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2- El cacique Diriangén
Los maribios son del oeste de Nicaragua y adoraban al jaguar como símbolo
divino de poder. Existe una leyenda sobre la muerte del cacique Diriagén que
cuenta que un día él subió de noche al cerro Casitas para hacer una
ceremonia que lo haría convertirse en el dios Sol.
El cacique subió a punta del cerro y se dejó caer hacia las tinieblas. La
mitología cuenta que el cacique murió al caer por el despeñadero, pero que
su espíritu voló hacia el cielo y siempre surca hacia el oeste.
5- La Cegua
Ésta es una anciana noctámbula con aspecto de bruja que va espantando a
los hombres mujeriegos. Tiene unos silbidos de ultratumba y su cabello es
largo hasta la cintura.
Su voz es hueca. Cuando ataca junto a otras ceguas, golpea, pellizca y le
arranca los cabellos a su víctima hasta dejarlo inconsciente en la intemperie.
6- Los Cadejos
La leyenda del Cadejo es conocida en varios países de Centroamérica. Estos
son dos perros de ojos encendidos, uno negro y otro blanco, uno malo y otro
bueno.
El bueno escolta a los hombres honrados que deben trabajar de noche. El
malo espanta a los que se trasnochan por irse de juerga.
Cuando alguien exclama “lo jugó el Cadejo”, quiere decir que a alguien lo
dejaron moribundo en el piso.
7- La Mocuana de Sébaco
Según el relato, a las tierras del cacique de Sébaco llegaban muchos
españoles a quienes este trataba con cordialidad y les regalaba oro con una
condición: que se fueran de sus dominios y nunca más regresaran.
Como era de esperarse, los españoles hicieron lo contrario y quisieron
robarlo. El cacique, enterado, escondió toda su fortuna confiándole el secreto
solo a su hija.
Años después la hija del cacique se enamoró de un español y huyó de la
comunidad. El europeo resultó ser un loco que la encerró dentro de una
cueva, pero la muchacha, conocedora del lugar, logró escapar por un
boquete.
Dicen que esta muchacha se aparece a los transeúntes y los invita a que la
sigan hasta la cueva. Nadie le ha podido ver su cara, pero sí su larga cabellera
y su esbelta figura.
8- La coyota de El Viejo
Cuentan que en un pueblo llamado El Viejo vivió Teodora Valdivieso, una
mujer coyota. Después de que su esposo se dormía, ella se iba detrás de su
rancho, pronunciaba el conjuro “abajo carne, abajo carne”, y se
transformaba para ir a reunirse con una manada.
Una noche de esas su marido la espió y le echó un puño de sal justo antes
de que dijera el conjuro para volver a ser humana, acto que la dejó con su
forma de coyota para siempre.
Algunos dicen que aún se oyen sus alaridos de lamento y que, en ocasiones,
se la ve avanzar por la llanura acompañada de sus cachorros.
10- La mona
GRADO: TERCERO
SECCION: A
TURNO: MATUTINO