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COMUNICACIÓN

La posmodernidad,
lo sublime y un ojo cortado
Nota a propósito de la estética de Jean-François Lyotard
Fecha de recepción: 22 de septiembre de 2010 - Aceptación: 23 de noviembre de 2010

Luis Orlando Espinosa Ramírez


Resumen (Versailles 1924-Paris 1998) wrote The Postmodern
En 1979 el filósofo francés Jean-François Lyotard Condition, a book that “achieves the status of knowl-
(Versalles 1924-París 1998) escribe La condición posmo- edge in the most developed societies.” Nearly thirty
derna, libro que tiene “por objeto la condición del saber years later, under current circumstances, his thinking still
en las sociedades más desarrolladas”. Cerca de treinta has the fullest of the validity, and the terms “postmoder-
años después, en la circunstancia actual, su pensamiento nity, “ “postmodernism, “”postmodern” are quoted in a
sigue teniendo la más plena de las vigencias y los térmi- wide range of discourses that deal with the most varied
nos “posmodernidad”, “posmodernismo”, “posmoderno” knowledge, including, of course, art and aesthetics.
son recitados en una amplia gama de discursos que se In this article, we follow the thinking of the French phi-
ocupan igual de los más variados saberes, inclusive, por losopher in regards of aesthetics and, more specifically,
supuesto, los del arte y la estética. the aesthetics of the sublime, itself, according to the
En el presente artículo se sigue el pensamiento del author, the aesthetics of the times and contemporary art.
filósofo francés en lo que tiene que ver con su estética This text is part of an investigation into Contemporary
y, más específicamente, con la estética de lo sublime, Aesthetics and Image.
propia, según el autor, de los tiempos y del arte contem-
poráneos. Este texto hace parte de una investigación Palabras clave
sobre Estéticas contemporáneas e imagen. Modernidad, posmodernidad, estética, sublime, imagen.

Abstract Key Words


In 1979, the French philosopher Jean-François Lyotard Modernity, postmodernity, aesthetics, sublime, image

Cuando los ojos ven lo que nunca vieron, el corazón siente lo que
nunca sintió. ¡Oh! ¡Qué felicidad no imaginada, privilegio único
del primer hombre, llegar a ver con novedad y con advertencia la
grandeza, la hermosura, el concierto, la firmeza, y la variedad de esta
gran máquina criada! Fáltanos la admiración comúnmente a noso-

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tros, porque falta la novedad, y con esta la advertencia. Entramos todos
en el mundo con los ojos cerrados; y cuando los abrimos al conocimiento
ya la costumbre de ver las cosas, por maravillosas que sean, no deja lugar
a la admiración...
Baltasar Gracían
Un tiempo que no está afuera, sino dentro de nosotros (...) Es hoy y es la
antigüedad más antigua, es mañana y es el comienzo del mundo, tiene
mil años y acaba de nacer (...) Simultaneidad de tiempos y de presen-
cias: la modernidad rompe con el pasado inmediato sólo para rescatar
al pasado milenario y convertir a una figurilla de fertilidad del neolíti-
co en nuestra contemporánea (...) Presente intacto, recién desenterra-
do, que se sacude el polvo de siglos, sonríe y, de pronto, se echa a volar
y desaparece por la ventana.
Octavio Paz
La búsqueda del presente

1. Input-output. Cuando la ciencia sonríe para transformaciones operadas en el presente,


sus adentros en particular sobre la condición del saber
Las prácticas y las formas del saber han en las sociedades más desarrolladas, las
tomado nuevos rumbos en la historia postindustriales. A esta nueva condición
reciente. A partir de la Segunda Guerra se la ha designado con el término “pos-
Mundial, cuando se instauran categórica- moderna”. La palabra, advierte Lyotard
mente las nuevas tecnologías, la sociedad y en la “Introducción”, es de uso corriente
la cultura contemporáneas entran en una en diversas posturas disciplinares y hace
crisis que se manifiesta en todos los senti- alusión a las reformas que ha venido
dos e implica un paquete considerable de sufriendo el saber desde finales del siglo
cambios en las estructuras de la tradición XIX: la ciencia, la literatura, el arte y, en
de la modernidad. fin, todas las áreas del conocimiento se han
La condición posmoderna de Jean- visto tocadas por las crisis de los llamados
François Lyotard es un informe sobre estas grandes relatos.
El saber no se reduce al saber científico.
Reseña de autor De hecho, la ciencia compite con la otra
Luis Orlando Espinosa Ramírez, gran forma del saber, el narrativo, que
Universidad Central (lespinosar@ucentral.edu.co)
no ha encontrado en la cultura occiden-
Comunicador Social, Universidad de Bogotá Jorge Tadeo
Lozano. Realizador de Cine y Televisión, Universidad tal la misma legitimidad. “Desde Platón
Nacional de Colombia. Estudios de Maestría en Filosofía, la cuestión de la legitimidad de la ciencia
Pontificia Universidad Javeriana. Magíster en Historia y
se encuentra indisolublemente relacio-
Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad, Universidad
Nacional de Colombia. Profesor en varias universidades de nada con la legitimación del legislador”
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia (Escuela de Cine (Lyotard, 2004, p. 23). La verdad y la jus-
y Televisión), Universidad Pedagógica Nacional (Facultad
de Bellas Artes), Universidad de Bogotá Jorge Tadeo
ticia son declaradas, entonces, por una
Lozano (Facultad de Comunicación Social), Universidad misma persona de manera tal que, desde
del Rosario (Escuela de Ciencias Humanas), entre otras. esta perspectiva, la distancia entre lo
En la actualidad, profesor-investigador en la Facultad de
Ciencias Sociales, Humanidades y Arte, Departamento de
político y lo ético y la ciencia es tan solo
Comunicación, de la Universidad Central. aparente. Esta condición se mantiene en

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En efecto, en la condición posmoderna


nuestros días. Así, los vínculos del saber con
el poder y el gobierno resultan evidentes. –esa que según la etimología de la palabra
En la posmodernidad, no obstante, a la estaría después de la modernidad– los gran-
hegemonía del poder de la ciencia, que se des relatos pierden legitimidad. La causa de tal
encuentra en estado de deslegitimidad y decadencia se podría encontrar en la primacía
que tiene un saber parcial, se opone el saber y el protagonismo de la técnica y la tecnología
narrativo. Si la ciencia está hecha de enun- que centran su atención “sobre los medios de
ciados denotativos, el saber se entiende la acción”, ya no en el fin. También se podría
como un conjunto más amplio que com- hallar en la hegemonía absoluta del libera- En la
lismo que tras derrocar otras posibilidades posmodernidad,
prende el saber-hacer, el saber-vivir, el no obstante, a
saber-oír, etc., y todos los tipos de enuncia- –el comunismo, por ejemplo– se expande a la hegemonía
ción: denotativos, “performativos”, pres- partir de una lógica que privilegia el indivi- del poder de
la ciencia, que
criptivos (Lyotard, 2004, 25-28): los juegos dualismo y la comercialización del mundo.
se encuentra
de lenguaje, de los que habla Wittgenstein, No obstante, dice Lyotard, estas hipótesis en estado de
son ilusorias. Si bien es factible calcular las deslegitimidad
que hacen posible el lazo social. La natura- y que tiene un
leza de este lazo es una en la modernidad y injerencias de estos “orígenes” de la pos- saber parcial, se
otra, por supuesto, en la posmodernidad. modernidad en los estatutos del saber con- opone el saber
narrativo.
El saber ha sufrido mutaciones drásticas temporáneo, antes es necesario pensar en el
y ahora tiene la forma de la información, y nacimiento de la deslegitimación. Tal estaría,
esta a su vez tiene valor de cambio. Con la más precisamente, en el momento en que los
introducción generalizada de las máquinas discursos científico y filosófico se enfrentan
en la sociedad y en la cultura todo se deter- a sí mismos y notan que sus afanes de uni-
mina por su operatividad, por su eficacia versalidad son inaplicables, improcedentes;
instrumental. También el saber que, en este cuando la institución científica, obsesionada
sentido, tomará el cuerpo de una mercancía por dar razón de la verdad en términos lógico
o, dicho con más precisión, se convertirá en proposicionales, avanza desmedida hacia
mercancía, en objeto intercambiable regido pretensiones de universalidad que no puede
por la lógica de la compra y la venta. alcanzar; cuando se ampara en la legitimi-
En la circunstancia posmoderna la lógica dad que le da la filosofía. Ambas comparten
social se altera, y se determina por la relación la ambición de lo verdadero, ambas luchan
productores-consumidores. Todo se vende, por el triunfo de la libertad, ambas esgrimen
todo se compra, todo tiene un precio. Aquí el las armas únicas de la razón. No obstante,
saber ya no se constituye en cuanto que una ambas mantienen un diálogo ilusorio con
reivindicación del espíritu, según la tradi- la realidad y solo hablan consigo mismas.
ción de la modernidad. Ahora es mercancía Monologan y se autovalidan. Y, de hecho, se
que se disemina a partir de la retórica de la rechazan:
oferta y la demanda. En cuanto que fuerza de La ciencia positiva no es un saber. Y la
producción, el saber se vincula con los ejerci- especulación se nutre de su supresión. De
este modo, el relato especulativo hegeliano
cios del poder y, así, la economía capitalista
contiene en sí mismo, y según el testimonio
comienza a competir por el control con el de Hegel, un escepticismo con respecto al
Estado y con la sociedad civil. conocimiento positivo (Lyotard, 2004, 74).

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Cuando se tornan difusos, el proyecto 2. Lo sublime, lo impresentable
comunicativo y el lenguaje llegan enton- Pensado por Lyotard, todo el arte moderno
ces la pérdida de la fe y la incredulidad. es sublime en tanto que tiene la pretensión
En últimas, se puede decir que el origen de presentar lo impresentable, es decir, la
de la posmodernidad se corresponde con Idea. Arte moderno es aquel que permite
la crisis del pensamiento metafísico. En la “hacer ver que hay algo que se puede con-
toma de conciencia de estos hechos, más cebir y que no se puede ver ni hacer ver”
bien, podría hallarse el punto de partida (Lyotard, 1994, p. 21). El momento histó-
de la condición posmoderna, cuando rico que mejor representa esta vocación
se nota que la “ciencia sonríe para sus está dado por las reformas y los logros que
adentros”, según la célebre expresión de alcanzaron las vanguardias de principios
Robert Musil. del siglo XX.
En La posmodernidad (explicada a los La ambigüedad y el descrédito del tér-
niños) Lyotard se pregunta “¿Qué es pues mino “vanguardia”, no constituye un
lo posmoderno?”, y responde: “Con segu- obstáculo dada su aceptación en la histo-
ridad (lo posmoderno) forma parte de lo ria del arte; lo empleo aquí para nombrar
moderno. Todo aquello que es recibido, las convulsiones que en la esfera artística
aunque sea de ayer (…) debe ser objeto de generaron un número determinado de
sospecha” (Lyotard, 1994, p. 23). Y más ade- posturas plásticas –expresionismo, surrea-
lante agrega: lismo, dadaísmo, cubismo, etc.–, todas ellas
Lo posmoderno sería aquello que alega unidas por un común denominador: con-
lo impresentable en lo moderno y en la ciencia del presente y anhelo creativo por
presentación misma; aquello que se niega
a la consolación de las formas bellas, poseer el porvenir.
al consenso de un gusto que permitiría Dada semejante pretensión, y para
experimentar en común la nostalgia de alcanzarla, la vanguardia tiene noción de
lo imposible; aquello que indaga por
sí misma y se atreve a transitar el único
presentaciones nuevas, no para gozar de
ellas sino para hacer sentir mejor que hay camino que le resulta concebible y legítimo,
algo que es impresentable (Lyotard, 1994, a pesar de lo incierto o de lo desconocido:
p. 25). el de la “errancia” o el del éxodo, el de la
Tal vez la pregunta que origina esta nota experimentación o el de la búsqueda incon-
sea precisamente la que se plantea Lyotard dicional.
en el libro citado en el párrafo anterior: Jürgen Habermas escribe en este sentido
¿Qué es pues lo posmoderno? Con (in) y le pone peros a la filosofía vanguardista, al
seguridad denotativa la respuesta es la que tiempo que celebra el presente:
el autor arroja al final del mismo aparte con La vanguardia se ve a sí misma invadiendo
tonos categóricos, exigentes, prescriptivos: territorios desconocidos, exponiéndose al
peligro de encuentros inesperados, conquis-
“La respuesta es: guerra al todo, demos tes- tando un futuro, trazando huellas en un
timonio de lo impresentable, activemos los paisaje que todavía nadie ha pisado. Pero
diferendos, salvemos el honor del nombre” ese volcarse hacia delante, esta anticipación
de un futuro indefinible y ese culto de lo
(Lyotard, 1994, p. 26).
nuevo, significan, en realidad, la exaltación
Input-output (sic). del presente (…) Este valor nuevo atribuido

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a la transitoriedad, a lo elusivo y efímero, la


celebración misma del dinamismo, revela dia empiezan a tener sentido cuando se las
una nostalgia por un presente inmaculado y empata con la noción de “Idea”, cuando se
estable (Habermas, 1989, p. 133). admite que su proyecto, entre otras cosas,
Que quede claro: Habermas es un filó- busca mostrar aquello que se puede concebir
sofo moderno y defiende, en consecuen- pero no se puede ver. La lógica que se incrusta
cia, el proyecto moderno; las vanguardias en las estéticas vanguardistas es una suerte
artísticas serían parte de él y, en este sen- de dialéctica negativa: se muestra lo que no
tido, habla, al tiempo, de exaltación del se puede ver a partir de un trabajo de desrea-
presente y de nostalgia por el presente. Para lización, de contenidos ausentes. La noción
Jean-François Lyotard el asunto no es igual. de representación, tan cara a la modernidad,
En una de las conferencias pronunciadas se ve desplazada por la de presentación. A la
en 1964 y compiladas bajo el título gené- estética de lo bello, Lyotard opone la estética
rico ¿Por qué filosofar? el pensador francés de lo sublime. Se trata de un diferendo entre
denuncia a los filósofos y su afán por inter- el presente –o la presencia– al que habitual-
pretar al mundo sin alterarlo: mente llamamos realidad y el pensamiento
(...) se trata de transformarlo (...): la huma- que tiene la potencia de exiliarse de la reali-
nidad solo se plantea los problemas que está dad o de ir más allá del presente.
en condiciones de resolver (...). Si hay que
transformar el mundo es porque él mismo En el arte moderno hay algo que se pre-
se está transformando. (...). Si es verdad que senta a la percepción y al conocimiento
el mundo pide ser transformado es porque del espectador como reconocible o como
hay un sentido en la realidad que pide acon-
ya sabido; no obstante, lo que se presenta
tecer (Lyotard, 1989, p. 150-168).
es una pura apariencia, un reflejo que no
La filosofía no ha de conformarse con tiene, no puede tener, la sustancia del objeto
ser puramente teórica, ha de arreglárselas que se supone reflejado. De esto, que no es
para ser un discurso que tenga la voluntad y más que apariencia sofistica, surge inme-
la capacidad de intervenir y transformar, tal diatamente la nostalgia, el placer y el con-
y como antes había querido Marx. Esta idea suelo de la nostalgia (Lyotard, 1994, p. 25).
va a mantenerse durante toda la obra de Lo sublime de la modernidad
Lyotard y va a ser en el mundo de la estética es una combinación intrínseca de placer y
donde, justamente, adquiere una dimensión de pena: el placer de que la razón exceda
toda presentación, el dolor de que la imagi-
mayor. El arte constituye para él la posibili- nación o la sensibilidad no sean a la medida
dad práctica de la creación “incondicional”, del concepto (Lyotard, 1994, p. 25).
es decir, al margen de las reglas establecidas
para lograr la novedad, lo nuevo. Nociones El proyecto de las vanguardias no logra
como “lo bello” o “armonía”, tradicional- salvarse de la definición de lo moderno, de
mente definitivas para pensar y hacer el la pena y el dolor que se produce cuando
arte, pasan a un segundo plano y su lugar es se confirma que sus formas plásticas y
tomado por las rupturas del arte moderno, sus aventuras formales siguen pegadas a
el de las vanguardias. un afán de “presentación que esclaviza el
En efecto, las búsquedas estéticas y pensamiento a la mirada y la desvía de lo
artísticas de los movimientos de vanguar- impresentable” (Lyotard, 1994, p. 22).

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Tal vez no muy lejos de esta apreciación, por ella y por la presencia del sujeto, pero,
en las “Notas sobre la poesía”, Paul Eluard y sobre todo,
André Breton escriben con la decidida inten- (…) la representación en este caso es
ción de borrar toda posibilidad que quede referida al sujeto, más aún, al sentimiento
de la vida misma, bajo el nombre de sen-
para pensar el pensamiento como una prác- timiento de placer y dolor; lo cual funda
tica reproducible, como algo que también se una facultad totalmente particular de
puede definir a partir de su ausencia: discernir y de juzgar que no añade nada
al entendimiento, sino que se limita a
El pensamiento no tiene sexo; no se repro-
poner la representación dada en el sujeto
“Belleza es duce. frente a la facultad total de las repre-
forma de la Un poema debe ser un cataclismo del inte-
finalidad de un
sentaciones, de la cual el espíritu tiene
lecto. No puede ser otra cosa. conciencia en el sentimiento de su estado
objeto en cuanto
Cataclismo: es un sálvese quien pueda (Kant, 2007, p. 129).
es percibida
en él sin la
solemne y a prueba de todo; imagen de lo
representación que debería ser, del estado donde los esfuer- Así, la imaginación se presenta como
de un fin” zos ya no cuentan.
una categoría semejante al entendimiento,
Se arruina alguna cosa al cumplirla o al
representarla en su más puro y hermoso aunque el juicio estético es independiente y
estado. autónomo. El arte no se juzga mediante con-
En el poeta: la oreja ríe; la boca jura; ceptos predeterminados. El juicio estético
es la inteligencia, el despertar que mata;
es el sueño que sueña y ve claro; no es determinante, es decir, no consiste en
es la imagen y el fantasma que cierran los la aplicación de un concepto determinado a
ojos; un objeto para conocerlo, sino reflexionante:
es la falta y la laguna que se han creado (Bre-
ton y Eluard, 2004, p. 16).
la representación artística se refiere al senti-
miento de placer y dolor del sujeto, es decir,
El gran dolor en el pensamiento de lo al conjunto de sus facultades de conocer
sublime está dado por el diferendo entre para ver cómo las afecta. La satisfacción que
imaginación y razón, por la distancia insal- se logra por vía de la imaginación consiste
vable que separa drásticamente a la una de la en el juego libre de las facultades de imaginar,
otra: todo esfuerzo es inútil y, por más que lo entender y conocer (Kant, 2007).
intente, en la carrera la imaginación nunca “Belleza es forma de la finalidad de un
alcanza a la idea, y viceversa. Este dolor, sin objeto en cuanto es percibida en él sin la
embargo, no es puro dolor. El pensamiento representación de un fin” (Kant, 2007, p.
acepta la imposibilidad que tiene a la hora de 166). Con esta definición Kant introduce
imaginar lo que le resulta inimaginable, pero un nuevo principio que hasta entonces no
en esta aceptación se siente grande porque, había sido considerado por las estéticas
igual, se sabe capaz de ir más allá de los límites previas: el de finalidad formal. En la pos-
de la experiencia. tura kantiana no importan ni la funcio-
Para Kant, en “el sentimiento de placer nalidad de la representación, ni la idea de
y dolor nada es designado por el objeto, perfección. Se anulan los nexos que pueda
sino que el sujeto siente de qué modo es tener la representación con un objeto que
afectado por ella”. Para el filósofo alemán la preexista y con los conceptos previos. El
la obra de arte contiene a la mirada que objeto bello es la causa o el fundamento
lo observa y admite que es creada también de su posibilidad y, por tal razón, precisa-

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mente, es bello. No persigue ningún fin que En atención a la misma inquietud,


no pueda ser declarado en su mismo ser, no Lyotard no disimula su decidido enojo por
constituye un medio para alcanzar otro fin una tradición que ha buscado la totalidad,
que le resulte externo. también en la reconciliación de la razón y la
La estética de Kant no es, pues, fun- imaginación. En sus palabras, la posmoder-
cionalista ni instrumentalista. Con esta nidad sería una necesaria superación de las
lógica rompe, igual, con la tradición que categorías de la modernidad, un reclamo en
declaraba la perfección como calidad de la contra de los rangos de lo absoluto y de la
belleza, toda vez que esta forma de pensar unidad, como se lee a continuación:
le resulta a Kant vinculada con el intelecto, Ya hemos pagado suficientemente la nos-
luego entonces, ya no enmarcada dentro de talgia del todo y de lo uno, de la reconci-
liación del concepto y de lo sensible, de la
los horizontes del juicio estético. experiencia transparente y comunicable.
La finalidad estética es formal porque pone Bajo la demanda general de relajamiento
en primerísimo lugar la forma de la obra o del y apaciguamiento, nos proponemos mas-
cullar el deseo de recomenzar el terror,
objeto; lo que importa en el pensamiento de
cumplir la fantasía de apresar la realidad.
Kant es la constitución interna de la represen- La respuesta es: guerra al todo, demos
tación, su estructura, su apariencia sensible. testimonio de lo impresentable, active-
Lo definitivo es la posibilidad que invita a la mos los diferendos, salvemos el honor del
nombre (Lyotard, 1994, p. 26).
contemplación, que puede, efectivamente,
ser contemplada sin que este ejercicio remita Las palabras de Lyotard acusan la ilusión
a otra práctica que a ella misma. La contem- del proyecto ilustrado, su fracaso histórico
plación no puede estar condicionada por la y político. Para el filósofo francés hay una
lógica del uso o la función, so riesgo de que se crisis del pensamiento metafísico y de los
desbarate la noción de lo bello. El juicio esté- relatos unificadores. Frente a esto se para la
tico emana de la contemplación de la forma posibilidad de un nuevo pensamiento que
y no quiere intervenirla con categorías forá- igual tiene repercusiones evidentes en todas
neas, de manera que la forma deviene interés, las esferas de la vida social. Ante la pérdida de
un juicio de gusto puro, que no puede tomar la unidad, la fragmentación y la hibridación
una configuración práctica. aparecen como las constantes adjetivas en el
saber reformulado, en el saber posmoderno,
3. Después del presente ese que surge “después de las transforma-
En consideración a la pregunta ¿Qué es ciones que han afectado a las reglas de juego
pues lo posmoderno?, Lyotard responde de la ciencia, de la literatura y de las artes a
que no se trata, como se suele creer habi- partir del siglo XIX” (Lyotard, 2004, p. 9).
tualmente, de un momento histórico cro- La ética, la estética y la política no son tipos
nológicamente posterior a la modernidad, de pensamiento que tengan esferas de aplica-
de una etapa que surge como reacción a la ción particulares ni manifestaciones del pen-
anterior. Más bien, explica, “el posmoder- samiento que aparezcan singularmente. Ética,
nismo no es el fin del modernismo sino su estética y política constituyen una triada que
estado naciente, y este estado es constante” está presente en todo, es decir, cada una de
(Lyotard, 1994, p. 23). estas formas del pensamiento y de la acción

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(...) alega lo impresentable en lo moderno
está asociada a las otras: las tres están presen- y en la presentación misma. Aquello que se
tes en cada espacio de la vida social. A pesar niega a la consolación de las formas bellas,
de que no son absolutamente autónomas, sí al consenso de un gusto que permitiría
experimentar en común la nostalgia de lo
tienen niveles de diferencia. La estética es, para imposible; aquello que indaga por presen-
Lyotard, un espacio en el que surgen los “con- taciones nuevas, no para gozar de ellas sino
ceptos críticos más discriminatorios” (Vega, para hacer sentir mejor que hay algo que es
impresentable (Lyotard, 1994, p. 25).
2002, p. 77), es decir, las manifestaciones artís-
ticas obedecen a otra lógica, a una que se libra En la estética posmoderna no se trata
de la homogeneidad del lenguaje instituciona- de continuar con una tradición ni de man-
lizado. Esta otra lógica del arte es la diferencia, tener respeto por el canon. Lo establecido,
de donde surge el pensamiento estético de de hecho, debe ser considerado como una
Lyotard que sistemáticamente aboga por la posibilidad superable e incluso violable
defensa de la diferencia, por su salvación. o violentable. La premisa que defiende
El litigio entre razón e imaginación es Lyotard aboga por la más novedosa de las
inevitable y, de hecho, se puede resolver. novedades: no tiene sentido seguir inda-
Las formas de la ley, las normas, las reglas, gando en una circunstancia que ha cadu-
cualesquiera que sean, se presentan como la cado históricamente y que ha demostrado
garantía llamada a dirimir el conflicto. Pero, su insuficiencia a la hora de dar cuenta de
más allá de esta solución legal, el diferendo se una diversidad absoluta, que se resiste al
mantiene insalvable en cuanto que lo que se empaque genérico. Si la obra de arte es una
confronta es la diferencia irreductible de los len- subversión del deseo, debe ser entonces, por
guajes: independientemente de los lenguajes definición, subversiva. El único propósito
que estén enfrentados, en conflicto, cada uno del arte posmoderno es lograr la revolu-
de ellos tiene una especificidad intransferible ción radical, ese es el parámetro del que no
que obstaculiza la traducción absoluta. Todo puede olvidarse, el de la más explosiva con-
ejercicio de traducción escapa a la literalidad vulsión estética.
total, a la homologación perfecta, de manera Cada obra se admite como un mundo
tal que cualquier acto de traducción lo es nuevo organizado según un conjunto de
también de traición. “Esta cosa no es defini- reglas propias que se tornan inválidas si
ble de otra manera. Es de la misma natura- se las quiere aplicar en otro momento a la
leza de esa energía que rehúsa responder a lo creación de otro mundo, de otra obra. Estas
que es” (Breton y Eluard, 2004, p. 16). reglas surgen de la obra misma que las inves-
Si se trata de defender la diferencia y, tiga y las pone a prueba por tan solo una
sobre todo, de habitar en ella, se deben acor- vez en la vida porque, repito, el prototipo
dar unas normas mínimas que, en efecto, la muestra su agotamiento y su impertinencia
mantengan. también cuando se lo quiere poner como
esquema interpretativo. No hay reglas, no
4. La nostalgia de lo imposible: encontrando lo que hay mandato, no hay prohibición.
no se ha perdido El artista ha de asumirse como un crea-
Lo sublime posmoderno se liga a la nostal- dor a priori que trabaja sin conocer ni el fin
gia de lo imposible: ni la forma última de aquello que surge de

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su potencial creativo. Si no hay modelo no absoluta que se resiste a la reiteración, del


hay ruta ni pasos precisos que se puedan dar “pequeño relato”, que “se mantiene como la
según un método universal. Las exigencias forma por excelencia que toma la invención
normativas de la academia, ofrecidas como imaginativa”, escribe el filósofo (Lyotard,
obligatorias para consolidar ciertos idea- 2004, p. 109). La estética posmoderna des-
les alusivos a nociones prácticas y teóricas legitima la herencia y abre “un estado del
como el estilo y el modo, por ejemplo, cons- pensamiento”, que cambia las relaciones
tituyen para el pensamiento de Lyotard un tradicionales con el sentido.
impedimento para que lo impresentable sea La estética
posmoderna
presentado. El arte posmoderno se busca en 5. La navaja del barbero que dulcemente raja el ojo busca una
la medida en que se encuentra, se encuentra Dicho en pocas palabras, de lo que se trata nueva
legitimidad,
en la medida en que se busca, aunque, en es de encontrar un nuevo sentido, uno que
una que se
rigor, no se sabe qué se busca hasta que (no) no esté incrustado en los marcos de lo pre- libre de los
se lo encuentra. El manual de instrucciones decible. Con todo y que Lyotard insiste en compromisos
universales y
para ser un artista correcto o para ser un ver a la vanguardia como un fenómeno de la obligación
artista moderno no sirve. Lyotard lo tira moderno, el sublime posmoderno podría forzada de
asistir a las
despreocupado a la caneca de basura, pero identificarse en aquel tipo de obra en el que
prácticas
no sin recordar antes (o después) que si la se impide la presentación misma. artísticas y
posmodernidad es el origen de lo moderno, Pienso, a la luz de los comentarios darles luz para
iluminar los
“una obra de arte no puede convertirse en hechos hasta el momento, la escena que senderos de la
moderna si, en principio, no es ya posmo- sigue y la circunstancia en la que fue escrita. creación.
derna” (Lyotard, 1994, p. 23). Un crédito nos advierte: “Érase una vez”…
El artista y el escritor trabajan sin reglas La escena es precisa. Un hombre, mien-
y para establecer las reglas de aquello que tras fuma, afila sin afán, con movimientos
habrá sido hecho. De ahí que la obra y
el texto tengan las propiedades del acon- expertos, una navaja. Para probar la eficacia
tecimiento; de ahí también que lleguen de su trabajo se corta la uña del pulgar de
demasiado tarde para su autor, o, lo que la mano izquierda. Sale al balcón. Afuera
viene a ser lo mismo, que su puesta en
la noche lo espera y le da su luz. El hombre
obra comience siempre demasiado pron-
to. Posmoderno será comprender según la apoya las manos sobre la baranda, como
paradoja del futuro (pos) anterior (modo) para descansar. Su sombra se proyecta atrás,
(Lyotard, 1994, p. 25). sobre la pared. El hombre mira arriba; el
La estética posmoderna busca una humo del cigarrillo sale copioso de su boca.
nueva legitimidad, una que se libre de los La luna llena se impone como un círculo
compromisos universales y de la obligación perfecto de luz en medio de la negrura de la
forzada de asistir a las prácticas artísticas noche. De repente una nube se acerca, ame-
y darles luz para iluminar los senderos de nazante. En primer plano una mujer mira
la creación. Así como el discurso científico justo al frente. Nos mira. La mano izquierda
posmoderno no puede apelar a los grandes del hombre le abre los párpados, mientras la
relatos para legitimarse, la estética posmo- derecha se aproxima empuñando la navaja.
derna no puede tampoco hacerlo. Lo válido Afuera la luna es atravesada, lacerada, por
es forma de lo particular, de la singularidad la aguda nube. Adentro, la distancia entre

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la mirada y la imagen se ha reducido drásti- Según cuentan sus autores, el guión se
camente. Ahora el ojo que mira está íntima, escribió en seis días en lo cuales la charla
peligrosamente, cerca del ojo que es mirado. se planteaba en términos semejantes a los
En primerísimo primer plano la navaja fluye que a continuación transcribo:
impasible y, por fin, el cortante filo taja hori- Por ejemplo, la mujer se hace de una
zontalmente el ojo. Pronto el humor vítreo raqueta de tennis para defenderse del
se derrama transparente. hombre que quiere atacarla; éste mira
Lo que se acaba de describir es, por entonces alrededor suyo buscando algo y
supuesto, la secuencia inaugural de Un chien (hablando con Dalí):
andalou, la película surrealista por excelencia, ¿Qué es lo que ve?
coescrita por Luis Buñuel y Salvador Dalí1. Se — Un sapo que vuela.
sabe que el proceso creativo que siguieron los — ¡Mal!
— Una botella de coñac.
dos autores prescindía voluntariamente de
— ¡Mal!
cadencias lógicas y de imágenes que pudieran — Bueno, yo veo dos cuerdas.
tener cargas históricas o simbólicas específi- — Bueno, pero ¿qué hay tras esas cuerdas?
cas. Su interés era, justamente, crear una pelí- — El tipo que las jala se cae porque está
cula en la que la posibilidad del significado se arrastrando algo demasiado pesado.
bloqueara, una película que trastocara toda — Ah, está bien que caiga.
— En las cuerdas, hay dos grandes calaba-
cadencia discursiva preestablecida. En Mi
zas secas.
último suspiro, Luis Buñuel cuenta cuál era — ¿Qué más?
la lógica que se instauraba en las jornadas de — Dos hermanos maristas.
escritura del guión: — ¿Y luego?
Estábamos en tal simbiosis que no había — Un cañón.
discusión. Trabajábamos recibiendo las — Mal, mejor un sillón de lujo.
primeras imágenes que nos venían a la — No, un piano de cola.
mente y rechazábamos sistemáticamente — Muy bien, y sobre el piano un asno...
todo lo que podía venir de la cultura o no, dos asnos putrefactos.
de la educación. Debían ser imágenes que — ¡Magnífico! Es decir que hacíamos sur-
nos sorprendieran y fueran aceptadas por
gir imágenes irracionales sin ninguna
ambos sin discusión.
explicación (Buñuel, 1982).
El interés era, en últimas, poner en cine
un sueño, algo así como un sueño: —“Dalí Si la diferencia es la tensión que se da
me dice: “Esta noche he soñado que hormi- entre el sentido y el discurso, y si en el arte
gas pululaban en mi mano”. — Yo dije: ¡Y el sentido es diferente de la significación y
bien! Yo he soñado que cortábamos el ojo de de la designación (Vega, 2002, p. 78), en esta
alguien”. El sueño es, según la anécdota, el película, me parece, cualquier intento por
detonante de la película, el punto de arran- reducirla en niveles lingüísticos o a signi-
que. Había que empezar por cortar un ojo. ficados unívocos y estables resulta arisco o
Y así se hizo. reticente. En la primera imagen, por ejem-

1. Un chien andalou (Un perro andaluz). Dirección: Luis Buñuel. Guión: Luis Buñuel y Salvador Dalí.
Fotografía: Albert Duverger. Montaje: Luis Buñuel. Escenografía: Pierre Schilzneck. Reparto: Simone
Mareuil, Pierre Batcheff, Salvador Dalí, Luis Buñuel, Jaume Miravitlles. Francia (París, 1929).

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COMUNICACIÓN

plo, ¿qué es lo que vemos, si no la negación Al final de la película, un nuevo crédito


misma del ver? Dicho por el diccionario de advierte: “Con la primavera”. Antes de que
la RAE, lo sublime es lo excelso, lo eminente, ruede el crédito final sobre la pantalla –The
lo de elevación extraordinaria, mientras que End– algo más sucede. Según lo escrito en
lo subliminal es aquello que está por debajo el guión de Buñuel y Dalí todo finaliza así:
del umbral de la conciencia. Todo ha cambiado. Ahora se ve un desier-
“En el cinismo de la innovación se to sin horizonte. Plantados en el centro,
hundidos en la arena hasta el pecho, se
oculta seguramente la desesperación de ve al personaje y a la joven, ciegos, con
que ya nada suceda. Pero innovar consiste las ropas desgarradas, devorados por los
en hacer como si sucedieran muchas cosas, rayos del sol y por un enjambre de insec-
tos (Buñuel y Dalí, 2004, p. 60).
y en hacer que sucedan” (Lyotard, 1988, p.
110). ¿Qué pensar de una navaja que corta
un ojo? ¿Ascenso eminente o descenso sub- 6. ¿The End?
consciente? ¿Sobrerrealidad o subrealidad? ¿Qué sucede? ¿Sucede? ¿Guerra al todo?
¿Qué sucede? ¿Sucede? ¿Testimonio de lo impresentable? ¿The End?

Bibliografías
1. Breton, André; Eluard, Paul. (2004). Notas sobre la poesía. En Actas surrealistas.
Buenos Aires: Quadrata.
2. Buñuel, Luis. (1982). Mi último suspiro. Barcelona: Plaza & Janes.
3. Buñuel, Luis; Dalí, Salvador. (2004). Prólogo. En Actas surrealistas. Buenos Aires:
Quadrata.
4. Habermas, Jürgen. (1989). El discurso filosófico de la modernidad. Madrid: Taurus.
5. Kant, Immanuel. (2007). Crítica del juicio. Edición y Traducción de Manuel García
Morente, 1977. [Título original alemán: Critik der Urtheilskraft (1790)]. Madrid:
Espasa Calpe.
6. Lyotard, Jean-François (1988). Lo sublime y la vanguardia. En Lo inhumano.
Charlas sobre el tiempo. Buenos Aires: Manantial.
7. Lyotard, Jean-François. (1989). ¿Por qué filosofar? Barcelona: Paidós.
8. Lyotard, Jean-François. (1994). La posmodernidad (explicada a los niños). Barcelona:
Gedisa.
9. Lyotard, Jean-François. (2004). La condición posmoderna. Cátedra: Madrid.
10. Vega, Amparo. (2002). Defensa del ojo: aprender a ver es desaprender a reconocer.
La primera estética del deseo en JF Lyotard. En Ensayos. Historia y Teoría del
Arte (6). Bogotá: Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad Nacional de
Colombia.

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