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“LA MALDICIÓN DEL SIGLO XXI”

Seguramente has escuchado hablar de cada uno de ellos, pues todos los días, hay una nueva víctima
de este fenómeno, ejemplo: La desigualdad entre hombres y mujeres socialmente, los reproches
hacia las comunidades raciales por su evidentes rasgos, la discordia entre los creyentes a una
determinada religión por si se salvan o se condenan, los movimientos políticos por demostrar quien
tiene más poder para gobernar, la intolerancia hacia los homosexuales por si son enfermos o
indignos de formar familias y adoptar, y el que resulta más incidente pero poco reconocido es el de
la apariencia física.“Todos productos de la superficialidad”

¿Qué es la superficialidad?
Ser superficial es depender de algo o de alguien, por ejemplo depender Psicológicamente de ciertos
criterios, valores o de experiencias que muchas veces son más que falacias, productos de la mente
para catapultar tu imagen y perfil socialmente. Más bien resultaría entonces una necesidad de
nuestro cuerpo para vernos o estar mejor.
Por consiguiente es muy usual encontrarte todos los días con personas o amistades que hace algunos
meses no veías. En vez de saludarte muy fraternalmente no falta el que te dice “Oye pero tú si estas
gordo”, “Que delgado estas, tienes algo”, expresiones que entran como agujas a tu alma cuando
notas la seguridad con que esas personas te lo expresan.

Bueno influiría entonces la opinión de quienes dirán “Es cuestión de autoestima para dejar que esos
comentarios te afecten”, pero siendo sinceros como humanos somos seres sentimentales, sensibles y
no nos gusta quedar en ridículo así no lo estemos haciendo. Qué te digan gordo o flaco
inmediatamente te limitas, disminuye esa sonrisa y aceleras la conversación, fingiendo que tienes
prisa para evadir ese mal momento.
Muchas veces está uno sonriente, se levantó contento, agradecido con la vida y con ganas de
empoderarte del mundo, cuando plass aparecen las piedras, las flechas o las criticas como le quieras
llamar para bajarle unas líneas a tu energía. Por más que tú diga que no es así, en su subconsciente
sabe que estoy en lo cierto, a nadie le gusta que le hagan público lo que ya uno sabe, lo que uno
siente y lo que el espejo se encarga de recordarte.
Cuando estas experiencias tan negativas se generan, vienen los cuestionamientos. ¿Estoy gordo?,
¿estoy flaco?, ¿estoy feo?, necesito hacer dieta y empezamos en esos contratiempos de suprimir la
comida, se intensifica el nivel de estrés, ya no es fácil conciliar el sueño y recurres entonces a
comprarte la faja más cara, aumentar la dosis de pastillas para adelgazar o hasta desgastar tu cuerpo
exageradamente cuando vas al gimnasio. Ahora, no es cuestión de inseguridad por lo que eres, es la
necesidad de que otros te vean bien.

Consejo: No te dejes llevar por las apariencias, no hagas comentarios negativos, no discrimines, no
critiques. Los cuestionamientos crean prejuicios, los estándares por cumplir crean estereotipos y tus
negativos comentarios generan discriminación…. Auto examínate y recuerda que la paja en el ojo
ajeno quizás se vea mejor. Para salir de estos pensamientos limitantes necesitamos dejar de juzgar.
Juzgar es criticar, encontrar faltas, condenar, acusar, meterse en la vida de otro. El que tiene “voz
de juicio” en su mente critica todo, es una voz insatisfecha que jamás se sacia. Esa voz de condena
por lo general estará dirigida primeramente hacia sí mismo para luego hacerlo en contra de los
demás.

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