Jarlatooug - Anny Cordié
MALESTAR
EN EL DOCENTE
La educacién confrontada
con el psicoandlisis
Ediciones Nueva Vision
Buenos Airessitaria, Insiste en In nocién de abordaje pluridisciplinario y en el
decemnclie do le Vastioninr tabureanion Sea Toa intervinientes
entre los muros de la institucién esta sujeta a caucién pues se ‘Tercera Pare
superponen demasiados factores ajenos al interés del aujeto: inter-
venciones de los docentes, demandas de las familias, transgresién LA TRANSFERENCIA
un organismo de atencién externo al establecimiento.La transferencia en el sentido freudiano
La transferencia es un proceso de reviviscencia de afectos incons-
cientes producido en el marco de la relacién anal
quien sustituye a las imagos originales, pasa a ser
fantasmas, los deseos y el amor de su paciente.
La transferencia en sentido amplio no corresponde en exclusivi-
dad alasituacién analitica por cuanto existe en otrascircunstancias
donde no siempre se la reconoce y, menos aiin, se la toma en cuenta;
deabf lanecesidad de distinguir entre los fenémenos de transferen-
cia y el concepto de transferencia.
Freud fue el primero en interrogarse abiertamente sobre ese
apego del paciente por su terapeuta. Su honestidad intelectual le
decia que nodebfa creérselo, quese trataba de un engafio, deun also
amor, que habfa error sobre la persona. Breuer, en cambio, habfa
conocido la experiencia y se dejé entrampar, pero s6lo pudo salvarse
huyendo tras dejar prudentemente a su paciente enamorada en el
divén de Freud. Este ultimo, sin embargo, continuaba perplejo.
{Qué hacer con estos tiernos sentimientos que le manifestaban sus
pacientes mujeres? Creyé necesario desengafiarlas, les mostré que
noera éla quien amaban sino, a través de él, atal o cual otro uotra
significaba que no era
je subrayar el desplaza-
mientose practica todavia en ciertos circulos analiticos, modo harto
groserode tratar un proceso complejo que requiere ser manejadocon
sutileza si se aspira a que cumpla su papel en la cura.
Freud comprendié répidamente que hacer entrar en razén a sus
251por {sola el marcoen el quese inscribe el insiste'
P a re fenémeno, is
= subjetiva.... entiendo por ello que la peblin de cmt
tsesasslaianaieene ex astaiene soon TEL Oas Sattar
icquslunigananeecisipeetdtn oeuaiofetie Remderpeaie
{Dequé indole es esta ia? Por quése’
condiciones? {De qué: modo la tratan los ‘analistas, los psicoterapeu-
‘tas, los, docentes? Otras tantas preguntas que vamos & plantearnos.
{Qué situaciones dan lugar
«a efectos de transferencia!
‘Alcomnienzo desuseminariosobre Latransferencia," Lacanenfatiza
pi comdn de asimetria de los sujetos en presencia. Veamos Jo que
dice: “He anunciado este afio que trataré ‘de la transferencia en 80
1. Freud, ‘Analyse du cas Dore, Fragments dune analy dows
Papthnnolyos, op cay veri cosaliana: “Fragment Se ‘andlisis de un caso
Paine et Doral’ an Sigmund Freud. Obras completion fee «VIL
Biers [ate Peat op eit, Livre VII Le transfer (1860-060), 1083 (1s
tranafereoeia”, inédito en castellano).
entre distintas sustancias marcadas con iencia farma-
Seer nae ae
{il Sanscua at Jaen Oo Saher on saber setse a esis Eaton
Geammet tee tet eee senee
multiples y diversificados. Tisnen
una craencia inconmovible en la legitimidad de su ee estén
952
268raadidos de conocer los resortes més intimos del psiquismo
Perrmino, de saber lo que es bueno para los sujetos, loque esté bien
m elles y de poder asegurar la curacién por medio de su técnica,
Bet fon fuere, lo hard siempre a la manera deb
Negar in
al renunciamiento
paranoico peligroso 0 un perverso.
La transferencia en Freud, Platén y Lacan
Estas tres referen los
‘cias nos ayudaran a tender un nexo entre
Botts tree transferenciales observadosen el marco del anélisis yen
Ie relacién macstro-alumno. Séerates seré 1a figura contra) ‘por
cuanto nos descubrié crudamente los resortes del amor de transie~
rencia, Lacan no se equivoeé al respecto cuando consagré ¢!efo £e
Se seminario sobre la transferencia al estudio de £! Banquet
Platén.
todo de un
jlazamiento, una repeticién, se trataba pese a
ae de un amor verdadero que el analizante se esforzaria
en mantener a toda costa.
254
‘Syrgjan también nterrogaciones encuantoalainterpretaci6n de
Ja transferencia (después de Lacan el problema se plantea de otra
manera, ahora se habla de interpretar en la transferencia o de
“clinica bajo transferencia”), Freud se preguntaba si habia que
interpretar el desplazamiento, el engaiio del encarifiamiento, la
repeticion. {Habia que interpretar las resistencias para hacerlas
varias generaciones de analistas, basta que Lacan
nos propuso unos referentes conceptuales que nos permiten aclarar
esta cuestién siempre central de la prdctica analitica.
Freud es, en efecto, el ‘nico analista que no estuvo jamés en un
divén;todolo que sabfa de a transferencia lohabfa aprendido, decia,
41, desde su lugar de analista, desde “el exterior’, como observador.
En realidad esto es discutible, hoy se admite que Freud habria
estado en situacién de analizante con Fliess, pero sin reconocer
nunca la naturaleza transferencial de esa amistad. En efecto, é1
siempre hablé de su autoandlisia. En 1914 decta: “Yo efectué mi
propio andlisis, cuya necesidad no tardé en manifestérseme, con la
ayuda de una serie de suefios que me permitieron seguir paso apaso
doen cuanto a este método. A Fliess, precisamente, le escribir: “Mi
autoandlisis sigue en suspenso. Ahora he comprendido la razén.
Porqué no puedo analizarme a m{ mismo sino sirviéndome de
conocimientos adquiridos objetivamente, un verdadero autoandlisis.
es realmente imposible, de lo contrario no habria ya enfermedad.”
3.8. Freud, ‘Contribution A histoire du mouvement paychanalytique”, en Cing
legos sur la paychanalyse, Paris, Petit Bibliotheque Payot, 1966, pag. 86. (Hay
versida castellana: “Contribueidn a la historia del movimiento psicoanalitico", en
‘Sigmund Freud. Obras completas, op. cit., t. XIV]‘Aunque pase a sostener la necesidad del andlisis didéctico, conti-
nuard pensando que el trabajo de autoandiss debe presegur
cn el intenso trabajo psiquico que realiz6 mientras duré dicha
relacién. A}-no evaluar ese situacién transferencial, cerrabe el
camino a cualquier conceptualizacién de la experiencia. Stempeg
tuvodificultad para separar al hombre del ansliata, y sue.analizan-
tes solfan ser sus amigos cercanos; sabemos qué dramas resultaron
de esto.
‘Freud mantuvo con Fliess una relacién singular que duré trece
afios. Esta relacién no se parecia en nada ala que tenia con sus
colegas, maestros o amigos. Fliess era ei confidente, aquel a quien
exponia sus pensamientos més {ntimos bajo el sello del secreto;
Fliess era también su médico, y a 61 confiaba sus malestares fisicos,
sus preocupaciones “hipocondriacas", sus fobias. {Qué podemos
comprender nosotros de la fascinacién que ejercié este personaje
genitales. En su “teorfa delos periodos® afirma quelos hombres y las
‘mujeres tienen un ritmo biol6gico de23 y 28dias, del queextrae toda.
clase de consecuencias referidas a la sexualidad y al valor de los
néimeros. Asimismo, su “teorfa de la bisexualidad” no dejard de
influir sobre Freud.
_ Este, hombre de ciencia confrontado con las rarezas del incons-
impresiones totalmente oscuras.” Otros pasajes de las cartas dan fe
n
vida. Consciente del alcance de sus descul
que él “triunfé donde el paranoico fracasa’ ate ezestaba pensando
en Fliess!
‘Eiproblema dela transferencia y de su interpretacién conservaré
para Freud cierta opacidad. Lo compeabamos en el relato de sus
carag, de las que eriticaré, largo tiempo después, su manera de
medidala transferencia de sus decipulos sobresu pereona- algunos
nunea se repusieron de ella. Es verdad que los andlisis didécticos
eran muy cortos y se hacfan por entonces un poco a la ligera:
encuentros episédicos, conversaciones amistosaseneltranscursode
paseos, eteétera.
Unclertodetconacimientodelanaturaleza dela transferencince
relaciones. De todo esto no poseo ninguna prueba y se trata de
256
manera de considerar la transferencia en la cura analitica y en
Ja relacién pedagégica.
4.M. Schur, La mort dans la vie de Freud, Paris, Gallimard, 1975.Platén - El Banquete
Para abrir la cuestién de la transferencia en este aio leetivo 1960-
1961, Lacan no partiré de las concepciones freudianes sino que
tomaré, rigurosamente palabra por palabra, el texto de! Bangue-
te Nonos detendremos sobre los primeros intercambios, realmente
que despliega iremos localizando todos los componentes dé la trans-
ferencia y veremos luego de qué modo Sécrates, sin responder a la
sita en posicién de analista yreenvia a Alcibiades ala
verdad de su deseo, verdad que, en este caso, se lama Agatén. Lacan
recogerd los elementos de este cruce entre Sécrates y Alcibiades y
desarrollaré una conceptualizacién siempre actual dela transferen-
cia, tan actual como ese asombroso didlogo de 2500 afios de edad.
El poder de la palabra
153-1954) del Seminario, sostenfa que “la
, simplemente, en su esencfa, el acto de la
del sujeto, del sujeto que habla y del que oye; emisor y receptor estén
implieados en los fenémenos de transferencia.
Alcibiades nos habla con emocién de la palabra de Sécrates,
palabra magica que encanta y subyuga a quienes la escuchan. La
‘compara con el canto de la flauta de Marsias, el sileno de Frigia que
tocaba para los Dioses: “Las melodias de éste, bien las interprete un
buen flautistao una mediocre tocadora de flauta, son las énicas que
Jo hacen a uno quedar arrebatado y que ponen de manifiesto a los,
hombres que sienten necesidad de los dioses y de iniciaciones.”* Se
significa aqui lo que puede tener de conmocionante el sonido de la
voz, ala que se compara con el dela flautadivina. ,Essuficientepara
producir el encantamiento?
se teescucha atio @ otros contar tus palabras, por muy mediocre que
sea el que las relate, tanto si es mujer como varén.o muchacho quien
las escuche, quedamos transportados de estupor: estamos posetdos.”
{No estamos de nuevoanteloque aducfamos a propésitodel saber
y de su transmisién en el docente? Alcibiades hace referencia al
trataba de una transmisiOn oral, puesto que Sécrates no eseribié
nunca y Platén fue su transcriptor.
‘También un escrito puede tener por s{ solo un efecto revelador
parwel lector, despertando en él un'saber inconsciente sin que sea
necesario afiadirle la seduccién del autor en persona. Una lectura
puede influir en el destino de un sujeto, abrirle un caminoiniciatico:
jeudntas conversiones tuvieron lugar a ra(z de la lectura de textos
religiosos! El sujeto es entonces arrebatado, captado por un saber
que lo devuelve a sf mismo.
‘Alcibiades nos revela algunos de los efectos produeidos por este
discurso: “Cuandoloescucho, mi coraz6n da muchos mésbrincos que
ra otieacin pargadeciaris fa versa ances
comentada por ls autora. N. dele T]
209el de los Coribantes en su danza frenética, y se derraman mis
légrimas or ec a are eran ToS ichisimos otros les
consciente de que no fae e que noes forzoso hacer lo que él
ordena." Nodudamos de que Alcibiades, como buen histérico quees,
no teme engrosar el trazo, Sin embargo, al lado de manifestaciones
transferenciales un tanto teatralizadas, hay que estar atentos a su
observacién sobre los felices cambios que este discurso opera en él,
aunque no se sienta obligado a suscribirlo a ciegas.
Como todo anelizante capturado en la ambivalencia transferene
cial, no vacila en expresar su vergiienza por los anhelos de muerte
hacia Sécrates: “Muchas veces me gustarfa no verlo entre los
hombres, pero si esto ocurriera, bien sé que mi pesar seria mucho
‘mayor, de suerte que na sé qué hacer con este hombre,”
Nadie ignora quién era ese hombre endemoniado.
Socrates vivié en Atenas en el siglo V antes de nuestra era.
Paltaba por las calls y lo mercados, particpaba en los banquetes
perezoso Coe tok tahaeeent
con vida”, decia (esta actitud subversiva apresuré su condena y su
muerte).
Alcib{ades fue “mordido” al escuchar a Sécrates: “También me
domfffa a mf eso que ocurre al que ha sido picado por una vibora.
alguna vez no
alosquehan
al dolor de
‘én. oelalma, 0
lamar eso. Ahi he recibido la herida y el mordisco
filos6ficos, que son més crueles que una vibora,
cuaiido se apoderan de un alma joven no exenta de dotes natu-
9. Danzas que generan éxtesis.
260
'® Alcibiades nos expresa aqui la fascinacién que puede
ei saber, en este caso el saber filoséfico, un saber que hace
cuerpo con el que lo dispensa.
En el propio comienzo de su seminario Lacan subraya la
asimetria de los partenaires y su disparidad en la relacion
transferencial.
can esta disemejanza. Primero, el que acabamos de mencionar:
Sécrates aparece no solamente como un maestro en el arte del
discurgo, sino también como un sabio, como el poseedor de un
de serie cuya palabra sabe despertar en su interlocutor una
verdad oculta. Es representante a la vez de un ideal del yo (el
conocimiento) y de un yo ideal por las cualidades de su persona.
‘Se menciona de entrada otra asimetria més, y esté en la dispa-
ridad de las posiciones amorosas de los partenaires. Hoy en dia no
se expresarfa de la misma manera; ello no obsta a que este enfoque
de las relaciones amorosas nos remita a los origenes del deseo, del
amor y de la transferencia. Todo el texto hace referencia a la
situacién del amante (érastés, en neutro: éron) y a la del amado
(éroménos, en newtre:8foiénon). Elérastés, el amante, es aquel que
desea, es el sujeto de la falta; el éraménos, él amado, es el objeto
amado, aquel quatienealga, ;Cémose reparten los lugaresdel sujeto
deseante y del sujeto deseado en este asunto? Veremos que estos
lugares determinan los fenémenos transferenciales y que su susti-
tucién nos esclarece sobre la significacién del amor.
En la primera parte de El Banquete, Sécrates se halla en la
posicign, del que.tiene alga: 6) detenta ese objeto misterioso que
genera fascinacién y envidia. Alciblades compara a Sécrates con un
sileno, personaje cercano a Dionisio y de apariencia poco seductora.
Sabemos que Sécrates era feo, de cabeza muy grande, créneo
despoblado y nariz respingona. Pero, dice Alcibiades refiriéndose a
las estatuillas que representan a Sileno, “al abrir (los silenos] en dos
se ve que tienen en su interior estatuillas de dioses”, todas de oro,
soberbias y maravillosas." Porlotanto, Sécrates posee en suinterior
un objeto preciogo, “cercano a la funcién fetiche del objeto”, dice
Lacan.
A propésito de los textos griegos, Lacan nos describe todos los
res completes, Le Banque, op. cit., pég. 761. Versién castellana
18,
755. Versin castellana: op. cit, pag. 113.matices significantes de los “agalmata’ y retendré sobre todola idea
de “brillo” y de ‘valor magico” de ese objeto, caracteristicas que
-grar4 ulteriormente en su concepcién del objeto “a”. Alcibiades
quisiera apropiarse de ese cbjeto que aparece vinculado al saber
“aprender, dice, de él absolutamente todo lo que sabia”. Para
sondear a Sécratesy apropiarse de ese objeto, debe hacerse amar por
41. Situado hasta ese momento en el lugar del éroménos (poseedor
del objeto codiciado), Sécrates deberia volverse deseante (érastés).
Alcibiades elabora toda una estrategia para lograr sus fines, se
propone a él como objeto sexual, como éroménas. En este punto se
hace necesario ubicarse en el contexto de la época. Alcibiades sabe
que Sécrates no es indiferente a la belleza de los jévenes e intenta
entonces seducirlo; hacerse su amante significaria realizar la meté-
fora del amor, es decir, ese vuelco, esa inversién donde se pasa del
lugar de amado a la condicién de am
‘No nos extenderemos sobre la ambi
ylo consigue: “Una vez que se hubo apagado l
~Sécrates, duermes? -No, por cierto, me contest
maniobras de acereamiento: “Tu...eres el tinico
'y en cualquier cosa que necesitaras de mi hacit
, pues para m{ no hay nada més importante qq
jor posible... ninguno me puede ayudar en esto con més
autoridad que ti”, etcétera. Sécrates pone entonces las cosas. en su.
lugar: “Verfas en mf una belleza indescriptible y muy superior a tu
pretendes es en realidad cambiar oro por
jenaventuradol, mira mejor, nosete vaya
que pasara nada: "Me menosprecié, se burlé de mi
coneluye: “En lo unico que yo crefa que se dejaria ay
habia escapado.” Esta aventura lodeja contrariado, perorefuerzasu
admiracién por el “cardcter” de Sécrates y por su “sabidurfa”,
Alcibfades se propone, pues, como objeto sexual para acercar a si
ese bien que esta en Sécrates y que él ansfa. Le propone una especie
262
de trueque: mi belleza por ese objeto. Pero ambas cosas no son
igual naturaleza, y Lacan lo subraya comentando el punto de este
modo: “Ti quieres cambiar la engaiita dela belleza por la verdad.
Y, deoheche, asta.no significa otra cosa que trocar cobre por oro.” Si
3 hubiera cedido a los avances de Alcibfades, habriamos
quiz, las primicias de una historia de amor comin y
ite.
EL amor.nace del cambio de pasiciones del érastés y del éroménos.
Lacan lo dice en estos términos: “La significacién del amor se
produce por el hecho de que la funcién del érastés, del amante, que
es el sujeto de la falta, ocupa el lugar, se sustituye a la funcién del
éroménos, el objeto amado.” La-metéfore del amor puede operar
cuando cada uno se-vuelve ata vererastes y éroménos, cunndecada
ung es a un Liempo suyeto de le faite y detente el objeto causa del
deseo del Otro. En las tragedias de Racine los héroes dejan escapar
siempre este encuentro, A ama a B que ama aC... r
terdidadel amar equa cia uno nora la noturaesa desu fala
ignora qué detenta él y que atiza el deseo del ot
prublesadtica fal a Scab
cen cuanto al deseo, pero de esto no deriva ninguna certidumbre.
A propésito de El Banquete, Lacan describe en estos términos el
desconocimiento intrinseco del sujeto: “... el érastés... no sabe lo que
le falta, con ese acento particuli it -
como aquel que no
constituye su_atractiv
agregaesto:'STodo amor
saberes inconscientes.” La lectura de E! Banquete le inspiraré esta,
imagen poética acerca del surgimiento del amor
Esa mano que se tiende hacia el fruto, hacia la rosa, hacia la antoreha
que suibitamente soflama, su gesto de alcanzar, de atraer, de atizar
ja maduracién del fruto, de la belleza
Pero cuando, en ese movimiento de
‘mano fue lo suficientemente lejos
r, del lefio, sale una mano que se
tiende al encuentro de la vuestra, y en ese momento es vuestra mano
Ia que se coagula en la plenitud cerrada del fruto, abiorta de la flor,
12, Le Séminaire, op. cit., Livre VIIL, Le Transfert (1960-1961), pig. 184,
pig. 53.
14. Ibid, pg. 753.en la explosién de una mano que soflama, entonces, lo que se produce
es el amor.
Las cosas no se dan as{ entre Socrates y Alcibiades, el encuentro
amoroso no se produce, Sécrates sabe que Alcibiades busea en él lo
‘que sabe todo eso, se niega a entrar en el juego del amor: “En lo tinico
que yo crefa que se dejaria apresar, se me habia escapado”, dice
Alcib(ades. Séccates se instala en-un dasea enigmatico, no revela
entrar en el juego del amor, y anunciarle: “Tu deseo esta en otra,
parte, apunta.a otro,y ese atca es Agatan,” Bl Banguete concluyeen:
Jo que podriamos llamar una interpretacién de la transferencia.
Nacimiento de la transferencia
demandaré a cambio ser reconocido: “;Me ove usted?
18. Ibid, pg. 67
264
respéndam, Je intereea lo que le digo” El analisante deepicgn
r
adquizir oon sabiduria que eatreveta en 6. Este modo de Mention
cién es unaresistencia al anélisis; Lacan sealz6 siempre contra una
direccién dela cura que favorece y alienta este tipo de identificacién
casos hay reforzamiento de las defenses y no levantamiento de la
represién, el analizante callaré los movimientos agresivos hacia el
terapeuta porque esto podria poner en duda la buena relacién que
procura mantener con él; asimismo, reprimird todo lo referido a lo
pulsional y alos contenidos fantasméticos, que juzga malos para su
imagen. En este tipo de abordaje no se puede hablar de andlisis, el
objetivo es mas bien psicoterapéutico: el terapeuta se presenta como
un modelo y sabe qué direccién dar a las conductas y proyectos del
paciente; las terapias conductistas, hoy en dfa tan cotizadas, respon-
den a estos imperativos de adaptacién y normalizacién. En estos
casos la transferencia se convierte en un instrumento de presién
para que el sujeto avance en la direccién correcta, por supuesto...
El amor de transferencia
Volvamos a la historia de Alcibiades. Quiere hacerse amar por
‘Socrates para acceder a los “agalmata” que ansfa, y se propone
entonee emo objeto seal pues concee el objeto caus del deseo de
8
sexualidad, y es también un sujeto que supuestamente desea. Pero,
268{eudl es el objeto causa de su deseo? Permanece desconocido,
enigmatico para quien se tiende en el divén. Si Alcibiades tenia su
idea de Sécrates, el analizante de hoy no cesar de plantearse la
cuestiGn y de buscar respuestas: “;Qué quiere de mi? Me ama?”
Conocemos bien las estrategias implementadas por el analizante
para obtener respuesta: faltar a las sesiones, por ejemplo, con esta
interrogacién subyacente:*{Meextraiar4?{Mevaaechar?”;el pago
diferido: “zLe importolosuficiente como para queme tienda gratis,
como a un amigo?" Junto con esto, discursos destinados a seducir:
convertirse en un buen alumno, en un adepto dela teorfa, sobre todo
‘cuando ésta es profesada desde una cétedra universitaria, acechar
a oportunidad de probar lo fundado de los conceptos, y para eso
estén los suerios de transferencia. A todas estas incitaciones el
analista no responde, lo que hace posibles todas las hipétesis y todas
las interpretaciones. Al sustraerse, al mantener la opacided de su
deseo, el analista conduce al analizante a repetir su demanda para
reconocer el objeto que la sustenta. El analista sabe, como Sécrates,
que el objeto que el analizante cree ver en él es un semblante de
objeto; al sustraerse, al no dar cuerpo a ese objeto, permite al
analizante reconocerlo como constitutivo de su propio fantasma y
como causa de su deseo. A la pregunta “,Quées un andlisis”, Lacan
lega él invertir4 la pregunta sobre el objeto de su interrogacién.
‘Cuando decimos que el deseo del analista debe permanecer
enigmatico (qué deseo no leva consigo su misterio?), esto se
corresponde fundamentalmente con una ética del andlisis, aquello
hacia lo que debe tender la préctica analitica. De hecho, la realidad
muestra ser més compleja, el analista no es de ningiin modo un
zombi y se descubre a través de sus decires, de sus intervenciones,
desu manera de ser, desu voz, desu estilo, desumaneradevestirse,
de caminar, de amoblar su departamento, sin hablar de sus lapsus,
olvidos, etcétera. Lacan insistié mucho sobre la presencia del
analista, sobre su ser ahi. {Bxiste una relacién de dos que sea
equivalente a la relacién analitica? ,Hay en la realidad un otro que
se toma tiempo para recibirnos varias veces por semana, para
escucharnos sin decir ni pfo, para estar atento a lo que decimos,
alguien que sea el confidente de nuestros suefios y de nuestros
ensuefios? ,Cémo no pensar que el interés que nos presta pueda ser
una forma de amor? La neutralidad que observa no significa en
as
absoluto indiferencia, implica la inexistencia de juicio moral, la
renuncia al poder de la sugestidn, Ia no-respuesta articulada a la
demanda de amor, pero no excluye una implicacién personal. El
conjuntode estas manifestaciones puedeser llamadocontratransfe:
rencia. Sin embargo, esta palabrano tiene el mismo significado para
todos los analistas.
Se ha llegado a decir que la transferencia no era pura ilusién: el
analizante puede vivir en su andlisis un amor verdadero, un nuevo
amor; esto no tiene nada de sorprendente por cuanto el analista es
una persona completamente real que, pese a su silencio, se revelaa
través de miiltiples signos que su anelizante no deja de interpretar.
No hablemos de los analistas que desempefian una funcién oficial,
como el docente universitario a quien su analizante frecuenta todos
los dfas: un amor verdadero puede eternizarse en un anélisis sin fin.
Encontramos asf viejas duplas analista-analizante que funcionan
durante décadas en una beatitud recfproca.
La contratransferencia
Puede definirsela como el conjunto de las respuestas que da el
analista a las manifestaciones de transferencia de su analizante.
Para Freud, la contratransferencia representa esencialmente los
afectos negativos respecto del analizante, y la agresividad que se
siente puede llegar a perturbar el desenvolvimiento dela cura. :Por
qué no confesar que ciertos pacientes terminan con nuestra pacien-
cia y nuestra tolerancia? Sin embargo, estos casos son previsibles, y
siempre se puede no aceptar una demanda de anélisis.
entrevistas preliminares permiten al futuro analizante elegir a su
analista, también permiten al analista detectar la estructura del
candidato y decir que no cuando le parece que el trabajo esté por
encima de su capacidad; ciertas disposiciones paranoicas percepti-
bles en las primeras entrevistas o la revelacién de una estructura
perversa pueden justificar una decisin negativa.
La contratransferencia no se reduce a este tipo de reacciones. Lo
que se da en llamar “actitudes contratransferenciales” suele ser
producto de errores técnicos, interpretaciones abusivas, actings
respecto del paciente. E] analista comete errores cuando no oye lo
que su analizante le dice, y ello porque esa palabra hace eco a lo que
207“no fue analizado” en él mismo y permanece forcluido. Freud decfa:
“En una cura, el analista no va més alld de lo que sus propios
complejos y resistencias le permiten.”"* Podemos comprender las
advertencias de Freud en una época en que los andlisis didécticos
eran breves y sucintos y la conceptualizacién de la transferencia
estaba poco elaborada. Bl discurso del analizante tropieza con un
“punto ciego” en el analista, punto donde la represi6n subsiste y que
opone una resistencia al andlisis, Lacan siempre sostuvo que la
resistencia, en una cura, se situaba del ladodel analista, verdad que
a muchos les es dificil admitir.
Lacontratransferencia puede resultar de una incompetencia del
analista, del malogramiento de su andlisis personal; ciertos sujetos
pueden pasarse afios en un divén sin que su inconsciente se haya
puesto. trabajar. El resultado es temible porque lo saben todo dela
teorfa, pero nada de su problemética inconsciente.
Ciertas respuestas a la transferencia pueden ser diflcilmente
calificadas de contratransferenciales; responden a un enfoque con-
ceptual de la transferencia y de su manejo que difieren de los de la
prdctica analitica. Ciertos terapeutas piensan que la transferencia
sereduce a una relacién intersubjetiva, a veces hasta interpersonal,
que puede dar lugar a intercambios entre las dos personas involu-
cradas. Ferenczi llevé muy lejos este tipo de creencias, llegando a
comunicar al paciente sus propias asociaciones. Otros, como Harold
,, preconizan una comunicacién con el paciente mds intima
is terapéutica”
Muchas técnicas psicoterapéuticas utilizan latransferencia para
hacer desaparecer los sintomas. En todas estas praxis, el terapeuta
ocupa una posicién activa que lo obliga a intervenir en la realidad y
por lo tanto a descubrirse mds. Si los limites de su intervencién no
estén suficientemente precisados y controlados, puede caer en la
trampa de una transferencia inanalizable: apego pasional, odio
tenaz, chantaje, se han reunido todas las condiciones para un
enfrentamiento imaginario, Si el sujetoes psicético, se habré abierto
16. 8. Freud, “Conseils aux médecine sur le traitement analytique", 1912, en La
technique prychanalytique (1953), Paris, PUF, 1951. [Hay versién castellana:
“Consejos al médieo sobre el tratamiento psicoanalitico’, en Sigmund Freud. Obras
xIL)
completas, op. ci
ard, col. *Connais
Ja puerta a un delirio pasional, erotomanfaco o persecutorio. (
intervinientes con jévenes adultos en dificultades trabajan a meviudc
sin redy pueden verse desbordados porlas reaccionestransferenci
de sus interlocutores; los encontramos en todas partes.
Es el caso de las consejeras conyugales, cuya formaci6n es insu-
ficiente para afrontar situaciones complejas. Cuando ha llegado el
momento de derivar a las parejas a un especialista, la transferencia
que se anud6 con la consejera esté demasiado consolidada e impide
el surgimiento de una demanda de ayuda mas especifica.
Ciertos psicélogos escolares 0 reeducadores de Educacién nacio-
nal se ven Ievados a veces a tomar nifios o adolescentes con
patologfas muy serias. La cualificacién basicamente teérica de los
reeducadores, formados en el marco de Educacién nacional y ex
docentes la mayorfa de ellos (ef. capttulo “El deseo del ‘reeducador
de Educacién nacional”), no los prepara para afrontar situaciones
conflictivas como las que se dan entre padres hijosy entre docentes
y padres. A algunos de ellos se les hace dificil limitarse a su funcién
dedeterminacién del trastornoyse ven impulsados.amultiplicarlos
encuentros, cosa que los sittia en posicién de terapeutas y genera
una transferencia que no sabrén administrar; se vuelve asf imposi-
ble la derivacién a otra idad, y la situacién que se ha
promavido parece no tener
En todas estas coyunturas encontramos ciertas constantes. Hay
surgimiento de la angustia en el aprendiz de terapeuta, seguido de
ifestaciones diversas: desaliento, culpabilidad, autodesestima-
0, por el contrario, brote agresivo. El interviniente se cree
obligado.a responder a la demanda, dar consejos “tomar medidas”;
loharé en la realidad y esto significa una implicaci6n personal en un
conflicto dado entre partes que él juzga a través de sus propias
creencias y de sus propios afectos. A menudose identifica con unode
terlocutores —nifio maltratado, mujer abandonade-, y el otro
1. Otra constante en abordajes que perduran eslano
i6n de la transferencia: el interviniente, por razones que él
mejor” cuando los sintomas han desaparecido; no ha evaluado el
enorme trabajo de duelo que se necesita para la resolucién transfe
rencial. De este modo, terapias bruscamente interrumpidas di
sujeto en una depresién larvada de repercusiones imprevisibles
desplazamiento sintom{tico, rechazo masivo a partir de entoncet
cualquier nuevo emprendimientode cardcter “psi”, reaccionesdonias que cuando el suetohavivido yen sunfancia ete tipode
hostil que é1 puede percibir en una presencia que esté allf?™ Se
18. Le Séminaire, op. cit, Livre VIII, Le Transfert (1960-1961)
19. Ibi. , pg. 224.
20, Ibid, pig. 220
puede pensar que, a diferencia del no analista, estos pensamientos
seks topperonel abuje Gensel voTocs pat ocarueseeae
La estrategia de la transferencia
El analista sabe, como Sécrates, que ese objeto agilmico que el
analizante ha depositado en él es un sefiuelo, sabe que el Saber no
. aie = :
poae indicts tomblée on smor vardaders§ Guacaaan l trabajo
wadel inconsciente, pero el odio puede acudir también a la cita y
provocar la ruptura.
fine la estrategia transferencial en el anélisis como
rechazar cuanto sea posible las tentativas de identifica-
el paciente despliega en su derredor una profusién imaginaria que
lepermite acercarseestrechamente al constituyente desu fantasma
(se llegé a hablar de “atravesamiento del fantasma” en el andlisis).
padi ce egy g techy gene he erp
de Ia identificacién con el yo ideal del analista; ello significarta
analistarevela quesu verdadero motor est4 elidido. Hay un més allé
de esta identificacién, y esté definido por la relacién y la distancia
existente entre el objeto a minuisculay aI mayiscula idealizante de
lnidentificacién... El analista debe abandonar esaidealizacién.”* El
deseo del analista debe reconducir la demanda del analizante hacia
la pulsién, mientras que la transferencia se ejerce siempre en el
sentido contrario, El saber-hacer del analista estriba en darle al
sujeto la posibilidad de ir a lo esencial, hacer surgir una palabra
verdadera y no dejar desplegarse un discursodestinado a aletargar-
loenel confort de una relacién amorosa, signo evidente de un cierre
del inconsciente.
No podemos abundar aquf en 1a técnica de la cura; digamos
entonces, simplemente, que el analista debe ofr lo que se dice més
21.4. Lacan, Le Séminaire, op. cit, Livre XI, Les Quatre Concepts fondamentausx
de la peychanalyee (1964), 1973, pgs. 244, 246. [Hay versién castellana: Los cuatro
‘conceptos fundameatales del psicoandlisis, Buenos Aires, Paidés, 1996 [1967], pigs.
79, 281.1
a
alla del discurso manifiesto. Lacan insistié siempre en esa dimen-
sidn de “otra parte” (el sujeto del enunciado y de la enuneiacién, el
completo las reglas de conduccién de la cura. Mostré Ia senda del
rigor rechazando los efectos de sugestién imaginaria; desde el
comienzo de su ensefianza puso el acento en la supremacia de lo
simbélico y, con su meta de precisar lo que concierne al deseo del
analista, hizo del andlisis fundamentalmente una ética, la de un
saber-hacer, no con un “alma” sino con el inconsciente.
Recuerda que el andlisis se sitda en oposicién a la hipnosis; el
analista es supuesto saber, supuesto desear, no debe servirse de la
confianza del otro para ejercer su dominacién como lo hace el
hipnotizador, en cierto modo él mismo debe pasar aser el hipnotiza-
do y desaparecer cuando ya haya servido lo suficiente, debe caer de
esa idealizacién para encarnar, al final del andlisis, ese objeto “a”
convertido en desecho.
omeUn nifio cuyo
tocaba a su fin llegé un dia a sesion
‘Vamos a interrogarnos sobre 1a naturaleza de|a transferenciaen
274
\arolasidn ensonante-ensosiado. ;[equé modo percibeeldocenta los
fenémenos transferenciales de sus alumnos sobre su persona?
{Como los juzga? (Tene eonciencia de la manera en que los utiliza?
Nos preguntaremos si el desconocimiento de la indole de este
proceso no serd responsable de muchos malosentendidos referentes
a larelacién pedagégiea:
[La mayoria de los docantes tienen concienciadeos movimieatos
afectives que suscitan en sus alumnos, pero casi siempre los inter-
pretan como dirigidos directamente a su persona ¥. su manera de
ensefiar, Para muchos de ellos estas relaciones nodifieren délas que
se pueden observar en la vida corriente. El descanocimienta de lo
que este vincula tiene de enpesiiioe pueda dar lugar a actitudes
relacianales depterables.
Por quéhablar de “transferencia” sobre el docente? Se retnen en
este caso varias de las condiciones que hemos enunciado como
necesarias para su instauracién.
CaEITTAy lage con lin yore qd enix pecan br se debos
albergaban. Es raro que.se pida.al alumano expresarse y, lo quees
més, que hable.de.si..No obstante, la comunicacién circyla, los
Podemossefialar ya que esta posicin de poder noresulta siempre
275cémoda pues remite asu propia dependensia respectade otropaden,
eldede jerasquia.de que es tributaria. Mencionébamos este proble-
despierta en el docente la prueba de la inspeccién. HLinspectory eh
Airectr dalcolagio el ministz som lasaapussentantn ce un pode:
nacional puede hacer tas veces de padre azotador o de madre
companies |.a dependencia transferencial perdura a veces duranta
afios y complica los apegos transferenciales de los alumnos sobreun
docente que no se ha desprendido de las transferencias edfpicas
significa que esté ~anaemneiots y con la entera|
(ded delaoeeces seas tS couMtnaatpeciateee cian
su trabajo en la institucién a la que pertenece. Lo hace de manera
horizontal con sus colegas en los numerosos grupos de trabajo que
frecuenta.
El docente, por el contrario, vive como peligroso el tener que
descubrirse, el tener queconfrontar su experiencia pedagégica ysus
dificultades a las del vecino, Teme cualquier expresion de sus
experiencias pedagégicas en las que el trabajo en
superar algunas de estas desventajas.
Para Freud, la disparidad en la relacién de transferencia'es una
reedicitn de la disparidad fundamental del nifo frente al adulto
docentes,.al mismo titulo que los padres,
instancias educativas alas quealjousn debe someterse?7Larevuelta
contra losmacstros puede equivaleralarevueltacontra el Padrelcf
; padre al profe-
“Estabamos inclinados de entrada al amor y
por la tradicién. {Cudntas personalidades bril
haber
the Complete Pchaogial Works
a Lan, Hoga ws 8.
277[ee
Ya nos hemos referido a todas estas circunstancias en el capitulo
sobre la adolescencia. Subrayemos que el desplazamiento puede
operarse no s6lo s0 nites sino sobrela sociedad enter
escuela primaria,
hallamos numerosos testimonios de esa revuelt
nosotros, no faltan experiencias de campo expue:
los medios de difusién.
La situacién del docente entrampado por la relacién transferen-
‘evoea una experiencia que conozco muy bien: la del psicoa-
de nifios.
soi libra. Los retrasados no existen, expuse ampliamente la
realidad de Tas
conflictos tienen
en su cago una actualidad candente que
cia. E) analista deber4 atender, en la conducci6n de la cura, al peso
el material transferencial, En cambio, el adulto que se analiza yano
padece cotidianamente el peso de realidad del vinculo parental, esta
en un ‘a posteriori” y lo evocard a través de reminiscencias, fantas-
mas, suefios, comportamientos amorososrepetitivos, etcéterm Comore
clanalistade nitios,eldooentese encuentra inmersaen unarelagién j
transferencial impregnada de canflictos actuales «(7 veces es actor
de un drama que se juege en Ia pieza de al lado! pero no est
preparado para desembroliar los hilos de semejante madeja» Con-
densa sobre su persona reivindicaciones destinadas a otro, se trate
de un personaje materno o de una figura paterna, Puede ocurrir
incluso que el alumno transfiera, en el sentido literal de desplaze-
miento, toda su problomética edfpica sobre la figura del docente.
Enel capitulo sobre la adolescencia indicdbamos lo dificil que es
para el docente captar este fendmeno de desjiazanuento. El docente
no aleanza a entender la equivocacién de que es objeto: :no acta
acaso a cara descubierta? Su funcién lo obliga, en efecto, a exponer-
se, 6les quien hablay, a través desu palabra, se descubre, pues toda
palabra, aunque sea para transmitir un saber desubjetivado, como
por ejemplo la matemAtica, revela siempre la faz inconsciente del
sujeto. La situacién se hace mas compleja por cuanto el docente se
encuentra allfen un doble cardcter: a la vez en su singularidad yen
el lugar de otro por su funcién.
‘También el analista revela sin saberlo una parte de su problemé-
278
_
tica inconsciente, pero en un grada mucho menor que el ensefiante,
pues en la cura la palabra esté del lado del paciente y el analista
reequarda al maximo su neutralidad. El docente se expone como
personaje real y carga al mismo tiempo con el peso de los afectos
motivados en su posicién de maestro. Esta en el cruce de dos
coyunturas indisociables e indiscernibles, est4 ahi como él mismo
con su estructura de sujeto y su personalidad, pero también.en el
da intensa de la posicién parental.
La contratransferencia
La contratransferencia es la respuesta que da el docente a las
manifestaciones afectivas de los alumnos. El docente no conoce
personalmente la historia de éstos y no tiene posibilidad alguna de
apreciar el lugar que ocupa en la economia ps{quica de cada uno ni
as proyecciones transferenciales de que es obj i
reaccionar segiin su propiotemperamento a
cada alumno o de In clase en su conjunto dejan
hablar de actitudes contratransferenciales en el docente cuando se
‘muestra especialmente agresivo con un alumno al que sitia como
chivo emisario, o cuando dedica exceaivo interés a un nifio en
particular. En uno y otro caso, sus motivaciones se le ocultan. Una
docente del grupo terapéutico se habia encarifiado con un nifioen
dificultades del que se ocupaba en detrimento del resto de la clase.
Repetia en ello una situaciGn de su infancia que la habia marcado
hasta el punto de orientar su vocacién pedagogica. He visto en mi
préctica de analista docentes que hactan pagar a sus alumnos adoles-
centes el precio de los conflictos que vivian con sus propios hijos.
Relataré un caso observado hace muchos afios en un dispensario
de higiene mental. Se trataba de un chiquillo de 4-5 afios que me
habjan derivado por un trastorno de conducta. Pierrot, en sala de
Jardin de infantes, iba a vomitar al escritorio de la maestra. La
proporciones insGlitas, la directora no queria més al nifio en su
escuela y los propios padres estaban traumatizados.
279Ante esa figurita, pues en efecto era pequefio para su edad y muy
menudo, era dificil imaginar el desorden que habfa generado a su
alrededor. Ya en las primeras entrevistas con los padres y el nifio,
este comportamiento se revel6 cargado de significaciones.
habianacido prematuroy tuvieron que operarlode una
piloro diagnosticada tras un largo periodo de rechazo
Habia conservado ese reflejo de vomito, que ahora manejaba a su
capricho. Mientras que otro nifio, para manifestar su descontento,
habria montado una escena de enojo, él tenia la posibilidad de
vomitar, jEsta manera de expresarse no era, evidentemente, del
gusto de su entorno! Después de desdramatizar la situacién, recibi
al nifio y a sus padres durante un tiempo y todo volvié al orden. En
este caso se hubiese necesitado que la maestra no se sintiera
personalmente agredida por el comportamiento de su pequefio
alumng, sino que se plantoara mds bien la cuestidn de la significa-
cion de ese sintoma, La directora, la psicbloga o el médico escolar
habrian podido ayudarla en este sentido.
Piensa que un mejor canocimiento de los mecanismos de transfe-
roncia de los alummoe sobre los dacentes permitiria.a éstos sentirse
més cémodos en su practica, Pedrtan discernir mejorlo que conciese
nea la funcion yla que concierne a la persona, y considerar con més,
serenidad las proyecciones de que son objeto por parte de.los
alumnos. Lavatencién a la transferencia permitiria-una-cierta
distanciaeién y evitarfa las derivas que acarrea autométicamenie
una relacién de, interpersonal, que desemboca autométicamente en
‘un enfrentamiento, con todos los perjuisios psicolégicos resultantes.
Estasreflexiones nos mueven a reconsiderar el lugar del saberen
larelacién transforencial mantenida por el alumno.con su profesar,
En ese gran restaurante que es Educacién nacional, con el:saber.
escolar pasa lo mismo que con la comida: por mucho que se mejare
el gusto de los alimentos, por mucho que se modifique el menu ose
cambie de cocinero 0 de maitre, por mucho que se reemplace a las
camareras, el comensal bien puede no hallar los platos de su gusto
y devolverlos a la cocina. ;Va a tomarselas por ello con la moz#?Sin
‘embargo, esto es loquesucedeen el alumno:elsaber que le proponen
se confunde con la persona dispensadora de este saber y responsa-
biliza al docente por el plato indigesto, de manera que acaba
‘convencido de que el mal cocinero es él
SilatransmisiGn delsaber nopuede efectuarsedesde una postura
deneutralidad, vemos que el propio objeto saber noes nuncaneutro;
280
es portador de una gran carga afectiva y de significaciones multiples
que el alumno transfiere sobre el docente. En el capitulo sobre el
saber en el alumno hemos declinado las numerosas coyunturas en
que ello ocurre.®
Estrategia de la transferencia en el docente
{Qué respuesta dard el docente a la transferencia del alumno? Es
delicado hablar de estrategia pues aqu{ la respuesta noes objeto de
ningiin proceso de elaboracién y, opuestamente a loque sucede en
alandlisis, nunca fue conceptualizada/ Diremos, en una primera
aproximacién, que el:docente se sirve de la transferencia, lc utiliza
para hacer pasar su mensaje, para transmitir su ensefianza. Sialos
jee del alumno el saber se asocia primeramente al valor que le
atribuye el medio familiar, en un momento dado estar representa-
do casi exclusivamente por la persona del maestro. Todos nos
acordamos de cierto profesor que nos hizo amar la matemAtica, de
otroquenosinicié en la poesfa oen la filosoffa. Elafecto que pudimos
volear en uno de ellos nos liberé de ciertos lazos parentales regresi-
vos u oprimentes. {Cyantos nifios procedentes de medios incultos
descubrieron en la escuela el placer enlazado a la actividad intelec-
tual y al manejo de las ideas, cudntos se construyeron, afirmaron y
fortificaron en su aprehensién de s{ mismos y del mundo, cuéntos,
gracias al dominio de la lengua, aguzaron su juicio y se abrieron a
omunicacién donde la fuerza de las palabras se impuso sobre
laviolencia del acto, y esto gracias a maestros que se granjearon su
apreciol
{Por qué tal o cual docente influyé en el destino de tal o cual
‘alumno? gPor qué ciertos vinculos entre alumno y profesor subsisten
durante toda una vida? La historia de Hannah Arendt, quien
mantuvo su correspondencia con su maestro Heidegger pese a las
posturas adoptadas por éste durante el perfodo nazi, se conecta con
esemisterio. Vamos a tratar de recoger algunos de los elementos que
contribuyen a esta aficién: la seduccién, el ide
ver de qué modose puede instaurar, sobreesta
circularidad.
23. Cf. cap. II, “El saber en el alumno”, en segunda parte, “Los saberes”
281La seduceior
Es posible explicar por qué un ser posee més poder de seduccién que
otro? Pregunta eterna, pregunta sin respuesta ya que ningunode los
inte :
9. Laan, [a doer ol Lire XE. Ene (978-1978, 976 pe.
(tag vrai cauallana: Aun, Barelna, Pad, 198, pig. 11
Lacan, Boru, Pats e eal ol “Cha reir”, 196, pli 264 (Hay
cui cantelena Borer I, Boenoe Are, Siglo 0 pag. 250)
Estas dos altimas orientaciones conciernen especialmente al analis-
tay al docente.
Teegeabannenpyy yer: tepetuteniatesdirsungee teenies
subyugado por otro. En un primer tiempo suele ignorarse cual es el
factor desencadenante. La literatura abunda en descripciones de
ese instante magico en que algtin rasgo detectado en la persona del
cristalizar un afecto que el sujeto creia estaba ahi desde
patie sucede a ea
ve
ydes ateenetae
La vee poade cumplr ete papal de lamada al placer. En o
ien- | aficionado a la épera ella es por sf sola fuente de goce. laseede
enn jante al “canto dela flauta de Marsias”, subyuga asi
SOs pate aretinys peer iguealin a en si puede tener valor
erdtico. El protagonista de un filme reciente” se emociona al ver un
cuadradito de piel situado sobre el esternén de su amada. Esa
28. Goathe, Leo Seffrances du jeune Werther, Parl, . Deata odor, “Pte
Collection Guillaume’,
2 Charles Baodlar, Les lure
5.1966 B posed ng, sony Minghella.pequefia depresién que le complace ver y tocartiene para él un fuerte
valor erético.
Podiamos aludir aquf a la fascinacién que ciertos rasgos de un
lider ejerce sobre las multitudes. La fuerza del verbo, la voz,
asociadas a la violencia, provocan efectos de hechizo y de sumisién
incondicional. Se sigue de ello una identificacién colectiva que ya
sabemos a dénde puede llevar.
‘Los analistas se interrogan también sobre el momento en que se
instala la transferencia: {a qué se debe la eleccién de tal o cual
terapeuta por el paciente? En ocasiones puede contestarse en forma
inmediata y otras en el transcurso de la cura. Lacan menciona el
impacto de un “significante cualquiera”; podriamos hablar de un
rasgocon efectos de seducciGn sobre el que descansa frecuentemente
el compromiso en la cura. Pueden ser ciertas caracteristicas de la
persona del analista, pero también puede tratarse de una interven-
cién o una interpretacién efectuadas en las entrevistas prelimina-
res, reveladoras de un significante clave en el futuro analizante.
‘Me acuerdode un hombre que vino a verme para una demanda de
andlisis, personaje importante, director de una gran empresa; se
quejaba de cierta rigidez que habfa derivado en una sintomatologia
obsesiva, Durante la entrevista dej6 escapar, como al descuido, que
su madre lo lamaba “patito feo"; poco después repeti lo de “patito
feo” a rafz de otra circunstancia mencionada por él, y se puso fuera
de sf. Volvi a verlo mucho més tarde, al cabo de la ronda que habia
hecho por varios psicoanalistas sin decidirse a empezar un trabajo
con ellos. jAl final de la carrera, se tendié en mi divén y se puso @
asociar con aquel “patito feo” que, reproducido por mi boca, lo haba
perturbado tanto!
{De qué modo puede seducir el docente? Podriamos recordar aqui
algunas de las cualidades que dan a Sécrates su poder de seduccién
y de fascinacién. Primeramente, est4 la voz. Esté la fuerza de su
discurso, el bridlo de sus palabras, su conocimiento de las cosas del
amor, pues él tendria el saber sobre el deseo que se le supone al
analista, Esté su presencia, sucapacidad de escucha, surespetoal otro.
a la sabidurta? {Qué esconde este término? Hoy en dia habla-
rianits mas bien de equilibrio psiquico, de ausencia de reaccién
pasional. El diccionario hace énfasis en la *moderaciém, la calma
superior unida a los conocimientos”. Una cita de Boileau sigue esta
direceién: “Una igualdad de alma que nada puede alterar, que
ningsin deseo inflama.” Platén da a entender en £! Banquete quela
sabiduria es un estado trascendente, y a sus ojos s6lo los dioses son
284
sobios. La sabidurfa es para él un saber asociado a la virtud, no un
saber puramente te6rico, sino un saber-vivir en el que la virtud
entra como componente.
Retomaremos esta cuestiOn de la Sabidurfa y la Virtud cuando
abordemos la ética del andlisis en el capitulo sobre “el deseo del
analista” (quinta parte).
Ennuestra civilizacién, la palabra “virtud” ha perdido su sentido
original y ha tomado una connotacién religiosa no siempre aprecia-
da. As{pues, hablariamos més gustosamente, en cuanto al tema que
‘nos ocupa, de rigor moral, honestidad, rectitud y ética. ;Noson acaso
vvirtudes que los nifios saben reconocer y apreciar en sus maestros?
Elcarisma
*
Si la seduccién se debe a una mezcla sutil de rasgos como los que~—
hemos enungiago, iqué decir del. carisma? ,A qué se debe? A
iniponderables que es dificil determinar. Diriamos que est4 més
‘intl oom disposiionmsncopgsieni, con. et del sujeto, que
con su imagen. Se trata en general de personasen armon{a consigo
mismas, que isfrutan de una libertad interiar, pocoinclinadas alas
satisfacciones narcisistas y que no esperan del otro obediencia y
sumjgiGn,lacualse asociaa las virtudesdela toleranciay delrespetg
al primo, Be ha dicho a menudo que la vocacién pedagégica surgia
depulsiones licas reprimidas. Resulta siempre dificil recono-
cer el papel de lo pulsional en Jas investiduras afectivas de la
relacién pedagegica, cosa que hemos podido apreciar a lo largo de
este libro. ;Se trata de pulsiones sexuales reprimidas ea una
estructura perversa o neurética’
frecuencia, de sublimacién dela pulsién? Es casi imposiblesituar de
entrada el arigen y la naturaleza del afecta
Para ilustrar estas afirm: tomaremos un ejemploliteratip.
Un libro de Stefan Zweig, La con/ision de sentimientos,” arroja luz
sobre]a fascinacién que puede ejercer un profesor sabre sualumao:
Aunque ahora el estilo nos parezca pasado de moda, la descripcién
de los sentimientos conserva actualidad. En su momento el relato
result6 escandaloso; seguramente Freud, que reconocia la sutileza
de los andlisis psicol6gicos de su amigo Stefan Zweig, lo habria
apreciado.
29, Stefan Zweig, Le Confusion des sentiments, Paris, Le Livre de Poche, 2°9521.c Ben protagonista, quien cursa sus estudios en Berlin, lleva
8
alumnos, después de pasar momentos de gran tensién, se aflojan:
Veinte gargueros hasta entonces mudos comenzaron a hablar todos
‘un tiempo, atosiquear, a respirar profundamente; slo ahora podfa
steokuto sun rong, ‘tan fundidos etaban nla propia trama de
No. ose polsiaanaceaas niet la.atraccién aeons see
En la ensefianza d
profesor, el ate deca fier goat aaaeesacs por
Shakespeare, en locual verificamos la identificacién con el ideal del
‘yo del maestro;
Miprimer movimiento ue sacar del bad el Shakespeare que carual
hasta el dia de hoy: el deseo de gorar de tocias las cosas terrestres en
esas palabras inspiradas.
El amor a, COE era
‘su maestro.
El estudiante se pone al servicio del profesor y lo convence de
dicfarle su obra, qué él jamds puda sentar por escrito. Va a instau-
arse entonces entree! elle unde mel ito y el ratén, fingiendocada
ectidlante buses eae
se conyertia en un anciano yulgar de rasgos abotargados:
Comencé a entender que, de temperamento frio cuando se hallaba
solo, en la soledad de su despacho estaba privado de esa materia
inflamada que, aguf, en nuestro grupo compacto, fascinado y de
respiracién contenida, hacfa estallar una barrera interior, necesitaba
(joh, cudnto lo sentia yo!) de nuestro entusiasmo para tenerlo él
mismo, de nuestro interés para sus efusiones intelectuales, de nues-
tra juventud para sus impulsos juveniles.
Adivinamos aqui que el carisma deeste ensefiantetienesufuente
en su homosexualidad: el contacto de a loestimula, exalta
sudnimo, mantieat.u entasianns ellos senten yresponden.con
2. Se trata de una homoserualidad ne reprimida
2871a “confusién de sentimientog” no es siempretan evidente,
lsRvingbiia ia anneal a
Elyo ideal
muchachas se vestian de color ae ¢ ella misma preferia
adoy su.
eee
‘align con us propios lie, por ejmpla, 0 "ser responsable” no
significa asumir los deberes que uno tiene a su cargo? Para el
= erties essere
itarse con,
coiling dente ars {€6m0"La relacién imaginaria
Cuando calificamos deimaginario un tipode vinculoentre personas,
hacemos referencia al “registro imaginario”, concepto que Lacan
precis
Terordaremos ahora en pocas palabr:
orden simbélico.” Lo simbélice.sa.xefiere esencialmentea la Ley
Tapessentede para Lacan por €) padiresimabélion y ello por ser el que
separa, el que instaura al /ereero ena relacion con el Otza, Eledipo
permite al auie superar la relacioa dual con la madre y accede
entonces al arden simbilico, que requivrela existencia de un terces
técmino, La Sunciéa palerna.consiste.en hacerse garaiite deeste
orden. Esta separacién passaite la interiosiaacida, de la LeyoNowo
tron dietinmennen in Lev del discureo y la Ley del deseo.
+ Al acceder a.1o.simbélico, e) sujeto se-inscribe en la cadena dal
ciseurso: Esto iaaplien ia represion wrigmania (represi(n significan-
te), El sujato esté. pres |
encadenan para producir un sentido com
« Hayotroproceseyeate incunseiente, en el cuallos si
se asacian siguiendo un orden ligicu: se trata del io
qua. rige.Jas leves del inconsciante ésincronia), y la. encantramos
también en los suetios y en las distingas formasiones de aquély La:
— primaria responde ala disparided intrinseea de estos dos
jenes.
La Ley del deseo est4 ligada a la prohibicién del incesto: La
prohibicién que afecta ala madre abre a la significacién félica y
permite el acceso al placer y al deseo.
En el origen de lo Imaginario: el estadio del espejo
Lacan introduce la dimensién imaginaria.a partir del estadio del
el ‘ntcelog seis y los dieciocho meses, y del reconocimiento
jubiloso de esta imagen como la propia. Lacan considera este
‘momento como una etapa esencial en el desarrollo del sujeto, como
una “encrucijada estructural”. -
ue todo ser va acanstruirsu personalidad,
1omento en que se dibuja la dialéctica de las identificaciones,
es el instante en-que el pequefio se aprehende en una imagen
unificadade s{ mismo, mientras que hasta entonces tenfauna visidn
fragmentgda de su cuerpo, no pudiendo percibir més que sus
miembros y su sexo y permaneciéndole desconocido su rostegjide
aguienmésvac verse desdeet lugaren quel otrolove Singmbargo,
este momento de reconocimiento no ugural de una toma de
conciencia de su identidad; a-asia ‘nite es ya-un sujoip
que se ha construsdo en su rela
este episodio una “enerucijada estructural’. ,qué significa esta
expresién?
Punto de Wegada
Se trata de una nocién no siempre puesta en evidencia. Para queel
nidio puctia- reconocerse en 41 sipej0, €6 precise que tenga ya la
conciencia intima deei-mismo. Este. conocimianto subjetivo se
confirma en el hecho de quo, al passibis su imagen en el espejo, se
‘vuclve hacia el adulto que lo lleva y cambia con éete una mizada de
connivereia, Hoy en dia conocemos mejor a impartancia de Las
primeras relaciones de maternedo estructaracion del euye
nifio autista que no pudo comy xu devenir de sujeto, en
1. Of cuarta parte, “Nacimiento del sujeto™
291imagen es un otro inquietante. Le Horja, cuentode Maupassant, es que permite sbsujeto construirswpersonatidd. El zezistra imas-
una magnifica ilustraci6n de este desdoblamiento. Lacan decia: nario es aqicl en el que se juegan todas las incetas dol ya, el que es
“Para los puntos de referencia del conocimientoespecular finalmen- siempre ligmdasap
terecordamos una semiologia que va desde la més sutil despersona- po rere tenga
lizacién hasta la alucinacién del doble."* narasismo secundario. Kb sujelaantenta apropiarse los rasgos de
Muchoantes dereconocerseen el espe, elnifiose habia construt ‘una persona, busca alcanzar un ideal; todos los components del ve
do un cuerpo fantasmatizadd, con sus lugares de llamada al gow acuden a la.cita: supery®, yo ideal, ideal dal yo \Construye estan
boca, ano, envoltura de la piel-sycon'suearrelato,el objeto “a. Este ersonaje, su “ser en el mundo’;Ja “pasi‘in imaginaria” que desde
objeto na.es especularizable, dice Lacan en varios de sus textos: en ahora lo habita tiene repercusiones considerables. La importancia
efecto, \a vivencia corporal, el placer, Ja puision, no todo lo que cobrada por la instancia imaginaria y su preponderancia sobre el
constituye @) ser intume del suyeto se ve en el exspejoye le sumo se orden simbélico impulsan a las reivindicaciones narcisistas. Pode-
Sabana Se rere len acteen erp ew mos afirmar que cuanto menos ser hay, mds parecer habrd; un sujet
sujeto del ineonsciente;tiende a ser on inoogeritad iastinda soauian mans tenderé a compensar sus
‘recubierto gradualmente por una forma més dominante que consti fallas: rales con construccianes artificiales, casoen el que las
tuye/ebregistro imaginario:¥la funcién de la relacién narcisista actitudes conyencionales. puecien.rozar el mimetisma:En la adoles-
recubre y enmascara la relacién con el objeto en el fantasma cencia, etapa de profundas rectificaciones identitarias, \n fragilidad
fundamental”, dice Lacan. En un sujeto constituido, los de subyacente del sujeto puede revelarse por la entrada en la psicosis.
loreal, lo simb6licoyloimaginario estén intri 3 unode Enciertascircunstanciaselaujetose ve llevadoa investirdemanera
estos elementos domina, cuanda el nudo (nudo borromeo) qué los preominentela representacidn, loeual ocurre ex las.profesiones del
enlazaserompe, noest4n Iejanos ei malestary ladesestructuracin. sapectécalo, en as pesicionss de pode, politica notre aaa
suaby@ua peligros presenta? ;
Punto de partida - aa
Ante el espejo, el nifio intenta apropiarse desu imagen ylo hace con Rivalidad, tentativa de dominacién, agresividad
conductas idicas.ala manera de un gatoquerisndoatrapar un rayo
de sol. Multiplica Inego los movimientos y las expresianes de su
roero para verdes. repr en.al ape. Ba. guardeip
compara su reflejo con.el. del compafierito sentado junto a é
eteétera. Descubriré poco a poco que esa mirada que él dirige ahora
sobre s{ es la mirada del otra, se ve desde el lugar del otro, y esto
“dado a ver” es el punto de partida de todas las identificaciones del
yo.Enloswcesive, cice Lacan, lohabita la pasidin imaginaria, “cuya
8
82. J. Lacan, Berits,op cit, pag. 71. Versi eastellana: Eseritos 1,0p. cit, pig. 65.
238. Tbid., pig. 427. VersiGn castellana: ibid, pg. 409.Fascinacién, sumisién
Fiano meade ja la fascinacén que pueda gaxcar el maestro: —
alumi
bin este vincolaiasinaro propo de nesta sociedad cn exe
“eta yer" axaerbets, Voumoe ve Gueipeiee
Esos moy ridieu-
loque io aparen-
te de I el rechazo
dea norma y la angustia de ser diferente, la aspiracién adistinguirse
ligada que no se
necesit nadie tene
ect
propia cans ropita delntranos yes hablen na lagnGenposeto
Gotien dl monants oa que cela hablar en soa frome
*xtraiia.en su propia casa” define muy bien a estas persong-
dele n tae que ios deniitcannasessniennastionioraians)
Imaginario
ypel de lo is
sue ensefiante-ensefiado
Lerelacion ensenante-ensefiade favorece las iunplicaciones imag:
nurias, panto mas cuanto que el ensenante ignoralanaturalezay las
Se naenenenan
eel
‘efinirlo” Las diferentes eategorias del yo estén involucradse #
diawapaoe titulos en ciertoa casos de abuso de poder aldacante pucde