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Tema 5
Tema 5
[5.1] Introducción
5 TEMA
Producción Teatral en la Coyuntura Contemporánea
Material básico
5.1. Introducción
En principio, la lectura del Material básico y la Lección magistral son los elementos
esenciales que facilitan una correcta comprensión del contenido del tema. Todos los
demás materiales han sido seleccionados para completar y profundizar en ese
contenido.
Es frecuente que muchos profesionales del sector teatral muestren, con sólidos
argumentos, su rechazo a la consideración del teatro como mercancía y a las
consecuencias que de ello se derivan. Pero admitamos que, aunque decirlo así
constituya una excesiva simplificación, tal debate se centra en los efectos perversos que
se generan cuando se gestiona el teatro de manera preferente como una mercancía (que
son, por cierto, innegables), pero no afecta al hecho objetivo y, de momento, inevitable
de que casi todas las producciones teatrales de las que tenemos noticia se presentan
ante el público a través de un entorno de mercado. Así pues, desde una determinada
concepción de la actividad teatral que sin duda compartimos, la conversión
económica del teatro en mercancía tiene efectos perversos que deben gestionarse
y limitarse; pero es obligado reconocer que, en el marco de la situación actual y de las
perspectivas imaginables en el tiempo, tal conversión ocurre, al margen de cuáles sean
al respecto los deseos de los agentes del sector, y no puede eludirse de manera absoluta
más que desarrollando la actividad teatral en la periferia del sector y de sus flujos
económicos normales (que también se puede).
Sin embargo, aquí el teatro presenta –como no podía ser de otro modo– una curiosa
particularidad. Cuando un libro, una película o una pintura son «movidos» de un lugar
a otro para «ser objeto de venta» mantienen su integridad física. Para moverlos, no es
necesario desencuadernar previamente el libro, trocear el film fotograma a fotograma o
disolver los colores; ni tampoco lo es volver a coser las hojas, pegar los fotogramas o
repintar el cuadro una vez terminado el transporte.
Pues bien, en el caso del teatro –en las artes escénicas en general– no ocurre así. Para
trasladar una misma puesta en escena de La vida es sueño de Barcelona a Valencia, es
imprescindible desmontarla por entero, hasta el punto de que algunos de sus
elementos esenciales (el cuerpo de los intérpretes) son trasladados de un punto a otro
por vías y mediante contenedores bien diferentes a los de los demás elementos
materiales del espectáculo. Y, cuando todos los elementos llegan por fin a su destino,
han de ser completamente ensamblados de nuevo. En otras palabras que, para
ser «movido», para ser «vendido» en lugares diferentes, para ser «mercancía», el
montaje teatral tiene que dejar de existir por completo durante el proceso de traslado y
solo volverá a adquirir existencia real cuando sea de nuevo ensamblado.
Por consiguiente, nada tan propio y oportuno como llamar «mercancía» al espectáculo
teatral, pues no solo cumple plenamente las condiciones para ser definido como tal,
sino que es además un ejemplo extremo de ese implacable proceso de «cosificación».
Tal denominación nos permite subrayar lo que de común tiene el teatro, «a pesar» de
su condición artística y de su inmaterial valor de uso, con el resto de las mercancías.
cuales debe, a su vez, aportar un tercio de esos recursos: el mercado, a través de las
ventas en taquilla; las ayudas o contribuciones de las administraciones públicas; y
las aportaciones directas de agentes privados a través de patrocinio, mecenazgo,
donaciones, fundraising, crowdsourcing u otras formas de semejante naturaleza.
Nuevamente, hay que decir que, al parecer, un número significativo de producciones
teatrales (más de las que creemos) generalmente lo consiguen; pero la mayoría, desde
luego, no. Y también ocurre en ocasiones que esas tres fuentes de financiación aportan
algo parecido a un tercio del total…, pero que ese total es insuficiente para asegurar la
correcta financiación y sostenibilidad de la producción.
¿Es un problema de la estrechez del mercado? Hay aquí otro interesante tema de
reflexión y debate para el alumno. Tengamos en cuenta al respecto un par de factores:
Así pues, podemos decir que no hay un mercado teatral nacional, sino 17 mercados
territoriales (bueno, no tantos); pero no porque un mercado nacional preexistente
se haya desintegrado en 17, sino porque esos 17 mercados aún no se han
integrado en uno de ámbito nacional.
desgracia, ya que están lejos de ellas; por suerte, ya que hay precedente de que
pueden ser incrementadas hasta niveles muy superiores), no apuntan a un
mercado precisamente estrecho per se, sino estrecho en comparación con la
oferta real que se trata de canalizar a través de él y con la demanda potencial que
puede sustentarlo. Así pues, el problema del mercado teatral español parece más
un problema de desequilibrio, que de dimensión cuantitativa.
Dice la Real Academia Española que subvención es la «cantidad con la que se subviene»
o, también, «acción y efecto de subvenir»; es decir, «venir en auxilio de algo o acudir a
las necesidades de alguna cosa». También lo asimila a «subsidio», definiendo este como
«socorro, ayuda o auxilio extraordinario de carácter económico».
1 Algunos pasajes de este apartado son un resumen de textos que iba a ser aportados a una segunda
edición del libro Aguilar, M. y Fernández Torres, A. (2005). Tras la escena. Ciudad Real: Ñaque
Editora, que por diversas razones nunca vio la luz. Aunque lo que se recoge aquí es una nueva
redacción, inédita y más breve, de aquellos textos, parece obligado dejar constancia de ello.
Así planteada la pregunta, es decir, sobre los recursos públicos en general y sobre la
totalidad del Teatro con mayúscula, no hay más remedio que contestar
afirmativamente. Baumol, Bowen y la propia experiencia práctica conducen a la
convicción de que la actividad teatral tiende a ver crecer sus costes a un ritmo mayor
que el de los ingresos posibles que le proporciona el mercado. Por consiguiente, si se ha
de garantizar el necesario acceso de los ciudadanos al teatro, parece imprescindible
que este cuente con el apoyo económico de las entidades públicas para
asegurar su financiación.
Aquí, en cambio, la respuesta más correcta parece ser la negación. Hay otras formas
posibles (créditos blandos, incentivos o exenciones fiscales, fórmulas de capital riesgo,
fondos de financiación mixta, aplicación al teatro de ayudas generales a la industria,
etc.), más arriesgadas, pero más eficaces, que debieran complementar progresivamente
y sustituir de manera creciente al instrumento de la subvención.
Utilizada para algo para lo que no está realmente concebida, la subvención se convierte
en un instrumento de desincentivación (no está ligada a la obtención de objetivos
teatrales, sino de hechos teatrales) y de irresponsabilidad (no pasa realmente nada
si esos hechos teatrales no cumplen objetivo alguno o, simplemente, no se llevan a
cabo).
Por último, es obligado hacer una mención a un tema que podríamos considerar como
«inverso» al de las subvenciones al teatro en el caso español: el IVA que se aplica a
las actividades teatrales. El incremento desproporcionado e irracional que este ha
registrado en el marco de la crisis ha venido a sumarse a la absurda fiscalidad que
grava al teatro español desde hace muchos años y que es uno de los factores más
relevantes en la generación de sus desequilibrios y disfunciones económicas.
Por un lado, los de quienes entienden que estas formas de financiación privada
ofrecen importantes posibilidades aún no suficientemente exploradas en
España y que, por ello, deben ser «importadas» a nuestro ámbito.
Por otro, las de quienes consideran que estas formas de financiación privada se
asientan sobre creencias, valores y actitudes culturales que son propios del ámbito
social en el que han surgido, por lo que su «importación» es más bien
impracticable a nuestro entorno.
Obviamente, hay aquí otro interesante tema de reflexión y debate para el alumno
interesado en estas cuestiones.
Hemos tratado de argumentar sobre algunas de estas cuestiones en: Fernández Torres,
A. (2013). Reflexiones sobre mecenazgo y artes escénicas ¿Otro debate imposible?
ADE-Teatro, 144, pp. 60-74.
Así pues, nos remitimos a la consulta de este artículo.
Material complementario
No dejes de leer…
VV.AA. (2013). La financiación del teatro en Europa. ADE-Teatro, 144, pp. 9- 17.
Webgrafía
http://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/areas-cultura/artesescenicas/sc/becas-ayudas-
subvenciones.html
Bibliografía
Test
5. Un servicio público:
A. No está sujeto a apropiación.
B. Es indiferente a la apropiación.
C. Está sujeto a apropiación.
6. ¿Cuáles son los segmentos esenciales de la cadena de valor del negocio teatral?
A. La cadena de valor del negocio teatral consta esencialmente de dos segmentos.
B. La cadena de valor del negocio teatral consta esencialmente de cinco segmentos.
C. La cadena de valor del negocio teatral consta esencialmente de cuatro
segmentos.
TEMA 5 – Test
Producción Teatral en la Coyuntura Contemporánea
TEMA 5 – Test