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HUMEDAD EN LA CONSTRUCCIÓN

Muchos de los problemas que aparecen en las construcciones tienen su origen en


los efectos perjudiciales de la humedad; ésta deteriora los elementos de la obra y
disminuye su protección térmica.

Los efectos de la humedad, tanto en materiales pétreos como vegetales, radica en


la capacidad de absorción de la estructura porosa y, en algunos casos, de la
solubilidad de sus componentes sólidos.

Los elementos metálicos son atacados por la corrosión; aunque por su naturaleza,
pocas veces solo la humedad representa un peligro si no coadyuva otro fenómeno
que la acompañe en su deterioro.

La humedad en paramentos y techos provoca deterioro de yesos, enlucidos; ataca


mobiliario, tapicerías; estropea maderas, libros, cuadros, etc.

También origina eflorescencias en la piedra y el mortero, y fomenta el desarrollo


de gérmenes patógenos y de diferentes tipos de hongos y moho.

Las maderas atacadas se hinchan y resquebrajan. Las piezas constructivas de


madera, muebles, pavimentos y revestimientos pueden torcerse y alabearse.

Cuando se impregna de humedad un material de construcción, el aire es


expulsado de los poros y en su lugar aparece agua, que además sufre un proceso
de evaporación. El agua posee una conductividad térmica 25 veces mayor que el
aire; por esto la impregnación de humedad aumenta la conductividad del material
y disminuye su protección térmica. Se perjudican los materiales aislantes
mermando considerablemente su función específica.

La humedad por construcción, suelo, lluvia, accidentes, y por condensación, se


producen por fenómenos distintos, por lo que no hay un tratamiento único. Un
análisis en cada caso, considerando el clima, la zona, el uso del edificio, los
materiales y el diseño, sumados a otros factores, puede dar una solución adecuada
al problema.

La prevención es la clave. Si durante el diseño del proyecto y la cimentación del


edificio no se toman los debidos cuidados para evitar esta patología, una vez que
la estructura ya en uso manifieste síntomas de humedad será casi imposible
curarla del todo.

Tipos de humedad y métodos de solución.


1) Humedad de construcción o de obra: es la causada por el agua que se utiliza
durante el proceso de edificación. Depende de las condiciones climáticas del
lugar de la obra y la estación en la que se construye, el agua puede tardar
semanas o meses en secar. Si el secado no es total o se impide la evaporación
normal, el agua residual queda retenida en los materiales y más tarde
aparece en diferentes patologías, como eflorescencias y descascaramientos.

Los grandes problemas de humedad en obra se observan en


construcciones de gran masa. Cuando las construcciones son de
entramado, por sus menores masas en los elementos estructurales, existe
menor tenor de humedad. Las estructuras metálicas no presentan tantos
inconvenientes como las de hormigón.

Prevención: La obra gruesa, muros, estructura y contrapisos, debe secarse


totalmente antes de hacer las terminaciones. El tiempo que se necesita es
largo. Los estucados, papeles, plastificados, pinturas y otras terminaciones
que son impermeables e impiden que la humedad atrapada pueda salir.
Hay que saber cuándo impermeabilizar.

2) Humedad de suelo o capilar: es la que se produce en terrenos donde hay


agua de forma permanente, afectando al primer piso de la edificación. Se
debe a que los materiales de la construcción absorben el agua del terreno a
través de la cimentación. Asciende por la red de capilares de los paramentos
hasta alturas que dependerán del tamaño de los capilares, de su forma y
estructura, de la presión atmosférica y del potencial eléctrico del muro
frente al agua.

Prevención: Evitar construir en terrenos bajos o húmedos; realizar drenajes


y pozos absorbentes; preparar el terreno protegiendo cimientos con
geotextiles impermeabilizados; alejar bajantes de aguas lluvias de los
cimientos; no hacer jardines junto a los cimientos; impermeabilizar el
mortero que se utiliza para fijar cañerías, con el fin de evitar que suba el agua
por capilaridad.

 La inyección de resinas en la base de las edificaciones puede eliminar el


problema del agua y conseguir un bloqueo de las capilaridades.
 La electro-ósmosis, en el que un dispositivo electrónico invierte la polaridad
que existe entre suelo y pared, hace que el agua descienda a través del
muro al subsuelo y se eliminen las humedades.Las láminas impermeables
(de caucho, butilo o polipropileno), así como las zanjas de drenaje, también
pueden ser útiles para tratar esta clase de humedades.

3) Por lluvia: este tipo se manifiesta en las zonas donde llueve con viento, donde
el agua cae horizontalmente mojando mucho los muros. Es frecuente que se
produzca en los encuentros de muros de sótanos, en juntas constructivas entre
distintos elementos, por rotura de cerramientos o acabados, y en lugares de paso
de instalaciones.

Prevención: En primer lugar, diseñando pendientes de cubiertas adecuadas a la


lluvia. Tener presente los milímetros que caen por hora y no los milímetros que
caen por año. Asegurarse de la estanqueidad de perfiles de ventanas y puertas a
la lluvia con viento.

4) Por accidentes: Son comunes y producidas por defectos de diseño, malas


construcciones o por falta de mantenimiento. Son las filtraciones por mala
ejecución del techo, o filtraciones de cañería. Es indispensable retirar aquellos
materiales que han perdido cohesión o están disgregados, y rehacerlos
nuevamente.

Las aguas que se originan por los servicios pueden controlarse por medio de
obturaciones, desviaciones e impermeabilizaciones.

Debe ponerse atención en la correcta ejecución de los desagües de las cocinas,


cuartos de baño, duchas, fregaderos y todos los sitios donde corre agua; además
de establecimientos comerciales, laboratorios e instalaciones industriales que
requieran de atención al respecto.

Los muros y techos expuestos a humedades, se impermeabilizan con hidrófugos o


se revisten con losetas o placas impermeables.

5) Por condensación: Es la más misteriosa de todas y que depende principalmente


de la aislación térmica de la envolvente de la estructura. Este fenómeno se debe a
las bajas temperaturas, al frío interior que se produce por debajo de la
temperatura de rocío (-2ºC), lo que causa que el vapor de agua contenido en el
interior se condense en los muros interiores de la envolvente (muros exteriores de
fachadas o patios), o eventualmente, en el techo.
Se da en invierno; se ve en cristales y paredes con alto coeficiente de transmisión
térmica; y provoca un deterioro en las condiciones de habitabilidad, con
proliferación de hongos. Se diagnostica por la aparición intermitente de veladuras
y empañamientos en cristales, además de erosiones en el revoque de las partes
afectadas.

Los muros y techos expuestos a humedades, se impermeabilizan con hidrófugos o


se revisten con losetas o placas impermeables.
Por último, mientras mayor es la HR (humedad relativa) interior mayor es el riesgo
de condensación. Dentro de este factor, intervienen positivamente algunas
variables como el exceso de personas o exceso de actividad física (50 gr. de vapor
de agua/h por persona en reposo, en actividad severa más de 120 g/h); el uso de
calefacción húmeda como estufas a gas o (1 kg de gas natural produce 2,25 L de
agua; 1 kg de gas licuado produce 1,7 L de agua; 1kg de petróleo o derivados
produce 1,25 L de agua); falta de extracción de aire de baño y cocina; lavado,
secado y planchado al interior de la vivienda; falta de ventilación cruzada; entre
otros.

Prevención: Los aislantes térmicos deben instalarse en las zonas frías.


Todo elemento o actividad que pueda generar aporte de vapor de agua al
ambiente de la vivienda, deberá tener ventilación al exterior. Calefactores de gas,
lavado, secado y planchado de ropas, cocina, duchas, etc.

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