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MATERIA: CUESTIONES DE LA TELOGÍA SACRAMENTARIA

PROFESSOR: D. ALFONSO BERLANGA


ALUMNO: FR. RAYMUND FAJARDO ALCANTARA
FECHA: 10 SEPTIEMBRE 2019

LOS PRINCIPALES AUTORES DEL MOVIMIENTO LITURGICO Y SUS APORTACIONES


Y LOS RITOS PRE-CONCILIAR

1. Próspero Pascual Guéranger (1805-1875) y la renovación monástica.

La renovación monástica fue el inmediato punto de partida de lo que se conocerá luego con el
nombre de «Movimiento Litúrgico». Fue un infatigable y ardiente luchador contra toda forma del
jansenismo y con él se inicia el retorno a la liturgia romana con el fin de favorecer en gran
medida la participación del pueblo en la Liturgia. Defiende la lengua latina como medio para
respetar el misterio y promueve la renovación de las vestiduras y objetos litúrgicos, con estudios
y talleres artesanales. A. de Rosmini ( 1797-1855) criticó, por su parte, el latín en la Liturgia por
separar al clero por el pueblo.
La mentalidad de Guéranger puede condensarse en las siguientes tesis: la liturgia es la oración
por excelencia del Espíritu en la Iglesia, es la voz del Cuerpo de Cristo, de la esposa orante en el
Espíritu, en la liturgia hay una presencia privilegiada de la gracia. Se empieza así a abrir paso a
una teología de la liturgia y a un sentido más eclesial o a una dimensión social de la misma
contra el individualismo romántico y las instituciones laicistas.
2. Dom. Lambert Beauduin (1873-1960) y la renovación litúrgica teológico-eclesial.
Con él la liturgia aparece como el culto de la Iglesia; promueve en la liturgia un auténtico
progreso en el plano teológico y con todo el sentido comunitario y sus opciones pastorales
superan el elitismo monástico de la etapa anterior. Considera que la Liturgia es ahora camino real
de ecumenismo. Afirmaba: «El Sacerdocio de Cristo encuentra su manifestación en las
funciones sagradas; la liturgia es la obra sacerdotal de la Jerarquía visible».
Frente a la afirmación de la dimensión comunitaria de la Liturgia, Dom. Maurice Festugière
(1870-1950) subraya más la Liturgia en su relación con la experiencia religiosa individual.
4. Romano Guardini (1885-1968) y la renovación litúrgica estético-espiritual.
Con su modo de vivir la experiencia de la capacidad simbólica de la liturgia, contribuyó a
fundamentar teológicamente la liturgia. Cultivó especialmente la experiencia religiosa del
hombre en el ámbito de la plegaria de la Iglesia. Afirmaba que la mística es el resultado de la
piedad litúrgica y de la piedad devocional, mientras que Dom. Odo Casel afirmaba que la
espiritualidad litúrgica era compatible con la espiritualidad subjetiva o devocional.
7. Dom. Odo Casel (1886-1948) y la renovación litúrgica teológico-sacramental (Misterio –
Misterio Pascual).
La teología de la liturgia progresa con él en su investigación del misterio. El cristianismo es el
Misterio de Cristo. Los cristianos tienen acceso a ese misterio mediante la liturgia. Así, para él, la
liturgia es fundamentalmente celebración del Misterio Pascual de Cristo, y «la acción ritual de la
obra salvífica de Cristo, o sea, la presencia, bajo el velo de los signos, de la obra divina de la
Redención»; «es el Misterio de Cristo y de la Iglesia en su expresión cultual».
5. P. Juan González Arintero, O.P. y Abad de Monserrat, A.María Marcet.
En el contexto de movimiento litúrgico en España el padre dominico inició a relacionar la
Liturgia en con la piedad cristiana, mientras que el abad de Montserrat escribió una amplia
introducción sobre el movimiento litúrgico en España que ha influido para que el clero diocesano
aceptasen también la responsabilidad en el apostolado litúrgico y se extendieran la Misas
dialogadas en toda España.
6. Papa Pío X: La renovación litúrgica pastoral

El programa de su pontificado era la restauración de todas las cosas en Jesucristo y, desde este
objetivo, deseaba la renovación y la consolidación del verdadero espíritu cristiano entre los
fieles; precisaba que «la fuente primera e indispensable para saciarse de este espíritu, es la
participación activa de los fieles en los misterios sagrados y en la oración pública y solemne de
la Iglesia».

De especial mención son su Motu proprio Tra le sollecitudini sobre la música y el canto en la
Iglesia (22 de noviembre de 1903), pues señala un punto de partida fundamental en la cuestión
de la participación litúrgica; y su Decreto Divino Afflatu (1911) sobre el Breviario, que marcó los
primigressus (primeros pasos) en la reforma del mismo, entendido como oración pública de la
Iglesia.

7. Papa Pío XII (1947-1960) y la Universalización del Movimiento Litúrgico

El inicio de la proyección universal del movimiento fue el año de la promulgación de la encíclica


Mediator Dei (20-XI-1947). Esta encíclica ha sido el soporte doctrinal de la Constitución
litúrgica del Concilio y sirvió no solo para clarificar la cuestión litúrgica planteada entonces en
Alemania, sino también para impulsar el movimiento litúrgico en toda la Iglesia Católica.

Sin embrago, no faltaron autores quienes opusieron el movimiento, Max Kassieppe publicó un
libro contra el movimiento titulado, Falsos y desviados caminos en la vida espiritual del
presente y también los esposos Jacques y Raïssa Maritain publicaron artículos contra el
movimiento en la revista americana Spirititual Life defendiendo abiertamente la superioridad de
la contemplación mística sobre la piedad litúrgica, y la siguiente subordinación de esta a aquella.

CONCLUSION:

El Movimiento Litúrgico contribuye, así, a pasar de una visión jurídico-rubricista a una visión
teológico-espiritual de la liturgia, de una experiencia individualista a una más comunitaria y de
una realidad pasiva a una más pastoral; elementos que encontraremos planteados con claridad en
la Sacrosanctum Concilium. Los libros litúrgicos derivados de la reforma litúrgica, promovida
por el Papa Pablo VI, van en esa línea de verdadera teología de la liturgia.

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