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Buenos días hermanos y hermanas:

En 1998 pensando que iba a pasar con su vida y después de considerar muchos caminos para
tomar, decidió que la música sería su todo, eso ¿acaso había sido una decisión a la ligera?, ¿el
estudiar música a un nivel profesional si sería la mejor opción para ejercerlo en la vida? Pero
antes de eso, ese joven indeciso de qué hacer con su vida, se embelesaba de niño escuchando
los músicos del pueblo y aun siendo muy niño siempre quería estar al lado de los músicos en
las presentaciones que se realizaban cerca de su residencia; no era una casualidad que años
después ese niño quisiera salir de su pueblo (del que nunca había salido) para ir detrás de
sus sueños musicales.
El presidente David O. McKay en abril de 1945 dijo: “Verdaderamente, la música es el lenguaje
universal; y cuando se expresa de manera sublime, ¡cuán profundamente conmueve nuestras almas!”. Si
seguramente en aquel año de 1998 hubiera encontrado esta cita quizás no lo hubiera
entendido, porque para conmover profundamente nuestras almas es necesario pasar por
experiencias personales que realmente cumplan con este propósito. Perdí a mi padre en 2005,
ese y muchos años después seguía mi alma conmovida profundamente por un sentimiento
tan doloroso y una pena tan grande no solo para mi sino también para toda mi familia, que
enfermé físicamente y espiritualmente por esta situación y mi mayor refugio lo encontré en
mí siempre e inseparable música. Después de esta experiencia sentí que media vida se fue de
mí, sentí que mi vida estaba incompleta, solo 5 años más tarde volví a experimentar esta
conmoción profunda cuando el 15 de abril de 2010 pude cargar a mi hijo recién nacido en mis
brazos, en ese momento sentí que esa media vida que se había ido con mi padre había vuelto
con mi hijo, ese ser en mis brazos me abría el camino a una nueva dimensión, a la dimensión
que 9 años después me ha hecho ser el hombre más feliz del mundo ser tu padre hijo mío.
El Presidente J. Reuben Clark, Jr. En octubre de 1936 dijo: “Quizás nos acercamos más al
Señor a través de la música que por cualquier otro medio, salvo la oración”. Indiscutiblemente
hermanos, cuando tenemos la oportunidad de escuchar música sagrada y si esa selección de
música es justo de nuestra preferencia, les aseguro que los mismos ángeles estarán cantando
en nuestros oídos, seremos testigos directos de la obra maravillosa del creador, seremos
enternecidos con la palabra y el mensaje celestial a través de los himnos, ahora si ese gozo se
siente al momento de escuchar no se imaginan como se quintuplica la experiencia al cantar
o al tocar esta música porque de tus entrañas y de tu corazón saldría esta maravillosa
alabanza, como esta escrito en Colosenses 3:16: “La palabra de Cristo habite en abundancia
en vosotros, enseñándoos y exhortándoos los unos a los otros en toda sabiduría con salmos
e himnos y cánticos espirituales, cantando con gratitud en vuestros corazones al Señor”.
Ahora les hago una pregunta hermanos, si esto está escrito en las escrituras ¿Por qué no lo
hacemos?, ¿Por qué no expresamos nuestra gratitud y amor al señor por medio de la música
y el canto?, no se necesita ser el mejor cantante, ni tener la voz de Luciano Pavaroti para
hacerlo, solo se necesita como dice el salmo 57: “firme esta mi corazón, oh Dios, mi corazón
esta firme, cantaré y entonaré alabanzas. Despierta, gloria mía; despertad, salterio y arpa; me
levantaré al romper el alba”. Solo se necesita tener un corazón firme y alabar al señor con los
cantos, despertando dentro de ti esa gloria para cantar, ese ánimo para entonar himnos y
cantos a Dios. Hermanos los invito a que le abramos la puerta a la música bien dice Presidente
Harold B. Lee abril de 1973 “La predicación más eficaz del Evangelio es cuando va
acompañada por música bella y apropiada”.
Ahora destacare algunos apartes del discurso “la música del evangelio” dicho por el Élder
Wilford W. Andersen en abril de 2015, el inicia con la historia de un anciano que va al médico
y esté en su afán de ayudarlo le pregunta ¿En qué puedo ayudarlo? y el anciano no decía nada,
después de varias preguntas del médico, el anciano por fin hablo preguntándole al médico
¿usted baila?, a lo que el medico contesto no, sin embargo, para entrar en confianza el médico
le dijo ¿usted puede enseñarme a bailar? A lo que el anciano contesto yo puedo, pero usted
¿puede oír la música? “A veces, en nuestro hogar, enseñamos con éxito los pasos de baile, pero
no logramos ayudar a los miembros de nuestra familia a que oigan la música”.
Hace 5 años mi esposa, mi querida Marcela se bautizó en la iglesia, a pesar de mi rabia y de
sentir que me había traicionado, de que casi se acaba nuestro hogar por ese corazón de piedra,
por esa inflexión mental a la que estaba sumergido, pudimos seguir adelante en nuestro
matrimonio, sin embargo, muy dentro de ella su anhelo más profundo era que yo pudiera
acompañarla y estar con ella en este nuevo camino que iba a emprender. Si, lo confieso fui
muy terco, mis alegatos eran siempre los mismos, mis rabias eran siempre las mismas y a
pesar de todas estas tribulaciones en nuestra relación ella siempre estuvo allí, hace poco ella
me confeso que algún día en medio de su desazón le pregunto al misionero que la visitaba
que si yo no cambiaba y no me bautizaba que iba a pasar con el sacerdocio en su hogar, él le
contesto con acento de norteamericano muy marcado: “Tranquila hermana, que pueden
pasar 1 o 10 o 20 años, pero su esposo algún día entenderá y se bautizará…todo a su tiempo”.
Después de ires y venires un día mi esposa recibió una visita de los misioneros, y sin yo
proponérmelo sentí la necesidad de estar con ellos, esos misioneros esa noche me hablaron
de algo que iba a cambiar totalmente mi partitura con respecto a la iglesia, me hablaron del
plan de salvación y de las familias eternas, después de eso yo dije “YO QUIERO ESO PARA
MI VIDA”, y poco a poco mis oídos y mi corazón le abrieron la puerta a esta música del
evangelio de Jesucristo; ahora que lo pienso bien, puedo decir que esta época en donde mi
esposa esperaba que algún día yo pudiera acompañarla y ser miembro de la iglesia se parece
a como dice el Elder Wilford W. Andersen: ¿Alguna vez se han detenido en un semáforo al
lado de otro auto cuyo conductor se estaba moviendo y cantando a todo pulmón, pero no
podían oír la música porque ustedes tenían las ventanillas cerradas? ¿No lo vieron un poco
peculiar?, ese conductor era yo, que, aunque podía escuchar la hermosa música que le estaban
enseñando a mi esposa yo tan solo no la podía oír por tener los vidrios arriba.
Finalmente, hermanos los invito a que participen del coro de la rama piedra pintada que se
está organizando, los ensayos son todos los domingos a las 11:15 a.m, si usted tiene el deseo
de alabar al señor con la música y de escuchar la música del evangelio por medio de los
himnos, creamos, apoyemos y acompañemos a nuestros líderes con este propósito bien dice
Presidente George Albert Smith: “A veces me pregunto si nos damos cuenta de la importancia
de la música. Me pregunto si sabemos que el Señor mismo se interesa en ella. Él nos ha
informado que la canción de alabanza es una oración a Él… [Es] nuestro privilegio, sí, nuestra
bendición, cantar y… nuestras canciones deberían cantarse en rectitud”.
Hermanos este es mi mensaje y lo comparto con ustedes en el nombre del señor Jesucristo,
Amen.

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