
fuerza con mis mandíbulas y con mi cerebro reptil toda la noche, estoy
luchando contra los dragones y por la supervivencia cada noche, cada día
que me levanto me duele absolutamente todo. Si estoy aquí no tengo el
combustible de la dopamina, de la serotonina, y de los neurotransmisores
que van a nutrir de excitación mi vida, pierdo toda capacidad de excitación,
se baja la libido y me deprimo. De pronto ustedes ven a alguien que dice
tener una depresión endógena, un síndrome de fatiga crónica y una
fibromialgia. Todo es lo mismo, no son enfermedades diferentes. Son
variedades, síntomas de la misma enfermedad y esto revela que a nivel de
la barrera sub-occipital hay una oclusión de toda esta energía que no puede
ascender y esto también es físico.

Lo mineral como carga del pasado


Aunque expliquemos o hiciéramos sanaciones y otras cosas más,
tendríamos que resolver los problemas del campo físico. El atlas es
importante, movilizas el atlas y lo integra en su lugar y empieza a sentir
energía. ¿Qué está sucediendo? Que por el atlas pasa toda la energía que
sube al cerebro, por tanto si yo quito una válvula que está obstruyendo el
pasaje a nivel del tallo cerebral, libero también de la carga del pasado. Es
como si yo permitiera remontar desde tu piso filogenético esta memoria
filogenética y ascender por fin a tu humanidad, por tanto incluso es
esperable que sucedan cosas espirituales a partir de esto. Y se van a
preguntar como moviendo el atlas puedo modificar mi modo de ver el
mundo, mi calidad de energía, pero también el sentirme amoroso frente al
mundo. Simplemente que si tenían un bloqueo, se puede liberan la represa
y automáticamente vuelven a utilizar su instrumento.
Esto quiere decir que los huesos son importantes dentro de esta nueva
psicología de la conciencia,. ¿Cuántos traumas de tu pasado están
almacenados en el periostio? Puedes hacer un psicoanálisis, pero si están
en el tuétano y en el periostio, no los vas a sacar, están aún por debajo de
Eros, más allá de los infiernos, en todo este antecedente evolutivo que es
tu reino mineral.

El llanto visceral
A veces nuestra conciencia, nuestros traumas han descendido hasta el reino
mineral, están profundamente congelados y anclados. De tal manera que
alguien te hace un rolfing, un masaje duro hasta el periostio y te libera un
sentimiento profundamente retenido y empiezas a descubrir algo que no
sabias, que ni siquiera existía en ti porque se encontraba allá guardado.
Buscas con tu intelecto la clave de tu problema y de pronto una persona
amorosa te hunde los dedos hasta la cadena ganglionar simpática del
estómago, te hace un masaje y tu diafragma convulsiona y empiezas a
llorar, a tener este llanto visceral, este llanto que ya no viene de la víctima,
del que se queja, sino que sale del fondo del alma y empiezas a curarte.
Empiezas a curarte porque permites que tu energía pueda ascender y se
pueda mover. De tal manera que lo que ocurre con nuestro pasado está
pasando con todo nuestro cuerpo.
Puntos cruciales
Encontramos en nuestro pasado puntos cruciales, puntos de cruce que no
son sino vórtices caóticos. Puntos luego de los que la vida ya jamás volvió
a ser la misma. Puntos intensos, tiempos intensos, en que dejamos gravada
profundamente una cicatriz o un cauce de alegría. Estos puntos cruciales
recogen toda la memoria del pasado de tal manera que no tenemos que
hacer una regresión e ir hasta el momento en que yo era una ballena o un
delfín, no es necesario. Estos puntos cruciales guardan toda la memoria de
todos tus ciclos, si podemos encontrar en el tiempo de este ciclo vital,
porque simplemente están recogiendo como una espiral los tiempos de
otros tiempos donde se almacenan como paquetes de información.

En mi cuerpo están inscriptas toda la historia


De manera que es posible que a los catorce años yo tenga un evento crucial
desde el punto de vista emocional, pero este evento crucial está
almacenando como una onda portadora de todos los eventos de mi memoria
ancestral, de las memorias anteriores en las que estaba desarrollando la
plena identificación con mi masculinidad o con mi feminidad. Están vivas
en el presente de esta vida, todos los tiempos de tu historia y estos tiempos
de tu historia también están inscritos en tu cuerpo.

El holograma de todo el cuerpo


Aquí encontramos al hombre desde la barrera pélvica hacia abajo.
Digamos que este cerebro reptil está también en el ejemplo de nuestra
capacidad de reproducirnos, de crecer y de multiplicarnos. Este cerebro
reptil está también en el endodermo. Tenemos capas embriológicas como
tenemos un cerebro reptil, mamífero y humano y tenemos un endodermo,
un mesodermo y un ectodermo. Entonces, estas conciencias no sólo son
cerebrales, sino también histológicas, son embriológicas y se inscriben en
el territorio anatómico de nuestro cuerpo. Empezamos a comprender que la
psicología de la conciencia es rescatar el holograma de todo el cuerpo, no
sólo de la anatomía sino hasta la histología, hasta la célula y en la célula
encontramos la membrana celular, el citoplasma y el núcleo.

Cuando hablamos de esta zona estamos hablando del citoplasma, del


plasma en el que la célula tiene la vida y su movimiento. El ectodermo
equivale al núcleo y el mesodermo equivale a la membrana celular, pero las
correspondencias no acaban allí y en ellos también están representados los
tres cerebros.
Entonces comprendemos en la dinámica de una nueva psicología que la
psicología es la ciencia del alma, pero también la ciencia del alma en el
cuerpo. Es la ciencia del alma en la célula, es una ciencia para rescatar la
integridad que se refiere a que no podemos medicamentar la psicología ni
imponer un pensamiento psicológico a la medicina, sino encontrar una fase
intermedia donde un psicólogo pueda navegar por el territorio del cuerpo,
encontrando los afectos y los traumas en el cuerpo. Un buen médico puede
dialogar por el territorio de las emociones para encontrar en este territorio
emocional muchas de las causas que están en el seno del cuerpo.

Primera conclusión: En toda esta fase de la conciencia en Sintergética y en


todo este movimiento hacia una nueva conciencia el pasado no ha pasado.
Cuando una lección es presente vivo, lo puedes vivir en tu corazón, ahora
mismo y aquí.
Segunda conclusión: el pasado puede cambiarse, cuando se cambias su
significado.
Tercera conclusión: Esto implica algo revolucionario, puedo cambiar mi
historia, mi programa, mi memoria y mi cuerpo. No cambiar de cuerpo,
sino cambiar mi cuerpo. No morirme, sino vivir de un modo diferente en el
seno de mi cuerpo. Puedo hacerlo.
Cuarta conclusión: cuando conquistamos la lección del pasado en
presente tenemos paz.

Cambiar el código de víctima


Una persona se cura de cáncer cuando cambia de actitud, cuando cambia el
código de víctima. Cuando dejamos de ser víctimas, tomamos posesión de
nuestro cuerpo. La actitud de víctima nos impide poseer nuestro cuerpo,
nuestra historia, nuestra memoria. Emplear el disco duro de la evolución
que ha sido guardado como un precioso instrumento para que podamos
avanzar hacia nuestra humanidad.

Reconquistar la paz
Cuando conquistamos la lección del pasado en presente tenemos paz.
Cuando tenemos paz, accedemos a la máxima economía energética que en
términos fisiológicos llamamos respuesta de relajación. Cuando tenemos
respuesta de relajación o nuestras aguas están en calma, podemos
profundizarnos al océano interior de la serenidad y desde la serenidad
podemos actuar en la vida a través de nuestro ser profundo, de lo que
somos.

Esto implica en la dinámica terapéutica:


- Resuelvo el pasado - Disuelvo el pasado y encuentro su significado -
aprendo la lección - conquisto la paz interior, la paz del corazón, me
sereno, me aquieto - entro en el vórtice de mi silencio - me controlo, tengo
control de mi - lo que no tiene nada que ver con la represión - me asumo,
tomo posesión de mi territorio.

Asumo el pasado como una lección presente, que me proyecta hacia el


porvenir con toda la fuerza que este porvenir puede tener si yo tengo
resueltas las lecciones de mi pasado. La paz es la condición para que
cualquier acción sea significativa. La vida está hecha de significados,
porque la vida es aprendizaje. Aprendemos cuando reconocemos el
significado. Pero no podemos reconocer el significado de un texto
aislado de su correcto contexto. El contexto de nuestra humanidad es la
paz.

La paz interior
“Mi paz os dejo, mi paz os doy”. Hemos recibido esta herencia, la
herencia humana. La paz no se conquista afuera. La paz es un estado
céntrico de silencio interior que habita en el corazón, de cada uno de
nosotros, y no depende de ninguna ausencia. La paz es totalmente
incondicional. No tiene ninguna condición. No podemos pedir que cese
el ruido para tener paz. Cuando pedimos que cese el ruido exterior para
conquistar la paz es porque tenemos un terrible ruido interior. Cuando
tengamos paz ni siquiera escuchamos el ruido afuera. Detrás de todos los
ruidos, escuchamos la verdadera música, la armonía del universo. Detrás
de cada dolor vamos a percibir un significado de luz y de amor.

Primer movimiento terapéutico:

Tú das tu paz.
No des nada más. Si das tu paz eres el mejor terapeuta del mundo
porque permites que tu paciente se encuentre consigo mismo y este es un
encuentro trascendental. La gente no te busca a ti, la gente se está
buscando. Tú eres la disculpa. Sé un espejo transparente, ten paz en tu
corazón, abrázalo simplemente, escúchalo simplemente, que esto ya es
trascendental y desde el vórtice de tu paz, él va a encontrar su paz. Porque
la paz es contagiosa, es muy contagiosa.

Donde nace la paz


Allí donde ustedes encuentran un templo, donde la gente se va a orar,
donde eleva su corazón, donde tiene fe, confianza y esperanza, donde se
silencia, donde asume una actitud física y emocional de recogimiento, en
estos templos, hay un vórtice de paz. Allí donde la gente no va a exigir
sino que va a pedir humildemente en este vórtice de humildad nace la paz.

Allí donde un paciente se encuentra no un científico sino un sabio, es decir,


alguien que conoce con humildad, esto es un sabio, va a obtener paz, desde
su humildad va a obtener paz, porque se genera una respuesta de apertura.
Por eso el primer movimiento es abrir las puertas de la conciencia, y la
llave para abrir las puertas de la conciencia es la paz. No hay puertas
abiertas de la conciencia sin paz.

Reacción de ataque o fuga


Como seres humanos tenemos expresiones de la conciencia primitiva,
como son la respuesta de ataque o fuga, ataque o huida. Una respuesta
primitiva y en esta respuesta está cerrada todavía la compuerta de la paz.
Esta no es una respuesta humana sino que todavía es nuestro pasado vivo,
es nuestra herencia animal. Nos comportamos allí como el reptil o como el
hombre animal, y entonces atacamos o huimos. Muchas de nuestras
enfermedades son simplemente la expresión de la reacción de ataque o fuga
en nuestra fisiología.
La hipertensión por ejemplo. Muchas enfermedades ácido pépticas,
muchos tumores son la expresión de una reacción de ataque o fuga.

El péndulo para los dos pares de opuestos


Esta reacción de ataque o fuga corresponde a un manejo de nuestra
conciencia emocional que tiene que ver con el temor, la reacción de fuga o
con la ira, la reacción de irascibilidad, reacción de ataque. El temor y la
fuga son simplemente dos pares de opuestos, en torno de los cuales
frecuentemente se mueve el péndulo de nuestra vida, porque no estamos en
el centro.

La estrategia del reptil


No se trata de no tener ira sino de tratar de no dejarse poseer por la ira, de
no caer en la irascibilidad. No se trata de no tener temor, el temor es un
agente de la evolución, se trata de no caer en el pánico, de que el temor no
se quede congelado y convirtamos en personas temerosas. Es distinto
experimentar temor, a ser temeroso; es distinto experimentar ira a ser
irascible. El problema no es experimentar un sentimiento sino dejarlo
congelado y cuando dejamos congelados este tipo de reacciones realmente
estamos repitiendo y reeditando una estrategia de un pasado remoto, que es
la estrategia reptil en nosotros.
Se intenta entonces de estar en el centro, este centro es la paz. ¿Cómo
logramos la paz, la primera condición de la conciencia?, trascendiendo más
allá de la reacción de ataque o de huida, más allá de la simple reactividad.
Estas son las dos primeras expresiones de la conciencia. Cuando somos
reactivos, somos como los químicos, como los elementos químicos que
reaccionan. Dos reactivos se juntan para formar una molécula. Somos
moleculares, digamos que reaccionamos con nuestro cuerpo molecular.
Pero a nivel del hombre, a nivel humano, a nivel de los animales superiores
surgen formas cada vez más elaboradas de sensibilidad. De tal manera,
cuando nuestra respuesta frente a la vida es una respuesta sensible,
empezamos a conquistar la aproximación desde nuestra piel, desde la
periferia hasta nuestro corazón, el centro y esta es la vía de la paz.

La paz pasa a través del dolor


Por esto la vía de la paz pasa por la sensibilidad y por el dolor. Por esto la
crisis de sensibilidad es la gran primera crisis en la vida que aproxima al
vórtice de la paz. No tenemos paz si no hemos sido sensibles. No tenemos
paz si no hemos pasado a través del dolor. La paz no es la negación del
dolor, la paz no es la insensibilidad. Frecuentemente confundimos la paz
con la inmovilidad. La quietud de la paz no es inmovilidad, es una
profunda sensibilidad que toca tu centro. No tenemos que enseñarle a la
gente a que se defienda del dolor, que no lo congele y lo convierta en
sufrimiento. No tenemos que enseñarle a la gente a que se resista al dolor.
No tenemos que dar más analgésicos y anestésicos. Tenemos que
permitir que esta sensibilidad no sea la sensiblería externa de la piel, sino
una sensibilidad interna que toque tu corazón, porque cuando tu corazón
es sensible tienes paz.

Cuando tu corazón es sensible no experimentas la vida desde la periferia.


Cuando tu corazón es sensible te relacionas desde el centro, desde tu
verdadera esencia y cuando reconoces este potencial interior ya no buscas
nada más. Cesa toda búsqueda, estás contigo en el centro, tienes paz,
experimentas la paz.

Ahora preguntamos en términos de conciencia ¿es posible experimentar un


sentimiento de paz? Cuando la vida está tan complicada, cuando hay
guerras, cuando la familia y la economía no van bien, ¿a pesar de todo es
posible experimentar un sentimiento de paz?

La otra pregunta ¿es posible transferir este sentimiento de paz? Todos


nosotros en la vida hemos tenido momentos de profunda paz, de contacto
interior y de comunión.
Imaginaría: Ejercicio de paz
1. Vamos ahora durante unos segundos a tratar de recordar uno de estos
momentos. Y a vivir este momento con todo nuestro cuerpo. Pudo ser un
abrazo, un atardecer, un momento de realización, un momento de silencio,
una oración callada en un templo. Siempre vamos a reconocer que en la
vida pasamos por momentos sublimes de paz. Vamos ahora a tratar de
sentir esta paz. No sólo en el pensamiento, sino en el sentimiento. No sólo
en el sentimiento, sino en la fisiología que esta paz recorre en todo nuestro
cuerpo. Cerramos los ojos y dejamos que nuestra conciencia se ponga en
contacto con este momento de la paz.

2. Ahora vamos a tomarnos de las manos, los que estén en los extremos
ponen una de las manos en el corazón, y los otros se toman de las manos,
las dos manos. Y vamos a imaginar que podemos dar esta paz y recibir la
paz y que podemos entrar en un vórtice de paz. Sin ninguna resistencia,
desde nuestra paz recibamos la paz y demos esta paz multiplicada.

3. Ahora vamos a experimentar un sentimiento grupal de paz. Conectamos


con esta paz del grupo y la vamos a llevar a todos los espacios de nuestro
cuerpo, a nuestros pies, nuestras rodillas, nuestras caderas, nuestra
columna. Una onda suave de relajación armoniosa que llamamos paz,
recorre cada rincón de nuestro cuerpo. Dejamos que la paz sonría en
nuestra expresión, en nuestra mímica, que relaje también todos los
músculos de la cara, que sea esta onda suave que permite, que
relajadamente caigan los párpados de los ojos. Aflojemos los hombros,
aflojemos los pies, todo se afloja, se hace fluir y se relaja por este
sentimiento de paz que nos embarga.

4. Vamos a imaginar que esta paz trasciende nuestra piel y más allá de
nuestra piel, el campo que nos circunda, en todo nuestro campo etérico,
emocional y mental y que va inundando esta corriente de paz y
proyectamos esta paz, al espacio de nuestras relaciones, allí donde hay
tensiones con el esposo, la esposa, el hijo, el jefe, la empleada, allí donde
ha habido tensiones en la relación. Visualizaremos que todo este campo de
relación también es inundado por la paz.

5. Ahora imaginamos un lugar que necesita paz, quee puede ser el Medio
Oriente, Irak, Irán, Estados Unidos, Colombia, América latina, allí donde
creamos que nuestra paz se necesita, esta paz humana que es la paz de
todos. Y centrando nuestra conciencia en el entrecejo como un haz de luz
que permite proyectar nuestra paz.

6. Ahora visualizamos como cualquier terapeuta, una mamá, un papá, un


psicólogo, un médico frente a su paciente: nos vamos a ver frente a alguien
tenso, con un patrón de personalidad irritable e imaginamos que podemos
llevar su imagen a nuestro corazón e inundarla de nuestra paz. Ahora
regresamos a través de nuestra frente, esta imagen a su propio corazón. Lo
visualizamos en paz consigo mismo, en su propio corazón.

Desde nuestra paz entramos en contacto. El contacto humano sólo es


posible a través de la paz. Abrimos los ojos, separamos las manos, las
llevamos al corazón. Recogemos sobre el corazón este sentimiento de paz
de todo el grupo y nos volvemos a conectar. Ponemos la conciencia en el
entrecejo, la mente firme en la luz y nos conectamos.

Aquietar las emociones


Normalmente la falta de paz se debe a la turbulencia del cuerpo emocional.
Está hecho de todo el patrón de relaciones de nuestras emociones que es
donde tenemos la máxima turbulencia. Este cuerpo emocional es como un
lago. El cuerpo mental es como el sol. El cuerpo físico es como el fondo
del lago. Lo que hacemos como terapeutas de la conciencia es llevar la luz
del sol al fondo del lago, es lo único que tenemos que hacer. Es dejar que
la mente ilumine el cerebro.

Para que el cerebro se ilumine es necesario que la energía del alma y de la


mente impregne las neuronas con su programa, para ello hay una
condición y es la quietud de las aguas, que las aguas estén tranquilas y
serenas porque cuando las aguas están tranquilas y no hay turbulencias, la
luz del sol puede penetrar hasta el interior, hasta el fondo del lago y
pueda activar las neuronas, que puede activar el cuerpo físico. De lo que
se trata en la terapéutica es que el alma tome posesión de su instrumento,
el sabio interior, el médico interior, el ángel solar, la presencia en
nosotros se afirme en nuestro cuerpo y la única manera de hacerlo es a
través del aquietamiento de las emociones.

Las emociones son el principal instrumento de ascenso de la vida.


Sin emociones la vida no tiene sentido. Lo que en una fase primitiva es la
fuerza del deseo, luego se convierte en una fuerza de aspiración que nos
lanza por la vía ascendente hacia la conciencia superior. Hay sucesivos
ascensos de tal manera que en un momento dado de la evolución surge de
la atracción, que es ir más allá de la fuerza del deseo. Lo que en el
comienzo fue atracción molecular, eléctrica o magnética se vuelve ahora
atracción en el plano emocional, se asciende al plano del deseo. Esta
atracción se plasma en el instinto, permitiendo que se formen familias,
especies, órdenes, que exista el instinto de supervivencia, para que las
madres protejan a sus crías. Esta atracción ha permitido el milagro de la
evolución en el reino animal.

Transición al reino vegetal


Esta atracción tiene una fase de transición al reino vegetal. Imagínense
una orquídea. Imagínense que la orquídea tiene alas y vean una mariposa.
Vean la mariposa atraída por la orquídea, ¿cuál es la diferencia entre la
orquídea y la mariposa? Una es una mariposa quieta, la otra es una
mariposa que vuela. La diferencia es el movimiento. Descubrimos el
movimiento. Cuando descubrimos el movimiento descubrimos el espacio y
el tiempo. Y cuando descubrimos el espacio y el tiempo empezamos a
encontrar la conciencia.

La conciencia es algo que se plasma en el espacio y el tiempo. Cuando


aparecen el tiempo y el movimiento, aparece un sujeto que va
inscribiendo sus huellas en el espacio y en el tiempo. Un sujeto que puede
observar que la vida se mueve del pasado al futuro, que puede estar en el
presente, que puede observar que sus alas se mueven hacia abajo y hacia
arriba.

Ya no es una orquídea, es un sujeto que se lanza a la aventura del


movimiento y este sujeto es el que crea el cerebro. La planta no necesita
un cerebro, pero allí donde surge el movimiento necesitamos un gran
procesador para poder definir y analizar la información de todas
nuestras posiciones relativas en el espacio. Incluso estando simplemente
de pie mi cuerpo se está moviendo, se mueve a una velocidad de diez ciclos
por segundo. Yo creo que estoy quieto pero no, esto es una danza
permanente con todo mi cuerpo, hacia delante, hacia atrás, hacia los lados,
todo en mi está temblando.

La vida es movimiento
Si lo pudiera amplificar y de hecho cuando tengo miedo o cuando me estoy
muriendo, cuando estoy sacudido energéticamente por alguna razón, este
temblor se acelera. Este temblor de la muerte es el mismo temblor de la
vida y esto implica que la vida es un perenne movimiento y este
movimiento es el que genera el transporte de la conciencia a lo largo del
cuerpo. Es la onda básica, la onda esencial, la onda portadora de la
marea de la vida. Va a diez ciclos por segundo y a diez ciclos por segundo
va la respuesta de relajación.

¿Qué ocurre cuando te relajas?


Simplemente que entras en sintonía con tu propia frecuencia, no más. Así
que cuando yo te tomo un electroencefalograma y tienes una respuesta de
relajación y tienes paz, tu electroencefalograma cambia. ¿Esto que implica?
Que te profundizas, que desciendes desde las ondas beta mas rápidas, hasta
las ondas alfa y entras en un encefalograma de tipo alfa. Cuando tú entras
en esta dimensión, todas estas grandes moto-neuronas, todas estas neuronas
piramidales que son procesadoras de la información del movimiento, de la
información neuro-muscular, se conectan con las motoneuronas que
quedan en los núcleos basales, a nivel de los núcleos de la oliva bulbar,
los núcleos olivares que tienen una vibración intensa de unos diez ciclos
por segundo. (Es de ocho a doce, pero realmente es alrededor de diez ciclos
por segundo).

Cuando ponemos el cerebro a la misma frecuencia de los osciladores


rítmicos eléctricos de nuestros núcleos olivares, automáticamente
sincronizamos toda nuestra imagen neuromuscular, pero nuestra imagen
neuromuscular no es una imagen anatómica, es mucho más que eso, ya
que allí tengo congeladas todas mis emociones.

Me duele el cuello y no se puede aflojar, si no se me afloja es porque no


estoy sincronizado con mi propio ritmo. Y si no estoy sincronizado en mi
propio ritmo, no tengo paz. Esta es la respuesta de relajación. Cuando
tenemos paz entonces automáticamente tenemos integridad. La salud es
integridad, es integridad armónica.

Cuando tenemos salud es porque rescatamos la armonía de nuestra


totalidad interior, pero esta totalidad interior está hecha de ritmos y existe
un ritmo básico, en el cual se montan todos los otros ritmos del cuerpo y
este ritmo es de un oscilador eléctrico maestro que está incorporado como
un programa de la evolución en los núcleos olivares inferiores.

De tal manera que una pérdida de conciencia es un trastorno de


movimiento. Cuando dicen que el parkinson, es un trastorno de conciencia,
que es una ausencia de dopamina, esta es la cascada efectora final, pero
esto que es un tic, es también un problema de conciencia. Esto también es
un trastorno de la integridad, de la armonía en nuestra conciencia.

Códigos rítmicos
¿Qué es una epilepsia? Es un trastorno de conciencia, que me salgo de mi
propio ritmo. ¿Qué es una enfermedad? Es una dis-ritmia, ¿qué es una
depresión? Es un ritmo bajo, ¿y qué es una manía? Es un ritmo más
elevado, pero son ritmos. Simplemente cuando yo me salgo de mi ritmo,
me entra lo que llaman manía o depresión, o psicosis maníaco depresivo.
Unas veces estoy arriba, otras veces abajo. Que lo llamen diarrea o
estreñimiento, de todas maneras a nivel psíquico y a nivel orgánico lo que
tenemos son códigos rítmicos, la integridad de estos códigos rítmicos es
salud.

Enfermedad es salir de la integridad de estos códigos rítmicos, tanto a


nivel físico como a nivel psicológico, de tal manera que podemos concluir
algo esencial y muy simple: tienes paz cuando vas a tu propio ritmo.
Descubre tu propio ritmo. Para descubrir el propio ritmo hay que tener un
sentido de nuestro propio territorio, quiere decir de nuestros propios
límites. La enfermedad es producida por hábitos de vida que nos llevan
más allá de nuestros propios límites. Límites en relación a los ritmos de
luz, oscuridad, de sueño, vigilia, de absorción y excreción.

¿Y cómo descubrimos nuestros propios límites?


Primera norma: No se puede descubrir el límite si estás en él, porque las
cosas que están muy cerca son invisibles. No te puedes descubrir tus
propios límites si estás en tus límites.
Segunda norma: Para descubrir los límites hay que contraerse,
silenciarse, regresar al centro.
Tercera norma: Los límites internos y externos de un sistema sólo se
reconocen desde el centro, expandiéndose y contrayéndose.
Cuarta norma: Los límites se pueden expandir conscientemente.

El primer movimiento es contracción. Si me puedo contraer y regresar a


mi centro puedo descubrir los límites de mi expansión. Cuando me enfermo
es porque me he contraído o expandido más allá de los límites del sistema.
Tomemos como ejemplo el corazón. Si el corazón se dilata más allá de sus
límites, ¿Qué ocurre? Que ya llega al punto de no regreso.

Muchas enfermedades ocurren porque “hemos trascendido nuestros


límites más allá del límite infranqueable”. Más allá de este límite estamos
en el territorio de no retorno donde se instala la enfermedad, la
enfermedad orgánica. Es decir, como un resorte que se estira, pero más
allá de cierto límite pierde su propia contráctil o se revienta. Lo que
hacemos con la vida es esto.
Esto es cierto respecto a los músculos. Este brazo tiene un límite. El se
mueve hacia delante, hacia arriba, pero si yo pretendo hacer este
movimiento hacia atrás, hago una luxación del hombro obviamente. Diría
que es un problema de la cápsula articular. No, este es un problema del
chofer que ha manejado este instrumento. Es un problema tuyo no del
ortopedista. Si aprendieras a manejar tus hombros, no violarías sus límites.

Cuarta norma: los límites se pueden expandir conscientemente.¿Qué


significa? Reconocemos nuestros límites no para limitarnos en ellos, sino
para expandirnos. La clave de expandir los propios límites es
reconocerlos. Y a esto se le llama el entrenamiento.

¿Qué hace un gran artista? Superar sus propios límites, los límites de la
humanidad, se destaca por ello. ¿Qué hace un gran deportista? Pues
spera récords. Uno se impresiona ¿es qué los hombres de 1995 son mucho
más fuertes y más vigorosos y manejan distinto las calorías y las proteínas
que los hombres de 1930? No, y sin embargo muchas veces se ha batido el
record mundial de natación, o el de las maratones.¿Cómo es posible que
puedan caer? ¿Esto es un asunto de fisiología? No, esto es un asunto de
conciencia. Quien puede superar los límites no es el cuerpo físico, sino la
conciencia en el cuerpo físico, una modalidad de conciencia o una
modalidad de utilización del cuerpo físico.

Pero llega el momento en que a través de nuestra conciencia sabemos


utilizar nuestro instrumento para superar estos límites y hacerlo a un
ritmo de expansión que sea tolerable para el cuerpo.

A veces pretendemos ir tan rápido que lo que hacemos es disociar el


cuerpo. A veces pretendemos meditar y entrar en conexión con otro mundo,
cuando no hemos entrado previamente en contacto con nuestro corazón y lo
único que ocurre es que nos disociamos del hijo, de la vida, de la familia,
de la vida cotidiana y realmente levamos anclas para jamás volver.

A veces pensamos que iluminarse es andar por ahí elevado. No, de lo que
se trata es de volver a poner los pies en tierra que es volver a mirar los ojos
que me miran, es volver a abrazar, es saber que el hijo está a mi lado y está
a mi lado no por casualidad, sino que diseñamos desde el alma un viaje
juntos, brazo a brazo, codo a codo, hombro a hombro.
Voy contigo porque no es una casualidad que tú estés a mi lado y me
estés acompañando. Así que vamos juntos y en este ir juntos, nosotros
podemos comprender la otra ley: Nuestro territorio es el territorio de los
nuestros. Tú no tienes un territorio particular. Aquí no existen en el mundo
espiritual los terratenientes ni las alambradas, nuestro territorio es el
territorio de los nuestros y en este nuestro me renuevo y crezco, me puedo
desarrollar. Supero mis propios límites cuando reconozco en mí un
profundo nosotros, entonces empiezo a vivir una vida espiritual.

El territorio de la paz ya no es sólo un territorio interior en el sentido de


que es mío, sino un territorio interior profundamente humano en el sentido
de que es de todos. Es allí donde encontramos la paz. Así es que hijo ya no
está afuera, está dentro de mí, y tengo el potencial de mi hijo y mis hijos
me enseñan.

Yo antes pensaba que era imposible manejar un ordenador. Pero de la


vergüenza de ver a mis hijos manejándolo con la facilidad con que lo
hacen, me tocó aprender y esto se lo debo a ellos. De tal manera que
nuestros maestros no vienen del pasado, en nuestro presente los maestros
vienen del futuro y estos maestros del futuro son nuestros hijos, aquellos
que nos están revelando una buena forma de vivir y de expandir la
conciencia.

Yo creía que la música metálica era negativa, no, en el sendero espiritual no


existen negativos. Lo que es negativo es lo que se congela, lo que se vuelve
exclusivo. En el sendero espiritual existe la música metálica y la música
pesada, así como existe el tango, el bolero y las altas y las bajas frecuencias
y como existe el primer y el séptimo chakra. Toda la vida es ritmicidad
cíclica, así que empezamos a incorporar en nuestro territorio, territorios
nuevos cuando sabemos que este territorio es el del nosotros.

La expansión del territorio


Vemos que este espacio del nosotros es el que conquista el animal que se
mueve, cuando genera un territorio demarcándolo con su orina, se apropia
de su pareja y de este territorio. Pero este territorio está destinado en el
hombre a expandirse, lo que el animal es territorialidad es simplemente
una membrana de expansión de la conciencia en el ser humano. No
estamos aquí para demarcar nuestro territorio porque no estamos
regresando al universo animal.

En la perspectiva de la conciencia podemos ver lo que está pasando. Que


bueno coger un coche e irse hasta Viena sin que ningún policía te pare. Se
acuerdan de todas las fronteras tediosas, los pasaportes. De pronto el
mundo se amplia no es sólo el territorio de la economía y del euro, sino que
también el territorio de una política que es producto de una conciencia
colectiva que empieza a emerger. Esto es maravilloso. El mundo que nos
puede tocar vivir, tiene que ser un mundo sin fronteras.
En diez años no saben donde vamos a estar. Estamos en un cambio de
conciencia, este cambio trascendental de actitud hacia la vida que nos
indica que estamos cambiando un territorio. Así el territorio ya no es un
terreno externo ya no es nuestro apartamento, nuestra casa, nuestras fincas
y nuestra tierra. Ya no es el territorio de la economía, el del poder, ya ni
siquiera es el del conocimiento. Nos estamos aproximando al territorio de
la conciencia que es el de nuestra humanidad y cuando conquistamos este
territorio de nuestra humanidad sucede algo fantástico: nos convertimos en
el verbo creador. Somos la palabra de Dios, somos creadores,
participamos de la creación.

Una vez que somos este vórtice de conciencia, que es el quinto centro del
hombre celeste, el Logos planetario, - este Logos Planetario no está afuera,
nosotros somos sus células, somos un centro de energía en su ser,
participamos desde su ser de la creación y empezamos a comprender que es
que la creación es imposible sin el hombre - participamos del programa de
la creación. El programa de la creación es un programa de voluntad, de
amor, y es también un programa de inteligencia. La inteligencia creativa
y activa es la humanidad.

Estamos aquí para inventar la vida, para crear la vida, para recrear la
naturaleza, también para hacer ingeniería genética. De pronto nos
escandalizamos, obviamente el problema no es que la hagamos o no la
hagamos, sino, ¿qué intención dirige esta creación? No se trata de que no
lo hagamos, se trata de cómo lo hacemos. No se trata de que no estudiemos
el genoma, se trata de para qué lo hacemos, de si verdaderamente lo
hacemos para recrear la creación, para ser partícipes conscientes de la
creación.

Sufrimos porque perdimos el territorio o sentimos que perdimos el


territorio, por esto asumimos la actitud de víctima. Detrás de la víctima,
la culpa y detrás el resentimiento y detrás de todo esto quedar congelados
en el pasado. Y detrás de todas estas cosas no tener paz.

Lo primero es tener paz, recuperar el territorio y decir, el paraíso es


interior. Vivo la humanidad, la familia, todas aquellas cosas en mi
corazón y cuando soy, soy en el Universo, soy el Universo. El universo
no es externo desde el punto de vista de la percepción cerebral, es una
construcción interior, de tal manera que es un territorio de conciencia.
Este territorio es el de la conciencia interior.

El movimiento
Una vez que podemos habitar en él, surge el movimiento, vamos a ver el
movimiento en muchos planos.
Hay movimientos externos. El Chi-kun hace unos cuantos movimientos,
concentra la energía, dirige la energía y sana. Todos nosotros somos
maestros de Chi-kun. Estamos haciendo en la vida, la danza de la energía.
Cada uno de nuestras palabras, de nuestras miradas, de nuestras acciones es
simplemente la exteriorización de un movimiento interno. No hay ningún
movimiento externo que no haya sido plasmado al interior. No hay
ningún movimiento externo que no retro-alimente el movimiento interior.
Lo que van a ver en la conciencia es una dinámica de relación entre el
movimiento adentro y el movimiento afuera. Mi actitud corporal es un
movimiento interno congelado en mi cuerpo.

Mi gastritis es un movimiento interno expresado en la pantalla de mi


cuerpo. Mi mirada es producto de una síntesis compleja de movimientos
internos que representan en cada momento el estatus de la relación entre
mi alma y mi cuerpo. Todos estos movimientos externos realmente son
amplificaciones de movimientos internos, que no por ser invisibles son
menos importantes. A cada paso corresponde una actitud y un movimiento
interno. Este movimiento es un movimiento molecular, un movimiento de
neuropéptidos, de neurotransmisores, pero siempre es un movimiento
emocional.

Si en cada uno de mis pasos no hubiera una intención, un deseo, una


emoción latente, yo jamás podría caminar. Así que en mí también se
mueve el deseo cuando me muevo, se mueve el sentimiento y el
pensamiento, se mueve una imagen interna que no es estática: la visión del
mundo. Yo me muevo en el mundo según veo el mundo. Este programa me
está moviendo permanentemente cada una de mis acciones.

Conectividad
Empezamos a ver otra ley básica. La conectividad se expresa a través de la
reciprocidad. Todos los movimientos son recíprocos, complementarios,
como es arriba es abajo, como es adentro es afuera, como es a la izquierda
es a la derecha, como es adelante es atrás. Ya lo vamos a ver en todas las
dimensiones. Como es en el futuro, es el pasado. Hay cascadas de
resonancia que van desde el futuro hasta el pasado.

Pero ¿cómo es este ser en presente?


En presente soy la síntesis de todos los movimientos.
En presente soy la clave de todas las relaciones.
En presente soy la clave de todos los ritmos o de todas las reciprocidades.
En presente el fiel de la balanza que determina la relación entre estos
opuestos que ahora son complementarios, en movimiento simultáneo
formando la espiral de la vida;
Por ir danzando, formando una espiral con cada una de nuestras palabras,
de nuestras enfermedades.

Todo lo que pasa realmente es que nosotros le pasamos a las cosas, a las
situaciones, a la vida. Nosotros le pasamos a lo que nos pasa. Esto no nos
sucede desde afuera sino que nos sucede profundamente en nuestro interior
y esto lleva al sentido de la responsabilidad.

¿Todo esto para qué? Simplemente para decir que hay un momento de la
evolución en que surge un sujeto profundo, subjetivo, observador del
mundo, transformador del mundo, transformador del Universo. Que hay
un momento en la evolución en que yo me puedo mirar en el mundo y
reconocerme, y este reconocimiento es conciencia.

Conciencia reflexiva
En términos humanos conciencia es conciencia de la conciencia. Esto es
un milagro, es conciencia reflexiva. Es la conciencia que se mira y se
reconoce. Reconocerse es conciencia reflexiva, es conciencia interior.
La conciencia se exterioriza, se retro-alimenta interiormente, se
reconoce y así se comprende. El hombre es conciencia de conciencia,
conciencia de la conciencia es un movimiento. Pero este movimiento
solamente puede ocurrir en el milagro del presente. Uno no se puede
reconocer en pasado o en futuro. Uno sólo se reconoce en presente,
cuando se está mirando. De tal manera que ya no sólo nos conocemos, ya
no se trata de “conócete a ti mismo” sino “reconócete en la creación”.

Vuélvete a conocer en la danza del creador, mira tu danza y aprende que


esta danza se expresa en la danza de todos y de toda la naturaleza. Esta
danza que estaba en ti es la danza de la creación y esta danza de la
creación te permite conocer al creador. Es el único método para conocer al
que danza tu danza.

A Él no lo podemos conocer, pero a su danza sí, y su danza es la


naturaleza, pero tú después descubres que esta naturaleza es parte de tu
naturaleza, una proyección de tu naturaleza y esto significa simplemente
que tú eres Él.
Tú eres su danza, con la naturaleza formas una sola danza y es Él
quien danzaba en ti. Pero esta percepción solamente es posible
reconocerla desde el observador.

Cuando alguien observa el mundo, el mundo se mueve. Para que haya


movimiento tiene que haber un observador. ¿Pero qué es lo que mueve el
observador?, su conciencia. Entonces ¿quién se mueve?, la conciencia
del observador, no el mundo. Esta es la gran paradoja.

Esto quiere decir que no es que se mueva el tiempo como pensamos, se


mueve la conciencia del que observa el tiempo, porque si súbitamente
se detuviera la conciencia del observador se detendría el tiempo. Y
cuando el tiempo es cero como la velocidad es espacio sobre tiempo sería
una velocidad infinita. Quiere decir que tu máxima velocidad es el
aquietamiento de tu conciencia, tu máxima quietud. En este momento de
máxima quietud surge un hombre. Surge el creador en nosotros. Surge el
observador en nosotros.

¿Pero este momento qué es? Es la pausa.


¿Y qué es la pausa? La clave de todos los ritmos.
Un ritmo existe porque existen pausas. Los ritmos son la clave de la
vida.
Ya veíamos que la vida es ritmicidad cíclica, que la enfermedad es una
alteración de los ritmos,
pero si llegamos de nuevo al punto de la pausa podemos ser: maestros de
nuestros ritmos.
Ser maestro de las pausas en la respiración.

Cuando somos maestros de la vida, respiramos.


Vive quien respira, pero respirar no es este automatismo que se repite, es
ser consciente de las pausas.
Ser consciente de las pausas es ingresar en el territorio de los silencios.
Ingresar en el territorio de los silencios es ingresar en el espacio profundo
del tiempo presente.
Entrar en el tiempo presente es la capacidad de moverse ya no
externamente sino internamente, conmoverse.
Conmoverse es reproducir interiormente el movimiento de la vida.
Esto es moverse adentro, ya no hago tanto ruido afuera, sino que me
muevo por dentro.
Me muevo conmigo, me conmuevo, me conmuevo frente a ti, porque me
reconozco en ti y algo de mi solidaridad se despierta.
Este conmoverse significa que estamos en presente, y estar en presente
en la vida es excitarte.
Desde el vórtice de la paz en el presente, nacemos a la experiencia de la
excitación que es una experiencia de activación, ya no sólo de nuestro
cuerpo físico sino también de nuestro cuerpo emocional que puede
llevarnos a la unión interior a través del éxtasis. El éxtasis es simplemente
la experiencia de unidad que produce la vivencia del presente. Pero el
éxtasis es lo que permite comprometernos con la vida, hacer la vida muy
intensa y esta es la otra experiencia del terapeuta. Si tu relación es intensa,
y no necesitas que sea extensa, si es profunda, presente, si tú despiertas el
deseo de vivir, la pasión por la vida, el sentido de vivir en el otro.

Si tú te mueves interiormente y te conmueves, hay algo que le dice a tú


paciente “vale la pena vivir”, hay algo que grita en su corazón que tiene
sentido vivir y él se contagia, se compromete con la vida y al
comprometerse con la vida despierta todo su potencial interior. El
terapeuta le enseña a su paciente desde la vida, no desde las palabras, que
vale la pena vivir.

Porque hay alguien que mira amorosamente,


hay alguien que se conmueve,
hay alguien que ama,
hay alguien que comprende desde el silencio el sentido del dolor.
hay alguien por fin en la vida que acompaña,
hay un nosotros que se construye en el territorio terapéutico.

Y en este territorio del nosotros,


si hay paz, si hay silencio, si vale la pena vivir,
si tiene sentido la vida,
entonces podemos exaltar.

Pero ¿qué ocurre cuando nos exaltamos?


Que inmediatamente hay una onda ascendente que viene por todo este
canal central que llamamos Shushumna, el canal central de la médula
espinal, que recorre no sólo la formación reticular y todas sus conexiones y
recorre también el líquido cefalorraquídeo que está en el interior del canal
medular y esta onda como un aire de vida que va ascendiendo
automáticamente, enciende todos estos ordenadores de los núcleos basales
del cerebro, que son el núcleo caudal, el globus palidus, el tálamo,
dinamizando y encendiendo todos estos magnetos cerebrales. A su vez ellos
dan su información al lóbulo temporal y al sistema límbico.
Este sentido de vivir se transfiere a través de la liberación de
noradrenalina. Liberamos la noradrenalina, ya no es la suprarrenal, no el
universo animal, sino la noradrenalina a nivel de un pequeño núcleo, el
locus coerúleus. La noradrenalina enciende cantidades de conexiones a
nivel del sistema nervioso central y toda la corteza. Luego está la
dopamina, que es la molécula del amor.

Para experimentar el amor tengo que liberar dopamina, sin dopamina


la vida no es excitante, ni es apasionante. Para vivir la vida como una
aventura necesito la dopamina. De tal manera, cuando entro en el vórtice
del presente y me excito, me muevo interiormente y me conmuevo
contigo, está ocurriendo también en el plano de la electricidad cerebral,
en el plano de la química.

Estar en presente, se conmueven, se mueven interiormente, se olvidan de su


pasado, de su vieja memoria y se entregan al mundo fluido de los procesos,
en este presente intenso donde encuentran la pasión de la intensidad.
Entonces un psicólogo, un médico, un terapeuta, realmente está pescando
este momento ¿dónde estamos? En alta mar pescando.

Por la mañana cuando salgo a la consulta digo voy a pescar. Uno pesca
cosas que están sumergidas en el océano de la conciencia y es una
aventura de tal dimensión de consagración, que se podrían trabajar muchas
horas al día y terminar frescos y descansados, porque es como regresar de
la jornada de pesca donde se ha practicado el mejor hobby.

Entrar en el mundo del hobby, entrar en el mundo de la recreación, de la


aventura, del mundo placentero, donde en aquello que hacemos ponemos el
corazón, que es entrar al mundo del instante, donde son el sujeto, el
observador. Es bueno que una, dos o tres veces al día, se ponga las manos
por todos lados y de tres vueltas y se pregunte, ¿Dios mío, donde estoy?
¿Qué me he hecho? Que yo me encuentre, porque la clave de la
terapéutica no es que ustedes encuentren muchas cosas, sino que
ustedes se encuentren con ustedes.

En esta conciencia profunda de la conciencia, que es el vórtice del


presente, entran en el mundo de la excitación donde ya no están haciendo
algo porque los van a premiar o por el temor de fracasar, sino porque en
ello se les va toda la vida. A ello consagran una vida. Entonces vamos a
mirar esto que llamamos excitación y vamos a hacer una disección del
cerebro y de todos los miles de millones de eventos que están ocurriendo,
vamos a tomar una sola cosa: la dopamina y la vía dopaminérgica.

Hay receptores de dopamina en todo el organismo. La dopamina es una


molécula que representa la evolución de la luz en el hombre; viene de otra
molécula más primitiva que es un aminoácido llamado tirosina. ¿Qué es la
tirosina? es un almacenador de luz, es un resonador de electrones. Es lo
que permite que nosotros tengamos melanina y el pigmento en la piel, lo
que permite que unos tengan los ojos azules, otros verdes, otros más o
menos negros, es lo que da el colorido a la piel.

Es lo que hace que posibilita cuando se tienda al sol, tener una piel bonita
durante uno o dos meses y un cáncer de aquí a unos tres o cuatro años. El
milagro de la melanina, de los melanocitos ocurre por nuestra sensibilidad
a la luz. Esta sensibilidad ocurre porque la luz entra en resonancia con los
electrones que están en el anillo conjugado de la tirosina que están rotando
a una cierta frecuencia. Son estas frecuencias de la rotación de los anillos
conjugados, de los electrones interiores lo que entra en resonancia con
las frecuencias de la luz. Y así logra almacenar la luz, de tal manera que
vemos que la tirosina es un almacenador de luz.

Tirosina, dopamina y melanina


La tirosina sufre un proceso de oscilación y metilización y se convierte en
dopamina. De tal manera que nuestras emociones son esta luz, que
recibimos primitivamente en la tirosina. Cuando estas emocionado, estás
iluminado. La vía humana es la vía de la pasión, de lo que enciende un
fuego ardiente en nuestro corazón. Pero este fuego ardiente lo encendió el
sol y lo acumuló para nosotros en la molécula de tirosina, que de
transformarse en una molécula de dopamina y luego en una molécula de
noradrenalina.

La dopamina y la noradrenalina son dos hijas de la tirosina y es un


almacenador de luz. La dopamina es un paquete de luz. Cuando estás
excitado, estás liberando tu propia luz, esa la luz que has almacenado del
sol y la transformas en tus emociones, cuando estás liberando dopamina,
noradrenalina. Cuando se empaqueta firmemente forma un polímero
complejo que llamamos melanina que cuando se oxida con la luz, se torna
negra. Realmente la melanina es dopamina oxidada. En el tallo cerebral
hay una sustancia muy importante llamada sustancia negra, en la zona del
cerebro donde producimos más dopamina.

Cuando se dejan de producir dopamina pueden presentarse trastornos del


movimiento como en el parkinson. La melanina es un supercomputador
biológico capaz de convertir la luz en electricidad y de generar a través de
un quantum de luz o de un fotón, una corriente eléctrica. Están
distribuidas en las partes más críticas del sistema nervioso central, donde se
manejan el placer y el dolor, donde están todos los circuitos de
recompensa.
El circuito del placer
La dopamina recorre todo el cerebro a través de un circuito que va desde el
tallo cerebral y se proyecta hasta los lóbulos frontales, pasando por todo el
encéfalo a través de toda la parte medial del encéfalo, conocido como el as
del encéfalo. ¿Cuál es la importancia de este circuito? Que es el circuito
del placer, la vía más importante para experimentar el placer. En términos
humanos lo más importante en la vida es aprender, pero para aprender
necesitamos placer. ¿Necesitamos conocimientos, maestros, libros? No,
necesitamos un mínimo común denominador, placer.

Si no hay placer no aprendemos


Si no hay recompensa no se fija en la memoria. La condición de aprender
es el placer. La condición de una relación terapéutica que también es de
placer, cuando te complace, te satisface, cuando te sientes querido y
apreciado y regresas para hacer la terapia. Si es placentero aunque te duela.
Esto es una paradoja porque el dolor produce placer. El dolor es tal vez
de los agentes productores de placer más importantes, esto explica el
masoquismo. De todas maneras estoy aliviándome, me estoy sintiendo
relajado: a pesar de que las agujas, la terapia neural, la manipulación me
duele, allí he de volver. Aún cuando el psicólogo me hace llorar, porque
después del llanto y de este dolor quedo tan aliviado que ahí he de volver.

Siempre hay un balance entre el placer y el dolor. Y es en este balance


donde nos estamos moviendo buena parte de nuestra conducta que está
asignada por la necesidad de recompensa. Sin recompensa no hay conducta
humana. Toda conducta humana implica en algún nivel la recompensa.
Esta conciencia profunda es el vórtice del presente, que entran en el mundo
de la excitación y no hacen algo por el premio o por el temor de fracasar,
sino porque en ello también se puede consagrar la vida. Podemos
reflexionar sobre la excitación y en todos están ocurriendo una sola cosa: la
dopamina y la vía dopaminérgica.

Caso no. 1 Hipertensión de la arteria pulmonar


Una mujer con mucho miedo, que no puede casi articular palabras, pero
desea expresar que tiene un diagnóstico de hipertensión de la arteria
pulmonar, que obviamente le genera problemas pulmonares y disnea.
Comprobamos que el trastorno no es congénito porque se inicia hace unos
tres o cuatro años. La determinante en su vida es el miedo y el temor, pues
teme salir y proyectarse al mundo. Por vez primera consigue su primer
trabajo hace unos seis años donde experimenta mucho miedo y se queda
constreñida, no retro-alimentándose el pulmón a través de su arteria
pulmonar y es como si su corazón que es la red vascular se disociara de su
pulmón, que es como la voluntad vivir.

La voluntad de vivir está anclada al pulmón. Existen los ritmos de la


vida, el ritmo respiratorio que está relacionado con el pulmón y por eso
quien fuma le resulta tan difícil abandonarlo, porque se tiene voluntad para
todo menos para dejar de fumar, por intervenir en un circuito orgánico que
tiene que ver con la voluntad y se compromete la voluntad.

Hay dos circuitos: el del pulmón que corresponde con la voluntad de vivir y
la respiración y el otro del corazón relacionado con las arterias del pulmón.
Comprometen el amor por la vida y la voluntad de vivir. La voluntad de
ser ella misma, de trabajar y proyectarse al mundo. Cuando hablamos con
su madre, nos dice que ella se negaba a nacer, cuando nació a los diez
meses.

¿Por qué se negaba a nacer? Entonces cuenta algo respecto a un


accidente. Su madre tiene un temor intenso, mortal hacia el octavo mes de
embarazo y también por su vida. La conciencia de la madre está integrada
en su hija con el temor, hasta el punto de que en el momento del
nacimiento, de proyectarse con el trabajo en la vida, y entonces hace una
estenosis de la arteria pulmonar, que no viene por azar.

Una estenosis de la arteria pulmonar es algo orgánico; si fuera una


estenosis congénita, se habría manifestado en una etapa mucho más
tempranamente de la vida. Aquí se manifiesta en el momento de su segundo
parto, de su segundo nacimiento y cuando se presenta la oportunidad de
exteriorizarse, no es congénita. Este temor se manifiesta con una
obstrucción del cuarto centro que es el centro del amor y el temor
obstruye el amor e impide su manifestación.

Es un canal del amor, donde no sólo corre sangre sino también la energía
del corazón que es en esencia la energía del amor. Entonces estamos
hablando de un problema orgánico, de un problema que atañe la calidad de
su vida, la calidad de su respiración, pero donde realmente no tenemos
nada que hacer como médicos, cuando decimos esto es una estenosis
idiopática de la arteria pulmonar, condenados a esperar a lo mejor una
solución quirúrgica, pero donde realmente podemos por lo menos parar el
proceso, cuando sanamos el temor.

Sanar el temor es regresar al proceso de imaginieria y de visualización,


para encontrar este temor congelado en el cerebro. Sabemos que el
circuito del pulmón del cerebro corresponde con el temor congelado, es
decir el miedo mortal, el miedo de morir, el miedo de nacer, aquel que
está anclado en la zona frontoparietal. Hoy podemos reconocerlo,
buscamos la zona de inscripción del conflicto, conocemos el significado del
conflicto de cada órgano y la zona del cerebro donde parte cerebro se
expresa, como se mueve a través de bandas y columnas de conciencia a
través del carácter y del temperamento.

Buscar un psicólogo para comprender la relación del problema con el


miedo, podría ser un psicólogo trans-personal para reconocer que el miedo
no es solo el miedo de la madre, sino también la necesidad de sanar la red
familiar. Reconocer el cerebro y sus representaciones cerebrales y
podemos actuar a todos los niveles para ser un buen sanador y saber
manejar en el átomo permanente físico y en el átomo permanente astral,
en el alma de la madre y en el alma de la hija, porque sabemos que esto
que viven madre e hija no es nada nuevo sino una parte de la corriente de
la familia que se está expresando a través de ambas, este tipo de conflictos.

Hay lecciones para aprender y son las de comprender que si no tiene


miedo de morir, no tiene miedo de nacer. Todo genuino miedo en última
instancia es miedo de morir: morir cuando trabajo, cuando me diluyo,
cuando salgo de la casa, a morir en la vida fetal, a la dependencia de la
madre cuando salgo de la caverna del útero y veo la luz, o sea que podemos
sanar el miedo de morir, de todas maneras nacer es otra forma de morir.
Si puedo neutralizar el miedo de morir neutralizo el miedo de nacer y con
el miedo de nacer neutralizo el miedo de ser.

Hay que tratar “de que ella sea”, porque no tiene miedo a nada externo
sino a ser ella misma, “de nacer a su propia luz”. Esto es lo que hacemos en
la sanación, en voz alta con la madre donde aprenderemos a manejar la
mente. Lo puede hacer una mamá, un papá amoroso, aunque no pueda
seguir los circuitos neurológicos, por lo menos puede sanar con
imaginieria ese momento del nacimiento, este momento de dolor de la
madre.

Hay que regresar a través de la imaginación y visualizar a esta madre que a


los ocho meses tiene un terrible miedo, visualizar como este feto está
viviendo ese momento, como está impactando ese miedo sobre el feto y los
chakras y centros de información del miedo y volver a unir a los dos desde
el corazón, donde se está nutriendo el chakra cardíaco que nutre la
circulación a través de la arteria pulmonar.

Cambiamos nuestra visión del mundo, pues sabemos que la conciencia


está aquí, en todas partes, también es una fibrosis pulmonar o en una
estenosis de la arteria pulmonar pero también es el miedo de la madre que
está congelado en la hija. Miren, todo es conciencia y podemos reproducir
todos estos movimientos de conciencia para que en un solo movimiento
terapéutico, hagamos lo que a veces no somos capaces de hacer en toda la
vida. Y se eliminó el miedo.

Comprender desde un contexto mucho más amplio


No importa si el paciente no está en condiciones de entenderlo, si
ustedes comprenden su alma escucha. Lo más terapéutico del mundo
es escuchar y comprender. La comprensión es el más importante
movimiento terapéutico. No traten de decir muchas palabras. A veces
tratamos de llenar con palabras lo que en nuestro interior es incomprensión.
Cuando hay comprensión ni siquiera se necesitan las palabras, porque
hay un vórtice de amor que se inscribe en ti y te hace comprender, esta es la
magia de la relación.

Caso no 2 Cáncer de mama


Una mujer tiene un cáncer en el seno izquierdo, no me interesa el cáncer,
sino saber lo que esto significa. La mama representa la exteriorización de
lo femenino, la materialización del amor. El amor se vuelve leche en el
seno. Representa la posibilidad de amamantar la vida, el hacer un nido para
poder compartir con los críos. Obviamente no sólo con los críos, sino
también con papá pájaro que está por ahí revoloteando. Con en el nido hay
que tener en cuenta no sólo a los críos sino que también a papá.
Normalmente un seno representa la relación de pareja, el nido con la
pareja y otro seno representa el nido con los hijos.

Cuando aparece un tumor de seno frecuentemente hay un conflicto de


nido. Pero empezamos a hablar con ella y no encontramos realmente un
conflicto de nido. Todo el mundo tiene conflictos, pero tiene que ser un
conflicto muy intenso, realmente traumático, para que pueda llegar a
producir un tumor, porque produce una cicatriz en el cerebro, una huella en
el cerebro y del cerebro produce una huella en el cuerpo, una estrategia
adaptativa de la vida que llamamos un tumor.

Resumamos: en esta mujer es importante que veamos el pasado en la


historia clínica y vemos que tiene cuatro hijos normales. Con sus hijos no
hay conflicto. De pronto uno se va y regresa, pero ella no lo vive como un
conflicto. Vamos a su pareja y tiene los problemas normales de pareja,
problemas de percepción y de comprensión, pero ella lo resuelve,
realmente no son problemas dramáticos. Pero vamos a los eventos
cruciales de su vida y aparece la muerte de su padre.
¿Qué relación tiene el padre con el nido? Uno no hace el nido con el
padre, lo hace con el esposo, la esposa, los hijos. Y donde viene lo
significativo. Se muere su padre, está grave su madre y entonces ella nos
dice: “Yo nunca me sentí querida por ellos”. Y entonces regresamos al
hijo. Realmente ella forma un nido con su propia hija, donde todavía esta
niña herida que busca afecto, a pesar de que está casada, de que tiene hijos,
pero todavía en su interior hay una niña frágil y pequeñita buscando con
hambre el afecto del padre y el afecto de la madre o este afecto protector.
Entonces preguntamos, ¿te sientes bien, te sientes íntegra, te sientes
completa? ¿algo sientes que te falta? Y dice: “Si, me falta el amor de mi
padre y de mi madre”. Resulta que una persona que ya es adulta, que es
madre, que es abuela, está reclamando el amor del padre y la madre.

¿Como se resuelve? Observemos el conflicto no sólo desde afuera, sino


desde lo más profundo donde nosotros “somos hijos de nosotros” también.
Y que hay un niño en nosotros que se mantiene siendo un niño débil y
pequeñito que tenemos que acoger, que ascender y que madurar. Es la
perspectiva psicológica de la maduración.

Muchas de nuestras personalidades maduraron y fructificaron. Somos


madres, somos padres por ejemplo, somos intelectuales, científicos, pero de
pronto un aspecto de nuestra personalidad se quedó en embrión,
no se ha podido desarrollar y por esto no experimentamos integridad,
felicidad o esa capacidad de sentirnos plenos en la vida.

Esto hace que automáticamente los sistemas dopaminérgicos, que son los
sistemas de recompensa, no funcionen bien. ¿Y por qué no funcionan
bien? Porque sentimos que hay algo que nos falta para ser completos,
para ser felices. Este estado de felicidad es consecuencia del
funcionamiento de los neurotransmisores y funcionan si vamos
ascendiendo escalón a escalón por el territorio de la maduración.

A veces nuestra maduración es difícil e incompleta. A veces maduramos a


garrotazos, son los golpes que nos ha dado la vida y nos ponen blanditos.
Pero cuando consumimos este fruto tostado por el sol y los garrotes
encontramos que está verde por dentro. En ocasiones estamos maduros
afuera, ha madurado nuestro temperamento, ha madurado nuestro
intelecto, somos profesionales y hasta podemos ser abuelos, pero hay algo
en nosotros que se quedó todavía verde. Y este algo hace la vida dura,
porque un fruto verde es muy difícil de arrancar de su tallo y de su rama.

Frecuentemente no hemos podido madurar. El proceso de maduración es


un proceso que se da desde adentro, desde la totalidad, maduramos
desde adentro hacia fuera, desde la totalidad hacia la parte, pero cuando
dejamos aspectos de nosotros sin madurar o situaciones sin resolver
entonces llegamos al drama de que somos abuelos y de que todavía
sentimos que no basta con tener hijos, haber sido madres, padres, abuelos,
sino que experimentamos una angustia existencial, un profundo vacío
en nuestro interior.

La dopamina es la molécula del amor o de la excitación, la que hace la vida


apasionante. Ella genera radio-circuitos, un circuito muy grande que viene
hasta los lóbulos frontales, se conecta con los lóbulos temporales y
prácticamente con toda la corteza. Este circuito central se dirige por toda
la mitad del cerebro y es tan importante que cuando pongo un electrodo y
estimulo el haz medio del encéfalo a un animalito en investigación y le doy
dos oportunidades: bajar una palanca para comer o beber, es decir para
sobrevivir, o bajar una palanca para estimular el circuito del placer, el
animalito prefiere el placer, más que beber o comer. Es decir es un circuito
de tal dimensión para la supervivencia, el placer es tan importante para
sobrevivir que es más importante que el agua, y es más importante que
el alimento.

Es decir, la primera necesidad de supervivencia, es para el placer. Sin


placer no hay vida, sin placer no hay recompensa, no hay
retroalimentación, no hay identidad. Esto es de gran importancia porque
culturalmente nos castraron el placer, casi se volvió pecaminoso. Si
disfrutas de un buen vino ya estás pensando en el pecado, si disfrutas de tu
mujer estas pensando en el pecado, el sexo es pecaminoso; el mundo y la
carne se nos escapan por el concepto de pecado. Realmente tenemos que
recuperar el mundo, el demonio y la carne.

Es necesario que rescatemos esta parte de nuestra vida que tiene que
ver con el placer, para que la vida tenga sentido. Sin placer la vida no
tiene sentido. Como no tiene sentido vivir para el placer. El problema no
es que tengamos placer, el problema es que convirtamos el placer de vivir
en un vivir para el placer. Esto si es terrible porque esto es entrar en el
mundo de los apegos y quedarnos congelados.

Esto aproxima al mundo de la adicción. ¿Qué pasa con nuestros adictos?


Prefieren el placer a comer o beber del pan de nuestra cultura en nuestras
civilización, que es un pan amargo, que es un pan ácido o es un pan egoísta.
Ellos se suicidan y se suicidan de placer, pero yo creo que no es una forma
de suicidio tan terrible colmo el suicidio del masoquista, aquel que se
reprime, que este si termina suicidándose ya no de placer sino de una
artritis reumatoide, o de un lupus eritematoso o de otro tipo de cosas.
Es necesario ver las cosas en otra óptica y saber que el placer me dio la
vida y cuando la vida no tiene sentido terminamos viviendo para el
placer. Y que nuestra vida en occidente, la vida del consumismo
realmente es una caricatura de vida. Vivimos para jubilarnos y después
nos deprimimos y no morimos más rápidamente. Esta no es vida. Vivimos
para acumular y cuando acumulamos a fin de cuentas nos damos cuenta de
que somos muy pobres, que realmente hemos acumulado dinero pero no
hemos acumulado amor, ni abrazos, ni ternura, ni cariño, ni momentos,
ni atardeceres.

Todo esto que tenemos impide poseer el ser. Se trata de poseernos que es
vivir apasionadamente que no es obviamente consumir cocaína, pero no
tenemos que hacer mucho realmente para vivir la pasión que vive en un
instante el adicto a los opiáceos. Realmente podemos experimentar el
placer heroico de la heroína sin destruirnos cuando hacemos que nuestra
vida sea intensa y estamos activando estos circuitos del placer. Quien
toca música como Pablo Casals hasta después de la novena década cuando
da un concierto está moviendo estos mismos circuitos del placer, se está
retroalimentando de su propia música. Realmente los supervivientes, los
hombres más creativos, son maestros de sus propios circuitos
dopaminérgicos.

Tenemos este primer circuito, el de la dopamina. ¿Por qué insisto en


esto?
Porque un psicólogo y un médico va a aprender a manejar estos circuitos y
los podemos manejar con la mente. Puedo visualizar y restablecer
mentalmente el circuito de la dopamina, ayudar mentalmente en la
depresión modulando la producción de dopamina a través de la mente.
Cuando reconocemos estos circuitos, sabemos que la energía sigue al
pensamiento. Cuando se dirige el pensamiento en la dirección correcta, la
energía y la materia va a condensarse y podremos modular nuestros
circuitos dopaminérgicos.

Una primera obligación en la vida, un derecho fundamental y a la vez un


deber fundamental que está determinando la calidad de nuestra vida, este
derecho y a la vez deber fundamental que es ser felices. Ser felices es
saber manejar la dopamina, si no aprendemos vamos a terminar como los
cocainómanos, como los morfinómanos. Pero tenemos otra manera de
darle sentido a la vida, porque cuando la vida tiene sentido es
apasionante y cuando tenemos porque dar la vida, algo a lo que
consagramos la vida, y hacemos la vida sagrada, se moviliza nuestra
dopamina.
La serotonina
La consagración en la vida moviliza serotonina, si no consagras la vida a
algo, estás condenado a tomar inhibidores de la re-captación de la
serotonina y antidepresivos, porque lo que produce la serotonina es una
actitud hacia la vida. No solo se trata de tener tripotofano o antecesores
de serotonina para poder metabolizarlos. Decíamos que el haz medio del
encéfalo es el circuito del placer. Pero además la dopamina es lo que está
determinando todo el tono extra-piramidal, como te paras, toda tu estática
corporal. Cuando un muchacho adolescente, está mirando hacia abajo,
hacia el suelo, este adolescente tiene un trastorno en la vía extra-piramidal.

¿Porqué pensar que el médico ideal es el ortopedista porque se le desvió la


columna?. Cuando la columna se desvía es porque disminuye el tono
muscular, y le indicamos un estudio de la fisiología muscular. La vía
extra-piramidal es la responsable de la hipotonía en la estática corporal y
está representada en el procesamiento de la imagen corporal a nivel del
cerebelo. ¿Dónde está el problema de tu imagen corporal? Esta imagen
corporal depende de muchas otras cosas más que de cosas físicas, que se
están procesando en el hológrafo cerebeloso.

La estática corporal
La dopamina está determinando en toda la vía extra-piramidal, en toda la
estática y la manera como oscilan tus músculos, para que la oscilación no
se vuelva un trastorno del movimiento, una pérdida de equilibrio o del
tono que llamamos espasticidad, como la que aparece en el síndrome de
Parkinson. Así que toda nuestra estática corporal es la manera como nos
enderezamos, como afrontamos la vida, como afrontamos la fuerza de
gravitacional, pero también como afrontamos las informaciones graves
en la vida.

No sólo el peso físico, sino todo lo que pesa psicológicamente, los


procesamos por esta vía dopaminérgica que nutre todo el sistema límbico
y luego a toda la corteza extra-piramidal que rige el tono muscular
involuntario.

Si hay dificultad con los músculos para-vertebrales, yo no pienso en mover


los músculos dorsales sino ellos tienen un tono automático involuntario
que está determinando mi tónica corporal. El tono con el cual me relaciono
con el mundo depende de buena parte del tono que llamamos extra-
piramidal. Yo digo que la conciencia aparece cuando hay reflexión y el
cerebro es un instrumento de reflexión.
La vía dopaminérgica.
Hay una vía que asciende y ocupa todos los núcleos a dicho nivel y lleva la
información de la imagen corporal o imagen neuromuscular. Esta vía
luego se dirige vía tálamo hacia toda la corteza cerebral, donde hay muchas
cortezas asociativas o extra-piramidales (donde toda esta imagen
corporal), que se integra en la corteza cerebral.

Luego la imagen corporal integrada se enfoca sobre la corteza pre-


motora y vuelve a descender. Es decir, asciende y rebota en todo el espejo
parabólico de la corteza cerebral y vuelve a descender hacia la
protuberancia hacia el cerebelo, para rebotar sobre los hemisferios
cerebelosos para luego descender hacia el cuerpo.

De tal manera que tengo la imagen de mis pies, de mis manos, que
ascendiendo y rebota sobre la corteza y que se enriquece con mis
sentimientos, mis percepciones y con toda la imagen que tengo de mi en el
pasado y que se devuelve retroalimentado con esta imagen elaborada
nuevamente en mi periferia y en mi cuerpo a través de las vías espino-
cerebelosas, oligo-espinales. De tal manera que están haciendo un bucle,
un movimiento de ascenso y un movimiento de regreso. Están cerrando el
circuito en el cerebelo que es el gran hológrafo donde elaboramos buena
parte de nuestras imágenes corporales.

Tenemos una segunda vía dopaminérgica. Miramos la dopamina, tenemos


un tono psíquico donde la vida es apasionante o excitante, cuando bajamos
el tono y nos deprimimos, también retenemos un tono muscular que está
dado por el tono dopaminérgico de la vía extra-piramidal.

La otra vía dopaminérgica es una pequeña vía de la zona del hipotálamo.


Los grandes circuitos endocrinos de la vida se encuentran en el
hipotálamo y están regidos por la dopamina que es un producto del cerebro
hipotalámico. Si una persona se deprime y además está sufriendo un gran
estrés en su vida, le aumenta la prolactina y empieza a secretar leche y si
avanza hace un tumor hipofisiario. ¿Qué está ocurriendo en esta
persona? Que cuando se deprime entra en hibernación, digamos en una
hibernación psíquica.

La depresión es como un invierno psíquico ¿qué hace un animal cuando


llega el invierno? Exactamente lo mismo, aumenta la prolactina, aumenta
de peso y hace un metabolismo de hibernación, donde se prepara
acumulando grasa para el próximo invierno, porque sino se moriría como
lo hacemos psicológicamente. Cuando vemos llegar el invierno psíquico,
automáticamente baja la dopamina en el hipotálamo y hace que se
transforme todo el nivel endocrino y el eje hipotálamo hipofisiario.

El hombre o la mujer son espejos de sus hormonas y por ende de sus


glándulas endocrinas. La salud representa la integridad funcional de todo el
sistema endocrino y si están bien nuestras hormonas, tenemos bienestar.
Pero, están bien nuestras hormonas porque están bien nuestros
sentimientos, nuestros chacras, nuestros distintos cuerpos, tanto el físico,
el emocional, como el mental.

La salud es producto de una armonía


La armonía endocrina se retroalimenta tanto de la armonía mental, de la
emocional y de la física. No podemos decir cual es más importante. Es una
vía sincrónica de dos direcciones donde es tan importante el eje
hipotálamo-hipofisiario, que la dopamina funcione bien, como tan
importante que seas feliz.

Podrás tener todos los motivos de felicidad y una mente muy sana, pero si
tu eje hipotalamo- hipofisiario está alterado: por un virus, por una
información toxica, por mercurio o por plomo,
Entonces no eres feliz.

Así el exceso de plomo también puede hacer infeliz. No sólo es una vía de
arriba hacia abajo, también de abajo hacia arriba. Es necesario tener en
cuenta la integridad de estos sistemas.
Y miramos entonces que es la excitación. Miren que nos fuimos detrás del
presente y en el instante y estamos metidos en los vehículos del cerebro y
la dopamina, esto es la excitación.

Cuando tú te excitas, cuando la vida es apasionante, cuando entras en


el instante y el segundo,
Entonces automáticamente activas los circuitos del placer.
Los circuitos del placer (cuando veamos psico-inmunología) involucran a
todo el cuerpo,
Y automáticamente cambian el tono neuromuscular y se emprende la danza
de la vida de una manera activa,
Y dejas tu pasividad para entrar a transformar el mundo desde esta
excitación que producen estos circuitos
Porque ahora son estos circuitos extra-piramidales, donde tu tono neuro-
muscular cambia,
Para que puedas bailar la danza de la vida,
Donde de inmediato también cambia todo tu tono endocrino.

Si cambias todo tu tono endocrino cambian tus glándulas,


Todas tus secreciones endocrinas,
De tal manera que es un concierto que se da en todas las dimensiones del
ser.
Es el concierto que se desprende de la capacidad de escuchar tu música,
Esa música profunda, intensa, la música del presente.
Donde estás realmente utilizando adecuadamente tu instrumento.
Cuando están en presente, automáticamente, -este es el piloto automático-,
Cambian el ritmo respiratorio, es un descubrirse interiormente.
Este descubrirse interiormente significa que eres automáticamente maestro
de tu respiración.

¿Qué ocurre cuando uno es maestro de la respiración?


Volvemos a esta maestría de los ritmos, que a este nivel tenemos el cuarto
ventrículo, donde están los núcleos que representan los osciladores rítmicos
eléctricos que coordinan nuestra presión arterial, el pulso, la frecuencia
cardiaca y la respiración.
¿Pero qué más hay alrededor del cuarto ventrículo?
Alrededor de setenta moléculas mágicas que son neuro-péptidos, esas
pequeñas cadenas proteicas o de proteínas que son como cerebros
inteligentes y que están para hacer magia,
¿que es magia?
Traducir las emociones y convertirlas en fisiología es tomar un
sentimiento, un deseo y transformarlo en un patrón fisiológico.

Si experimento un sentimiento de paz, entro en economía energética.


Si me perdono y puedo perdonar, si dejo pasar, entro en una reacción de
economía energética curativa que es para-simpático tónica.
Ya no estoy en simpaticotonía, no estoy en reacción de fuga, sino que
estoy abrazando el mundo y me puedo abrazar cuando puedo entrar dentro
de este territorio de una nueva economía de la energía que simplemente son
hologramas.

Cuando uno hace el surco de la paz, el agua de la vida lo va profundizando


solito.
Ocúpense por la mañana de tener un momento de paz.
Si tienen un momento de paz, este momento es como un monómero que
genera un polímero en el tejido de las relaciones durante todo el día, donde
él se encarga de multiplicarse.
La vida es auto replicativa. La conciencia tiene propiedad de auto
replicarse, que es una propiedad fractal.
Una cosa que es armónica, tiende a repetirse, a tejerse y a multiplicarse.
Basta un solo instante de paz en la mañana para que tengan paz en el día.
Esto depende la primera huella que marquen con su primer paso. Si su
primer paso es hacia la paz, no pueden no tener paz en el resto del día.
Si su primer paso es el paso del amor, no pueden sino dirigirse hacia el
territorio del amor por el resto del día. Si su primer paso es hacia la
libertad, seguramente este día va a ser un día de liberación.

Pero esto no se hace para toda la vida,


no se hace la semana santa,
ni la luna llena de mayo,
ni en la de junio;
esto se hace todos los días.

La luna llena realmente es cuando tienes la conciencia de la luz en tu


corazón,
Cuando tu llenas la luna de tu cuerpo con el reflejo del sol interior que es el
alma.
Entonces hay un momento sagrado de luna llena y este momento pueden
ser todos los momentos,
el momento sagrado de oportunidad de contacto con el maestro
o con el maestro interior pueden ser todos los momentos
si aprendes entonces que en tu interior tienes toda una farmacología
compleja.

Es decir, todos los medicamentos: factor de necrosis, interleukinas, células


asesinas naturales, endorfinas, metencefálinas, todos,
- exactamente en la dosis necesaria para que tú te sanes, para que
mantengas tu equilibrio -,
están allí, programadas en el seno de la vida.

Y estos medicamentos van a actuar como ingenieros genéticos,


exactamente sobre los receptores de las células que lo necesitan,
en tus testículos, en tus ovarios, en tu intestino,
vas a estar feliz o infeliz con la tripa pero con el corazón, el hipotálamo y el
cerebro, con todo el cuerpo, porque esto es una orquesta dinámica y
simplemente habría que manejar estos controles maestros.

El hombre es maestro de sí cuando aprende a manejar estos controles.


Y estos controles los manejamos, no con agujas, ni con láser, ni con
procaina que va hasta la médula ósea, sino con pensamientos.
El hombre es un maestro de su pensamiento,
cuando a través de su mente puede conducir con las riendas del
pensamiento,
el caballo de las emociones y la carroza del cuerpo,
para que todos vayan en la misma dirección.

Se trata de ir en esta dirección coherente,


y entonces conocer que en un momento de presencia y de presente,
estamos regulando nuestra respiración y estamos entrando en la pauta de la
inspiración,
que es la pauta humana.

En esta pausa inspiratoria descubrimos la pausa en la que somos creativos,


en las que recreamos nuestra fisiología,
y recreamos nuestra vida.

Miremos que en este centro, además de la dopamina existe un núcleo muy


importante.
Es el núcleo productor de la serotonina.
La dopamina transforma la luz en amor,
en pasión por la vida;
también en adicción porque podemos ser adictos a este placer que produce
la dopamina.

Pero la serotonina es aquella molécula que transforma la luz en libertad.


Así que el hombre es un gran trasmutador.
Transformamos el pasado en paz,
el presente en amor y el futuro en libertad.
Transformamos el tiempo en valores espirituales,
esto es todo.

La clave entonces es el tiempo,


y el tiempo son los ritmos;
pero los están codificados como paquetes moleculares.

De manera que tenemos un paquete molecular de la ensoñación, de sueños,


de la creatividad, del misticismo, de la visión de Dios, del horizonte, de
nuestro porvenir, del futuro, y este paquete se llama serotonina.

Así de simple, se llama serotonina.


La serotonina da hambre y sed de vida en nosotros.
Si no tenemos serotonina se nos acaba el hambre y la sed.
Mucha gente que tiene trastornos del apetito tiene trastornos de serotonina.
Mucha gente que no tiene un horizonte de la vida tiene trastornos de
serotonina.
La gente que tiene trastornos de serotonina pretende ser perfecta;
no se permite ver el vuelo del horizonte,
sino que tiene que ver el mundo inter-concreto de lo cuadriculado y
perfecto.
Allí estás dentro de tu perfeccionismo haciendo un temperamento obsesivo
compulsivo.

El trastorno obsesivo compulsivo tiene que ver especialmente con el


trastorno, (entre otros neuro-transmisores) de la serotonina.
Entonces imaginemos la serotonina en el Locus Coeruleus, un núcleo cerca
del cuarto ventrículo,
en toda la zona del tallo cerebral,
un núcleo de neuronas productoras de serotonina estas neuronas deben
ascender,
y en última instancia se conectan con múltiples circuitos cerebrales,
pero no vamos a hablar sino de los primeros.

Primero la epífisis.
La serotonina es el gran encendedor de la epífisis,
y la epífisis es la glándula que nos permite el contacto con el alma.

La epífisis es el asiento de la energía del séptimo chacra, del séptimo


centro.
Es el fuego eléctrico en nosotros, es fohat.
El fuego del espíritu en nosotros.
Este fuego eléctrico epifisiario controla los ciclos de la luz y la oscuridad.
Los ciclos del día y de la noche son controlados a través de la epífisis, vía
producción de melatonina.
La famosa hormona melatonina, tan calumniada y vilipendiada de la que
hemos hablado tantas barbaridades, porque todo lo volvemos moda y
consumismo.

Pero de todas maneras ahí tenemos la melatonina.


Es muy peligroso el uso de la melatonina.
No sabemos con que estamos jugando cuando enviamos deportivamente
melatonina.

Realmente no sabemos a que estamos jugando porque estamos


manipulando la retroalimentación del reloj biológico.
Estamos manipulando la relación entre la epífisis y el hipotálamo, que es el
reloj interno
y vamos a ver que esto es útil,
por ejemplo, cuando el reloj del hipotálamo se adelanta.

Cuando yo me vengo de Colombia a España, adelanto mi reloj siete horas.


Y si yo adelanto el reloj se produce un estado de fatiga,
un estado de adaptación y de estrés fisiológico muy grande;
tan importante que los pilotos que hacen estos vuelos transoceánicos tienen
muchísimos más riesgos de enfermarse,
más riesgo de suicidio, de alteraciones psíquicas que la población normal.
Y esto se sabe porque este riesgo está ligado a este estrés fisiológico de
estar adelantando el reloj hipotalámico.

Así como nosotros tenemos tiempos de la conciencia,


tenemos relojes biológicos que están como marcapasos generando un
timming.
Este timming establece la calidad de nuestros ritmos internos.
Cuando hablamos de algunos de los relojes,
hay un reloj adentro en el corazón,
hay un marcapasos cardiaco que conocemos
y cuando se daña tenemos que poner un marcapasos exterior,
porque este marcapasos es indispensable para que el corazón funcione bien.

Cada célula del corazón tiene su propio marcapasos interno.


De tal manera de que aunque saquemos la célula y la pongamos un liquido
especial donde la mantengamos viva y le demos nutrientes,
esta célula siempre se está contrayendo al mismo ritmo,
a un ritmo de entre cuarenta y cincuenta,
tal vez cuarenta ciclos por minuto aproximadamente.

Ella es auto-contráctil.
Así muchas células tienen estos marcapasos,
el hipotálamo tiene un marcapasos,
y este marcapasos es muy importante porque señala nuestro tiempo interno
y nuestra adaptación a los ritmos exteriores.

Todos nosotros vivimos un tiempo interior.


Algunos tan a la carrera que fundimos la vida y el corazón,
y elevamos la presión.
Y algunos tan lentos que literalmente nos quedamos congelados,
y bajamos el ritmo de nuestra tiroides,
de nuestras gónadas,
perdemos la capacidad de metabolizar la vida,
no sólo física,
sino psicológicamente.

Los Sistemas y sus Códigos de Comunicación

El efecto placebo modifica tanto las alteraciones funcionales como a las


orgánicas, es por eso que debemos pensar en términos de un sistema mas
complejo: el sistema psico-inmuno-neuro-endocrino. Sin embargo,
podemos ir más allá y decir que no existe tal sistema, que lo único que
existe es una sola marea de la vida.
Esa corriente de la vida se va precipitando hasta la materia, con los mismos
patrones de vibración y de organización que se encuentran a nivel de las
moléculas.

Miremos las células: decimos tener neuronas, como si las neuronas allá
quietas, tuvieran su programa.
¿qué es un linfocito? es como otra neurona que se viste con un ropaje
distinto y a esa cubierta exterior -su red de membrana con sus receptores
celulares-, lo llamamos linfocito.

El linfocito es como una neurona que se encuentra viajando por el sistema


linfático, el sistema vascular, por los ganglios linfáticos y también por la
piel. El linfocito tiene buena parte de los receptores que poseen las
neuronas y responde a los mismos estímulos.

¿Qué tienen las neuronas y la glia en el sistema nervioso central? :


iguales receptores que los linfocitos. Cuando una molécula como la
interleuquina ejerce su acción, no tendrá lugar solamente en los linfocitos
para promover la respuesta inflamatoria, sino también actuará a nivel del
cerebro, cambiando la temperatura corporal, etc.

Por eso podemos decir que un linfocito es una neurona ambulatoria, pero
también podríamos entender que las neuronas, los miocitos y los
fibroblastos son la misma célula que se pone distintos ropajes, porque
responde a distintos códigos de información, a distintas frecuencias.

En esta dinámica, vemos que: primero, la neurona programa la


información, es la inteligencia eléctrica del sistema, tiene el plano de la
información; luego tenemos el miocito -la célula muscular-, que distribuye
la información. Y ¿por qué distribuye la información? porque esa célula, en
el músculo liso, es la que hace que los vasos sanguíneos puedan contraerse
o dilatarse, y llevar la sangre a un territorio o a otro. Digamos que si yo, en
este momento, pienso que voy a entrar en el mar, y me imagino que tengo
que nadar en este instante, porque está un poquito hondo y me da miedo,
porque mis pies ya no tocan el fondo, si imaginamos eso, solamente por
imaginarlo, hay ya buena parte de la sangre que se ha ido hacia nuestros
músculos y a nuestros pies, como si realmente estuviésemos en el agua,
bregando para salir de la parte mas profunda. Y esa redistribución de
sangre, es también una redistribución de energía y eso es una redistribución
de información. Esa redistribución de sangre y energía, también es una
redistribución de la conciencia, porque la conciencia al estar aquí quietos
recibiendo una información, es diferente de la conciencia del movimiento
externo. Entonces, desplazo la conciencia desde el movimiento interior al
movimiento exterior, y entro en ese mundo del movimiento exterior en que
tengo que salvar mi vida, y estoy allá nadando.

Así empezamos a ver como el sistema nervioso se relaciona con el sistema


vascular, y como el sistema vascular se relaciona con otra neurona
periférica, igual de inteligente que las otras, que es el fibroblasto. El
fibroblasto es una célula inteligente, que tiene una memoria básica para la
construcción de muchos tipos de tejidos, y entre otros, es capaz de
diferenciarse para producir tejidos que no son solamente tejido conectivo.
Es como una célula madre que permite un milagro, por ejemplo, la
regeneración ósea. Cuando tenemos una fractura el hueso se regenera,
porque producimos nuevo hueso. Cuando Vds. tienen una lesión muscular,
una lesión en la piel, normalmente lo que ocurre no es una regeneración,
sino una cicatriz. Pues bien, el fibroblasto permite el milagro de que el
hueso se regenere, porque es capaz de diferenciarse para producir
osteoblastos y osteocitos, de tal manera que todo nuestro tejido conectivo,
todo nuestro sistema músculo-esquelético, es una estructura de soporte que
está regida por una célula inteligente, el fibroblasto. Tenemos también algo
que no es esa inteligencia que nos sostiene, sino esa inteligencia que nos
mueve, que distribuye la materia, la energía y la información, es el miocito.
Actúa como una célula continua, como un sincitio, que va transmitiendo la
inteligencia y la información a todos los vasos sanguíneos, y tenemos
también, obviamente, el sistema nervioso central y el tejido neuronal.

¿Cómo se relacionan esos sistemas: por un lado, tenemos un código de


comunicación digital. Ese código es el neuronal, actúa a través de pulsos o
impulsos, su corriente es una corriente alterna. Los impulsos neuronales,
dirigidos por la ley del todo o nada, hace que los potenciales de acción se
desplacen a través de los axones. Es el primer sistema, un sistema lógico
que nos permite manejar información muy compleja y muy puntual, no es
una información global sino una información puntual.
Y tenemos también un sistema de integración global, algo que conecta
nuestro cerebro con todos nuestros nervios, y que da una carga eléctrica y
genera alrededor de nuestro cuerpo un biocampo, o un campo que podemos
detectar. Ese sistema está situado alrededor de los nervios, por eso se llama
perineural, está constituido por las células de Schwann. La importancia de
ese sistema es que nosotros no solo tenemos un tipo de pensamiento
concreto lógico -pensamiento que se mueve por nuestro sistema neuronal-,
sino que tenemos otro tipo de pensamiento, que es un pensamiento más
contextual, más analógico, más de campo. Digamos que con un tipo de
pensamiento vemos el primer plano: yo te veo a ti, pero con el otro tipo de
pensamiento: yo te veo a ti en el paisaje, en un contexto significativo, veo
el paisaje de la vida, veo el gran campo.

Tenemos así un sistema lógico y un sistema analógico. El sistema lógico


nos permite pensar secuencialmente, y el sistema analógico, que es un
sistema de conducción mucho más lento, nos permite captar la totalidad.
De lo que se trata ahora es de recuperar la posibilidad de captarla, ya no
solo el detalle, sino el detalle en la totalidad, porque es donde se vuelve
significativo, y así podemos captar la salud total de la gente.El sistema
lógico corresponde a lo que nosotros llamamos la mente, la mente concreta,
la mente de nuestros pensamientos, y el sistema analógico es un sistema de
respuesta al código del sentir. Uno responde a lo que se piensa y otro
responde a lo que se siente.

¿Por qué esto es tan importante? Porque en el sistema nervioso central hay
alteraciones de las neuronas, y alteraciones de la glia, del tejido conectivo
cerebral. Si analizamos el cerebro, es como un pudding con pasas, las pasas
son neuronas, y el puding es la glia, es decir, que tenemos un 90% de
células gliales, que antes se creía que eran células de relleno, pero no son
células de relleno. Y cuando tomamos tomografías axiales computerizadas,
nos vamos a encontrar que buena parte de los desórdenes cerebrales son
gliosis, o sea, focos de desorden de la glia.

Los campos emocionales son magnéticos, tienen un efecto magnético sobre


el organismo, la glia es la clave del campo magnético cerebral, porque el
cerebro se comporta como un imán, y el imán cerebral tiene el polo norte a
nivel frontal y el polo sur a nivel occipital. De tal manera que, entre el norte
y el sur del cerebro, en ese imán, se generan líneas de campo, y esas líneas
de campo están representadas en la distribución de la glia.- de la neuroglia-,
en el sistema nervioso central. Cuando viene una perturbación, un shock
psíquico violento, algo que sufres, que no esperas, que no puedes procesar
adecuadamente, y que te tienes que tragar en soledad, automáticamente se
desorganiza o se despolariza tu campo magnético, y se despolariza tu glia,
y se forma un foco de desorden glial. A ese foco de desorden glial, Hammer
lo ha llamado foco de Hammer. El foco de Hammer es simplemente una
tormenta emocional no procesada adecuadamente, que se inscribe y se
queda congelada en el cerebro. Cuando se queda congelada en el cerebro,
automáticamente está repercutiendo sobre un órgano o un sistema.

Vemos que dentro de esta nueva propuesta de la psico-neuro-inmunología,


el organismo es una red de sistemas integrados, y como esa red de sistemas
integrados tiene un comportamiento eléctrico, un comportamiento
magnético, y un comportamiento reticular o conectivo; la energía de
nuestro pensamiento se relaciona con la unidad neuronal, la energía de
nuestro sentimiento se relaciona con la unidad glial, y cuando tenemos una
perturbación del campo emocional, tenemos una alteración cerebral.

Una tormenta emocional genera una tormenta que se queda congelada en el


cerebro, si no la podemos resolver. Y esa tormenta en el cerebro genera un
trastorno en los patrones de autoreconocimiento a nivel de los órganos.
Miremos como toda la imagen que el cerebro elabora del cuerpo viaja a
través de un campo que va alrededor de los nervios. Si Vds. toman un
ratoncito y le cortan los nervios y el perineuro, en la parte distal de donde
hay la denervación, se observan procesos de degeneración precoz. Si Vds. a
ese ratoncito le injertan un tumor, automáticamente el tumor invade
lentamente y produce metástasis. Pero si la continuidad del perineuro se
conserva, lo que ocurre es que ese ratoncito se defiende mucho mejor del
tumor. Así que tenemos una integridad biológica que depende de esa
integridad de los “cables” situados alrededor de los nervios, de tal modo
que eso que llamamos la glia, y que creíamos que estaba desconectado,
forma un continuum, un sincitio, forma una sola red integrada que envuelve
todos los nervios, así que desde el cerebro estamos envolviendo todo el
cuerpo para mantener la integridad, y estamos viendo que esa integridad
también es emocional.

Cuando perdemos la integridad emocional, cuando perdemos la imagen de


nosotros, cuando tenemos un conflicto de territorio o un conflicto de
desvalorización, automáticamente, cambian las líneas de ordenamiento de
los campos cerebrales. Lo importante es que las podemos seguir. Es decir,
podemos predecir en que nivel del cerebro se ubica cada conflicto, como
ese conflicto puede afectar de una manera a uno u otro órgano, y podemos
empezar a intervenir en el sistema. Yo les pongo un ejemplo de lo
importante que es esto.

Vds. tienen un animalito al que le cortan una patita, que es la salamandra.


Vds. saben que la salamandra tiene la capacidad de regenerar la patita, el
iris, el corazón, prácticamente ella regenera todo. Esa capacidad de
regeneración de esos animalitos depende de esa corriente energética directa
que nace de la glia. No depende de las neuronas, no depende de los axones
ni de la corriente alterna, sino de la corriente continua, que es corriente
directa. Si esa corriente directa puede viajar a través del perineuro, la
salamandra recupera su patita, pero si yo le desconecto el perineuro, si le
desconecto el nervio, la salamandra no es capaz de regenerar.

¿Qué es lo que ocurre en la extremidad para que se pueda regenerar? Lo


que ocurre, es una diferencia de potencial muy pequeña, del orden de
microvoltios, que hace que la patita de la salamandra tenga una carga
eléctrica negativa, es decir, que tenga electrones. Esos electrones generan
un campo, y ese campo contiene una imagen, y esa imagen es la
arquitectura de la pata que se va a regenerar. Ese es el ingeniero genético
que permite que el cartílago, los vasos sanguíneos, los nervios, toda esa
complejidad infinita de lo que es una pata, se vuelva a conectar y se vuelva
a reproducir.

Pero si yo cojo la patita de una salamandra y cojo esas celulitas que se


están regenerando, y las pongo precozmente, antes de los ocho días, y se
las pego por ejemplo en la manita de la salamandra, ¿qué le va a crecer ahí
a la salamandra? Le va a crecer una patita. Pero si yo la tomo después de
cierto tiempo, lo que le va a crecer es una manita, es decir, existe un
“timing”. Ese mismo campo produce una mano o una pata, según el tiempo
de impregnación de la imagen. Quiere decir que el código de lectura es un
código eléctrico, un potencial eléctrico directo, regido o dirigido por estas
células. Y eso significa que cuando manejamos los campos emocionales,
realmente, estamos manejando toda la glia, toda la capacidad de
autoreconocimiento del sistema, y podemos determinar si un tumor
evoluciona o no.

Tomemos algo que es aún más extraordinario. Cojamos células de cáncer y


las injertamos dentro del muñón de una patita de salamandra, donde están
todas esas células en germinación, ¿qué ocurre?, que las células de cáncer
se mezclan con las otras para producir una patita normal. Es decir, que esas
células cancerosas, son sometidas al patrón de ordenamiento eléctrico que
hay en el muñón de la salamandra. Y ¿cómo me doy cuenta de esto? Porque
voy a encontrar células de cáncer de riñón de rana, por ejemplo, formando
cartílago, o hueso, o vasos sanguíneos, en la patita de la salamandra. Eso
indica que cuando tenemos un patrón de ordenamiento eléctrico, ese patrón
es capaz de, partiendo de células primitivas como las del cáncer,
programadas para reproducirse anormalmente, desviarlas hacia una línea de
reproducción normal.
Pero ¿por qué todo esto es importante? Porque significa que un buen
psicólogo o un buen padre, que permita que tu resuelvas tu conflicto, que te
autorreconozcas, está permitiendo que crees la solución de un foco de
Hammer, es decir, del patrón de desordenamiento glial. Eso significa que
yo puedo actuar sobre el tumor en la periferia. Y ¿cómo lo probamos? Es
muy sencillo: vamos a mirar a la gente con cáncer y a los casos de curación
extraordinaria de cáncer. Hay muchas personas desahuciadas de cáncer que
se recuperaron. Su mínimo común denominador es que cambiaron su
actitud hacia la vida. Cambiaron su manera de relacionarse
emocionalmente con el mundo, no es que cambiaran de vida, ni cambió su
economía, sino que cambiaron su manera de mirar el mundo, se quitaron
sus anteojos oscuros y empezaron a mirar el mundo de otra manera. Ver el
mundo de otra manera modifica el cerebro, modifica el ordenamiento glial,
modifica el campo magnético cerebral, y al modificar la diferencia de
potencial fronto-occipital, se está modificando también en la periferia toda
nuestra capacidad de autoreconocimiento.

El espejo de nuestras emociones


Podemos decir que neurofisiologicamente miramos en el espejo de nuestras
emociones.
Nuestras emociones aportan el colorido de nuestra vida, pero también dan
el colorido de nuestras enfermedades. Si cambiamos la manera de
mirarnos, si cambiamos el espejo emocional donde nos estamos viendo,
cambiamos la historia natural de las enfermedades.
Muchos cánceres se pueden curar, muchas artritis pueden desaparecer. He
visto desaparecer un lupus eritematoso simplemente con un pensamiento
semilla, esto es mucho menos simple que dar un medicamento.
Es mucho más complejo un pensamiento y la acción de un pensamiento,
que la acción de un medicamento.

Cambiemos nuestras estrategias, aunque no la neguemos totalmentes:


Podemos reconocer que si podemos cambiar nuestro medio magnético,
nuestro medio emocional,
Podemos cambiar toda nuestra carga neuronal,
Podemos cambiar nuestra corriente eléctrica que genera un campo,
Podemos cambiar nuestra imagen.

Porque creemos que nuestra imagen es algo psicológico; pero mi imagen


emocional que determina si me quiero o no, si me siento querido o no, está
determinando toda la carga magnética del sistema que va a alimentar
toda la electricidad de mi cuerpo que me está determinando la imagen
de mi en mi hígado. Uno cree que uno tiene una imagen del hígado, o que
el cerebro tiene una imagen del hígado, pero es al revés, el hígado tiene
una imagen de ti, y si la imagen de ti es una imagen de amargura, no
esperemos que no tengas un cólico biliar, una hepatopatía, liberación de
colecistoquinina... Vas a tener una irascibilidad, una afección de ese cerebro
hepático.

Cada parte del organismo se comporta como el cerebro, cada célula es


realmente un cerebro. Cada chacra, cada órgano, cada sistema, se
comporta como una unidad de procesamiento de información.

Yo me tengo una imagen en mis pies y camino sobre esa imagen. De esa
imagen depende mi estática, mi marcha, mis callos, dependen muchas
otras cosas, hasta los honguitos de los pies, y todo eso no esta
desconectado de la imagen que tengo de mí. Yo me tengo una imagen en mi
estómago y en mi tracto digestivo. Creíamos que teníamos un sistema
nervioso central y un cerebro central, pero estamos descubriendo que el
cerebro esta regado por todas partes, como el alma, que tenemos
conciencia celular, que hay conciencia en cada uno de nuestros
sistemas.

El sistema nervioso se encuentra dividido en central y sistema


neurovegetativo,
que a su vez está formado por el simpático y parasimpático.

Digamos que el sistema nervioso central maneja dos tipos de conciencia:


la conciencia digital o lógica y la conciencia analógica, o conciencia del
campo.
El sistema nervioso vegetativo es la gran brújula del sistema, porque
determina nuestras polaridades magnéticas, más rojo o más azul, más
caliente o mas frío, más simpático o más parasimpático.

El simpático es nuestra polaridad sur de la brújula,


Y el parasimpático nuestra polaridad norte.
La respuesta de apertura o de relajación de todos los procesos de
regeneración de enfermedades son parasimpáticos. Cuando estamos en la
fase activa de las enfermedades, en la fase aguda, estamos en una fase
simpática y es muy importante que lo podamos reconocer.

Pero más allá del sistema simpático o parasimpático, existe una especie de
cerebro que es totalmente independiente, que se llama el sistema nervioso
entérico que es tan independiente de los otros dos sistemas, que se le
conoce como el tercer sistema nervioso entérico. Ese sistema es un
complejo neuronal productor de neurotransmisores, de neuropéptidos,
donde se procesan directamente nuestras emociones, de tal manera que
estamos procesando los cambios emocionales con el colon, con el intestino
delgado, con el estomago, y ese sistema tiene una gran cantidad de
receptores que están determinando en buena parte nuestra respuesta
emocional.

Respondemos emocionalmente con el tracto digestivo. Esto es muy


evidente en los niños, donde podemos observar que buena parte de los
síndromes de pánico, son el resultado de shocks psíquicos que lo vamos
a registrar es en el tracto gastrointestinal, donde están las moléculas
arquetípicas que determinan nuestra respuesta emocional. La absorción de
nutrientes como oligoelementos y la calidad de nuestra digestión, no
depende solamente de los nutrientes sino de la cualidad de los
movimientos y del peristaltismo a nivel del tracto gastrointestinal.
Muchas personas están desnutridas físicamente, porque tienen trastornos de
malabsorción por tener problemas de motilidad gastrointestinal y de
neuropéptidos que son la expresión de problemas emocionales.

Una gran mayoría de las pancreopatías crónicas, de los trastornos de


páncreas que son tan importantes en el proceso digestivo son problemas
emocionales.
La mayoría de los problemas de las ulceras, las gastritis, las duodenitis
también son problemas emocionales. Buen número de los problemas
alérgicos a nivel del tracto gastrointestinal, no son alergias digestivas,
sino emocionales.
Cuando no puedo tragar el bocado, me genera una úlcera, o una duodenitis,
o una liberación de gastrina,
y genero un trastorno alérgico que se origina en el tracto digestivo a nivel
abdominal.

El plexo solar es el gran procesador de nuestras emociones y su órgano


de choque es el páncreas. Es por ello que se pueden constatar una gran
cantidad de dispepsias por sobrecarga pancreática, apareciendo problemas
funcionales en el duodeno, hígado, estómago o la vesícula biliar. Es un sitio
muy importante de procesamiento emocional.
Cuando se tiene un conflicto con el padre, hay problemas con la autoridad.
Ese conflicto des-estructura en el cerebro al sistema límbico con su gran
cerebro emocional que es la amígdala. La amígdala cerebral es una
pequeña estructura que actúa como un cerebro emocional, que es realmente
es el gran ordenador e integrador de las emociones en nuestro sistema
nervioso central. Pero el sistema límbico y la amígdala no terminan en el
cerebro, sino que se conectan a través del tallo cerebral con toda la medula
espinal, de tal manera que podemos considerar que los cuernos posteriores
de la médula espinal, a través de los cuales registramos buena parte de
nuestra sensibilidad, son una continuidad del sistema límbico.

Eso significa que el sistema límbico no es central sino se continúa por toda
la médula espinal, por los cuernos posteriores con los que tenemos la
percepción de la sensibilidad. ¿Y qué llega a los cuernos posteriores? llegan
las aferencias de las vísceras, entre otras, también las de la piel, de tal
manera que si seguimos retrocediendo podemos considerar que el sistema
límbico empieza a nivel visceral, “en el tracto gastrointestinal”, si tengo un
conflicto con mi padre, se daña la digestión y se daña la función biliar;
tengo un conflicto con mi madre y me daña la función esplénica, la del
bazo, tengo un conflicto “con mi imagen masculino-femenina”, y no solo
se va a quedar a nivel del tracto gastrointestinal, sino que va a ir a las
gónadas, a los testículos, a los ovarios, como síndrome de tensión
premenstrual, o infertilidad.

Estamos constatando que la vía que desciende desde arriba hasta abajo,
cómo el “procesamiento de las imágenes emocionales” está determinando
la manera como duele el colon, como se comporta la digestión, como
funcionan las gónadas, por ejemplo, o como funciona el equilibrio
hormonal. Ese es el sistema psico-neuro-inmuno-endocrino. Eso está
indicando que en todo momento las mareas integradoras que hacen
reaccionar como una totalidad, cuando la observamos desde una
perspectiva dinámica, aquello que no puedo tragar psíquicamente, tampoco
lo puedo tragar desde el punto de vista neurofisiológico y me genera
tensión.

Cuando un adolescente tiene una “hiperemesis”, frecuentemente no está


vomitando el almuerzo, está vomitando “la autoridad o su conflicto
social”, o esa incapacidad de procesar una imagen o un patrón de
identificación que realmente le está pesando en su estómago o en su plexo
solar.

Cuando estamos ante una” broncoconstricción”, frecuentemente, no solo


es que los bronquios se cierren, sino que “me cierro a la vida”, porque la
vida no me abraza, porque no puedo comunicarme con la vida y entonces
puedo hacer un espasmo de la glotis.

Cuando sentimos que pesa el cuello, frecuentemente pesa nuestra


profesión. Cuando hay un espasmo a nivel lumbar, frecuentemente
sentimos como si tuviéramos “el rabo entre las patas”, tenemos un
profundo terror, estamos en reacción o en respuesta de fuga.

Cuando se liberan anticuerpos contra nuestras articulaciones, es que se ha


perdido nuestra imagen, no podemos reconocernos. No es solamente un
problema bioquímico o inmunológico, es un problema de la manera como
percibimos la realidad, y ese modo se está dando a nivel del sistema
límbico.

Cuando sentimos que se mueve la conciencia en el cuerpo, hay un campo


mental y un campo físico, pero entre estos hay un gran campo emocional.
Si el “jinete pudiera integrar la carroza y conducir la carroza”, no habría
problema porque el jinete puede conocer su carroza y administrarla así
como administrar el cuerpo. Pero si conozco el cuerpo, puedo llegar a
administrar la energía del cuerpo, pero resulta que “entre el jinete y la
carroza hay un caballo”, y es necesario que conozcamos el caballo. El
caballo es nuestro cuerpo emocional, y es el que tumba al jinete y destroza
la carroza. El impide que haya una integración del triple instrumento
humano, para que la vida pueda operar libremente, para que el alma pueda
tomar posesión de su instrumento.

Tenemos una tarea esencial que es sanar nuestras emociones. Pero sanar las
emociones es sanar la vida, es sanar las relaciones, la culpa, el
resentimiento, es adecuar los sentimientos para que fluyan como “buenos
sentimientos en el seno de un buen carácter”, es rescatar la capacidad de
vivir el amor. Cuando podemos sanar las emociones, reordenamos no solo
el cuerpo emocional, sino el “campo magnético glial”, y restauramos la
diferencia de potencial fronto-occipital y occipito-sacral, es decir, que
permitimos fluir la gran corriente de la vida.

¿Es posible sanar las emociones para sanar la vida? ¿Es posible sanar el
cuerpo emocional, sanando el cuerpo físico? ¿Es posible modular todo
nuestro sistema neuro-inmuno-endocrino desde el psiquismo? ¿Es posible
“cambiar nuestra historia y cambiar nuestra actitud hacia la historia”,
nuestra “actitud de víctimas” y tomar por fin posesión del instrumento,
subir en el caballo de eros y permitir que como un Pegaso, lleve a la unión
con el Alma?
¿Es posible hacer ahora que el caballo sea ese caballo alado que permite
llegar hasta el mundo de la mente, para poder ser nuestro real territorio, el
territorio del alma? ¿Es posible conocer el Alma y su mecanismo, cómo el
alma se expresa y se refleja en “el templo del cuerpo”, para que poder
construir, a través de ese reflejo, “el templo de la sabiduría”, el templo de
Salomón?

Tenemos un sustrato, un vehículo y un instrumento maravilloso. Pero es


apenas el instrumento, esa no es la música, es el instrumento de la vida y a
ese instrumento lo llamamos cerebro, cuerpo. Ese instrumento, cerebro y
cuerpo, es mente, son un diseño continuo de la mente y que la mente está
en “el último de nuestros átomos” y también está en nuestro tracto
gastrointestinal.

Cuando reconocemos que es el tiempo de aprender a manejar nuestro


instrumento, de arrancar sus notas para producir “lo mejor de nuestra
melodía”, que es posible “templar las cuerdas de nuestro instrumento”, las
cuerdas del carácter, para dar lo mejor de nuestra música, que es posible
sanar la vida, sanándonos a nosotros mismos y sanando a los otros, para
despertar el sanador interno, ese sanador herido que es el potencial infinito
de un sistema de autosanación, que si no lo obstaculizamos, permite sanar
nuestra vida.

Hablábamos del padre, del fuego del espíritu, hablábamos de la madre, del
fuego de la materia. Cuando referíamos al prana, al fuego del alma. El
mecanismo del alma es el prana, porque es la circulación de la energía
vital, a través de la red etérica. El prana es el intermediario entre Kundalini
y Fohat, entre el Fuego del Espíritu y el Fuego de la Materia.

En la materia se encuentra inmerso un Fuego Espiritual, que espera ser


despertado. Cuando al aproximamos con reverencia al cuerpo, encontramos
“la danza del plan de Dios en el cuerpo”, en los electrones, en las
moléculas, en los neurotransmisores, en la ciencia, en el arte, en la religión,
en la filosofía, en la economía, en la política, en la educación, en todas las
corrientes de la vida, una manifestación de la unidad vibracional del
Espíritu. Todo cuanto existe son “octavas vibracionales del Ser”.

El Ser es el espíritu en nosotros, espíritu que se hace sombra en la materia,


que se hace luz e inteligencia en los reinos de la Naturaleza, que se hace
amor y conciencia en el corazón del hombre, y que se hace espíritu de
nuevo en el Padre. Realmente, nuestro camino como humanidad, es un
camino de regreso. Por eso hablamos tanto de causalidad circular, porque
estamos en el camino de regreso, por eso estamos reconociendo.
Pero no regresamos solos, sino con la materia, con los tres reinos de la
Naturaleza, con nuestra madre, con la Virgen, que es la madre sensible a la
luz. Virgen es la materia fecundada por el Espíritu, es el Fuego de
Kundalini, que asciende a través de nuestro centro en la columna vertebral,
unos en el camino de ida, otros en el camino de regreso, todos recorriendo
el camino de nuestra humanidad y en el centro de esa humanidad nos
encontramos con el alma.

Si la vemos en la dimensión del cuerpo, cada vez que un hombre “se abre a
la conciencia”, se enciende una estrella en el Cosmos, eso es literalmente
cierto. Tu conciencia son los ojos del mundo, creados en la conciencia, y el
Creador mira su creación, y en ese mirar su creación, se incrementa la
conciencia. Posiblemente cierres los ojos, pero cuando cerramos los ojos,
podamos acceder a una visión interior. Posiblemente vamos a morir, pero
cuando morimos vamos a acceder a la corriente de la vida. Posiblemente
vamos a espirar, pero a cada espiración le sigue una inspiración.
Posiblemente vamos a renunciar, pero cada vez que renunciamos, nos
completamos. Renunciar es completarse, morir es renacer, cerrar los ojos
afuera es nacer a la visión interna, renunciar a los sentidos es acceder al
sentido, es la vía del alma.
----------------------------------------------------------------------
PSICOLOGÍA DE LA CONSCIENCIA - Cap 17-
Autor: Jorge Carvajal Posada

La Vía del Alma

Esa vía del alma, que es triple, indica que cuando tu abres la glotis, se
cierra el cardias, cuando tu abres el cardias, se debe cerrar la glotis.
Cuando cierras el cardias, se abre el píloro, y así sucesivamente, para
que la energía, la materia y la conciencia se muevan, tu te abres y algo
se cierra, tu te mueres y algo vive. Tu das un paso hacia delante y toda
la creación puede ir hacia delante contigo. Tu te detienes, y haces un
infarto en la evolución. Tu das tu nota, y toda la sinfonía puede fluir, tu
retienes tu nota y toda la orquesta se desbarajusta.

Existe una nota esencial del alma, que es la responsabilidad. Todos


somos responsables de todos, todos somos responsables de la Creación.
Cuando el electrón se mueve, tiembla el Universo. Un solo sentimiento
de amor y ese sentimiento armoniza el Cosmos. Cuando tú te ordenas,
cuando ordenas tu conciencia, todo alrededor de ti se ordena. No hay
sino un misterio, ponerte en orden. Ese misterio es la magia de la vida.
Sanar es ordenar, pero es imposible ordenar sin ordenarse, el
ordenamiento es una consagración, cuando nos ordenamos nos
coordinamos internamente, pero hacemos sagrada la vida.

Existen los ordenes, existe el ordenamiento y la consagración. Nos


hacemos hijos de Dios cuando nos ordenamos y en ese orden hacemos
la vida sagrada, es decir, que nos consagramos, somos pan, somos
carne y sangre de la vida. Somos agua viva, somos esencia sagrada del
espíritu cuando nos podemos ordenar. Ya no estamos hablando de la
glia, o de los campos gliales ni perineurales, que eso también ocurre, se
ordenan las moléculas. Cuando te ordenas te conviertes en un cristal.
Un cristal es aquello que se ha ordenado molecularmente. Su
diferencia con lo que es opaco o no es cristalino, es el patrón de
organización molecular intrínseca. Así que nosotros nos ordenamos y a
ese ordenamiento lo llamamos alineación.

La alineación es un producto de la coherencia interior y esa coherencia


interior significa una armonía entre el pensar -el Padre en nosotros, el
espíritu, el séptimo centro que se ordena con su mecanismo-, el sentir
-cuarto centro en nosotros, el corazón, ordenamos nuestro sentir-, y el
actuar -el Espíritu Santo en nosotros, la inteligencia activa en
nosotros-.

Otra de las expresiones del Alma es la voluntad, la voluntad es el plan,


y ese plan ha de ser captado por la voluntad. La voluntad en nosotros
es propósito, el propósito es dirección. ¿Tiene nuestra vida un sentido,
una dirección, un propósito? No hay nada exento de propósito en la
Creación. La hormiga, el átomo, la flor, la estrella, el agujero negro, tu
depresión, tu ceguera o tu visión, todo está animado de sentido, todo
tiene un propósito. Ese propósito o esa dirección también es tu
maestro. ¿De donde vienes? ¿Hacia donde vas?. Importa mucho saber
de donde vienes, porque eso determina el canal, que a su vez fija la
dirección de hacia donde te diriges, porque allá de todas maneras
vamos a llegar. Vamos a llegar hacia donde nos dirigimos, y hacia
donde nos dirigimos es un asunto de voluntad.

La voluntad no es una fuerza, por eso tenemos tan débil nuestra


voluntad. Creemos que voluntad es resistirse, es luchar, es combatir, es
una fuerza. La voluntad tiene mucho mas de información que de
fuerza. La voluntad es una decisión, y la vida es decisiva. La voluntad
es una información, es una opción. La voluntad es una dirección, no es
una fuerza. En cada momento de nuestra vida podemos optar. La
opción es hacer uso de la libertad. No tenemos voluntad porque no
hemos hecho uso de nuestra libertad. No hemos estrenado nuestra
voluntad.

Lo más bello que a un ser humano le puede pasar es que estrene su


libertad de optar, que es la única genuina libertad. Yo no tengo muchas
libertades, pero siempre en la última de las circunstancias, aún
alrededor de la muerte, durante el cáncer, o en la prisión, o en la
tortura, me queda una libertad mayor, que es la de elegir mi actitud, y
mi actitud es lo que sale de mi. Lo que viene de mi interior es lo que
determina mis actos.

Opto por mi actitud, y cuando opto por una actitud y esa actitud nace
de mi centro, entro en contacto con el Padre, con el espíritu en mi, con
ese sentido de dirección y de propósito. Ya no es una opción como
alternativa externa, sino una opción que se vuelve una dirección
interior, se vuelve un propósito en la vida, se convierte en un sentido de
vivir, en un proyecto de vida. Estamos a la distancia de un pensamiento
de cambiar nuestra vida: cambiamos nuestra dirección, cambiamos
nuestra actitud y nuestra vida.

Podemos optar por seguir siendo victimas, pero en este momento,


ahora y aquí, podemos decidir lo contrario. Podemos decidir nunca
más ser la victima de otras victimas. Y eso es muy importante, porque
eso es participar conscientemente de la cadena de la creación. Víctimas
de víctimas en cadenas familiares infinitas. Yo sigo repitiendo ese
esquema, pero si un día digo basta, entro en el territorio de la
redención, porque conmigo se esta redimiendo toda la familia, porque
entonces mis hijos ya no van a repetir el mismo esquema.

Primera gran opción, salir del código de la víctima, de la enfermedad


mortal, de la “victimitis”. Entender que si lo que le damos a la vida son
nuestras lamentaciones, vamos a tener que eregir diez mil muros de las
lamentaciones, para seguirnos lamentando hasta que se nos gaste el
muro, pero realmente esa no es la solución. No es en el muro de las
lamentaciones como vamos a erigir la nueva conexión con Dios, esa
conexión con Dios es interior, y el Padre está en ti, y tu estás en el
Padre cuando apuntas al futuro asumiendo una dirección, a eso se le
llama tener las manos firmes en el timón.

-----------------------------------------------------------------------
PSICOLOGÍA DE LA CONSCIENCIA - Cap 18
Autor: Jorge Carvajal Posada
Capítulo 18 - El despertar

La vida tiene tormentas, tiene corrientes intensas, pero el problema no


son las corrientes. La corriente es una oportunidad, la corriente de la
enfermedad es una bella oportunidad que tenemos también en la vida.
El viento es una oportunidad. El problema no son las velas. Las velas
son nuestra mente, el barco es nuestro físico. Tal vez su máquina y su
motor sea nuestro cuerpo emocional, pero lo que importa no es tanto el
barco o la calidad del motor o de las velas, o la tormenta, o el viento, lo
que importa es tu dirección, que tu tengas las manos firmes en el
timón, y mantengas tu rumbo. No se trata solamente de elegir el rumbo
sino de sostener el rumbo.

Sostener el ritmo es disciplina y la disciplina se incorpora como un


hábito, se hace automática. Al comienzo es un esfuerzo, dos días
después es menos esfuerzo. Meditar a las seis de la mañana, al
comienzo es disciplina. Tomas la decisión de meditar, de encontrarte
contigo todos los días. Te has buscado en tantas cosas, durante tantas
edades, en tanto tiempo, que si en un momento sagrado tomaras la
decisión de encontrarte contigo mismo en el altar de tu propio centro,
en tu interior, sabrías qué es el amor y no lo estarías mendigando
fuera, porque tu serías el amor, y no podrías dar ni más ni menos que
el amor a la vida.

Tomas una decisión, dices: voy a estar conmigo, voy a ser mi propia
compañía, voy a entrar en el altar de la soledad, que es la edad del Sol,
la maduración de mi tiempo interior, eso es la soledad. No busco
compañía afuera, soy mi propio soporte, soy mi propia compañía;
tengo autogestión porque me amo, el amor en mí no es una migaja que
cae desde el exterior, sino que es un torrente que nace en mi corazón
porque me acompaño. Entonces un día decides meditar y estar contigo.
Vas a tener que poner el despertador, tu mujer a lo mejor se enoja
porque le estás despertando antes de tiempo, pero van a pasar tres días
y te sientes mejor. Va a pasar una semana y no va a ser un esfuerzo tan
grande. Va a pasar un mes y se va a convertir en una necesidad. Va a
pasar un año y es el mejor hábito de tu vida, está incorporado en tu
piloto automático.
Es tan importante esa nutrición espiritual que has llegado al territorio
de la autogestión, que es la verdadera consagración. Te has convertido
en el dueño de tu vida, a través de esa opción has adoptado tu
territorio, y uno no tiene poder sobre aquello que no adopta. Se trata
de que adoptemos para adoptar. Adoptar es interiorizarnos.
A veces queremos adoptar la vida o una empresa, pero no nos hemos
adoptado a nosotros mismos. El hijo que hay que adoptar es la
conciencia, es Cristo en nosotros. Cuando nacemos a ese
reconocimiento nos adoptamos, y ese es el segundo movimiento, el del
Cristo interior. Ya no es el Padre sino el Hijo: nace el Hijo en nosotros.
Somos creadores. Hemos creado nuestro propio Paraíso, hemos
accedido a nuestro Universo interior. Ya jamás podremos estar solos,
porque somos nuestra propia compañía, ya jamás vamos a tener temor,
porque nuestra compañía permanente es el amor. Estamos con
nosotros y eso es un milagro. Cuando estás contigo y te aceptas y te
reconoces, brota el amor desde adentro. Entonces, te das cuenta de que
la vida no era nada para conseguir, ni para conquistar, ni para llenar,
era realmente una tea para encender en el centro de tu corazón, y tu
vida empieza a brillar, y empiezas a recuperar el calorcito interior. Se
quita la sensación de vacío y la sangre vuelve a tus mejillas y la sonrisa
vuelve a tus labios y la alegría vuelve a tus manos, y la vida se
convierte en una danza porque en este momento estás con el que danza
la danza.

Ya no lo buscas afuera sino que está dentro de ti y ya no tienes que


mirar la belleza de una flor, sino que sabes que la flor te mira y tu eres
flor, se establece una música y una danza interior, que es poesía. La
vida se vuelve arte, se vuelve poesía, se vuelve un arte de vivir, una
manera de disfrutar, un camino de levedad; todas las cosas graves se
vuelven leves, todo ese lastre se disipa, todo ese esfuerzo se pierde y
entras en el sendero de la fluidez, que es un sendero de una vida sin
esfuerzo. Es el sendero de la menor resistencia, de la menor economía.

Y en ese sendero de la verdadera economía, cuando adoptas, cuando te


adoptas, cuando naces a tu verdadero ser, cuando Cristo, la conciencia
cósmica, habita en tu interior, entonces te adaptas, y la adaptación a la
vida es inteligencia activa. Esa inteligencia activa es el diálogo con las
leyes de la naturaleza y el medio ambiente que te envuelve y te rodea.
Pero dialogas con la naturaleza, no para soportarla, sino para
comprenderla y para transformarla, te sientes artífice de la creación,
realmente estás participando de la creación. Eres un creador, los dones
del espíritu están en ti, son los dones del alma.

Estás aquí para sanar la vida, para restaurar el orden de la naturaleza


allí donde lo hemos corrompido. Estás aquí para, desde tu orden,
ordenar el mundo, pero desde tu orden interior, no para cambiarlo
fuera; tú lo transformas dentro, en tu corazón, y entonces el mundo se
transforma. Tú tienes una dirección, un sentido, un objetivo, un
propósito, tienes un proyecto de vida, vives apasionadamente, te
consagras, habitas en tu territorio interior, adoptas ese territorio de la
conciencia, el alma habita en ti, y entonces alrededor de ti, las cosas se
ordenan. Alrededor de ti ocurre lo que llamamos la adaptación y la
adaptación a la vida es salud relacional. La verdadera inteligencia del
hombre es una inteligencia adaptativa. No sobrevive quien compite
sino quien se adapta, y se adapta quien comparte. Realmente, al
compartir, la vida es una canción.

La historia de la evolución es la historia de la fusión, de tal manera que


ya no andarás en el “club del exclusivismo” y el “monocultivismo”,
cultivándote, preparándote -¿Hasta cuando nos vamos a cultivar?
¿Hasta cuando nos vamos a preparar?- aplazando este momento para
el otro momento, aplazando el disfrutar la vida para cuando
maduremos, aplazando el cielo para la vida eterna. ¿Hasta cuando
vamos a seguir aplazando el cielo, que es la coherencia en la vida, la
integridad?.

Así que todos nosotros podemos ser libres, filósofos, científicos, santos,
cuando tomamos posesión de nuestro instrumento, cuando somos
capaces de optar y decidir, cuando tenemos un horizonte de la vida,
una dirección, cuando enrumbamos, levantamos nuestras anclas y
reconocemos nuestro norte y nos dirigimos al norte, al centro de la vida
para ser lo que somos, entonces empezamos a despertar nuestro
séptimo chakra, nuestro séptimo centro.

¿Y por qué empezamos despertando nuestro séptimo centro?, Vds.


podrían decir,¿ por qué no empezamos despertando el primero?:
porque el primero es el último, este es el sendero de la transformación.
El sendero espiritual. Es tomar posesión de nuestro instrumento, es
regresar a la materia, es iluminar el templo, es descender desde el
espíritu a la materia, para que la materia ascienda en cuerpo y alma, es
decir, para que nosotros podamos ascender con la inteligencia de los
tres reinos involucrados evolutivamente en nosotros, y reconocer la
lección de cada uno de los reinos de la naturaleza.

Ya veíamos la primera lección: dejar pasar la luz, la luz del alma. Si no


oponemos resistencia a la luz del alma, ya no tenemos que hacer
ningún esfuerzo, simplemente ponemos las manos en el timón, y
permitimos que la corriente de la vida nos lleve en la justa dirección.
Las corrientes nos llevaran según nuestro manejo del timón. La culpa
no la tiene la corriente. ¿Qué hay tormenta?, ¡mucho mejor!. ¿Qué
sopla fuerte el viento?, ¡pues realmente estamos avanzando rápido!. No
se trata de luchar contra la corriente ni contra la historia, se trata de
sumirnos en nuestra propia corriente y reconocer cual es esa corriente,
la corriente del alma.

Cuando dejamos de estar en la orilla y nos lanzamos en la profundidad


de nuestra propia corriente, a pesar de nuestra incertidumbre, en ese
momento, somos; porque cuando vamos a la velocidad de nuestra
corriente, estamos quietos, y en la quietud surge la semilla de la
conciencia, y de la quietud puede surgir el contacto con el alma. Así
que nuestra máxima quietud es nuestra máxima velocidad, y nuestra
máxima velocidad es la corriente de nuestra propia evolución.

Buena parte de lo que nos ocurre es porque nos estamos resistiendo a


nuestra propia evolución. ¿Qué te cae una piedra en el ojo y te deja
ciego? Pero si eso te ha despertado, si eso te despierta la sincronicidad,
te despierta la ley de la correspondencia, esa ceguera te permite
mirarte en el espejo del mundo y verte por dentro. Si esa queja que
tenías, a pesar de ver con los dos ojos, ha dejado de ser queja cuando
no tienes sino un solo ojo y te compadeces del ciego, de aquel que no
puede ver. Y te compadeces de los otros ciegos, de aquellos que, a pesar
de tener los dos ojos muy abiertos, realmente no están viendo su
realidad interna, no están viendo la luz de su alma.
--------------------------------------------------------------------
PSICOLOGÍA DE LA CONSCIENCIA - Cap 19
Autor: Jorge Carvajal Posada

19- La luz del Alma

Vemos entonces que el alma tiene un mecanismo y ese mecanismo del


alma es la luz. Pero la luz es séptuple y está hecha de siete radiaciones
básicas. Esas siete radiaciones básicas provienen de tres colores
primarios. Esos tres colores primarios son la voluntad, el amor y la
inteligencia. Voluntad, amor e inteligencia son la triada del espíritu, la
semilla del espíritu que se siembra en la materia.

La materia es el cuaternario, es el cuadrado, cuando el espíritu


desciende sobre la materia, se revela la dualidad. La dualidad es que
un cuadrado son dos triángulos cuyas puntas se oponen, eso es todo.
Entonces, en la materia vivimos el mundo de la dualidad, realmente lo
que hay es el triángulo original y su propia sombra, a eso lo llamamos
el cuaternario. Pero cuando las puntas se vuelven orientadas hacia el
centro y se encuentran, ya esos dos triángulos se convierten en una
estrella de seis puntas, y cuando son una estrella de seis puntas,
estamos en el segundo chakra, y por eso en el segundo centro, en el
sagrario, en ese centro sagrado, sucede la creación física. El espíritu se
encuentra con la materia, el Padre se vuelve a encontrar con la Madre
y encarna al hijo físicamente.

Vemos entonces que todo ese mecanismo del alma, a lo que llamamos
centro, es simplemente un conjunto de unidades de conciencia. Un
centro son unidades de conciencia del espíritu. Y tomamos posesión de
ese centro cuando despertamos la conciencia, es decir, el alma, cuando
somos conscientes de su significado entonces, empezamos a tomar
posesión de esos territorios, empezamos a adoptar esos territorios.

Así que uno de los tres grandes principios en el hombre es la voluntad.


Ese principio se expresa a través de nuestro séptimo centro, que
controla la epífisis y la conciencia, entendida la conciencia como un
proceso de despertar del cerebro. Eso significa que el espíritu genera
una gran corriente que llamamos la corriente de la conciencia. Esa
corriente de la conciencia impacta sobre el séptimo centro, sobre el
sahasrara, sobre la epífisis, y la epífisis produce una radiación epifisio-
cortical, es decir, como un radar, impone su ritmo sincrónico sobre
toda la corteza cerebral y despertamos.

Si estamos alineados, es decir, si somos coherentes, si los resentimientos


y los traumas emocionales, en vez de ser catástrofes, han podido ser
nuestros maestros, si hemos aprendido la lección, esa conciencia va a
circular desde la frente hasta la zona occipital, y es esa diferencia de
potencial entre la frente y la zona occipital la que nos va a mantener
conscientes, es decir, la consciencia es un fenómeno eléctrico en el
cerebro, y ese fenómeno eléctrico esta ligado a que Vds. tengan una
diferencia de potencial a nivel fronto-occipital.

Yo estoy despierto cuando mantengo ese potencial. Pero ese potencial


es el del Espíritu y la Materia, del Padre y la Madre. Adelante el Padre,
atrás la Madre, entre los dos estoy yo fluyendo como unidad de
conciencia, el Hijo. El Hijo surge en mi identidad, cuando he podido
hacer una adecuada identificación con el Padre y la Madre. Pero es
posible que a los 60 años, yo todavía me lamente de que mi madre no
me haya amamantado, todavía esté buscando la madre. Es posible que
a los 30 años, una mujer ocultamente esté buscando el padre, y no se
case con su marido, sino que se case con su padre, y si su padre fue
alcohólico, se casará con un alcohólico, para que esta vez las cosas
funcionen, este tipo de patrones se van repitiendo.
Entonces veamos que la vida espiritual tiene que ver con padre y
madre, que son una encarnación del espíritu arriba y de la sombra del
espíritu proyectada sobre la materia, que también es espiritual, y entre
los dos hay un reconocimiento, el hijo que soy yo. Y eso se está
inscribiendo en el seno del cuerpo, de tal manera que cuando hay un
exceso de madre, nuestro sendero es místico, cuando hay un exceso de
padre, nuestro sendero es científico. De lo que se trata es de que en
nosotros, nuevamente, se realice el ritual de la vida; que el padre y la
madre se encuentren en nuestra conciencia, en nuestro corazón, para
que en el hijo la conciencia vuelva a surgir. Cuando vuelve a surgir la
conciencia, entonces, aparece la plena expansión de la energía del
amor, el amor es el testigo de la creación.

El amor es la fuerza ordenante que pone la materia y el espíritu en su


lugar. El amor es aquello que revela, en la sombra, la luz, revela el
colorido de la vida, por eso el amor es aquello que nos da la pasión de
vivir, es el móvil de la vida, y ese amor se despliega en el altar de
nuestro corazón. Pero eso no es un procedimiento esotérico. Alguna
gente cree que de pronto hay que ponerse unos cristales mágicos en el
cuarto centro e ir a encerrarse en una caverna en el Himalaya, para
ver si allá, en medio del silencio, puede despertarse nuestro cuarto
centro y pueden abrirse los pétalos de nuestro corazón. Pero, y del
ruido interior, de nuestro ruido, ¿quién nos va a librar?, porque ese es
el más aterrador de los ruidos.

La gente dice: yo estoy muy fatigado, entonces me voy a Hawai; y pasa


tres semanas en Hawai y cuando vuelven, vuelven fundidos. Están más
cansado de estar solos en la playa y no liberarse nunca de su ruido
interior, y jamás aterrizaron en Hawai, aunque hayan pagado el pasaje
y estado allá en el hotel, porque se quedaron aquí, en sus recuerdos, en
sus expectativas, con todas sus programaciones y con todos sus ruidos.

Cuando empezamos a despertar al altar del corazón, somos humildes,


somos sencillos. Nos aceptamos como somos, aceptamos nuestra
imperfección. La primera evidencia del genuino amor es aceptar la
propia imperfección. Cuando acepto mi estatura, mi edad, las canas y
las arrugas, cuando puedo pasar a través de esas cosas, y no me
confundo con el mundo de las apariencias, y soy lo que soy, sin ninguna
condición, cuando acepto esa imperfección, realmente, empiezo a fluir
sin ninguna resistencia. Aceptar esa imperfección es la primera
evidencia de la evolución y de responsabilidad.
La responsabilidad no es ponerse serio, ni ponerse una armadura ni
una máscara. La responsabilidad es tener sensibilidad a aquello que
eres, reconocerte y aceptarte, con todas tus sombras. Alguna vez yo le
escribí a mi mujer, a la que quiero mucho: si en tus ojos hay luces
oscuras, ¿para que luces esas otras pinturas?. Lo más bello que puedes
tener son tus arrugas. ¿Para que vas a borrar las huellas del amor en
tu cara, si eso es una evidencia de tu hermosura, de tu real
hermosura?. No te tienes que poner un antifaz, no tiene ningún sentido.
Cuando aceptamos que nuestra figura externa es lo mejor que nos
puede pasar, cuando la podemos mirar con ternura, realmente,
estamos abriendo el altar del corazón.
----------------------------------------------------------------------
PSICOLOGIA DE LA CONSCIENCIA - Cap 20
Autor: Jorge Carvajal Posada

20- El sendero del corazón

Vamos a ver que el sendero del corazón es un sendero científico y


místico a la vez, que el sendero del corazón es aprender a pensar con el
corazón. Un hombre es aquel que piensa con su corazón. Eso parece
una paradoja, pero realmente el fuego de Manas, el fuego de la mente,
no aterriza en el cerebro, aterriza en el corazón. Nosotros hemos dado
demasiada importancia al cerebro, en neurofisiología, en el
pensamiento, pero nuestra verdadera inteligencia es integradora y esa
inteligencia que nos reúne a la fusión, que es la gran clave de la
evolución, se encuentra en el corazón.

Hay una práctica muy sencilla y se llama “de corazón”: ¿Piensas de


corazón, sientes de corazón, actúas de corazón, estás en tu corazón, tu
consulta está en tu corazón, tienes tu corazón en tu consulta? Porque
donde tienes tu corazón, allí está un ser humano. Si has perdido el
contacto con tu corazón, búscate, porque estás perdido, no estás en
ninguna parte. Aunque tengas el mejor apartamento y te conozcas de
memoria tu dirección, tu verdadera dirección es intangible y es
interior, estás donde está tu conciencia, y en términos humanos, si estás
en tu corazón, te has encontrado, no te has perdido.

Entonces, hay una fórmula sagrada: “de corazón”. Te escucho, de


corazón, te aconsejo, de corazón, te acompaño, de corazón. La ciencia
de la muerte es acompañar de corazón. La ciencia de la vida es
acompañar de corazón. La ciencia de la medicina es acompañar de
corazón. Si yo te acompaña de corazón, despierto el potencial de tu
corazón, y el potencial de tu corazón es el potencial del amor
desplegado por ese médico interior que, en ti, es el verdadero sanador.
Estamos allí para que despierte el corazón del otro si nuestro corazón
esta despierto.

La iluminación no es un embeleso que ocurre en el entendimiento, en la


cabeza. La verdadera iluminación es una llama ardiente que se
enciende en el corazón. Ese es el verdadero corazón de Jesús. Cuando
Vds. miran los cuadros del corazón de Jesús, lo ven en llamas,
realmente es un fuego de amor ardiente, es un fuego transmutador; ese
es el fuego purificador y transformador. A través de ese fuego, nosotros
podemos sanarnos y podemos sanar la vida.

Cuando encendemos el fuego del corazón, automáticamente se


enciende un fuego interior, otra llama en el centro del séptimo centro,
aquí, en la cabeza. En el interior del loto de mil pétalos existe un
pequeño loto de doce pétalos que se llama centro coronario, de tal
manera que cuando el corazón despierta, despierta el centro coronario,
y cuando el centro coronario despierta y se despliega conjuntamente
con el corazón, despierta el alma. Cuando el alma despliega su
potencial y se expande como una flor que se va abriendo, cada pétalo es
un territorio interior de la conciencia, entonces se revela un núcleo de
luz interior, un núcleo puro como un diamante, que representa la
chispa divina en ti.

Allí puedes decir, OM MANI PADME UM. Yo soy la joya en el loto, Yo


soy la chispa divina, Yo soy Dios. Yo soy ese. Ese soy yo. Te miras en el
espejo de tu verdadera identidad, que es Dios en ti, y te reconoces
arriba como abajo, en el espíritu como en la materia, Dios que fluye en
tu interior, y en ese fluir te conviertes en un sanador. Estás en contacto
con los tres lotos de doce pétalos.

Pero esos tres lotos de doce pétalos representan un Zodiaco interior. Y


ese Zodiaco interior te está diciendo, también, que el Zodiaco tiene tres
dimensiones, que se expresan a través del Sol. Un Sol físico, el Sol que
te da calor. Un sol magnético, el sol del amor, y un Sol oscuro, el Sol
espiritual, el Sol central. Realmente, eso que vemos como el Sol es un
símbolo del alma, el alma es el Sol en nosotros, pero ese Sol es triple, de
tal manera que se despliega a través de tres triplicidades. Una
triplicidad externa, una intermedia y una interna.
• La triplicidad externa es el espíritu de Dios en nosotros, es el Espíritu
Santo, es Brahman, es la inteligencia activa del espacio, la memoria de
todas las leyes de la Naturaleza en nosotros.
• La triplicidad intermedia es el fuego del amor, es el fuego crístico en
nosotros.
• Y la triplicidad interior es el fuego de la voluntad, son los pétalos de
amor, el sacrificio, es Dios Padre en nosotros.

Pero la suma de todos esos aspectos de la divinidad en el interior de la


joya del loto, en el alma, es la manifestación de la chispa divina, de la
Mónada en nosotros, de aquello que en nosotros ya no es triple, ni
séptuple, sino que realiza la unidad. Y esa joya del loto en nosotros no
está arriba, en el alma, sino en el centro de cada uno, en los chakras de
cada uno, en los centros de los vórtices de energía, de tal manera que
cuando un centro despliega su poder, cuando podemos tomar posesión
de un territorio de la conciencia, lo que descubrimos en el centro, es la
semilla del espíritu en nosotros.

Así como la flor guarda lo más sagrado, el cáliz fecundo y la semilla, de


la misma manera nuestra semilla espiritual se despliega cuando vamos
desplegando cada uno de esos territorios, y ese es el instrumento del
alma, ese es el mecanismo del alma. A eso lo llamamos el alma en el
cuerpo, de forma que cuando yo despliego los pétalos del plexo solar,
realmente estoy desplegando la inteligencia activa que va a actuar
sobre el hígado, sobre el bazo, sobre el páncreas, sobre todos los
órganos, y si yo lo conozco, puedo desplegar el mecanismo del alma en
el seno del cuerpo y reconocer el alma en el cuerpo, reconocer, en el
seno de nuestro instrumento, el agente de la unidad, que es el alma.

Podríamos tratar el hígado desde el alma, obviamente, y el colon desde


el alma, claro que si, porque el colon es el alma, no está separado del
alma. Podemos rescatar el alma para nuestra medicina, para nuestra
política, para nuestra economía, claro que si, porque el alma es la
esencia de la vida. El alma es ese aspecto relacional que representa la
chispa que brota o que salta cuando en algún lugar el espíritu y la
materia se encuentran y se reconocen, cuando el padre reconoce a la
madre, surge el hijo, surge la conciencia, y esa conciencia es
integradora o es sanadora. Sanar un órgano es rescatar la memoria de
ese órgano, es darle un espejo para que se mire, es saber que hay una
unidad de conciencia en cada uno de nuestros órganos, que se vincula a
esa conciencia mayor, o a esa conciencia colectiva.
Entonces, digamos que el mecanismo del alma es triple y que se
manifiesta a través de la cabeza, es el plan del sistema, a través del
corazón, es el amor del sistema, el factor magnético integrador, y a
través de la garganta, es la creatividad o la inteligencia activa del
sistema. En la garganta nosotros somos creadores, así que como es
arriba es abajo.

También podría gustarte