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MÁSTER
Departamento de Estructuras Curso 2010-2011
BASES DE CÁLCULO
0. INTRODUCCIÓN
El proceso de diseño, decisión, y comprobación estructural, cuyo objetivo es siempre, no hay que
olvidarlo, el de encontrar una solución al menor costo posible, implica tener presente un gran número de
valores convenidos y recogidos en los códigos, acerca de las acciones a considerar, cómo se combinan
en función del requisito que se comprueba, y un conjunto asociado de coeficientes de seguridad.
Esta información proviene de iniciativas y códigos diversos, que se actualizan descompensadamente.
Por otro lado, la inercia del sistema hace que muchas de las nuevas reglas tarden en implantarse; se
sigue haciendo lo mismo, entre otras cosas porque las anteriores reglas no habían dado más resultado.
En algunos casos estas modificaciones parecen más bien caprichos de los expertos. Otras. cuando se
intentan aplicar, manifiestan una complejidad desproporcionada, y se suelen dejar de lado.
Se intenta aquí presentar, en orden pero sin argumento, la información actualizada a lo que indica, para
edificios, CTE-2006, más, en lo que le afecte, lo contemplado en EHE-2008, y NSCE-02, tratando de
decidir, con sentido común, cuál es la que prospera si hay contradicción. Y de paso poner de manifiesto
algunas de las incongruencias detectadas y proponer simplificaciones seguras.
Este documento supone que el lector tiene acceso a los códigos de acciones, y por tanto se limita a
explicar su manejo, mencionando como referencia, algunos valores de entre los más usuales, y para las
construcciones habituales, de pisos. Para los casos que no se contemplan expresamente en este
documento, se pueden encontrar los valores en las normas citadas.
La última parte, en un tono diferente, más discursiva, se destina a una exposición de las variables
usadas en el proceso de cálculo: luces, ejes, secciones, tipo de uniones y nudos, modelos de análisis,
campo específico de cada uno, simplificaciones, modelos especiales, etc.
PARTE 1. ACCIONES
Las acciones que deben tenerse en cuenta en edificios1 son:
1
No es muy correcto decir acciones sobre la estructura. Los códigos establecen acciones sobre barandillas, tabiques, y algunas
como el viento, llegan a la estructura del edificio tras actuar realmente sobre el cerramiento. CTE-AE se titula “Acciones en la
edificación”, como la clásica MV-101
2
En los cálculos estructurales se considera, básicamente, el peso de los elementos de volumen y superficiales, como pisos y
cerramientos. Los lineales, como soportes o vigas, sólo cuando su repercusión sea elevada y no se pueda suponer que está
incluida en los anteriores
1
1.1 Peso propio del forjado
1 Si se trata de forjado1 unidireccional (nervios, viguetas o paneles alveolares), como peso propio
puede tomarse el neto, de la parte aligerada. Para el cálculo de las vigas, debe contarse además su
peso. Si el del forjado se ha medido a cinta corrida, debe medirse como el incremento entre la
sección maciza respecto a la aligerada. Para el cálculo de los soportes debe contarse todo tipo de
partes macizas, (véase figura 1)
NOTA: Para medir correctamente el peso de las partes macizas, puede que haya que esperar al diseño completo del
forjado, incluyendo macizados, y hasta conocer el número de bovedillas por tramo.
2 Si se trata de un forjado bidireccional, para los cálculos que afectan a la armadura de la cara inferior,
basta tomar el peso neto, de la parte aligerada2. Para los de la armadura de la cara superior, y
comprobaciones de punzado, debe contarse con el peso de ábacos. Para soportes debe contarse con la
repercusión de todo tipo de partes macizas.
NOTA: La medida correcta del peso de las partes macizas debe obtenerse de un plano con las bovedillas reales.
3 Si se trata de una losa, el preso propio es, a todos los efectos, el que corresponde a su grueso. Con
forjado de chapa grecada (colaborante), un valor intermedio entre el del canto total y el menor.
1.2 Solado
1 El peso del solado ordinario3 puede ser del orden de 1 kN/m2. Sólo los solados de piedra, y similares,
de más de un grueso total de 0,12 m, pueden llegar a pesar 2 kN/m2. Si alberga calefacción por suelo,
puede considerarse que el aislamiento no pesa.
2 El peldañeado de escaleras puede significar del orden de 2,0 kN/m2
3 El cálculo del peso de la formación de cubierta plana debe prever que el recrecido para pendiente es
variable. Una solución tipo, sin acabado de solería, puede pesar del orden de 2,5 kN/m2.
4 Sobre forjados de baja, al exterior, suelen existir recrecidos, tableros, protecciones de imper-
meabilización, y pendienteados, lo que aumenta notablemente el peso de la unidad de solado.
1
Algunos valores usuales son:
2,5 kN/m2 por cada 10 cm de grueso de losa maciza de hormigón
3,0 kN/m2 en forjados unidireccionales1 de hasta 0,28 m de grueso
4,0 kN/m2 en forjados bidireccionales de hasta 0,30 m de grueso
5,0 kN/m2 en forjados bidireccionales de hasta 0,35 m de grueso
2
Es una propuesta del autor, en ausencia de reglas explícitas en los códigos al respecto.
3
Por incendio, (véase 3.1), en los forjados sectorizadores, (por ejemplo, el que haya entre sótanos de garaje no lo sería), el
grueso de losa superior del forjado más el de la parte pétrea del solado, debe ser superior a 0,10 m para alcanzar EI 90 y 0,12 m
para EI 120.
2
2 Las separaciones más pesadas que una tabiquería ordinaria se tienen en cuenta disponiendo una
carga local de valor igual a lo que excedan de 1,0 kN por metro cuadrado de alzado1.
3 Los cerramientos y separaciones muy pesadas se tienen en cuenta como cargas lineales en su
posición. Dicha carga se aplica a los elementos que tengan inexcusablemente que sostenerlos. Si la
fábrica llega hasta solera puede considerarse que gravita sobre sí misma, en su caso atravesando los
forjados. Si bajo una fábrica que ocupa varias plantas, hay una diáfana, puede suponerse que el peso
se reparte2 a través de arcos de descarga, como indica la figura 2 para paños ciegos.
1.4 Otros
1 Donde haya rellenos de tierra vegetal, como en jardineras, o patios de manzana ajardinados, debe
contarse, como carga permanente, del orden de 17 kN/m2 por cada metro de profundidad de tierra.
2 Si existen equipos pesados3, como calderas o depósitos, debe obtenerse su carga del catálogo del
suministrador del equipo, considerando aparte el peso habitualmente no despreciable de tuberías,
bombas, llaves, etc, sin perjuicio de analizar aparte el problema local de la acometida de la pata del
equipo. Si hay bancadas, algo no recomendable sobre un forjado4, el peso que suponen es muy
importante.
3 Los ascensores rara vez cargan sobre la estructura de cada planta del edificio, aunque al final
siempre dependerán de su cimentación. Los colgados gravitan, contrapeso incluido, de la cubierta.
4 Cuando se va a ubicar un centro de transformación eléctrica en el interior de un edificio, la
compañía indica la carga que debe considerarse, si bien puede ser una definición ambigua, y no
especificar ni con qué cargas se combina, ni qué coeficiente de seguridad se le debe aplicar.
1
Algunos valores usuales son:
Altura de la fábrica 2,5 m 3,0 m 3,5 m 4,0 m
Tabique 1,0 kN/m2 - - - -
Tabicón 1,3 kN/m2 0,8 1,0 1,1 1,3
½ pie hueco 1,5 kN/m2 1,2 1,5 1,8 2,0
½ pie macizo 2,0 kN/m2 2,5 3,0 3,5 4,0 kN/m
2
Aparece en el DAV de Fábricas, interpretando lo poco que hay en el DB-F del CTE.
3
El peso de paneles solares y su estructura de soporte no suele ser significativo, salvo en cubiertas ligeras.
4
La bancada es un recurso perfecto para repartir la carga de la pata del equipo al terreno. Si se dispone sobre un forjado, la
mejor solución es una estructura rígida y resistente, pero ligera, para enviar la carga directamente a los puntos en que hay
soportes o muros en la planta inferior. Si se necesita una bancada de inercia, los amortiguadores deben disponerse bajo ella.
3
1.5 Empujes
1 A los efectos de comprobaciones de resistencia (capacidad resistente), la acción de empuje
corresponde al valor activo, si el terreno empuja al muro, o al pasivo cuando el muro empuja al
terreno. Los valores se encuentran tabulados1 (véase NBE-AE-88 para el activo).
2 El empuje al reposo es el que corresponde a las comprobaciones de deformación, aunque en el
instante actual no hay establecidos, con carácter general, requisitos de ese tipo, salvo, en lo que
respecta a la fisuración del hormigón. En cualquier caso su valor no está definido más que en casos
muy simples, como terreno horizontal sin carga2.
3 Para el cálculo de los empujes, sobre la superficie libre del terreno debe considerarse una sobrecarga
de uso de 1 kN/m2 si se trata de espacio privado, y de 3 kN/m2 si es público. El empuje ocasionado
por esta acción tiene la consideración de acción variable.
1
Debido a que es la acción que corresponde al estado límite de agotamiento plástico por deslizamiento, no puede aplicarse el
principio de superposición, por lo que hay que determinar el que corresponde a los detalles de cada caso. Pero resulta del lado de
la seguridad la suma de los empujes de cada componente. Algunos valores usuales, en kN/m2/m, son:
Ángulo de rozamiento Empuje activo Empuje pasivo Al reposo
del terreno Liso Rugoso Muy rugoso Muy liso Normal
25º 7,5 6,6 6,3 27,0 32,0 10,0
30º 6,0 5,4 5,0 32,0 44,0 9,0
35º 4,9 4,5 4,5 40,0 56,0 7,7
40º 4,5 4,5 4,5 50,0 75,0 6,4
Si el terreno presenta cohesión el activo es menor y el pasivo mayor, pero no suele ser fiable a plazo largo.
2
Al tratarse de un problema elástico cabe proceder por superposición, a partir de formulaciones canónicas de casos simples.
3
Es una interpretación razonable. En CTE no se explicita cómo se procede en estos casos.
4
El código indica que la aplicación de ambos factores al tiempo está condicionada a que se trate de usuarios distintos. Pero el de
superficie se puede aplicar en todo caso, y el segundo siempre que sea el mismo uso, por lo que la restricción está fuera de lugar.
5
Por ejemplo, la carga total de una planta de viviendas, con carga nominal total de 7 kN/m2 se reduciría a:
Superficie tributaria por planta 16 m2 25 m2 36 m2 50 m2
Vigas, soportes 1 o 2 plantas 7,0 6,8 6,7 6,6
Soportes 3 y 4 plantas 6,8 6,6 6,5 6,4
Soportes 5 plantas o más 6,6 6,5 6,4 6,3 kN/m2
6
CTE no indica a qué efectos. Cabe suponer que es para comprobación local, de la estructura propia de la escalera.
4
2.2 Sobrecarga en garajes
1 Como sobrecarga de uso en garajes debe tomarse una uniforme de 2 kN/m2 en toda la superficie, más
una local, de dos cargas de 10 kN separadas 1,8 m, en uno cualquiera de los puntos del garaje. La
figura 3 muestra posiciones típicas de entre las pésimas.
2.3 Viento
1 A efectos del análisis global, la acción de viento se define, en alzado, en cada punto de la silueta del
edificio sobre rasante en un plano perpendicular a la acción de viento, independientemente de la
existencia de construcciones contiguas medianeras, según CTE-AE-3.3, como el producto de:
- la presión dinámica del viento1, de valor 0,5 kN/m2.
- el coeficiente de exposición, según altura del punto y aspereza del entorno.
- el coeficiente eólico, presión o succión, según las proporciones geométricas del edificio
2 La figura 4 ofrece el valor de presión más succión para edificios en zona urbana, según el fondo total
del edificio y el nivel de cada planta2.
1
Corresponde a una velocidad de referencia de 28 m/s (100 km/h), que es el valor característico (0,02 de ser sobrepasado) de las
medias en 10 minutos, a 10 m de altura, en un entorno abierto. Para cálculos afinados puede tomarse entre 0,42 kN/m2 y 0,52
kN/m2 según la localidad del mapa (CTE).
2
Es un valor promedio, ya que el valor del código depende ligeramente de la esbeltez del caso, algo que no está perfectamente
definido, salvo en plantas rectangulares de edificios exentos.
5
4 Si hay patios2 cerrados, o abiertos a fachadas laterales, se añade la acción en una profundidad igual a
su longitud, véase figura 5
5 En planta, la fuerza total, producto de la acción por la superficie en la que se aplica, se debe suponer
actuando con una excentricidad3 en planta del 5% de la dimensión total del edificio, o de cada cuerpo
separado por otros por juntas de dilatación. A efectos del análisis, eso se traduce en un valor que
oscila desde 1,3 veces a 0,7 veces el promedio. Si se realiza análisis plástico, bastará tomar 1,1 veces
el promedio en el 90% del alzado, tal como muestra4 la figura 6.
6 Para análisis locales5, de petos de terraza, o paños de fachada, bastará considerar, alternativamente la
presión o succión indicadas. En petos de cubierta, así como en vallas, se deberá considerar la suma
de ambas6.
7 En elementos ligeros de cubierta debe considerarse una acción local de presión o succión igual a la
existente a su altura.
8 Es necesario considerar el viento actuando, independientemente, al menos en dos direcciones7 y
sentidos.
1
Si hay juntas de dilatación paralelas a la acción de viento, cada bloque está sometido además a succiones transversales. Pero en
general éstas quedan cubiertas por la consideración del viento en la dirección perpendicular.
2
El criterio se ha tomado del DAV, ante la ausencia de información al respecto en el código.
3
Es la misma que se prescribe con sismo. Algunos programas sólo la consideran con esa acción y no con viento.
4
Como debe considerarse la excentricidad en cualquiera de los dos signos, para hacer un sólo análisis, basta tomar la acción
definida en la figura 3, en el entendimiento de que no se trata de fuerzas simultáneas, y que se desprecian las solicitaciones
transversales producidas por la rotación de la planta con la acción real excéntrica.
5
Para elementos locales de fachada, como anclajes o carpinterías, la acción de viento puede ser localmente superior. CTE
ofrece, para construcciones exentas de formas predefinidas, los valores pésimos de coeficiente eólico que proceden de
considerar todas las direcciones de viento posibles. Dicha información no puede mezclarse con la definida en 1.3 que
corresponde a un planteamiento diferente, basado en que, para considerar la acción de viento basta tenerlo en cuenta en dos
direcciones y sentidos.
6
Criterio del autor. El código no especifica nada.
7
Lo más frecuente hoy día es considerar el viento sólo en una dirección, la de las vigas o pórticos principales, considerando que
el viento actúa sobre la estructura y no sobre el edificio. Y aunque se calcule en las dos, se suele eliminar la información
referente a la dirección del forjado, que se calcula aparte, sin considerar viento.
6
2.4 Nieve
1 En cubiertas planas y terrazas de edificios de pisos situados en localidades a una altitud topográfica
inferior a 1.000 m, es suficiente considerar una carga de nieve de 1,0 kN/m2. En el caso de
localidades costeras es suficiente un valor de 0,2 kN/m2.
2.5 Temperatura
1 Si se disponen juntas de dilatación planas, desde cubierta hasta rasante, separando bloques que no
tienen elementos (forjados) de más de 40 m de longitud, no es preciso considerar acción térmica.
2 Bajo rasante, habida cuenta de la uniformidad de temperatura durante todo el año, y la ausencia de
efecto solar directo, no es preciso considerar acción térmica1.
4.1 Incendio 3
1 En general, para el análisis estructural no se considera una acción de incendio como tal4. Los efectos
suelen venir directamente tabulados para cada uso y altura del edificio, en tiempo de ensayo en el
que se supone que se alcanza una situación tan mala como la peor del incendio real, medido en
minutos5.
1
Pero deben adoptarse precauciones en el proceso constructivo para minimizar los efectos de la retracción del hormigón.
2
Son acciones para comprobación del elemento indicado, como el balcón volado y el tramo que lo equilibra, pero no se
consideran para el análisis de la estructura del edificio, vigas, soportes, cimientos.
3
Puede omitirse en una primera lectura. El desarrollo es deliberadamente corto. Se aconseja consultar el CTE.
4
Si se quiere proceder a ello, debe suponerse la acción térmica del incendio simultánea con una combinación formada por las
cargas permanentes y una fracción específica de la sobrecarga de uso (denominada frecuente, 50% en zonas privadas y 70% en
públicas). CTE plantea hacerlo con un atajo (lo llama, incorrectamente, simplificación), a partir de la combinación gravitatoria
fundamental, por proporcionalidad con la carga de cálculo, (fórmula 5.3 del SI.6), sin percatarse de que sólo vale para edificios
de una sola planta o uso, y sólo para elementos con solicitación simple, como vigas.
5
Se expresa como REI XXX., siendo XXX el tiempo en minutos. R es el criterio de resistencia mecánica (estructural), derivada
de la capacidad resistente de las secciones, habida cuenta de la pérdida de resistencia o desaparición de cada material con la
temperatura alcanzada. EI se refiere al criterio de aislamiento térmico o estanquidad a la llama, en la que no desempeñan ningún
papel las condiciones mecánicas de la solución (sólo las de aislamiento térmico e integridad)
7
2 Para uso diferente de vivienda, suele ser rentable determinar el valor citado (en tiempo equivalente) a
partir de la configuración espacial y constructiva del sector considerado, y la cantidad de carga de
fuego existente en el interior (SI, anejo B)
3 En los forjados previstos para el paso de camiones de bomberos, se debe considerar una carga
accidental de 20 kN/m2 en un área de 3 m de ancho por 8 de largo, en cualquier localización dentro
de la banda de 5 m de ancho y zonas de maniobra señaladas al efecto.
4 En el caso de forjados reticulados1 o losas, y dado que la carga de camión de bomberos no es
simultánea con el total de la sobrecarga de uso, si el carril circula por crujías interiores, se puede
sustituir la carga citada en el párrafo anterior por un incremento de sobrecarga de uso ordinaria
(como acción variable) de valor:
Superficie por soporte 16 m2 25 m2 36 m2 48 m2
Incremento de sobrecarga de uso 8,0 6,0 4,5 3,0 kN/m2
4.2 Sismo 2
1 La acción de sismo se define, en alzado, para la totalidad del edificio sobre rasante, en un plano
perpendicular a la dirección considerada, como el producto de:
- aceleración sísmica básica, correspondiente a la localidad (valor del mapa de NSCE-02)
- coeficiente de riesgo, según el uso de la construcción.
- coeficiente de corrección3, según la composición del subsuelo.
- factor de amplificación4, función del terreno y del periodo de oscilación del edificio5.
- coeficiente de respuesta, por amortiguamiento y ductilidad6
multiplicando a la carga vertical total del edificio simultánea con el sismo. El producto de la acción
sísmica total por el coeficiente de distribución de cada planta, de acuerdo con su posición relativa en
la altura del edificio7, conduce al valor de la acción sísmica en cada una,
2 En planta, la fuerza total, producto de la acción por la superficie en la que actúa, se debe suponer con
una excentricidad en planta igual que la descrita en caso de viento.
3 La acción del sismo en una dirección debe considerarse simultánea con la del 30% en la perpen-
dicular8. Y debe considerarse sismo en dos direcciones.
1
Debido al valor de la carga para comprobación local, (véase 5.1) es muy poco probable que se pueda disponer un forjado
unidireccional.
2
Puede omitirse en una primera lectura. El desarrollo es deliberadamente corto. Se aconseja consultar la norma sísmica.
3
En rigor se denomina coeficiente de amplificación, pero sólo se traduce en una ligera corrección al alza o baja de la acele-
ración sísmica, según que el terreno sea muy bueno o muy malo.
4
Es el conocido como “espectro”, que en general amplifica, y mucho, la aceleración sentida en el edificio. Para edificios, y más
si se procede con el método simplificado, no debe contarse con la bajada de la función para periodos cortos.
5
Para el cálculo de periodos, o se modela el edificio con todos los elementos secundarios, forjados, escaleras, muros, cerra-
mientos, separaciones, etc, o se toman las fórmulas simplificadas del código. No pueden aplicarse fórmulas canónicas a modelos
desnudos.
6
Al producto de todos los factores citados se puede denominar coeficiente sísmico global Algunos valores en edificios
ordinarios, con solución de forjado plano y estructura de soportes, son:
Aceleración sísmica de la localidad 0,08 0,12 0,16 0,20 g
Terreno normal flojo normal flojo normal flojo normal
Hasta 4 plantas 0,10 0,12 0,14 0,19 0,19 0,25 0,24
6 plantas -- 0.13 0,12 0,19 0,16 0,25 0,20
8 plantas -- 0,11 -- 0,17 0,12 0,22 0,15
10 plantas -- -- -- 0,14 0,10 0,18 0,12 g
Para distribuir esa acción el altura, se puede aplicar un 10% del total en la planta de cubierta, y el resto repartirlo uniformemente
entre todos los forjados. Si la altura es importante, la acción de viento domina sobre la de sismo (--)
7
Lo que se indica corresponde literalmente al modo de oscilación principal. Si el edificio tiene más de ocho plantas hay que
considerar modos de oscilación adicionales, cada uno con su periodo, amplificación y coeficientes de distribución, combinando
los efectos de todos, aunque los valores críticos apenas se ven modificados.
8
Si la solución es de soportes de acero u hormigón, podría prescindirse de este refinamiento, que sólo es relevante en caso de
muros de fábrica.
8
PARTE 2. COMBINACIONES DE CARGA1 Y SEGURIDAD
1 El caso de carga fundamental2 es el de carga gravitatoria, o carga vertical total, suma de peso de la
obra más sobrecargas de uso de cada planta, y en la cubierta, además, la nieve.
2 En cada combinación se toma el valor de una acción variable con su valor total, (por ejemplo la
sobrecarga de uno de los usos) y las demás con un valor reducido (para las sobrecargas de los otros
usos el 70% y para la nieve el 50%), en la totalidad de la superficie3. La figura 7 presenta un ejemplo
de referencia4.
NOTA: Debido a que el valor de la sobrecarga es diferente para viguetas, vigas y soportes, con cada combinación
es preciso considerar tres análisis distintos, uno para cada tipo de elementos. Es del lado de la seguridad5 adoptar uno,
el de sobrecarga de viguetas, para todos.
3 El análisis del conjunto de las combinaciones citadas en el párrafo anterior puede en general simpli-
ficarse considerando sólo dos6. Una con la sobrecarga de uso total en todas las plantas7, con la que se
obtienen solicitaciones pertinentes al cálculo de los dinteles de la planta, (vigas y viguetas en su
caso), y otra, con el 100% de la sobrecarga en el uso mayoritario (en edificios residenciales, el de
vivienda), y el 70% en las demás, con la que se obtienen las solicitaciones pertinentes para el cálculo
de los soportes8,(véase figura 8).
1
En algunos documentos, como las normas de puentes, se denominan hipótesis de carga.
2
Aunque se puede considerar el caso en el que sólo actúe la carga permanente vertical (la de peso de la obra), en general ese
caso queda ampliamente cubierto por los demás que se citan. El código no especifica si, siendo posible la existencia de varias
acciones variables, debe considerarse el caso de una o varias con valor nulo. Sólo indica que, de cada una, debe considerarse un
valor si sus efectos son globalmente desfavorables (que es lo usual), y cero si son favorables
3
No es preciso considerar que hay la sobrecarga de uso en unas zonas sí y otras no. Según el código, el valor de la sobrecarga
de uso que establece, ya incluye los efectos de esa alternancia
4
Es un criterio muy barroco. Sólo aparece en CTE, ante la laguna de otros textos (EHE), que copian una formulación abstracta
que se pactó para los eurocódigos, no pensados para edificios de varios pisos. Se publicó en SE, antes de saber que una acción
variable podía ser la sobrecarga de uso, y un edificio contener varios, que es algo que se estableció más tarde en AE.
5
Al ser del lado de la seguridad, es una simplificación que sirve para validar (proyectar), pero no para invalidar una solución a
través de un peritaje.
6
Es la propuesta que aparece en el DAV del SE.
7
La cubierta, puesto que puede tener dos acciones variables, uso y nieve, genera dos combinaciones. Dado que la sobrecarga de
uso es al menos 1 kN/m2 y que la de nieve es probablemente inferior a ese valor, la combinación pésima para esa planta es la de
uso más el 50% de la de nieve en la totalidad de la superficie.
8
Si en garajes se opera con la sobrecarga formada por la uniforme y la puntual, debe disponerse al menos una puntual en los
aledaños de cada soporte. Si se dispone una losa de cimentación, debe tenerse en cuenta que esas cargas no son simultáneas.
9
4 Evidentemente resulta del lado de la seguridad1, adoptar una única combinación con los valores
totales de sobrecarga de uso (y nieve) en todas las plantas, (el primero de los casos citados en el
párrafo anterior), adoptando los resultados para el cálculo de todos los elementos.
5 Como coeficiente de seguridad, a efectos de comprobaciones resistentes, se adopta 1,35 para las
acciones permanentes (carga de la obra), y 1,50 para las acciones variables (sobrecarga de uso y
nieve)2
NOTA: En general resulta razonable adoptar un coeficiente único de valor 1,4 para todas las acciones.
6 Para las comprobaciones del terreno bajo los cimientos, se adopta 1,00 para todas las acciones,
utilizando la combinación que sea pésima para soportes3 (véase figura XY).
7 Aunque los efectos son en general independientes4, se supone que parte de la combinación
gravitatoria consiste en la consideración adicional de las acciones procedentes del empuje del
terreno.
1
De nuevo, al ser una simplificación segura, sirve para validar (proyectar), pero no para invalidar una solución a través de un
peritaje.
2
Eso significa que, como carga de cálculo debe considerarse 1,35 por la permanente (g), más 1,50 por la variable (q).
3
En rigor a la compresión procedente del análisis de la estructura debe añadirse el peso del cimiento (zapatas, pozo, losa, pilote
o encepado), pero como puede descontarse el de las tierras que desaloja, este matiz puede omitirse.
4
El empuje afecta a los muros, condicionando la armadura vertical. La acción gravitatoria también afecta a los muros, pero a la
flexión que demanda armadura horizontal longitudinal.
10
Figura 9. Alternancia de sobrecarga de uso en vuelos y zonas de aglomeración
2 Dado el tipo de alteración de solicitaciones que origina la acción horizontal, en edificios de pisos
carecen de trascendencia las combinaciones que tengan la misma acción horizontal, pero menos
vertical, (en la figura 10, en vivienda, los casos C y D contra el B) por lo que el conjunto puede
quedar cubierto por sólo dos: la de la totalidad de la carga de viento con las sobrecargas reducidas
(caso A), y la de la totalidad de las sobrecargas en el uso predominante, con la acción de viento
reducida (caso B).
3 En general, para dinteles, la consideración de la totalidad de acción de viento con sobrecarga
reducida (caso A) conduce a solicitaciones mayores que las que provienen de viento reducido con
sobrecarga total, (caso B), como se muestra en la figura 11. Lo segundo conduce a solicitaciones
peores sólo en plantas altas, cuando la repercusión de viento es muy pequeña. En soportes la
diferencia entre los casos A y B es siempre muy pequeña, y generalmente la A es peor. Por ello,
resulta suficientemente seguro (y de paso más simple), adoptar como única combinación con viento
1
Por tradición, y dado que en la MV-101 tenía un tratamiento diferenciado, es por lo que sí se han considerado en el apartado
anterior, combinaciones en las que no está presente viento, teniendo en cuenta sólo carga gravitatoria.
2
El conjunto de combinaciones, aplicando literalmente lo que dice el código, resulta estrafalario, poniendo al mismo nivel las
sobrecargas verticales de cada piso con la acción horizontal de viento en el conjunto. Probablemente procede de que la
formulación corresponde a la propuesta para eurocódigos, que se ocupaba sólo de las combinaciones de acciones que actuaban
sobre un único elemento. Cabe esperar que en el futuro se reconsidere la formulación para adecuarla a los edificios.
11
la de la totalidad de esa acción con el valor reducido1 al 70% de todas las sobrecargas de uso2 (caso
A).
4 Como coeficiente de seguridad, a efectos de comprobaciones resistentes, se adopta 1,35 para las
acciones permanentes (peso de la obra), y 1,50 para las acciones variables (sobrecarga de uso, nieve
y viento)
NOTA: En general resulta razonable adoptar un coeficiente único de valor 1,4 para todas las acciones verticales.
2 La acción del sismo en una dirección debe considerarse simultánea con la del 30% en la
perpendicular5.
3 Como coeficiente de seguridad, a efectos de comprobaciones resistentes, se adopta 1,00 para todas
las acciones de esta combinación6.
1
Se recuerda que la sobrecarga de uso puede tener valor diferente para viguetas, vigas y soportes. En ese caso habría que llevar
hasta tres casos diferentes en paralelo.
2
En los casos habituales la suma de carga permanente más el 70% de la sobrecarga de uso, conduce a un valor sensiblemente
igual al 90% de la carga total, en buena coincidencia con lo que se enunciaba en los códigos anteriores al CTE, que era la de una
reducción del coeficiente de seguridad al 90%.
3
Puede omitirse en una primera lectura.
4
No hay definición explícita de que es eso, aparte de cuando se considera una acción accidental, tal como incendio o sismo.
Parece referirse a cualquier evento que dure no más de unos pocos días al año. (En EHE se denominan situaciones accidentales)
5
Como además hay que considerar excentricidad de ambos signos, independientemente en cada acción, y considerar sismo en
dos direcciones, y cada una en los dos sentidos, el conjunto es potencialmente de 32 casos de carga. Con estructura de soportes
se puede prescindir de la acción secundaria, y adoptando análisis plástico, la excentricidad puede cubrirse con una acción
sísmica 10% superior, con lo que bastaría el análisis de dos casos, variando de signo los resultados para cubrir el cambio de
sentido de la acción. Si la sobrecarga de viguetas, vigas y soportes son diferentes, el número se multiplica por tres.
6
Además se reducen los coeficientes de seguridad de los materiales, un 15% habitualmente. Eso hace que los resultados de esta
combinación, en términos de solicitaciones de cálculo, no sean comparables ni superponibles a las de las combinaciones
anteriores. Para poder saber si sus efectos son mayores o menores, deben reducirse un 15%.
12
2.1 Comprobaciones locales
1 Para la comprobación local de fachadas, barandillas, petos, tabiques, y solados, se considera la
acción anteriormente definida como variable y por tanto con 1,5 de seguridad, y no simultánea con
ninguna otra. Si en la comprobación se tiene en cuenta el efecto, favorable, del peso, se considera
para éste 0,8 de seguridad.
2 Para la comprobación local de impacto de vehículos contra soportes o de comprobación de solado
ante paso de camión de bomberos, se considera la acción como accidental y por tanto con 1,0 de
seguridad (y la correspondiente seguridad reducida de los materiales). Si en la comprobación se tiene
en cuenta el efecto de la compresión del soporte, su valor se obtiene de una combinación de carga
vertical como la descrita para incendio.
2.2 Fases
1 Además de las comprobaciones citadas, en situaciones1 ordinarias (persistentes y trransitorias) o ex-
traordinarias de la obra entregada, durante la propia ejecución pueden darse situaciones provisionales
comprometidas2. Para su análisis y comprobación pueden usarse, como guía, las reglas anteriores,
pero en el código no hay definición al respecto ni de qué acciones deben considerarse, ni cómo se
combinan, ni qué coeficiente de seguridad es prudente usar3.
2 En algunos casos, como el de terreno arcilloso, sus características resistentes varían con el tiempo, lo
que da lugar a que haya que considerar un análisis para la comprobación de cada instante, con
acciones y combinaciones específicas. En algún caso, como pilotes, se indica que como seguridad
del instante inicial4, se use la correspondiente a una situación extraordinaria, como son las de sismo
o incendio. Pero aun en ese caso el código no indica qué acciones o combinaciones son las que hay
que usar en la comprobación5.
3 Con forjados mixtos no sopandados, como los sanitarios, de paneles alveolares, o de chapa grecada
de acero con hormigón6 (colaborante), es preciso proceder por fases (véase figura 13). En la primera
se considera como carga, sólo la de peso propio del forjado, como elemento resistente sólo la
vigueta, panel o chapa, y como sustentación la de pieza apoyada para viguetas o paneles, y en
continuidad para la chapa. En la segunda se considera el resto de cargas, como elemento resistente el
definitivo, y como sustentación la del detalle constructivo final. Los efectos7 en la obra a entregar
son la suma de los de ambas fases.
1
El código utiliza una locución, situaciones de dimensionado, (que en otros documentos aparece como situaciones de proyecto
o situaciones de cálculo) que no tiene definición, y que podría ser sinónimo de agrupación de combinaciones de carga.
2
La más clásica es la de muros de sótano antes de construir los forjados, y sobre todo las pantallas provisionales de contención
de terreno, en vuelo o sujetas, en condiciones mucho peores que en la obra terminada, que cuentan con el acodalado de forjados.
3
En normas antiguas se mencionaba no bajar de un coeficiente global de seguridad de 1,25.
4
Es la conocida como de plazo corto, que dura poco más que un instante, en la que el terreno parece regirse por más cohesión
pero rozamiento nulo, derivando gradualmente a la del terreno drenado, conocida como de plazo largo.
5
Para edificios, en los que carga y drenado varían en el tiempo, no está establecido qué carga considerar para la comprobación a
plazo corto. Parecería razonable usar no más de la carga permanente de la obra, y con tratamiento de situación extraordinaria.
6
La primera fase que, como material resistente, interesa sólo a la chapa, y la de incendio, que interesa sólo al hormigón, son las
críticas. La de carga total, aun sin efecto colaborante, queda cubierto por las anteriores. Lo de la colaboración (rasante y resaltos
de la chapa), es cosa de cargas muy superiores a las de edificios. La chapa colaborante no se justifica en obras de arquitectura.
7
Debido a que en general el brazo de palanca es diferente de una fase a la otra, carece de sentido físico sumar solicitaciones.
13
3.1 Combinaciones para comprobaciones de deformación
1 Para comprobar la deformación de flexión (véase figura 14) que puede afectar a la integridad de
elementos constructivos1, debe partirse de una combinación de carga de las denominadas de tipo
característico2, formada por la totalidad de la carga permanente, una acción variable en valor total, y
las demás, si las hay, en valor reducido3 (por ejemplo, nieve, al 50%), considerando sólo las acciones
que tienen influencia en la deformación después de la puesta en obra del elemento dañable.
2 En acero la regla anterior se traduce en considerar como acción sólo la sobrecarga de uso.
3 En piezas que incorporan hormigón o madera, materiales que tienen deformaciones diferidas
apreciables, hay que considerar todas las acciones indicadas, pero de las de aparición previa a la
puesta en obra del elemento dañable, sólo para evaluar la deformación diferida pendiente de
producirse, de acuerdo con el calendario de obra previsto en proyecto4.
1
Aunque el código no lo dice explícitamente, parecería que siempre es preceptivo. Peor lo tienen las otras dos prescripciones de
deformación, de confortabilidad o apariencia, que por la manera de redactarlas, depende de que haya una petición expresa en ese
sentido en el encargo del proyecto, algo que no es ni siquiera probable que suceda.
2
De manera incoherente, el código indica que esa combinación va dirigida a cálculo de los efectos de duración corta y de
carácter irreversible.
3
Ese valor reducido se denomina de combinación.
4
Esa flecha se denomina activa.
5
Pero en materiales de respuesta no proporcional, como el hormigón, la rigidez a considerar debe ser la correspondiente a la
existencia simultánea de las acciones permanentes, y por tanto, probablemente, sea la fisurada.
6
Se denomina valor casipermanente, (EHE dice cuasipermanente), por lo que algunos cuelgan ese adjetivo a la flecha.
7
En materiales de respuesta no proporcional, como el hormigón, de acuerdo con la bibliografía al respecto, la rigidez a
considerar es la menor que se haya alcanzado en cualquier instante anterior. Pero EHE no explicita cómo proceder.
14
totalidad de las acciones permanentes, más la acción de viento, más la sobrecarga total en el uso
predominante y una fracción reducida (al 70%) de la sobrecarga en el resto de usos (figura 15).
8 En la práctica, el valor del desplome2 depende casi por completo de la acción horizontal considerada,
por lo que puede calcularse sólo a partir de la acción de viento3.
1
El código no dice cuándo se da este supuesto, pero parecería absurdo no tener en cuenta ninguna limitación de desplome. Si se
considera al menos la flecha en tanto puede afectar a los elementos constructivos, otrotanto debe hacerse con el desplome.
2
El código plantea otro requisito de desplome, por apariencia, que debería estudiarse a partir de una combinación casiperma-
nente, en la que no hay que considerar actuando al viento, por lo que no hay desplome perceptible, y la condición se cumple
siempre automáticamente. Puede ser una errata.
3
La acción vertical sólo influye, y en hormigón, en cual sea el estado de fisuración de cada sección, y por tanto en la rigidez que
tiene. Desgraciadamente, aunque EHE se publica un par de años tras la entrada en vigor del CTE, no ha establecido qué rigidez
se tiene en cuanta, o cómo se calcula el desplome.
15
PARTE 3. MODELOS
2 Si se usa un método de ensamblado de piezas, tal como uno matricial, conviene referirse a los nudos,
que son los puntos de encuentro de las barras o elementos concurrentes. La distancia entre nudos es
la longitud de barra. El intervalo desde el extremo de la luz de cálculo al nudo debe considerarse a
todos los efectos como infinitamente rígido. El error de considerar como luz de cálculo la longitud
de la barra es tanto mayor cuanto mayor es la diferencia entre ambas.
3 En cualquier caso, los resultados del análisis sólo tienen sentido físico de solicitaciones de barra o
losa, en el intervalo entre caras de elementos a los que acomete (luz neta). La traducción de
solicitaciones de barra a tensiones de punto puede hacerse por las expresiones clásicas de resistencia
de materiales sólo hasta una distancia de medio canto a la cara (figura 18). En el resto, en particular
dentro del nudo, las tensiones deben deducirse de la teoría de bielas y tirantes.
1
Secciones mixtas las hay como la indicada en la figura citada, o las de chapa de acero grecada con hormigón, o de vigas de
madera con losa superior de hormigón, pero también serían soluciones mixtas las formadas por soportes de acero con losas de
hormigón, (figura 30), o incluso habría piezas mixtas con parte de su longitud de acero y otra de hormigón. La locución
estructura mixta suele referirse a soluciones con secciones mixtas, y por antonomasia, de perfil o chapa de acero y hormigón.
16
Figura 19. Barras concurrentes en un punto
5 Si la barra es de canto variable, se admite representarla con una pieza equivalente de directriz recta,
siempre que se mantengan las propiedades de posición y tamaño de nudo con las concurrentes
(figura 20).
8 En el caso anterior no se comete mucho error si se elige como nudo el cruce de cualquier pareja de
piezas, y como directrices las rectas que acometen a ese nudo, siempre que, posteriormente al
análisis, en las demás se traslade el sistema mecánico de resultados obtenidos al eje real de cada
barra. Sin esta corrección, los resultados no pueden ser considerados como solicitaciones1. En
cualquier caso debe verificarse la prueba de equilibrio, y es que, tomando un punto de conveniencia
cualquiera, la resultante y momento de todas las solicitaciones debe ser nula2.
9 Si la pieza cambia bruscamente de sección, puede procederse con las reglas anteriores en cuanto a
directriz, pero debe considerase que en las proximidades del salto, hay zonas “muertas” que no
forman parte de la sección, ni como resistencia ni como rigidez. El cambio puede producirse en
alzado (altura) o planta (ancho), a ambos lados de un nudo, o en medio del tramo.
1
Habitualmente, el sistema mecánico de momento flector y compresión se traduce en una compresión con una excentricidad de
unos pocos centímetros, por lo que un error de ese orden de magnitud puede arruinar por completo el cálculo.
2
Si todas las barras concurrentes se cortan en un mismo punto, basta que lo sean las fuerzas por un lado y los momentos por
otro.
17
Figura 22. Variación brusca de canto o ancho
10 En la medida en que haya que tener en cuenta las características de la sección, rigidez para análisis
elástico, o capacidad resistente para plástico, hay que usar modelos que realmente reproduzcan la
cualidad buscada. En hormigón, a los efectos de rigidez bruta, en edificación apenas hay secciones
rectangulares, por otro lado las más fáciles de codificar. La figura 23 muestra algunos tipos usuales.
3 Si se procede a un análisis por piezas que se ensamblan (matricial), debe definirse el tipo de extremo
de cada barra. Si no se dice nada se supone que corresponde a extremo rígido (puede moverse y
girar, pero lo mismo que las demás piezas que concurren en el nudo).
1
Lo que sigue se refiere a dos dimensiones. El lector debe extrapolarlo a tres si fuera necesario.
18
Figura 25. Rótula o articulación incorporada
4 En cualquier nudo entre dos o más barras o en un punto intermedio de una barra se puede incorporar
una rótula física (bulón), lo que condiciona que en ese punto1 no pueda haber interacción mecánica
de momento flector2 (figura 25). Una estructura colapsa cuando se forman suficientes rótulas
plásticas por deformación excesiva, por lo que convine ser prudente al incorporar rótulas desde el
principio. Un número excesivo puede arruinar el comportamiento estructural (véase figura 26),
convirtiendo el objeto en un mecanismo inestable, o sin robustez (sin rigidez inicial)
5 Si una pieza acomete sin solución de continuidad a otra mucho más rígida que ella, la pieza en
cuestión puede analizarse como perfectamente empotrada3 en la otra. Si es al revés, y la pieza
acomete a otra mucho menos rígida puede analizarse como articulada a ella (figura 27). La
interacción entre dos elementos con solución de continuidad, tal como un forjado de hormigón sobre
un muro de fábrica, tiende a ser más bien perpendicular a la superficie, por lo que ese punto se puede
modelar como apoyo, si con eso el problema deviene en isostático, cosa que con análisis elástico es
relevante, pero si se proyecta en plástico carece de ventajas, y basta tratarlo de articulación4.
1
Ese recurso sirve para cortocircuitar la aparición de momentos, por ejemplo, debidos a asientos diferentes en los extremos de
esa barra. Pero en edificios, si se recurre a ese artificio, el conjunto completo del resto de elementos constructivos debe
abisagrarse con el eje de la rótula, por lo que es casi imposible usarlo.
2
Debe prestarse atención a que no hay momento en el mismísimo punto de la rótula, pero siempre los habrá en los demás. Eso
puede traducirse, como indica la figura, en que la pieza o una placa base a algunos decímetros, tiene momentos, y puede que
tracciones.
3
Con análisis plástico no hay demasiada diferencia entre considerar extremo rígido o empotramiento, toda vez que la solici-
tación redundante se ajusta a la capacidad.
4
De ahí que carezca de sentido tratar de distinguir apoyo de articulación en una losa.
19
6 Si una pieza acomete a otra a través de una estrangulación acentuada, de tal manera que la
interacción está obligada a pasar por un punto casi completamente determinado, se puede modelar
como una articulación, pero si ese punto no está en la intersección de directrices, tras el análisis debe
trasladarse el sistema mecánico1 de la articulación a cada eje de las piezas (figura 28)
7 Para modelar la unión entre piezas, puede partirse de la consideración de las interacciones que son
físicamente posibles, de acuerdo con la geometría y las características resistentes de los materiales
implicados. Las resultantes de esas interacciones pueden servir para identificar la unión como apoyo,
articulación o unión rígida según esté determinada en posición y dirección, sólo en posición, o pueda
tener cualquier valor de resultante y momento resultante2 (véase figura 29 y 30)
8 En particular si la superficie de interacción entre dos piezas es extensa, y permite una reacción en
varias posiciones posibles, o tensiones de ambos signos, debe suponerse como unión rígida en un
punto de conveniencia.
1
En el caso de la figura, el soporte tiene una compresión con una excentricidad mitad del canto, lo que puede llevar a una
sección triple de la que necesitaría con la misma compresión, pero centrada.
2
En sentido contrario, si el análisis de la transferencia por adherencia entre un redondo y el hormigón al paso de un nudo, no
permite cambiar la tracción por compresión, el nudo podrá etiquetarse de rígido sólo con restricciones.
20
9 Si un soporte, sea cual sea el material, se sustenta en toda su sección, puede suponerse inicialmente
como empotrado (figura 29, 30 y 31). Sólo si tras el análisis, se comprueba que la unión no es capaz
de resistir su solicitación, debe plantearse de otra manera1. Lo mismo debe suponerse de un punto
intermedio de una pieza de fábrica, un muro de sillares de piedra o entre dovelas de un arco2.
10 Si una viga se sustenta en una base reducida, y por ello se puede apostar a poca ambiguedad en el
punto donde se producirá la reacción, puede calcularse como apoyada en ese punto (figura 27). Pero
puede que eso no sea suficiente para el soporte, que es muy sensible a excentricidades.
11 Si una pieza a flexión, viga o vigueta, se embrochala a otra transversal, formando emparrillado, debe
suponerse continua con la que está en prolongación, y articulada a la transversal3. Pero si una debe
soportar torsiones, tiene que suponerse empotrada a la otra. Donde una viga quiebra sensiblemente
de dirección en planta debe suponerse articulación. Las viguetas o nervios pueden suponerse
continuos aunque no estén rigurosamente enfrentados (figura 32).
12 En general puede cortarse por la sección en la que un soporte entronca con la zapata, losa, muro de
sótano, encepado, etc, lo que permite analizar la estructura sin los elementos citados, sustituyéndolos
por un empotramiento4 (figura 33) Pero si cabe suponer que un borde del soporte está traccionado5,
como sucede en los de poca carga con mucha flexión (naves), o medianeros, con zapata excéntrica, o
edificios sin sótano con mucha acción sísmica, será preferible incorporar la zapata al modelo,
1
Si el análisis es plástico no será necesario, ya que por definición, la solicitación se habrá ajustado previamente a la capacidad.
2
La denominación de arco no procede de la forma geométrica, sino del comportamiento, a base de compresiones.
3
Lo mismo si dos perfiles se cruzan uno sobre otro.
4
Se supone que los asientos (o cedimientos del terreno) cumplen las limitaciones de código, y por tanto no afectan a las
solicitaciones de la estructura.
5
Si un borde de soporte o placa base tiene tracción, lo primero es comprobar si hay suficiente peso de zapata para equilibrarla
por anclaje vertical. En otro caso, el análisis debe plantearse como si no las pudiera haber o el anclaje fuera en horizontal.
21
suponiéndola articulada al terreno en el punto de paso de la resultante, lo que probablemente
significará proceder por tanteos1.
2 De ahí que en los sistemas triangulados pueden usarse modelos que supongan articulación entre las
barras concurrentes4, independientemente de cómo se resuelvan constructivamente (figura 35)
1
Si se trata de una losa de cimentación, los asientos son menores que si fueran zapatas, por lo que desde ese aspecto la situación
es aún más favorable para suponer empotramiento. Si la losa es muy flexible, (usualmente no lo es; saldría muy cara),
convendría acudir a incorporar la losa al modelo. Si se procede a calcular la losa en plástico, puede seguirse optando por
empotramiento, y desacoplar sistemáticamente el análisis de estructura por una lado y cimiento por otro.
2
Se refiere al problema en dos dimensiones. En tres serían tetraedros.
3
Al ser triángulos, cualquier movimiento relativo de un nudo implica necesariamente estiramientos o acortamientos de alguna
barra.
4
Con acciones fuera de los nudos, secciones muy disímiles, o ángulos muy pequeños será conveniente refinar el modelo,
considerando comportamiento adicional a flexión.
22
Figura 35. Soluciones con modelo de celosía
3 En otro caso, en particular con cargas transversales a las piezas, para dar cuenta del comportamiento
estructural es preciso1 acudir a describirlo además en términos de flexión2 (M) y cortante3 (V), con
un modelo pórtico.
4 Con cargas transversales al plano4 de las piezas, si la consideración del descenso de sus puntos sólo
moviliza flexiones en dos direcciones, dependiendo de la curvatura que se produzca en esas líneas,
se dice que el comportamiento es de emparrillado. Si se pueden movilizar flexiones en cualquier
dirección, en función de su curvatura, se dice que el comportamiento es de losa (figura 36).
5 La clave de los tipos citados es su respuesta al alabeo (figura 37). Si se provoca un descenso en el
que las líneas rectas en dos direcciones ortogonales siguen siendo rectas, formando una superficie
alabeada en esas direcciones, y no hay respuesta mecánica, tal como sucede en un forjado
unidireccional5, basta un modelo de emparrillado. Un forjado bidireccional presenta una respuesta
moderada al alabeo6, y por tanto el modelo emparrillado no reproduce con rigor su comportamiento7.
Una losa maciza, aun en ausencia de curvatura en dos direcciones, puede presentarla en dirección de
las diagonales. El comportamiento de losa no puede deducirse de un modelo de emparrillado.
1
Si hay cargas en los tramos, caben estrategias mixtas, disponiendo para ese cordón un modelo local de viga continua que
transforme la carga real en cargas en los nudos, superponiendo un modelo global de celosía.
2
Como ante flexión la rigidez es asimismo mucho mayor que a torsión, si existe la posibilidad de equilibrio sin echar mano de
las torsiones, éstas pueden despreciarse.
3
Si además de flexión (M) hay compresión (N), resulta preferible expresar el estado de solicitación por el valor de la resultante
(N) y su posición (e = M/N). En presencia de compresión conviene no referirse a tanto a flexiones cuanto a excentricidades. Si
hay cortante (V), es asimismo preferible referirse a la oblicuidad (ϕ = V/N) de la resultante; si es menor del 10%, sus efectos
pueden despreciarse.
4
Sólo se consideran elementos o conjuntos formados por planos. Las soluciones plegadas desarrollables, como a dos aguas,
para acción vertical, pueden analizarse en proyección, pero las no desarrollables, como a cuatro aguas, presentan un
comportamiento adicional, por forma, cuyo estudio excede del alcance de este documento.
5
No habrá flexiones pero en la figura se detecta que todas las piezas deben sufrir algún ligero retorcimiento. Dada la extrema
poca rigidez ante torsión, su respuesta mecánica es minúscula y se desprecia.
6
No sólo porque hay una proporción mucho mayor de nudos frente a barras, y eso incrementa la colaboración de la torsión, sino
también porque los ábacos son zonas locales con comportamiento de losa.
7
En el instante actual no existe un modelo cabal de análisis para forjados reticulados con losa superior, ya que no se sabe
modelar el efecto de una distorsión de alabeo del módulo. La norma de hormigón no aporta nada al respecto.
23
Figura 37. Comportamiento de elementos usuales al alabeo
6 Pero si en vez del comportamiento en clave elástica, la pregunta es por la respuesta en situación de
agotamiento plástico, con quiebros localizados en vez de curvatura gradual, no hay diferencia entre
forjado unidireccional, bidireccional o losa, aun en zonas de alabeo (figura 38). Basta considerar la
aportación de los elementos implicados en el corte1.
7 No hay restricción alguna a que en una misma planta coexistan zonas de los tres tipos señalados, ni
hace falta elemento alguno de transición entre ellos.
2 Si la solución de las plantas es forjado unidireccional, y hay una disposición ordenada y regular de
soportes, para carga vertical, el problema puede desacoplarse en dos análisis planos (figura 39). Por
1
Que en su caso puede convenir que se considere la aportación de la rotura de la losa superior.
24
un lado el forjado1 puede analizarse con un modelo de nervios sustentados en continuidad en las
vigas, como si fueran apoyos que no descienden2.
3 Las vigas, sometidas a las cargas procedentes del forjado, se analizan como formando pórticos
planos3 con los soportes. Para este análisis, (figura 40), el modelo es el de nudo rígido entre todas las
piezas. Los elementos de muro de sótano pueden modelarse como barras de rigidez desmesurada, o
suponer los forjados y soportes como empotrados a él.
4 Para el análisis de pórticos cabe adoptar como simplificación el de subestructuras, tomando en cada
una el dintel de una planta, y los medios soportes superior e inferior, articulados en sus extremo
(figura 40).
5 Si la solución de planta es de forjado bidireccional o losa, (figura 41), para carga vertical, se
considera el forjado continuo en ambas direcciones sobre los elementos sustentantes, deduciendo de
ese análisis el resultado de compresión y flexión de soportes o muros. Si se hace análisis elástico, el
modelo emparrillado es pesimista en cuanto a la deformación que se produce, sobre todo en el caso
de losa. El modelo elástico suministra una solución poco racionalizada y desproporcionadamente
1
La zanca de la escalera se puede modelar como un elemento superficial en proyección en el plano del forjado.
2
Como en realidad cada punto de cada viga desciende de manera diferente, esa suposición implica que a cada nervio del forjado
se le dotará de capacidad igual al promedio de todos los del mismo paño, por lo que se está haciendo cálculo plástico, indepen-
dientemente de que la determinación de las solicitaciones del modelo se haga con criterios elásticos o plásticos.
3
Las vigas no tienen que ser rigurosamente rectas. Nada se opone a que en planta sean quebradas.
25
cara. La máxima eficacia y sencillez se consigue aplicando calculo plástico1 por líneas de rotura2
(figura 42).
Figura 43. Soluciones de emparrillado con papeles no definidos para cada pieza
26
nervios1 a cada lado de cada soporte2. Con vigas planas, es muy probable que el edificio sea más
rígido en la dirección de las viguetas que en la de las vigas.
Figura 44. Forjado unidireccional. Elementos que forman pórtico con los soportes ante acción horizontal
Figura 45. Forjado reticular. Elementos que forman pórtico con los soportes ante acción horizontal
1
La vinculación de los nervios no coincidentes con el soporte se produce por retorcimiento de la viga, y por tanto se atenúa muy
rápidamente con la distancia. El término torsión no es acertado, ya que la viga tiene además cortante, y en su presencia, la
torsión puede ser simplemente cortante excéntrico, sin las características de tracción inversa en lados opuestos de la torsión, ni
su baja de rigidez.
2
En el caso de forjados reticulados, el efecto de ábaco macizo puede ser mayor que el de una viga plana.
27
3 Para acción horizontal cabe la misma simplificación que para carga vertical, adoptando en cada nivel
de articulaciones la acción o reacción suma de las fuerzas horizontales que haya por encima1.
4 Si los soportes son de acero, considerando pórticos de nudos rígidos, el desplome es probablemente
intolerable, por lo que hay que disponer cruces2, no necesariamente en el pórtico analizado3. En ese
caso el modelo ante carga vertical puede simplificarse a dinteles pasantes articulados sobre los
soportes. Para acción horizontal, la que actúa en cada plano de cruces, puede analizarse con el
modelo celosía, despreciando la diagonal comprimida, y considerando las piezas articuladas.
1
Si hay plantas bajo rasante con muro de sótano, hay que simular su existencia con un apoyo lateral a nivel de planta baja.
2
Un mínimo de tres cruces, en planos no paralelos ni concurrentes, que no tienen porqué estar en la misma localización en cada
planta sobre rasante.
3
Para controlar el desplome es usual que haya que dimensionar las secciones de los elementos de las cruces por deformación.
28
2.3 Escalera
1 Con la construcción moderan, cuando la que la escalera1 está formada por zancas de hormigón, para
carga vertical, la mejor manera de modelar la escalera es la de sustituirla por forjado o losa en
proyección horizontal, considerando las luces de soporte a soporte, y manteniendo la continuidad
sólo con los elementos con los que realmente conecta. Véase figuras 39 a 45.
2 Para acción horizontal, sobre todo si hay soportes en las proximidades de la escalera, su efecto se
aproxima mucho al de una cruz de arriostramiento. Disponer o calcular la escalera como apoyada en
el resto de la estructura supone prescindir injustificadamente de algo que puede ser decisivo en la
rigidez lateral del edificio, véase figura 48.
1
Tal como se construye actualmente, la denominación de hueco de escalera es equívoca, y corresponde a cuando se dejaba el
hueco completo, mesetas de planta incluidas, que se completaban al final con una estructura secundaria, propia de la escalera, en
carpentetía.
29
3 El muro de sótano debe analizarse ante la flexión transversal, originada por el empuje del terreno,
como pieza vertical, y ante la flexión longitudinal, originada por las cargas de los soportes, y
reacción repartida del terreno en la base del muro, como viga horizontal. En ambos casos el modelo
puede ser el de pieza empotrada o continua en los extremos.
30
3 En materiales o sistemas sin ductilidad1, la condición límite resistente es el alcance de la tensión
segura2 en alguno de sus puntos3. El proceso de proyecto no puede ser otro que el de prueba y error
tras un predimensionado, (a través de análisis lineal si el material lo es y la alteración de forma es
pequeña) hasta que la solución, incluida la comprobación de deformación, sea satisfactoria.
1
No tienen ductilidad las celosías espaciales o cerchas, soluciones en madera o vidrio, sección delgada en acero, o piezas cuya
condición de agotamiento es por pandeo.
2
La tensión segura es la resistencia del material entre el coeficiente de seguridad de las acciones. En la práctica, ya que el valor
del coeficiente de seguridad está diversificado, se adopta el enfoque inverso; se parte de las acciones, artificialmente
multiplicadas por el coeficiente de seguridad (cargas de cálculo), y se comprueba que en ningún punto se alcanza la resistencia.
3
El método, general hace tiempo, se conocía como de tensiones admisibles.
4
Se conoce como de estados límite últimos.
5
Se refiere a soluciones con acero u hormigón. Las de fábrica y piedra, en tanto pueden tener una deformación ilimitada a
tracción, podrían tratarse de manera análoga.
6
El análisis lineal trabaja sólo con la parte proporcional del diagrama de tensión a deformación, y si hay ductilidad, el diagrama
completo incluye un tramo horizontal antes del agotamiento.
7
En este caso el proceso numérico conduce a un sistema de muchas ecuaciones con otras tantas incógnitas, por lo que, aun
usando las simplificaciones descritas en 2.1 a 2.4, la solución debe encomendarse a algún sistema de cálculo automatizado o
programa.
8
No es que sea menor o mayor, sino que no es diferente de la misma manera. Rigidez bruta y fisurada están desacopladas. La
rigidez bruta depende de b·h3 y la fisurada de As·h2, por lo que puede darse cualquier combinación.
9
Con independencia de que está permitido por el código actual, en tanto conduce a una solución suficientemente segura, ya que
los resultados están en equilibrio, y permiten deducir que la solución aceptará la carga supuesta, eso sí, bajo un enfoque de
cálculo plástico.
31
2 La alternativa más simple1 es intentar un cálculo directo en la solución de agotamiento. Pero hay que
saber cuál es esa configuración. En sistemas muy simples, como vigas continuas, el problema está
cerrado, ya que sólo hay un estado posible de agotamiento: que lleguen a momento flector último los
dos extremos de un tramo, y uno del vano2 (véase figura 51)
1
Un parche habitual en los últimos tiempos ha sido acudir ficticiamente a un análisis (lineal elástico) por rigidez, que sí está
formulado con generalidad, y usar sus resultados como si fueran los de un estado de agotamiento. Ni que decir tiene que el
sistema es válido, o sea conduce a una solución suficientemente segura, pero excesivamente segura.
2
Si la carga fuera uniforme, el punto de la rótula central no está en posición fija, pero puede deducirse con buena precisión con
el diagrama isostático de la carga descolgado de las capacidades de los extremos.
3
No de manera forzosa. Muchas clases de problemas están perfectamente tipificados y se sabe, como en vigas continuas, cuáles
son las configuraciones de agotamiento a explorar.
4
En la figura 51 se ejemplifica el caso de la losa de la figura 37 sometida a una deformación de alabeo. Para análisis en régimen
elástico la solución es única, y se puede obtener cuál es el descenso de cada punto. Para análisis en situación última (con
armadura uniforme) puede ser la A o la B. Realizando un análisis paso a paso, no lineal, si la losa está totalmente definida
incluso en armadura, se puede llegar a saber cuál es. Para peritaje (la incógnita es la carga), es casi más simple obtener con qué
valor se agota como A y con cuál como B. La capacidad de la losa será la menor de ambas. Para proyecto (la carga es dato, la
incógnita son las armaduras) es asimismo más sencillo calcular con la A cuál debe ser la armadura inferior y con B la superior.
En casos de losas reales, el número de configuraciones de agotamiento puede ser mucho mayor.
5
Puesto que este proceso es sencillo y cuenta con fórmulas directas, se puede proceder con una simple calculadora.
6
Salvo por lo ya indicado de considerar el peso, y porque para introducir en el cálculo, por ejemplo, luces, deben estar compro-
metidas las dimensiones aparentes de las piezas del entorno.
32
sea un círculo vicioso, hoy por hoy sin solución. La práctica, muy habitual, de obtener los momentos
de extremo de pieza partiendo de que las secciones tienen una rigidez, para obtener la deformación
suponiendo que tienen otra, es aberrante1.
4.1 Redistribución
1 Si se realiza un análisis lineal2 en hormigón armado, utilizando como rigidez la bruta, o sea la de la
sección de hormigón3 sin armadura, para comprobaciones de resistencia es habitual atender a la
recomendación de redistribuir. Se trata de un procedimiento no explicado ni justificado y difí-
cilmente justificable, sobre todo porque el valor límite que se puede aplicar a la pieza se refiere al
margen de ductilidad que tiene la sección, lo que es totalmente incoherente4.
2 Redistribuir es modificar, ligeramente, los resultados del análisis. Aun cuando no está rotundamente
establecido así, se entiende que se trata de reducir los momentos de continuidad en extremo de
dinteles5 y aumentar los de vano para restablecer el equilibrio del tramo, que ante acción vertical es
mantener el momento isostático6.
3 El valor límite aceptado para redistribución de una sección se suele referir a un porcentaje del
momento obtenido en el análisis para esa misma sección. En la versión actual del código (EHE) se
limita a un valor que depende de la profundidad relativa de la fibra neutra7 (después de redistribuir8),
y en todo caso menos del 20% (aceros S). Tal como se enuncia, sin poder rebasar un valor, parece
implícito que debe intentarse aprovechar al máximo, pero nada se opone a usar cualquier valor entre
cero y ese máximo, e independientemente en cada extremo de cada dintel, y con valor que puede ser
diferente de unas combinaciones de carga a otras.
4 El objetivo de la redistribución no está bien establecido. Por definición la seguridad es la misma si se
redistribuye o no, y si se redistribuye mucho o poco. Redistribuir elimina sección de armadura
superior de la viga, pero incrementa, casi exactamente lo mismo de armadura inferior. La variación
de desarrollo en longitud tampoco es decisiva9. Todo lo que se puede conseguir redistribuyendo es
eliminar congestión de armaduras en las secciones más armadas, o igualar momentos de vano, y por
tanto armaduras, de vigas similares, por ejemplo, en plantas sucesivas, lo que implica decidir una
redistribución diferente de unas a otras, algo que cuesta un trabajo de postproceso importante.
5 Se supone que, tras redistribuir, hay que rehacer todos los cálculos de equilibrio, y no sólo los del
dintel. Por ejemplo, si se han cambiado los de las vigas a ambos lados de un nudo, deben cambiarse
los de los soportes inferior y superior, para que la suma en el nudo sea cero. No está definido cómo
hacerlo10. Véase en la figura 52 un caso con sólo soportes inferiores.
1
Una práctica muy extendida es obtener los momentos flectores del análisis con rigidez bruta, y obtener la flecha considerando
una rigidez equivalente función de esos momentos flectores. Los que así proceden creen aplicar el código. Pero éste (EHE) se
limita a decir que los momentos flectores a usar para el cálculo de la rigidez equivalente deben ser “los actuantes” sin autorizar
ni desautorizar a adoptar como tales los que procedan de suponer otra rigidez.
2
Puesto que el problema se traduce en un sistema de ecuaciones, debe contarse con un programa.
3
Es usual además que se use una sección que no es la indicada en el código; véase apartado 1.1.
4
La coartada para redistribuir es que la pieza presenta una pequeña ductilidad, y en el proceso de carga la sección que primero
alcance su solicitación última puede esperar algo a las que van más rezagadas.
5
En rigor sólo de vigas principales. En viguetas está expresamente admitida una variante más simple y rotunda de
redistribución, conocida como de igualación de momentos máximos de ambos signos en los tramos dominantes. Pero en el
sentido ya apuntado, no es tanto que se pueda igualar como que se puede hasta igualar, lo que exime de analizar.
6
Podría igualmente aumentarse el momento en extremo de dintel y reducir el de vano.
7
La profundidad de la fibra neutra condiciona la capacidad de giro plástico de la sección, pero no la de variación del momento,
que es algo que depende además de la esbeltez de la pieza, por lo que no es posible físicamente ligar una cosa a la otra.
8
La paradoja es que cuando más se redistribuya menos profundidad de fibra neutra hay, lo que permite redistribuir más.
9
Por ejemplo, la redistribución de la figura 52 apenas reduce un 4% el volumen de armadura longitudinal de las vigas.
10
Aunque si se aplica a todas las piezas la misma redistribución, y a los soportes la misma reducción, el ajuste citado, y el que
se de la suma de cortantes de soportes, será automático.
33
Figura 52. Redistribución en pórtico con acción vertical
6 Sobre todo el problema más delicado es el de que no sólo hay que atender a que se mantenga lo
indicado en párrafos precedentes, sino, en ausencia de acción horizontal, a que la suma de cortantes
de los soportes sea nula. Si hay acción horizontal, debe mantenerse que la suma de cortantes en los
soportes iguale a la que hay por encima de ese nivel. Y eso ni siquiera se produce automáticamente
al aplicar la misma redistribución a todas las vigas. Hay que echarle más imaginación. La redis-
tribución no está formulada en clave de acción horizontal. Si hay varias plantas, la redistribución es
una operación diabólica1. Véase la figura 53.
7 En otros casos, como en los pórticos de la figura 54, redistribuir sería variar algo los momentos en
extremos de barra, pero no está establecido ni cómo hacerlo ni cuánto es posible.
1
Como con la última versión de EHE el límite admitido es distinto según la profundidad de la línea neutra, será casi forzoso
tener que aplicar un valor diferente en cada sección de cada pieza.
2
El método se traduce a la aplicación sucesiva de ecuaciones simples con una incógnita, por lo que su valor es despejable, y
todo lo que se necesita como herramienta es una calculadora ordinaria. Muchos casos ordinarios están tabulados.
34
4.2 Pandeo y segundo orden
1 Si la alteración de la forma por deformación es pequeña, basta el análisis con la forma original. Pero
en particular, si las piezas comprimidas sufren desplazamientos laterales, aunque sean pequeños, se
produce un incremento fuerte de la solicitación de flexión por acople con la compresión, lo que hace
necesario, para garantizar que hay equilibrio, que éste se constate en la situación deformada. En una
pieza simple esto se denomina pandeo, y en un conjunto, análisis de segundo orden.
2 Si en una pieza recta, de sección y compresión constantes, sujeta en los extremos pero con
posibilidad de giro, actúa una pequeña acción lateral, inicialmente tiene momentos flectores Mo, lo
que origina una deformación δo. Eso se traduce en flexiones adicionales, con un máximo N·δo y una
ley similar a la de los iniciales. Eso produce nuevas deformaciones y momentos, en una sucesión
geométrica cuya razón es la relación del primer momento adicional al inicial. Hay equilibrio si esa
razón es menor que la unidad. La pieza debe comprobarse para la solicitación final, suma de los
infinitos términos de la sucesión1, lo que equivale a una comprobación directa como si la pieza
estuviera sometida a una acción lateral amplificada.
3 Si en vez de suponer una pequeña acción lateral, se supone una ligera imperfección, de máximo eo,
con una ley similar a la del caso anterior, la flexión inicial es N·eo, produciéndose el mismo
fenómeno de ampliación. A partir de una conjetura de imperfección, y de la expresión de
comprobación de tensión propia del material, es posible formular el resultado final2. En acero la
solución numérica de este problema, en términos de la relación de tensiones máximas en la sección
extrema y central, se conoce como factor de reducción, χ (ji o chi).
1
En la expresión de r de la figura aparece un factor numérico Si la ley de momentos y deformación fuera parabólica (de
segundo grado), el factor sería 9,6 y si fuera sinoidal (el planteamiento de Euler), sería 9,9. El valor de 10 es razonable.
2
Se conoce como pandeo de barra, pandeo intraslacional o componente intraslacional del pandeo.
35
4 Si en un pórtico sometido a carga vertical, actúa una pequeña acción lateral (tal como la de viento),
inicialmente tiene momentos en los soportes, cuyo máximo en cada tramo puede denotarse con Mo.
Esa flexión inicial origina un desplome entre plantas, de valor δo. Eso se traduce, debido a la
compresión del soporte, en flexiones adicionales, con un máximo N·δo/2 y ley similar a la inicial.
Eso produce nuevos desplomes y momentos, en una sucesión geométrica cuya razón es la relación
del primer momento adicional a inicial. Hay equilibrio si esa razón es menor que la unidad. La pieza
debe comprobarse para la solicitación final1, suma de los infinitos términos de la sucesión, lo que
equivale a una comprobación directa con una acción lateral amplificada2.
5 Está generalmente admitido que si la razón de la sucesión de segundo orden3 es menor que el 10%
este efecto puede despreciarse, bastando el análisis con la forma original4.
6 En pórticos de edificación, en los que el desplome ante la acción de viento está limitada a 1/500 de la
altura, si se considera una acción de viento de al menos 2% de la carga vertical5, se cumple
automáticamente la condición anterior, y nunca hay que tener en cuenta efectos de segundo orden6.
1
Es lo que se conoce como problema traslacional y las estructuras que necesitan este análisis se conocen como estructuras
traslacionales. Las que no lo necesitan pueden calificarse de intraslacionales, bastando el análisis de pandeo de barra.
2
En pórticos se puede, como en la pieza, adoptar inicialmente una imperfección o desplome accidental, pero dado que la acción
de viento es del orden de diez veces superior al valor de esa imperfección, no merece la pena.
3
En rigor, el factor r es específico de cada planta. Cuando es diferente de unas a otras, no hay una acción equivalente única,
sino una tal que su cortante sea, en cada planta, igual al cortante amplificado.
4
Eso no empece que, tras el análisis, en cada pieza deba añadirse el efecto de pandeo de barra.
Si δo/H < 1/500, y V/N > 0,02 de la expresión de la figura resultará que r < 1/(0,02·500) < 1/10
5
6
Podría decirse pues que todos los pórticos en los que el desplome esté controlado son intraslacionales. Y al revés, que si se ha
tenido que hacer análisis de segundo orden, probablemente el desplome será intolerable. No hay que considerar nunca ambas
cosas; una cubre a la otra. El requisito de desplome es muy reciente, y los códigos de materiales todavía no han asumido sus
implicaciones.
7
Sin embargo es habitual proceder con métodos generales, por ejemplo, de elementos finitos, para los que no hay acuerdo en
qué bases adoptar, llegando a resultados que no coinciden con los explícitamente propuestos en el código.
36
específicos para cada uno de estos elementos, y de los que no vienen establecidos se supone que
corre por cuenta del técnico proceder con su propio criterio.
3 Como se ha adelantado en la figura 18, no es tanto en las piezas cortas o gruesas, cuanto en todas las
extremidades, incluidas las de piezas esbeltas, deja de tener validez la teoría de barras, por lo que,
aun cuando en esas zonas quepa hablar de solicitaciones, obtenidas en un análisis como barra, no se
puede pasar de solicitaciones a tensiones, es decir, comprobar mecánicamente estas zonas salvo con
un modelo de bielas y tirantes1. En particular si en esa zona acometen cargas importantes, referirse al
momento flector y sobre todo al esfuerzo cortante producidos por esa carga es equívoco. (Figura 58)
4 En otros casos, aunque haya modelo específico, a nivel global sigue siendo válido el proceso de
análisis de solicitaciones en toda la pieza corta. El caso más sencillo es el de zapata simple centrada.
El problema es isostático, por lo que a partir de la carga del soporte, y de la reacción del terreno,
puede establecerse sin ambiguedad, cuales son los momentos flectores de las posibles secciones.
Otra cosa es que, dado que el objeto es grueso, la tracción de la armadura inferior no pueda deducirse
de esos momentos sin alguna convención adicional. La de suponer que el hormigón sólo es capaz de
resistir estados de compresión simple, a base de bielas oblicuas que conectan cada elemento de carga
del soporte con el de reacción del terreno conduce a la función de la figura2. Dado que la tracción
máxima es la misma que se deduce de la ley de momentos, todo lo que se necesita es la regla de cuál
es el brazo de palanca, y cómo se despieza la armadura. Como suele disponerse corrida, sólo se
necesita la regla de cuándo no necesita prolongación por anclaje3, que con el criterio apuntado tiene
una respuesta del lado seguro muy simple: cuando la cuarta parte del lado de la zapata sea menor que
la longitud total de anclaje del redondo utilizado.
1
A pesar de que se dice expresamente, en el código de acero no hay ni una sola línea de criterios al respecto para comprobar los
extremos de piezas.
2
El criterio, no establecido en el código de hormigón, proviene de deducir cuál pueda ser a partir de las dos reglas, de tracción
máxima y tensión para anclaje. La regla para tracción máxima es innecesaria, ya que indica que también se puede proceder con
el momento flector en una posición más exterior, y eso conduce a una armadura menor. Aunque el modelo supuestamente
admite soportes con momento flector, el modelo es incoherente, y sólo llega a excentricidades muy pequeñas. Modelo general
no hay.
3
En el instante actual no hay convenio explícito para zapatas de dos o más soportes, zapatas con viga centradora, soportes o
zapatas circulares, soportes al biés, formas de zapata simple que no sean rectangulares, canto variable, etc.. Sí lo hay para
encepados de varios pilotes en derredor de un soporte, algo a lo que hay que acudir cuando no basta un pilote del diámetro
mayor disponible. Las losas de cimentación suelen tener proporciones como para poder aplicar la teoría de elementos esbeltos.
37
Figura 59. Modelo de bielas para zapata simple
5 Los muros de sótano, como elementos a flexión longitudinal, repartiendo la carga de los soportes en
reacción de la base del terreno tienen asimismo proporciones luz a canto de elementos gruesos. Para
algunos casos particulares existen convenciones explícitas para operar con la ley de momentos
deducida del modelo barra. En la figura 60 se representa un esquema de bielas a usar en ese caso. Se
supone que se puede partir de un análisis de momentos del conjunto1, con el modelo de viga
continua, y en cada sección de momento máximo, cómo se puede deducir la armadura a partir de un
brazo de palanca convenido. El despiece tiene, como en zapatas, reglas adicionales.
1
El artículo en cuestión del código de hormigón no establece ningún criterio al respecto, aportando sólo el resultado de algún
caso muy particular, (y sólo cuando la luz y el canto coinciden), que no es generalizable. Como además contiene algunas erratas
o incoherencias, no es de fácil aplicación.
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