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Detrás del fuego: qué buscan los peritos una vez que se apagan las llamas de los incendios

En la Capital se judicializan un promedio de 21 siniestros de este tipo cada mes; los


especialistas del cuerpo de bomberos analizan las cenizas y los restos para determinar el
origen de los incidentes. En la Capital se judicializan un promedio de 21 siniestros de este tipo
cada mes; los especialistas del cuerpo de bomberos analizan las cenizas y los restos para
determinar el origen de los incidentes Crédito: Policía de la Ciudad

Cada ceniza cuenta una historia. La compleja química del fuego a veces hace difícil preservar la
evidencia de un incendio. Los 40 hombres y mujeres de la Compañía Técnico Pericial (CTP) de
los Bomberos de la Ciudad trabajan a diario contra este elemento natural que, según ellos, "es
un enemigo impredecible". Cada mes se judicializan, en promedio, 21 incendios. Y ellos
analizan las pistas que dejan las llamas y los patrones de combustión para encontrar el origen
del fuego. La mayoría de ellos fueron bomberos, pero ahora, como peritos especializados,
buscan las evidencias una vez que los rescatistas terminaron su trabajo.

Si fue un hecho fortuito o uno intencional. Cómo, dónde y cuándo se inició un foco ígneo
destructivo. Si el incendio fue el fin en sí mismo o si tuvo como objetivo ocultar otro crimen
(destruir documentos o pruebas, hacer desaparecer un cadáver). A todos esos interrogantes
deben intentar hallarles respuesta.

Cada escena, edificio, casa o vehículo es diferente. En general, hay una destrucción extensa de
la evidencia por acción del fuego o del agua que usan los bomberos para extinguirlo. "Uno
podría pensar que desaparece toda la evidencia, pero el fuego deja marcas: la madera se
carboniza, el metal se oxida, el vidrio se derrite o se raja, y cada marca o indicio nos da algo",
dijo a LA NACION Marcelo Ochoa, director de la CTP, que investiga incendios, explosiones,
intoxicaciones por monóxido de carbono e incluso derrumbes y electrocuciones en obras en
construcción.

La evidencia lleva a los peritos al lugar de origen de la combustión, donde trabajan con un
método científico para determinar cuál fue la causa del fuego. Buscan elementos que podrían
haber servido como fuente de ignición, y para eso siguen los consejos de la Guía para
Investigaciones de Incendio y Explosión, creada por la Asociación Nacional de Protección
contra el Fuego de los Estados Unidos, que establece que se deben probar todas las hipótesis
hasta determinar la causa.

Órdenes de prioridad

¿Qué buscan en una escena de fuego? Primero, determinar si el incendio fue o no intencional.
"Si sospechamos que fue premeditado queremos localizar cualquier evidencia de un
dispositivo que no es propio del lugar, como un residuo líquido inflamable que podría haber
sido usado para iniciar el fuego", sugirió Ochoa.

Uno de los ejemplos más contundentes fue el incendio y posterior derrumbe del depósito de
Iron Mountain en Barracas, el 5 de febrero de 2014. "Nuestras investigaciones probaron que el
siniestro fue intencional, ya que allí se encontraron rastros de sustancias combustibles y se
estableció que el foco del fuego se produjo por dispositivos que no correspondían con el
equipamiento del lugar", recordó Ochoa.
Localizar el origen del incendio ayuda al investigador a recoger desechos que pueden contener
ciertos compuestos indicativos de nafta u otro hidrocarburo, líquidos inflamables que podrían
usarse para iniciar incendios. "Todos los productos químicos dejan residuos. Las llamamos
marcas químicas y siempre se van a encontrar luego del incendio. Por ejemplo, si se están
fabricando drogas ilegales o si hay residuos de disparos, los investigadores podrán encontrar
los remanentes", dijo a LA NACION Sandra Ferreira, profesora de química general e inorgánica
de la UBA.

Los distintos tipos de fuego dependen del material combustible que los origina; por eso
algunas llamas son más difíciles de extinguir que otras. "Los bomberos atacan los incendios de
manera física y química; van a hacer todo lo posible para evitar que se propague. Sin embargo,
siempre habrá evidencia de su origen", comentó Ferreira. Los bomberos abordan lo que
llaman "tetraedro del fuego", compuesto por el combustible, el calor, el oxígeno y la reacción
en cadena, y para detenerlo deben actuar sobre cualquiera o varias de estas partes.

Delitos detrás de las llamas

Pero existen diferencias entre los marcadores químicos que les indican a los peritos cuál podría
ser el origen del incendio. "Algunos nos hablan de un incendio intencionado, pero otros se
relacionan con hechos culposos no intencionales que pueden generar fatalidades, como por
ejemplo cuando nos encontramos con un incendio provocado por la quema de plástico,
espuma o muebles a raíz de que alguien colocó algo en su casa sin la ayuda de un electricista
certificado y resultó en una contingencia eléctrica. Es muy común ver zapatillas plásticas con
más de cinco enchufes que no soportan la tensión eléctrica y derivan en un incendio",
continuó Ochoa.

Ocasionalmente, luego de un incendio, se descubren armas, dinero o drogas que pertenecen a


piratas del asfalto o a personas que producen estupefacientes de manera ilegal. Allí es cuando
las líneas se cruzan y los casos se trabajan en conjunto con el equipo de Criminalística de la
Policía de la Ciudad, especialmente cuando hay muertos.

Ochoa recordó un caso ocurrido en San Telmo hace un año, dentro de la Pulpería Quilpán,
donde dos hombres estaban produciendo absenta (o licor de ajenjo) en un artefacto de bronce
que se prendió fuego intempestivamente. La rápida expansión de las llamas hizo que los
hombres terminaran en el hospital con quemaduras severas, ya que la absenta es una bebida
que tiene una graduación alcohólica de más del 70%. Dado que su comercialización se
encuentra prohibida en el país, los peritos debieron trabajar en conjunto con agentes de la
Policía de la Ciudad.

Dos inventos capaces de reducir riesgos

Un empapelado inteligente y baterías anti inflamables son solo algunos de los inventos con los
que se busca evitar la propagación de llamas.

Hecho de materiales que se encuentran en los huesos, los dientes y las hormonas (los actuales
están confeccionados con fibras de celulosa vegetal o polímeros sintéticos, que son
inflamables), ese revolucionario empapelado puede prevenir incendios e incluso hacer sonar
una alarma cuando se detectan llamas y calor en menos de dos segundos. Fue creado por el
Instituto de Cerámicas de Shanghái, de la Academia China de Ciencias.
En tanto, un equipo del Laboratorio de Investigación Naval de los Estados Unidos diseñó una
batería de estructuras microscópicas similares a esponjas de zinc. El diseño pretende resolver
uno de los mayores problemas de la industria, ya que las baterías generalmente corren el
riesgo de generar pequeñas espinas de metal que pueden perforar otras partes del sistema,
causando un cortocircuito y, luego, un incendio. Gracias a esta estructura porosa que mueve
uniformemente la carga en la batería para minimizar los riesgos de explosión e incendio de
baterías, objetivo muy codiciado por las industrias aeronáuticas y de autos eléctricos.

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