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Jarlatooug - Anny Cordié MALESTAR EN EL DOCENTE La educacién confrontada con el psicoandlisis Ediciones Nueva Vision Buenos Aires sitaria, Insiste en In nocién de abordaje pluridisciplinario y en el decemnclie do le Vastioninr tabureanion Sea Toa intervinientes entre los muros de la institucién esta sujeta a caucién pues se ‘Tercera Pare superponen demasiados factores ajenos al interés del aujeto: inter- venciones de los docentes, demandas de las familias, transgresién LA TRANSFERENCIA un organismo de atencién externo al establecimiento. La transferencia en el sentido freudiano La transferencia es un proceso de reviviscencia de afectos incons- cientes producido en el marco de la relacién anal quien sustituye a las imagos originales, pasa a ser fantasmas, los deseos y el amor de su paciente. La transferencia en sentido amplio no corresponde en exclusivi- dad alasituacién analitica por cuanto existe en otrascircunstancias donde no siempre se la reconoce y, menos aiin, se la toma en cuenta; deabf lanecesidad de distinguir entre los fenémenos de transferen- cia y el concepto de transferencia. Freud fue el primero en interrogarse abiertamente sobre ese apego del paciente por su terapeuta. Su honestidad intelectual le decia que nodebfa creérselo, quese trataba de un engafio, deun also amor, que habfa error sobre la persona. Breuer, en cambio, habfa conocido la experiencia y se dejé entrampar, pero s6lo pudo salvarse huyendo tras dejar prudentemente a su paciente enamorada en el divén de Freud. Este ultimo, sin embargo, continuaba perplejo. {Qué hacer con estos tiernos sentimientos que le manifestaban sus pacientes mujeres? Creyé necesario desengafiarlas, les mostré que noera éla quien amaban sino, a través de él, atal o cual otro uotra significaba que no era je subrayar el desplaza- mientose practica todavia en ciertos circulos analiticos, modo harto groserode tratar un proceso complejo que requiere ser manejadocon sutileza si se aspira a que cumpla su papel en la cura. Freud comprendié répidamente que hacer entrar en razén a sus 251 por {sola el marcoen el quese inscribe el insiste' P a re fenémeno, is = subjetiva.... entiendo por ello que la peblin de cmt tsesasslaianaieene ex astaiene soon TEL Oas Sattar icquslunigananeecisipeetdtn oeuaiofetie Remderpeaie {Dequé indole es esta ia? Por quése’ condiciones? {De qué: modo la tratan los ‘analistas, los psicoterapeu- ‘tas, los, docentes? Otras tantas preguntas que vamos & plantearnos. {Qué situaciones dan lugar «a efectos de transferencia! ‘Alcomnienzo desuseminariosobre Latransferencia," Lacanenfatiza pi comdn de asimetria de los sujetos en presencia. Veamos Jo que dice: “He anunciado este afio que trataré ‘de la transferencia en 80 1. Freud, ‘Analyse du cas Dore, Fragments dune analy dows Papthnnolyos, op cay veri cosaliana: “Fragment Se ‘andlisis de un caso Paine et Doral’ an Sigmund Freud. Obras completion fee «VIL Biers [ate Peat op eit, Livre VII Le transfer (1860-060), 1083 (1s tranafereoeia”, inédito en castellano). entre distintas sustancias marcadas con iencia farma- Seer nae ae {il Sanscua at Jaen Oo Saher on saber setse a esis Eaton Geammet tee tet eee senee multiples y diversificados. Tisnen una craencia inconmovible en la legitimidad de su ee estén 952 268 raadidos de conocer los resortes més intimos del psiquismo Perrmino, de saber lo que es bueno para los sujetos, loque esté bien m elles y de poder asegurar la curacién por medio de su técnica, Bet fon fuere, lo hard siempre a la manera deb Negar in al renunciamiento paranoico peligroso 0 un perverso. La transferencia en Freud, Platén y Lacan Estas tres referen los ‘cias nos ayudaran a tender un nexo entre Botts tree transferenciales observadosen el marco del anélisis yen Ie relacién macstro-alumno. Séerates seré 1a figura contra) ‘por cuanto nos descubrié crudamente los resortes del amor de transie~ rencia, Lacan no se equivoeé al respecto cuando consagré ¢!efo £e Se seminario sobre la transferencia al estudio de £! Banquet Platén. todo de un jlazamiento, una repeticién, se trataba pese a ae de un amor verdadero que el analizante se esforzaria en mantener a toda costa. 254 ‘Syrgjan también nterrogaciones encuantoalainterpretaci6n de Ja transferencia (después de Lacan el problema se plantea de otra manera, ahora se habla de interpretar en la transferencia o de “clinica bajo transferencia”), Freud se preguntaba si habia que interpretar el desplazamiento, el engaiio del encarifiamiento, la repeticion. {Habia que interpretar las resistencias para hacerlas varias generaciones de analistas, basta que Lacan nos propuso unos referentes conceptuales que nos permiten aclarar esta cuestién siempre central de la prdctica analitica. Freud es, en efecto, el ‘nico analista que no estuvo jamés en un divén;todolo que sabfa de a transferencia lohabfa aprendido, decia, 41, desde su lugar de analista, desde “el exterior’, como observador. En realidad esto es discutible, hoy se admite que Freud habria estado en situacién de analizante con Fliess, pero sin reconocer nunca la naturaleza transferencial de esa amistad. En efecto, é1 siempre hablé de su autoandlisia. En 1914 decta: “Yo efectué mi propio andlisis, cuya necesidad no tardé en manifestérseme, con la ayuda de una serie de suefios que me permitieron seguir paso apaso doen cuanto a este método. A Fliess, precisamente, le escribir: “Mi autoandlisis sigue en suspenso. Ahora he comprendido la razén. Porqué no puedo analizarme a m{ mismo sino sirviéndome de conocimientos adquiridos objetivamente, un verdadero autoandlisis. es realmente imposible, de lo contrario no habria ya enfermedad.” 3.8. Freud, ‘Contribution A histoire du mouvement paychanalytique”, en Cing legos sur la paychanalyse, Paris, Petit Bibliotheque Payot, 1966, pag. 86. (Hay versida castellana: “Contribueidn a la historia del movimiento psicoanalitico", en ‘Sigmund Freud. Obras completas, op. cit., t. XIV] ‘Aunque pase a sostener la necesidad del andlisis didéctico, conti- nuard pensando que el trabajo de autoandiss debe presegur cn el intenso trabajo psiquico que realiz6 mientras duré dicha relacién. A}-no evaluar ese situacién transferencial, cerrabe el camino a cualquier conceptualizacién de la experiencia. Stempeg tuvodificultad para separar al hombre del ansliata, y sue.analizan- tes solfan ser sus amigos cercanos; sabemos qué dramas resultaron de esto. ‘Freud mantuvo con Fliess una relacién singular que duré trece afios. Esta relacién no se parecia en nada ala que tenia con sus colegas, maestros o amigos. Fliess era ei confidente, aquel a quien exponia sus pensamientos més {ntimos bajo el sello del secreto; Fliess era también su médico, y a 61 confiaba sus malestares fisicos, sus preocupaciones “hipocondriacas", sus fobias. {Qué podemos comprender nosotros de la fascinacién que ejercié este personaje genitales. En su “teorfa delos periodos® afirma quelos hombres y las ‘mujeres tienen un ritmo biol6gico de23 y 28dias, del queextrae toda. clase de consecuencias referidas a la sexualidad y al valor de los néimeros. Asimismo, su “teorfa de la bisexualidad” no dejard de influir sobre Freud. _ Este, hombre de ciencia confrontado con las rarezas del incons- impresiones totalmente oscuras.” Otros pasajes de las cartas dan fe n vida. Consciente del alcance de sus descul que él “triunfé donde el paranoico fracasa’ ate ezestaba pensando en Fliess! ‘Eiproblema dela transferencia y de su interpretacién conservaré para Freud cierta opacidad. Lo compeabamos en el relato de sus carag, de las que eriticaré, largo tiempo después, su manera de medidala transferencia de sus decipulos sobresu pereona- algunos nunea se repusieron de ella. Es verdad que los andlisis didécticos eran muy cortos y se hacfan por entonces un poco a la ligera: encuentros episédicos, conversaciones amistosaseneltranscursode paseos, eteétera. Unclertodetconacimientodelanaturaleza dela transferencince relaciones. De todo esto no poseo ninguna prueba y se trata de 256 manera de considerar la transferencia en la cura analitica y en Ja relacién pedagégica. 4.M. Schur, La mort dans la vie de Freud, Paris, Gallimard, 1975. Platén - El Banquete Para abrir la cuestién de la transferencia en este aio leetivo 1960- 1961, Lacan no partiré de las concepciones freudianes sino que tomaré, rigurosamente palabra por palabra, el texto de! Bangue- te Nonos detendremos sobre los primeros intercambios, realmente que despliega iremos localizando todos los componentes dé la trans- ferencia y veremos luego de qué modo Sécrates, sin responder a la sita en posicién de analista yreenvia a Alcibiades ala verdad de su deseo, verdad que, en este caso, se lama Agatén. Lacan recogerd los elementos de este cruce entre Sécrates y Alcibiades y desarrollaré una conceptualizacién siempre actual dela transferen- cia, tan actual como ese asombroso didlogo de 2500 afios de edad. El poder de la palabra 153-1954) del Seminario, sostenfa que “la , simplemente, en su esencfa, el acto de la del sujeto, del sujeto que habla y del que oye; emisor y receptor estén implieados en los fenémenos de transferencia. Alcibiades nos habla con emocién de la palabra de Sécrates, palabra magica que encanta y subyuga a quienes la escuchan. La ‘compara con el canto de la flauta de Marsias, el sileno de Frigia que tocaba para los Dioses: “Las melodias de éste, bien las interprete un buen flautistao una mediocre tocadora de flauta, son las énicas que Jo hacen a uno quedar arrebatado y que ponen de manifiesto a los, hombres que sienten necesidad de los dioses y de iniciaciones.”* Se significa aqui lo que puede tener de conmocionante el sonido de la voz, ala que se compara con el dela flautadivina. ,Essuficientepara producir el encantamiento? se teescucha atio @ otros contar tus palabras, por muy mediocre que sea el que las relate, tanto si es mujer como varén.o muchacho quien las escuche, quedamos transportados de estupor: estamos posetdos.” {No estamos de nuevoanteloque aducfamos a propésitodel saber y de su transmisién en el docente? Alcibiades hace referencia al trataba de una transmisiOn oral, puesto que Sécrates no eseribié nunca y Platén fue su transcriptor. ‘También un escrito puede tener por s{ solo un efecto revelador parwel lector, despertando en él un'saber inconsciente sin que sea necesario afiadirle la seduccién del autor en persona. Una lectura puede influir en el destino de un sujeto, abrirle un caminoiniciatico: jeudntas conversiones tuvieron lugar a ra(z de la lectura de textos religiosos! El sujeto es entonces arrebatado, captado por un saber que lo devuelve a sf mismo. ‘Alcibiades nos revela algunos de los efectos produeidos por este discurso: “Cuandoloescucho, mi coraz6n da muchos mésbrincos que ra otieacin pargadeciaris fa versa ances comentada por ls autora. N. dele T] 209 el de los Coribantes en su danza frenética, y se derraman mis légrimas or ec a are eran ToS ichisimos otros les consciente de que no fae e que noes forzoso hacer lo que él ordena." Nodudamos de que Alcibiades, como buen histérico quees, no teme engrosar el trazo, Sin embargo, al lado de manifestaciones transferenciales un tanto teatralizadas, hay que estar atentos a su observacién sobre los felices cambios que este discurso opera en él, aunque no se sienta obligado a suscribirlo a ciegas. Como todo anelizante capturado en la ambivalencia transferene cial, no vacila en expresar su vergiienza por los anhelos de muerte hacia Sécrates: “Muchas veces me gustarfa no verlo entre los hombres, pero si esto ocurriera, bien sé que mi pesar seria mucho ‘mayor, de suerte que na sé qué hacer con este hombre,” Nadie ignora quién era ese hombre endemoniado. Socrates vivié en Atenas en el siglo V antes de nuestra era. Paltaba por las calls y lo mercados, particpaba en los banquetes perezoso Coe tok tahaeeent con vida”, decia (esta actitud subversiva apresuré su condena y su muerte). Alcib{ades fue “mordido” al escuchar a Sécrates: “También me domfffa a mf eso que ocurre al que ha sido picado por una vibora. alguna vez no alosquehan al dolor de ‘én. oelalma, 0 lamar eso. Ahi he recibido la herida y el mordisco filos6ficos, que son més crueles que una vibora, cuaiido se apoderan de un alma joven no exenta de dotes natu- 9. Danzas que generan éxtesis. 260 '® Alcibiades nos expresa aqui la fascinacién que puede ei saber, en este caso el saber filoséfico, un saber que hace cuerpo con el que lo dispensa. En el propio comienzo de su seminario Lacan subraya la asimetria de los partenaires y su disparidad en la relacion transferencial. can esta disemejanza. Primero, el que acabamos de mencionar: Sécrates aparece no solamente como un maestro en el arte del discurgo, sino también como un sabio, como el poseedor de un de serie cuya palabra sabe despertar en su interlocutor una verdad oculta. Es representante a la vez de un ideal del yo (el conocimiento) y de un yo ideal por las cualidades de su persona. ‘Se menciona de entrada otra asimetria més, y esté en la dispa- ridad de las posiciones amorosas de los partenaires. Hoy en dia no se expresarfa de la misma manera; ello no obsta a que este enfoque de las relaciones amorosas nos remita a los origenes del deseo, del amor y de la transferencia. Todo el texto hace referencia a la situacién del amante (érastés, en neutro: éron) y a la del amado (éroménos, en newtre:8foiénon). Elérastés, el amante, es aquel que desea, es el sujeto de la falta; el éraménos, él amado, es el objeto amado, aquel quatienealga, ;Cémose reparten los lugaresdel sujeto deseante y del sujeto deseado en este asunto? Veremos que estos lugares determinan los fenémenos transferenciales y que su susti- tucién nos esclarece sobre la significacién del amor. En la primera parte de El Banquete, Sécrates se halla en la posicign, del que.tiene alga: 6) detenta ese objeto misterioso que genera fascinacién y envidia. Alciblades compara a Sécrates con un sileno, personaje cercano a Dionisio y de apariencia poco seductora. Sabemos que Sécrates era feo, de cabeza muy grande, créneo despoblado y nariz respingona. Pero, dice Alcibiades refiriéndose a las estatuillas que representan a Sileno, “al abrir (los silenos] en dos se ve que tienen en su interior estatuillas de dioses”, todas de oro, soberbias y maravillosas." Porlotanto, Sécrates posee en suinterior un objeto preciogo, “cercano a la funcién fetiche del objeto”, dice Lacan. A propésito de los textos griegos, Lacan nos describe todos los res completes, Le Banque, op. cit., pég. 761. Versién castellana 18, 755. Versin castellana: op. cit, pag. 113. matices significantes de los “agalmata’ y retendré sobre todola idea de “brillo” y de ‘valor magico” de ese objeto, caracteristicas que -grar4 ulteriormente en su concepcién del objeto “a”. Alcibiades quisiera apropiarse de ese cbjeto que aparece vinculado al saber “aprender, dice, de él absolutamente todo lo que sabia”. Para sondear a Sécratesy apropiarse de ese objeto, debe hacerse amar por 41. Situado hasta ese momento en el lugar del éroménos (poseedor del objeto codiciado), Sécrates deberia volverse deseante (érastés). Alcibiades elabora toda una estrategia para lograr sus fines, se propone a él como objeto sexual, como éroménas. En este punto se hace necesario ubicarse en el contexto de la época. Alcibiades sabe que Sécrates no es indiferente a la belleza de los jévenes e intenta entonces seducirlo; hacerse su amante significaria realizar la meté- fora del amor, es decir, ese vuelco, esa inversién donde se pasa del lugar de amado a la condicién de am ‘No nos extenderemos sobre la ambi ylo consigue: “Una vez que se hubo apagado l ~Sécrates, duermes? -No, por cierto, me contest maniobras de acereamiento: “Tu...eres el tinico 'y en cualquier cosa que necesitaras de mi hacit , pues para m{ no hay nada més importante qq jor posible... ninguno me puede ayudar en esto con més autoridad que ti”, etcétera. Sécrates pone entonces las cosas. en su. lugar: “Verfas en mf una belleza indescriptible y muy superior a tu pretendes es en realidad cambiar oro por jenaventuradol, mira mejor, nosete vaya que pasara nada: "Me menosprecié, se burlé de mi coneluye: “En lo unico que yo crefa que se dejaria ay habia escapado.” Esta aventura lodeja contrariado, perorefuerzasu admiracién por el “cardcter” de Sécrates y por su “sabidurfa”, Alcibfades se propone, pues, como objeto sexual para acercar a si ese bien que esta en Sécrates y que él ansfa. Le propone una especie 262 de trueque: mi belleza por ese objeto. Pero ambas cosas no son igual naturaleza, y Lacan lo subraya comentando el punto de este modo: “Ti quieres cambiar la engaiita dela belleza por la verdad. Y, deoheche, asta.no significa otra cosa que trocar cobre por oro.” Si 3 hubiera cedido a los avances de Alcibfades, habriamos quiz, las primicias de una historia de amor comin y ite. EL amor.nace del cambio de pasiciones del érastés y del éroménos. Lacan lo dice en estos términos: “La significacién del amor se produce por el hecho de que la funcién del érastés, del amante, que es el sujeto de la falta, ocupa el lugar, se sustituye a la funcién del éroménos, el objeto amado.” La-metéfore del amor puede operar cuando cada uno se-vuelve ata vererastes y éroménos, cunndecada ung es a un Liempo suyeto de le faite y detente el objeto causa del deseo del Otro. En las tragedias de Racine los héroes dejan escapar siempre este encuentro, A ama a B que ama aC... r terdidadel amar equa cia uno nora la noturaesa desu fala ignora qué detenta él y que atiza el deseo del ot prublesadtica fal a Scab cen cuanto al deseo, pero de esto no deriva ninguna certidumbre. A propésito de El Banquete, Lacan describe en estos términos el desconocimiento intrinseco del sujeto: “... el érastés... no sabe lo que le falta, con ese acento particuli it - como aquel que no constituye su_atractiv agregaesto:'STodo amor saberes inconscientes.” La lectura de E! Banquete le inspiraré esta, imagen poética acerca del surgimiento del amor Esa mano que se tiende hacia el fruto, hacia la rosa, hacia la antoreha que suibitamente soflama, su gesto de alcanzar, de atraer, de atizar ja maduracién del fruto, de la belleza Pero cuando, en ese movimiento de ‘mano fue lo suficientemente lejos r, del lefio, sale una mano que se tiende al encuentro de la vuestra, y en ese momento es vuestra mano Ia que se coagula en la plenitud cerrada del fruto, abiorta de la flor, 12, Le Séminaire, op. cit., Livre VIIL, Le Transfert (1960-1961), pig. 184, pig. 53. 14. Ibid, pg. 753. en la explosién de una mano que soflama, entonces, lo que se produce es el amor. Las cosas no se dan as{ entre Socrates y Alcibiades, el encuentro amoroso no se produce, Sécrates sabe que Alcibiades busea en él lo ‘que sabe todo eso, se niega a entrar en el juego del amor: “En lo tinico que yo crefa que se dejaria apresar, se me habia escapado”, dice Alcib(ades. Séccates se instala en-un dasea enigmatico, no revela entrar en el juego del amor, y anunciarle: “Tu deseo esta en otra, parte, apunta.a otro,y ese atca es Agatan,” Bl Banguete concluyeen: Jo que podriamos llamar una interpretacién de la transferencia. Nacimiento de la transferencia demandaré a cambio ser reconocido: “;Me ove usted? 18. Ibid, pg. 67 264 respéndam, Je intereea lo que le digo” El analisante deepicgn r adquizir oon sabiduria que eatreveta en 6. Este modo de Mention cién es unaresistencia al anélisis; Lacan sealz6 siempre contra una direccién dela cura que favorece y alienta este tipo de identificacién casos hay reforzamiento de las defenses y no levantamiento de la represién, el analizante callaré los movimientos agresivos hacia el terapeuta porque esto podria poner en duda la buena relacién que procura mantener con él; asimismo, reprimird todo lo referido a lo pulsional y alos contenidos fantasméticos, que juzga malos para su imagen. En este tipo de abordaje no se puede hablar de andlisis, el objetivo es mas bien psicoterapéutico: el terapeuta se presenta como un modelo y sabe qué direccién dar a las conductas y proyectos del paciente; las terapias conductistas, hoy en dfa tan cotizadas, respon- den a estos imperativos de adaptacién y normalizacién. En estos casos la transferencia se convierte en un instrumento de presién para que el sujeto avance en la direccién correcta, por supuesto... El amor de transferencia Volvamos a la historia de Alcibiades. Quiere hacerse amar por ‘Socrates para acceder a los “agalmata” que ansfa, y se propone entonee emo objeto seal pues concee el objeto caus del deseo de 8 sexualidad, y es también un sujeto que supuestamente desea. Pero, 268 {eudl es el objeto causa de su deseo? Permanece desconocido, enigmatico para quien se tiende en el divén. Si Alcibiades tenia su idea de Sécrates, el analizante de hoy no cesar de plantearse la cuestiGn y de buscar respuestas: “;Qué quiere de mi? Me ama?” Conocemos bien las estrategias implementadas por el analizante para obtener respuesta: faltar a las sesiones, por ejemplo, con esta interrogacién subyacente:*{Meextraiar4?{Mevaaechar?”;el pago diferido: “zLe importolosuficiente como para queme tienda gratis, como a un amigo?" Junto con esto, discursos destinados a seducir: convertirse en un buen alumno, en un adepto dela teorfa, sobre todo ‘cuando ésta es profesada desde una cétedra universitaria, acechar a oportunidad de probar lo fundado de los conceptos, y para eso estén los suerios de transferencia. A todas estas incitaciones el analista no responde, lo que hace posibles todas las hipétesis y todas las interpretaciones. Al sustraerse, al mantener la opacided de su deseo, el analista conduce al analizante a repetir su demanda para reconocer el objeto que la sustenta. El analista sabe, como Sécrates, que el objeto que el analizante cree ver en él es un semblante de objeto; al sustraerse, al no dar cuerpo a ese objeto, permite al analizante reconocerlo como constitutivo de su propio fantasma y como causa de su deseo. A la pregunta “,Quées un andlisis”, Lacan lega él invertir4 la pregunta sobre el objeto de su interrogacién. ‘Cuando decimos que el deseo del analista debe permanecer enigmatico (qué deseo no leva consigo su misterio?), esto se corresponde fundamentalmente con una ética del andlisis, aquello hacia lo que debe tender la préctica analitica. De hecho, la realidad muestra ser més compleja, el analista no es de ningiin modo un zombi y se descubre a través de sus decires, de sus intervenciones, desu manera de ser, desu voz, desu estilo, desumaneradevestirse, de caminar, de amoblar su departamento, sin hablar de sus lapsus, olvidos, etcétera. Lacan insistié mucho sobre la presencia del analista, sobre su ser ahi. {Bxiste una relacién de dos que sea equivalente a la relacién analitica? ,Hay en la realidad un otro que se toma tiempo para recibirnos varias veces por semana, para escucharnos sin decir ni pfo, para estar atento a lo que decimos, alguien que sea el confidente de nuestros suefios y de nuestros ensuefios? ,Cémo no pensar que el interés que nos presta pueda ser una forma de amor? La neutralidad que observa no significa en as absoluto indiferencia, implica la inexistencia de juicio moral, la renuncia al poder de la sugestidn, Ia no-respuesta articulada a la demanda de amor, pero no excluye una implicacién personal. El conjuntode estas manifestaciones puedeser llamadocontratransfe: rencia. Sin embargo, esta palabrano tiene el mismo significado para todos los analistas. Se ha llegado a decir que la transferencia no era pura ilusién: el analizante puede vivir en su andlisis un amor verdadero, un nuevo amor; esto no tiene nada de sorprendente por cuanto el analista es una persona completamente real que, pese a su silencio, se revelaa través de miiltiples signos que su anelizante no deja de interpretar. No hablemos de los analistas que desempefian una funcién oficial, como el docente universitario a quien su analizante frecuenta todos los dfas: un amor verdadero puede eternizarse en un anélisis sin fin. Encontramos asf viejas duplas analista-analizante que funcionan durante décadas en una beatitud recfproca. La contratransferencia Puede definirsela como el conjunto de las respuestas que da el analista a las manifestaciones de transferencia de su analizante. Para Freud, la contratransferencia representa esencialmente los afectos negativos respecto del analizante, y la agresividad que se siente puede llegar a perturbar el desenvolvimiento dela cura. :Por qué no confesar que ciertos pacientes terminan con nuestra pacien- cia y nuestra tolerancia? Sin embargo, estos casos son previsibles, y siempre se puede no aceptar una demanda de anélisis. entrevistas preliminares permiten al futuro analizante elegir a su analista, también permiten al analista detectar la estructura del candidato y decir que no cuando le parece que el trabajo esté por encima de su capacidad; ciertas disposiciones paranoicas percepti- bles en las primeras entrevistas o la revelacién de una estructura perversa pueden justificar una decisin negativa. La contratransferencia no se reduce a este tipo de reacciones. Lo que se da en llamar “actitudes contratransferenciales” suele ser producto de errores técnicos, interpretaciones abusivas, actings respecto del paciente. E] analista comete errores cuando no oye lo que su analizante le dice, y ello porque esa palabra hace eco a lo que 207 “no fue analizado” en él mismo y permanece forcluido. Freud decfa: “En una cura, el analista no va més alld de lo que sus propios complejos y resistencias le permiten.”"* Podemos comprender las advertencias de Freud en una época en que los andlisis didécticos eran breves y sucintos y la conceptualizacién de la transferencia estaba poco elaborada. Bl discurso del analizante tropieza con un “punto ciego” en el analista, punto donde la represi6n subsiste y que opone una resistencia al andlisis, Lacan siempre sostuvo que la resistencia, en una cura, se situaba del ladodel analista, verdad que a muchos les es dificil admitir. Lacontratransferencia puede resultar de una incompetencia del analista, del malogramiento de su andlisis personal; ciertos sujetos pueden pasarse afios en un divén sin que su inconsciente se haya puesto. trabajar. El resultado es temible porque lo saben todo dela teorfa, pero nada de su problemética inconsciente. Ciertas respuestas a la transferencia pueden ser diflcilmente calificadas de contratransferenciales; responden a un enfoque con- ceptual de la transferencia y de su manejo que difieren de los de la prdctica analitica. Ciertos terapeutas piensan que la transferencia sereduce a una relacién intersubjetiva, a veces hasta interpersonal, que puede dar lugar a intercambios entre las dos personas involu- cradas. Ferenczi llevé muy lejos este tipo de creencias, llegando a comunicar al paciente sus propias asociaciones. Otros, como Harold ,, preconizan una comunicacién con el paciente mds intima is terapéutica” Muchas técnicas psicoterapéuticas utilizan latransferencia para hacer desaparecer los sintomas. En todas estas praxis, el terapeuta ocupa una posicién activa que lo obliga a intervenir en la realidad y por lo tanto a descubrirse mds. Si los limites de su intervencién no estén suficientemente precisados y controlados, puede caer en la trampa de una transferencia inanalizable: apego pasional, odio tenaz, chantaje, se han reunido todas las condiciones para un enfrentamiento imaginario, Si el sujetoes psicético, se habré abierto 16. 8. Freud, “Conseils aux médecine sur le traitement analytique", 1912, en La technique prychanalytique (1953), Paris, PUF, 1951. [Hay versién castellana: “Consejos al médieo sobre el tratamiento psicoanalitico’, en Sigmund Freud. Obras xIL) completas, op. ci ard, col. *Connais Ja puerta a un delirio pasional, erotomanfaco o persecutorio. ( intervinientes con jévenes adultos en dificultades trabajan a meviudc sin redy pueden verse desbordados porlas reaccionestransferenci de sus interlocutores; los encontramos en todas partes. Es el caso de las consejeras conyugales, cuya formaci6n es insu- ficiente para afrontar situaciones complejas. Cuando ha llegado el momento de derivar a las parejas a un especialista, la transferencia que se anud6 con la consejera esté demasiado consolidada e impide el surgimiento de una demanda de ayuda mas especifica. Ciertos psicélogos escolares 0 reeducadores de Educacién nacio- nal se ven Ievados a veces a tomar nifios o adolescentes con patologfas muy serias. La cualificacién basicamente teérica de los reeducadores, formados en el marco de Educacién nacional y ex docentes la mayorfa de ellos (ef. capttulo “El deseo del ‘reeducador de Educacién nacional”), no los prepara para afrontar situaciones conflictivas como las que se dan entre padres hijosy entre docentes y padres. A algunos de ellos se les hace dificil limitarse a su funcién dedeterminacién del trastornoyse ven impulsados.amultiplicarlos encuentros, cosa que los sittia en posicién de terapeutas y genera una transferencia que no sabrén administrar; se vuelve asf imposi- ble la derivacién a otra idad, y la situacién que se ha promavido parece no tener En todas estas coyunturas encontramos ciertas constantes. Hay surgimiento de la angustia en el aprendiz de terapeuta, seguido de ifestaciones diversas: desaliento, culpabilidad, autodesestima- 0, por el contrario, brote agresivo. El interviniente se cree obligado.a responder a la demanda, dar consejos “tomar medidas”; loharé en la realidad y esto significa una implicaci6n personal en un conflicto dado entre partes que él juzga a través de sus propias creencias y de sus propios afectos. A menudose identifica con unode terlocutores —nifio maltratado, mujer abandonade-, y el otro 1. Otra constante en abordajes que perduran eslano i6n de la transferencia: el interviniente, por razones que él mejor” cuando los sintomas han desaparecido; no ha evaluado el enorme trabajo de duelo que se necesita para la resolucién transfe rencial. De este modo, terapias bruscamente interrumpidas di sujeto en una depresién larvada de repercusiones imprevisibles desplazamiento sintom{tico, rechazo masivo a partir de entoncet cualquier nuevo emprendimientode cardcter “psi”, reacciones donias que cuando el suetohavivido yen sunfancia ete tipode hostil que é1 puede percibir en una presencia que esté allf?™ Se 18. Le Séminaire, op. cit, Livre VIII, Le Transfert (1960-1961) 19. Ibi. , pg. 224. 20, Ibid, pig. 220 puede pensar que, a diferencia del no analista, estos pensamientos seks topperonel abuje Gensel voTocs pat ocarueseeae La estrategia de la transferencia El analista sabe, como Sécrates, que ese objeto agilmico que el analizante ha depositado en él es un sefiuelo, sabe que el Saber no . aie = : poae indicts tomblée on smor vardaders§ Guacaaan l trabajo wa del inconsciente, pero el odio puede acudir también a la cita y provocar la ruptura. fine la estrategia transferencial en el anélisis como rechazar cuanto sea posible las tentativas de identifica- el paciente despliega en su derredor una profusién imaginaria que lepermite acercarseestrechamente al constituyente desu fantasma (se llegé a hablar de “atravesamiento del fantasma” en el andlisis). padi ce egy g techy gene he erp de Ia identificacién con el yo ideal del analista; ello significarta analistarevela quesu verdadero motor est4 elidido. Hay un més allé de esta identificacién, y esté definido por la relacién y la distancia existente entre el objeto a minuisculay aI mayiscula idealizante de lnidentificacién... El analista debe abandonar esaidealizacién.”* El deseo del analista debe reconducir la demanda del analizante hacia la pulsién, mientras que la transferencia se ejerce siempre en el sentido contrario, El saber-hacer del analista estriba en darle al sujeto la posibilidad de ir a lo esencial, hacer surgir una palabra verdadera y no dejar desplegarse un discursodestinado a aletargar- loenel confort de una relacién amorosa, signo evidente de un cierre del inconsciente. No podemos abundar aquf en 1a técnica de la cura; digamos entonces, simplemente, que el analista debe ofr lo que se dice més 21.4. Lacan, Le Séminaire, op. cit, Livre XI, Les Quatre Concepts fondamentausx de la peychanalyee (1964), 1973, pgs. 244, 246. [Hay versién castellana: Los cuatro ‘conceptos fundameatales del psicoandlisis, Buenos Aires, Paidés, 1996 [1967], pigs. 79, 281.1 a alla del discurso manifiesto. Lacan insistié siempre en esa dimen- sidn de “otra parte” (el sujeto del enunciado y de la enuneiacién, el completo las reglas de conduccién de la cura. Mostré Ia senda del rigor rechazando los efectos de sugestién imaginaria; desde el comienzo de su ensefianza puso el acento en la supremacia de lo simbélico y, con su meta de precisar lo que concierne al deseo del analista, hizo del andlisis fundamentalmente una ética, la de un saber-hacer, no con un “alma” sino con el inconsciente. Recuerda que el andlisis se sitda en oposicién a la hipnosis; el analista es supuesto saber, supuesto desear, no debe servirse de la confianza del otro para ejercer su dominacién como lo hace el hipnotizador, en cierto modo él mismo debe pasar aser el hipnotiza- do y desaparecer cuando ya haya servido lo suficiente, debe caer de esa idealizacién para encarnar, al final del andlisis, ese objeto “a” convertido en desecho. ome Un nifio cuyo tocaba a su fin llegé un dia a sesion ‘Vamos a interrogarnos sobre 1a naturaleza de|a transferenciaen 274 \arolasidn ensonante-ensosiado. ;[equé modo percibeeldocenta los fenémenos transferenciales de sus alumnos sobre su persona? {Como los juzga? (Tene eonciencia de la manera en que los utiliza? Nos preguntaremos si el desconocimiento de la indole de este proceso no serd responsable de muchos malosentendidos referentes a larelacién pedagégiea: [La mayoria de los docantes tienen concienciadeos movimieatos afectives que suscitan en sus alumnos, pero casi siempre los inter- pretan como dirigidos directamente a su persona ¥. su manera de ensefiar, Para muchos de ellos estas relaciones nodifieren délas que se pueden observar en la vida corriente. El descanocimienta de lo que este vincula tiene de enpesiiioe pueda dar lugar a actitudes relacianales depterables. Por quéhablar de “transferencia” sobre el docente? Se retnen en este caso varias de las condiciones que hemos enunciado como necesarias para su instauracién. CaEITTAy lage con lin yore qd enix pecan br se debos albergaban. Es raro que.se pida.al alumano expresarse y, lo quees més, que hable.de.si..No obstante, la comunicacién circyla, los Podemossefialar ya que esta posicin de poder noresulta siempre 275 cémoda pues remite asu propia dependensia respectade otropaden, eldede jerasquia.de que es tributaria. Mencionébamos este proble- despierta en el docente la prueba de la inspeccién. HLinspectory eh Airectr dalcolagio el ministz som lasaapussentantn ce un pode: nacional puede hacer tas veces de padre azotador o de madre companies |.a dependencia transferencial perdura a veces duranta afios y complica los apegos transferenciales de los alumnos sobreun docente que no se ha desprendido de las transferencias edfpicas significa que esté ~anaemneiots y con la entera| (ded delaoeeces seas tS couMtnaatpeciateee cian su trabajo en la institucién a la que pertenece. Lo hace de manera horizontal con sus colegas en los numerosos grupos de trabajo que frecuenta. El docente, por el contrario, vive como peligroso el tener que descubrirse, el tener queconfrontar su experiencia pedagégica ysus dificultades a las del vecino, Teme cualquier expresion de sus experiencias pedagégicas en las que el trabajo en superar algunas de estas desventajas. Para Freud, la disparidad en la relacién de transferencia'es una reedicitn de la disparidad fundamental del nifo frente al adulto docentes,.al mismo titulo que los padres, instancias educativas alas quealjousn debe someterse?7Larevuelta contra losmacstros puede equivaleralarevueltacontra el Padrelcf ; padre al profe- “Estabamos inclinados de entrada al amor y por la tradicién. {Cudntas personalidades bril haber the Complete Pchaogial Works a Lan, Hoga ws 8. 277 [ee Ya nos hemos referido a todas estas circunstancias en el capitulo sobre la adolescencia. Subrayemos que el desplazamiento puede operarse no s6lo s0 nites sino sobrela sociedad enter escuela primaria, hallamos numerosos testimonios de esa revuelt nosotros, no faltan experiencias de campo expue: los medios de difusién. La situacién del docente entrampado por la relacién transferen- ‘evoea una experiencia que conozco muy bien: la del psicoa- de nifios. soi libra. Los retrasados no existen, expuse ampliamente la realidad de Tas conflictos tienen en su cago una actualidad candente que cia. E) analista deber4 atender, en la conducci6n de la cura, al peso el material transferencial, En cambio, el adulto que se analiza yano padece cotidianamente el peso de realidad del vinculo parental, esta en un ‘a posteriori” y lo evocard a través de reminiscencias, fantas- mas, suefios, comportamientos amorososrepetitivos, etcéterm Comore clanalistade nitios,eldooentese encuentra inmersaen unarelagién j transferencial impregnada de canflictos actuales «(7 veces es actor de un drama que se juege en Ia pieza de al lado! pero no est preparado para desembroliar los hilos de semejante madeja» Con- densa sobre su persona reivindicaciones destinadas a otro, se trate de un personaje materno o de una figura paterna, Puede ocurrir incluso que el alumno transfiera, en el sentido literal de desplaze- miento, toda su problomética edfpica sobre la figura del docente. Enel capitulo sobre la adolescencia indicdbamos lo dificil que es para el docente captar este fendmeno de desjiazanuento. El docente no aleanza a entender la equivocacién de que es objeto: :no acta acaso a cara descubierta? Su funcién lo obliga, en efecto, a exponer- se, 6les quien hablay, a través desu palabra, se descubre, pues toda palabra, aunque sea para transmitir un saber desubjetivado, como por ejemplo la matemAtica, revela siempre la faz inconsciente del sujeto. La situacién se hace mas compleja por cuanto el docente se encuentra allfen un doble cardcter: a la vez en su singularidad yen el lugar de otro por su funcién. ‘También el analista revela sin saberlo una parte de su problemé- 278 _ tica inconsciente, pero en un grada mucho menor que el ensefiante, pues en la cura la palabra esté del lado del paciente y el analista reequarda al maximo su neutralidad. El docente se expone como personaje real y carga al mismo tiempo con el peso de los afectos motivados en su posicién de maestro. Esta en el cruce de dos coyunturas indisociables e indiscernibles, est4 ahi como él mismo con su estructura de sujeto y su personalidad, pero también.en el da intensa de la posicién parental. La contratransferencia La contratransferencia es la respuesta que da el docente a las manifestaciones afectivas de los alumnos. El docente no conoce personalmente la historia de éstos y no tiene posibilidad alguna de apreciar el lugar que ocupa en la economia ps{quica de cada uno ni as proyecciones transferenciales de que es obj i reaccionar segiin su propiotemperamento a cada alumno o de In clase en su conjunto dejan hablar de actitudes contratransferenciales en el docente cuando se ‘muestra especialmente agresivo con un alumno al que sitia como chivo emisario, o cuando dedica exceaivo interés a un nifio en particular. En uno y otro caso, sus motivaciones se le ocultan. Una docente del grupo terapéutico se habia encarifiado con un nifioen dificultades del que se ocupaba en detrimento del resto de la clase. Repetia en ello una situaciGn de su infancia que la habia marcado hasta el punto de orientar su vocacién pedagogica. He visto en mi préctica de analista docentes que hactan pagar a sus alumnos adoles- centes el precio de los conflictos que vivian con sus propios hijos. Relataré un caso observado hace muchos afios en un dispensario de higiene mental. Se trataba de un chiquillo de 4-5 afios que me habjan derivado por un trastorno de conducta. Pierrot, en sala de Jardin de infantes, iba a vomitar al escritorio de la maestra. La proporciones insGlitas, la directora no queria més al nifio en su escuela y los propios padres estaban traumatizados. 279 Ante esa figurita, pues en efecto era pequefio para su edad y muy menudo, era dificil imaginar el desorden que habfa generado a su alrededor. Ya en las primeras entrevistas con los padres y el nifio, este comportamiento se revel6 cargado de significaciones. habianacido prematuroy tuvieron que operarlode una piloro diagnosticada tras un largo periodo de rechazo Habia conservado ese reflejo de vomito, que ahora manejaba a su capricho. Mientras que otro nifio, para manifestar su descontento, habria montado una escena de enojo, él tenia la posibilidad de vomitar, jEsta manera de expresarse no era, evidentemente, del gusto de su entorno! Después de desdramatizar la situacién, recibi al nifio y a sus padres durante un tiempo y todo volvié al orden. En este caso se hubiese necesitado que la maestra no se sintiera personalmente agredida por el comportamiento de su pequefio alumng, sino que se plantoara mds bien la cuestidn de la significa- cion de ese sintoma, La directora, la psicbloga o el médico escolar habrian podido ayudarla en este sentido. Piensa que un mejor canocimiento de los mecanismos de transfe- roncia de los alummoe sobre los dacentes permitiria.a éstos sentirse més cémodos en su practica, Pedrtan discernir mejorlo que conciese nea la funcion yla que concierne a la persona, y considerar con més, serenidad las proyecciones de que son objeto por parte de.los alumnos. Lavatencién a la transferencia permitiria-una-cierta distanciaeién y evitarfa las derivas que acarrea autométicamenie una relacién de, interpersonal, que desemboca autométicamente en ‘un enfrentamiento, con todos los perjuisios psicolégicos resultantes. Estasreflexiones nos mueven a reconsiderar el lugar del saberen larelacién transforencial mantenida por el alumno.con su profesar, En ese gran restaurante que es Educacién nacional, con el:saber. escolar pasa lo mismo que con la comida: por mucho que se mejare el gusto de los alimentos, por mucho que se modifique el menu ose cambie de cocinero 0 de maitre, por mucho que se reemplace a las camareras, el comensal bien puede no hallar los platos de su gusto y devolverlos a la cocina. ;Va a tomarselas por ello con la moz#?Sin ‘embargo, esto es loquesucedeen el alumno:elsaber que le proponen se confunde con la persona dispensadora de este saber y responsa- biliza al docente por el plato indigesto, de manera que acaba ‘convencido de que el mal cocinero es él SilatransmisiGn delsaber nopuede efectuarsedesde una postura deneutralidad, vemos que el propio objeto saber noes nuncaneutro; 280 es portador de una gran carga afectiva y de significaciones multiples que el alumno transfiere sobre el docente. En el capitulo sobre el saber en el alumno hemos declinado las numerosas coyunturas en que ello ocurre.® Estrategia de la transferencia en el docente {Qué respuesta dard el docente a la transferencia del alumno? Es delicado hablar de estrategia pues aqu{ la respuesta noes objeto de ningiin proceso de elaboracién y, opuestamente a loque sucede en alandlisis, nunca fue conceptualizada/ Diremos, en una primera aproximacién, que el:docente se sirve de la transferencia, lc utiliza para hacer pasar su mensaje, para transmitir su ensefianza. Sialos jee del alumno el saber se asocia primeramente al valor que le atribuye el medio familiar, en un momento dado estar representa- do casi exclusivamente por la persona del maestro. Todos nos acordamos de cierto profesor que nos hizo amar la matemAtica, de otroquenosinicié en la poesfa oen la filosoffa. Elafecto que pudimos volear en uno de ellos nos liberé de ciertos lazos parentales regresi- vos u oprimentes. {Cyantos nifios procedentes de medios incultos descubrieron en la escuela el placer enlazado a la actividad intelec- tual y al manejo de las ideas, cudntos se construyeron, afirmaron y fortificaron en su aprehensién de s{ mismos y del mundo, cuéntos, gracias al dominio de la lengua, aguzaron su juicio y se abrieron a omunicacién donde la fuerza de las palabras se impuso sobre laviolencia del acto, y esto gracias a maestros que se granjearon su apreciol {Por qué tal o cual docente influyé en el destino de tal o cual ‘alumno? gPor qué ciertos vinculos entre alumno y profesor subsisten durante toda una vida? La historia de Hannah Arendt, quien mantuvo su correspondencia con su maestro Heidegger pese a las posturas adoptadas por éste durante el perfodo nazi, se conecta con esemisterio. Vamos a tratar de recoger algunos de los elementos que contribuyen a esta aficién: la seduccién, el ide ver de qué modose puede instaurar, sobreesta circularidad. 23. Cf. cap. II, “El saber en el alumno”, en segunda parte, “Los saberes” 281 La seduceior Es posible explicar por qué un ser posee més poder de seduccién que otro? Pregunta eterna, pregunta sin respuesta ya que ningunode los inte : 9. Laan, [a doer ol Lire XE. Ene (978-1978, 976 pe. (tag vrai cauallana: Aun, Barelna, Pad, 198, pig. 11 Lacan, Boru, Pats e eal ol “Cha reir”, 196, pli 264 (Hay cui cantelena Borer I, Boenoe Are, Siglo 0 pag. 250) Estas dos altimas orientaciones conciernen especialmente al analis- tay al docente. Teegeabannenpyy yer: tepetuteniatesdirsungee teenies subyugado por otro. En un primer tiempo suele ignorarse cual es el factor desencadenante. La literatura abunda en descripciones de ese instante magico en que algtin rasgo detectado en la persona del cristalizar un afecto que el sujeto creia estaba ahi desde patie sucede a ea ve ydes ateenetae La vee poade cumplr ete papal de lamada al placer. En o ien- | aficionado a la épera ella es por sf sola fuente de goce. laseede enn jante al “canto dela flauta de Marsias”, subyuga asi SOs pate aretinys peer iguealin a en si puede tener valor erdtico. El protagonista de un filme reciente” se emociona al ver un cuadradito de piel situado sobre el esternén de su amada. Esa 28. Goathe, Leo Seffrances du jeune Werther, Parl, . Deata odor, “Pte Collection Guillaume’, 2 Charles Baodlar, Les lure 5.1966 B posed ng, sony Minghella. pequefia depresién que le complace ver y tocartiene para él un fuerte valor erético. Podiamos aludir aquf a la fascinacién que ciertos rasgos de un lider ejerce sobre las multitudes. La fuerza del verbo, la voz, asociadas a la violencia, provocan efectos de hechizo y de sumisién incondicional. Se sigue de ello una identificacién colectiva que ya sabemos a dénde puede llevar. ‘Los analistas se interrogan también sobre el momento en que se instala la transferencia: {a qué se debe la eleccién de tal o cual terapeuta por el paciente? En ocasiones puede contestarse en forma inmediata y otras en el transcurso de la cura. Lacan menciona el impacto de un “significante cualquiera”; podriamos hablar de un rasgocon efectos de seducciGn sobre el que descansa frecuentemente el compromiso en la cura. Pueden ser ciertas caracteristicas de la persona del analista, pero también puede tratarse de una interven- cién o una interpretacién efectuadas en las entrevistas prelimina- res, reveladoras de un significante clave en el futuro analizante. ‘Me acuerdode un hombre que vino a verme para una demanda de andlisis, personaje importante, director de una gran empresa; se quejaba de cierta rigidez que habfa derivado en una sintomatologia obsesiva, Durante la entrevista dej6 escapar, como al descuido, que su madre lo lamaba “patito feo"; poco después repeti lo de “patito feo” a rafz de otra circunstancia mencionada por él, y se puso fuera de sf. Volvi a verlo mucho més tarde, al cabo de la ronda que habia hecho por varios psicoanalistas sin decidirse a empezar un trabajo con ellos. jAl final de la carrera, se tendié en mi divén y se puso @ asociar con aquel “patito feo” que, reproducido por mi boca, lo haba perturbado tanto! {De qué modo puede seducir el docente? Podriamos recordar aqui algunas de las cualidades que dan a Sécrates su poder de seduccién y de fascinacién. Primeramente, est4 la voz. Esté la fuerza de su discurso, el bridlo de sus palabras, su conocimiento de las cosas del amor, pues él tendria el saber sobre el deseo que se le supone al analista, Esté su presencia, sucapacidad de escucha, surespetoal otro. a la sabidurta? {Qué esconde este término? Hoy en dia habla- rianits mas bien de equilibrio psiquico, de ausencia de reaccién pasional. El diccionario hace énfasis en la *moderaciém, la calma superior unida a los conocimientos”. Una cita de Boileau sigue esta direceién: “Una igualdad de alma que nada puede alterar, que ningsin deseo inflama.” Platén da a entender en £! Banquete quela sabiduria es un estado trascendente, y a sus ojos s6lo los dioses son 284 sobios. La sabidurfa es para él un saber asociado a la virtud, no un saber puramente te6rico, sino un saber-vivir en el que la virtud entra como componente. Retomaremos esta cuestiOn de la Sabidurfa y la Virtud cuando abordemos la ética del andlisis en el capitulo sobre “el deseo del analista” (quinta parte). Ennuestra civilizacién, la palabra “virtud” ha perdido su sentido original y ha tomado una connotacién religiosa no siempre aprecia- da. As{pues, hablariamos més gustosamente, en cuanto al tema que ‘nos ocupa, de rigor moral, honestidad, rectitud y ética. ;Noson acaso vvirtudes que los nifios saben reconocer y apreciar en sus maestros? Elcarisma * Si la seduccién se debe a una mezcla sutil de rasgos como los que~— hemos enungiago, iqué decir del. carisma? ,A qué se debe? A iniponderables que es dificil determinar. Diriamos que est4 més ‘intl oom disposiionmsncopgsieni, con. et del sujeto, que con su imagen. Se trata en general de personasen armon{a consigo mismas, que isfrutan de una libertad interiar, pocoinclinadas alas satisfacciones narcisistas y que no esperan del otro obediencia y sumjgiGn,lacualse asociaa las virtudesdela toleranciay delrespetg al primo, Be ha dicho a menudo que la vocacién pedagégica surgia depulsiones licas reprimidas. Resulta siempre dificil recono- cer el papel de lo pulsional en Jas investiduras afectivas de la relacién pedagegica, cosa que hemos podido apreciar a lo largo de este libro. ;Se trata de pulsiones sexuales reprimidas ea una estructura perversa o neurética’ frecuencia, de sublimacién dela pulsién? Es casi imposiblesituar de entrada el arigen y la naturaleza del afecta Para ilustrar estas afirm: tomaremos un ejemploliteratip. Un libro de Stefan Zweig, La con/ision de sentimientos,” arroja luz sobre]a fascinacién que puede ejercer un profesor sabre sualumao: Aunque ahora el estilo nos parezca pasado de moda, la descripcién de los sentimientos conserva actualidad. En su momento el relato result6 escandaloso; seguramente Freud, que reconocia la sutileza de los andlisis psicol6gicos de su amigo Stefan Zweig, lo habria apreciado. 29, Stefan Zweig, Le Confusion des sentiments, Paris, Le Livre de Poche, 2°9521. c Ben protagonista, quien cursa sus estudios en Berlin, lleva 8 alumnos, después de pasar momentos de gran tensién, se aflojan: Veinte gargueros hasta entonces mudos comenzaron a hablar todos ‘un tiempo, atosiquear, a respirar profundamente; slo ahora podfa steokuto sun rong, ‘tan fundidos etaban nla propia trama de No. ose polsiaanaceaas niet la.atraccién aeons see En la ensefianza d profesor, el ate deca fier goat aaaeesacs por Shakespeare, en locual verificamos la identificacién con el ideal del ‘yo del maestro; Miprimer movimiento ue sacar del bad el Shakespeare que carual hasta el dia de hoy: el deseo de gorar de tocias las cosas terrestres en esas palabras inspiradas. El amor a, COE era ‘su maestro. El estudiante se pone al servicio del profesor y lo convence de dicfarle su obra, qué él jamds puda sentar por escrito. Va a instau- arse entonces entree! elle unde mel ito y el ratén, fingiendocada ectidlante buses eae se conyertia en un anciano yulgar de rasgos abotargados: Comencé a entender que, de temperamento frio cuando se hallaba solo, en la soledad de su despacho estaba privado de esa materia inflamada que, aguf, en nuestro grupo compacto, fascinado y de respiracién contenida, hacfa estallar una barrera interior, necesitaba (joh, cudnto lo sentia yo!) de nuestro entusiasmo para tenerlo él mismo, de nuestro interés para sus efusiones intelectuales, de nues- tra juventud para sus impulsos juveniles. Adivinamos aqui que el carisma deeste ensefiantetienesufuente en su homosexualidad: el contacto de a loestimula, exalta sudnimo, mantieat.u entasianns ellos senten yresponden.con 2. Se trata de una homoserualidad ne reprimida 287 1a “confusién de sentimientog” no es siempretan evidente, lsRvingbiia ia anneal a Elyo ideal muchachas se vestian de color ae ¢ ella misma preferia adoy su. eee ‘align con us propios lie, por ejmpla, 0 "ser responsable” no significa asumir los deberes que uno tiene a su cargo? Para el = erties essere itarse con, coiling dente ars {€6m0" La relacién imaginaria Cuando calificamos deimaginario un tipode vinculoentre personas, hacemos referencia al “registro imaginario”, concepto que Lacan precis Terordaremos ahora en pocas palabr: orden simbélico.” Lo simbélice.sa.xefiere esencialmentea la Ley Tapessentede para Lacan por €) padiresimabélion y ello por ser el que separa, el que instaura al /ereero ena relacion con el Otza, Eledipo permite al auie superar la relacioa dual con la madre y accede entonces al arden simbilico, que requivrela existencia de un terces técmino, La Sunciéa palerna.consiste.en hacerse garaiite deeste orden. Esta separacién passaite la interiosiaacida, de la LeyoNowo tron dietinmennen in Lev del discureo y la Ley del deseo. + Al acceder a.1o.simbélico, e) sujeto se-inscribe en la cadena dal ciseurso: Esto iaaplien ia represion wrigmania (represi(n significan- te), El sujato esté. pres | encadenan para producir un sentido com « Hayotroproceseyeate incunseiente, en el cuallos si se asacian siguiendo un orden ligicu: se trata del io qua. rige.Jas leves del inconsciante ésincronia), y la. encantramos también en los suetios y en las distingas formasiones de aquély La: — primaria responde ala disparided intrinseea de estos dos jenes. La Ley del deseo est4 ligada a la prohibicién del incesto: La prohibicién que afecta ala madre abre a la significacién félica y permite el acceso al placer y al deseo. En el origen de lo Imaginario: el estadio del espejo Lacan introduce la dimensién imaginaria.a partir del estadio del el ‘ntcelog seis y los dieciocho meses, y del reconocimiento jubiloso de esta imagen como la propia. Lacan considera este ‘momento como una etapa esencial en el desarrollo del sujeto, como una “encrucijada estructural”. - ue todo ser va acanstruirsu personalidad, 1omento en que se dibuja la dialéctica de las identificaciones, es el instante en-que el pequefio se aprehende en una imagen unificadade s{ mismo, mientras que hasta entonces tenfauna visidn fragmentgda de su cuerpo, no pudiendo percibir més que sus miembros y su sexo y permaneciéndole desconocido su rostegjide aguienmésvac verse desdeet lugaren quel otrolove Singmbargo, este momento de reconocimiento no ugural de una toma de conciencia de su identidad; a-asia ‘nite es ya-un sujoip que se ha construsdo en su rela este episodio una “enerucijada estructural’. ,qué significa esta expresién? Punto de Wegada Se trata de una nocién no siempre puesta en evidencia. Para queel nidio puctia- reconocerse en 41 sipej0, €6 precise que tenga ya la conciencia intima deei-mismo. Este. conocimianto subjetivo se confirma en el hecho de quo, al passibis su imagen en el espejo, se ‘vuclve hacia el adulto que lo lleva y cambia con éete una mizada de connivereia, Hoy en dia conocemos mejor a impartancia de Las primeras relaciones de maternedo estructaracion del euye nifio autista que no pudo comy xu devenir de sujeto, en 1. Of cuarta parte, “Nacimiento del sujeto™ 291 imagen es un otro inquietante. Le Horja, cuentode Maupassant, es que permite sbsujeto construirswpersonatidd. El zezistra imas- una magnifica ilustraci6n de este desdoblamiento. Lacan decia: nario es aqicl en el que se juegan todas las incetas dol ya, el que es “Para los puntos de referencia del conocimientoespecular finalmen- siempre ligmdasap terecordamos una semiologia que va desde la més sutil despersona- po rere tenga lizacién hasta la alucinacién del doble."* narasismo secundario. Kb sujelaantenta apropiarse los rasgos de Muchoantes dereconocerseen el espe, elnifiose habia construt ‘una persona, busca alcanzar un ideal; todos los components del ve do un cuerpo fantasmatizadd, con sus lugares de llamada al gow acuden a la.cita: supery®, yo ideal, ideal dal yo \Construye estan boca, ano, envoltura de la piel-sycon'suearrelato,el objeto “a. Este ersonaje, su “ser en el mundo’;Ja “pasi‘in imaginaria” que desde objeto na.es especularizable, dice Lacan en varios de sus textos: en ahora lo habita tiene repercusiones considerables. La importancia efecto, \a vivencia corporal, el placer, Ja puision, no todo lo que cobrada por la instancia imaginaria y su preponderancia sobre el constituye @) ser intume del suyeto se ve en el exspejoye le sumo se orden simbélico impulsan a las reivindicaciones narcisistas. Pode- Sabana Se rere len acteen erp ew mos afirmar que cuanto menos ser hay, mds parecer habrd; un sujet sujeto del ineonsciente;tiende a ser on inoogeritad iastinda soauian mans tenderé a compensar sus ‘recubierto gradualmente por una forma més dominante que consti fallas: rales con construccianes artificiales, casoen el que las tuye/ebregistro imaginario:¥la funcién de la relacién narcisista actitudes conyencionales. puecien.rozar el mimetisma:En la adoles- recubre y enmascara la relacién con el objeto en el fantasma cencia, etapa de profundas rectificaciones identitarias, \n fragilidad fundamental”, dice Lacan. En un sujeto constituido, los de subyacente del sujeto puede revelarse por la entrada en la psicosis. loreal, lo simb6licoyloimaginario estén intri 3 unode Enciertascircunstanciaselaujetose ve llevadoa investirdemanera estos elementos domina, cuanda el nudo (nudo borromeo) qué los preominentela representacidn, loeual ocurre ex las.profesiones del enlazaserompe, noest4n Iejanos ei malestary ladesestructuracin. sapectécalo, en as pesicionss de pode, politica notre aaa suaby@ua peligros presenta? ; Punto de partida - aa Ante el espejo, el nifio intenta apropiarse desu imagen ylo hace con Rivalidad, tentativa de dominacién, agresividad conductas idicas.ala manera de un gatoquerisndoatrapar un rayo de sol. Multiplica Inego los movimientos y las expresianes de su roero para verdes. repr en.al ape. Ba. guardeip compara su reflejo con.el. del compafierito sentado junto a é eteétera. Descubriré poco a poco que esa mirada que él dirige ahora sobre s{ es la mirada del otra, se ve desde el lugar del otro, y esto “dado a ver” es el punto de partida de todas las identificaciones del yo.Enloswcesive, cice Lacan, lohabita la pasidin imaginaria, “cuya 8 82. J. Lacan, Berits,op cit, pag. 71. Versi eastellana: Eseritos 1,0p. cit, pig. 65. 238. Tbid., pig. 427. VersiGn castellana: ibid, pg. 409. Fascinacién, sumisién Fiano meade ja la fascinacén que pueda gaxcar el maestro: — alumi bin este vincolaiasinaro propo de nesta sociedad cn exe “eta yer" axaerbets, Voumoe ve Gueipeiee Esos moy ridieu- loque io aparen- te de I el rechazo dea norma y la angustia de ser diferente, la aspiracién adistinguirse ligada que no se necesit nadie tene ect propia cans ropita delntranos yes hablen na lagnGenposeto Gotien dl monants oa que cela hablar en soa frome *xtraiia.en su propia casa” define muy bien a estas persong- dele n tae que ios deniitcannasessniennastionioraians) Imaginario ypel de lo is sue ensefiante-ensefiado Lerelacion ensenante-ensefiade favorece las iunplicaciones imag: nurias, panto mas cuanto que el ensenante ignoralanaturalezay las Se naenenenan eel ‘efinirlo” Las diferentes eategorias del yo estén involucradse # diawapaoe titulos en ciertoa casos de abuso de poder aldacante pucde

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