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DOCTRINA LAS ACCIONES SIN VALOR NOMINAL (*) (**) La Ley General de Sociedades Mercantiles de 1934 introdujo en México las acciones sin valor nominal, al establecer, en la fraccién IV de su artfculo 125, que la expresién del valor no era un requisito esencial en el texto de las acciones en que se divide el capital de las sociedades anénimas. Sin embargo, y a pesar de que a la fecha de la vigencia de la Ley, Jas acciones sin valor nominal habfan arraigado en la prdctica de los Estados Unidos, la reforma legal fué, no sélo timida y parcial, sino francamente insuficiente, ya que la unica disposicién legal aplicable y su Exposicién de Motivos publicada, es s6lo una prueba de que la Comisié6n Redactora conocié la existencia de dichas acciones, pero no convence de la utilidad o de la necesidad de las acciones sin valor nominal. “Cuando asi lo dispona el contrato social —reza el precepto ci- tado—, podré omitirse el valor nominal de las acciones, en cuyo caso se omitiré también el importe del capital social’. Tal es el texto escueto y lacénico que instituyé entre nosotros las acciones sin valor nominal, y ni su redaccién misma, ni la explicacién dada en la Expo- sicién de Motivos que acompafia a la ley, logran convencernos de la sabidurfa y oportunidad con que debié proceder el legislador de 1934.—“La Ley autoriza —dice la Exposicién de Motivos— la emi- sién de acciones que no expresen valor nominal. No se creyé in- dispensable reglamentar esa categoria de acciones, porque durante su existencia no obligaré a las sociedades sino a omitir en los titulos representativos de las acciones la indicacién de lo que inicialmente hayan aportado los socios, y, como es natural, el monto total de las (*) Dedieo este sencillo trabajo, con gratitud, al Maestro Alberto Vasquez del Mereado, a quien debo Ie indicaeién de Ia bibliogratin usada, (#*) ‘Trabajo redactado para el Tereer Congreso Internacional de Dereeho Comparado, que se celebraré en Londres del 31 de julio al 7 de agosto del pre- sente aio, 10 BOLETIN DEL INSTITUTO aportaciones iniciales, pero sin que, fuera de esa omisién, se provo- que ninguna otra modificacién en cuanto a Ja organizacién y al fun- cionamiento de la sociedad. Por tratarse de una institucién nueva, la Ley no quiso erigir en obligatorio para todas las sociedades el emitir tales acciones, sin que previamente la experiencia indique los efectos que produzca la adopcién de esa especie de titulos”. Esta aparente prudencia del legislador es tanto més criticable cuanto que en Jos Estados Unidos, para aquellas fechas, ya se clamaba por una reglamentacién minuciosa y amplia de las acciones sin valor nominal (1), alla donde los preceptos legales que las autorizan son mucho mas explisitos (2) y en donde el Derecho codificado se consi- dera secundario respecto al Derecho consuetudinario y judicial y como integrador de las lagunas de éste (8). En cuanto a la afirmacién de que la emisi6n de acciones sin valor nominal no proveca ninguna otra modificacién en la organizacién y en el funcionamiento de la sociedad, no tiene mas valor que el de una mera afirmaci6n, desmentida por los hechos y por una practica norteamerica reiterada desde 1912, afio en que la legislacién del Estado de Nueva York adopté estos titulos. Nos proponemos en el presente estudio demostrar, la fortisima y pertubadora influencia que ejercen las acciones sin valor nominal en la vida y en la organiza- cién de las sociedades anénimas, tal como ellas se encuentran regla- mentadas en nuestro sistema; explicar los motivos y las razones que dieron nacimiento a esta figura, asi como indicar la suerte que han corrido en otros Derechos. Undnimemente se atribuye la paternidad de las acciones sin valor nominal a la Stock Corporation Law de Nueva York, de 1912 (4), que las introdujo en el comercio norteamericano por tres razones (1) Véase, por ojemplo, Robbins, No-par Stock, The Ronald Press Co, New ‘York, 1927, pags. 125 y sigtes. (2) En Robbins, ob. cit, pigs. 173 y sigtes, se puede ver Ja reglamentacién de las acciones sin valor nominal en los diferentes Estados de la Union Nortea- mericana. Sin embargo, a pesar de su uso constante en aquél Pais, Fletcher, Cyclo Pedia of the Law of Private Corporations, Gallaghan and Company, Chicago, 1931, Vol, 11, pag. 186, sostiene que estas acciones atm estan en estado de transicién, (3} Las conclusiones actnales de la doctrina norteamericana parecen con- trarias’a Ias accionos sin valor nominal; véanse, Robbins, ob. cit pig. VI del Pre- facio y page. 94 y 113; Ballantine, Corporations, Gallaghan and Co., Chicago, 1946, pag. 816; Fletcher, ob. cit., pig. 51. (4) ' Ast, Robbins, ob. clt,, pag. V del Prefacio; Fletcher, cit. pag. 48. Entre nosotros. Fausto R. Miranda, Las aeciones sin valor nominal, ‘Tesis, México, 1935, Pigs, 38 y sigtes, Para Kuhn (citado por Onida, I finanziamenti iniziall a” impress, Seiin.1031 ‘pag. 67), Ins sociedades que emiten, acciones sin valor nominal ¢¢ ase. mejan’al tipo de las ‘Joint stock companies’? inglesas de los sigios, XVI, XVIT y DE DERECHO COMPARADO L razones fundamentales: primero, para evitar los fraudes y engafios @ que la expresién del valor nominal puede dar lugar, en cuanto éste casi nunca coincide con el valor real de las acciones, ni con su valor de mercado, sujeto siempre a fluctuaciones y cambios de caréctér imprevisible (5); en segundo lugar, por medio de las acciones sin valor nominal se buscaba un medio facil y expedito de colocacién de los titulos en el pablico, para asi conseguir sin grandes complicacio- nes aumentos de capital, que de otra manera se entorpecian ante la dificultad de encontrar una masa de inversionistas que pagaré por cada accién, precisamente, el valor que la sociedad le asignaba (6). Por Gltimo mediante las acciones sin valor nominal —no par value shares, en la terminologia norteamericana— se querian impedir los frecuentes abusos cometidos al valorar ficticiamente las aportaciones de bienes en especie (7). Cada una de estas finalidades, y algunas otras de importancia menor que habremos de analizar, permitieron la rapida difusién de estos titulos en los Estados Unidos, de tal manera que, después de 20 afios, s6lo 4 legislaciones prohibian la emisién de dichas acciones y ninguno de los 48 Estados se resistia a otorgarles validez cuando ellas fueran emitidas por sociedades de Estados que las autorizaran (8), muy a pesar de la resistencia tradicional de cada Estado para cambiar su sistema legal y para acoger instituciones nuevas, no sufi- cientemente maduradas o experimentadas. Las finalidades buscadas resultaban, pues, legitimas y valederas Jas erfticas enderezadas contra las acciones con valor nominal, aun- XVIIL Véase también Fletcher, ob. eft, pig. 642, quien sostiene que tales acciones eran eonocidas de dichas sociedades inglesas, asi como de las norteamericanas du- rante el siglo XVIII. (5) Sobre los diferentes valores que pueden tener las acciones, véase Vivante, Tratado do Derecho Mercantil, trad, espafiola de la Sa. od, italiana, Madrid, Reus, 3932, vol, TI, pag, 213, (8) Contra esta ventaja, que quizis sea 1a fimiea atendible, Robbins, ob. cit, pfg. 50, anota ana tendencia psicolégiea contraria del piblico norteamericano pa- ra suseribir las acciones sin valor nominal, y en Ia pig. 125 se pronuncia en contra de estos titmlos diciendo que Ias sociedades pueden acudir a medios més flexibles de financiamiento que no dejon sin In proteeciin debida ol interés pablico. (7) Véanse, por ejemplo, entre nosotros, Mantilla Molina, Derecho Mercantil, México, 1946, pags, 821 y sigtos.; Rodriguez y Rodriguez, Tratado de Sociedsdes Mercantites, Porria, México, 1947, vol. 1, pége. 41 y sigtes:; Miranda, ob, ct, pégs, y sigtes. (8) Fleteher, ob. cit, pag, 48, quion sostione que los Hstados de Montana, Nebraska, Dakota-Norte p Oklahoma no aceptan estas acciones, pero que ain en estas Entidades se otorga validez y se teconoce a les Sociedades ‘“extranjeras’? que las permiten. En cambio, Robbins, ob. cit., pag. 51, afirma que solamente el Ustade de Nebraska no las admite, 12 BOLETIN DEL INSTITUTO que, dicho sea adelantado premisas, los nuevos titulos se adaptaban a una prdctica (9) y a un sistema peculiares y contitufan sélo un remedio transitorio y audaz a mafias y corruptelas que tal vez pudie- ron ser corregidas acudiendo a procedimientos de tal naturaleza que al remediar vicios existentes, no engendraran otros igualmente graves. No obstante, debemos reconocer que las acciones sin valor nomi- nal fueron también reglamentadas, en el Continente americano, por Canadé (10) y Chile (11), por no hablar todavia de México, aunque con ciertas limitaciones, y la Delegacién de Nicaragua a la Sexta Conferencia Pan-Americana de La Habana, recomendé a nuestros Paises “que reformen su legislacién en el sentido de permitir la organizacién de sociedades anénimas sin que se exprese ni el valor de su capital ni el de sus acciones y cuyas acciones puedan ser divi- didas en diversas categorias con derechos diferentes respectos a voto y a otros actos de gestién y a la participacién limitada o no en el haber social y en las ganancias”. (12). En Europa, las acciones fueron ampliamente reconocidas en Bélgica (13) timidamente en Es- pafia (14) y alguna vez en Francia (15) se ha propuesto su adopcién. Concurrentemente con el andlisis del Derecho mexicano, conviene resumir las opiniones de la doctrina sobre los titulos que estudiamos. Los puntos de vista de autores consagrados y el andlisis hecho por los tratadistas norteamericanos, nos ayudardn mucho para orientar- (8), {Lo que parece ser evidente, dice Fré, en ‘Riv. Dir, Comm.,?” 1927, vol. ¥, pag. 352, es que en los Estados Unidos Ia sobrevaloracién de laa aportaciones en especie, es una cosa tan difundida que ha hecho desaparecer por compicto la con- finnza en la exacta indicacién del eapital de la sociedad y que (por medio de las acciones sin valor nominal) se ha tratado de estimular ja actividad de control de Jos accionistas. V. también, Luis Herrera Reyes, Sociedades anénimas, Editorial Nas- cimiento, Santiago de Chile, 1935, pig. 141, que afirma: ‘‘el cuidado de verificat éatag (lag aportaciones en especie) estfi en Estados Unidos muy abandonado’’; y A carelli, Usos @ Abusos das Sociedades Andnimas, Rio de Junciro, 1941. pig. 17. (10) Segdn Fletcher, ob. cit., pigs, 642 y sigtos, Inglaterra, en cambio, no las admite; V, Goitein, Company Lew, 2s. ed., Sir Issac Goitein, Londres, 1949, pig. 94 y Ardigé, La Societé per azioni nel diritto ingleee, Cedam, Padua, 1934, pig. 141, (11) “Hererra Reyes, ob. cit. pags. 143 y sigtes, (12) Referencia 'y texto tomados de Is tesis de Miranda, cit. pag. 13. (13) V. Onida, ob. cit, pags. 64 y sigtes, con referencias ampling # algunas sociedades belgas que lag han emitido. (14) Garrigues, Tratado de Derecho Mercantil, Madrid, 1947, tomo 19 vol. 2, pig. 731, dice, que ‘“posibilidad de existencia de estos titulos se ndmite en nues tra Ley del Timbre de 18 de abril de 1932,..'' Véase también Sol4 de Canizares, Le drole onpagnol des Socletés Anonymes, ‘eeueil Sirey, Paris, 1047, pigs. 93 7 igtes, (15) Barrault, eft. por Fré, en ‘Riv. Dir, Comm.’ 1927, vol, I, pigs, 352 7 En el Derecho italiano vigente, la terminante disposicién del inciso 3 del art. 2354 det Codigo Civil, impide eu emision, DE DERECHO COMPARADO 13 nos y para apoyar las criticas que hemos de dirigir a las menciona- das acciones sin valor nominal. Al decir de Fletcher (16), la introduccién de Jas acciones sin va- lor nominal en la prdetica norteamerican, se debié a que las aporta- ciones en especie de ciertos accionistas —las llamadas Blue Sky Laws— (17), no tuvieron éxito alguno. “La razén por la cual, agrega dicho autor, las acciones sin valor nominal ganaron popularidad tan répidamente esta en las eriticas dirigidas contra el “watered stock” (18), 0 sea, contra el valor ficticio del conjunto de las acciones, cuyo valor real siempre estaba por debajo del nominal, merced a fraudes hechos en la valorizacién de las aportaciones. Al eliminar de} texto de la acci6n su valor nominal se quisieron prevenir los fraudes de sobrevalorizacién de las aportaciones (19), e introducida la reforma respectiva, las nuevas acciones no se limita- ron a representar Jas aportaciones en especie, sino que se extendieron también a los aportes en dinero, Ahora bien, conviene investigar si los problemas y las exigen- cias de la practica comercial norteamericana, que explican la adop- cién de las acciones que estudiamos, existen entre nosotros y en tal caso, si estas acciones resuelven dichos problemas e impiden las practicas viciosas respectivas. Nuestra opinién es negativa. Ya se ha dicho y demostrado en otros Derechos, que existen medios de control suficientes y efectivos que buscan evitar —o disminuir sensiblemen- te— el peligro de la sobrevaloracién de las aportaciones (20). Entre nosotros, es muy eficaz el régimen de vigilancia para la constitucién y valoracién de las aportaciones en bienes, sobre todo si las autorida- des y los é6rganos encargados de él lo aplican ordenadamente; tal (16) Ob. cit., pag. 640. (7) Blue Sky Lawe— ‘‘A popular name for acts regulating and supervising investment companies, passed to remedy the evil growing out of the sale of stock in fly by night concerns, visionary oi] wells, distant gold mines, and other ltke fraudulent exploitationa’*, (The Cpelopedic Law Dictionary, Shumaker, 3a, ed, Ga- aghan, Chicago, 1940, pig. 119). (18) Fletcher, ob. cit. loc. cit, (19) Es esta la opinién unénime de los tratedistes y en tal expediente se hace deseansar el mérito principal de las acciones sin valor nominal, Véanse, entre otros, Robbins, ob cit., pig. 47; Ballantine, ob elt., pig. 474; Elena, Le azioni senza valore nominate nelle Societé Americane, en ‘Riv. Dir. Comm.'’, 1928, vol. T, pie 566; Onida, I Finanziamenti, cit. pag. 185 y Le dimensioni di capitale d’- Presa, Giuffré, Milén, 1944, pig. 259; Horroro Reyes, ob. cit., pags. 142 y 145. (20) V, en Rodriguez y Rodriguez, ob, cit, vol. I, pag. 350, las soluciones adop- tadas en los Derechos brasilefio, alemfn y francés. Para el Derecho italiano, V. Elena, ob. cit., pig, 568. “ BOLETIN DEL INSTITUTO Parece ser la opinién de nuestra doctrina (21) y a ello tienden Jas facultades otorgadas a la Comisién Nacional de Valores. Pero, aunque asi no fuera, los excesos y los abusos a que puedan dar lugar las acciones sin valor nominal es cosa que daria seriamente que pensar a Jo que optaron por su reglamentacién como un mal menor. (22) En nuestro Derecho positivo, la Ley General de Sociedades Mer- cantiles contiene diversas normas que se refieren a las aportaciones en bienes distintos a numerario. E] articulo 6°, al enumerar los re- quisitos que debe contener Ja escritura constitutiva, exige en su frac- cién VI, que se mencione “la expresién” de lo que cada socio aporte en dinero o en otros bienes; el valor atribuido a éstos y el criterio para su valorizacién; el art. 11 preceptia que, salvo pacto en con- trario, “las aportaciones de bienes se entenderan traslativas de domi nio”; el art. 12 indica que el socio que aportare créditos garantiza Siempre su existencia, su legitimidad y la solvencia del deudor. Estos 8 artfeulos, en relacién con los articulos, 260, 261 y 262 que conceden al Juez y al Ministerio Publico el derecho de revisi6n y veto de los estatutos (23), permiten afirmar la eficacia del control legal respec- to a al existencia de los bienes y valores aportados, al precio que a ellos se fije y respecto a la concordancia de dicho precio con e! valor real de los bienes al momento de la aportaci6én (24). La expresién literal de la fr. VI del art. 6° permite que el Juez y el Ministerio Piblico requieran a la sociedad cuya calificacién y registro se soli- cita, la comprobacién efectiva del valor atribuido a los bienes. (21) Rodrignez y Rodriguez, ob. cit, loe. cit, y Mantilla Molina, ob, eit, pag. 326. (22) La Exposicién de Motivos que acompafia a la I. G. 8, M. claramente ex- pone el problema de Jas aportaciones en espeeie: ‘nadie desconoce que dichas apor- taciones son en la actualidad uno de los mas fiteiles expedientes a que acuden los fundadores para defraudar al pablico y el Ejeeutivo piensa que negando temporal- mente Ia negociabilidda de Jos titulos que amparan diehas aportaciones ¢ impouiendo el deber de pagar la diferencia de valor que aparezca... se limita en mucho el Peligro apuntado”?, Lo critieable es que habiendo conocido el peligro de estas apor- taeiones y habiéndolas reglamentado cuidadosa y atimadamente, se hayan también aeogido Tas acciones sin valor nominal, (23) En Ja préctica mexicana el aleance de la atribuciones que ol Juez y ol Ministerio PGblico ereen tener respecto al control aludido es en tal forma amplio, que ya se ha propuesto su reglamentacién y au limitacién. En todo caso, la vorifi: cacién por dichos funcionarioa de la existencia de los requisites minimos de los estatutos, es una funcién tan propia y esencial que no se les podria discutir. (24) Rodriguez y Rodriguez, ob. cit., vol. I, pig. 427, sostiene con razén que ‘es requisito para la vélida constitucién de la sociodad ‘andnima que cuando se aporton bienes se exprese el valor atribuido a éstos y, ademés, el eriterio weguido para determinarlos”’. DE DERECHO COMPARADO 16 Esto, que nos parece indudable respecto a la suscripeién simul- tanea de las acciones, es evidente en la suscripcién sucesiva. En esta utima forma de constitucién de la sociedad anénima, el articulo 100 atribuye a la Asamblea general constitutiva la facultad de “examinar y en su caso aprobar el avalio de los bienes distintos de numerario” y los articulos 98 fr. IV, 95 y 96 exigen, y en su caso sancionan, la determinacién de dichos bienes y la formalizacién de las aportaciones respectivas. Ademas, para los dos casos de constitucién, asi como para los casos de suscripci6n de acciones, se aplican los articulos 141 y 158 fr. I, que fijan reglas encaminadas a verificar la realidad y a esta- blecer un valor efectivo y constante de los bienes que las forman. E] articulo 141 establece un régimen de garantia y de control excep- cionalmente amplio, al exigir que las acciones pagadas total o parcial- mente en especie “deben quedar depositadas en la sociedad durante dos afios. Si en este plazo aparece que el valor de los bienes es menor que un veinticineo por ciento del valor por el cual fueron aportados, el accionista esté obligado a cubrir la diferencia a la sociedad”. Asi- mismo, la fr. I del articulo 158 establece la responsabilidad solidaria de los administradores para el caso de que las aportaciones de los socios no correspondieren con los valores que se les fijara. Por lo que se refiere a la oferta de acciones, Ia Ley que establece requisitos para la venta al ptiblico de acciones de sociedades anéni- mas (25), establece en su articulo 7? que la “Comisién (la Nacional de Valores actualmente) proceder4 a verificar los datos presentados (tendientes a obtener la autorizacién de venta de acciones) y a prac- ticar la investigaciones que estime oportunas, y sélo otorgard la autorizacién cuando se reunan los siguientes requisites: . “Ti,—Que la sociedad de que trate admita considerar las aportacio- nes distintas de numerario al valor que resulte del avalio que la Co- misién mandar4 practicar, modificando para ellos, cuando sea nece- sario, su escritura social...”. Se diré que esta norma de alcance tan preciso sélo se aplica a las acciones destinadas a ser vendidas al piiblico y no a aquellas ofrecidas en privado. Esto es cierto, pero hay que tener presente que las ac- ciones sin valor nominal miran preferentemente a salvaguardar los (25) Diario Oficial de 19 de Febrero de 1940, Esta Ley ba sido abrogada, en Jo que la contradiga, por el Decreto que creé la Comisién Nacional de Valores, La norma 2 que nos referimos en el texto (art. 79, fr. TI) no es, segtin ereemos, de ins abrogadas, 16 BOLETIN DEL INSTITUTO intereses de] publico inversionista; (26) o sea de aquellas personas que adquieren acciones en bolsa o que, en todo caso, no estan ligadas por vinculos personales con quienes ofrecen en privado las acciones. Es el piiblico, los terceros anénimos e indeterminados a quienes se ofrece en venta las acciones, los que pueden resultar defraudados por la sobrevaloracién de las aportaciones en especie (el watered stock del Derecho norteamericano) y son ellos, los inversionistas que de or- dinario no se interesan en la marcha de la sociedad, los que dificilmen- te pueden verificar el valor real de las aportaciones que se han hecho; en cambio, si la compraventa de acciones se realiza en circulos limi- tados, si no hay ofrecimiento al piblico, seré m4s facil verificar el va- lor real de los bienes aportados (27). Se ha dicho que las acciones sin valor nominal buscan evitar los engafios y los fraudes en que la mencién de un precio determinado puede hacer incurrir (28), en cuanto a que el valor literal no coincide casi nunca con el valor efectivo o de mercado que aleanzan las accio- nes al ser cotizadas, y a la consecuente imposibilidad de reflejar las vicitudes reales de la sociedad, (29) Quien ésto afirme y quienes lo han afirmado desconocen, como bien dice Ascarelli (30), la diferencia esencial existente en nuestro Derecho, entre capital y patrimonio, e ignoran que el valor literal o nominal de Ja accién se refiere y representa una parte del capital, cifra ideal permanente, pero no se refiere ni menos representa una parte (26) V, Herrera Reyes, ob, clt., pig. 142; Elena, ob. ctt., pig. 567; Robbines, 9b, cit, pag. 42, Este dltimo autor, en el Prefacio a su obra (pag. VI) afirma que los suseriptores de acciones sin valor nominal, quedan sin ninguna proteccién efectiva. ‘A recent case furnishes conclusive proof that, contrary to the general opinion, the prent no-par stock laws leave investors without protection against uneserupolous promoters, and that the last legal bar against fraudulent practice has been removed with par value’’, (27) Distinte es la objecién que hace Rodriguez y Rodriguez, ob. eft., vol. T, pig. 459, a Ia Ley de Sociedades de no exigir Ia entrega de los biencs aportados sino hasta el momento de la firma de la eseritura constitutiva, De ser vilida ia objecion, se aplica tanto @ las aportaciones de bienes por medio de acciones con valor nominal, como a dichas apottaciones por medio de aceiones sin valor nominal, No oa este un problema de valorizacién de acciones, sino de término de cumpli- miento de una obligacién. (28) Asf, Robbins, ob. clt., pags. 19 p 119 y sigtes, Fletcher, ob. oft, pigs. 50 y sigtes., con la amplia jurisprudencia que cita; Elena, ob. elt, en ‘'Riv. Dit. Comm.’’, 1928, vol. I, pig, 566; Onida, Le dimensiont, ob. cit., pag. 200; Herrera Reyes, ob, elt, pigs, 141 y sigte (29) Herrera Reyes, ob clt., pig. 142. (30) Usos abuses... cit, pig. 17. DE DERECHO COMPARADO Ww de] patrimonio, por la sencilla razon de que éste cambia, nace crece o desaparece, sin que las acciones se alteren (31). En nuestro sistema, s6lo al momento de constituirse la sociedad y cuando el precio total de las acciones sea pagado, coinciden el monto del capital con el del patrimonio; de otra manera, el patrimonio, o sea, el conjunto de bienes, derechos, valores, dinero, ete. que adquiera la sociedad en su ejercicio, sera mayor o menor al capital, segtin la suer- te venturosa o desgraciada de la empresa. Ahora bien, adquirir una accién en nuestro Derecho, es adquirir un titulo que representa una cierta fraccién del capital y que concede derecho a obtener una presta- cién aleatoria: el dividendo, o sea, el fruto del capital (32) que ya es parte del patrimonio, pero que, por ser eventual, no debe aparecer en la expresi6n literal del valor de la accién, ni nadie se puede Hamar engajiado porque no exista o porque, de existir, aumente el valor real de ella (33). Pero si el defecto de las acciones sin valor nominal se redujera a esta confusién, et problema no seria tan grave. Se trataria a lo sumo, de un error teérico y técnico, quizé intrascendente, y el cual podria ser ignorado. Pero, el error afecta a las normas que nuestra legislacion destina a proteger el capital haciéndolo permanente (arts. 89, 91, 124, 188, 184, etc. L. G. S. M.); afecta también a aquellas que exigen que las acciones tengan un valor igual (art. 112), y que prohiben a la sociedad la emisién de acciones por una suma inferior a su valor no- minal (art. 115); afecta a los principios que impiden Ja trasmisién de las acciones no liberadas por simple tradicién (art. 117); asi como a las reglas que conceden a la sociedad accién contra los socios que no paguen la integridad de su aportacién (art. 118); a aquellas que otor- gan a los accionistas los Ilamados “intereses constructivos” (34) (art. 123) ; y a las que fijan reglas para amortizar solamente las acciones totalmente pagadas (art. 136 fr. II), ete. ete. (35). (31) No obsta a ia afirmacién del texto el que las acciones se emitan con prima, la cual, segfin la opinién preferente, no es parte del capital sino que va a formar un fondo especial de reserva, es decir, va a formar un renglin del patrimonio (V. Rodriguez y Rodriguez, ob. cit, vol. I,’ p&g. 348); porque dicha cantidad adi- cional o prima no se expresa en el valor nominal de la accién, (82). V. Messinco, Mannale di Diritto Civile © Commerciale, 7a, ed, Ginffré, ‘Milén, 1947, vol. TIT, pag. 147. (33) V, Onida, Le dimenstoni..., cit. pfig. 200 (34) Sobre ellos, vid. Rodriguez y Rodriguoz, elt, vol, T, pag. 343, con Ia atinada eritiea que ditigo a las aceiones que los conceden, (35) Otras normas que resultarian modifieadas por las_acciones sin valor nominal, son las siguientes de Ia L. G. 8. M,, art. 128 fr. I que se rofiere al istro de las acciones nominativas, en cuanto requiere la indicacién de las exbi Diciones que se efectien, por la difieultad de precisar éstas en las mencionadas 18 BOLETIN DEL INSTITUTO En efecto, y concretando nuestro andlisis a algunas de las dispo- siciones que juzgamos como principales en materia de sociedad ané- nima, {Cémo otorgar proteccién al capital social cuando éste queda sujeto a las alternativas del valor que tengan las acciones en el mer- cado? ,Cémo otorgarles igual valor, y, consecuentemente, reconocer los mismos derechos a sus tenedores, cuando el precio a que se coti- zan las acciones en el mercado es esencialmente variable y cambia de un dia para otro, cuando no de una hora a otra? (36). Es cierto que las acciones sin valor nominal no expresan en st texto una cifra correspondiente del capital, sino sélo una parte ali- cuota de éste, que se determina en el momento de conocerse su cuantia (87). Sin embargo, estas acciones tienen un precio, valen algo. (38). &Quién fija su valor no nominal? En la praéctica norteamericana hay tres sistemas para la vaiuacién de éstas acciones: o el precio se lo fijan los fundadores, 0 la sociedad misma ya existente (Asamblea de socios, Consejo de Administracién), o se deja a las alternativas del mercado bursatil (39). En los dos primeros casos, todos los defectos que pudieran tener las acciones que expresan en su texto un valor no- minal, se repiten y admas se priva a los titulos de un dato objetivo para quedar expuesto a la prudencia o imprudencia de los fundadores o del érgano que les fija un precio (40), en el segundo caso, el mas fre- acciones; art, 136, quo se refiere a amortizacién de aceiones ‘‘integramento pa- gadas’?,’ por Ja dificultad de hacer esta determinacién (v. sobre todo, lo preeep- tuado en la fr, V.); art, 141, en su segunda parte, porque, ;Cémo averiguar si los bienes aportades son menores eu un 29% del valor sefialado al momenty de la aportaciént; art. 172, por cuanto, en una sociedad con acciones sin valor nominal, ¢6 diffeil averiguar le parto uo exhibida de capital; art. 247 fr, I en euanto es imposible determinar “la parte que a cada socio corresponde en él haber social’; ete., ete. (36) V. Messineo, ob. cit, vol. III, pég. 129. Esta critica so ha hecho también en el Dereclio norteamericano;”usfy Robbins, ob. eft pég. 15, Ace: “

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