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V.·. M.·.
HH.·. Todos.
El primer periodo se puede ubicar en el siglo XVIII, a pocos años del surgimiento
de la M.·. Es.·., un periodo que yo denomino “de confusión”, en el cual fueron
promulgadas las bulas In eminenti del Papa Clemente XII en 1738 y Providas del
Papa Benedicto XIV en 1751, así como el decreto del Secretario de Estado de la
Santa Sede, Cardenal Firrao dirigido a los Estados Pontificios en el año 1739, donde
no se atacaba a la M.·. como institución, pero si a las reuniones que adelantaban
los MMas.·., pues, consideraban que dichas reuniones “[…] no solo eran
sospechosas de herejía, sino sobre todo, peligrosas para la tranquilidad pública y
seguridad del Estado Eclesiástico, ya que si no tuvieran materias contrarias a la fe
ortodoxa y al Estado y tranquilidad a la República, no usarían tantos vínculos
secretos […]”3. En este periodo de tiempo la Iglesia se encontraba atemorizada
por no conocer ni entender la unión de hombres de varias religiones en un solo
lugar, pues en ese momento la posibilidad que existía de reunirse en un mismo
recinto creyentes católicos y no católicos era un imposible digno de excomunión.
1
Católico significa Universal, que comprende o es común a todos, iglé
2
CORVALÁN A. (2014) Masonería, Ciencia y Religión. Editorial Veritas. (p. 2)
3
FERRER BENIMELI, J. (2015). Masonería, Iglesia, Revolución e Independencia. Editorial Pontificia Universidad
Javeriana. p. 19
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Op. cit p. 32
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el Syllabus errorum os nostrae aetatis) de 1864 del Papa Pio IX y la recordada
encíclica Humanum genus de 1884 del Papa León XIII.
El principal exponente de esta etapa fue el Papa Juan XXIII (de quien muchos
dicen logró el máximo grado del R.·.E.·.A.·.A.·.), quien lideró el Concilio Vaticano
II en el año 1959, donde aparentemente la eterna diferencia entre la M.·. y la
Iglesia de Roma, originada principalmente por la desconfianza injustificadamente
generada por la segunda, por fin se estaba zanjando, esto se acentuó con la
recordada oración del mismo Papa en el año 1966 en la ciudad de México (la cual
tenía un gran contenido M.·.) y al pronunciamiento del Prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe, Cardenal Seper, del año 1974 donde “[…] admitía
públicamente la existencia de sociedades masónicas exentas de contenido
contrario a la Iglesia a las cuales podían afiliarse católicos sin ser excomulgados
[…]”5.
Todo lo anterior resultó inquietante para mí, pues considero que la persecución de
la Iglesia Católica a la M.·., la cual considero de problema de la primera con la
segunda, se puede circunscribir en buena medida al desconocimiento de ciertos
temas que nunca le fueron, pero también puede ser que se circunscriba en buena
medida al conocimiento acertado de lo que es la M.·. y para ellos sea mejor que
no lo sepa todo el mundo, pues no puede pasar por alto que la marcada filantropía
y fraternidad que denotan los MMas.·. tiene una influencia religiosa en su
configuración, desde Anderson y Désaguliers con los Landmarks, que incluso hoy
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Op. cit p. 43
6
Op. cit p. 45
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Op. cit p. 52
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seguimos por tratarse de antiguos usos y costumbres que merecen toda nuestra
atención.
Lo cierto es que a pesar de las injusticias que por voluntad de la Iglesia de Roma
debió afrontar la M.·., la misma nunca fue, ni ha sido enemiga de esta o de ninguna
otra religión, pues como un camino complejo y completo al mejoramiento de
buenos seres humanos que es, la M.·. no se detendrá a perder tiempo y fuerzas
en contiendas inocuas, está sobre esas situaciones y va más lejos, es ahí donde
he podido encontrar una gran enseñanza que me propongo compartir con todos
ustedes.
Dicha acción la inculcaron con su labor nuestros ancestros, perdura hasta nuestros
días y somos sus herederos, debiendo continuar la tarea de nuestra Const.·. y
mejoramiento personal sin desfallecer, la cual considero que encuentra en la
espiritualidad un bastión importante y por tal razón, no logré encontrar alguna
razón por la cual la religión deba terminar enemistada con la M.·., todo lo contrario,
considero que deberían trabajar juntas, ya que es claro que la M.·. no ha
pretendido jamás ser o atacar una religión, la M.·. utiliza múltiples SSimb.·.
religiosos en sus ritos y enseñanzas, la mención que hacemos al G.·.A.·.D.·.U.·. no
refiere a un dios M.·. sino a aquel en que cada H.·. cree libre y espontáneamente
y que, en definitiva, no tenemos ningún ánimo dañino con ninguna religión,
solamente propendemos por evitar los dogmas impuestos y sin sentido para poder
llegar a la verdadera luz, siempre siendo tolerantes de otros pareceres.
Frat.·.,
אֶ ְפ ָריִם
Resp.·. Log.·. xxxxxxx No. xxxx
Sivan 5779
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