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¿Qué es Responsabilidad?

La responsabilidad se trata de un concepto sumamente amplio que mantiene una


estrecha relación con el hecho de asumir todas aquellas consecuencias
generadas tras un acto que fue realizado de manera consciente e intencionada.

La responsabilidad suele ser considerada como uno de los principios humanos


más significativos ya que, mediante la capacidad humana que habilita a
una persona poder elegir frente a las circunstancias que la vida presente, uno opta
por la forma en que va actuar y relacionarse con el otro.

Esto sucede a partir de la voluntad que es libre, se decide si se asumen las


consecuencias o no de todos los actos que haga. Es por esto, que claro esta que
una persona responsable es aquella que tras la realización de una acción
consciente acepta las consecuencias que puedan derivar de la misma pues, la
responsabilidad es una virtud que se encuentra en todo ser que posea libertad.

Siguiendo con la misma línea de pensamiento, es importante resaltar que para


que la responsabilidad se halle en una persona se debe hablar de un individuo que
posea razón. De esta manera, quien carece de la misma, como lo es el caso
de un niño o una persona desequilibrada no pueden ser considerados
responsables de sus actos ya que, ellos actuaron sin ser conscientes de las
consecuencias.

¿Para qué nos sirve ser responsables?


Ser responsables nos aporta muchos beneficios. Te puede ayudar a conseguir tus
objetivos y metas en cualquier ámbito de tu vida. La responsabilidad te permite
crear valores y te ayuda a dirigir las riendas de tu vida. Ser una persona
responsable nos ayuda a:
 Ser más honestos: Cuando tendemos a decir la verdad, y cumplir nuestras
promesas, las personas que nos rodean nos van a creer y nos van a ver como
una persona honesta.
 Ser más autónomos: Asumir las consecuencias de nuestros actos, nos
ayudará a decidir mejor.
 Ser personas más confiables: Al ser responsables, nos ganamos la
confianza de los otros. Pero lo que es más importante, también ganaremos en
confianza en nostros mismos. Hacer lo correcto, nos hará sentir bien. Y
aunque nos equivoquemos, estaremos satisfechos porque sabemos que lo
hemos hecho lo mejor que hemos podido.

El valor de la responsabilidad
La responsabilidad se enseña desde la infancia. Tanto en las familias como en la
escuela, se busca educar en valores.
Está claro que todo el mundo quiere una pareja que se comprometa y sea
responsable, hijos responsables que no se metan en líos, padres y profesores
responsables que cuiden de los niños, profesionales que hagan su trabajo con
responsabilidad. ¿Por qué?
Porque tener personas así a nuestro alrededor nos genera confianza, nos da
seguridad. Pensamos, “si, es una persona responsable, cumplirá, y las cosas
saldrán bien”. Sentirnos seguros es una de las necesidades básicas en
la pirámide de Maslow.
Este es uno de los motivos por los que en nuestra sociedad, se valora la
responsabilidad de una forma tan positiva. Por que nos proporciona seguridad,
confianza y cierta estabilidad.

¿Cómo puedo ser más responsable?


No existe una fórmula mágica que nos haga ser más responsables. Sin embargo,
la responsabilidad se puede entrenar.
Si quieres cumplir con tus propósitos, tus obligaciones y compromisos, lo que
necesitas es, en gran medida, predisposición y motivación. Ahora bien, si sigues
aquí conmigo, es que esto existe, así que te propongo estas pautas para
conseguirlo:
1. Ponte metas: Es importante conocer para qué hacemos las cosas. Tener un
sentido y una dirección nos ayuda a ser consecuentes y a continuar
cumpliendo con el deber. Si consideras que el objetivo es muy a largo plazo,
ponte objetivos pequeñitos para conseguirlo. Te aconsejo que los escribas.
Parece una tontería, pero plasmarlo en papel, los hace real. Si sólo están en
tu cabeza, si no cumples contigo mismo, nadie se entera.¡Escribir tus metas
puede ayudarte a ser más responsable!
2. Objetividad: ¿Qué está en mi mano y qué no? Elabora una lista de las cosas
que dependen de ti y puedes controlar. Tu atención debe ir dirigida a esos
aspectos, pues lo que no depende de ti, no es tu responsabilidad.
3. Rutinas: Si te cuesta mucho esfuerzo “ponerte”, es mejor que te organices. Si
tienes una rutina, sabrás lo que tienes que hacer en cada momento. Pero no
solo eso, a veces, saber cuánto tiempo tienes que esforzarte también ayuda.
“Va, solo es una hora de estudio antes de ir al cine!
4. Recompensate: Aquí entran en juego las atribuciones internas. Si has
conseguido lo que te habías propuesto, ¿por qué no reconocértelo?. Es tu
momento, date un homenaje.
5. Se sincero contigo mismo: ¿Has fallado?, ¿estaba en tu mano que el
resultado hubiera sido otro?. Hazte responsable, asume las consecuencias y
analiza, ¿qué podrías haber hecho de otra manera?, ¿cómo lo mejorarías en
otra ocasión?.
6. Comparte tus planes: No hablo de publicar en redes sociales. No, me refiero
a algo más íntimo. Coge a tu hermano, tu madre o tu mejor amigo y cuéntale
lo que vas a hacer, cuándo y como… además, hazle saber que esperas que
te pregunte que tal. ¡Ya no tienes escapatoria, hay que cumplir!.
7. Operacionaliza: Esto significa que las cosas que tu puedes asumir como
responsabilidad son actos. Por ejemplo, recoger tu habitación, entregar un
trabajo, preparar la comida, hacer un halago. Son conductas concretas que
puedes asumir como responsabilidad y obligaciones a cumplir,
pero no puedes asumir la responsabilidad de las consecuencias. Por ejemplo,
que el profesor te ponga un 10, que la comida le guste a la gente o que el
halago sea bien recibido. Esto no depende de ti. Por tanto, concreta
actividades y tareas que tengas recursos y predisposición para realizar y
¡ponte con ello!

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