Dos meses antes de morir, el 24 de septiembre de 1912, Antonio Narro
Rodríguez había legado la parte sustancial de su fortuna personal, la Hacienda de Buenavista y 22 mil pesos, valor de seis propiedades urbanas en la ciudad de Saltillo "para la constitución de una escuela de agricultura de beneficencia, bajo el amparo y protección de la Ley, y cuyas bases formarán mis albaceas, como estatutos de dicha escuela, y también nombrarán su Consejo de Administración, solicitando la aprobación que sea necesaria del Gobierno".
P or esas fechas, su hermana Trinidad
Narro Rodríguez viuda de Maas, testó en igual sentido. Su fortuna, mucho más considerable que la de Don Antonio, debía ser aplicada a la creación y Ambos legados quedaron en manos de Francisco Narro Acuña, primo de los filantrópicos hermanos Narro. En su calidad de albacea de ambos patrimonios, realizó estudios y gestiones, y obtuvo sostenimiento de una Escuela de Artes y acuerdos para destinar ambas fortunas en Oficios en la ciudad de Saltillo, en forma conjunta, a un solo gran proyecto beneficio de la clase menesterosa. que diera cabal cumplimiento a la voluntad de los dos mecenas.
Siendo Gobernador del Estado Gustavo Espinoza Mireles, alentó y dió
todo género de facilidades a Francisco Narro para que diera forma legal al proyecto. Luego de protocolizada la fusión de ambos patrimonios, el 14 de marzo de 1919, se obtuvo la aprobación oficial de las "Bases para el funcionamiento de la Escuela de Agricultura de Coahuila con el nombre de Antonio Narro". La escuela no pudo materializarse hasta tres años después.