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ANatomía

de la
Pendeja
Maraca
Anatomía de la Pendeja Maraca
Dinamitera Rosario, 2016

Diagramación: Wefrumen Poesía


gatolibertario@gmail.com

Primera edición
Santiago warria - $hile

El <ensayo> a continuación puede convertirse en cualquier


otra cosa. Su reproducción total o parcial queda en manos
de la libertad de quién lo porta ahora. Cada
reinterpretación hará crecer la reflexión: lo que nosotrxs
solemos llamar "La Idea" se expandiría. Tómala, al final es
una sola nombrada con muchos nombres. Este texto fue
escrito entre 2016 y 2018. Hazlo correr porque no existe el
futuro.
ANatomía
de la
Pendeja
Maraca
PREFACIO

Anarquía: palabra dulce, que se confunde con mil


ideas en la boca de cualquiera que cuente con tiempo y
espacio para la autodeterminación. Palabra enorme,
palabra que se ha convertido en un espacio, que pasó a
confundirse en un mar de terminologías perdidas, perdidas
en manos de los que se apiñan en círculos masculinos. Pasó
del rayado en la calle a ser un concepto manoseado; un
concepto de amor, de amor propio y amor libre, ahora
manoseado por el patriarcado. Porque todo movimiento
tenderá a adjudicársela -algunos con mayor éxito que otros-
y acuñará una definición para ella y, entonces, justificará
sus acciones en base a este nuevo término. Esto explica la
existencia la anarquía de vitrina, la anarquía de pantalla, de
pantalla negra, de Netflix serie, de V de Vendetta en
película y logotipos de producción industrial. Cuando leí
"La Anarquía explicada para lxs niñxs" de José Antonio
Emmanuel en un lindo fanzine ilustrado, rescaté mucho la
idea de no hacer de este término una definición inmutable,
fijada por iluminados intelectuales y validada por una
ciencia absoluta; sino como una forma de pensamiento que
permite reflexionar sobre las actitudes propias de unx
mismx frente a lxs otrxs seres. A través de esta lectura fue
bueno ver que el mensaje "para lxs niñxs" va en realidad
dirigido a lxs que no dejamos nunca de ser niñxs porque
quizás con esa inocencia y esa rabia impetuosa que
caracteriza a la infancia está una arista fundamental para
el triunfo de la vida en la acracia. No dejo de creer que esa
es la respuesta, en parte, a la definición de la Anarquía.
Ahora bien, en este libro hay una serie de ideas que resultan

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ser fundamentales, a modo de “decálogo”, para la vida en
colectividad consciente y, basándome en ellos, considero
importante detenerme en aquellos que nos recuerdan que
lo que queremos destruir es también aquello que nos
oprime, considerando, por ejemplo, las prácticas
humanas que coartan la libertad individual de cualquiera.
Pero me doy cuenta que no es igual para todxs, al menos
no para las mujeres. No dejo de pensar en conversaciones
con otras compañeras o conmigo en las tardes muertas,
en las que por algún motivo llegamos a concluir que
puede que el pololo anarco de mi amiga no sea tan
feminista como creía o como él se ha declarado a sí
mismo. Si crecer desde la mente hacia el corazón pasa por
amar, proteger(nos), no tener esclavos, cultivar… la
misoginia no puede tomar lugar porque en esta utopía no
podría permitirse este odio injustificado hacia nosotras,
nosotres. La salvaje energía infantil, adolescente y
hormonal mueve el motor que nos hace trabajar, copiar lo
bello, ayudar(nos), apoyar(nos), estudiar y aprender todo
lo nuevo, todo lo viejo, todo lo que nos haga libres de la
ignorancia. Sí, es a esos espíritus a quienes se dirige el
libro... pero, ¿Cómo lidiar con la dualidad que han hecho
del cuerpo infantilizado de nosotras las mujeres? ¿Cómo
es que aquel salvajismo no es posible dentro de las dos
dimensiones que nos enseñan de nuestra feminidad
desde que somos pequeñas? Porque mientras somos
inocentes, somos puras, somos ayudadas, somos amadas
por otro; no ayudamos, no amamos con desmedida, no
fluye esa energía trasparentemente porque nuestro
destino es ser encontradas, ayudadas por otro y, al mismo
tiempo, somos una caja de sorpresas, o una duda que se
mueve con la falda al viento. Nos plantean como un
misterio que no tiene respuestas, que tiene deseo, sin
embargo, es ayudada a encontrar sus orgasmos, es guiada
hacia los brazos de los mayores, que la mesen
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que la aconsejan, que la tocan para enseñarle y ¿Quién
enseña? Este gran padre, anarquista, marxista o disidente
que se conforma con la figura de todos, que sabe todo,
que tiene entre sus manos el falo enérgico de la verdadera
libertad y que prende mejores barricadas o ideas; porque
no hay mejor apoyo mutuo que el de enderezar los
caminos de las que son y serán siempre pendejas, parte de
esta infancia incompleta o de las que fuimos nombradas
“pendejas maracas”, porque sí, existimos en todos los
espacios y estamos en el vocabulario de todos y todas.

La libertad es semilla en nuestra lengua colonizada, mas


todas cambian y mutan a través del tiempo, por esto
debemos escucharnos. Tal vez nuestras palabras
contengan más ataduras que napoleones.

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CONCEPCIÓN Y ESQUELETO DE LA PENDEJA MARACA

Yace en el suelo, acostada sobre sí misma. Ella es


una y dos a la vez. Ella –cuyo nombre podría no tener
relevancia– está afanada con aprenderlo todo,
absolutamente todo. La mueven viejas ansias ancestrales
por saber cosas sobre la luna, la tierra y sobre ella misma.
Está superpuesta en el mismo espacio, ambos úteros
parecen uno solo, sin embargo, el corazón y la cabeza están
fundidos en una jungla de confusiones. A veces, no tiene
útero, pero lo puede imaginar. Su vagina es un tabú y un
deleite; para una de sus partes está prohibida su
exploración sensible, está relegada a ser un órgano para
guardarse, para estar escondidos en la ropa interior; pero la
otra parte se remueve con su propia imagen reflejada en la
cámara frontal del celular o en el espejo del baño. Está ahí,
recostada, frotando su clítoris con rígidos juguetes
plásticos. Sacia su sed de sexo en soledad, pero lo comparte
y lo divulga. A veces no tiene clítoris, pero siente el roce
como si lo tuviera. Todos la observan, tiene acceso a un
contador de visitas en sus redes sociales. Todxs están
expectantes de su figura y su figura se torna un tema de
conversación importante. En su cráneo se entretejen
hiedras de muchas ideas que forma una red de
contradicciones masculinas. No sabe quién tiene la razón,
no sabe si ser linda la hará menos feminista. No sabe si ser
feminista la hará menos linda. Está allí, sin edad, pero es
jovenniña, sintiendo culpa de tener lo que tiene, sintiendo
placer de que otra no lo tenga y sintiendo lástima por su
esqueleto tan maltratado de palabras.

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Al levantarse debe hacer todo. Asea su cuerpo y su espacio.
Camina silenciosa a comprar su alimento. Toma buenas y
malas decisiones –como todxs– pero no sabe cómo
catalogar su decisión de ponerse un peto y una falda corta
hasta que alguien más lo decide por ella. Reunidos en una
esquina muchos falos la aprueban, al llegar a su lugar de
estudios o trabajo, algunas le dirán que está empoderada,
otras le dirán que está bien, pero que debe cuidarse y otros
le dirán que está provocando. No sabe porque nadie le ha
permitido ponerle una categoría a su decisión. Luego
opina, pero todxs parecen obviar su opinión. No sabe si
tiene la culpa de querer ser vanidosa en medio del
estereotipado cuerpo de la feminista verdadera.

Vuelve a recostarse, pero imaginariamente. Está de pie en


el metro, en el bus, en el tren. Se siente observada por
todos y todas. Quisiera no tener género, aunque a veces no
lo tiene. A veces su forma no nació con un clítoris que
observar, pero reluce de igual manera una falda corta…
entonces la confusión se vuelve más grande, más enorme,
piensa: –¿Quién podrá validarme?–. Porque no sabe si
estuvo bien o mal la falda cuando todo el mundo esperaba
un pantalón, porque no sabe si estuvo bien el pantalón
masculino cuando todxs esperaban que apareciera con
falda. Otra vez se siente infantil y sin voz, hay un grupo
que rechaza su corporalidad y otro que la acepta, pero que
la reprime con sus expectativas de lo que debería ser. Sus
huesos envueltos de un físico despampanante cargan
sobre sí un montón de cadenas pintadas de rojoynegro y
tal vez de morado. Sigue recostada en su imaginación,
mientras le gritan que no sabe, que no sabe nada, por eso
la nombran Pendeja, mientras tanto se va ganando su
apellido Maraca.
La Pendeja que no tiene clítoris se vuelve más expuesta, la

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la Pendeja sin clítoris se hace un foco de burla, porque
tiene voz de mujer, porque es su deber volverse la perra
de las perras, de lo contrario también ha tomado una
mala decisión.

Se cubre el cuerpo con un abrigo. Se tapa todo los rastros de


piel. Cuando ostenta sus tetas desbordadas le han dicho que
debe usar un sostén: Dicen que para que no se caigan
(porque son bonitas), dicen que para que se vean más
grandes (porque hay que ocultar que no son “suficientes”),
dicen que para taparlas (porque está bien tener carne, pero
no pezones). Luego le dicen que se lo saque, porque quien lo
usa forma parte del grupo de las oprimidas. La Pendeja
Maraca nunca será real. A su cuerpo le sobra todo y no le
falta nada. A su cuerpo le falta lo que alguien más tiene y a su
cuerpo le sobra lo que no tienen lxs demás.

Su esqueleto es perfecto. Cumple con las expectativas de lo


falso y lo concreto: Le han ofrecido fotografiarse desnuda.
También le recuerdan a diario que debe hacerse el Test de
Elisa, porque hay riesgo de contagio de la pandemia de VIH y
porque es evidente que alguien con su cuerpo debe tener, en
extremo, cuidado.

Pero una vez que está de pie ha logrado desdoblarse. Ahora


es dos úteros que caminan (o dos bultos que ocultar), ahora
es dos mentes que caminan separadas. En su casa quedó
tendida esa parte íntima, ahora debe aparentar en medio del
mundo. Hay humanos que la rodean, asiste a fiestas,
reuniones, asambleas,tocatas y jornadas. Hay humanos que
la miran, que la miran decir, fumar y exhalar sus actitudes:
pero nadie dirá nada en presencia de su esqueleto
desdoblado.

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Cuando está desdoblada es mucho más sencillo poder
amarla. Porque siempre estará revoloteando la idea del
amor libre con la excusa de poseer la parte pública de su
cuerpo doble. Cuando está separada de sí misma entonces
otra persona puede ocupar su lugar. Ahora ya no solo es una
y dos, ahora puede llegar a ser tres, pero la confunden para
que sean uno solo y olvide en casa lo que quedó tirado,
porque es desechable y pues no puede encontrarse sino en
este cuerpo nuevo o con ayuda. A ella le falta todo cuando
está a punto de rellenarse con lo de fuera; se fusiona a la
mano de otro y en su costilla se enredan sus inseguridades.
Entonces su esqueleto siempre tiene espacio para hacerse
siamesa de otra historia, su esqueleto está definido por el
vacío que debe ser llenado, su voz tiene siempre una duda
encadenada, atada a la respuesta de alguien más que
deberá darle la razón o refutarla. A su esqueleto le faltan
huesos, por eso su cintura siempre es tan perfecta. A sus
horas le faltan los segundos en que alguien más puede darle
esa aprobación. Aunque en todo caso, ella no sabe nada de
esto, porque toda ella en su dualidad, siente que todo está
en orden, que toda ella es equilibrio, porque nadie de los
que la dividen le han hecho saber que en realidad, en
palabra de todos, ella es dos personas diferentes. No
obstante, aún tiene el poder de hacer que todos queden sin
palabras y el de ser alabada a través de mensajes de
composición ficticia: que están suspendidos en el internet,
pero nadie puede ver los rostros de quien le dice que su
cuerpo es espectacular.

Nadie se detiene a escuchar sus ideas a cabalidad si no es


para encontrarle errores. Es mejor que no diga nada; tarde
o temprano deberá cambiar sus palabras por la elocuencia
de los gemidos, que son, en teoría, lo único que ella podría
decir. Sus cuerdas vocales están diseñadas para la duda y

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para el sexo salvaje; el que pone las cadenas jamás dejará
que su voz expela quejas.

Y su cuerpo es patrimonio. En grupos masculinos corren


torrentes de fotos de muchas de ellas. En el cuchicheo
posterior a una asamblea siempre se comenta sobre su
presencia y entre todos lo potencian porque se encargan de
asumir la colectividad de esta posesión, porque todos por
igual tienen la misma posibilidad de tener acceso a su
cuerpo; porque a todos les puede pertenecer si saben cómo.
Porque en fondo dicen que ella no sabe nada

La única razón por la que la mantienen cerca es porque


siguen creyendo que les pertenece, cuando ella logra saber,
misteriosamente ya está muerta y ya ha sido reemplazada.

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NACIMIENTO DE LA PENDEJA MARACA

Está engañada por sus propios sueños. Nadie le ha


dicho que aún no puede hablar aunque esté gritando. Ella
no nace cuando su madre la ha parido. Ella no nace cuando
da sus primeros pasos ni cuando ya tiene llenos los registros
en la ficha del control sano de los consultorios. La Pendeja
Maraca nace exactamente en la línea divisoria de su
formación. Da lo mismo que haya nacido en clínica u
hospital: el diagnóstico de la ninfomanía no conoce de clase
social. Su nacimiento tiene por nombre MENARQUIA
(primera menstruación), pero le apodan “regla” que no se
rompe, le pusieron indispuesta porque no está disponible
para ser fecunda…penetra...usada. Su nacimiento no tiene
tiempo definido. Algunas nacen prematuras, porque nacen
cuando el botón mamario comienza a florecer. Nace cuando
alguien más la observar, nace, sobre todo, cuando un
hombre decide que ha nacido. Decide que es suficiente para
que salga de su casa sola o “para que no arrastre la bolsa del
pan” y todxs rieron cuando un tío en la mesa lo dijo textual,
cuando un vecino elogió sus caderas, cuando mamá le dijo a
la niña “por ahí no camines nunca más, mejor vente por esta
otra calle”. Todxs la dejamos nacer, pero como nacen los
caballos: Que caiga al suelo y desde allí, solitaria, se ponga
de pie. Su alumbramiento humano, dentro de un hospital,
solo sirve para tener un antecedente: En la cinta rosada
junto a su nombre también está escrito el potencial que
tiene que de nacer otra vez, esta vez bajo en nombre
Pendeja y el apellido Maraca. Nadie las ve nacer, en
realidad, solo emergen a través de lo que otros dicen de ella.
Nació antes del internet, pero el internet es un síntoma

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nuevo. Nació con nuestras abuelas, nació cuando fue
abusada y acusada de haber tentado. Ella no es por sí
misma, ella sigue siendo dos cuerpos en uno solo. Ella
reluce aún de pureza, a pesar de haber nacido cuando le
han crecido las tetas. Es difícil, en verdad, decidir cuando
nace una: Una vez conocimos una que cuyo cuerpo
pequeño parecía no haber nacido; pero le dio la luz un
hombre una vez, de su misma edad, que especuló que ella
menstruaba por haber tenido relaciones sexuales antes de
tiempo. Otra vez conocimos a una compañera de curso
que tuvo un pololo antes que todas. Supimos de otra, hace
más años, que fue obligada a casarse niña y que moría de
vergüenza ante el doctor que le sugería tener más
relaciones para que se le acabaran los dolores
menstruales. Miramos con duda a otras cuyas caderas
“misteriosamente” se ensancharon “antes”. Es difícil
seguirles el rastro, pero lo único cierto es que nacen todos
los días y a todas horas.

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DESARROLLO DE LA PENDEJA MARACA

Ella se desarrolla siempre en la escuela o en el barrio,


siempre en lugares donde haya alguien más. Nunca sola,
ella en soledad no es más que cáscara y esqueleto; ella en
soledad se cultiva, pero no puede madurar entre tanto
silencio. Hay que recordar siempre que ella no se hace a sí
misma, sino que la construyen. Otrxs la hacen nace y es a
través de la palabra ajena por la que se desarrolla. El cordón
umbilical de su cuerpo doble es lo que lxs demás tengan
para decir sobre ella.

En la escuela inicia con su desarrollo temprano y sus


encuentros amorosos. Más tarde será más o menos Maraca
que otras, dependiendo de los vínculos sexo-afectivos que
establezca con otros. El apellido también es jerarquía. En la
escuela comienza la separación por grado: Unas son
demasiado pendejas para ser maracas y otras, demasiado
maracas para ser solamente pendejas. Comienza aquí la
jerarquía de poderes. De forma falsa, hay quienes creen que
la facultad inquisidora de algunas mujeres de identificar a
una de sus pares en esta categoría y someterla por eso a un
castigo y juicio social, es una potestad digna de respeto.
Pero esto no descansa aquí, pues no hay que confundir a
quienes realmente les pertenece el poder de hacer funcionar
este sistema judicial: Tienen nombre en masculino, son
hombres cis quienes pueden colocar esta etiqueta incluso a
aquellas que están castigando a otra por ser Pendeja
Maraca. Por mucho que se crea que la pelea de poder está
entre ellas, todas son posibles víctimas de ser considerada
como una Pendeja Maraca ¡Es que da lo mismo qué edad

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tengan o en qué curso vayan…! Todas ellas pueden ser
maracas por el mero hecho de que alguien más las ha
llamado así o las ha difamado. ESTUPRO le pusieron a sus
crímenes pedófilos, porque la Pendeja Maraca baila en el
limbo de su madurez y su infancia: Porque a los quince
años podría parir, pero no adoptar, su cuerpo sigue siendo
dos dimensiones en una. Está siempre subyugada a una
diferencia de edad, siempre es menor que alguien y, ojalá,
siempre fuera así.

Empero, al salir de la escuela no tendrá mucha chance de


limpiar su imagen. Tal vez haya aprendido el patrón de las
demás y renegó de serlo, aunque muchos hombres la tengan
como tal. Tal vez incluso se haya vanagloriado de haber
golpeado hasta sangrar a otra Pendeja Maraca, se camufla
con el enemigo. Pero en la universidad nacerá de nuevo.
Habrá cada vez menos, eso es cierto, porque se camuflan de
buena forma o porque simplemente, han crecido (o las
hicieron crecer). Pero siguen siendo menores cuando saben
menos que otro; son más chicas cuando recién han entrado
a formar parte de un espacio. La recién recién llegada
tampoco sabe hablar y no maneja los códigos: Se vuelve
pendeja y, solo si se deja acariciar, se convierte en maraca
de modo casi automático. Bueno, si no deja que la acaricien
le mirarán su cuerpo: Si usa maquillaje, si cumple o no con
los cánones de belleza europeos, si denota una
preocupación por lo que lleva puesto, si habla o no con
soltura de su vida sexual, si siente o no vergüenza al hablar
sobre su vagina, clítoris, etc. Todo eso es una sospecha y si
comenta sobre su pasado, eso también puede ser usado en
su contra, para que venga alguien a reclamar su derecho.
Alguien aconsejará a otro del grupo: “Dale con esa no más,
háblale. Esa pendeja es súper maraca, se ha metido con
todos, es obvio que te va a resultar”.

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La contienda está resuelta hasta que la pendeja crece,
porque cuando logra salirse de su círculo macabro, ha
crecido. Cuando alguna compañera le tiende la mano, ha
crecido y entonces, ya se prepara para morir. Mientras que
la descartan siempre habrá otras P.M. naciendo en otros
sitios.

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MUERTE DE LA PENDEJA MARACA

Ella ya no sirve para nada. Está vieja y usada. Le han


usurpado todos los espacios posibles y ella comprendió que
nunca perteneció a esos tres espacios (el de ella propia, el
que es de todxs y para todxs, el que se llena con otro), su
cuerpo violentado siempre ha sido uno solo, salvo que ha
sido ocultado tras kilos y kilos de un fango lechoso que le
impidió tocarse la piel con soberanía para (re)conocerse. Se
ha compuesto de creencias y palabras que le han mermado
el espíritu hasta dejarlo en nada. Se ha socavado su
inocencia y ya no es útil para el uso de ninguno. Ahora tiene
una razón insuperable para ser libre, lo que pasa es que ya
no se cree incompleta y rota, sucede que su vestimenta no
es un motivo para violarla ni suponer su actividad sexual.
Ahora es más probable que sea peligrosa.

Se ha visto desmitificada y soberana de sí misma. Sucedió


que muchas de sus opresoras han sucumbido también a sus
condiciones individuales de Pendeja Maraca. Tienen un
sorprendente potencial de entablar relaciones significativas
que rompen con la norma heterosexual. Dos realidades las
unifican: verse oprimidas por ser mujeres o disidentes,
haber sido parte del grupo reconocido como las Pendejas
Maracas. Pero, ¿Por qué hemos sido una del clan? Y hay una
lista de razones por las que cada una (en nuestras
individualidades que nos diferencian) hemos sido
catalogadas así. Lo más escabroso de la lista es que tal vez
estuvimos de acuerdo con cualquiera de estos argumentos,
porque ayudamos de modo inconsciente a construir este
perfil desde nuestro lenguaje, también considerando que es

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que es más fácil mirar de fuera a quien creemos estar
juzgando, usualmente sin considerar que lo estamos
haciendo hacia nosotras mismas. Al final de la partida
yacerá muerta la Pendeja Maraca en todas las utopías que
queramos construir, pero no como muere en manos del
patriarcado.

Existe una Pendeja Maraca porque crees que es así.

Porque ser gorda no es excluyente, creerán que con el sexo


bajarás de peso y tal vez te convenzan de esa realidad;
porque no solo les molesta que seas tú misma, te regalan la
sensación de fealdad para venderte la dieta. Porque siempre
hay una salida para entrar en esta categoría, aunque no
formes parte del canon hallarán la forma de hacerte
encajar. Las canciones te dicen que la chupas con más
ganas, pero nadie te avisó.

Porque aunque seas flaca creerán que no estás siendo lo


suficientemente valorada por tus estándares físicos de
belleza occidentalizada. Sácate provecho. Porque nunca
serás suficiente fetiche.

Porque si sabes mucho es porque te acuestas con hombres


que saben mucho.

Porque tus saberes siempre serán relativizados enfunción


de tu actividad sexual. hables o no de ello en público

Porque si sientes asco, rechazo o disgusto por el sexo


heterosexual (o incluso por la intimidad sexual en general)
es porque nadie te ha enseñado como tenerlo

Porque la culpa es del porno heterosexualisante y su


industria de violadores .
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Porque la culpa es de la falta de dignidad social y laboral
que tienen las trabajadoras sexuales, que desempeñan su
oficio en condiciones paupérrimas y que son expuestas
constantemente a situaciones de riesgo a sus cuerpos y sus
vidas; también por culpa de la romantisación de su labor en
este siglo, donde se ha negado el verdadero peligro de esta
industria cuando es regulado por hombres, ensalzando a
las putas con una falsa autodeterminación, cuando no
todas pueden contar la misma historia. Porque la culpa no
es de las putas, es de los puteros violadores, asesinos y
maltratadores.

Porque la culpa es de TU consumo de drogas lícitas e ilícitas


que supuestamente te hacen culpable de lo que te ocurre:
Porque la PDI te preguntará cuánto alcohol bebiste, porque
le dirán que el consumo de alcohol y drogas la hace parte
del sistema que la quiere silenciada y, por lo tanto, es su
culpa haber sido abusada. Porque ser maraca es que tú te lo
buscaste.

Porque la culpa es de la ropa, que genera más morbo que


cumplir con ser abrigo. Porque te tapas para tentar, te
muestras para ofrecer y el punto intermedio deja trabajar a
la imaginación de quien te observa.

Porque no tenemos derecho a pertenecer a sus círculos de


hombres si no es para ser sus polol… perdón, sus
compañeras. La amistad siempre se pone en duda.

Porque la culpa es de la televisión que ofrece cuerpos


colonizados y sin querer encasillamos a las compañeras
como un símil a ese producto en oferta, cuando no
necesariamente es así.

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Porque nos molesta que alguien más sea libre ya que desde
pequeñas nos cosieron a la piel el gen del esclavo.

Porque tener las tetas grandes nos convierte en un fetiche

Porque ser lesbianas nos convierte en un fetiche

Porque las princesas de los cuentos de hadas limitan la


posibilidad de las pequeñas a un mundo con la única
opción de enamorarse para siempre.

Porque tu piel tiene lunares eres un fetiche.

Porque tuve una amiga Maraca y le dije que estaba mal

Porque tuve una amiga Maraca y se lo negué diciendo que


las otras Maracas le tenían envidia. Porque tal vez de mi
siempre dijeron eso.

Porque le dije maraca a mi amiga como sinónimo de


amistad

¡Porque es tu culpa, maraca culiá! ¡Porque esa pendeja


maraca le calienta la sopa a todos!
¡Porque es tu culpa, maraca culiá! ¡Las heterocuriosas
andan rompiendo corazones y les gusta el pico!

Porque también ocupé sinónimsinónimos y supuse que


también fue amistad

Porque la mayoría iniciamos nuestra actividad sexual sin


masturbarnos antes de manera consciente.

Porque el himen “sin romper” vale más que nuestro placer

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y bienestar

Porque las ansias de sentir la penetración está oculta en


todos lados y no sabemos de dónde viene: La noche de
Bodas, la Virgen María, el perreo hasta abajo, la prueba de
amor.

Porque de todos modos no podemos negar la existencia de


trampas interpuestas por el patriarcado y es más fácil estar
a favor de él, que en su contra.

Porque la culpa es de seguir repitiendo que las “calladitas”


son las “peores”

Porque la culpa es de creer que el colegio católico las vuelve


más calientes. Que el uniforme escolar es una fantasía y la
falda larga es lo contrario a un cinturón de castidad.
También lo es de creer que las niñas de octavo de cualquier
escuela pública quedan embarazadas por "calentura".

Porque la culpa es del juicio a priori: la negra india, la


pálida tísica, china amarilla, feministas peludas, la
guatona, la chica, nada de dónde agarrar, la camiona,
maricón con tetas.

Porque nacer mujer sigue siendo sinónimo de deshonra


familiar, fracaso laboral, desenfreno sexual y delicadeza de
acción.

Porque si pares a los quince, dieciséis, diecisiete o tal vez


menos, cargarás con el estigma de que fuiste pendeja
maraca.

Porque si tienes hijxs es porque te encanta el sexo. Ese sexo

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de película porno con la que tanto alucinan.

¡Porque abriste las piernas, maraca culiá!

Porque no te gusta la música que vas a escuchar en vivo, te


gusta que te vean ahí los tipos de las bandas.

Porque si no sabes del todo lo que significa algo, estás ahí


porque te gusta el pene de quien te pueda enseñar.

Porque si te reconocen lo que sabes habrá quienes dirán


que conseguiste ese galardón a punta de sexo.

Porque…

Porque a culpa es de tu lenguaje.

28
Cuida tUS
Palabras
del
FasciSmo

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