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Fue el mismo Pescador quien construyó el barco que
usaba todos los días para pescar: cuando era niño había
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aprendido con su padre a hacer barcos.
Brasil
El padre
cuento
había Lygia Bojunga
aprendid s XX
o con el
abuelo.
Pero el
Pescador
no tenía
hijos para enseñarles cómo se hacía un barco ni cómo se
al red.
Y allá en alta mar, atravesando la noche, ellos
conversaban hasta más no poder. Es decir, el Pescador
pensaba en voz alta y el Barco escuchaba: así era la
retumbando.
Tuvieron miedo.
Y el mar también. El mar se llenó de pavor: se fue
erizando, se fue encrespando.
tras otra. Una más alta que la otra. Para ver si una de
ellas tapaba el cielo.
Las olas elevaban al Barco; el Pescador perdía valor; las
remolinos.
alegró:
allá.
Comenzó la agonía.
Agonía de ser sólo un barco: de no tener mano para
mar?
El Barco esperaba. Esperaba que la mano aguantara.
quieto.
retrasado en el camino.
Casi parecía que era un resoplido del mar.
pesado?!
Pegó otra vez el casco contra el otro; apagó el motor;
comenzó a preparar la cuerda de nuevo.
La cuerda tiró.
El Barco se atascó con fuerza.
La cuerda se reventó otra vez.
dijo:
—Voy adentro a mirar —no esperó la respuesta de su
padre: un casco ya estaba recostado al otro y el Niño,
¡puf!, brincó hacia dentro del barco y fue directo a la
cabina.
—¿No oyes que te estoy llamando, niño? ¡qué estás
haciendo aquí!
—Jugando...
El pescador, irritado, apurado, examinó todo, timón,
cabina, casco.
—¿Solo?
—Este barco es mío. Tú siempre me dices que me vas a
dar un regalo y nunca me lo das. Y ahora me dices que
—¡Vamos!
—No voy.
—¡No sale!
Comentarios
La puta de Mensa, de
Woody Allen
junio 15, 2011
El componedor de cuentos
Autores
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Ulises
Granados
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