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Según Mulla Ali (2011) el folclore como término “hace referencia al estudio de la
cultura de un pueblo incluyendo aspectos como proverbios, tradiciones, historia,
costumbres, música, supersticiones, bailes, juegos, frases hechas, vestimenta, religión,
ritos, leyendas, mitos y transmisiones orales” (p.22). Ahora bien, antes de definir las
generalidades más relevantes del folclore, debemos destacar su factor psicológico
inherente en el ser humano, puesto que este será el vínculo más significativo de su uso
como estrategia metodológica dentro de este trabajo.
Por consiguiente, podemos decir que el folklore es una historia oral preservada por
la gente de la cultura, que consiste en tradiciones que pertenecen a una cultura
específica (Arévalo, 2009). Estas tradiciones generalmente incluyen música, cuentos,
historias, leyendas y mitos. El folklore se transmite de generación en generación y la
gente de la cultura lo mantiene activo. La gente de la cultura se refiere al nombre
colectivo dado a las distintas sociedades que se distinguen y mantienen características
propias en su modo de vida de una época a otra.
Aun así, el acervo cultural transmitido por el folclore no debe generalizarse a una
sola cosmovisión artística, debido a que las interpretaciones sonoras, si bien están
presentes en lo más profundo del inconsciente humano, también están supeditadas a
la representación propia de una sociedad, lo cual le aporta un significado específico
que debe ser estudiado en su contexto cultural. Por ejemplo, Bravo (2011) afirma que
“para los orientales la palabra música tiene un sentido más amplio que para los
occidentales, esta representa: danza, poesía y sonidos. La poesía expresa la idea, el
canto modula los sonidos y la danza anima las actitudes” (p. 87).
A partir de mediados del siglo XX, una nueva forma de música popular evolucionó
de la música folclore. Esta forma de música a veces se llama música folklórica
contemporánea o música folk revival para distinguirla de las formas folclóricas
anteriores. Este tipo de música también incluye géneros de fusión como folk rock, folk
metal y otros (Andrews, 2011).
Varios autores (Özdek, 2015; Xu, 2018; Yang & Welch, 2014) revelan que en los
últimos años, tanto los folkloristas como los educadores han centrado más atención, y
más intensamente, en el tema del "folklore y la educación", con miras a incorporar el
folklore en el currículo escolar regular. Cuando los folkloristas han considerado el
entorno escolar como parte de su área de investigación, generalmente se han limitado
a investigar las actividades de los niños en el patio de recreo. Los relatos documentales
de la configuración del aula provienen de maestros que inevitablemente han visto el
folclore como una función estrictamente didáctica. Los folcloristas y los maestros no
han visto al grupo de aula (docentes y estudiantes) como un valor de estudio en sí
mismo, como lo demuestra su omisión de estudiar las tradiciones del aula y la escuela
(Frank, 2014).
2.1.3. El folclore como técnica o herramienta educativa
La experiencia auditiva es, sin duda alguna, uno de los factores principalmente
esenciales para la adquisición y desarrollo del lenguaje musical, por este motivo, es
fundamental que los nuevos estudiantes se desenvuelvan dentro de la música más
familiar para ellos, siendo justamente aquí donde destaca el valor educativo y
pedagógico del folclore musical.
Siendo la música un fenómeno sonoro universal, pues será importante reconocer que este
fenómeno físico, en la enseñanza se traslada a un fenómeno sensorial dentro de un
contexto y de acuerdo a las experiencias del escucha, de tal manera que el papel del
maestro será conectar estos dos mundos, para generar un desarrollo y aprensión
permanente de las características de la música y el sonido que finalmente se verán
trasladadas a su práctica instrumental.
(Peñaherrera, 2010, p.247)
Se espera que este importante patrimonio cultural ocupe una posición central y
priorizada en los sistemas de educación musical de las sociedades. Aunque el uso de
elementos de la música folclórica en los tres títulos principales de la educación musical,
a saber, la educación musical general, profesional y amateur y sus niveles, ha sido
objeto de muchos estudios, especialmente en qué medida esto se ha cumplido en
nuestro país (Coe, 2000).
Aunque cada tipo y nivel de educación musical está abierto a la investigación, se
cree que la educación musical general y la educación musical profesional son los
elementos fundamentales para que el sistema funcione correctamente en una
sociedad. Será un enfoque apropiado para explicar las representaciones de estos tipos
a través de la educación musical general en educación primaria y los maestros de
música que realizan esta educación (Ahmetova & Nurgayanova, 2016).
Desde esta perspectiva, no estaría mal llamar a las escuelas secundarias de bellas
artes y deportes o sus equivalentes en otros países como el patio trasero de las
instituciones que educan a los maestros de música. Cuando la importancia de las
instituciones que ofrecen educación musical a nivel de escuela secundaria es tan
evidente, es esencial averiguar en qué medida la música folclórica como elemento del
patrimonio cultural está incluida en los planes de estudio de estas escuelas (Xu, 2018).
Una forma importante de hacer esto era a través de cuentos populares, que los
esclavos africanos usaban como una forma de registrar sus experiencias. Estas
historias fueron contadas en secreto, con elementos adaptados a su situación
esclavizada, agregando elementos de libertad y esperanza (Özdek, 2015).
Por otra parte, las presentaciones de danza folclórica para el público presentan una
actividad altamente estructurada, controlada, intrincada y coreografiada. Enseñar
danza en relación con el folclore cumple muchos objetivos de un buen programa de
educación. En especial, en el caso de niños, proporciona fondos y formas apropiadas
para el desarrollo de habilidades físicas, y para disfrutar del ejercicio físico, algo muy
necesario en la sociedad actual (Yang & Welch, 2014).
La influencia del folclore en la composición musical puede apreciarse con mayor rigor
en todo el mundo. La música es quizás la más universal de las artes escénicas y se
encuentra en todas las sociedades, con mayor frecuencia como parte integral de otras
formas de artes escénicas y otros dominios del patrimonio cultural intangible,
incluidos rituales, eventos festivos o tradiciones orales (Arévalo, 2009). Se puede
encontrar en los contextos más diversos: sagrado o profano, clásico o popular,
estrechamente relacionado con el trabajo o el entretenimiento. También puede haber
una dimensión política o económica en la música: puede contar la historia de una
comunidad, cantar las alabanzas de una persona poderosa y desempeñar un papel
clave en las transacciones económicas. Las ocasiones en que se realiza la música son
tan variadas: matrimonios, funerales, rituales e iniciaciones, festividades, todo tipo de
entretenimiento, así como muchas otras funciones sociales (Frank, 2014).
Así también, existe una influencia en la danza. Aunque muy compleja, puede
describirse simplemente como movimientos corporales ordenados, generalmente
interpretados con música. Además de su aspecto físico, los movimientos rítmicos, los
pasos y los gestos de la danza a menudo expresan un sentimiento o estado de ánimo o
ilustran un evento específico o un acto diario, como las danzas religiosas y las que
representan la caza, la guerra o las relaciones sociales en una determinada coyuntura
(Yang & Welch, 2014).
Referencias bibliográficas
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