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La rosa púrpura de el Cairo, película dirigida por el cineasta estadounidense Woody

Allen en el año 1985, esta ambientada en la Gran Depresión de los años veinte en
Estados Unidos, dado que su la trama cuenta la historia de Cecilia, una mujer que
es poco valorada por la sociedad, al ser explotada por su jefe y maltratada por su
marido. Dentro de tanta tristeza y caos, logra encontrar refugio en el cine, donde
precisamente va con frecuencia a ver su película favorita, que lleva por nombre “La
rosa purpura del Cairo”, y luego de unas cuantas veces de repetirla, Cecilia ve como
el protagonista de su película rompe la cuarta pared y se acerca a ella para
enamorarla y vivir lo que podría ser una gran historia de amor.

Esta película se caracteriza e identifica por mostrar lo mágico y fantástico que es el


cine, le da al espectador la libertad de soñar sin limites y de dejar a un lado los
problemas y los quehaceres cotidianos, pues como en varias ocasiones el mismo
Woody Allen ha dicho, “Los seres de ficción quieren tener una vida real y los seres
reales una vida de ficción”, frase que no solo acude a la realidad, sino que es el
sustento de toda la película. Es por esto por lo que la escena más representativa, y
la cual escogimos para analizar, es en la cual Tom Baxter (personaje de ficción de
la película) sale de la pantalla, la toma de la mano y la saca del teatro para poder
estar a su lado, y no tener que regresar a la película.

Aumont en el libro Estética del cine, capitulo de el filme como representación visual
y sonora, da la siguiente idea: “Se puede decir que la superficie rectangular que
delimita el cuadro (…) es uno de los primeros materiales sobre los que trabaja el
cineasta”, (1983, p. 20) la cual fue un aspecto primordial que tuvo en cuenta el
director al momento de hacer película, pues con el cambio de cuadro es que se
hace posible mostrar con mayor fuerza el cambio de la ficción a la realidad, tomando
ficción como la película dentro de la película, y la realidad como la atmosfera la que
vive Cecilia.
En primer lugar, Aumont explica que el cuadro se refiere explícitamente a los limites
que definen el espacio en el cual se desarrolla la película, es decir, las dimensiones
y proporciones que crean el ancho de la película-soporte y las dimensiones de la
ventanilla de la cámara; que en conjunto definen lo que se denomina formato de
filme. Con la llegada del cine sonoro, el formato toma una forma más cuadrada de
lo que estamos acostumbrados a ver, ya que, al tener un ancho de 2,5mm, crea una
relación de 1.25:1, lo cual significa que
tiene 1,25 de largo y 1 de alto. Y es este
formato el que utiliza el director para crear
el escenario de ficción (Img. 1), pues al
suponerse que era una película que se
estrenaba en los años 20, era apropiado
mostrar el formato mas usual de aquel
entonces, es por esto que en la pantalla
del teatro en la cual se rueda la película
que Cecilia ve, la imagen es muy cuadrada. Img. 1

No obstante, el formato en el que Woody Allen, proyecta gran parte de sus películas,
incluida esta, es de un ancho de 35mm, con una relación de 1.85:1, lo que genera
que la imagen del mundo realidad sea rectangular, marcando la diferencia con el de
ficción. (Img. 2) sin embargo, justo cuando Tom Baxter cruza la pantalla y entra a el
mundo real, dicho contraste desaparece, debido a que cuando vuelven a mostrar
las escenas de ficción estas se ven del mismo tamaño: 35mm (Img. 3), evidenciando
que se ha roto esa barrera entre mundo real y mundo de ficción, y ambos hacen
parte de uno mismo, figura clave para complementar y dar fuerza a la historia.
Img. 2

Img. 3

https://imagensonido.weebly.com/uploads/4/1/2/6/41260093/tipos_y_formatos_de_
pelcula.pdf

http://www.harmonicacinema.com/formatos-cinematograficos-i/

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