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Cacier Hadad
Figura 30. Modelos atómicos-mecanicista del siglo XVII para los ácidos (puntas) y álcalis o bases (orificios)
Figura 31. Diagrama de afinidad (el inglés es antiguo, no corresponde exactamente al actual)
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Las ideas de Dalton, de 1808, se pueden establecer en los siguientes postulados:
Figura 32: Extracto de una de las versiones de la tabla de pesos atómicos (y de algunas moléculas) de Dalton.
Se insertan, para algunos de los elementos, los símbolos propuestos por Dalton.
(preguntas: (a) Averigüe cómo se determinaron los pesos atómicos, (b) Cómo cambió el patrón de referencia de pesos
atómicos y por qué (c) ¿Por qué es importante la estequiometria de un compuesto para determinar los pesos atómicos? )
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Por otro lado, nitrógeno (ázoe (azote) en la tabla) y oxígeno (Oxygen) se pueden
combinar para formar cinco óxidos diferentes. Si tomásemos muestras de dos de estos
compuestos y lográsemos descomponerlos en sus elementos constituyentes, obtendríamos,
si utilizamos los métodos empleados por Dalton, relaciones entre los pesos del oxígeno
respecto al del nitrógeno de 7:5 para uno de los compuestos y de 21:10 para otro de ellos.
Utilizando la tabla de pesos atómicos de Dalton, y atendiendo a sus postulados, tendríamos
que la relación de peso de 7:5 estaría indicando que cada molécula que conforma la
sustancia se encuentra conformada de un átomo de oxígeno, de peso atómico 7, y uno de
nitrógeno de peso atómico 5 (recuerde: estos pesos relativos al hidrógeno, que es 1). Esto
significa que la relación entre el número de átomos es 1:1. Toda vez que se forme este
compuesto reaccionarán 7 veces en peso de oxígeno con 5 de nitrógeno, es decir, un cierto
número de átomos de oxígeno deben reaccionar con el mismo número de átomos de
nitrógeno. Por lo tanto, la reacción química para formar este compuesto se podría simbolizar
también como 1:1 en símbolos:
Figura 33. Reacción entre una parte del elemento (y, correspondientemente, un átomo) nitrógeno (Azote) y una
parte del elemento (y, correspondientemente, un átomo) oxígeno (Oxygen) para formar un óxido de nitrógeno.
Lo otro interesante es que si nos fijamos en el otro compuesto ejemplo con relación en
pesos de oxígeno: nitrógeno de 21:10, de inmediato vemos que, dividiendo el 21 por el peso
atómico del oxígeno de 7 (en la tabla de Dalton) y el 10 por el del nitrógeno, 5 (tabla de
Dalton), la relación entre el número de átomos involucrados es de 3 tres veces en número de
oxígeno por 2 veces de nitrógeno, es decir, cada molécula contiene 3 átomos de oxígeno y 2
de nitrógeno (en símbolos actuales: N1O1=NO, para un compuesto, y N2O3 para el otro). El
hecho de que dos elementos puedan combinarse en diversas relaciones de números enteros
sencillos (O:N=1:1 y O:N=3:2, en el ejemplo) constituyó la denominada ley de proporciones
múltiples, formulada también por Dalton.
Es bueno que aprovechemos para indicar que la descomposición de los compuestos
en sus elementos constituyentes, su identificación y relación de pesos es una parte del
análisis químico que se denomina gravimetría, y que la relación en número determinada, en
este caso compuestos 1:1 y 3:2, se llama relación estequiométrica o estequiometria del
compuesto. El poder conciliar las representaciones atómicas con las relaciones gravimétricas
y estequiométricas es el gran logro de Dalton. Algunos autores han denominado a su versión
como atomismo gravimétrico, en contraste con el atomismo cinético de la teoría cinética
molecular (otra teoría, aun no analizada acá).
Dalton creía que las sustancias estaban compuestas de átomos que podían tener
afinidad o fuerzas de combinación para formar moléculas, pero que a su vez están rodeados
de calórico repulsivo, que las mantiene separadas cuando se encuentran en algún estado:
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Figura 34. Átomos y moléculas de Dalton, rodeadas de calórico, que representado por las líneas.
Así por ejemplo, en una mezcla de gases (“fluidos elásticos”), las partículas estarían
esencialmente en reposo y con sus atmósferas o capas de calórico repulsivo en contacto,
como lo indica el primer dibujo de una de las hojas de un libro de notas de Dalton (Figura 35),
con dos átomos sin combinarse todavía. Una vez combinados en un átomo compuesto o
molécula, esta nueva entidad tendría su propia cantidad de calórico alrededor, mayor al de
los átomos iniciales, como se indica en el segundo dibujo de las notas de Dalton (Figura 35).
Según su visión de los gases, cada sustancia consistiría en partículas componentes con su
propia atmósfera de calórico, diferente al de otra sustancia.
Figura 35. Hoja de un libro de notas de Dalton. El dibujo de arriba muestra dos átomos sin combinar, cada uno
rodeado de su atmósfera de calórico. En el dibujo de abajo se muestra la molécula “átomo compuesto”, en que
los átomos ya se han combinado. Una atmósfera de calórico nueva rodearía a esta especie.
Una de las aseveraciones de Dalton en sus libros era “Cuando sólo una combinación
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entre dos cuerpos puede ser obtenida, debe suponerse que es una combinación binaria, a
menos que alguna razón indique lo contrario”. En el caso del agua, sus datos experimentales
le indicaban que siempre gas hidrógeno se combinaba con gas oxígeno en la proporción en
peso 1:7, pero siendo el volumen de hidrógeno mayor que el de oxígeno. Dalton afirmaba
que lo más probable es que existía la misma cantidad de partículas de hidrógeno que de
oxígeno en los reactantes, y que el volumen del gas hidrógeno era mayor que el de oxígeno
por tener hidrógeno una capa de calórico más voluminosa, de tal manera que se formaba un
compuesto 1:1 en relación al número de átomos:
Figura 36. Reacción entre un átomo de hidrógeno (cículo con el punto al centro) y un átomo de oxígeno para
formar el compuesto agua, según Dalton.
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Figura 37. Explicación de Avogadro que compatibiliza cambios de volumen, relaciones de pesos atómicos y
moleculares y pesos medidos en el laboratorio, durante una reacción química. En este caso la síntesis del
agua.
En ecuaciones químicas:
2𝐻2(𝑔) + 𝑂2(𝑔) → 2𝐻2 𝑂(𝑔) (14)
Esto revela el significado de la frase “partes” que se combinan, a la que hemos aludido antes:
estas partes indican proporciones en número de moléculas que se combinan o que se
producen, y que, en este caso de gases, coinciden con las proporciones en volumen (en
virtud de la hipótesis de Avogadro). Estas partes las denominamos en química con la palabra
moles. Un mol, sería la unidad de estas partes, compuesta por un número enorme de
moléculas, aun no especificado. Los moles se reflejan proporcionalmente, en última
instancia, en el número de moléculas implicadas en cada evento molecular particular en una
reacción.
Según la reacción indicada, y de acuerdo a nuestra tabla de pesos moleculares
actuales, en cada evento molecular 2 moléculas de hidrógeno diatómico, con un peso
molecular total de 4 (2 por cada molécula diatómica, cada una de dos átomos de H),
reaccionan con 1 molécula de oxígeno diatómico, de peso molecular de 32 (16 por átomo de
O). Esto nos da una razón de 8:1 = O:H. A Dalton le daba 7:1, por lo inexacto de sus medidas
experimentales. Pero como Dalton pensaba que la estequiometria en el agua era 1:1, asignó
al oxígeno un peso atómico de 7, pues H era el más liviano con peso de 1.
Avogadro nos dice que volúmenes iguales de muestras gaseosas de distintos
elementos químicos, a las mismas condiciones de temperatura y presión, la cantidad de
entidades son las mismas. Esto significaría que la cantidad de calórico que rodea a cada
átomo sería el mismo y ocuparía el mismo espacio, contrario a lo descrito por Dalton. Con el
advenimiento de la teoría cinética molecular desarrollada por Maxwell y Boltzmann, a finales
del siglo XIX, y que desembocó finalmente en la Mecánica estadística, formalismos mucho
más explicativos para los fenómenos colectivos en función de los microscópicos y que han
podido demostrarse experimentalmente de distintas maneras, esta hipótesis de esfera de
calórico repulsivo fue desechada y reemplazada por la medida de la energía cinética media
de las partículas que las mantiene separadas en un gas.
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(preguntas: (a) Averigüe de qué se trata la T cinética molecular de los gases, (b) Explique la relación nombrada
entre la energía cinética de las partículas y el volumen de un gas, (c) De acuerdo a esto, ¿por qué volúmenes iguales de
gases de diferente naturaleza a las mismas condiciones de temperatura y presión tienen el mismo número de partículas
componentes? (d) ¿Se cumple esto a todas las temperaturas?, ¿Qué sucede a temperaturas cercanas al cero absoluto o a
presiones muy grandes? (d) Averigüe la interpretación de la temperatura y la presión de la T cinética molecular de los
gases.)
Antes de ver elementos históricos del enlace químico, la estructura molecular y la tabla
periódica de los elementos, una palabras en torno al concepto de mol y al número de
Avogadro.
Actualmente los pesos atómicos están referidos al isótopo de “carbono 12”, al que se
le asigna la cantidad de 12 unidades de masa atómica, o también, y por convención, 12
gramos por mol. Esto significa que en 12 gramos de “carbono 12” hay un mol de carbono. De
la misma manera, en aproximadamente 16 gramos de “O-16” hay un mol de elemento O.
Como los moles son las proporciones en número de entidades en una reacción, para el
compuesto monóxido de carbono, CO, tenemos que un mol, es decir 12 gramos de C
reaccionan con un mol, es decir, 16 gramos de O para formar un mol de CO, es decir, 28
gramos de compuesto. En otras palabras, los átomos que hay en un mol de C reaccionarían
con el mismo número de átomos de un mol de O, para dar el mismo número de moléculas
CO. O bien, los átomos que hay en 0,5 moles de C (que pesarían en total 6 g) reaccionarían
con el mismo número de átomos de 0,5 moles de O (que sumarían 8 g), para dar el mismo
número de moléculas en 0,5 moles de CO (que pesarían en total 14 g), y así sucesivamente
para otras fracciones de mol. Resulta que el químico usualmente en el laboratorio maneja
estas fracciones o cantidades de moles en vez de hablar de gramos o en vez de contar el
número total de partículas en una muestra. Sin embargo, es obvio pensar en cuántas
partículas debe tener un mol de algún compuesto o elemento, pues esta cantidad debe ser la
misma en todos los casos. Este tema se trató entre la segunda mitad del siglo XIX por Josef
Loschmidt, pero la primera buena estimación la llevó a cabo Perrin en 1909 y se afinó
durante el siglo XX. Esta cantidad que lleva el nombre de número de Avogadro, a pesar de
que Avogadro no la planteó, es un número exorbitante: aproximadamente 6,02 1023
entidades, un 6 seguido de 23 ceros!. Es difícil pensar en cantidad tan enorme. Para tener
una idea, baste con decir que todo el volumen de la luna dividido en bolas de 1 mm de radio
daría, aproximadamente, el NA de bolitas. Así es fácil darse cuenta que las propiedades que
presenta una muestra de alguna sustancia corresponderían realmente a un promedio de las
propiedades del enorme número de partículas componentes, como lo muestra la mecánica
estadística. De esta manera, cuando decimos que un mol o “una parte” de una sustancia
elemental (ej. C) reacciona con un mol o “una parte” de otra (ej. O) para dar un mol o “una
parte” de una sustancia compuesta (ej. CO), estamos afirmando que 6,02 1023 átomos de C
reaccionan con 6,02 1023 átomos de O para dar 6,02 1023 moléculas de CO. Si se trata de
0,5 moles de cada una , estamos hablando de 3,01 1023 entidades de cada una y así
sucesivamente. Lo que pasa es que hablamos de mol para no contar 6,02 1023 entidades (lo
que es imposible de hacer aun cuando contáramos una cada segundo durante toda la edad
del universo!)
Con respecto al enlace químico, un científico muy influyente en el siglo XIX fue el
Químico Sueco Berzelius, quién postuló una teoría electroquímica del enlace. En efecto,
como es posible romper las uniones químicas por medio de los “fluidos eléctricos” en una
electrólisis, el enlace debía ser un asunto de cargas eléctricas. Basado en sus resultados de
separación de las sales alcalinas en sus ácidos y bases componentes, Berzelius desarrolló
un sistema dualístico del enlace, en que cada elemento consistía en dipolos eléctricos con un
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polo preponderante, dependiendo de su naturaleza:
Por otra parte, en la gráfica siguiente se muestra el número y tipo de elemento químico
descubierto en función de la época de descubrimiento: vemos que en la antigüedad se
conocían sólo algunos metales y no metales. Con las incipientes técnicas de análisis, durante
el siglo XVIII se descubrieron varios otros, pero definitivamente en el siglo XIX fue cuando se
disparó el descubrimiento de elementos químicos con el desarrollo también de las técnicas
de separación, entre las que se destaca la electrólisis y técnicas de análisis como el análisis
espectroscópico. El estudio de la radiactividad y la estructura interna de los átomos, en el
siglo XX, dio el impulso para el estudio y descubrimiento de elementos pesados.
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Figura 42. Evolución del descubrimiento de los elementos químicos
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Döbereiner, encontró que había ciertas triadas de elementos en que se podía obtener el peso
atómico del elemento central en función de los pesos atómicos de los extremos, como vemos
para la Triada Li, Na y K:
Figura 43. Triadas de Döbereiner. El peso atómico del elemento central de tres elementos de propiedades
parecidas se obtiene del promedio de los elementos con menor y mayor peso atómico
Por otro lado, y siempre en el siglo XIX, John Reina Newlands observó que las
propiedades de los elementos se repiten cada ocho elementos químicos, lo que fue
denominado como ley de las octavas. En la figura vemos que los elementos en la horizontal
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constituyen un mismo grupo con propiedades comunes:
Figura 45
Finalmente, clasificaciones que dieron la pauta para nuestra tabla periódica actual,
fueron las alcanzadas por el ruso Mendeléiev y por el alemán Meyer. Este último propuso, en
1870, una ordenación basada en sus estudios sobre el comportamiento periódico de los
volúmenes atómicos en función de los pesos atómicos. Meyer observó que al dividir los
pesos atómicos de los elementos por sus densidades respectivas en sus “estados
condensados” (líquidos o sólidos), y al graficar estos valores en función de sus pesos
atómicos, se obtiene claramente un comportamiento periódico como se ve en la figura:
Figura 46. Comportamiento periódico del volumen atómico de los elementos en función de los pesos atómicos,
según Meyer.
(Explique por qué el volumen atómico corresponde al peso atómico de una sustancia dividido por su densidad)
Vemos, por ejemplo, que los metales alcalinos, Litio, Sodio, potasio, Rubidio y Cesio,
son aquellos en que sus átomos ocupan mayor espacio al estar en contacto mutuo en el
sólido. Ellos aparecen separados por cierto número de elementos y comparten varias otras
propiedades, lo que nos induciría a agruparlos en una misma familia. Lo mismo se podría
hacer con otros grupos de elementos de la gráfica, por ejemplo, con los que presentan
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mínimos en sus volúmenes atómicos.
Por su lado, Mendeléiev, un año antes, había presentado su primera tabla de los
elementos en su libro “Principios de Química”, tabla que rediseñó pocos años después.
Mendeléiev fue quien llevó a cabo la clasificación de los elementos en una matriz rectangular,
ordenados por periodos en la horizontal, y por grupos en la vertical, como lo encontramos
actualmente. En su tabla, los grupos contienen a los elementos de propiedades comunes y
los períodos a los elementos en orden consecutivo de pesos atómicos, salvo por algunas
excepciones. Una de las ventajas de la propuesta de Mendeléiev es que las propiedades de
los elementos de un mismo grupo estarían lideradas por las valencias comunes de los
elementos del grupo, propiedad que, posteriormente, sería vinculada a las estructuras
electrónicas de los átomos de los elemento del grupo, las que también comparten similitudes.
La siguiente es una de las tablas de nuestro autor, en donde cada grupo, indicado en
números romanos, corresponde a la valencia máxima de sus elementos. Puede verse en ella
algunos espacios vacíos, en dónde aparece el peso atómico, predicho por Mendeléiev, para
el elemento que aún no había sido descubierto. De hecho Mendeléiev, con base en los
elementos que rodean al elemento faltante, predijo varias otras propiedades, tales como
calor específico, punto de ebullición, color, tipo de reacción con ácidos y álcalis, etc. Estos
elementos fueron descubiertos posteriormente y sus propiedades coincidían bastante bien
con las predichas, con lo cual la propuesta de clasificación de Mendeléiev se hizo famosa.
Figura 47. Una de las versiones de la tabla periódica propuesta por Mendeléiev
¿Piense qué ventajas o por qué es conveniente disponer los elementos ordenados en una tabla?
Por otro lado, y como señalamos, uno de los métodos empleados para la identificación
y descubrimiento de elementos químicos fue la espectroscopia. Ésta consiste en el examen
de la luz emitida o absorbida por alguna sustancia cuando es estimulada energéticamente,
ya sea con calor, electricidad, energía química, luz, etc. Así por ejemplo, cuando sometemos
algún elemento químico a una llama, parte de la energía calórica es transformada en luz,
usualmente de determinado color predominante y característico para ese elemento. De esta
manera es posible reconocer, en muchos casos a simple vista, la presencia del elemento
químico en algún material. En la figura vemos los colores característicos emitidos por
algunos elementos químicos excitados energéticamente: en los dos casos de la izquierda
tenemos gases, hidrógeno y helio, confinados en un filamento y estimulados por una
descarga eléctrica, y en los tres casos de la derecha, elementos alcalinos sólidos que por
acción de la llama se atomizan, se excitan y posteriormente emiten.
Figura 48. Emisión de radiación electromagnética (luz) específica de algunos elementos luego de ser excitados.
Pricipio de parte de la espectroscopía
Figura 50. La descomposición con un prisma de la luz emitida por Helio excitado, indica que consiste en una
mezcla de radiación de sólo algunas longitudes de onda específica.
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Este patrón, en dónde las líneas o rayas de ciertos colores se encuentran espaciadas entre
sí de manera particular de acuerdo a su longitud de onda, es característico de cada elemento
químico y constituye una verdadera “huella digital” para su identificación. Por medio de él se
descubrieron nuevos elementos químicos y ha permitido detectar la presencia de elementos
en cuerpos celestes lejanos, como por ejemplo, las estrellas, ¡por lo que es una herramienta
valiosa para la astronomía!!.
Ahora, ¿qué produce estos misteriosos patrones? Evidentemente los espectros
atómicos “nos hablan” de alguna manera acerca de los procesos particulares que ocurren
cuando los átomos componentes de los elementos interactúan con la energía de excitación.
Pero uno de los factores que guía los procesos es la estructura misma de la entidad en
donde ocurren estos sucesos, es decir, de alguna manera estos espectros nos revelan la
estructura interna misma de los átomos…
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