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Reflexión:

“Esos creyentes que se consumen de amor


por el Señor; están despojados de todo
orgullo y ambición mundana; arden con el
celo de la santidad. Su número es
pequeño, pero va venciendo. No tienen
más alimento que Cristo, porque saben
que no hay otra fuente de vida. Rebosan de
vida porque se han acercado con diligencia
y frecuencia a la mesa del Señor. Aman
según la verdad y no tienen temor alguno.
Denuncian el pecado sin excusarse por
hacerlo, derribando ídolos y fortalezas.
Todo eso lo hacen para traer libertad a sus
hermanos, para producir en ellos hambre
por la realidad de Cristo Jesús y para
enseñarles como alimentarse de Él”

Extracto del libro:


TENEMOS HAMBRE DE CRISTO
Por: David Wilkerson

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