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‘La nueva condicién de la politica social Blaine Rosseti Behving {uQuién mucve los hilos de las polticas sociales? Avances y limites en la categoria “concesida-conguist Alejandra Pastorini ‘Avanzat al pasado: la politica social del neoiberalismo ‘Asa Cristina Laureit Nota sobre los autores 167 233 261 PRESENTACION La politica social: espacio de insercion laboral y objeto de reflexion del Servicio Social Carlos Eduardo Montaio Ya forma parte del acervo ciltural del Servicio Social la comprensiéa de la. génesis profesional como una “especalizacién {el trabajo colectivo dentro de la dvisin social del trabajo peculiar ‘la sociedad industrial” (lamamoto, 1997: 85), en su fase monopotista (Nett, 1997: 68); especilizacién ésta vinculada genéticamente al desarrollo de las polticas sociales en el marco del Welfare State —o, en América Latina, en los contexts de los llamados “Estados populistas”. 1B mine “popu” ag enplids mis por mse de denna on fon cose ras exerci depos Inia, aoe por ek ‘spend oc ek rpc Eun cll smeto-ppls™ ‘recta ane daca ge ee spans saree les tric. Sn et ‘us aenauboyr qe eur exfoca fen ead mr eimai, ‘oao “tospurtsna" su cup “cnt cl EBfectivamente, como afirma Netto, “el proceso por el cual el ‘orden monopélco instaura el espacio determinado, que en Ia divisién social (y t6enica) del trabajo (..) propicia la profesionalizacién del Servicio Social, tiene su base en las modalidades a través de las cuales el Estado burgués se enfrenta con Ia ‘cuestién social’, tipificadas en las politicas sociales. Estas, adems de sus medulares dimensiones polticas, se constiuyen también como conjuntos de procedimientos técnico-operatives; requieren, por lo tanto, agentes 'enicos en dos planes: el de su formulacién y el de su implemen- tacidn” (idem: 69). Originalmente el profesional de Servicio Social fra reclutado apenas para la efeeucidn terminal de estas politicas sociales; en la actualidad éste participa tanto en la ejecucién, como fen su formulacién y evaluacién, permaneciendo sin embargo un agente Vipico de esta forma segmentada de respuesta a la “cuestién En tal sentido, 12 politica social se consituye, tanto en la Grbita estatal como en el campo empresarial (ver Mota, 1991), en la base de sustentacién funcional-aboral del Servicio Social (Mon- tail, 19986}; determinando ast su funcionalidad, dndolelegitimidad 4 través de Ta demanda de su intervencin y, por lo tanto, ereando un campo laboral propio para este profesional. Ast, Ia politica social, por consttur fuente de legitimacién, instrumento de intervencién y (Co, 197720), teres agen y ba wn leg mi axa a wo St tins oncom yo see “big ers sta fora Gels trp laine ‘gene cr sper y por ao suc sea peaagy see oh gy spr 1 ong fe sr oe soa "rein etd domino ‘popu’ a0 ot mls gue esto copie fnor d's de ces sn yor pc st pce Fos ae ek {eto ec, veo Cnr rl cv ents cg, ‘Shulee cacti epi a amp Ge Spss nena! Se 11839 go Tepe ersnlaras cinema in” bene, ate 9 ac (ae 3045) {smo hit por poe lenge yl nf fmt WT. Ney 19 ot ea aE mason : campo de ccupacién del asistente social, pasa a ocupar un espacio preponderante en las reflexiones te6ricas de estos. profesionales. Desde los primordios de nuestra profesién hasta los dias actuals, a politica social reiene parte importante de las preocupaciones intelectuales de los asstenes sociales, produciendo una bibliografia, sustantiva sobre estas temsticas. Tal es asi, que en su caracterizacién de siete enfoques de estudios sobre las politcas sociales, Coimbra (1987) sugiere la existencia de una “perspectiva del Servicio Social", La visualizacién de tal perspectiva, segtin Coimbra, ya se encuentra en las clasii- caciones de enfoques de Pinker, Gough y del propio Mishra (ver Coimbra, 1987: 71 y ss). Asi, para Coimbra, entre la “teoria de ciudadania”, Ia ‘perspectiva “marxsta", cl “funcionalismo", la reoria de a convergencia’, el “pluralismo” y las “weorias econdmicas” de la politi social, existe una perspectiva propia del Servicio Social Para este autor, tal enfoque, cuyos principales exponentes son R. Titmuss, R. Pinker, D. Donnison, Beath y Webb, no constituye fen realidad un abordaje’propiamente te6rico y aniculado de Ia poltca social. Siendo la perspectiva “mds tradicional y més antigua fen el estudio de las polticas sociales", ésta se caracteizarfa por su "vocacién para lo empiric y pragmético”, orientindose hacia la Préctica y no hacia Ia elaboracién te6rica, preocupada en alterar la realidad més que en entenderla, ditigida hacia una intervencin de cuit reformista, para la “mejora social de situaciones localizadas y singulares (idem: 76-81) Segin entendemos, tal “perspectiva” estarfa prefiada de una “rfticaroméntca" (y resignada) al capitalism, propia del reformismo y del humanismo — hoy transformada en la lamada "terra via" (bi ulaliberal, ni intervencionista), Para Coimbra, este enfoque se nutre de “ecléticas mezclas de teortas y métodos”, con un abordaje “multidisciplinari y apicada”, ‘scores “popesisa ty mgm + anism Til ls coe ier a Tinie tbr Tony Bln ef pene tet vig ef eh de ‘Sede FemndoHewgne Cada, c-curssn AM Gee i Jo que lo lleva a caracterizarlo como wn “empirismo ingenuo” (dem: 77-18), Obviamente, Coimbra se refiere a un enfoque tradicional el Servicio Social. Un tipo de abordaje teéricatéenico de las politias sociales propio de los autores iniciales* de la_profesién, ‘cuando ésta apenas se ocupaba de la “ejecucion terminal” de estas formas segmentadas y locaizadas de tato a la “cuestién socal”, ‘mareado por una concepcién positivista del conocimiento e inter- vyencién sociales. A partir de entonces, el Servicio Social, y su forma de entender las politicas sociales, sufre Ia influencia en primera instancia del funcionalismo de Parsons y Merton; coriente ‘que ve a las politicas sociales como instrumentos de integracn y Correccién de disfunciones sociales y como mecanismos de redis- fribucién de la renta desarollados por un Estado “supraclasista fbitro neutro que intermedia en los conflictos de clases y que busca el bien comén, Estas perspectivasreinaron con obstinada presencia hegeménice hasta el proceso de critica e intento de superacién del Servicio Social tradicional, conocido como Movimiento de Reconceptualiza- cidn, y que tiene como marco hist6rico el 1 Seminario Regional realizado en Porto Alegre (Brasil) en 1965. Alli, corientes moder- nizadoras, desarrollstas y enfoques marvitas comenzaron a con- ‘uistar la simpatia y adhesién de los profesionales, propiciando perspectives teérico-metodolégicas diversas de las traicionales. Sin fembergo, esta revisiGn ertia de la tradicién del Servicio Social en Tuchos casos no consiguié liberarse del “endogenismo™ y/o del substrato posiivsta dl pensamionto y la divisi técnica del trabajo, viciando incluso clertos andlisis marxstas con sus modelos inter: pretativos y estructuras racionales (sobre la invasién postivista en el marxismo, ver Quiroga, 1991 y Nett, 1991), Los avances en el trato de las poiticas sociales, superadores della perspectivas tradicional y funcionalista, partieron prineipalmente 5, inane “engine” a agua pepe ge min cos des eu demlnn em een eam ch re sacs " de los trabajos presentados en los Seminarios Latinoamericanos realizados en 1977, 1978 y 1979, y de ln publicacign de la Revista ‘Aocién Critica, a partir de 1977, anibos promovides por la Asociacién Latinoamericana de Escuelas de Trabajo Social (ALAETS) y el Centro Latinoamericano de Trabajo Social (CELATS) (al respect, ver Pastorini, 1995: 97-105). Los andlisis que caracterizan esta jnflexin en el entendimiento de las polticas sociales estin marcados por un fenémeno peculiar al movimiento de reconceptualizaci: la insercign de los profesionales en los movimientos sociales y partidos politicos de izquierda y Ia apertura del Servicio Social hacia la interlecucin con las estantes disciplinas sociales, permitiendo que inteleetales como Licio Kowarick, Diego Palma, Manuel Manvique, Alejandrino Maguifa, contribuyeran con sus reflexiones @ inflven- ciaran 1 entendimiento que sobre las politcss sociales tenfan los asistentes sociales. Formaron parte de estas elaboraciones,asisentes sociales como Jorge Parodi, Carlos Vilas, Teresa Quiroz, Boris ‘Lima, Margarita Rozas, entre otros. Enel Brasil, particularmente a parti de 1979, con Ia publicacin de la Revista Servigo Social & Sociedade, el debate profesional sobre las polticas sociales tiene un desarrollo de destague con las, contribuciones, diferenciadas en riqueza y perspectiva, que aparecen sobretodo en ios nimeros 1, 2, 3, 5, 17, 20, 27, 28, 29, 36, 45, 533, 56 (al respecto, ver Behring, 1993: 25-78). No se debe’ ain olvidar Le bibliografia que soporta este debate, donde confluyen asistentes sociales, ciemistas politicos, socislogos, economistas etc. Una de las cortientes més influyentes en ese debate pasa a incorporar Ia perspectiva marshalliana y liberal de ciudadanta, como cevolucién de derechos civiles, politicos y sociales, estos dltimos constituyendo el marco del desarollo de las poiticas sociales tpicas del siglo XX, entendiendo los derechos sociales como naturales al homie y a Ja sociedad cepitalista en curso (ver Marshall, 1967) ‘Otros anilisis estén marcados por un conjunto de conceptos, categorias y teorias oriundos de las Ciencias Sociales y de la tradiciGn marxista — muchas veces a partir de divulgadores y autores provenientes dela Segunda y Tercera Internacional, ortadores de “un marxismo sin Marx”, como caractrizan Quiroga (1991: 92) y Neto (1991). En tal sentido, para estos sitimos, las polticas sociales dejan de ser vistas como instrumento de un “Estado supraclasista” que procura el bienestar comin, pasando a ser concebidas en general Pome mecanisios de control social e inhibicién y despotitizacién de las clases trabajadoras y de las luchas de clases, reduciéndolas ftv aspecto meramente reivindiativo, a parti de In incorporacién, por parte del Estado, de algunas de las demandas populares — 10 fue marea una perspectiva pliricsta, Por otra pare, se piensan las folideas sociales como absolutamente funcional a la manutencién fel status quo y del orden social burgués — denotando una oncepciGn insrumentalista de estas politicas sociales los intereses Sel capital. La referencia para su estudio fresuentemente remite al ado, apareciendo las politica sociales, en una insiracinalthusse- Tiana, como un “apartto idecl6gico stata”, sin historia, sin otros fujetor que las clases representadas en el Estado, cuya existencia fpenas se debe a una intencién y decsién politica estat, sin Teferencia directa a la esfera econdmica y a la sociedad civil — fo eual caracteriza un enfoque estrista. Una de lis respuestastiicas {de los profesional a esta funcionaidad del Estado al capital fue {a desintitucionalizacion, e¢ decir, la satida de los profesionales de fa érbita del Estado, Algunos autores anexan a las categorfas Thancsts la perspectiva marshalliana de ciudadants, entendiendo tos derechos sociales como naturales al hombre, y por Io tanto, viendo tl desarrollo de las politicas sociales como wna evolucién tinea de sos derechos, y no come “conquistas” en los contextos de fuchas, ‘A veces se producen incorporiciones postivistas, funcionalisas, ‘etructuralists, empiristas ele. — estas "mezclas” tedrico-metodo- Tgicas demarcen un eclecticimo que caracteria algunos de €s0s abordaies. Se evidencia aqui, en los intentos de superacion de las pers- pectivastaicional yfuncionalista de estudio dels politica sociales, fo que Behring (1998: 21 y ss.) earacteriza como enfogue politicisia, (que subestma as determinaciones econémicas autonomizando la ‘Siimensicn politica, estazsta que entiende Ins politic sociales apenas feferenciadas al Estado; eclectiista, anexando scrticamente pers- pectivas(efrico-metodol6gicas distintasy, en lo términos de Coimbra (1987. 90) al referise al abordaje marxista basta Tos aflos °70, ta evVWV0V0—nre— erpéctva “fncionalna 0 insmoenclia,destcando le foe paidd dc las poltcassoies con el orden copa sungue mmenotpeindo et ayes de “eof” qu cacti as polcas soils como "conguisat de Tos tad. Estos fro min cnr ton ia econ, por Io tanto, Ia police seals enendia Sesconetdamente dela pia condmca — como ss pier pensar, porsemlo, una polcasfuetve sn cosiear In oes see ric ot sit de gece fa sails dl sinter ebro. Agu se hace preset ‘sem sone Ia po tency contibutn yal mim tempo cl ied os nis to el tara dela veconepanizaiony con poteroriad Ai, tacen de’ Ta olen social «pri det nsttcioes wosonals, de invesigaion y de formacén de Servicio Social Bn alguns de tos anisms citeos . 0 y rcs proverenes de ta tadign rata en la dada de os “80,6 tomo aie recilin In manera de pensar ls polis soils exten on: Seren xin en ich dels Et EF objeto en cussion conitnye um mameno en el andiss del Eta a democrciay ns elacioes de produce en el coexto del capialismo monoptisadejando po lo tnt el “endogenisms" pe ciraerné enor texto anes (gue aie in persia diversas ands), que aulononizaa sls polteas roles de ox derminnes esroctusles Ex de et manera que Estado ex ‘st como area de cis de clas, como suet conteditorio de reoroduceign de It laine sociales y de sama de cepa (er Kowarick, 1979, Flees, 199, Spot 1988, ete cus), debiendo tsar los confces de cast responded + signs dels demands populares a travesdelsplitas sis, fugue sin perder au excel opal Bn las alas do Kovac (1979, version . esi en potugus de 1985, eye sailogo en el debate lnioamectno, estado copia e obviamante un Esado bags qu expres or interes 6. wo que Cine et ni in” de a olen tos on Stent tte ines sme tine de ‘sv ihn ncn eet de las clases hegeménicas” (1985: 7). No obstante rechazando las visiones polarizadas del Estado (como organizaciéa supraclasista 0 como instrumento directo de dominacién de clase), éste resulta de Ja “condensacién de una relacién de fuerzas sociales", es decir, es el resultado contradicirio de las luches de clases, donde se mani- fiestan intereses contrarios. Ast, continds, “si el Estado excluye & las llamada clases dominadss, iene que incluir en cierta medida algunos de sus intereses", mediante un “pacto de dominaci6n" biden. Estudiando el nuevo carécter de la dependencia ltinoamericana — sta vista como la relacién que tal regién establece con los pafses centrales partir de os afios 50, donde ya no se vende ‘materia prima para comprar productos industralizados, sino que se importan “paquetes” industriales de los paises centraes (tecnologia, méquinas etc), para que los patses periféricos pasen 2 producir en su interior Io que anes era importado —, Kowarick ve que “en festa fase de desarrollo cambia el papel del Estado, el cual se transforma en esencial a la acumulacién del capital, que ya es ‘monopélico, y principalmente de origen intemacional” (den: 9), adguriendo asf, ademis de as funciones tradicionales, patcipacién cen la valorizacicn del capital? ental sentido: organizar la acumulacién capitalista y normatizar las relac:5nes de trabajo (idem: 11) De esta forma, pensando lo “social” “en relaci6n a la cuestién de In produccién ampliada de la fuerza de trabajo”, el autor entiende 4 las polticas sociales como instrumentas contradictoros, productos de Tuchas de clases en el contexto del “pacto de dominacién”, que, dentro de esta nueva funcionalidad del Estado, tienen por objetivo “lubrificar el engranaje econémico” (dem: 11-12). Ast, estando en um espacio tenso y contradictorio entre las necesidades de La repro- duccién del capital y Ia reproducciGn de la fuerza de trabajo, las politics sociales en ios paises periférics, segin Kowarick, acabaron ‘deprimidas en funcién de las necesidades de expansin del capital, ‘mercantilizando los servicios (idem: 13). sudo (er Hover, 1906197), como Huan eal x Is epee ‘Spl Sm an nme pot ton 30 a ‘Para Cabral (1980), inaugurando una perspectiva paliica-eco- ‘némica de interpretacin de esias cuestiones al interior de nuestra profesign, Ia seguridad social, cuando substiuye los stlarios de Ia Empresa por servicios estatales, representa tanto “Ia. garantia del festablecimiento de condiciones minimas de reproduccidn de la fuerza 4 trabajo” como “la posiilidad de manutencién de un mercado cconsumidor” (idem: 103), Vieente Faleiros (1991, cuya It ed. es de 1980, y 1986), un ator pionero en el estudio’ més amplio de las polities sociales insertindolas en el contexto poltico-econémico, entiende que la intervencién del Estado, a pesar de “no mercantil", contribuye n0 bstante con la gestiin de la mano de obra, con la creacién y ‘capacitacién de los recursos humanos, eumentando la produetividad 4e las empresas, y con el estimulo a la demanda efectiva, elevando cl consumo (1991: 42). Faleiros critica los abordajes Uberales, que centienden que “el problema de las desventajas se coloca en el nivel 4e la distribucién y no de la produccitn” (idem: 46); para él, en ‘cuanto las politicas sociales, en una perspectiva distrbutivsta, no intervengan en las desigualdades generadas en el propio espacio de la produccién, el “problema de las desventjas” — y del justic social — no Seri nunca resuelt. El autor avanza euando considera al Estado no como un “Srbitro neuro” ni como un mero “instrumento” de dominacién de clase, sino, siguiendo Poulantzas, como una relaeién social, como wun “eampo de batalla"; no coma wn “contrato social” para evitar “la guerra de todos conta todos", como entiende “Hobbes, sino como espacio institucional para canalizar esos conflitos ‘en los marcos legales de Ia democracia (idem). Con esta comprensién del Estado, Faleiros analiza la politica social liberal en el contexto politica y econémica capitalista. Pri- ‘meramente entiende las respuestasestatales a corto plazo de ciertas reivindieaciones populares como una estrategia de largo plazo para | manutencién de Ia acumulacidn (idem: 47). Por otra pare analiza cl discurso ideol6gico liberal de la “igualdad de oportunidades” {Pe Mar spin Hote conrad on Hote Rosen” Ge Et, eso eps Sper 9 eso al pc” a meen I a ‘Sov gue sos "pra etfs com aa ee a era facie Sam (x et de dae (Be, HT como Ia descaracterizacién de las relaciones de clases, transformadas tthora en identidades secundarias (sexo, edad, raza, religi6n) que fcconden la contradiceién fundamental de explotacin capitalists (dom: 48), Faleiros también interpreta Ia polltia social como la estén y Feproduccién de la fuerza de trabajo, reduciendo los costos fe produceioncapitalsta, aumentando la productvided del trabajador Y estimilando el consumo (iden). Finalmente, las pliess sociales om vistas por ef autor como mecanismos de institucionalizacién y SSncliacién de los confictos,fragmentindolos y corporativizandolos, dentro de los marcos estaales (dem: 50), y legitimando ast et sistema. A partir de estas consideraciones, Faliros va a caracterizar Ins funciones de la politica social en el captaismo (ver las funciones en esta colectnca). ‘Una de las profesionales que inscribe el Servicio Social-en el anilsissstemstico de la real significaciGn de los “servicios sociales” tn Ia sociedad capitlista a partir del estudio directo de las fuentes fmartianas c= Marilda Tamamoto (1997, cuyos trabajos son de 1982, y- 1992). Para is autora, “la sociedad cepitalista supone una ‘conttaicién inevitable en su evolucién: el discurso de la igualdad J la realizacin de la desigualdad”. De esta forma, si bien por una arte "los servicios sociales son expresién de los derechos sociales Jal ciudadano”, por otra, “tales servicios no son mis que wna forma transfigurada de parte del valor creado por las class trabajadoras, fapropiado por los capitalistas y por el Estado bajo la forma de trabajo exgedente o plusvalia, que es parcialmente devuelto en ppequetas porciones a la sociedad, bajo Ia forma transmutada de fervicios sociales” (lamamoto, 1992: 96 y 1997: 107) Por su parte, Potyara Pereira (1986) eriticando el coneepto de ciudadanta como derecho social que se naturaiza en Js politicas ‘sociales, desmitfca el supuesto Estado “neutro” que procura disminuir Jas decigusldades, aleanzando el “bienestar” de toda la poblacién (idem: 66-9). Para la autora, “la apertura de oportunidades a los Aesiguale, por via de las poltcas sociales, no significa otra cos cq Ia institcionalizacion de la desigualdad, al contrario de su Sxtincién (.)" (lem: 80), manteniendo la desigualdad creada en Ia tafera productive dentro de los limites aceptables. Wzabete Mota (1989) nos introduce en Ia relacién Bade Enpreales de asistencia al Uabjador. Estos mecaninmas, su emSemados pore Estado einplementdoe por In empresa, denen omo falda substtsr con “benetiios” los sala rae, ds SGmujendo asi la presign snc sociliando Tos costes de ‘eprolccdn dela fueren de taj. Para la autor, ete “atico ae colboracion [dela empresa con el Estado] en relia es uso fra ober venais naniens del sector pio, y watsformar foe saris indets ent Increnento de proucividad™ (de 130). Con eso, tno se pert a prvazatinencibeta de as cesponstildates del Estado para Gr respocsa 2a demandas porulaes como una desinverslizatin de as poltcas soiles Compariendo la perspective de toaliad, donde el wablo es consierado como catgorla fundant del ser sor, José Paulo Netto (1997, cua eden porugus x de 1992) avanza al contderat Is poles sciles come strates tanto de peseacin y Coniol dela fuera de taba, como de consatendeacia al sub ensamo,*y ene nvel estictamente pon, lle operan com tn vigorso soporte del orden scopic” (1997 21, dentro de Te dininia conradictoriadeldeaola Gel epine monepalisa. ‘Ast, para el autor, “en el capalisno de los monopole, tno por ls caractersicas de nueva organzacin econnica cuanto er ls consolidacion pofion del mavimientoobrero|y por ls feces de legitinacion pln del Estado barges, a “eatin Socal" come que Itemate ens oenscondicoplfea: no {2 slo el expand encoent que legal ecto dual de fos qu dbs tne su nme ‘rca’ no ox solamente Ta pesevcin de un pan aaqustvo mimo pars la extegviss tpatadas dsl mando de consumo que se one como imperios no thn solo los mecartmes gue dbsn er ceados para ques dla Gini, jan a ob tines ae fseguran ls eros monopoliliat — ed todo esto que, egando al Enbto de as considercinee generals para a pact cepa Imonopoia (coniions extemat fleas, cies, econdicas $ scien) acu el elas ya refer, de as funeones conics 3 poltcas de Estado targus aptrado pote epi monopolist com Ia efectivizacin de esas funciones realizdndose al mismo tiempo «a, que Estado coninda ouiando su etna de cla” (197 Para el autor, esta “intervencién estatal sobre la ‘euestin social’ se realiza (..) fragmenténdola y polariedndola” (iden: 22), retirindola asi de la contradiccidn capital-tabajo. De esta forma, la politica social (en singular) es convertida en potticas sociales (en plural), interviniendo no en las causas sino en las consecuencias, cn las reffacciones, en las secuslas de le “cuestién social”; étas, “recortadas como probleméticasparticulares (el desempleo, ef hambre, ‘a carencia habtsciona, el accidente de trabajo, la falta de escuelas, ‘a incapacidad fisca et.) y asf enfrentadas™ (idem). Tal segmen, taci6a, dice el autor, opefa un ethos individualista que transfigura los problemas sociales en problemas personales (privados) (dem. 26-7), en una clara “psicologizacién” de la problemética (@em: 30) {que tanto deseconomiza (y deshistoriciza) la “cuestién socal” como Teva la intervencién al dmbito de algunas expresiones animicas, en ‘una préetica de “modelafe psicosocial y moral” (dem; 38), autorres- pponsabilizando as los propios sujets individuals por sus problemas. ‘Asi, “de un lado, el trz0 ‘pablico’ de la ‘euestign socal’, que conduce a la regulacién de mecanismos econdmico-sociales po- liticos: de otro el trazo ‘privado’, que conduce al disciplinamiento ‘Psicosocial de los individuos (..)* (idem: 43). Sin embargo, segin Netto, Ia funcionaidad de estas politicas sociales con el orden politice-econémico, no puede levamos a entenderlas como naturales mecanismos estatales, sino como conse~ cuencia de las Iuchas sociales, “de la capacidad de movilizacion y corganizacién de la clase obrera y del conjunto de los trabajadores, a que el Estado, por veces, responde con anticipacionesestrtégicas™ (dem: 23) sto marca una de las caracteriticas centrales de los andlisis ‘mas ricos en determinaciones y rigurosos sobre las politics sociales; 4 saber: el principio de sofalidad como punto de partida antolégico ¥ Ia inscripeién del estudio de as politicas sociales en el desarrollo ‘econémico politico mas ampli, Como caracteriza Lukics (1992), a partir de 1848, con el nacimiento de las llamadas “Ciencias Sociales paticulaes", el — ts tr soars » ‘conocimiento de los fenémenos de la realidad social pierde su ‘imensién de totalidad, pasando a ser interpretados recoriada y fegmentadamente, y por lo tanto, insuficientemente comprendidos {Las estudios de las politcas sociales no son ajenos a este proceso. Tal es ast que en las décadas de 50 y 60, segtin expresa Netto, el pensamiento occidental se polariza entre “las ciencias (partculares) {el orden, marcadas por el positivismo y por el neopositivism pulverizando su objeto y en una crisis de legitimacién progresiv J. en contraparda, “las varias vertientes del marsismo-leninismo, prisioneras de distitos determinismos mecanicistas” (Netto, in Beh Fing, 1998: 10). De esta forma, la correcta interpretacién de la significacién de la politica social debe partir de una perspectiva de totaidad, sitwando este fenémeno como una particularidad en el contexto ms famplio de la sociedad capitalista consolidada y madura, en su edad monopolisa En tal sentido, el andlisis econdmico-politico nos informa emo la sociedad capitalista participa de un espiral de crisis cicicas, a partir de la superacumulacién y de la superproduccién. Esta crisis, clcas, que configuran la caida tendencial de la tasa de Iucro, estén determinadas tanto por los avances tecnoldgicos y la organi= zacién de la produccién, que alteran la composicién orgénica del capital, como por las relaciones entre clases; Estado y movimientos sociales (particularmente el movimiento obrero), lo que le imprime historicidad e imprevisibilidad a tales “ciclos”. Las luchas de clases de ahi derivadas dan el tono de peculiardad a eada fase histéricn; fen este sentido, las necesidades de la burguesia de legiimarse y perpetuarse como clase hegeménics y de reproducir ampliadamente 9 Pam Laks el mci de sla como dine independ hace pe ean el pnd oe eed noone cnn: asp ‘lca ene seo ace he veins conf mee Pama (pt mnie sloop" aise GOED) Aa sch ena por Seid en enn wc com Crass d soca Pore no, nce eon get iw (2 or oe tna nc slg a can Sec te devine exo" (a: Thay at spn roo “eases prec” “anop eer su capital, en el contexto contradictorio de las luchas de clases y segmentos de la sociedad con inteeses distnts, deriva en altemati de desaralla politica-econdmico cuyo principal objetivo es Ia s- peracién de aguel contexto de criss. BI seminal estudio de Mandel (1982) sobre I Capitaliemo Tardio resulta impréscindible para este ani La crisis del sistema que Hevé a la constiucién de la estrategia que configura el régimen de acumulacién fordistrkeynesiano (ver Harvey, 1993) presenta dos desencadenadores fundamentales: uno politico — el surgimiento, a partir de los acontecimientos de 1848,” de una clase obrera “para sf" internacionalmente constitu, con la posterior influencia de las experiencis socialstas — y uno econmiico = crisis de superacumulacién que origina la Gran Depresién de 1873. que con intervalos se extiende hasta Ia Segunds Guerra Mundial, teniendo en 1929 un marco fundamental. De esta forma, las politicas sociales, ancladas a ls politicas econémicas implemen- tadas, conforman tanto mecanismos antcrsis como. respuesias a demandas populares en el marco de tales proyectos hegeménicos, fen To que fue llamado como “pacto keynesiano” (0 “populist, en {ses latinoamericanos). En ese sentido, coincidimos con Faleiros (1991: 46) y Behring fen que es inadmisible vineular las polticas sociales apenas a la esfera de la distibucién, del consumo, de la cirelacién, cuando ta verdadera lave para entender este fendmeno estd fundamentalmente on el emidio de las relaciones desiguales operadas en la esfera productiva (Behring, 1998: 24), de igual forma, es equivocado fenfocar su estudio dirigiéndose s6lo hacia al andlisis del Estado, como instancia (rlativamente) autGnoma, debiendo también apre- tong et pec ce Si os a pk pate “uel dt eh cnpans pr I ene semi barge Alnr 202 ater to age een fern 5 oscil pane ea (tat, 192" 110, "send, > aso x ender las relaciones operadas en la sociedad civil, las luchas de clases, los movinientos sociales. Las politicas sociales no. son mecanismos I6gico-formales estables de un Estado supraclasista de Dienestar, © de un Estado apenas funcional al capital, sino el resultado contradictoro, tenso e inestable de esas lucha ‘Asi si en el contexto keynesiano el Estado y las politicas sociales por este implementadas tienen una relevancia y un papel determinados, en el contexto actual, de avance neoliberal y retracciéa fel poder de las clases trabajadoras, éstos expresan relevancia. y papel diferentes. Por lo tanto, a actualizacién del debate sobre las polticas sociales en el contexto neoliberal y de reestructuracién productiva, considerando la actual situacion de las luchas de clases, fl desarollo tecnolépicolcientifco y In fase alcanzada en la mui- Gilizacién del capital (llamada de “globalizacién), debe requerir un esfuerzo permanente y sistematico. ‘Con estas consideraciones podemos coneluir que no hay, como suponen Coimbra y Mishra, una “perspectiva propia del Servicio Social”. En realidad los andlisis que sobre las politicas sociales se desarrollan al interior de esta profesién responden a Tas perspectivas teGrico-metodoldgicas que sus autores sostienen. Las perspectivas de andlisis sobre las poltices sociales no son demarcadas por las rmismas fronteras que distinguen las profesiones sociales particulares; ro hay una perspectiva sociolégica, una econdmica, una politica, ‘una antfopolégica, y por lo tanto, una del Servicio Social, sino perspectivas teérico-metodol6gicas que perpasan indistintamente au- tores de las diferentes diseiplnas." Sin embargo, la real comprensién del significado y papel de las polticas sociales en el capitalismo rmonopolista (y en el actual contexto neoliberal) depende de la fidelidad te6rica con el objeto real, en una perspectiva de toralldad ‘que aticule, y no autonomice, los diversos fendmenos, econémicos, politicos, euliurales ete, como paricularidades de esa totalidad Por otra parte, como pudimos observar en estas pocas piginas, cl tratamiento de la politica social por nuestra profesién es objeto 1 Una ena “eps” dl Sei Sacly deeds ssa 2 covet ee Mona (1938 106s). 4 un proceso complejo que, lejos de una evolucién lineal, ha vivido ‘un constante desarrollo y complejizacién, En ese sentido, no se visualizan obras acabadas que den cuenta de las principales deter- minaciones del fendmeno en cuestisn, sino un tumuliuoso e irregular desarrollo en su ‘rato, generalmente bajo Ta forma de articuos, donde las nuevas pariculridades incorporadas al debate presuponen Jos aportes anteriores, sin que muchas veces Estos sean explicitados. ‘Adem, la misma politica social representa un fenémeno en desarrollo Censtante, siempre marcado por las determinantes estructural del capitalisme en proceso. Esto hace que en los dias de hoy, el estudio sobre le genesis y desarrollo de las politicas sociales deba tomar explicito los Principales aspectos del debate, recuriendo 2 diversos trabajos y autores y no @ una obra Gnica. Optamas, por lo tanto, como primera entrega de la Biblioteca Latinoamericana de Servicio Social, por ‘una antologta sobre poliicas sociales. Los textos incluidos en esta colectinea representan algunas de las contribuciones. desarroladas ‘ene marco de las perspectivas mis eitias y ricas de determinaciones, {que tanto contibuyen al estudio de las categorfas gensticas de las Politics sociales como al estudio actulizado de éstas en el contexto neoliberal y “globalizado" Pero ain es necesario hacer una tikima puntualizacion, Los textos seleccionados y traducidae™ para componer esta antologta, {que pretende recuperar ensayos marcantes del desarrollo del debate = y por este motive son de épocas diversas — y que reflejen ttatos significativos sobre algunos conceptosy categoria consideradas por los orgenizadares como fundamentales, a pesar de que muchos de ellos hayan sido inspirados en Ja realidad brasileta (y hagan referencia al Brasil), poseen un arsenal heuristico y una reflexi6n teérico-histvica que ciertamente coateibuye para iluminar ls estudios particulares de cada una de las realidades Iatinoamericanas. Como cl gran pensador alemén, al prefaciar su obra escrta en Inglaterra, dice a sus colerrineos: De te fabula narratur! [jA 16 se refiere la histori] (Mare, 1985: 7). 12 Laramie fora evs y actin prs repecvs anos — BIBLIOGRAFIA BEHRING, Elaine. Politica Social ¢ capitalimo contempordneo. ‘Um balango erfico. Tesis de Maesria. Rio de Janeiro, UFRJ, 1993. mimeo, __— Politica Social no capitalismo tardio. Sio Paulo, Corter, 1998. BOBBIO, Norberto. O conceito de sociedade civil. Rio de Janeiro, Graal/Biblioteca de Cincias Sociais, 1987. (Série Politica n. 23), BOCCARA, Paul. 0 Capitalismo Monopolista de Estado. Tratado rmarusta de economia poltia, Nova Lisboa, Sear, 1976-1977. Colegio Universidade Livre, v. 1 a 4. CABRAL, Maria do Socorro Reis. “Servigo Social e politica pre- videncidra”, in Revista Servigo Social & Sociedade n. 2. Sio Paulo, Conez, 1980. COIMBRA, Marcos A. “Abordagens te6ricas ao estudo das politcas socials"; in ABRANCHES; SANTOS; COIMBRA. 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