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Dialnet PoliticaYMoral 4239540 PDF
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Carlos Díaz .
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94 Política y moral
- El animal produce intraespecíficamente, mientras
que el hombre se inordina reproduciendo la natu-
raleza entera, el cosmos.
- El animal posee inmediatamente el producto para
su cuerpo físico, mientras que el hombre se en-
frenta con él y le objetiva.
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Política y moral 95
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96 Política y moral
El nomas, pues, tiende al bien común, la communio
legis es la communio civitatis, y esta comunión la aprehende
con más profundidad quien más r,esponsable se siente del
todo cósmico: el cosmopolita es el cosmopolítico. El prole-
tariado, va a decirnos Marx, es internacional.
Mas el internacionalismo no se logra a costa del indivi-
dualismo. Poli tizar es edificar simultáneamente persona y
comunidad, lagos y polis en una misma tisis. La persona es
un dentro que necesita un fuera, a la vez que un fuera
que necesita un dentro, como cualquier análisis husserliano
demuestra en la superación del psicologismo brentaniano.
Por eso, "meterse en política" no es alienarse en el
fuera, toda vez que el fuera es el dentro, sino que "hacer
política" es administrar el bien común, regenerar el ámbito
de lo empecatado colectivamente. Esta es labor del hombre.
N o se trata de que el hombre sea de facto un animal
político: es que tiene que serlo. .
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así Lenin: "Es moral todo lo que favorece al partido; es
inmoral lo que le perjudica".
Trátase, pues, de restablecer, de reunir en una sola
pieza psicosociopolítica el comportamiento humano que no
es ni puede darse por separado en sus extremos A y B.
A) La moral es política
Fenoménicamente descrito, el proceso de adopción de
conciencia moral y social o política, es el siguiente.
1. En su génesis, el niño o la niña aprehenden la moral
y el ajustamiento de los padres, su alter-ego,. su otro-
absoluto. Para el infante, la madre es un allí-allí, y toda la
vida del pequeño es una vida en la madre (o el padre en
el caso de la niña), que suplanta la propia moralidad y
ajuste del hijo.
2. Posteriormente, en una etapa siguiente, la madre
(o el padre) es un allí-yo; el niño ha sido capaz de crear
un centro personal, en contacto cuasiparasitario, marsupial,
desde la madre (o el padre).
3. De ahí emerge más tarde la autognosis moral y
lógica del ego, el comportamiento personal, suponiendo que
se haya superado todo lo anterior, cosa que no ocurre en
los complejos de Edipo.
4. Mas ésta no es una etapa definitiva, y degeneraría
en inmoral egoísmo (desgarro de lagos y tisis) de no alar-
garse en un último momento en el otro, en la tisis externa
al lagos íntimo. Hay un movimiento de traslación, una salida
a la exterioridad aunque sólo sea para volver a la inte-
rioridad, y así sucesivamente, he.wige, heraklitische Fluss.
Establécese una dialéctica en la que cada salida aportará
un enriquecimiento a la colectividad, y cada introspección
una adultez personal.
De este modo, no solo en su origen la moral y la
política nos vienen de fúera, son foráneas, sino que también
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98 Política y moral
I I
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en su término van hacia la comunidad. Empero, esta adalie-
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dad de la moral sería impensable sin un logos que orde-
nase la tisis dialogando consigo a través del mundo y los
:I otros. La soledad subjetivá de la conciencia moral es una
I
I soledad, y sólo puede serlo, en la plenitud dialógica con los
demás y con el mundo objetivo.
A mi entender, no otra cosa es en fenomenología el
sujeto trascendental, tanto a nivel gnoseológico como a
nivel de la intentio moralis.
Esta comunidad es tan radical, que ni siquiera (por ser
intencional, comunitaria) se podría realizar la autognosis
moral del ego sin el reconocimiento paralelo en el otro.
La percepción del otro, dice Hegel, va acompañada de una
"autoconciencia recognoscitiva", un saberse ajustado uno
mismo en el otro y desde el otro.
El Robinsón moral, el ajuste puramente individualista, es
radicalmente falso. El hombre es radicalmente comunista, y
no puede dejar de serlo. O lo que es lo mismo: un sujeto
trascendental puro es sujeto del que yo también formo parte,
pero parte como su ego, no como mero objeto, parte que
reparte, que ajusta y justifica, parte moral en el seno de
una polis. Por diversos métodos complementarios (lo siento
por los cazaetiquetas que consideran opuestos marxismo,
personalismo y fenomenología. N o soy, sin embargo, el
primero que intenta unirlos, aunque sí de los primeros)
vamos a una misma e idéntica realidad politicomoral de la
persona humana. Estudiados a fondo los sistemas, no hay
más que verdades comunes, lejos del escándalo de los sis-
temas mismos.
B) La política es moral
La moral, acabamos de ver, es política, si bien no puede
reducirse a la política, a la tisis. Esto sería otra abstracción
como la del Robinsón solitario. Por su parte, la política es
I biunívocamente moral, sin reducirse a ella, de acuerdo con
I la "fisio-logia" antementada.
I Incluso en el caso límite en que la persona aceptas e
I literalmente todo el ajuste social en su comportamiento
,
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colectivo, y a ella le viniese ya absolutamente bien ajustado
todo, el "aceptar" sería en sí mismo una decisión moral de
ordenación cósmica a través de uno mismo. Y viceversa:
incluso en el caso límite en que alguien se encontrase per-
fectamente autoajustado, no lo estaría tanto como para no
tener que luchar en la imposición o establecimiento de
ese su propio ajuste en el entorno circunstancial que rodea
siempre y necesariamente el ámbito de lo privado.
En suma: se da una fusión sin confusión entre política
y moral. Hablar de política sin moral o de moral sin política
no es sino una tomía metodológica (y por tanto, una abstrac-
ción mental) o una aberración humana imposible de existir,
una aberrancia .extrema. Veámoslo.
A) Postura inmoral
La postura que pretende contradecir a todo cuanto hemos
expuesto anteriormente tiene dos vertientes:
a) N o interesa la moral ni la política, sólo el provecho
personal. En este sentido, sin embargo, el "apoliticismo"
o "impoliticismo" pretendido se convierte en un "politiqueo"
encubierto, y, por tanto, en política mala o falsa; por el
otro lado, el pretendido amoralismo se convierte en moral
del puro egoísmo. Con Maquiavelo, el fin justifica los
medios, y un fin egoísta puede ir acompañado de la des-
trucción de lo que no sea mi propio ajuste. Aquí el
ajustamiento moral queda reducido al ajuste individual a
costa del desajuste afeno. Aquí el comportamiento político
dentro de la polis queda reducido simplemente al "cálculo
político". Inmoralidad y mala política se complementan. Un
mal político es un político malo.
b) Reducción de la moral de la política a la economía
política. El bien moral se identifica con .el bienestar y el
mal moral con el malestar. El desajuste social y personal es
siempre un desajuste biopsíquico. El malestar equivale al
estar mal físicamente (entiéndase económicamente) y el
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bienestar vale tanto como estar bien. Falta la intención
profunda de lagos, el sin-logismo vinculante al lagos de
los demás, en cuyo contexto. y solo en cuyo contexto puede
haber moral y sociedad.
NOTA: Desgraciadamente esta postura es compatible con
la aceptación teórica de que la moral es política y viceversa.
Pues estamos muy acostumbrados al progresismo intelec-
tual acompañado de regresismo vital: que una cosa es la
ética more geometrico demostrata y otra la moral more
humano vivida.
B) Postura burguesomoraliz.ante
Actitud muy corriente entre la burguesía, capas de la
sociedad preocupadas por su propio ajuste a costa de los
demás, por lo que vale tanto para el gran burgués (capi-
talismo), como para el pequeño burgués e incluso para
el obrero sin conciencia de clase. .
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C) Postura burguesopolitizante
En este tercer apartado de relaciones politicomorales, la
moral es considerada por la otra cara de la burguesía como
un idealismo, cuya intromisión perturba el interés del
burgués metido en política. Aquí, entrar en política se
hace con el objeto de dirigir la polis, procurando evitar
que otros ciudadanos desarrollen su propio ajuste, siempre
y cuando (es decir, siempre) éstos entren en colisión con
él mismo. El dictador se ocupará de "ajustar" a los demás.
Concluye un pacto con los poderes infernales y queda con-
>denado a la soledad del poder incompartido, al ajuste propio
a costa del desajuste cósmico, es decir, al pseudoajusta-
miento. Político malo, mal político.
N o se diga que el burgués no está solo porque procura
juntarse con otros de la misma calaña en torno a un grupo
de presión, trust de capital, ideología o fuerza del signo
que fuere. Evidentemente, el burgués con vista de la "polí-
tica" dirigista se reunirá con otros. Pero esta unión será
siempre extrínseca y numérica, formando una unidad de
agregación. N o hay dinámica de grupo, solidaridad, ajuste
auténtico, sino succión al grupo, servirse de él para triunfar
aupándose a costa de lo que (y de quien) sea. Es la "política"
del ciclista: fuerte pisada hacia abajo, inclinación de cabeza
por arriba.
La política para este burgués que rechaza la moral y
está poseído por la pasión de mando es una actividad "oca-
sional", una profesión secundaria que da dinero y prestigio
en abundancia. Se contradice así no solo a la moral de
102 Política y moral
ajustamiento social, sino también a la política misma, pues
el hombre es político desde que nace y no como profesión
primera o segunda. Y much9 menos, entendiendo la política
como ajuste egoísta dirigentista.
Triste sino el de un pueblo donde sólo uno hace política.
Porque allí sólo uno trata de ajustar. De ahí que un pueblo
i, despolitizado sea una comunidad de animales regidas por
la inmoral e inexorable ley de punta de látigo. De ahí
también que un pueblo político, preocupado, razonante,
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comunitario, no tenga más remedio que ser un pueblo culto
en donde todos pueden ajustar el todo. .
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marxismo existe al decir de Mao entre contradicciones anta-
gónicas a nivel de antítesis capitalismo-socialismo, y con-
tradicciones no-antagónicas ~entro de una síntesis imper-
fecta (socialismo).
Hasta aquí el marxismo. Empero, lo mismo que tal
marxismo es una moral, como acabamos de ver, es también,
y en eso se contradice lamentablemente con el cientifismo
que parece exhibir, una metamoral, por aceptar elementos
no-científicos en su visión del mundo. El metadogma es
una moral que implica una metafísica y una utopía. Más
que una subordinación despersonalista de los hombres
(partes) a un todo amoral (como los manuales burgueses nos
hacen creer que resulta el marxismo), se trata en éste de
un modo religioso en medio de una atmósfera religiosa y
no científica, de una religión del cuerpo místico inmanente.
A esto le llamamos pampoliticismo ético no-científico.
Alguien podría decir que la revolución es una "necesidad
facultativa", que el proletariado realizará o no. Esto es
cierto, y si aquí el cientifismo puede no realizarse, no deja
de ser un metadogma a nivel teórico: implica una meta-
física y una utopía la creencia en la dialéctica como instru-
mento de liberación facultativo.
El socialismo "científico" es, en este sentido, utópico, y
sólo pretendidamente científico.
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politicomoral de continuo ajuste no admite síntesis-síntesis,
sino síntesis-tesis, principio de antítesis. Vale decir: sus
contradicciones serán siempre antagónicas, siempre antité-
ticas, nunca síntesis conformista o semiconformista en la
buro o semiburocracia. .
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Madrid
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BIBLIOGRAFíA
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